Capítulo 1.5 - La psicóloga

Viernes

Después de ir al gimnasio a primera hora de la mañana y atender después a una paciente con problemas de ansiedad... por la tarde, puntual como siempre mi paciente acudió a la cita.

  • Ayer acordamos que hoy hablaríamos de tu experiencia universitaria...

  • Fue un cambio muy grande doctora... siempre había vivido recluido en el internado... en la universidad empecé a disfrutar de la libertad... podía hacer lo que quisiera sin que nadie me vigilase o controlase lo que hacía... era un mundo completamente diferente.

  • ¿Cómo afrontaste tu época universitaria?

  • Yo tenía un plan trazado para mi vida doctora... había tenido mucho tiempo en el internado para meditar y pensar qué hacer con mi vida, definir mis prioridades, mi futuro, mis sueños... acabar mis estudios, encontrar un trabajo y formar una familia... paseaba por aquella nueva ciudad y me fijaba especialmente en los niños... felices con sus padres paseando de la mano o jugando en el parque con otros niños... recordaba con pena mi dura infancia... sin padres, sin juegos... pensaba que ese amor puro e inocente sería una buena base para conseguir la felicidad... allí mismo lo decidí... ¡quería ser padre!

Estaba cautivada mirando esos ojos verde esmeralda, pensando en ese amor puro que puede tener un padre o una madre por sus hijos y una sonrisa se dibujó en mi rostro... espera... ¿estaba poniendo ojitos a esa idea?... ¿yo que nunca me había planteado la posibilidad de tener hijos?

  • Pero... siempre existe un pero... ¿verdad?

  • Por supuesto doctora... la universidad me parecía una gran oportunidad para alguien como yo, que había vivido siempre en una especie de burbuja... pero desconocía cómo era en realidad el mundo exterior... no sólo el universitario, también el real... aunque para mi desgracia me di cuenta de ello bastante tarde.

  • La universidad es una época de estudio, de disfrutar la juventud, de conocer personas...

  • Pero existen dos mundos en la universidad completamente diferentes doctora... como el día y la noche... podríamos decir, para simplificar, que de lunes por la mañana a jueves por la tarde era un mundo que yo ya conocía, muy parecido al del internado... dedicado al estudio, el aprendizaje... pero desde la tarde del jueves al domingo por la noche cambiaba completamente para convertirse en algo para lo que yo no estaba preparado... el mundo de las fiestas... un mundo oscuro lleno de excesos... alcohol, drogas, sexo...

Me estaba poniendo roja como un tomate... de nuevo... como empezase a hablarme de sexo, no sé qué iba a suceder... dónde iba a tener que esconderme...

  • Las personas viven entre esos dos mundos doctora... y los puentes que los unen están forjados de muchas cosas buenas, pero también malas... la ambición, los problemas personales, los rencores, las venganzas... yo no estaba preparado para aquello...

  • ¿Te traicionaron?

  • Por supuesto doctora... soy exactamente igual que la gran mayoría de personas de este mundo... sin embargo, yo sólo conocía el abandono... no conocía el rencor, y mucho menos conocía la venganza... las consecuencias que puede llegar a tener realizar determinados actos.

¡Dios!... ¿qué había pasado con ese ser tan dulce y sensible que estaba sentado frente a mí?... su mirada había cambiado, sus ojos verde esmeralda se llenaron completamente de oscuridad, de odio... apenas pude mirarle a los ojos y desvié la mirada... ¿qué sentí al mirarle?... ¿miedo?

  • ¿Quieres...? ¿quieres hablarme... de ello? – dije con voz temblorosa.

  • No especialmente doctora... son cosas con las que una persona tiene que vivir y es mejor no recordarlas demasiado.

  • Está bien... sigamos adelante... ¿qué sucedió después?

  • Abandoné por completo toda mi vida doctora... me fui de EEUU con una promesa a mí mismo... no volvería a aquel país jamás... decidí regresar a España... hace cuatro años de todo eso... aquí terminé mi último curso universitario y encontré un trabajo para seguir adelante con mi vida... con mi plan.

  • ¿Y encontraste aquí la paz que buscabas?

  • Sí doctora... he vivido feliz durante cuatro años en los que he ido cumpliendo todas mis metas en la vida y me he convertido en una persona normal... dentro de lo que cabe.

La verdad es que no entendía nada... ¿cómo había terminado ese paciente en mi consulta?... ¿qué buscaba?... había tenido una vida dura, había sufrido, había tenido desengaños... supongo que también amorosos... pero parecía haber seguido adelante y aunque pudiera tener recuerdos dolorosos de su pasado, no sabía o no entendía cómo podría serle de ayuda ya que parecía haber superado todos esos problemas de los que me hablaba... parecía tenerlo todo muy claro.

  • La verdad es que en todo lo que me cuentas, no veo que tengas problemas tan graves... todos hemos sufrido desengaños en nuestra vida... pero tú pareces haberte concentrado en seguir adelante y me dices haber alcanzado la felicidad que tanto deseabas... ¿cierto?

  • Se podría decir que sí doctora... hace cuatro años me desmoroné y abandoné todo lo que conocía y me gustaba para comenzar de nuevo... por una traición... resultó.

  • Espera... espera... perdona que te interrumpa... había cosas bastante importantes para ti en tu pasado... recuerdo que me habías comentado que te gustaba mucho leer y también jugar al golf... ¿sigues actualmente con esas aficiones?

  • No doctora... cuando le he dicho todo, es todo y absolutamente todo... abandoné por completo mi vida anterior para empezar una nueva... algunas cosas de mi anterior vida tampoco es que me gustaran.

  • Y dices que todo te ha ido bien desde entonces... conseguiste un trabajo... supongo que una pareja estable... una última pregunta antes de dar por concluida la sesión... entonces... si todo es tan bueno como me dices... ¿por qué me has llamado el lunes?... ¿qué ha cambiado de repente?

  • Verá doctora... creo que la historia se repite, están volviendo a traicionarme, además el lunes recibí la peor noticia que podían darme... desde entonces todos los fantasmas han vuelto... no sé qué hacer... tengo miedo de que todo vuelva a descontrolarse... que pueda volver a perder el control y hacer algo de lo que luego me arrepienta... no estoy seguro de poder soportarlo de nuevo.

Vaya... ahora sí que la había liado buena... podía haber dado por concluida la sesión y tuve que hacer la peor pregunta en el peor momento... abrir la herida y dejarla supurar... ahora que la sesión se acababa y que me iba de viaje parecía que había descubierto el problema de todo... todo estaba fresco... no tenía que ver en ello nada de su pasado.

  • ¿Quieres hablarme de ello ahora?... podemos alargar la sesión si lo crees necesario.

  • No especialmente doctora... creo que ya es la hora de acabar con la sesión y además necesito pensar un poco en todo esto antes de decirlo en voz alta.

  • Verás... como sabes, viajo a EEUU al congreso que te había comentado y por tanto deberíamos interrumpir las sesiones durante la próxima semana... por eso te repito, que si quieres continuar ahora, no hay problema.

  • Eso no importa doctora... ya me lo había comentado y me pareció bien... quizá sea lo mejor llegados a este punto... hacer aquí una larga pausa.

  • Está bien, como quieras... si me permites un consejo... hazte caso a ti mismo y a cómo has vivido tu vida... si necesitas pensar, abrígate en tu soledad... busca un lugar solitario y medita... tal vez volver a alguna costumbre de tu pasado te ayude en tu presente.

  • Gracias doctora... ¡nos vemos!

Normalmente los viernes por la noche llegaba mí momento... el momento de desconectar por unas horas de todo... sí, aunque parezca increíble... incluso una persona obsesionada con su trabajo como yo, se toma pequeños descansos, aunque esos momentos sean breves... los viernes por la noche durante dos o tres horas disfrutaba de mi misma... y desde mi divorcio aún más, puesto que ya no tenía que justificar ante nadie mis actos... aprovechaba para dar un paseo por la ciudad y acababa disfrutando de una copa de vino blanco en algún bar o de una nueva película de estreno en algún cine.

Sin embargo, aquella noche de viernes fue diferente... los diálogos con mi nuevo paciente y las situaciones acontecidas durante la semana, me habían hecho reflexionar sobre varios aspectos de mi vida y no me estaba gustando nada lo que mi sentido común me decía... ¿o sería mi conciencia la que me gritaba a voces?

Así que decidí quedarme en casa a reflexionar sobre conceptos importantes que habían salido en las sesiones con mi paciente durante la semana... ¿trabajo?... ¿familia?... ¿amor?... ¿soledad?... de todos esos conceptos tenía ya más o menos clara una opinión... sobre alguna de ellas nada había cambiado, pero sobre otras empezaba a tener dudas... sin embargo, había una última palabra, un concepto, que me atormentaba...

TRAICIÓN

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Sabía que necesitaba algo fuerte para afrontar lo que suponía para mí aquella palabra... dejé de lado mi tradicional copa de vino blanco y saqué la botella de coñac junto con un vaso, me senté en el sofá del salón y me serví un primer vaso que me tomé de un trago... sentí un poco de quemazón en mi garganta y en mi estómago a partes iguales... me serví un segundo vaso y regresé con mi mente al pasado, aunque no sabía si estaba todavía mentalmente preparada para hacerlo... al acontecimiento que hacía casi un par de años había marcado por completo mi vida.

A veces es fácil saber quién traiciona a quien... pero pensándolo fríamente no todo es blanco o negro... a veces hay muchos grises entre el blanco y el negro para encontrar dónde está exactamente la línea que marca la traición...

Faltaban dos semanas para el día de la boda de mi hermana, pero coincidía con la semana del mayor congreso que se celebraba en el país y por supuesto, ni quería, ni iba a faltar... ¿familia o trabajo?... ¿un gran dilema para cualquier persona?... para mí no, yo estaba obsesionada con mi trabajo... ¿hace falta que os diga cuál fue mi elección?

No me atreví a decir nada y fue mi todavía marido quien descubrió los billetes de avión y la reserva del hotel el sábado anterior a la boda cuando lo estaba preparando todo porque me iba el día siguiente por la tarde... vino hecho una furia y me gritó si de verdad esa era mi elección, que si no pensaba en nada más que en mí... me llamó egoísta y creo que se mordió la lengua a juzgar por su gesto... no me dio tiempo ni a contestar... dio un portazo que hizo caer de la pared el cuadro situado junto a puerta y no volvió a dirigirme la palabra hasta que me fui... si no recuerdo mal, creo que nunca más hemos vuelto a hablar desde aquel portazo.

La boda era un sábado, pero los invitados iban a empezar a llegar el viernes por la tarde al hotel para una pequeña cena informal e instalarse en sus habitaciones... sobre las nueve de la noche ya había cenado y estaba en la habitación de mi hotel... me llamó mi madre bastante preocupada para preguntarme dónde estábamos, ya que ni yo ni mi todavía marido habíamos aparecido por la cena.

¿Qué hice?... no me atreví a decirle la verdad, supuse que ya lo haría él al día siguiente cuando fuera a la boda, así que le mentí... le dije que nos había surgido un problema en la sastrería donde nos hacían unos últimos arreglos y que no tendríamos la ropa que íbamos a llevar lista hasta el sábado a primera hora de la mañana, pero que desde luego no faltaríamos... allí estaríamos para el cóctel previo a la ceremonia.

Esa noche me costó dormirme, creo que eran las cuatro de la mañana y yo seguía dando vueltas en la cama... algo no me dejaba dormir... ¿sería mi conciencia?... pero finalmente me venció el sueño... me despertó el teléfono móvil al día siguiente... creo que era alrededor de las once de la mañana, quizá las diez y media... era nuestra mejor amiga, mía y de mi hermana... nos habíamos criado las tres juntas en el barrio ya que éramos vecinas.

Para empezar me llamó de todo y me insultó sin darme la más mínima opción a replica... me dijo que había visto a mi todavía marido en la cafetería del hotel, que parecía bastante borracho y que había mandado a la mierda a todo aquel que se había acercado a él preguntándole por mí... que mi padre estaba escondido en su habitación muerto de vergüenza, mi madre estaba llorando y que mi hermana le había jurado que para ella estaba muerta... para rematar la conversación con un...

estás tirando toda tu vida a la basura por gilipollas... acuérdate de este día... tú sabrás lo que haces

... cuando intenté abrir la boca, ella ya me había colgado.

El mundo se me vino encima, pero quizá ya era tarde... muchos kilómetros separaban mi ubicación real de donde en realidad debería haber estado... corrí tanto como me fue posible y fui al aeropuerto... pero no había ningún asiento disponible en el vuelo ese día... como último recurso alquilé un coche... a la ceremonia, prevista para las cinco de la tarde ya no llegaría, pero quizá si llegaría para estar presente en la cena.

Conduje todo lo rápido que pude... pruebas, más bien multas, tengo de sobra para demostrarlo... pero a la entrada de la ciudad había un atasco enorme... nada nuevo durante el fin de semana.

Saqué mi teléfono móvil y me di cuenta que estaba apagado y sin batería... lo enchufé al cargador del coche, lo encendí y vi que tenía muchas llamadas perdidas... decidí llamar a mi mejor amiga, pero no hubo respuesta... al final serian alrededor de las diez de la noche cuando a la carrera, entraba en el salón de bodas abriendo la puerta.

Ya había empezado el baile y los novios estaban en el escenario... él hablaba por el micrófono agradeciendo a todos su presencia y los regalos mientras algunos bailaban... mi hermana estaba preciosa vestida de blanco... el ruido al cerrarse la puerta hizo que todo se detuviera, todos se giraran y se quedaran mirándome... pude ver a mis padres con sus ojos clavados en mí, su cara era un poema... ¿qué queréis que os diga?... busqué a mi todavía marido con la vista mirando a todos los lados, pero no lograba encontrarlo y entonces escuché por los altavoces la voz de mi hermana...

  • Que alguien haga el favor de echar a esa hija de puta que acaba de entrar en el salón de mi boda, aquí no es bienvenida.

No me quedé ni un segundo más allí, con la poca dignidad que me quedaba me fui a recepción... di mi nombre y me dieron una llave de mi habitación... en el ascensor me derrumbé, caí de rodillas y empecé a llorar mi vergüenza... un matrimonio mayor que me acompañaba en el ascensor me miraba atónito sin saber qué pasaba... cuando se abrieron las puertas del ascensor... gritos y alaridos se escuchaban en toda la planta.

A duras penas me incorporé para dirigirme a mi habitación... cuando abrí la puerta quise morirme definitivamente... los gritos y alaridos eran increíbles... avancé por la pequeña sala ubicada a la entrada de la habitación hasta la siguiente puerta entreabierta... me asomé ligeramente y allí pude ver como mi todavía marido se estaba follando a mi mejor amiga de una forma salvaje... ella parecía una muñeca de trapo en sus manos y gritaba como si la estuvieran matando... reculé y me senté en el suelo llorando mientras escuchaba los alaridos que provenían del interior de la habitación... no sé cuánto tiempo estuve allí sentada hasta que los alaridos y los gritos acabaron.

En el silencio una palabra de mi mejor amiga, como en un susurro...

INCREÍBLE

... y una respuesta de una voz masculina dura, seca, llena de rencor...

PUTA REINA DE HIELO

... un par de minutos después, seguía sentada en el suelo junto a la entrada cuando él salió de la habitación sin ni siquiera dignarse a mirarme a la cara.

Cuando tuve fuerzas para entrar en la habitación el olor a sexo que desprendía era verdaderamente increíble... había una rosa amarilla sobre el tocador... en el suelo, un pasillo de pétalos de rosa amarillos conducía a la cama, una cama donde también había muchos pétalos de rosa amarillos... en una esquina, un paquete con el envoltorio de regalo roto... varias velas sobre cada una de las mesitas de noche... sobre la cama yacía boca abajo mi amiga... un reguero de sangre brotaba de entre sus glúteos y manchaba las sábanas de rojo... tenía puesto mi mejor vestido, o al menos una parte del vestido, ya que parecía totalmente destrozado e incluso una de las mangas estaba tirada en el suelo... también vestía una lencería fina negra preciosa y con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, parecía dormir plácidamente sobre la que debería haber sido mi cama aquella noche.

Ni siquiera la desperté... me fui a mi casa llorando y totalmente derrotada... no sabía qué era lo que iba a encontrarme en mi casa cuando llegase, pero tampoco tenía otro lugar a donde ir... al llegar y meter la llave en la cerradura me di cuenta de que allí no había nadie... fue un alivio tremendo... juro que si hubiese estado mi todavía marido allí, en aquel momento, lo hubiese matado... fui directamente a la habitación y llorando me metí en la cama maldiciendo a aquellos dos hijos de puta que me habían traicionado.

Al día siguiente me levanté tarde... me daba igual todo... seguía estando sola... ninguna señal de él, ninguna llamada, ningún mensaje... al abrir la puerta del armario para coger algo de ropa y vestirme, descubrí que faltaba su ropa... cuando llegué a la cocina vi sus llaves sobre la mesa junto a un sobre grande con una nota que decía que debía firmar los documentos guardados en el sobre y enviarlos al abogado que los había redactado... al darle la vuelta al sobre para sacar los documentos su anillo de boda cayó al suelo, los documentos eran los papeles de nuestro divorcio, él ya los había firmado... con mucha rabia los firmé también y los envié a primera hora del día siguiente.

Recordar estos momentos había sido duro, además me había pasado con el coñac... la botella estaba vacía y yo estaba bastante borracha, en mi interior había un sentimiento de rabia como nunca había sentido hasta entonces... ni siquiera aquel día... entonces cogí mi teléfono móvil y sin pensar, como si fuese un robot que actuara en piloto automático, entré en una aplicación de mensajería, escribí y envié tres mensajes.

Me arrepentí de haber enviado esos mensajes casi un momento después de haber enviado el último... aunque sinceramente no esperaba recibir respuesta alguna... sin embargo, menos de cinco minutos después un pitido anunciaba que alguien me había respondido... miré la pantalla y leí el mensaje que acababa de recibir... era escueto... una dirección, una hora y una invitación para comer al día siguiente.