Capítulo 2.9 - La psicóloga

El congreso/ Viernes (1/ 2)

Me desperté el viernes en la habitación de aquella pensión y me vestí todo lo rápido que puede para salir corriendo de allí, ni siquiera me duché o busqué el comedor para desayunar... cualquier mujer decente habría hecho lo mismo si la opción era ducharse en alguno de aquellos baños comunes presumiblemente inundados de fluidos corporales después de lo que había escuchado durante toda la noche o compartir desayuno con aquellos hombres y aquellas mujeres, muy posiblemente putas, que se habían pasado toda la noche follando como animales.

Me fui a la universidad y pregunté en conserjería a una mujer cómo y dónde podía conseguir información de un antiguo alumno... le mentí... le dije que trabajaba en el departamento de recursos humanos de una empresa cercana y que necesitaba algunos datos para comprobar la veracidad del currículum que nos había enviado.

Tecleó en su ordenador el nombre que le di y me miró de una forma extraña que no supe cómo interpretar... imprimió un documento y con un bolígrafo escribió algo a mano por la parte de atrás antes de dármelo... me indicó que si necesitaba verificar el expediente académico pasara por la secretaria del campus situada al final del pasillo en ese mismo edificio, para añadir que si lo que buscaba era otro tipo de información buscara la sede del periódico del campus en el edificio lateral y solicitara una copia del ejemplar publicado en la fecha que acababa de escribirme al dorso del documento que me daba... me pareció extraño que recordara con tanta exactitud la fecha de publicación del ejemplar que tenía que solicitar.

Tras despedirme fui a desayunar a la cafetería y leí con curiosidad el documento que me había dado aquella mujer... allí figuraban sus datos personales de la época de estudiante, el número de expediente académico y el periodo de tiempo que había sido alumno de aquella universidad... me sorprendió que hubiese abandonado la universidad a mitad de curso y justo dos días después de haber ganado aquel campeonato de golf... así que tras desayunar y como no tenía ningún interés en su expediente académico, me dirigí a la sede del periódico del campus para solicitar el ejemplar exacto que aquella mujer me había escrito en el documento.

Cuando me dieron el ejemplar observé que en la portada dos grandes noticias compartían protagonismo... la victoria de uno de los alumnos en el torneo regional y una gran tragedia que había afectado a varios alumnos del campus en una de las múltiples fiestas que se desarrollaban durante los fines de semana... el periódico estaba en inglés así que decidí buscar un lugar tranquilo fuera del campus, quizá una cafetería, donde tomarme algo para leerlo con más calma.

Pasé directamente a leer la noticia de la tragedia ya que del campeonato de golf ya tenía bastante información... al parecer durante una fiesta la noche del sábado en uno de los locales de copas que era bastante frecuentado por los estudiantes de la universidad, el dueño del local, su hijo que era alumno de la universidad, una chica que era relaciones públicas del local y alumna de la universidad, dos clientes y otra chica que era también alumna de la universidad... habían muerto de sobredosis al consumir una droga que la policía sospechaba que había sido previamente adulterada... al final de la noticia se indicaba también que un individuo, antiguo camarero del local y que había sido despedido unos meses antes, había sido detenido como sospechoso y acusado de todas las muertes.

Continué ojeando aquel periódico universitario, leyendo por encima los titulares de las noticias hasta que llegué a la última página y me encontré con el editorial cuyo título podía traducirse más o menos como...

Una misma moneda, dos caras, ¿paraíso o infierno?

¿Cuántas veces en la vida hemos tocado el cielo para descubrirnos en el mismísimo infierno?... ¿cuántas veces hemos hecho algo grande y en el recuerdo sólo nos quedará algo tan terrible que preferiríamos olvidar al instante?... la vida tiene dos caras, es como una moneda, es imposible mirar sólo una de ellas y tratar de ignorar que existe la otra.

Los seguidores del golf universitario estadounidense, decenas de cientos de miles de curiosos de todo el país atraídos por su hazaña y, por supuesto, todos nosotros como sus conciudadanos teníamos los ojos y los oídos puestos en lo que sucedía en aquel famoso campo de golf a unas cien millas de distancia... un jugador anónimo, una persona desconocida para muchos de nosotros sus vecinos, de hecho para casi todos, pero uno de los nuestros al fin y al cabo... nuestra pequeña ciudad, por fin, colocada en el mapa... nuestra modesta y anónima universidad dada a conocer a nivel nacional... reporteros de la prensa local y también algunos reporteros de todo el país llegando raudos a nuestras calles, todos corriendo de un lado al otro preguntando cualquier ínfimo detalle a quienes paseaban... ilusionados esperando la respuesta y suspirando decepcionados al recibir un no por respuesta... todos en esta ciudad con la vista puesta en lo que sucedía a cien millas de distancia y nadie se dio cuenta que justo a nuestro alrededor, aguardaba la tragedia.

En una pequeña ciudad como la nuestra no abundan las alegrías, y cuando se confirmó su victoria en la tarde del domingo todos nos imaginamos levantando aquel trofeo dorado como si lo hubiéramos ganado, como si cada uno de nosotros hubiera participado en parte de aquel tremendo éxito, como si fuera algo propio... júbilo en las calles de nuestra pequeña ciudad, vehículos tocando sus cláxones, todos nos fuimos felices ese día a la cama y nos levantamos al día siguiente deseando conocer más detalles sobre todo lo ocurrido, sobre aquella hazaña... sin embargo, lo que todos creíamos el paraíso, era para nuestro héroe el mismísimo infierno... la moneda en la que todos veíamos cara, ocultaba para nuestro héroe una cruz enorme al otro lado... el trofeo dorado que veíamos todos en las fotos, era un trofeo de color rojo sangre para quien instantes después de ganarlo conoció que sus seres más cercanos habían muerto la noche anterior en una conocida discoteca de nuestra ciudad.

Su novia no le estará esperando a su regreso, sus mejores amigos no le harán ninguna fiesta para celebrar su victoria, ni siquiera su jefe ya abrirá más la discoteca donde trabajaba... un sueño hecho realidad, transformado en la peor de las pesadillas... un evento que quedará para siempre grabado en su memoria por dos hechos ligados, como cualquier vulgar moneda que sostengamos en las manos... con su cara y su cruz... ¿qué es lo importante?... ¿cara o cruz?... ¿paraíso o infierno?

Menuda historia... ahora ya entendía algunas de las reacciones de mi paciente cuando hablamos sobre determinados temas la semana anterior, el motivo de alguna de sus evasivas para no contestar abiertamente a mis preguntas... pero en realidad ignoraba hasta qué punto sabía o desconocía todo lo que sucedía con la gente que le rodeaba en aquel momento de su vida... y sin embargo, extrañamente el problema según me había dicho se debía a algo que estaba sucediendo en la actualidad... pero si había superado aquello... ¿qué podía ser todavía peor?

Comí algo pues mi reloj indicaba que ya había pasado el mediodía y me dirigí al coche para emprender el regreso al hotel... mientras conducía de vuelta por aquellas carreteras rectas e interminables pensaba en mi vida y la comparaba con la de mi paciente... ¿qué pasaría si un día al levantarme de la cama descubriese que toda la gente que me importaba estaba muerta?... preferí no pensar ni por un momento en vivir una situación así... sin embargo, si vino a mi mente otra pregunta... ¿había alguna diferencia?... ¿cómo había terminado así?... ¡SOLA!... alejando completamente de mi vida a las personas que me querían... salvo mi padre, todas esas personas que me querían estaban todavía vivas... pero la realidad era, que en sentido figurado, yo ya las había matado, había matado mi relación con ellas.

¿Mis padres?.... me había distanciado de ellos incluso sabiendo que me querían con locura, especialmente mi padre, que aunque ya no estuviera presente me lo había demostrado siempre... pero también sabía que mi madre me quería y mucho, que cada una de las discusiones que teníamos era su forma de demostrarme su amor y su preocupación por mí...

¿Mi ex-marido?... nunca pude negar que fue conmigo un buen hombre a pesar de su infidelidad, sabía lo mucho que me quería, sabía que me adoraba y me trataba como una auténtica reina... pero bueno, tampoco podía engañarme a mí misma sobre ese tema, hasta hacía una semana no pensaba en él sin que vinieran a mi mente unas cuantas palabras y adjetivos poco agradables.

¿Mis amigas de la infancia?... ¿qué decir de ellas?... supongo que se cansarían de recibir excusas cuando me llamaban para vernos o para planear hacer algo juntas... poco a poco sus llamadas se distanciaron en el tiempo hasta que un día ya no llamaron más... supongo que cualquiera haría lo mismo si sus llamadas no son atendidas y pensándolo aquel día en perspectiva, llegué a la conclusión de que no podía culparlas.

¿Mis amigas?... las que pensaba que eran mis amigas y había conocido durante mi época universitaria no eran más que tres personas interesadas que ponían sus propios intereses personales por encima de nuestra amistad... de ellas sí que hubiese hecho bien en alejarme mucho tiempo antes... ¿estarían realmente preocupadas por mí cuando me divorcié o sólo buscarían confirmar que podían lanzarse abiertamente a pescar a mi ex-marido?... seguro que cuando estaba de viaje para asistir a algún congreso, quedaban entre ellas para ponerme verde y reírse de mí... eso sí... lo harían cuando coincidiese que ninguna estuviese demasiado ocupada... con una lolita entre las piernas comiéndole el coño, o en el servicio de un bar rogando que le dieran por el culo como a una vulgar puta... ¿y la otra del grupito?... una bajita tetuda regordeta que ya ni si quiera me caía bien y había dejado de llamarla, estaba casada con un cerdo que no hacía más que babear mirándome, decirme cosas soeces y lanzarme indirectas las pocas veces que me veía... ¿y el día que se lo dije a ella?... ¿qué hizo?... se enfadó... ¿qué culpa tenía yo de que estuviese casada con un cerdo?

¿Y las dos personas en las que más confiaba en la vida?... las dos traidoras...

¿Mi ex-mejor amiga?... la zorra que se había follado a mi ex-marido en la boda de mi hermana... aunque al menos tenía que reconocerle el valor de haberse atrevido a sincerarse conmigo hablándome a la cara con claridad, incluso con crueldad en algún caso, pero de eso a perdonarla por lo que había hecho...

¿Mi hermana?... ¿cómo podía haberle insinuado tan siquiera a mi ex-marido que le era infiel?... ¡MENUDA HIJA DE PUTA!... sabía que me había envidiado siempre... pero desconocía hasta qué punto esa envidia se había ido transformado con el tiempo en odio y en rencor hacia mí... no se lo iba a perdonar en la vida... antes muerta.

Y para acabar... totalmente desilusionada con mi profesión, con mi trabajo, tras lo sucedido en aquel congreso... una profesión, un trabajo que adoraba y por el que había sacrificado muchas cosas... quizá demasiadas.

Cuanto más lo meditaba, más segura estaba de que quizá mi madre siempre había tenido razón cuando me insistía una y otra vez que tenía que cambiar, que si seguía por ese camino llegaría un día en el que me despertaría amargada y sola... pues había acertado, ya estaba sola y amargada...¿y cómo se lo había pagado?... discutiendo con ella cada vez que me lo decía, hasta el punto de haber acabado distanciadas y sin hablarnos... ¿cómo era posible que mi vida hubiese acabado siendo un auténtico desastre y no me hubiese dado cuenta absolutamente de nada?

Mientras conducía y ya viendo la ciudad donde se encontraba el hotel en el que me alojaba ya al fondo, volví a recordar, con lágrimas en los ojos, aquella sensación de angustia, de extrema soledad que tuve cuando regresé a la habitación tras la embarazosa experiencia en el congreso y me decidí... tenía que tomarme un tiempo libre, una semana, un par de semanas quizá, para pensar qué hacer con mi vida y cómo encauzarla... ¿debía intentar arreglar los errores del pasado, de mi pasado?... ¿debía hacer borrón y cuenta nueva mirando solamente al futuro?... meditar bien la respuesta a esas preguntas me parecía indispensable para poder seguir adelante, sólo tenía que decidir dónde hacerlo, alargar mi estancia en aquel lugar aprovechando que ya estaba allí o buscar un destino nacional tranquilo cuando llegara a España.

Llegué finalmente a mi habitación a media tarde y decidí que lo primero que haría sería darme un largo baño para relajarme puesto que por la mañana no me había atrevido a ducharme en aquella pensión en la que había dormido... preparé la bañera y me metí dentro dispuesta a relajarme durante un par de horas.

Serían alrededor de las ocho cuando con ropa cómoda y el pelo aún algo húmedo salía del baño, no tenía nada que hacer y tampoco planes, así que busqué una forma de hacer tiempo hasta que anocheciera definitivamente y llegara la hora de irme a la cama... me senté en la mesa que había en la habitación con mi ordenador portátil delante y empecé a buscar información sobre lugares donde poder irme de vacaciones.

Tras un rato navegando vino a mi mente todo lo que había averiguado ese día sobre mi último paciente, me parecía sumamente importante y aunque la información no había surgido durante las sesiones que teníamos, quizá en un futuro podría serme útil para ayudarme a enfocar mejor la conversación si volvía a surgir de nuevo el tema.

Abrí un programa con el que grababa periódicamente mis reflexiones sobre las sesiones que tenía con cada uno de mis pacientes, una especie de diario donde grababa en video toda la información que consideraba relevante y mis reflexiones, procurando mencionar cada detalle que me pareciese importante... todo el mundo piensa que la mayoría de los psicólogos utilizan una libreta, pero a mí me parece más útil tener esos archivos ya que podía verlos y sobre todo escucharlos en cualquier lugar.

Alrededor de las ocho y media grababa mis reflexiones mirando la cámara del ordenador portátil cuando sentí como llamaban a la puerta de la habitación... me pareció extraño puesto que no esperaba a nadie... minimicé todas las ventanas, bajé ligeramente la tapa y fui a abrir