Capítulo 3.11 - La psicóloga

El mundo real/ Viernes (1/ 2)

Me desperté temprano... apenas pude dormir en toda la noche recordando toda la conversación del día anterior con mi ex-marido... debí hacer ruido dando vueltas en la cama porque enseguida escuché cómo mi madre me llamaba preguntando si estaba despierta.

  • ¿Qué pasó ayer hija?... cuéntale a tu madre.

Poco a poco fui contándole a mi madre toda la conversación que había tenido con mi ex-marido, prácticamente con pelos y señales... omití por supuesto todos los detalles donde me había acusado de no haberlo complacido nunca sentimental, ni sexualmente... y claro que sí... que no se lo conté por vergüenza, porque hasta en eso tenía razón.

  • ¿Y ya está?... ¿eso es todo hija?

  • ¿Te parece poco? – dije con rabia.

  • Vale hija tranquila – dijo acariciando con ternura mi cara.

Permanecimos en silencio un largo rato hasta que me pidió ayuda para levantarse... tras ayudarla la llevé al salón donde encendió la televisión y me fui a preparar el desayuno para las dos... desayunamos juntas y luego me senté a su lado... tenía la vista puesta en la televisión pero ni la veía, ni la escuchaba... ella miraba alternativamente la televisión y a mí, pero no se atrevía a decir nada... lo intuía, lo notaba, quería decirme algo...

  • ¡DILO YA MAMÁ!... dime que me lo advertiste toda la vida y que nunca te hice caso... dime que me merezco todo lo que me ha pasado.

  • ¡HIJA!... ¿de verdad esa es la idea que tienes de tu madre? – dijo con sorpresa.

  • ¿Mamá? – dije desconcertada.

  • Hija... por encima de todo soy tu madre y te quiero... habré cometido muchos errores, eso ni puedo, ni voy a negártelo... sé que hemos discutido muchas veces porque no me gustaba tu forma de ser, tu forma afrontar la vida y tratar a las personas que te quieren... además ese orgullo que tienes y te pierde nunca ha ayudado a que nos entendiéramos... pero te aseguro que todo lo que he hecho ha sido siempre por tu bien y por eso he intentado tantas veces hacerte entrar en razón cuando pensaba que estabas cometiendo errores... pero mi único objetivo era conseguir que fueras feliz, ayudarte a ser feliz... jamás en la vida, jamás, me habrás escuchado reprocharte nada de lo que has hecho o decirte que lo que ha pasado ya te lo había advertido yo... ¿de verdad piensas que voy a empezar a hacerlo hoy?

  • ¡Ya lo sé mamá!... pero ahora ya no puedes hacer nada... lo he estropeado todo.

  • Hija... siempre podré ayudarte... ¿qué es lo que de verdad te pasa?... sin rodeos.

  • Me he dado cuenta de lo egoísta que he sido siempre ahora que me he visto sola mamá... he hecho las cosas pensado siempre en mí misma y sin importarme para nada lo que pensaban los demás o sus sentimientos... las buenas personas que había en mi vida han ido poco a poco desapareciendo... mis amigas, mi ex-marido, mis padres... aunque a decir verdad, más bien he sido yo la que las ha ido apartando porque pensaba que no las necesitaba, pensaba que no necesitaba a nadie... y cuando he necesitado a alguien me he dado cuenta de la realidad, de que estoy sola, porque las únicas personas que ahora me rodean son personas tan egoístas como yo, personas que sólo piensan en ellas mismas.

  • ¿Y cómo puedo ayudarte hija?

  • Ya lo has hecho mamá... estás aquí conmigo, escuchándome y tratando de animarme... diciéndome las cosas claras, con sinceridad y sin reprocharme nada... como has hecho siempre.

  • ¿Y qué es lo que quieres hija?... ¿qué necesitas?

  • Quiero que todo vuelva a ser como antes – dije en un susurro – recuperar la vida que poco a poco fui dejando escapar entre mis dedos por no saber valorarla... quiero recuperar a mis buenas amigas, aquellas chicas del barrio y quiero...

Mi madre agarró una de mis manos colocándola entre las suyas y la apretó como si intentara darme fuerzas para que dijera en voz alta algo que las dos ya sabíamos.

  • ... quiero recuperar a mi ex-marido mamá... ¡eso es lo que quiero!

  • ¿Sólo lo quieres hija?... no lo quieras... ¡hazlo!

  • Ya es tarde mamá – dije con lástima.

  • No lo hagas hija... no te rindas ahora... todos los días de tu vida has luchado por lograr todo lo que te proponías, todo lo que querías, y nunca te has rendido hasta conseguirlo... eso es lo bueno que has heredado de tu padre, la determinación, las ganas de luchar... no pierdas eso también rindiéndote ahora.

  • Esto es diferente mamá... ahora no importa que ponga todo mi empeño en conseguirlo, porque no depende sólo de mí.

  • Hija... siempre has sido demasiado orgullosa... trágate ese orgullo por una vez en tu vida y acepta que la respuesta puede ser NO, pero lucha... ¿qué puedes perder?... conoces a ese hombre mejor que nadie en el mundo porque estuviste casada con él varios años... sabes que no tiene pareja, conoces sus sueños, sabes qué quiere y estoy segura que sabes cómo hacerle feliz... la pregunta que tienes que hacerte a ti misma es si deseas intentarlo.

  • Sí mamá... claro que quiero, lo deseo... pero...

  • Entonces no hay peros hija... ¿por qué quieres quedarte aquí sentada mientras esperas que otra mujer haga lo que tú quieres hacer?... al menos, vete de nuevo a hablar con él... ¡inténtalo!... es tu vida, tu felicidad lo que está en juego... mira cómo te sientes ahora, como lamentas lo que sucedió entre vosotros... ¿piensas estar lamentándolo toda la vida y añadir a ese sentimiento la duda de qué habría pasado si lo hubieses intentado?

Comimos juntas casi en silencio... mi madre me miraba con curiosidad y yo daba vueltas en mi cabeza a toda la conversación que habíamos tenido... ¿y si tenía razón?... al menos debería intentarlo, el día anterior no me había atrevido... pero ¿qué podía perder?... después de comer le dije a mi madre que tenía razón y ella afirmó con la cabeza y una sonrisa.

Así que tras darle las gracias, un gran abrazo y un sonoro beso, me despedí de ella con ánimos renovados... me fui a casa y empecé a buscar qué ropa podía ponerme, quería estar realmente atractiva cuando estuviera de nuevo frente a él... entonces recordé la ropa interior que me había regalado aquella puta e hija puta para entregarme a uno de sus clientes... al final iba a servir para algo... busqué unos zapatos negros de tacón alto y coloqué varios vestidos sobre la cama.

Me depilé con esmero y me duché... cepillé mi pelo, me maquillé hasta el más mínimo detalle y me perfumé... después me fui a la habitación y me puse aquella ropa interior, las medias de seda, el liguero, el tanga, el sujetador sin copas y unos zapatos con un tacón de aguja altísimos... me miré al espejo y estaba realmente increíble, creo que nunca me había visto a mí misma tan sexy y tan atractiva... puede que incluso, tan puta... entonces miré los vestidos que había seleccionado y una idea loca se me pasó por la mente... ¿y si no me ponía ninguno de ellos?... tenía un abrigo negro largo que me llegaba casi hasta los tobillos.

Busqué el abrigo en el armario y tras ponérmelo me coloqué delante del espejo... no se notaba nada, nadie podría llegar a imaginar que estaba casi desnuda bajo aquel largo abrigo negro... entonces me abrí el abrigo, una sonrisa maliciosa se dibujó en mi cara y diciendo en voz alta un –

a por todas

– me quité el tanga.

Una vez vestida abrí uno de los cajones de la cómoda y miré con lástima aquella pequeña caja... decidí meterla en un gran sobre sepia y tras coger mi bolso iba a salir de casa... me entraron las dudas y los nervios, así que me detuve en el salón... me serví un gran vaso de coñac hasta arriba que bebí de un solo trago... eso me ayudaría... había llegado la hora de luchar por encauzar mi vida con todas mis armas... incluidas mis armas de mujer... mi destino y mi felicidad dependían de ello.

Mientras esperaba el taxi frente a mi edificio observé con curiosidad cómo se comportaba la gente que me rodeaba... los hombres me miraban fascinados, alguno de ellos incluso volteaba la cabeza tras haber pasado a mi lado... las mujeres me miraban entrecerrando un poco los ojos, esa mirada tan femenina que puede significar muchas cosas, que puede expresar muchos sentimientos... pero estaba casi segura de que en el fondo lo que todas sentían era envidia porque yo era mucho más guapa que ellas.

Cuando llegó el taxi le di la dirección de la casa donde vivía mi ex-marido... alrededor de las seis de la tarde estaba frente a aquella puerta... pero no estaba nerviosa, el coñac funcionaba, todo lo que sentía era determinación... llamé a aquella puerta y la puerta se abrió... empujé con decisión aquella puerta para poder entrar y sin esperar ningún tipo de invitación caminé sin mirar atrás clavando los tacones en el suelo con decisión, hasta que me planté de pie en medio del salón y me gire... mi ex-marido me miraba con extrañeza desde la puerta, hasta que finalmente la cerró y caminó hacia el salón mientras me miraba atónito.

  • ¿Qué coño haces aquí doctora?... ayer ya quedó todo claro.

  • He estado pensando mucho en la conversación que tuvimos ayer... y también en lo que quiero para mi vida... quiero... más bien necesito un cambio... voy a empezar de cero, y lo primero que necesito es un nuevo trabajo... ¡vengo para una entrevista de trabajo!...

  • ¿Pero qué cojones estás diciendo doctora?... ¿te has vuelto loca?

  • Sé que tu asistenta está embarazada y que pronto vas a necesitar alguien para que cuide de esta casa... te voy a ahorrar el trabajo de tener que hacer entrevistas a nuevas candidatas, no encontrarás ninguna candidata mejor que yo, te he traído hasta mi currículum.

  • Doctora... ¡te has vuelto completamente loca!

Mi ex-marido me miró aún con más extrañeza, poniendo cara de no entender nada, cuando alargué mi mano para entregarle aquel gran sobre sepia... tras cogerlo... abrió aquel sobre, sacó aquella cajita y tras abrirla y ver su contenido me miró completamente desconcertado.

  • Una vez me entregaste ese anillo como símbolo de tu eterno amor por mí, aunque yo no te había demostrado nada... me ayudaste a cumplir mis sueños, incluso sacrificando los tuyos, buscando en todo momento hacerme feliz y puedo asegurarte que lo lograste... era muy feliz... me ha llevado mucho tiempo, quizá demasiado, entender que aquella felicidad no sólo residía en las cosas materiales que tenía o que me dabas... la parte más importante de esa felicidad eran las inmateriales que no supe valorar... tu compañía, tu cariño, tus abrazos, tus besos...

  • Doctora... ¿estás de broma? – dijo con sorpresa.

  • Para nada... trabajaré gratis en esta casa veinticuatro horas al día y los siete días de la semana si hace falta, para que te des cuenta que de verdad te amo, que siempre te amé aunque no supe demostrártelo... seré todo lo que necesites en todo momento, absolutamente todo... tu asistenta y tu chacha cuando no estés en casa... pero también seré tu puta y tu esclava sexual cuando estés en casa si hace falta... para intentar devolverte, al menos, una gran parte de la felicidad que tú me diste siempre... y quizá así, si me lo permites, con el tiempo pueda ayudarte a que alcancemos juntos esos sueños que tenías para nosotros y que egoístamente te negué en el pasado.

  • Doctora... ¡VETE A TU CASA! – me gritó.

  • Haré todo lo que quieras, soportaré todas tus humillaciones como tú tuviste que soportar las mías... te lo prometo, te obedeceré en todo lo que me mandes... con una excepción... bajo ninguna circunstancia voy a aceptar un no por respuesta y no me voy a ir a mi casa hasta que no me des la oportunidad de demostrarte que sirvo para hacer el trabajo... te suplicaré aquí y ahora todas las veces que haga falta hasta que me digas que SÍ... chacha, asistenta, puta y esclava sexual... todo lo que quieras... todo lo que necesites.

  • Doctora... esto es el colmo... ¿qué pretendes? – dijo ya indignado.

  • Esta segunda vez pretendo ganarme de verdad que ese anillo esté colocado en mi dedo... te demostraré que no te arrepentirás jamás en la vida de darle una segunda oportunidad a nuestro matrimonio, que no vamos a lamentarlo ninguno de los dos, como sucedió la primera vez... porque aunque no te lo creas, yo también lo lamento, incluso mucho más que tú.

  • De acuerdo doctora – suspiró – si aceptara y no estoy diciendo que vaya a hacerlo... ¿qué pasará cuando se acabe todo?... ¿qué pasará cuando uno de los dos se harte?

  • Yo no me hartaré jamás de intentar hacerte feliz... pero si cuando tu asistenta pueda volver a trabajar tras tener a su hijo sigues queriendo que me vaya, con todo el dolor de mi corazón aceptaré tu decisión, me iré y te prometeré no volver a molestarte nunca... pero ya te aviso, en caso de que no me digas nada, me quedaré para siempre aunque decidas no volver a poner ese anillo en el lugar que le corresponde, en el lugar del que nunca debió moverse, en mi dedo... sin embargo, espero que ese día llegue más pronto que tarde, el día que ese anillo vuelva a mi dedo... y no perderás nada, la puta y esclava se quedará para complacerte siempre... sólo dejaré de ser tu asistenta y tu chacha, y pasaré a ser lo que una vez fui y no supe valorar, ser tu mujer... y lo que una vez no quise ser y ahora deseo más que nada en este mundo, ser la madre tus hijos.

Se quedó petrificado mirándome sin saber qué decir... entonces doblé la apuesta, abrí el abrigo y lentamente lo dejé caer sobre el suelo, mostrándome ante él con aquel sujetador negro sin copas que realzaba mis pechos y los dejaba al aire, el liguero negro a juego cuyas tiras sostenían unas medias de rejilla con un bordado a medio muslo y los zapatos negros de tacón de aguja... le sonreí y me giré sobre mí misma para que observara mi todo mi cuerpo perfectamente aseado, depilado y perfumado para él.

  • ¿Puedo empezar a trabajar ahora...si usted quiere

jefe

? – dije con mi voz más seductora, llevándome uno de mis dedos a la boca mientras me mordía el labio inferior.

  • ¿De verdad esto es lo que quieres doctora?... acabarás arrepintiéndote de no haber escogido la opción de irte para siempre de esta casa...

  • ¿Arrepentirme de estar con el hombre que amo?... ¡JAMÁS!... ya me he arrepentido mucho tiempo por haberte perdido, no sabes cuánto... pero ¡JAMÁS ME ARREPENTIRÉ DE RECUPERARTE!... o al menos de intentarlo – dije con decisión.

Puse mi mejor sonrisa seductora y con mi lengua mojé con sensualidad mis labios para luego morderme el labio inferior de nuevo, intentando nuevamente provocarlo... la tremenda erección que empezaba a notarse bajo su pantalón me confirmaba que iba por buen camino para ganar la primera batalla de lo que ya preveía como una larga guerra... una erección que también tuvo efecto en mí, me hizo sentirme deseada y muy excitada, noté como mis pezones se endurecían y mi sexo se mojaba... finalmente levanté una de mis manos y con el dedo índice le hice un gesto para que se acercara.

  • Voy a ser la mujer que siempre deseaste que fuera... la mujer que siempre te mereciste... la mujer que siempre me negué a ser por mi egoísmo y mi orgullo... y te aseguro que seré feliz siéndolo cada día de mi vida, cada hora, cada minuto, cada segundo... porque me he dado cuenta que mi vida es mucho mejor estando contigo que sin ti.

Dudó unos segundos donde supongo que todavía desconcertado valoraba los pros y los contras de aceptar mi propuesta... ni un solo músculo se movió en su cara, pero cuando comenzó a caminar hacia mí me felicité por haber ganado definitivamente la primera batalla... cerré mis ojos, abrí ligeramente mis brazos para recibirlo y abrazarlo, junté mis labios preparándome para recibir de nuevo uno de aqullos besos suyos, suaves y delicados, que tanto anhelaba...