Capítulo 1.8 - La psicóloga
Sábado (3/5)
Todos los que te conocemos sabemos exactamente cómo eres... cuáles son tus prioridades en esta vida... nadie es gilipollas aunque tú pienses lo contrario... doctora... todos te conocemos hace muchos años y ya no engañas a nadie... nos dejarías tirados en cualquier momento sin pestañear... se lo hiciste a tu ex-marido y lo harías mañana con cualquiera... si se lo hiciste incluso a tu propia madre... haz memoria... ¿alguna vez te ha llamado alguien para algo importante?... todo el mundo sabe que no se puede contar contigo para absolutamente nada... siempre con tus ridículas excusas.
Yo nunca he dado excusas ridículas a nadie por darlas... ¿tan difícil es entender que alguien tenga que trabajar?
Doctora... vamos a dejarlo... cuando no apareciste en la cena el viernes antes de la boda todos sabíamos el motivo, pero desconocíamos por completo la realidad de lo que de verdad estaba pasando, ni yo misma me imaginaba lo grave que era el problema... ¿piensas que tu madre te llamó el viernes por casualidad?... cuando llamé a tu ex-marido supe que algo grave estaba pasando, me quedé pálida...
Sorpréndeme...
Por primera vez... doctora... por primera vez en su vida no te justificó, ni puso ninguna excusa... se limitó a decirme que eras así, que nunca ibas a cambiar y que él ya se había cansado de intentar que cambiaras... yo tuve que mentirle a tu madre y decirle que tu ex-marido no contestaba al teléfono... ¿qué iba a decirle?... ¿la verdad?... sé que tu madre te llamó y habló contigo... y sé también que le mentiste sin remordimiento alguno, como siempre... eres una egoísta y una hija de puta... ¿ya te lo he dicho?... pero a tu madre no le dije nada.
Mi ex-mejor amiga se levantó... fue a la cocina, volvió con otra botella de vino y se sirvió...
A la mañana siguiente bajé a desayunar sobre las nueve de la mañana... ya había bastante gente en el comedor y también en la zona del bar... me crucé con un camarero que llevaba una botella de whisky y un vaso en una bandeja... me pareció raro a esas horas... ¿quién podría estar bebiendo whisky tan temprano?
¿Y quién era?
Doctora... ¿necesitas una respuesta?... ¿en serio?... cuando acabé de desayunar y volvía a la habitación vi a tu ex-marido en una mesa de aquel bar con la botella de whisky por la mitad y un vaso al lado... estaba triste, muy triste... llevaba un vaquero roto y una camiseta vieja sin planchar... me quedé de piedra y decidí acercarme... cuando me vio rápidamente escondió algo, poniéndolo sobre una silla debajo la mesa... quise hablar con él pero me dijo que iba un momento al servicio y que le vigilara el sitio... me dejó con la palabra en la boca.
Típico de mi ex-marido, él era así... cuando algo le incomodaba buscaba cualquier excusa para no hablar directamente del problema... siempre buscaba la forma de alargar la situación como si el problema fuese a desaparecer o solucionarse sin afrontarlo.
¿Sabes lo que había en el sobre... doctora?
¿No me digas que lo abriste?... serás cotilla... siempre metiéndote en los asuntos de los demás... en las camas de los demás... donde no te llaman...
Doctora... ¿ahora me atacas?... ¿te incomoda la pregunta o temes acertar la respuesta?... no te preocupes, ya te respondo yo y te evito el mal rato... aquel sobre contenía los papeles de tu divorcio firmados por tu ex-marido y su anillo de boda.
¿Cómo?... ¿me estás diciendo que mi ex-marido se llevó los papeles del divorcio firmados a la boda de mi hermana? – dije incrédula.
Sí... doctora... durante años fuiste tensando la cuerda... cada día un poquito más... ¿no sabes que las cuerdas se rompen?
¡MIENTES!... él jamás haría algo así... – grité.
Cuando tu marido volvió yo me marché sin decirle nada y te llamé... una vez, y otra, y otra... hasta que por fin contestaste... ¿qué coño estabas haciendo que tardaste casi una hora en contestar al teléfono?... ¿tan importante era la puta conferencia o tenías compañía en la habitación y te molestaba mi llamada?
Puf... así que esa era la razón de la famosa llamada que me sacó de la cama aquel sábado...
ZORRA... ¿te piensas que todas somos como tú y nos metemos en cualquier cama a la menor oportunidad? – le grité con rabia.
Después de hablar contigo, fui a buscar a tu ex-marido y le mentí a la cara... le dije que me habías llamado desde el aeropuerto... que habías entrado en razón y que estabas de camino... que no le habías llamado porque querías darle un sorpresa... le mentí a la cara para intentar darte una última oportunidad con él, una última oportunidad para que salvaras tu matrimonio... ¿y tú qué hiciste doctora?... ignorarle por completo... como siempre... ni siquiera te dignaste a llamarle por teléfono para preguntarle cómo estaba.
¿Y cómo sabías que tras aquella llamada volvería?
No lo sabía... doctora... nadie entiende qué coño te pasa por la cabeza... quizá ni tú misma lo sepas porque sólo tienes mierda ahí dentro... creo que ni ahora mismo lo sabes y te mientes a ti misma... pero ¿qué otra opción tenía?... ¿qué dice la experta en psicología?... ¿en algún congreso has encontrado la respuesta?
¿Y cómo reaccionó mi ex-marido?
Se le iluminó la cara... me dijo que tenía que ir a casa... que tenía muchas cosas que hacer... que iría a buscarte al aeropuerto... se fue corriendo... parecía un niño al que le acababan de regalar el juguete de sus sueños... una hora más tarde yo bajaba para el cóctel en el ascensor... cuando la puerta se abrió, allí estaba tu ex-marido con una sonrisa de oreja a oreja...
¿Pero no decías que te había dicho que iba al aeropuerto?... no entiendo nada.
Nunca has entendido nada... doctora... ese ha sido siempre tu problema... iba cargado de bolsas y con varios ramos de rosas amarillas...
Mis favoritas...
Sí doctora... tus favoritas... tu ex-marido subió en el ascensor... yo me fui al cóctel donde ya estaban todos o casi todos y me encontré con tus padres... hablamos un rato y les tranquilicé diciéndoles que todo iba a salir bien, nunca había visto a tu madre tan nerviosa... pensé en volver a llamarte para saber dónde estabas, pero me di cuenta que me había olvidado el teléfono en la habitación... cuando subí a buscarlo tu hermana y tu ex-marido estaban discutiendo en el pasillo a gritos... frente a su habitación.
¡MENTIRA!... no dices más que mentiras... ¿no te cansas nunca?
Doctora... ¿sigues aquí?... si todo lo que digo son mentiras... sabes dónde está la puerta.
JODER... me había pillado... pero ahora no podía irme... quería saber cómo acababa la historia... ¿quién no querría saberlo?... pero sobre todo quería saber cómo aquella ZORRA iba a justificarme el haber acabado en la cama con mi ex-marido aquel día...
Me crucé con tu hermana y le recriminé lo que hacía... ¿sabes qué me dijo?... me dijo literalmente que tenía que ver lo que había hecho el gilipollas de tu ex-marido en la habitación, que parecía un templo del amor... que ella sí le haría feliz y no una desgraciada como tú.
¡MENTIRA!... mi hermana no es así...
Doctora... piensa lo que quieras... media hora después aparecía tu ex-marido por el cóctel radiante... impecablemente vestido con su traje gris marengo, su camisa oscura y su corbata blanca... tenías que haber visto a las mujeres, se les caía la baba... algunas hasta se daban codazos entre ellas...
¿Y a ti qué se te caía ZORRA?... ¿la baba?... o quizá ¿las bragas?
Eres una hija de puta... ¿lo sabes?... pero eso no tiene remedio... a mí se me caía la baba, las bragas y todo lo que quieras que se me cayese... como a todas... ¿te piensas que soy de piedra como tú?... bueno, lo que te contaba... se me acercó y me dijo que iba a buscarte al aeropuerto, que si había vuelto a hablar contigo, que a él no le cogías el teléfono.
Vaya... así que a esa hora el teléfono ya se había quedado sin batería...
Cuando tres horas después lo vi entrar en la iglesia todavía tenía la esperanza de que por una vez en tu puta vida hubieses hecho lo correcto... pero no... la doctora no estaba...
No había asientos libres en el avión... ¿qué querías que hiciera?
Doctora... es la historia de tu vida... excusas, excusas, excusas... ¿no te cansas?
No fue una excusa... no había plazas libres y tuve que alquilar un coche.
¿Quieres la razón?... te la doy... el caso es que tras la ceremonia nos fuimos todos al salón de fiestas... tu ex-marido tardó en aparecer y lo hizo para sentarse sólo en una esquina con una botella de whisky y la cabeza baja... desde lejos todas las mujeres de la fiesta disimuladamente lo observaban... las amigas de tu hermana, incluso las casadas, ya se estaban echando a suertes el orden para tirarle la caña durante el baile.
Y a ti te tocó la primera... ¿verdad ZORRA?
Mira gilipollas... que sea la última vez que insultas si no quieres salir en ambulancia de esta casa... no hay más advertencias...
Cogí me vaso de coñac y vacié lo que quedaba en mi boca... nuevamente cogí la botella y me serví otro vaso para hacer un poco de tiempo... quería que mi ex-mejor amiga siguiera contando, pero no me atrevía a pedírselo de palabra...
Llegó la hora de la cena y todos fuimos ocupando nuestros sitios... tu ex-marido caminaba algo dubitativo debido al alcohol... digámoslo así, dubitativo... se sentó en la esquina de la mesa... colocó su americana en la silla de al lado, donde debería haber estado sentada la doctora... se notaba que no quería hablar con nadie... yo me senté al otro lado de la silla vacía y puse también mi chaqueta y bolso sobre la silla... nos sirvieron los entrantes y tu ex-marido estaba como ido... tu madre que estaba a mi lado y también yo, intentamos hablar con él, pero no nos hizo ni caso... y entonces sucedió.
¿Qué burrada hizo ese impresentable?
Burrada ninguna doctora... tu ex-marido siempre ha sabido comportarse y ha sido un todo un caballero... es una pena que no hayas aprendido nada de él en vuestros años de casados, aunque sólo fuera un poco de educación y buenos modales... no te habría venido nada mal... ¿has oído alguna vez esa frase de que un aleteo de mariposa puede generar un huracán en la otra parte del mundo?
¿Un tópico?... ¿se puede ser más patética?... ¿me vas a justificar haber acabado aquel día follando con mi ex-marido con un tópico?... ¡eres patética!
Estaban sirviendo la sopa cuando sonó mi teléfono... sí, eras tú doctora... tu ex-marido se giró y vio tu cara en la pantalla... algo intentó, bueno no sé si intentar es la palabra, pero algo quería hacer y sin querer tiró la silla... el camarero tropezó con ella y toda la sopera ardiendo que llevaba se me cayó encima.
Jajajaja... deberías estar patética... eso lo quería haber yo visto.
Doctora... para ver las cosas hay que estar presente y tú nunca estabas... las anécdotas graciosas de la vida no suceden en congresos de psicología aunque tú pienses lo contrario... suceden en la vida real con tu familia y tus amigos... allí estaba yo empapada de la cabeza a los pies con la sopa mientras todos me miraban... tu ex-marido se disculpó, estaba rojo de vergüenza y yo no sabía muy bien qué hacer... entonces me dijo que en su habitación tenía tu vestido, que si quería podía ir y ponérmelo.
Mi ex-marido siempre tan caballeroso... y tú aceptaste, qué ibas a hacer... ¿verdad?
Cuando llegamos a la habitación, abrió la puerta y me hizo pasar... entonces me quedé en shock... entendí lo que me había dicho tu hermana por la mañana... había un camino de pétalos de rosa amarilla en el suelo desde la entrada hasta la cama, más pétalos sobre la cama... velas sobre las mesitas... sobre la cama junto a tu vestido, un paquete envuelto con papel de regalo con una rosa amarilla y una nota.
Y me puse a llorar... pensando que todo aquello lo había preparado para mí...
Vaya doctora... ¿lloras?... a ver si al final vas a tener sentimientos y un corazoncito después de todo... el caso es que mientras tu ex-marido abría el mini bar y cogía dos o tres botellitas... yo cogí la nota, el vestido y me encerré en el baño.
¿Qué decía la nota? – supliqué más que pregunté.
Ya llegaremos a eso... doctora... cuando estaba encerrada en el baño tu ex-marido llamó a la puerta y me dijo que si necesitaba ropa interior me dejaba algo junto a la puerta... que él me esperaba en el pasillo, que no había prisa... y sentí como la puerta de la habitación se abría para luego cerrarse...
¿No me lo vas a decir?... ¿qué decía la nota? – dije con desesperación.
¿Ahora te interesa... doctora?... para ser alguien que siempre ha ignorado a su ex-marido y no ha intentado hablar nunca más con él, me resulta sorprendente que ahora de repente parezcas tan interesada en saber cosas...
Claro que he intentado hablar con mi ex-marido... aquella noche, al día siguiente... le llamé durante semanas pero él nunca respondió a mis mensajes.
Jajajaja... llevas toda la tarde diciéndome que miento... doctora... ¿quién miente ahora?... ¿quién es la patética ahora?
¡Tú qué coño sabrás!... no has sabido nada de mí desde el día de la boda.
Te lo he dicho doctora... yo lo sé todo... ¿no te lo crees?... tú misma... el caso es que me quite el vestido mojado por la sopa, la ropa interior también mojada y pensé que lo mejor era darme una ducha... cuando salí de la ducha vi que sobre el lavabo había incluso maquillaje y perfume... supongo que eran tuyos, que todo aquello estaba en alguna de las bolsas que llevaba tu ex-marido cuando me lo crucé por la mañana en el ascensor... no tenía ropa interior seca, pero recordé lo que me había dicho tu marido y abrí la puerta del baño... no, ni lo pienses, tu ex-marido no estaba en aquella habitación... me vestí, me maquillé, me perfumé... sólo había un problema... la cremallera del vestido.
Cierto, recordé que aquel vestido tenía la cremallera en el centro de la espalda que era imposible subirse una misma, era necesario que alguien lo hiciera.
El caso es que ya preparada abrí la puerta de tu habitación sujetándome el vestido con una mano para volver a la boda... allí estaba tu ex-marido en el pasillo, tirado en el suelo medio dormido con las botellas del mini bar vacías... como pude le desperté y le dije que ya estaba lista y podíamos volver abajo, pero me dijo que no... que ya había hecho demasiado el ridículo delante de tu familia y que él se iba a la cama.
¿Y entonces sucedió?
No sucedió nada doctora, aunque sucedería... cuando conseguí levantarlo y que entrara en la habitación, yo misma cerré la puerta y comprobé con las dos manos que estaba bien cerrada... pero cuando me di la vuelta y me iba para el ascensor se me cayó el vestido y recordé que no me había subido la cremallera... ese fue mi error...