Capítulo 2.1 - La psicóloga
El congreso/ Lunes
Llegué a mi destino a media mañana hora local... cuando reservé el vuelo me había parecido buena idea volar durante la noche, ya que con el cambio horario llegaría al hotel por la mañana... me ahorraba un día de estancia y además como la presentación del congreso era por la tarde, tendría tiempo antes para descansar un rato y asearme.
Con lo que no contaba era con el tremendo cansancio que produce realizar un viaje así, no estaba acostumbrada a realizar vuelos tan largos... además cuando me lo planeé, pensaba que dormiría en el avión, pero apenas conseguí dormir más allá de pequeñas cabezaditas... supongo que los acontecimientos ocurridos la semana anterior ayudaron bastante a que apenas consiguiese pegar ojo, no paraba de darle vueltas a todo en mi cabeza una y otra vez... cuando entré en la habitación del hotel apenas quedaban un par de horas para el comienzo de la presentación del congreso y estaba literalmente muerta... vestida y sin deshacer las maletas me lancé literalmente sobre la cama... tres cuartos de hora después me despertaba la alarma... me levanté para darme una ducha que me ayudara a espabilarme y me preparé para bajar.
Acudí a la sala de conferencias... en la entrada estaban los programas del congreso en muchos idiomas y cogí un ejemplar, en español, donde se informaba de los horarios de todas los seminarios que se realizarían... junto a la hora y el nombre de la persona encargada de realizar cada una de ellos, había además un breve resumen explicando en qué iba a consistir cada uno... media hora antes de la hora prevista se abrieron las puertas, entré en la sala y me senté en un lateral... poco a poco empezó a llegar la gente... había muchísimas personas, más de las que me esperaba y muchas más que asientos, por ello, muchas personas acabaron amontonadas de pie al final de la sala... yo estaba realmente ilusionada y encantada de compartir aquella experiencia con colegas llegados de todos los rincones del mundo... estar allí era mi sueño.
La verdad es que las presentaciones de estos congresos, en general, suelen ser bastante aburridas y no presté demasiada atención... el cansancio tampoco me ayudaba a concentrarme demasiado... me dediqué a leer el programa y fui marcando todos aquellos seminarios a los que me gustaría asistir, varios de ellos coincidían en horario y había que elegir entre asistir a uno u otro... cuando acabé de leer aquel folleto y decidir a qué seminarios acudir, la presentación inicial casi había terminado y se proyectaba un plano del hotel para explicar dónde estaba cada una de las salas en las que se impartirían los diferentes seminarios.
Una hora más tarde entré de nuevo en mi habitación y me dirigí inmediatamente a la cama... no sé cuánto tiempo dormiría hasta que me despertaron unos ruidos provenientes de la habitación de al lado, parecía que al otro lado de la pared había
fiesta
... chirriar de muelles, jadeos, gemidos, gritos... a quien más se escuchaba era a un hombre y aunque no conseguía entender lo que decía, sabía perfectamente lo que estaba pasando al otro lado del tabique.
Como tenía hambre y no era demasiado tarde decidí bajar al restaurante del hotel a cenar algo, todavía debería estar abierto si cumplían el horario que me habían explicado... me vestí de forma informal y cogí una chaqueta aunque no tuviese que salir del hotel... tras cenar algo rápido en el buffet, me pareció buena idea tomar una copa en el bar del hotel y de esa forma dar un poco más de tiempo para que mis vecinos terminaran su
fiesta
.
Había algo de gente, aunque el bar no estaba ni mucho menos lleno... colgué mi chaqueta en el respaldo y me senté en una silla alta en la barra... no pasaron ni cinco minutos hasta que se acercó un hombre y se sentó a mi lado... pidió una copa y empezó a hablar conmigo aunque no le hice caso, incluso me propuso invitarme a una copa... pero pronto debió entender que no tenía nada que hacer, que yo no estaba por la labor, puesto que tan rápido como se había sentado e intentado entablar una conversación, cogió su copa y se fue.
Cuando ya casi había terminado aquella copa, un segundo hombre se acercó y se sentó a mi lado... a un gesto suyo apareció el camarero con dos vasos, los puso delante del hombre y los llenó para finalmente deslizar uno de los vasos hasta dejarlo frente a mí... entonces aquel hombre se giró y empezó a hablarme atropelladamente... parecía algo borracho y no entendía prácticamente nada de lo que me decía... yo apenas le prestaba atención aunque insistía una y otra vez, así que decidí apurar lo que quedaba en mi copa para irme.
Terminé mi copa, me levanté e hice el intento de coger mi chaqueta... sin embargo, aquel hombre apoyó su brazo sobre el respaldo de mi silla impidiéndome coger la chaqueta, no parecía que fuese a rendirse tan fácilmente como el primero... me puse un poco nerviosa... intentaba retirar su brazo cuando sucedió algo totalmente inesperado... alguien me abrazó desde atrás y me dio un beso en el cuello antes de que pudiera darme la vuelta...
- Sorry baby, I´m late!
A continuación se interpuso entre aquel hombre y yo... agarró el brazo que aquel hombre tenía sobre mi chaqueta retirándolo, para posteriormente coger mi chaqueta y la copa que aquel hombre había pagado...
- Gracias... perd...
sorry... thank you!
La verdad es que con los nervios me había olvidado de dónde estaba y al agradecerle el gesto me salieron las palabras en español... supongo que es algo bastante normal que nos puede pasar a todos... aunque rectifiqué rápidamente y le agradecí su gesto en inglés.
¿Así que hablas español?... ¿de dónde eres? – me preguntó.
De España.
Ahhh... ¿eres de España como yo?... jajajaja... aunque yo ya hace unos cuantos años que vivo aquí en EEUU, me vine a estudiar y ya no regresé... la verdad es que hacía mucho tiempo que no tenía el placer de hablar con alguien de España... por aquí hay muchos hispanohablantes, pero suelen ser personas latinoamericanas... varios años aquí y todavía me resulta bastante curioso, en ocasiones, oírles hablar debido a su acento... discúlpame un momento que voy a pedir algo para beber e ir al servicio... siéntate en una mesa y disfruta de la copa que te ha pagado ese idiota... ahora vuelvo y hablamos un rato si quieres.
Y se fue al servicio... me senté en una mesa y esperé a que volviese... no quería parecer descortés marchándome después de su amable gesto... estaba cansada y si tuviese que hablar inglés quizá me hubiese ido, pero hablar un rato español tampoco es que fuera un gran esfuerzo.
Mientras esperaba, me sentía observada por aquel hombre que debía permanecer en la barra, aunque no lo sabía a ciencia cierta, puesto que había optado por sentarme dándole la espalda y bajo ningún concepto tenía pensado girarme...
Espero que no te importe que te haya dado un beso en el cuello y que ahora te acompañe bebiendo... pero algo me dice que no te estaba gustando la compañía – me dijo.
No demasiado la verdad... pero no pasa nada... aunque reconozco que me ha venido bien tu ayuda... estaba ya un poco nerviosa por la situación generada con ese hombre.
Bueno... la típica situación que ocurre en los bares de los hoteles cuando hay un gran congreso – me dijo sonriéndome – cuéntame algo sobre ti... ¿qué te ha traído por aquí?
Soy psicóloga y he venido al congreso que se celebra esta semana en el hotel... es el más importante del mundo en mi campo y me he decido a venir... creo que será una buena experiencia para mí y seguro que aprenderé mucho.
Estupendo... parece que hemos venido por el mismo motivo... yo ya conocía este congreso y la verdad es que viene gente de todo el mundo.
La verdad es que siempre he soñado con estar aquí, pero hasta este año no se me había presentado la oportunidad... era como se suele decir, un ahora o nunca.
Conversamos durante un rato más de temas banales, principalmente las diferencias entre los estilos de vida que llevaba la gente a ambos lados del charco... fue una conversación agradable y cuando acabamos nuestras copas nos levantamos para irnos... cogí mi chaqueta y me la puse... iba a despedirme cuando me sonrió guiñándome un ojo y me agarró del brazo...
- Mejor nos despedimos donde ese imbécil no pueda vernos... a ver si va a descubrir que le hemos engañado y monta un numerito, con los borrachos nunca se sabe – me dijo.
La verdad es que tenía razón... estaba muy cansada y ya no quería tener más problemas aquel día, mucho menos con aquel individuo grosero y borracho que a saber cómo podía reaccionar... menudo susto me había llevado cuando no permitía coger la chaqueta para irme y seguía hablándome una y otra vez.
Bueno rubia, te dejo aquí en el ascensor... no creo que tengas problemas para llegar a tu habitación con otro baboso mal educado como el del bar... jajajaja... y si te cruzas alguno por arriba, lo más seguro es que ya vaya acompañado y con la cartera más ligera.
¡Gracias!... de verdad.
No te preocupes que no ha sido nada... eso sí rubia... si vas otro día al bar del hotel, no te sientes sola en la barra... no vaya a ser que alguien se piensen lo que no es.
¿No me digas que...? – dije con sorpresa.
Supongo que sí... ya sabes cómo son estas convenciones rubia... mucha gente, muchos hombres, muchas mujeres... siempre hay alguien que busca compañía y si surge, pues ese algo más... qué mejor sitio para buscar esa compañía que en la barra del bar del hotel... aunque eso, en congresos como este, suponga en ocasiones tener que rascarse un poco el bolsillo.
¿Me estaba diciendo que aquel borracho me había tomado por puta?... aunque pensándolo bien, tampoco era tan descabellado, estaba allí sola en la barra... tomé nota mentalmente de la situación... no volvería a sentarme sola en la barra del bar del hotel durante mi estancia allí.
- Bueno rubia, te dejo que mañana tengo que madrugar... a lo mejor volvemos a vernos alguna vez por el hotel antes de que acabe el congreso... ha sido un verdadero placer... ¡disfruta!
Y acercándose a mí, me dio dos besos más cerca de la comisura de los labios de lo que a mí me hubiese gustado y se alejó saludándome con la mano mientras me sonreía.
Regresé a mi habitación... afortunadamente la
fiesta
en la habitación de al lado parecía haber acabado y pude meterme en la cama para, por fin, dormir toda una noche... estaba tan cansada, que literalmente me caía