Capítulo 2: ¿qué había pasado?

Lucas se arrepiente de como había terminado la noche e intenta solucionarlo...

Tras escuchar mis palabras, a Cristian se le inundaron los ojos de lagrimas, intentó decir algo, pero solo alcanzo a balbucear. Se paso el brazo por la barbilla para limpiarse los restos de mi lefa que aún llevaba pegados, cogió su camiseta del sofá y se la puso, con los ojos brillantes por sus lagrimas retenidas se levanto del suelo y se dirigió a la puerta de entrada.

Cuando escuche la puerta cerrarse, un millón de pensamientos se vinieron a mi cabeza… ¿qué cojones había pasado?, ¿por qué habíamos actuado de esa manera?, ¿en serio había dejado que mi vecino me hiciera una mamada?, pero también me vino un remordimiento de conciencia enorme, como le podía haber dicho que se fuera, así sin mas… yo no soy esa clase de persona que utiliza a otra (sea del sexo que sea) y después les da puerta, es mas odio a la gente que simplemente echa un polvo y a la mañana siguiente se marcha sin hacer ruido, sin despedirse, como si estuviera avergonzado y deja a la otra persona en la cama, que cuando se despierta se siente utilizada, solo falta que le hubiera dado los 50€ mientras lo echaba de mi casa…

Me encaminé aun vestido únicamente con el bóxer gris hacia la ducha, quería darme un agua en primer lugar para despejarme y también para quitarme el sudor que me había provocado ese festival de sensaciones…

Me metí en la ducha, abrí únicamente el agua fría y me metí debajo sin pensarlo. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, pero me sentía en la gloria. Una vez ya mas despejado, apague la ducha, cogí la toalla que había utilizado por la tarde para secarme y me seque a conciencia. Me fui a mi cuarto completamente desnudo, con mi miembro meneándose de un lado para otro y tal y como estaba me tiré en la cama que seguía deshecha desde por la mañana (que cerdo, como se notaba que no estaba mi madre). Me encanta la sensación de dormir completamente desnudo, dejando que mi rabo respire y que le acaricie la poca brisa que soplaba. Miré mi teléfono para ver la hora, eran casi las 3 de la mañana, estaba completamente reventado e intenté dormir.

Llevaba mas de media hora tirado en la cama y no conseguía dormirme, continuamente me venían a la cabeza imágenes de Cristian arrodillado delante de mí mamándomela que volvían a ponerme el rabo tieso, pero de repente, su imagen con los ojos llorosos, mirándome como intentando pedirme perdón (¿perdón por que?) venían a mi cabeza y hacían que bajase completamente mi erección.

En serio, como podía haber sido tan hijo de puta, como podía haber echado de mi casa a ese chaval, con el que había pasado una tarde de puta madre y que había acabado haciéndome una mamada no se si porque le apetecía desde un principio o si había sido fruto del alcohol o si tras contarle que me había quedado a dos velas otra vez le hizo querer echarme un cable…

No podía dormir, volví a mirar la hora y ya eran las 4, seguía dándole vueltas a la cabeza, miré la ultima conexión de Whatsapp de mi novia, la 01:15h, no le iba a mandar ningún mensaje, lo primero porque estaba durmiendo y luego porque que le iba a decir…

No se a que hora sería, pero acabé quedándome dormido, otra vez en sueños, volvían las imágenes a mi cabeza y una mezcla de sentimientos se apoderaban de mí… me desperté a las 07:30h, no había dormido ni 3 horas pero ya no aguantaba mas en las cama. Me levante, mi pene se había despertado morcillón, y tenía ganas de mear. Agarré un bóxer limpio de color celeste del cajón, y me dirigí al cuarto de baño, eché una buena meada, de un color amarillo oscuro (no estaba acostumbrado a beber tantas mierdas como ayer y mi cuerpo lo dejaba claro). Me puse el bóxer y me fui a la cocina a beber un baso de agua.

Me fui al salón y desde la puerta, miré al sofá y nuevamente se vino la imagen de la noche anterior a mi cabeza, mi rabo dio un pequeño salto y comenzó a ponerse morcillón, me lo recoloque en el bóxer poniéndolo hacia un lado y me puse a recoger todo lo que habíamos dejado en la mesa la noche anterior, los platos de la cena, los vasos de los cubatas, los refrescos y la botellas de ron, que al cogerla me di cuenta de que nos la habíamos acabado (no estaba entera cuando la cogí, le faltarían como 3 cubatas, pero vaya fiestón nos habíamos montado).

Cuando volví al salón, encendí la consola y me di cuanta que Cristian se había dejado su mando y los juegos que había bajado. Cogí los juegos para ver cuales eran, uno de coches, uno tipo COD y un juego nuevo, recién salido al mercado “ Ghost of Tsushima” , al ver este juego, se me ocurrió que jugar a un juego distinto a los que jugaba normalmente me vendría bien para dejar de pensar en lo que había pasado. Abrí la caja para sacar el disco y dentro, estaba el ticket de compra, al mirarlo vi que en realidad era un ticket de pre-compra en el que aparecían los datos del comprador, me puse a leer el ticket y vi que en el salía el nombre de Cristian, su correo electrónico y su teléfono móvil. Me quedé mirando el ticket un par de minutos y acabé cogiendo mi teléfono. Añadí su número a mi agenda y abrí Whatsapp. Estuve como cinco minutos con una conversación abierta con su contacto sin saber si escribirle o no. Finalmente, pensé un poco y comprendí que debíamos hablar las cosas, por lo que me decidí a mandarle un mensaje.

Hola Cristian, soy Lucas tu vecino. Te dejaste ayer el mando y los juegos en mi casa y dentro de uno de los juegos, estaba el ticket con tu número de teléfono. Te escribo porque tenemos que hablar de lo que pasó ayer, llevo rallado desde que te marchaste y creo que tenemos que hablar. Me siento fatal por como acabó la noche de verdad. Cuando leas este mensaje, avísame y te bajas a casa y hablamos. Estuve unos cinco minutos con el mensaje escrito sin saber si enviarlo o no. Finalmente, le eché valor y envié el mensaje. Me quedé dentro de la conversación mirando el teléfono un rato, pero en menos de 5 minutos los dos ticks se pusieron de color azul y debajo de su nombre de contacto, apareció la palabra en línea.

Al momento, debajo de su nombre apareció la palabra escribiendo , y estuvo escribiendo como 2 minutos. El mensaje no llegaba, el se desconecto del Whatsapp y yo pensé que se había arrepentido y que no me iba a contestar. Dejé el móvil encima de la mesa, y volví a sentirme como una mierda. Decidí ir a la cocina a prepararme el desayuno (no tenia ni hambre ni ganas, pero tenía que volver a comer sano, me había pasado tres pueblos). Ya en la cocina, me preparé como todas las mañanas un bol de bruta con muesli y me fui al salón a desayunar. Estando desayunando, sonó el teléfono, corriendo deje el bol de fruta en la mesa, desbloquee el iPhone y me di cuenta de que el mensaje era de Elena: Buenos días nene, que tal estas? Espero que hayas dormido bien y que no te hayas aburrido mucho. Mi abuela sigue igual, mis padres no saben como va a acabar la cosa y de momento no vamos a volver a Huesca en unos días. Jo me apetecía mucho el finde en la playa solitos :’( te prometo que en cuanto vuelva vamos a estar solos dos o tres días, sea donde sea. Te amo nene.

Joder, por que se torcían todos mis planes, que mierdas había echo para que el destino me castigara de esta manera. Pensé en que contestarle a Elena pero no se me ocurría nada que no tuviera un tono borde, así que la dejé en visto y volví a dejar el teléfono sobre la mesa y me puse a terminarme el desayuno.

Serían las 9 de la mañana cuando volvió a sonar el teléfono, pensé que era Elena recriminándome que la había dejado en visto por lo que miré quien era sin entrar en Whatsapp para no aparecer en línea. Para mi sorpresa, era Cristian. Corriendo abrí el Whatsapp para leer sus mensajes: Con las prisas me fui sin recoger mis cosa, ya me perdonaras. Si no te importa, dejas mis juegos y mi mando sobre la alfombra de la entrada de tu casa, que ya pasaré a recogerlos.

Joder, no me esperaba esa contestación… me hizo sentirme como una mierda y por mi mejilla empezó a escurrir una lagrima. Rápidamente pase mi mano por mi cara, volví al Whatsapp y le mande unos mensajes: Cristian, de verdad, perdóname, se que ayer no me porte bien, pero no supe como reaccionar. Por favor, ven a casa y lo hablamos a la cara, hablando se entiende la gente. Yo no voy a dejar tus cosas en la alfombra del descansillo, si las quieres ven a buscarlas y hablamos. Por favor, no hagas que me sienta peor de lo que ya me siento, dame una oportunidad para justificarme o al menos para explicarte lo que paso. Le mandé el mensaje que lo leyó automáticamente, estaba como yo, todo el rato sin cerrar la conversación. Cristian volvió a escribirme: Lucas, ayer hiciste que me sintiera utilizado, sinceramente no entiendo que fue lo que se me paso por la cabeza para hacer lo que hice, pero lamentablemente, lo hecho, hecho esta, yo no puedo borrar lo que paso. No he podido dormir en toda la noche, estuve mas de una hora llorando después de que me echaras de tu casa y no se si va a ser bueno que nos volvamos a ver. Los juegos y el mando te los puedes quedar.

No me esperaba esa contestación la verdad, volví a escribirle, esta vez sin saber ya que mas decirle: Cristian, no quiero tus juegos y tu mando, simplemente quería que me dieras la oportunidad de disculparme y de que habláramos de lo que paso. Entiendo como te sientes, pero créeme, yo me siento peor, yo no soy así y ahora mismo estoy destrozado. Dejo tus cosas en la alfombra de entrada de mi casa, baja a recogerlas cuando quieras. Le envié el mensaje y nuevamente, mis ojos se inundaron de lagrimas. Cogí sus cosas y tal y como le había dicho, las deje en la alfombra que esta delante de la puerta de entrada en casa.

Al cerrar la puerta, todo lo que llevaba acumulado en mi cabeza explotó y rompí a llorar. Por un lado, no entendía que me pasaba, si es cierto, me había comportado como un cabrón, pero yo había intentado disculparme. Por otro lado, en mi cabeza no acababa de entender que había pasado el día anterior, todo había empezado como una tarde de “amigos”, jugando a la consola, cenando y bebiendo un poco (o demasiado visto lo visto) y había terminado conmigo tirado en el sofá, con el rabo al aire y con mi vecino haciéndome una mamada que en aquel momento disfrute como si hubiera sido la primera. Pero lo jodí todo echando al chaval de mi casa aun con mi semen en su barbilla, sin darle las gracias por lo que había echo, sin ni siquiera darle tiempo a que se limpiara y a que hubiéramos hablado de que había pasado, en definitiva, comportándome de la manera que mas odio.

Estaba completamente destrozado, y el sueño empezaba a estar presente en mí… no había dormido ni 3 horas y eso se notaba, así que cogí y me tiré encima del sofá, cerré los ojos y me quedé dormido. No se cuanto tardaría en quedarme dormido, pero no debió de ser mucho porque no recuerdo que estuviera dándole vueltas a la cabeza…

De repente, el timbre de la puerta me saco de mi trance, abrí los ojos y me cubrí la cara con las manos, el sol en ese momento era cegador, debía de llevar un buen rato dormido, miré mi reloj y efectivamente, era la 13:00h. Me estiré para desperezarme y me levanté, me dirigí hacia la puerta y sin mirar por la mirilla, la abrí.

Me sorprendí al ver que era Cristian, llevaba sus cosas en las manos y se me quedo mirando. Hoy iba vestido con unos vaqueros cortos y llevaba la camiseta del Barcelona. Como un tonto le dije –Hola Cristian, no esperaba que bajaras y menos aún que llamaras a la puerta– fue lo primero que se me ocurrió decir… –¿Quieres entrar y hablamos?– le dije, dibujando una sonrisa en mi rostro apartándome a un lado para dejarle pasar.

He de decir, que se lo pensó, estuvo como medio minuto pensando si entrar o no, pero finalmente se puso a andar en dirección a mi casa y entró.

Yo cerré la puerta y lo primero que salió de mi boca fue un lo siento, pero uno de los de verdad, uno de los que cuando lo escuchas sabes que la persona que te lo esta diciendo, esta verdaderamente arrepentida de lo que había hecho. Justo en ese momento, mis ojos volvieron a ponerse brillantes debido a las lagrimas que se estaban acumulando en ellos.

Cristian se dio la vuelta, me miro la cara y cuando vio mis ojos, comprendió que de verdad estaba arrepentido de la manera en la que había actuado la noche anterior.

Se dirigió hacia el sofá, agacho la cabeza y me dijo –Lucas, no se que pasó ayer, no había hecho algo así en mi vida– lo dijo con la voz temblorosa, con una mezcla de vergüenza y rabia.

Yo me acerque a el, le puse la mano en el hombro, que provoco que el levantara la cabeza mirándome a los ojos y le dije –no pasa nada Cristian, habíamos bebido, estábamos súper agusto los dos y paso y punto–, no se me ocurrió otra cosa que decirle… realmente no lo pensaba, yo soy hetero, estoy súper seguro de mi sexualidad y estoy convencido de que por mucho alcohol que bebiera, no actuaría de esa manera en mi vida. Realmente, pensaba que o bien Cristian me había mentido y era gay y por lo tanto no lo había dejado con su novia o era bi. Realmente no me importa, quiero decir, que respeto la libertad sexual de todo el mundo, es mas, tengo un amigo gay y para mi es uno mas de la cuadrilla. En ese momento, por mi cabeza pasaron imágenes del día anterior, la mirada que me echo al bajar a buscar su camiseta cuando yo iba solo con una toalla a la cintura, cuando me saludo desde la ventana cuando yo me estaba dando una refrescante ducha en mi terraza, ¿Cuánto tiempo habría estado mirándome mientras me duchaba únicamente con unos bóxer puestos?, el escaneo que me hizo al entrar en mi casa para jugar a la Play, fijando su vista en mi paquete, cuando me toco los abdominales… eran señales que el día anterior o bien no había percibido o bien no había querido percibirlas…

Como vi que se estaba haciendo un silencio muy incómodo, quise romper el hielo iniciando yo la conversación.

–A ver Cristian, por donde empiezo– le dije, pero antes de que el pudiera decir nada continué hablando. –Lo siento mucho por como te trate ayer, me porte como un cabrón haciéndote irte de mi casa de esa manera, sin despedirme de ti y sin decirte nada mas– me costaba expresarme porque para mi, estaba siendo una situación muy incomoda. –La verdad, es que pasamos un día genial, disfrute un montón jugando contigo a la consola, cenando y hablando hasta bien entrada la noche, me sorprendió que nunca nos hubiéramos fijado el uno en el otro– en ese momento, Cristian me cortó.

–Yo si que me había fijado en ti, es mas, llevo fijándome en ti desde hace muchos años, somos vecinos de toda la vida y siempre…– en ese momento hizo una pequeña pausa y se levanto para estar de pie como yo (aunque era bastante mas bajo) y siguió hablando, –tengo que decirte una cosa, ayer no fui del todo sincero contigo, te dije que era hetero y que lo había dejado con mi novia hacia poco mas de un mes y sí, eso era cierto, rompí con Claudia a final de curso, justo al acabar la selectividad, pero no soy hetero, soy bi, nunca le he dicho esto a nadie– se giró dándome la espalda y poniendo sus manos sobre su cara, empezó a sollozar y mi reacción, fue abrazarle por la espalda y decirle que no pasaba nada, que cada uno era libre de decidir su orientación sexual y que no hacia falta que lo fuera pregonando, no tenía que estar escrito en su tarjeta de presentación.

Cristian, al notar el contacto de mi desnudo cuerpo cubierto únicamente con un bóxer, se estremeció un poco e instintivamente, se separó ligeramente de mí.

Le agarre de los hombros, y le hice darse la vuelta para que se quedara nuevamente mirando hacia mi. El se giró, pero mantuvo la cabeza mirando hacia el suelo, le agarre el mentón y le levante ligeramente la cabeza para que se quedara mirándome a los ojos y le dije –Cristian, de verdad, no estoy enfadado contigo ni por lo que hiciste ni por lo que me “ocultaste”, estoy enfadado conmigo mismo por como te traté–.

En ese momento, paso sus brazos por detrás de mi espalda, fundiéndose en un abrazo y apoyando su cabeza sobre mi pecho. Yo le devolví el abrazo y estuvimos así aproximadamente un minuto.

Me separe y le pregunte si le apetecía quedarse a comer, que preparaba algo rápido y luego podíamos jugar a la Play un rato, –me sigues debiendo una revancha– le dije a modo de broma golpeándole en el brazo, lo que le hizo sonreír por primera vez ese día.

–No es mi culpa que seas tan paquete jugando al FIFA– me contestó sonriéndome, lo que hizo que se me olvidara lo mal que lo había pasado.

–Me voy poner una camiseta y un pantalón y preparo algo para comer– le dije mientras me dirigía a mi cuarto para coger algo de ropa –¿te gusta el pollo con arroz?– le pregunté desde el cuarto.

–Sí, me gusta todo– me contesto mientras yo me abrochaba el pantalón corto vaquero. –¿Lucas, puedo ir al servicio?– me preguntó.

­–Claro Cristian, como si estuvieras en tu casa– le conteste mientras me dirigía a la cocina y me lo cruzaba en el pasillo dirección al cuarto de baño.

Mientras yo preparaba el pollo con arroz, Cristian estaba en el cuarto de baño. Una vez entro en el baño, lo primero que vio fueron mis bóxer de color gris tirados en el suelo, los que había llevado el día anterior. Sin mucho reparo, se agacho, los cogió y se los llevo a la nariz, aspiro el aroma que aún tenía y casi de manera automática se le empezó a poner tiesa. Cristian se bajo los vaqueros cortos y los bóxer que llevaba, se sentó en la taza del váter, se subió un poco la camiseta de futbol y comenzó a tocarse su miembro, que ya estaba prácticamente duro. No tenía una mala herramienta, un pene con un prepucio que le cubría prácticamente el glande entero, de un tamaño prácticamente idéntico al de Lucas pero un poco mas fino. Comenzó a realizar un movimiento de sube y baja sujetándose el prepucio con sus dedos índice y pulgar de su mano derecha, mientras con su mano izquierda, acercaba nuevamente el gallumbo gris de Lucas a su nariz, ahora procurando poner la zona delantera, la zona en la que se apoya el pene, sobre su nariz. Esto hizo que terminara de empalmarse y cambió sus dos de dos por la mano completa, añadiendo al juego un escupitajo, que le ayudó a lubricar la zona. Ya con su rabo completamente tieso, bajó completamente su prepucio, dejando al aire su glande por el cual empezaban a aparecer las primeras gotas de precum, el ritmo de la paja fue aumentando gradualmente hasta que tras unos tres o cuatro minutos terminó corriéndose sobre su abdomen, una buena corrida, teniendo en cuenta que llevaba como 5 días sin descargar y sumando a eso, el calentón con el que se había ido ayer de la casa de Lucas. Cogió papel higiénico, limpió todo el semen de sus abdominales, volvió a dejar el bóxer de Lucas donde lo había encontrado, tiró de la cadena y comenzó a vestirse.

De repente, desde el otro lado de la puerta, se escucho la voz de Lucas –Cristian, ¿estás bien?–.

CONTINUARA…

Espero que os haya gustado este segundo relato de esta seria. Disculpar tan poco “sexo”, pero me apetecía solucionar la relación de los dos personajes, para que, en el futuro, quien sabe, puedan seguir jugando juntos, aunque por lo que se ve, ¿¿¿los juegos vendrán únicamente por un lado… o cambiara la cosa mas adelante???

Si os ha gustado este segundo capitulo, agradecería que me lo hicierais saber dejándome un comentario, tanto positivo como negativo, no tengo costumbre de escribir novela erótica, y me gustaría que, con vuestros comentarios, la calidad de los relatos, fuera aumentando.