Capítulo 2.5 - La psicóloga

El congreso/ Miércoles (3/ 4)

Sentí como me agarraba de la cintura y pasaba uno de mis brazos sobre su hombro, comenzamos a caminar, yo torpemente, mientras me sentía como si flotara en una nube aunque ya no tan mareada como antes... salimos del servicio y me acompañó hasta una pequeña sala privada... una suave música se escuchaba en aquella sala, había un gran armario con bebidas tenuemente iluminado con luces led junto a la puerta, una mesa en una de las paredes laterales y un gran sofá en forma de ele... la parte corta del sofá estaba apoyada contra la otra pared lateral y la parte larga quedaba justo delante de la puerta, frente a una gran pared que estaba extrañamente vacía... rodeamos el sofá y me ayudó a sentarme quedando yo de espaldas a la puerta...

  • Esta es una de las salas privadas del club... aquí tendremos un poco más de tranquilidad para que te relajes y se te pasen un poco los efectos del alcohol rubia... no puedo llevarte hasta el hotel en este estado, está demasiado lejos para cargar contigo todo el camino... será mejor que descanses un rato... voy a buscar nuestras cosas a la mesa donde estábamos antes... vuelvo enseguida.

Sentí cerrarse la puerta, me quedé allí sola, todavía un poco mareada y con un tremendo calor en mi interior, me molestaba la luz y busqué con la mirada si había algún interruptor en la sala para poder apagarla, la tenue iluminación del armario para bebidas debía ser suficiente para ver perfectamente en el interior de aquella sala... encontré un interruptor en la pared, me acerqué y lo apreté... se apagó la luz superior y volví a dejarme caer en el sofá...

Cerré los ojos y apoyé la cabeza en el respaldo, como si estuviera mirando al techo aunque tenía los ojos cerrados, un par de minutos... cuando los abrí de nuevo observé que gran parte de la pared que había frente a mí había desaparecido... allí a través de un cristal veía una sala con varios espejos y en el centro una plataforma que giraba lentamente... sobre la plataforma había una mulata que a cuatro patas, como una perra, era penetrada desde atrás mientras le chupaba la polla a un segundo hombre arrodillado frente a ella... el lento giro de aquella plataforma hacía que pudiera verse lo que en ella ocurría desde todos los ángulos y con máximo detalle.

Instintivamente, llevada por la excitación que sentía, el calor en mi interior y aquella escena, me levanté la falda, abrí mis piernas y comencé a acariciarme sobre las bragas que ya tenía empapadas... para cuando la plataforma empezaba su segunda vuelta estaba completamente excitada e hipnotizada por la escena... desinhibida y sin preocuparme de dónde estaba, me había quitado las bragas lanzándolas sobre la mesa, mi falda estaba enrollada en mi cintura y un par de botones de la blusa estaban desabrochados... mis piernas volvían a estar muy abiertas, dos dedos acariciaban mis labios vaginales y me introducía con bastante facilidad un tercer dedo en mi interior al estar completamente mojada.

Con mi vista fija en la imagen de aquellas tres personas que estaban follando me olvidé de todo, sólo me preocupada el placer que me estaba proporcionando a mí misma... aumenté ligeramente el ritmo y empecé a gemir y jadear levemente, hasta que sentí el ruido de la puerta al abrirse... entonces me bajé la falda como pude y me giré...

  • Vaya, vaya... rubia... te dejo sola dos minutos y veo que has empezado la fiesta sin mí... espero que no te importe que me una a tu fiesta particular – dijo cogiendo mis bragas y acercándolas a su nariz para olerlas.

Estaba tan excitada y desinhibida, que al escuchar aquellas palabras y ver como olía mis bragas, ignoré su presencia por completo y volví a concentrar mi mirada en el espectáculo frente a mí... levanté de nuevo mi falda y empecé de nuevo a acariciar mi sexo emitiendo de nuevo pequeños gemidos y jadeos... se acercó entonces a mí y agarrando mis dos manos me hizo levantarme.

  • Vamos a bailar rubia... para no entusiasmarte, lo estabas haciendo muy bien ahí fuera.

Sus brazos rodearon mi cuerpo y empezamos a bailar, me dejé llevar... sus abrazos apretaron nuestros cuerpos y volvió a besar mi cuello... fue bajando sus manos lentamente acariciándome, haciéndome sentir pequeñas descargas eléctricas y provocándome escalofríos... empezó a jugar con mi falda que se había bajado al levantarme, sus dos manos agarraron con fuerza mi culo sobre ella y me besó en los labios, pude sentir su lengua tratando de invadir mi boca... un par de minutos más tarde, mi falda caía al suelo y sus manos subieron entre nuestros cuerpos hasta agarrar mis pechos sobre la blusa... abandonó mi boca y comenzó a chuparme el cuello, luego el lóbulo de una oreja, y también a darme lametazos en ella... terminó de desabrochar mi blusa e intentó quitármela... yo agarré sus manos...

  • Nos están viendo – susurré entre jadeos terriblemente excitada mientras me giraba entre sus brazos dándole la espalda, para volver a ver el espectáculo sexual que se desarrollaba en la plataforma.

  • Tranquila rubia... el cristal de esta sala es un espejo por el otro lado, exactamente igual que todos esos que puedes ver tú desde aquí dentro... esos son de otras salas... nadie puede ver qué sucede aquí a no ser que entren por la puerta... y ya está cerrada.

Mientras me decía lo del espejo y me abrazaba desde atrás, bajó una de sus manos para rozar el interior de mis muslos y acariciar ligeramente mi sexo totalmente empapado... cada roce y cada caricia sobre mi cuerpo eran para mí como una descarga eléctrica que lejos de calmar mi excitación la aumentaba... uní una de mis manos a la suya sobre mi sexo... tras besar mi cuello desde atrás utilizó la otra para girarme la cabeza y besar, de nuevo, mis labios con suavidad... pude notar como su lengua salía de su boca y lamía mis labios intentando nuevamente introducirse dentro... esa segunda vez sí que abrí ligeramente mis labios para permitirlo y sentí como su lengua tocaba la mía... el contacto de nuestras lenguas hizo que una explosión de sensaciones se apoderara de mí.

Tras un par de minutos besándonos en aquella incómoda postura, se separó ligeramente de mí y volvió a girarme... nuestros ojos se encontraron frente a frente y deslizó la blusa por mis hombros, desabrochó después mi sujetador para liberar mis pechos y lo lanzó al aire... ya estaba completamente desnuda y su sonrisa demostraba lo mucho que le gustaba lo que estaba viendo... llevó sus manos a mis pechos, los acarició con suavidad y apretó ligeramente mis pezones totalmente tiesos, antes de succionarlos levemente y volver a mirarme a los ojos con deseo.

Me agarró de la cintura y se acercó a mí para besarme de nuevo en los labios... un beso suave al principio que acabó siendo un auténtico beso de tornillo con su lengua penetrando en mi boca y su saliva mezclándose con la mía... sus manos recorrían mi cuerpo acariciándolo son suavidad, hasta que me agarró de una mano y me giró sobre mí misma, una vuelta completa, como si quisiera reanudar nuestro baile... sus ojos volvieron a encontrarse con los míos...

  • Rubia... ¡eres preciosa!... y ese culito en forma de corazón... ¡tremendo!

Agarró mi culo de nuevo con las dos manos estrujando con fuerza mis glúteos y juntó nuestros cuerpos para volver a besarme... luego, separó sus labios de los míos para volver a besar mi cuello con suavidad, pero no se detuvo mucho tiempo esta vez y siguió descendiendo para lamer el canalillo entre mis pechos y posteriormente succionar brevemente cada uno de mis pezones... metió una de sus manos entre mis piernas y recorrió varias veces toda la longitud desde mi sexo llegando hasta mi ano, parecía que intentaba repartir por toda la zona la humedad que salía de mí coño y caía por mis muslos... consiguió con ese gesto que mi excitación aumentara aún más.

  • Túmbate en el sofá rubia y separa bien las piernas – dijo con claro tono de excitación.

Se colocó encima de mí, entre mis piernas y volvió a besarme con delicadeza, con una mano me acariciaba una mejilla y con la otra sujetó una de mis piernas por la rodilla invitándome a rodear con ella su cuerpo, cosa que hice... luego fue subiendo lentamente su mano acariciando mi muslo hasta llegar a agarrar con fuerza uno de mis glúteos... podía sentir su ropa rozando contra mi cuerpo, contra mis pechos y sus pantalones de cuero rozándose contra mi sexo produciéndome una sensación placentera que provocaba en mí excitación y escalofríos, esto último quizá debido a la diferencia de temperatura entre mi piel y el frio cuero.

Comenzó a descender por mi cuerpo sin separar su lengua de él en ningún momento... lamió, chupó y succionó mis pezones suavemente, incluso los rozó ligeramente con sus dientes mientras me sonreía, amenazándome con morderlos en cualquier momento... siguió descendiendo e introdujo su lengua, jugueteando con ella, en mi ombligo... cada una de mis respiraciones era ya más bien un jadeo, un suspiro, de excitación y finalmente su cabeza se introdujo entre mis piernas y su boca llegó a mi sexo... comenzó a darle ligeros lametazos que combinaba con algún suave besito y algún ligero soplido... separó mis labios vaginales con sus manos y metió la lengua dándome un lametazo que me llevó al cielo, consiguiendo que gritara de placer y agarrara su cabeza intentando con desesperación que volviera a hacerlo... quería, más bien deseaba, que su lengua siguiera recorriendo mi sexo, que lo lamiera, que entrara todo lo posible dentro de mí para volver a sentir esa sensación de que tocaba el cielo.

Volvió a lamer con delicadeza cada uno de mis labios vaginales varias veces, para finalmente deslizar uno de sus dedos en mi interior y comenzar un suave movimiento que era facilitado por mi humedad... a medida que aumentaba la velocidad del movimiento, aumentaba la intensidad de mis jadeos y notaba como mi cuerpo poco a poco iba tensándose... apretó con sus labios mi botoncito e incluso simuló morderlo ligeramente con los dientes... en ese instante me corrí gritando mi orgasmo al mismo tiempo que sentí como me temblaba hasta el alma.

Tras el orgasmo me sentí tremendamente satisfecha y relajada... reptó lentamente subiendo por mi cuerpo hasta que me besó en los labios y pude sentir en ellos por primera vez del sabor de mis jugos... un beso que calificaría incluso como algo sucio por su parte... antes de que se nos separamos y viese en su rostro una sonrisa dibujada.

Intenté recuperar mi ropa para vestirme, parecía que tras el orgasmo me había vuelto un poco la cordura que hasta ese instante había olvidado y comencé a sentirme algo avergonzada por lo que había pasado... me agarró con suavidad del brazo...

  • Tranquila rubia... que esto sólo ha sido el primer asalto... nos queda todavía mucha diversión... la noche es todavía muy larga... ¿quieres tomar algo antes de continuar?

  • Creo que ya he bebido bastante... nunca había hecho una locura así – dije avergonzada.

  • Hemos salido a pasárnoslo bien rubia y eso es exactamente lo que estamos haciendo... ¿no te parece?... yo si no te importa, sí voy a tomarme algo... pero prefiero ir a pedirlo fuera, las bebidas de ese armario tienen mucho alcohol y son carísimas, prefiero ir a la barra a pedir un cóctel... vigila la puerta que no entre nadie, enseguida vuelvo...

Y se fue dejándome allí desnuda y algo avergonzada... en cuanto salió apoyé mi espalda contra la puerta para que no entrara nadie, estaba paralizada y trataba de asimilar lo que acababa de pasar en aquella sala... ¿qué me había pasado?... ¿por qué me había comportado así?... mientras esas preguntas asaltaban mi mente, dirigí de nuevo mi mirada hacia el espejo, hacia la plataforma giratoria central... el trío anterior parecía haber terminado... ahora había otro trío formado por dos mujeres muy jóvenes y un hombre de color que tenía una polla enorme, ellas apenas conseguían abarcarla con sus manos y mucho menos metérsela en la boca, aunque por lo que estaba viendo, por intentarlo una y otra vez no iba a ser que no lo consiguieran... estaban ambas de rodillas mientras el hombre las golpeaba la cara con aquel rabo y las agarraba del pelo para que le lamieran las pelotas alternativamente.

Un par de minutos después una de las chicas se tumbó abierta de piernas y aquel hombre de color colocó a la otra a cuatro patas frente a ella... la cabeza de la segunda quedó entre las piernas de la primera... el hombre se agarró aquella polla enorme y empezó a hacer presión para intentar penetrar desde atrás a la chica... el giro de la plataforma me permitió ver su rostro desfigurado, aprecié como gritaba y parecía que los ojos se le iban a salir de las órbitas en una escena brutal que no duró demasiado... no porque la expresión de su rostro cambiase, no creo que lo hiciese... más bien porque apenas en un parpadeo la chica que estaba tumbada, la agarró con bastante violencia del pelo para enterrarle la cabeza entre sus piernas.

Me quedé alucinada... ¿cómo era posible que una mujer se prestara a hacer algo así?... ¡y encima con público!... ¿cómo podía consentir una mujer que la usaran de aquella manera?... un ruido en la puerta me devolvió a la realidad...

  • Rubia... espero que ya estés preparada para el segundo asalto... he aprovechado para traerte también a ti la especialidad de la casa... un margarita... aquí son exquisitos y con la sal que le ponen al borde de la copa tiene un sabor delicioso... ¡pruébalo!

No sé por qué lo hice, no debería haber bebido más... pero quería comprobar si aquel margarita era tan bueno como me decía... di un pequeño trago limpiando una parte de la sal con mis labios y estaba realmente increíble, describirlo como delicioso era poco, era el mejor margarita que había probado en la vida... limpié con la lengua toda la sal que había alrededor del borde de la copa y finalmente me acabé el margarita de un solo trago... me pasé la lengua por los labios para volver a recrear el sabor que me había dejado en la boca y recoger cualquier resto de sal que pudiera quedar en ellos... incluso volví a lamer el borde de la copa.

  • ¡Joder rubia!... ¡qué manera de beber!... no me extraña que luego acabes borracha dando tumbos – dijo sonriéndome mientras me guiñaba un ojo.

Sentí una descarga de adrenalina casi instantánea... posé mi copa ya vacía sobre la mesa y al darme la vuelta derramó parte de su margarita por uno de mis pechos... estaba muy frío, friísimo... sorprendida y paralizada por lo que había hecho, noté una tremenda sensación de alivio y de calor cuando su boca comenzó a devorar mi pezón, un pezón que se había puesto durísimo por la sensación de frío, y una sensación también de gran placer cuando su lengua lamía la también fría aureola... a continuación llevó su boca a mi otro pezón y vertió el contenido restante de su copa sobre el otro pecho... el frío líquido caía sobre mi pecho, llegaba a mi pezón y caía sobre su boca mientras lo bebía, al mismo tiempo que su lengua recorría mi aureola... eso hizo que perdiera totalmente la razón.

Agarré su cabeza para que se separa de mis pechos y me lancé a devorar su boca y sus labios... acaricié su cuerpo y comencé literalmente a intentar arrancarle la ropa...

  • Tranquila rubia... necesito la ropa intacta para poder salir de aquí...

A duras penas consiguió separarse de mí... y para mi desesperación comenzó a quitarse la ropa muy lentamente mientras me miraba y sonreía... observé cómo poco a poco se iba desnudando..