Capítulo 2 - Resurrección
Sofía está decubriendo un poco más del excitante mundo que su marido le está haciendo descubrir y ella no sabe lo que se le viene encima... ¿Qué pensará?
Las patas de mis perros empezaron a resbalar por el parqué esa mañana, subieron a la cama y empezaron a lamerme contentos, mi marido no estaba, había tenido una reunión importante en Madrid y tuvo que irse por la noche, mire el móvil para saber la hora, las 9:45, cuando empezó a soñar Closer en mi tono de llamada de Kings of Leon. Salía la foto de mi marido en nuestro último viaje. Era precioso. Contesté -¿Si? Buenos días cariño... Su voz sonaba ronca y un ruido de fondo seguramente del trabajo. -Buenos días cariño, ¿Que tal has dormido? -Te he echado de menos. Contesté. -Yo también, pero quiero que sea un buen despertar. ¿Que llevas puesto? -me miré y solo tenía unas braguitas de encaje azules cielo. -Llevo las braguitas que me compraste... azules de encaje... -oí como un gemido detrás del auricular. -Hummm... encaje... estupendo. Quiero que te las quites despacio. Obedecí como él quería y mi depilado monte de Venus quedaba desnudo y suave al tacto. -Abre las piernas y acariciate. Quiero oírte... Dejé el móvil con el altavoz para que me oyera y comencé a tocarme. Gemí. Él me oyó y sentí como estaba complacido de ello. -Ahora masturbate el clítoris como lo hago yo... sigue... Gemí -Aguuss... -Eso es cariño, tócate para mi... Podía oírle mientras me tocaba y disfrutaba del olor que había dejado en las sábanas. -Quiero tu erección cariño... Le dije con desesperacion. -Lo siento cariño, no es posible, me tienes aquí y quiero oírte tener él orgasmo, sigue. Seguí como me ordenó y me metí los dedos en la vagina ya húmeda. Gemí aún más alto y repetido. Me temblaban las piernas. -Muy bien cariño... eso es... sigue... Mis piernas se estremecían y mientras me agarraba un pecho mojaba mis dedos de saliva para lubricarme la zona. -Quiero oírte cariño... -Aguuuuusss... sigue... -Yo sigo cariño... Me sentí al borde del orgasmo y me corrí, grité tanto que sentía romperme en mil pedazos. -Aguuuuuuuuuuuuusss..Ahhhh... -Eso es cariño, Dios mío, que ganas te tengo y que no estes aquí, voy a masturbarme cuando tenga 10 minutos solo, con la llamada que guardaré ahora... voy a hacer que el personal de limpieza se queje de la corrida que voy a dejarles en la pared del baño... Se rió ronco y yo jadeaba del placer. -Te quiero cariño... vuelve pronto... no quiero estar sin ti.. -No temas, en dos días estaré de vuelta. No estes triste y disfruta a solas. Guardo sorpresas para ti. Hablamos pronto, y límpiate... no quiero que vayas chorreando.. que luego te me pones enferma. -Sonreí cuando colgó, que feliz era.
Me levanté y cambié las sábanas llevándolas a lavar, me hice el desayuno y pensé en cómo hacer mi día sin mi marido. Era difícil pero algo se podrá hacer. Puse comida a los perros y me desayuné mis tostadas con mi té verde. Cuando acabé me di una ducha rápida, con un orgasmo nuevo con el agua entre mis piernas, -maldita sea cuanto sabe provocarme este hombre, pensé- Me dispuse a hacer algo de ejercicio y me vestí de deporte con unos leggins y un top, saqué conmigo a los perros y con sus correas y salí de casa a hacer footing. Hacia un día espléndido, mientras corría pensé en que más cosas podría hacer a lo largo del día. Cuando acabé de correr me dirijí a una zona más tranquila con más mujeres que estaban haciendo una clase de Tai-Chi. Pareció algo curioso y me apunté. Deje a mis perros atados en un árbol y conseguí integrarme, mientras intentaba hacer las posturas que el maestro hacía percibí las miradas que me echaba una mujer esbelta y muy trabajada del cuerpo, bastante alta y ojos verdes, con un cabello rojizo no muy brillante pero seductor. Intentaba no mirarla por temor y seguir con las posturas. A la hora de acabar la chica de pelo rojizo se me acercó y me ofreció ir a tomar algo a una terraza del parque. Le acepte amablemente y cogí a los perros y fui con ella. Al sentarnos me di cuenta que sus ojos veían algo que yo no podía ver, interés en mi, pensé que sería lesbiana al tener tanto atractivo por mi. Me pedí un Capuccino con hielo y ella una Coca Cola. Cuando esperamos se lanzó y preguntó: -Bueno rubia ¿y como te llamas? Todavía no me has dicho tu nombre. -Ah si, me llamo Sofía, encantada. Me reí con nerviosismo, todo esto era un poco presionado para mi. Cuando nos trajeron lo pedido ella se llevó el vaso de Cola a los labios y se los relamió al acabar de forma seductora tratando de no fijarme mucho en el detalle. -Que bonito nombre para una rubia, eres simpática o eso parece, yo me llamo Kyla. -Oh vaya, que original. Le dije y me lleve el Capuccino a la boca para probarlo, noté como la espuma de este se me quedo encima del labio, rápidamente ella pasó su dedo por encima y se lo llevó a la boca mirándome como un felino. Esto no tenía que estar pasando... Tengo un marido.. Me bebí cuánto rápido pude el Capuccino y le puse una excusa para irme rápido de ahí.
Cuando me fui me sentía mal, nerviosa y sin saber que hacer, llegue a casa y me metí a la cama para tranquilizarme. -Respira Sofia, respira, no ha pasado nada, pensé en mi- Cogí mi libro erótico que me estaba leyendo en esos momentos y lo retomé para olvidar lo sucedido. Leyendo poco a poco empecé a sentir muchas ganas de saciar mi deseo, me desnudé poco a poco y me metí mano, echaba de menos esa erección entre las piernas, pero a la vez sentía algo ahí por aquella mujer de esta mañana, quería quitármela de la cabeza y me centre en la imagen de mi marido. Cuando me leí el capítulo me quedé desnuda encima de la cama y con dos orgasmos encima, no quería darle más vueltas al tema de esta mañana, cerré los ojos y descansé hasta media tarde.
A la mañana siguiente alguien llamaba a mi puerta, fui en bragas y miré la mirilla, no podía ser. La chica de ayer. Venia vestida en un vestido muy ceñido que le resaltaba todas las curvas y el pelo liso sobre la espalda. Abrí y me asomé para ver qué quería. -Sofi, ayer te fuiste y me dejaste con el calentón. -No... yo... no soy ese tipo de... Antes de que me diera cuenta había entrado y puesto sus labios encima mío comiéndome la boca, no pude evitar besarla, algo me impedía desear esa experiencia, me llevó a la cama despacio saboreandome y le miré como si supiera todos sus secretos. Me tumbó en la cama y me besó poco a poco los pechos, el vientre, y un gran bocado a mi entrepierna sobre mis braguitas. Me las bajó y vio que estaba totalmente excitada y me besó de nuevo. -¿A que me decías que no... rubia...? -A... nada... Gemí de placer y ella se esforzó en darme un oral lento y cuidadoso, hasta que me metió los dedos y dio caña a mi punto G hasta que tuve un intenso squirt que le salpicó la cara. Ella estaba segura de lo que hacía, yo solo disfrutaba de ella, en el fondo algo esa mañana me tocó por dentro. Ella. Se quitó el vestido y se colocó encima mío para seguir besándome y masturbarme, se quitó el tanga y me lo hizo oler para luego tirarlo al suelo. Su entrepierna se frotó contra la mía y nos enlazamos como dos cisnes en un lago, disfruté tanto su estancia... hasta que caimos dormidas y abrazadas sin darnos cuenta...