Capítulo 1.6 - La psicóloga

Sábado (1/ 5)

Me desperté en el sofá del salón, me había dormido allí... estaba nerviosa y con bastante dolor de cabeza... tenía resaca... no sabía si lo que había hecho la noche anterior mandando aquellos mensajes con el móvil cuando estaba borracha había sido una buena idea... no sabía tampoco qué iba a encontrarme en aquella dirección que había recibido, pero estaba decidida a acudir a la cita para averiguarlo.

Me vestí de forma informal, llamé un taxi y quince minutos antes de la hora me encontraba delante de aquel portal... llamé al timbre... nadie contestó pero la puerta se abrió... subí a la tercera planta y no había nadie esperándome... una puerta entreabierta era la única señal de que allí me esperaban.

Entré en aquella casa y avancé temerosa hasta llegar al salón... sobre la mesa dos copas y un vaso... una botella de vino blanco y otra de coñac francés...

En el salón no había nadie... se podía escuchar ruido y movimiento procedente de la cocina, pero no me atreví a avanzar más... dejé mis cosas sobre el sofá del salón y me quedé de pie en el centro del salón... desde allí levantando la voz y pregunté...

  • ¿Por qué?

  • ¿Las bebidas?... porque todavía recuerdo tus bebidas preferidas... lo que no sabía es si ibas a querer algo ligero o necesitarías algo más fuerte para tener esta conversación.

Mi mejor amiga... ¿o debería decir ex-mejor amiga?... salió de la cocina trayendo un plato con un sándwich mientras yo me servía una copa de vino... mi cuerpo no estaba para coñac... puso el plato en la mesa y lo lanzó hacia mí con fuerza deslizándolo en mi dirección... tuve que pararlo para evitar que se cayera al suelo.

  • ¿Por qué?

  • ¿El sándwich?... porque te he invitado a comer y por educación debo ofrecerte algo.

Parecía que íbamos a estar toda la tarde jugando al gato y al ratón como cuando éramos niñas... así que por tercera vez repetí la misma pregunta...

  • ¿Por qué?

  • Ahhh... ya entiendo... créeme, he esperado este momento mucho tiempo... desde que me enteré de todo lo que sucedió aquel día... LA VERDAD COMPLETA... te llamé para contártela... ¿recuerdas?... fue cuando me respondiste diciéndome que me muriera y no volviera a llamarte nunca, para después colgarme... ¿lo recuerdas GILIPOLLAS?... desde ese día sabía que tarde o temprano este momento llegaría... y respondiendo más directamente a tu pregunta... por dos razones... la primera es porque me ha podido curiosidad... después de tanto tiempo quería verte la cara y averiguar si ya te has sacado el palo del culo...

  • No te consiento que me hables así ZORRA... – la interrumpí.

  • Ya veo que el palo en el culo lo sigues teniendo... incluso más adentro que nunca... sigues siendo la misma hija de puta de siempre... no has cambiado nada.

  • ¡NO ME INSULTES!... no he venido aquí para que me insultes.

  • ¿No eres una hija de puta?... explícale eso a tu madre... seguro que quiere saber algo de ti después de tanto tiempo... ¿has ido a verla alguna vez desde que todo sucedió?... y dile de paso qué congreso o compromiso profesional te impidió ir al funeral de tu padre... ahí tienes un teléfono... llámala, llámala... que esa conversación quiero oírla...

Menudo golpe bajo para empezar... me quedé blanca y no sabía ni qué decir... tras la boda, la vergüenza que sentía por todo lo sucedido hizo que perdiera el contacto con mis padres, aunque ellos me llamaban, yo nunca respondí a sus llamadas... ni siquiera la muerte de mi padre cambió aquello... sabía que algo así saldría en la conversación con mi ex-amiga llegado el momento, pero ella ya estaba jugando fuerte desde el principio...

  • Hasta tu ex-marido apareció por allí a pesar de todo... ¿pero tú?... la egoísta... la manipuladora... la mala persona... ¿dónde estabas?... ¿es o no es hacer cosas como esa, la mejor definición de lo que es ser una auténtica HIJA DE PUTA?... puedo darte más ejemplos... ¿quieres que siga?...

  • A mi ex-marido ni lo menciones... menudo cabrón... pero bueno... ¿qué vas a decir tú?

  • ¿De verdad sigues pensando que tu ex-marido es el culpable de todas tus desgracias?... para ser psicóloga eres completamente gilipollas... ¡qué pena tan grande me dan tus pacientes!... ¡pobrecitos!... no sé qué aprendes en tus congresos, porque desde luego no es nada útil que pueda aplicarse a la vida del día a día... salvo que tu hermana tuviera razón sobre lo que haces tú en esos congresos.

  • YA ESTÁ BIEN... no he venido aquí para que me insultes... ¡me voy!

Estaba herida, indignada... nunca me habían hablado de forma tan cruel e hiriente... ¿o quizá nadie se había atrevido nunca a hablarme claro?... cogí mi bolso y me encaminé a la puerta.

  • ¿Y ahora te vas?... ¿tienes alguna otra cita importante PUTA REINA DE HIELO ?

Escuché aquella frase y me hirvió la sangre... me di media vuelta hecha una furia y gritando me dirigí a mi ex-mejor amiga...

  • ¿QUÉ ME HAS LLAMADO, PEDAZO DE ZORRA?

  • Lo has oído perfectamente... PUTA REINA DE HIELO ... ¿para qué coño has venido?

  • Desde luego no he venido para que me insultes y me humilles como lo estás haciendo.

  • Alguien tiene que sacarle el palo del culo... PUTA REINA DE HIELO ... y de paso abrirte los ojos de una puta vez... ya que veo que tú eres incapaz tú sola... y si nadie lo ha hecho todavía, si no lo hago yo... nadie lo hará.

  • Estás siendo muy cruel conmigo... no me lo merezco...

  • Jajajaja... y lo que te queda... LA VERDAD es cruel... pero no creo que estés preparada para saber LA VERDAD ... para que te abran los ojos, pensaba que esos mensajes tuyos significaban que al final habías recapacitado... que lo habías entendido y venías a hacer las preguntas correctas... preguntas inteligentes... pero ya veo que no... no has cambiado nada... ya sabes dónde está la puerta... pero por aquí no vuelvas... la última oportunidad que tienes es hoy... aquí y ahora... ni siquiera sé porque hago esto... siempre fuiste una desagradecida y una hija de puta.

Me giré enfurecida... salí por la puerta y cerré de un portazo... ¿quién se creía que era?... ¿qué le daba derecho a hablarme así?

Sin embargo, mientras bajaba en el ascensor dos palabras no paraban de revolotear en mi cabeza... la verdad... ¿la verdad?... ¿qué verdad?... en el portal del edificio di media vuelta y volví a subir... no habían pasado cinco minutos desde que había cerrado violentamente aquella puerta y estaba llamando al timbre de nuevo... la puerta se entreabrió unos centímetros, pero no del todo... me quedé allí esperando una invitación para entrar, pero no la hubo... cuando empujé la puerta, allí no había nadie... entré de nuevo hasta el salón y mi ex-mejor amiga estaba sentada en la mesa bebiendo de su copa.

  • Está bien... ¿qué pasaría si quisiera saber esa verdad que tú dices?

  • Te recomendaría el coñac en lugar del vino blanco... que te sientes y te pongas cómoda... porque puedes ir asumiendo que no te va a gustar absolutamente nada de lo que vas a escuchar... para una persona nunca es agradable cuando le sacan el palo del culo, y menos si lo tiene metido tan adentro como lo tienes tú.

  • Y dale con lo del palo en el culo... ¿es que no sabes hablar sin ofenderme?

  • El palo en el culo representa tu verdad sobre el mundo, tu egoísmo, tu orgullo, tu cabezonería... podría seguir toda la tarde... y lo tienes metido tan adentro, que no parece que tenga solución... doctora... ¿te importa que te llame doctora?... me has dicho que no te insulte, así que tendré que utilizar una palabra... llamémosla... ¿comodín?

  • ¿Ahora vas de listilla?... ¿y vas a ser tú la que me diga la verdad sobre el mundo desde otro punto de vista?

  • ¿Quién más te la va a decir gilipoll... perdón... quién más te la va a decir... doctora?... ¿te ha contestado alguien más a esos mensajes de desesperada que enviaste ayer?

  • ¿Cómo?...

Ahora sí que estaba sorprendida ante aquella revelación... ¿quién le había hablado de los mensajes que había enviado el día anterior?... ¿mi hermana?... ¿mi ex-marido?...

  • ¿Cómo sabes lo de los mensajes?

  • Jajajaja... doctora... te creía más inteligente... presumes de ser una mujer universitaria y de mundo... sin embargo, no tienes ni puta idea de nada... no sabes cómo funciona el mundo... deberías beberte el primer vaso de coñac de golpe y si quieres... empezamos... o te puedes ir... ya sabes dónde está la puerta.

  • ¿Te lo ha contado mi hermana?

  • Jajajaja... doctora... tu hermana sólo odia a una persona más que a ti... a mí.

  • Eso es mentira... mi hermana te adora... siempre tuvo más confianza contigo que conmigo... ¿por qué iba a odiarte mi hermana?

  • Tu hermana me puso la cruz el día que conociste a tu ex-marido... a medida que tu relación con tu él crecía, nuestra relación de amistad fue yendo cada vez más cuesta abajo... aunque ambas tratásemos de guardas las apariencias delante de ti, aquello no tenía solución... aunque guardar las apariencias contigo es la cosa más fácil del mundo, el resto de personas y el resto del mundo te importan una mierda... para ti, sólo existes tú... eres tan egoísta... doctora.

  • ¡MIENTES!

  • Lo que tú digas... doctora... pero para tu información decirte que nuestra relación murió definitivamente el día de la famosa boda... apenas la he vuelto a ver desde entonces, y por supuesto no hemos vuelto a hablar nunca... le escupiría en la cara si la viera... sois las dos unas hijas de puta, con perdón para tu madre... tal para cual.

Estaba claro por el tono y el recochineo que al pronunciar aquella palabra... doctora... que cada vez que lo hacía me estaba insultando... llamando gilipollas, imbécil... según el caso.

Creo que en ese momento me hubiese levantado de aquella mesa y marchado de aquella casa para siempre... me ofendía con cada frase que me decía, pero a la vez también despertaba mí la curiosidad de saber a dónde quería llegar con aquella conversación... y claro, seguía allí sentada porque iba ganando la curiosidad... sólo había una persona que podía haberle hablado de los mensajes a parte de mi hermana...

  • ¿Recuerdas bien todo lo que pasó el día que conociste a tu ex-marido... doctora?

  • Sí... estábamos las tres... mi hermana, tú y yo... tomando algo en aquel bar de copas cuando llegó con su amigo, aquel del bigote ridículo... el bigotes os saludó a mi hermana y a ti primero y después empezaron el resto de presentaciones... todavía me rio al recordarlo... ¿cómo puede alguien dejarse crecer un bigote así?... ¿de verdad te gustaba aquel chico con aquel bigote?... menos mal que la siguiente vez que lo vi, el día de mi boda, ya se lo había afeitado.

  • Jajajaja... ya llegaremos a eso doctora... sigue... ¿qué pasó después?

- El bigotes se sentó a tu lado y se puso a hablar contigo... mi ex-marido se puso a hablar conmigo y mi hermana empezó a poner caras raras... a los quince minutos, muy enfadada dijo que se iba a casa y tú te fuiste con ella... cuando os fuisteis el bigotes desapareció y yo me quedé allí con mi ex-marido porque no sabía qué coño había pasado o qué hacer... ¡menuda encerrona me armasteis!

  • Jajajaja... DOCTORA... ¿de verdad piensas eso?... jajajaja... eres imposible.

Claro que eso era lo que había pasado... yo estaba allí, lo había vivido en primera persona... ¿pretendía contarme algún cuento para negar que aquello había sucedido exactamente así?... ¿de qué se reía mi ex-mejor amiga?

  • Muy bien... veo que te acuerdas... doctora... pero rebobinamos... ¿recuerdas lo que pasó ese día, antes de eso, concretamente en vuestra casa?

  • No sé a qué te refieres...

  • Doctora... ¿qué sucedió por la tarde, con tu madre, el día que conociste a tu ex-marido?

  • ¿Te refieres a la discusión...? – y me callé.

Aquella tarde había discutido con mi madre, faltaba poco para Navidad y sin saber cómo surgió el tema de siempre... que si nunca iba a llevar un chico a cenar, que nunca salía de casa, que si seguía así nunca iba a conocer un chico e iba a terminar sola y amargada, siendo una solterona... me enfadé tanto que aquella tarde me empeñé en salir con mi hermana y mi ex-mejor amiga a pesar de que ellas no querían e hicieron todo lo posible por intentar persuadirme.

  • Efectivamente... doctora... a eso me refiero... estabas obcecada en venirte con nosotras a pesar de que tu hermana no quería.

  • Tú tampoco es que estuvieras muy de acuerdo... también intentaste que no fuera.

  • ¿Y de verdad, a día de hoy, todavía no sabes el motivo?... DOCTORA... eres una psicóloga lamentable... presumes de conocer el comportamiento humano... pero no tienes ni puta idea... ni siquiera los conocimientos más básicos.

  • ¿No me digas que lo de quedar vosotras con el bigotes y mi ex-marido era...?

Me callé... cogí el vaso de coñac y lo apuré de golpe hasta terminarlo... mi ex-amiga no hablaba, pero yo no quería hablar tampoco... así que hice tiempo volviendo a llenar mi vaso de coñac.

  • ¿No te atreves a decirlo verdad?... jajajaja... SÍ, era una cita doble entre ellos y nosotras... PREMIO... para la doctora.

  • JODER... vaya marrón – dije suspirando.

  • ¡Dos meses!... dos meses se pasó tu hermana intentando convencerme para hacer una cita doble con ellos dos... nunca la había visto tan decidida para intentar conocer a un chico... estaba todo el día hablándome de él, que era guapísimo, que estaba tremendo... el problema es que yo ya conocía a quién debía ser mi cita, el bigotes , y tú lo has dicho, era un poco patético y más con aquel bigote ridículo... jajajaja... pensé que se le pasaría... pero ante tanta insistencia, al final tuve que aceptar tomar algo con el bigotes para que ella pudiera conocer a su amigo... si te digo la verdad, después de tanto tiempo, hasta yo tenía curiosidad por saber cómo era aquel chico...

  • Pues mejor se hubiera quedado con mi hermana el cabrón de mi ex-marido...

  • Desde luego... doctora... incluso puede que hubiera sido feliz con ella... pero en lugar de eso, te escogió a ti... a la doctora... a la mujer que le amargó la vida.