Capítulo 2.11 - La psicóloga

El congreso/ Sábado (1/ 2)

Durante toda la noche me costó bastante dormir... estaba intranquila y tenía una sensación extraña, ese runrún interior que uno no sabe muy bien a qué es debido... me despertaba cada poco nerviosa, volvía a dormirme y volvía a despertarme... sería finalmente alrededor de las once y media de aquel sábado cuando me levanté de la cama.

Había algo positivo aquel sábado, el congreso se terminaba aquella misma mañana con un acto de clausura y un buffet libre a modo de comida... alguno de los asistentes ya se habría marchado, pero tras ese buffet los que aún no lo habían hecho se irían poco a poco, regresando a sus lugares de origen... quizá eso era lo que necesitaba para tener un poco más tranquilidad, cada vez que entraba y salía de mi habitación lo hacía mirando a todos lados como si fuese una espía que temía ser descubierta... mi orgullo seguía muy herido y me seguía sintiendo tremendamente avergonzada por lo que sucedió en el congreso, por lo que hablarían de mí los asistentes a aquel seminario y procuraba intentar cruzarme con el menor número de personas posible, tanto en los pasillos como en el ascensor, tratando de evitar encuentros no deseados y posibles cuchicheos sobre mí.

Pensaba en mis cosas, pensaba en qué hacer y cuando miré el reloj era ya más de mediodía... como en un impulso lo decidí, iba a alargar mi estancia allí y se lo iba a decir a mi amiga durante la comida, estaba segura de que le iba a hacer ilusión... además viendo la hora ya iba siendo hora de empezar a prepararme.

Pasada la una de la tarde salía de mi habitación del hotel en dirección al restaurante donde habíamos quedado para comer... ese runrún interior no desapareció y fielmente me acompañó de camino al restaurante... llegué con bastante antelación a la cita, había más gente comiendo de la que me esperaba inicialmente, aunque había un par de mesas libres... me senté en una de ellas y le pedí al camarero para beber una botella del mismo vino blanco chileno que habíamos tomado unos días antes, durante nuestra cena... también le comenté que esperaba a alguien cuando me ofreció la carta y le dije que ya le avisaría más tarde.

No tenía demasiado que hacer mientras esperaba, el runrún me seguía acompañando y decidí que tenía que ocupar mi cabeza en otra cosa... para hacer tiempo me pareció buena idea trastear un poco con mi teléfono móvil... metí la mano en mi bolso y saqué un teléfono móvil, pero no era el mío, era el antiguo teléfono móvil de mi ex-marido... no había mensajes nuevos desde aquella última llamada que se había recibido, la noche que estuve en aquel mismo restaurante.

Copa a copa iba bebiendo la botella de aquel vino que estaba delicioso y curioseando en el teléfono móvil aquí y allá... llamadas, contactos, mensajes antiguos... hasta que llegué a la galería de imágenes, había muchísimas fotos... empecé por el principio, aunque en realidad ese principio eran las últimas fotos que se habían hecho con el teléfono... fotos de grupo durante excursiones con nuestros amigos, con sus amigos... fotos de paisajes y monumentos hechas durante esas excursiones... fotos de celebraciones con familiares, con amigos, con gente de su trabajo... era como ir retrocediendo en el tiempo y recordando el pasado, su pasado... porque en algún momento mientras pasaba esas fotos y retrocedía en el tiempo me di cuenta que yo no salía en ninguna o casi en ninguna de aquellas fotos... él sí estaba allí, salía en todas o casi todas las fotos donde había grupos de personas, pero salía sólo... todos reían o conversaban en muchas de ellas, pero mi ex-marido aparecía generalmente serio, se le podía notar la tristeza en sus ojos.

Fui a llenar de nuevo mi copa de vino y me di cuenta que la botella ya estaba vacía... miré la hora en la esquina superior del teléfono móvil y eran las dos y cinco de la tarde, mi amiga parecía que se retrasaba... llamé al camarero y pedí una segunda botella de vino mientras volvía a pasar todas las fotos... pero esta vez ya no me fijaba quién salía o dónde se había hecho la foto en cuestión, ahora sólo intentaba encontrarme a mí misma en ella y cuando no lo conseguía, intentaba recordar mirando la fecha dónde podía haber estado yo aquel día.

A las dos y media de la tarde seguía sentada sola en aquella mesa... pensé en mi amiga y en la extraña situación, ni si quiera habíamos intercambiado los números de teléfono... ¿le habría pasado algo?... supuse que ya no aparecería y consideré que ya había esperado bastante por ella, ella sabía que podía localizarme en el hotel, así que llamé al camarero para preguntarle si podía pedir algo de comida para llevar y para que me cobrara todo... durante la espera por la comida terminé aquella segunda botella de vino.

Con la comida para llevar, me levanté muy aturdida por el alcohol de las dos botellas de vino que me había tomado mientras esperaba... ya estaba convirtiéndose en una costumbre durante las últimas semanas que bebiera más de la cuenta... caminando, regresé al hotel... en recepción me dieron que alguien había llamado dejando un mensaje y me dieron un sobre cerrado... ya en el ascensor abrí aquel sobre y leí el mensaje donde mi amiga me decía que le era imposible acudir a la comida, me pedía que la perdonara y que nos veríamos mañana para desayunar y hablaríamos... ¿qué podría haberle pasado para tener que cancelar nuestra comida?... además me indicaba que la próxima semana iba a acudir a una gran fiesta, que si finalmente me decidía a quedarme y me apetecía, estaba invitada y podíamos ir juntas, que eso también podíamos hablarlo al día siguiente durante el desayuno.

Tras comer en la habitación me tumbé sobre la cama y continué curioseando el teléfono móvil de mi ex-marido, pero esta vez entré en la aplicación de mensajería... descarté las conversaciones superiores que ya había leído y seguí descendiendo hasta encontrarme con un grupo, por cuyo nombre pude adivinar, que fue creado para la despedida de mi hermana.

Arriba del todo, los típicos mensajes que indican que se ha creado un grupo nuevo y cómo los diversos participantes van siendo añadidos... los típicos mensajes de qué hacer, dónde ir, cuándo quedar... y finalmente, coincidiendo con el fin de semana que se celebró la boda, bastantes fotografías de la despedida iban mezclándose con los mensajes que indicaban que algunos de los miembros iban abandonando el grupo... como si hubiesen esperado a reunirse de nuevo para compartir las imágenes, pero al mismo tiempo, algunos no estuvieran muy interesados en tener esas fotos y abandonaban el grupo para evitar recibirlas.

Casi al final del todo, mezclado entre un grupo de fotos y como si hubiese sido enviado por error al querer adjuntar varias fotos juntas... un video... volví a revisar todo el grupo, inicialmente había quince personas y antes de ese video ya lo habían abandonado once de ellas... sólo quedaban tres números que yo no conocía y que finalmente también habían abandonado el grupo dejándolo desierto, sólo mi ex-marido quedaba en él.

El video duraba unos cuarenta segundos y en él se veía lo que me había dicho mi ex-mejor amiga hace una semana... hasta ese detalle que me había contado parecía ser cierto... como la que parecía haber sido la stripper durante la despedida, a juzgar por las demás fotos que había visto en aquel grupo, utilizaba un arnés para sodomizar a mi futuro cuñado con vehemencia.

Es curioso cómo puede cambiar una persona de opinión en cuestión de días... una semana antes pensaba que me estaban mintiendo e incluso sentía pena por mi hermana al plantearme que aquello pudiera ser verdad... siete días después lo celebraba con una victoria personal gritando en mi interior que se jodiera por hija de puta... así puede

llegar a ser la vida.

Me quedé un rato sobre la cama e incluso creo que llegué a dormirme ligeramente hasta que a media tarde decidí levantarme y salir a dar una vuelta por los alrededores... tras vestirme abrí las cortinas y comprobé que estaba lloviendo, por lo que preferí quedarme en la habitación y buscar algo que hacer... recordé entonces lo que estaba haciendo la tarde anterior cuando mi amiga apareció por sorpresa en la puerta de mi habitación y me puse a retomar la tarea de grabar mis reflexiones sobre lo que había descubierto sobre mi último paciente... me vendría bien para pasar, al menos, una parte de la tarde hasta la hora de la cena, puesto que parecía que no iba a dejar de llover.

Levanté la tapa del ordenador portátil y cuando lo encendí me di cuenta de que no tenía batería... conecté el cargador, lo arranqué y miré el archivo que estaba grabando... me sorprendí al descubrir la duración del archivo... ¿una hora y media?... ¿cómo era posible si apenas llevaba quince/ veinte minutos cuando ella llegó?

Intenté hacer memoria y recordé cómo cuando sentí que llamaban a la puerta había minimizado todas las ventanas y bajado ligeramente la tapa, pero no había cerrado ningún programa... mi amiga había vuelto a levantar la tapa, para curiosear, mientras yo servía las bebidas y el ordenador debió seguir encendido hasta que finalmente se apagó por falta de batería... si eso había sucedido así, como pensaba, lo más lógico era que aquel programa hubiese seguido grabando todo el tiempo hasta que la batería se agotó, y por ello, aquel archivo tenía una duración tan larga.

Sin darle más importancia, grabé un nuevo archivo donde detallé todas mis averiguaciones y reflexiones sobre todo lo que aquello podía significar para mi paciente... cuando terminé guardé el archivo de audio en la carpeta correspondiente y me levanté para observar por la ventana como la lluvia seguía golpeando con fuerza contra los cristales... definitivamente no era el mejor día para salir a dar una vuelta por los alrededores.

Mientras llegaba la hora de la cena me puse a hacer la maleta... aquella era la última noche que tenía reservada en aquel hotel y aunque tenía claro que me iba a quedar unos días más, me iba a buscar otro hotel un poco más modesto y barato, quizá mi amiga pudiera aconsejarme o incluso me ofreciera quedarme en su casa... metí todas mis pertenencias en la maleta excepto la ropa que me iba a poner al día siguiente y el camisón que me ponía para dormir... me aseguré de que todo lo demás estaba preparado, no fuera a olvidarme nada e incluso aproveché para bajar la mayoría de las cosas al coche de alquiler cuando bajé al restaurante a cenar.

El restaurante del hotel estaba prácticamente desierto... como era de esperar, una vez terminado el congreso la mayor parte de los huéspedes habrían ido poco a poco regresando a sus hogares... después de cenar me acerqué al bar del hotel para tomarme una copa con tranquilidad antes de volver a la habitación.

Sentada en una mesa algo apartada disfrutaba de mi bebida mientras observaba el poco ambiente del bar aquella noche... una pareja de cuarentones hablaban jovialmente en una mesa algo alejada acompañados de un niño que supongo sería su hijo y al otro lado del bar, una mujer joven de aspecto latino estaba sola, sentada en uno de los laterales de la barra... detuve mi atención en ella cuando vi como un hombre madurito se le iba acercando, tomó asiento a su lado y empezaron a conversar mientras él pedía dos copas... la conversación parecía fluir con bastante naturalidad a medida que la distancia existente entre ambos se iba reduciendo.

Pronto una de las manos del hombre fue desapareciendo lentamente bajo la falda de aquella chica, ella le facilitaba la maniobra abriendo ligeramente las piernas, mientras le miraba con una sonrisa y le susurraba algo al oído... un par de minutos después aquel hombre avisaba al camarero para pagar las copas y ambos abrazados abandonaban el bar en dirección al ascensor.

No puede más que sonreír con la escena, especialmente al recordar aquella frase de mi amiga donde me decía que aquel era el ambiente donde muchos buscaban compañía, aunque eso les supusiera tener que rascarse la cartera.

Regresé a mi habitación sobre las once de la noche tras haberme bebido un par de copas y me preparé para meterme en la cama, todavía no tenía sueño así que me tumbé sobre la cama jugueteando con el ordenador portátil... tumbada en mi soledad, comencé a recordar la escena de lo sucedido en el bar, sintiendo cierto morbo por saber cómo habría terminado la noche para aquellos dos en la intimidad de una habitación... quizá fue ese pensamiento el que mi hizo recordar también lo sucedido con mi amiga la noche anterior sobre aquella misma cama y empezara a sentirme algo excitada, pero también algo avergonzada.

Como me pasaba ultimamente, acabó ganando mi excitación y terminé acariciándome suavemente sobre las bragas, bajo el camisón... una sonrisa se dibujó en mi cara y una idea asaltó mi mente... buscaría algo de porno en el ordenador para masturbarme... la casualidad hizo que el primer video que abrí pareciera grabado con una cámara oculta en una habitación de hotel... entonces recordé aquel video tan largo que había grabado la noche anterior... ¿tenía en mi ordenador mi encuentro con mi amiga sobre aquella misma cama?... porque esa era la única razón para que aquel archivo grabado duraba tanto.

Rápidamente busqué aquel archivo y lo abrí viéndome a mí misma hablando sobre los descubrimientos sobre mi paciente... estaba nerviosa deseando averiguar qué había grabado y a la vez excitada con la idea de rememorar aquel placer que había ahogado mi sensación de frustración y angustia... con ansiedad cliqué bien avanzada la barra de reproducción... en la imagen sólo se veía una pequeña parte del lateral de la cama y no se escuchaba ningún sonido, moví el ratón sobre la barra retrocediendo varios minutos y volví a pulsar... la imagen era la misma y mostraba el lateral de la cama, sin embargo, de pronto escuché uno de mis jadeos y su voz –

estás riquísima rubia... te voy a comer entera

– haciendo que me mojara casi al instante con la idea de escuchar mis propios jadeos y gemidos.

Retrocedí todavía un poco más en la grabación y entonces pude observar parcialmente una de sus piernas mientras estaba sentada en la cama, supongo que era el momento en el que me consolaba mientras lloraba desesperadamente... un par de minutos después escuché mi propia voz –

espera

– seguida de la suya –

eres preciosa rubia

Abandoné el ordenador sobre la cama e instintivamente separé mis piernas para meter mi mano bajo el camisón y echando mis bragas a un lado comencé a acariciar mis labios vaginales ya completamente húmedos de la excitación... lentamente y mientras escuchaba toda la escena... oía mis jadeos y gemidos de placer, incluso mis gritos... fui reviviendo de nuevo aquellas sensaciones en mi mente, paso a paso, mientras me acariciaba suavemente primero y me masturbaba después adaptando el ritmo para hacer coincidir mi orgasmo con el momento exacto de mi orgasmo en el audio que estaba escuchando... aunque no lo conseguí debido a la excitación, con los ojos cerrados grité al aire mi orgasmo mientras me escuchaba a mí misma jadear y gemir cada vez más rápido por las atenciones de la lengua de mi amiga.

Tras mi orgasmo, me quedé tumbada en la cama boca arriba con los ojos cerrados, relajada y algo obnubilada... todavía intentaba recuperar la respiración cuando escuché el grito de mi propio orgasmo en el ordenador, el orgasmo que mi amiga me había regalado con su lengua... llevé casi por instinto una de mis manos a mi boca para humedecer los dedos y recorrí mi sexo con ellos intentando imitar el recorrido que ella había hecho con su lengua la noche anterior, cuando relamía en mi sexo todos los restos de mi orgasmo... un par de minutos después escuchaba el sonido del teléfono móvil que hizo que se marchará apresuradamente y me impidió devolverle todo el placer que ella me había dado.

Cuando finalmente me recuperé del orgasmo, de nuevo esa extraña sensación con la que me había levantado se apoderó de mi cuerpo, ese runrún interior que me había acompañado durante todo el día y que sólo durante la tarde el vino había conseguido difuminar volvió a mi mente... ¿qué me pasaba?... ¿intentaba mi subconsciente con aquel runrún decirme algo?