Capitulo 24: aitor
Aitor permanecía en la camilla del vestuario con su culo encharcado de semen, tras haber sido engañado y follado por Pascual
Aitor permanecía en la camilla del vestuario con su culo encharcado de semen, tras haber sido engañado y follado por Pascual, a quien se pensaba follar, y no le había correspondido. Cuando Pascual le había follado en el vestuario estaban solos, o eso creyeron. En ‘el complejo’ había muchos vestuarios y la gente no permanecía en ellos, entraba sólo a follarse, ducharse, endildarse… pero a ciertas horas permanecían casi desiertos. Sin embargo hacía unos minutos que por el laberinto de las duchas había penetrado desde el sector 23 Andy. Recordemos que por edad nuestros protagonistas de la anterior historia estaban en el vestuario 18, que estaba intercomunicado con el vestuario 20, (los chicos más atrevidos podían entrar por sus duchas y tras superar un laberinto de agua que les llegaba hasta el cuello, al vestuario de los mayores).
Andy era ya un muchacho experimentado, y que había probado muchas pollas de chicos de su edad, y quería tener experiencias nuevas con pollas mayores, así que superando sus miedos se fue hasta el fondo de las duchas de sus vestuarios y encontró la puerta secreta que le daba paso a un pasillo estrecho que pronto dobló una esquina 90 grados, luego otros 90 grados al lado contrario, luego giró sobre sí 180 grados. El pasillo empezó a descender. Estaba lleno de agua. El agua fue chapoteando los pies, cubriendo hasta los tobillos, hasta las rodillas, hasta llegarle al pene y los testículos. Entonces Andy la sintió algo fría y paró hasta que se fue acostumbrando. Y siguió por el pasillo blanco y estrecho, en forma de laberinto, de techo alto. Andy sigue avanzando y mojó ya todo su culete blanco y respingón. Unos pasos más y el agua le llegaba al ombligo, y después cubrió su tirita y su precioso pecho infantil. Cuando el agua le llegó al cuello sintió miedo. Era normal. No sabía cuanto más iba a cubrirle el agua ni cuanto trayecto de laberinto le quedaba por recorrer. Algunos niños se asustaban y se daban la vuelta (aunque el pasillo era muy estrecho y casi no podían cruzarse dos personas, aunque normalmente en aquellos desconocidos pasillos de los que muchos chicos no habían oído hablar, no había nadie).
Andy le echó valor. Había oído hablar tiempo atrás cuando se interesó mucho en ir ampliando sus experiencias sexuales anales con chicos mayores, que existía al final de los vestuarios de cada grupo de edad un pasillo conocido como ‘el laberinto inundado’ y que ese angosto pasillo daba acceso al vestuario del grupo contiguo de edad (mayores y menores) (Andy también podía elegir follarse a uno menor de su edad, pero el prefería que fuese un chico de más edad y con polla más grande el que ampliase su ojete ya experimentado. (Andy había tenido muchas experiencias sexuales con chicos de su edad y similares o algo mayores, desde muy temprana edad).
Andy pensó que pronto llegaría al vestuario de los mayores. Como este acceso era secreto y lo hacían desnudos, nadie sabía que se follaba a alguien de una edad menor que la permitida en su nivel. De hecho a este truco sólo accedían los chicos más vivarachos y experimentados que querían experimentar con pollas más grandes tras hartarse de follar siempre con la gente de su complejo. El laberinto salía por las duchas (sin pasar el control de acceso que les restringía y separaba por edad) salían ya dentro del vestuario y nadie notaba si había alguien al que no le correspondía ese vestuario.
Andy continuó hacia adelante. El agua le cubrió el cuello y le hundió la cabeza. No podía nadar porque no había ancho para dar brazadas, pero pensó que si seguía caminando rápido el nivel de agua empezaría a descender y dejaría de cubrirle la cabeza y podría respirar. Aguantó la respiración y siguió adelante a un buen paso. No tendría aire para más de uno o dos minutos (no era un buceador experimentado). Pero pocos metros adelante el agua empezó a bajar de nivel y los pies descalzos de Andy iban ascendiendo una pequeña rampa que hizo que emergiese del agua su cabeza, su cuello… El agua ya sólo le cubría al sobaco, al ombligo, empezó emergiendo el pene, un poco excitado por esta experiencia de apnea, y en nada el agua ya le cubría por las rodillas, por los tobillos, y estaba fuera del agua. Y en otro giro, de 180 grados, Andy apareció por las duchas del vestuario de chicos de 16-17-18 años. Para su decepción en aquel momento no había nadie. Los muchachos debían de estar en las instalaciones exteriores de ‘el complejo’, seguramente disfrutando del agua de la piscina exterior. ¿No había nadie? Mentira.
Hacía unos minutos, antes que Andy apareciese por detrás de la parte oculta de las duchas, habían estado Pascual y Aitor follando. Y ahora, aunque Andy no le había visto, Aitor seguía en la camilla. Ya habían pasado los minutos del relajante que le había hecho efecto: 18 minutos (15 en los cuales fue follado brutalmente, en todas las posturas, y rápidamente por el cabrón de Pascual que ahora yacía en su dormitorio). Aitor fue despertando de su trance e incorporándose. Ahora estaba sentado en su camilla con el culo aún lleno de semen que se le escapaba después de tantas corridas que le vertió Pascual. Pero su pene se estaba poniendo encabritado. Recordemos que Pascual le había inyectado 10 supositorios por el color blanco, lo cual le dio tiempo a Pascual para poder escapar, tras follárselo. Aitor estuvo 30 minutos relajado, un margen de seguridad más que suficiente para que Pascual pudiera escapar. Pero como recordaréis tras el color blanco relajante hacía efecto el color azul-viagra, así que la polla de Aitor iba a estar empalmada por esta droga los próximos 30 minutos. Y Aitor ya estaba empalmado. Es más: súper-empalmado. Nunca había tenido la polla tan hinchada, con tanta fuerza, tanto vigor sexual. Sus 17 centímetros parecían más. Se erigían en un ángulo de 90 grados hacia el frente y no parecía una polla de carne, sino de acero. Aitor se incorporó sentándose en la camilla cuando vio a Andy vagar errante a lo lejos, y como un vampiro sediento de sangre, viendo de espaldas el culito del despistado Andy, merodeando en los vestuarios, se abalanzó sobre él y de un golpe le clavó en lo más profundo de sus entrañas su super empalmado pene.