CAPITULO 18 TAIL / la cola de caballo

Cuando un chico no quería ser follado se metía a sí mismo en su culo un tail, o cola simulando el rabo de un animal, con lo cual quedaba ocupado su conducto anal, y podía andar desnudo, dejando claro que no quería ser follado, solo follarse a otros

Como ya os hemos dicho en ‘La Isla de los muchachos’ había chicos de todas las edades. Normalmente estaba todo el mundo desnudo. Alguno llevaban un calzón o tanga, era habitual pasearse en pelotas, aunque podías usar un bañador o calzoncillo (de un color según tu edad). Pero nadie tenía pudor a ir desnudo por todas las instalaciones. Y es más, cuando usaban calzón o tanguita era para parecer más sexys, insinuar y marcar paquete.

Como ya os he contado en capítulos anteriores, a parte del código de edad, había dos clanes o tribus: la de los dadores y la de los recibidores, y cada cual podía elegir a cual pertenecer. Para ello había que simplemente elegir (eso sí, para ser dador de gran nivel había que pasar unas pruebas).

Los recibidores eran chicos que les encantaba ser pasivos y tener pollas en su culo. De hecho se creían en su clan superiores, pues corría la leyenda que el semen era un líquido vital, y que rejuvenecía (ello explicaría por qué todos los chicos, de hasta 42 años, parecían tan jóvenes). De hecho Shanilo tenía una cara y una voz de niño a pesar de sus 42 años. Algunos le echarían 19.

Los recibidores hacían todo lo posible por recibir ese fluido vital bien mamando penes o logrando tener relaciones sexuales en cualquier sitio del complejo, bien en las zonas exteriores, sobre el césped, en la playa, en la piscina –incluso dentro del agua junto al borde de la pared–, o bien en las instalaciones interiores: vestuarios, cubículos, duchas…

El otro clan eran los dadores, que eran los que creían tener más poder, y creían ser los más fuertes y superiores por follarse a los demás muchachos.

Así todo el mundo estaba contento y estaba en la creencia de que su clan era el mejor.

Los chicos se iban poco a poco, según iban creciendo -de jovencitos podían tener ambas experiencias-, decantando por pertenecer a un clan, pero no era obligatorio, y de hecho había muchos muchachos que ejercían, según el día, o según la apetencia, de activos y pasivos, incluso en el mismo día, incluso en la misma relación con el mismo chaval, podían empezar siendo activos y terminar de pasivos, o viceversa –como ya os conté en el episodio 3 y 4 con Mark y Adrian, en su primera encalada mutua. Pero había una forma de elegir si sólo querías follar y no ser follado (aquel día o en aquel momento): eran los tails o colas o rabos de animal. Como todos los chicos iban desnudos, y muchas veces tenían sexo sin apenas hablar (de hecho ya hemos explicado el código de colores de la vestimenta en los primeros episodios para saber visualmente ellos la edad del chico con querían tener una relación sexual), los que no querían en ese momento ser penetrados analmente se introducían en el ano una especie de cola o rabo. Era una especie de but plug. El rabito, que podía ser simple y liso, incluso de color (aunque habitualmente eran negros los había rojos), podía tener incluso pelo artificial emulando la cola de un zorro o de un perro. Era como una bola en forma de pera, más ancho, aunque empezaba en punta. Los había de metal, de plástico o de goma, con diversas longitudes y anchos (lo que producía diferente disfrute y estimulación anal a aquel que los portase puestos), pero todos tenían la misma forma: estrechito para entrar en el ano fácilmente (aunque algunos necesitaban lubricación), gordo y ancho para que quedase dentro del ano (por eso tenían forma de pera, bola u óvalo), y luego super estrecho en la parte que iba a quedar en el esfínter, para que no se moviera. Y luego la parte exterior con forma de rabo o cola de animal, que indicaba visualmente que tenías el ano ocupado por un objeto, con lo cual en ese momento no te apetecía ser follado, sino solo follar.

Los tails estaban disponibles para todos los chicos en sus taquillas o casilleros de los vestuarios… y así si no les apetecía hacer de pasivos y querían andar desnudos por el complejo de la isla sin ser follados, sólo tenían que introducirse este dispositivo anatómicamente diseñado, en el culete, y salir a pasear sin problemas. Por la forma ergonómica que hemos contado algunos dispositivos costaba ponérselos (pero luego llevarlos dentro, al ir caminando, daba mucho placer y estimulación anal. Incluso algunos chavales con él puesto iban pre-eyaculando). Shanilo hoy sólo quería ser activo así que se fue a su taquilla del vestuario y eligió el modelo de tail que hoy iba a llevar (como si fuese una prenda de ropa). Había uno con forma de huevo con la puntita un poco afilada, y de metal (el tener algo metálico, frío, iba a ser muy excitante). Shanilo lo agarró, lo sacó del armario, le puso un poco de lubricante en la puntita de metal, y flexionó un poco sus piernas hacia delante dejando un poco en ángulo su cuele para facilitar la instrucción anal. Con un poco de esfuerzo y cerrando los ojos de dolor (era un huevo de un buen tamaño), Shanilo se metió eso en el culo… y ziiiiipppppp. ¡¡Una vez logró que la forma más ancha del huevo entrase en su culo el culo se tragó, engullió, el resto del objeto, que era, como hemos dicho, ovoide. El huevo de metal estaba dentro de su culo, en su ano un pequeño saliente y fuera del ano una bella cola emulando a la de un caballo. (Los había con forma de cola de perro, de zorro, y de otros animales)

Shanilo ya tenía el dispositivo dentro. La forma de huevo hacía que no se cayese. De hecho había quedado ajustado dentro del ano (e incluso iba a tener que tirar con fuerza para sacárselo).

El pene de Shanilo se había empalmado con esa experiencia. Y así, desnudo, con el huevo del que salía la cola de caballo, de su culo, salió al exterior del complejo a follarse a todo bicho viviente, sin ser follado. (De hecho nada podía ser metido en su culo hasta que ese tail/butplug fuese sacado de su ojete)

(Continuará)