Capitulo 23: el engaño

Pascual quería follar y no ser follado, así que ingenia una treta para que Aitor se deje follar, y cuando le toca a él ser follado, le engaña y huye del lugar

Había chicos muy pillos que engañaban a sus parejas, y cuando se iban a sentar en los vestuarios y habían acordado meterse los dos uno o dos supositorios –apalabraban siempre previamente qué color se iban a meter primero, y qué cantidad de supo se iban a inyectar–, les engañaban. Esto es lo que hizo Pascual.

Pascual era un niño fornido de 26 años. No tenía ni un pelo en el cuerpo. Desnudo sólo le salía una pelusilla desde el ombligo hacia abajo, hasta su pene, y sí, su pene estaba poblado por montón de pelos rizados. No era musculado pero tenía un cuerpo atlético. Hombros musculados, brazos en forma, abdomen plano, un poco de barriga, nada de tableta de chocolate, pero barriguita lisa, no delgada pero no tenía una brizna de grasa abdominal. Su piel era sumamente blanca. Su pelo era castaño, liso. Su paquete no era muy largo, andaría sobre 15 centímetros, pero sí que era ancho. Tenía un culo divino, algo respingón, musculado.

Pascual era un pillo. Había echado el ojo a Aitor en las piscinas, un muchacho de 25 años al que se quería follar. Y le engañó para ir con él a los vestuarios. Acordaron que él se inyectaría un supo por el color azul, y que Aitor haría lo mismo por el color blanco. Y así, en pelota picada, bajaron a los vestuarios y ambos se sentaron enfrente del otro, encima del dildo de color blanco: 15 centímetros (el dildo mediano en este vestuario era de 16 y el grande de 17 cms. Pero como Pascual no tenía el culo muy dilatado optó por el mas pequeño.) (en el vestuario 13 los dildos eran de 12, 13 y 14 cms de largo, en el vestuario 11, eran de 9, 10 y 11 centímetros, y en el vestuario 18 los dildos eran de 18, 19 y 20 centímetros de largo –luego para mayores los había de 21, 22 centímetros de largo–, y para los menores de 7 a 9 años, para que empezasen a experimentar analmente (si querían), había disponibles dildos como dedos, de 6, 7 y 8 centímetros).

Pero volvamos a nuestra historia. Estaba Aitor, 26 años, delgadito, flacucho, rubio de pelo tapándole los ojos, lo cual le daba un aspecto de algo tímido (pene delgado, de 17 centímetros de largo), enfrente de Pascual, 25 años, hombros anchos, barriga lisa, no gordo pero nada musculosa (con pene ancho de 15 centímetros de largo), ambos desnudos, viéndose sexualmente el uno al otro y con ganas de poseer sus cuerpos. Y ambos decidieron que iban a tener sexo consentido. Acordaron follar y ser follados, y que empezaría Pascual follando a Aitor con sus 15 centímetros, para ir excitándose y relajándose, y luego se dejaría follar por Aitor, y sus 17 centímetros de largo. Pero Pascual no tenía ninguna intención de cambiar de roles y dejarse follar por el gran pene de Aitor, así que le iba a engañar.

Podían haberse follado fuera, sin nada y directamente, pene a culo, en la piscina, dentro del agua o en el césped mullido y de precioso verde claro que la rodeaba, o en cualquier lugar de las instalaciones de ‘el complejo’ (había matorrales, caminos apartados hamacas privadas y una especie de tiendas de campaña instaladas por todo el campo, para que los más tímidos tuviesen intimidad y follasen no a vista de otros, sino de forma privada, dentro de ellas. pero Pascual confesó que tenía su ojete aún pequeño y que le parecía el pene de Aitor un poco largo. De hecho le dijo que no se había metido pollas de más de 15 centímetros –la polla normal de un chico blanco, aunque muchos presumían exagerando, era de 13 centímetros y medio, y una de 15 ya se consideraba una polla grande, aunque había casos, entre negros y árabes, cuyas pollas rondaban desde los 18 a los 20 y 22 centímetros en los penes más largos–. Así que acordaron que para que le entrara el pene de Aitor a Pascual lo mejor era autoinyectarse una dósis de droga relajante con el dildo. Aitor lo vio bien, y además así Pascual estaría relajado y lubricado y le sería mucho más fácil y menos doloroso follar. Así que estuvieron ambos de acuerdo y bajaron a los vestuarios.

Una vez uno enfrente del otro (Aitor podía haber optado por meterse en su ojete un dildo de tamaño mayor –su culo ya estaba acostumbrado a 16 y 17 centímetros–) optó por ponerse enfrente de Pascual. Ambos, uno enfrente del otro, se miraron mientras poco a poco se sentaban en el escaño del vestuario metiéndose poco a poco cada cual su respectivo dildo. Una vez completamente penetrados tocaron la pantalla táctil que había a su lado. Habían quedado en que con un sólo supositorio sería suficiente para relajarse y lubricarse.

Lo que no hemos dicho es que los paneles de mandos de los dildos, al jugar en pareja, se podían intercambiar. Y Pascual le dio a Aitor el control sobre el dildo que tenía insertado en su ojete. Y al hacerse esto la pantalla de Pascual tomó el control del dildo que tenía en su culo Aitor. Aitor no sabía la que se le venía encima. No sospechaba de los planes de Pascual, y creyó todo lo contrario, que era un acto de confianza en él (porque Pascual le dio el control del dildo que ya tenía dentro, a él, primero, para que le drogara).

Una sombra de alguien pareció moverse en el vestuario. Los chicos no se dieron cuenta. Creyeron que estaban solos en el vestuario.

–Yaaaaa, dijo Aitor. Y ambos a la vez presionaron el botón que les inyectaba el supositorio anal.

Aitor inyectó, como habían acordado, en el culo de Pascual, un supo con el color azul hacia arriba (el que quedaba arriba era el primero en disolverse) (esto empalmaría la polla de Pascual para la primera penetración, aunque los chicos de esta edad no necesitaban estimulantes para empalmarse formaba parte del proceso –todos los supositorios del complejo eran iguales y estaban formados por dos mitades cada una de un color: azul y blanco–). Sin embargo las pollas de estos chicos ya estaban erectas incluso antes. El simple contacto de algo, un dedo y más un dildo, en su culo, bastaba para empalmarlos. Y bueno, ya solo las miradas y el deseo de sus cuerpos ponía erectos sus penes.

Sin embargo Pascual, que tenía que pulsar un botón con un supo blanco hacia arriba en el culo de Aitor, sí que eligió el color blanco, pero en vez de insertarle uno le inyectó 5.

–Aitor lo notó, notó que no había sido la descarga de un supo, sino de 5 (zumo-zuuum-zummm-zumm-zumm), y abrió sus ojos como platos con una mirada de ira. Había sido engañado. Sin embargo ya no tenía nada que hacer, ya estaban todos los supositorios dentro de su cuerpo. (Otras veces se programaba la pantalla antes de meterse el dildo en el culo con cuantos supositorios a inyectar, pero esta vez Pascual lo quiso hacer al revés, cuando estaban ya sentados y con el dildo dentro, para que Aitor no se pudiera escapar.) Todo había sido una parte del engaño para llevar abajo, a los vestuarios a Aitor, para follárselo. Quería drogarlo para que no pudiera hacer nada, para que no se pudiera rebelar. Su plan había funcionado perfectamente. La excusa de que era estrecho su ojete (lo cual era verdad) sirvió para drogar a Aitor. Y mientras él tendría su polla erecta 3 minutos y luego se relajaría, Aitor estaría con los ojos en blanco 5 x 3= 15 minutos.

Pero a Pascual 3 minutos empalmado no le bastaban para su plan. Y tenía que actuar rápidamente para urdir la segunda parte de su malévolo plan aprovechando que nadie le veía (o al menos eso creía) al estar (aparentemente) vacío el vestuario. Rápidamente se salió de su dildo anal y se sentó en el dildo que tenía al lado, de golpe. Tecleó la pantalla y se inyectó en su culo 5 supositorios más por el lado azul –cuando todos los supositorios se habían insertado seguidos en un breve periodo de tiempo de entre 30 y 60 segundos, todos actuaban conjuntamente–. 6 supositorios x 3 minutos, le daban 18 minutos de vigor sexual antes de empezar a entrar en el relax y aturdimiento (es decir, antes de que le hiciese efecto la dósis blanca.)

A Aitor ya le estaban empezando a hacer efecto los supositorios relajantes. Pascual corrió hacia él. Aún no había pasado un minuto desde que le había inyectado 5 supositorios blancos. Mientras, él se había autoinyectado él en su culo los 6 supositorios en apenas 40 segundos. Así que corrió a donde Aitor, le levantó, y le insertó en el dildo que tenía al lado (un mismo dildo tardaba 5 minutos en recargarse, para evitar esto que Pascual estaba haciendo: que nadie pudiese insertarse 2 dosis).

Pascual cogió por las axilas a Aitor, le elevó, le sacó del primer dildo, y le clavó (el peso muerto de Aitor relajado le sirvió para ello), en un segundo dildo que había al lado. Tenía 20 segundos para hacer todo esto. Aitor ya estaba de nuevo empalado. Le quedaban 10 segundos a Pascual, si no la dósis doble de Aitor no le haría efecto seguido. Pascual estaba sudando. Aitor se quiso defender, atacar, abofetear a Pascual para que este no consiguiese su objetivo, porque ahora sabía lo que le quería hacer. Sin embargo ya tenía pocas fuerzas y aunque quiso pegar a Pascual para impedirle hacer eso, no pudo pararle. 9…8…7… 6… 5… Pascual orientó: supositorio lado blanco. 5 supositorios… 2…1… y presionó….

Zasssss… en el ano de Aitor entraron 5 nuevos supositorios…0 cero… (ufff, a Pascual le dio tiempo justo al límite para drogar a Aitor.)

Aunque el vestuario parecía vacío, sin duda había alguien escondido, que estuvo observando toda la escena.

Pasados 3 minutos ya ambas dósis empezaron a hacer efecto a la par. Aitor iba a permanecer 30 minutos drogado (y luego otros 30 empalmado) por la doble dósis de 5 supositorios que le habían dado (un total de 10, el máximo tolerable por un cuerpo de esta edad). Y Pascual iba a permanecer 18 minutos súper empalmado. Así que no perdió más tiempo. Colocó a Aitor en la camilla del centro del vestuario y empezó a penetrarlo analmente como si no hubiera mañana. A lo perro, encima de él, girándole y poniéndole las piernas en alto para conseguir más acceso al ojete de Aitor y una penetración más profunda.

–Eeeeres unnnn cabroooon -musitó Aitor sin fuerzas

–Pascual no hizo caso a las palabras de Aitor y se lo siguió y siguió follando durante 15 minutos… hasta que acabó corriéndose dentro de Aitor.

Rápidamente Pascual se salió del culo de Aitor y abandonó corriendo el vestuario, dejando a Aitor boca arriba tumbado en la camilla, y con su culo lleno de semen. A Pascual le quedaban sólo 3 minutos para esconderse de Aitor (y del resto de chicos de la isla) en donde no le viese nadie, y pudiese estar sin ser follado por nadie cuando entrase en su estado semi-inconsciente (porque recordemos que a 6 supositorios correspondían 18 minutos empalmado pero después empezaba a hacer efecto el lado blanco del supositorio y serían 18 minutos semi-inconsciente, en los que su culete podía ser follado por cualquiera.)

Pascual corrió al ascensor que daba acceso a su apartamento. Habían pasado dos minutos. Minuto 17… Su pene se estaba empezando a bajar… Entró en el portal 50 segundos. Y tecleó para bajar el ascensor en el ascensor que tardó en llegar unos eternos 20 segundos… Quedaban 30 segundos empezó a subir a su planta… 20 segundos, 19, 18, 17, 16. El ascensor llegó a su planta. 15, 14, 12… Pascual puso la punta de su pene en la pantalla táctil de la puerta que como una llave anatómica, lo escaneó y le dio acceso a su apartamento… 10… 9… 8…. A Pascual apenas le dio tiempo a llegar a su cama y allí cayó tumbado dormido semi-inconsciente. Durante los próximos 18 minutos permanecería en ese estado vulnerable (que de ser pillado así fuera de su apartamento conllevaba el riesgo de poder ser follado).