CAPITULO 15: Justin tiene sexo con Mark y Tim
Una intensa mañana de placer con 4 chavales
(continúa de episodios anteriores)
Muchos no sabréis quién era Mark (apareció en esta serie en los primeros capítulos 3-4). Mark era un niño pelirrojo de pelo rizado superguapo con un modesto paquete pero con huevazos cargados de semen. En los capítulos 3 y 4 de esta serie asistimos a su primera follada y encalada con otro niño, un follador de su misma edad, llamado Adrian. (Quienes no hayáis leído la historia la tenéis al principio de esta serie). Mark tenía un culete irresistible para los mayores y para la gente de cualquier edad. Era claro candidato a la tribu de ‘Los Recibidores (de semen en su ojete)’.
Justin salía del vestuario de los nadadores tras haber follado a Unai. Había sido su tercera follada en la misma mañana (bueno, la mañana ya se había pasado y era casi por la tarde). Justin no había ido al comedor, pero no tenía hambre. Lo que sí empezaba a estar preocupado era porque tenía pronto que comer una dósis de semen de la polla de algún muchacho, para recuperarse de sus tres polvazos. Lo había intentado con Unai, tras follárselo, pero no pudo ser porque les interrumpió el equipo, y el semen de Unai acabó desperdiciado en el suelo.
Cuando salía del complejo de vestuarios del equipo de natación Justin se cruzó con Mark en su camino. Y ver a aquel querubín precioso hizo a Justin olvidarse de su hambre de semen. Se olvidó de todo… sólo pudo ver aquel niño precioso caminando y su gordote culete. Fue un arrebato, y Justin le siguió, le cortó el paso, le dio un beso enorme a Mark, y le empezó a decir ‘Oh, niño bello. Precioso. ¡¡Qué culazo tienes!!.
–Gracias señor -respondió Mark viendo al jovencito rubio
Justin se sentó en el suelo para ponerse a la altura del niño (Justin era ya un muchacho alto y delgado), y le acarició el precioso rostro pasando sus dedos por el pelo ensortijado del pequeño chaval, al que acercó a su cara y dio un beso.
Mark sabía lo que iba a pasar, y se dejó hacer.
Justin se bajó su short saliendo su erectado pene. Sentado en el suelo, puso sobre su barriga a Mark, con el que jugueteó y le hizo cuatro zalamerías mientras le bajaba su pantaloncito de lycra ajustado.
El presumen volvía a fluir de la punta del pene de Justin, y sobre él puso a Mark al que así se le fue lubricando el ojete.
Tanta fue la pre-eyaculación que Mark, sentado sobre el pene de Justin, poco a poco se fue tragando por su culito respingon la pollaza de Justin que estaba en el séptimo cielo. De hecho sólo observar la belleza de aquel niño de pelo rizado, desnudito, gordito, con una pollita y huevazos frente a él, hizo que su polla se corriera en el ojete de Mark…
–Ahhhhhhggggggg ahhhhhhggggg ahhhhhhgggggg
Justin terminó agotado… Mark, se levantó de la polla de Justin con el semen dentro de su culo, y reanudó su marcha como si nada hubiera pasado en aquel breve encuentro sexual.
Justin apenas tenía fuerzas. Había sido su cuarta corrida en aquella mañana. Se levantó flojo de fuerzas, sin pensar muy bien qué había pasado. Habían pasado tantas cosas aquella mañana que fue difícil asimilarlo todo. Tras el polvazo a Rubén, el lanzador de peso al que violó sin que casi se enterase en su vestuario, al morenazo Aaron, jugador de baloncesto de 19 años, y a Unai, el nadador, se había encontrado en su camino a un niñito y no se pudo resistir de echarle un polvazo. Justin ahora vagaba errante por las instalaciones exteriores de ‘el complejo’. Podía haber ido al comedor, pero prefirió alejarse de tanta gente y marchó al lago. A la esquina del lago había una gran montaña de rocas de la que caía una impresionante cascada (catarata) que algunas tardes con el sol atravesando sus aguas formaba un precioso arco iris. Sin duda era un lugar tranquilo y relajante para calmarse y poner en orden sus ideas y que Justin asimilara todo lo que había pasado desde las 9 a las 15 horas de aquella jornada. No había nadie. El lago normalmente estaba muy frecuentado por chicos de todas las edades de la isla, por sus tranquilas aguas, preciosas playas de arena blanca y fina, y catarata. A muchos les encantaba bañarse debajo de la cascada y que el salto de agua les diese en la cabeza y masajease su espalda. Pero era la hora de comer, y casi toda la gente de la isla había ido al comedor (excepto algún rezagado).
Justin se sentó en el suelo, sobre el césped. Se quedó tumbado boca arriba…
El susurro del salto de agua, los trinos de los pájaros, y el ambiente silencioso y relajante, acompañado de la agradable temperatura, y lo cansado que estaba por aquellos cuatro polvazos que había echado aquella mañana, hicieron que Justin se durmiera plácida y profundamente.
Pero no estaba solo. Un niño de 8 años pelirrojo, pecosito y de nariz respingona lo había estado observando detrás de unos arbustos desde que Justin se acercaba al salto de agua. Tim, que era el nombre de este niño, había observado pacientemente a este chico de larga polla, y pensó que esa iba a ser su oportunidad de tener la comida del día, de adquirir su líquido vital, su dósis de semen. Tim no podía dejar escapar esta oportunidad, el muy pillo. Y esperó sin hacer ningún ruido a ver qué pasaba con Justin. Cuando este se durmió esperó aún un tiempo para comprobar que Justin estaba en un profundo sueño, hasta salir de los matorrales.
El niñito se puso frente a Justin, que se había dormido desnudo (no le había dado tiempo de subirse sus pantalones tras el encuentro frugal con Mark), y boca arriba. Tim se puso entre las piernas de Justin, que estaban medio abiertas, de rodillas. Y acercó su tierna boquita a la polla de Justin y empezó a lamer sus testículos. Luego los agarró con su manita y empezó a tasajearlos mientras llevó su boca al glande de Justin, que seguía en un profundo sueño, soñando quizás algo sexual, quizás pensando en el cuerpo de Mark, o en el de Rubén, o en el morenito Aaron, o en el precioso nadador Unai. Y quizás por eso (y por la estimulación oral de Tim) empezó a empalmarse. El pene de Justin poco a poco fue creciendo. Justin soñaba con Unai, el nadador y cómo se lo había follado en las duchas, o como había violado a Rubén en la mesa de masajes del vestuario de los lanzadores de pesas… o como encalló fuerte y rudamente al joven jugador de baloncesto empotrándole contra el cubículo cuando se estaba duchando. ¡¡Qué culo tan precioso tenía aquel morenazo!! Bueno el de el fornido Rubén, con pelitos, tampoco estaba mal. Pero el mejor había sido el del nadador, un culito respingón y una gran polla que se comió en las duchas y que terminó con un apasionado beso tras habérselo follado empotrándole contra la pared en aquellos baños comunes llenos de vapor de agua.
La polla de Justin estaba ya dura.
Tim la empezó a frotar con sus pequeñas manos, como si le estuviese cascando una paja. Lo hizo con tanta energía como si le fuese la vida en ello, al pequeño de 8 años.
Mientras Justin seguía soñando que se había empalmado a ver a Mark, el niñito querubín pelirrojo de pelo rizado, y que se lo folló en mitad del camino, de las instalaciones, en plena vía pública, sentándolo sobre su polla. Y fue ahí, cuando revivió su penetración a Mark, cuando brotó el último semen que quedaba en sus huevos, de su polla. Tim lo había conseguido. Selló su pequeña boquita tierna alrededor del duro pene de Justin, que parecía un volcán echando lava, y absorbió cada gota de semen del mayor hasta que lo secó. Tim había tomado su dosis de semen.
Se pasó la mano por la comisura de los labios para no dejarse ni una gota de semen, saboreando el rico líquido vital de Justin, y se marcho.
Justin no despertó. Quedó medio muerto. Había perdido su quinta y última carga de semen. Se la había robado el niño Tim con una bella mamada.
)continuará)