Capitulo 14: justin
Justin tiene una intensa aventura sexual con un jugador de baloncesto y un joven nadador, todo en la misma mañana. Los chicos de la isla no pierden el tiempo para vivir su sexualidad a tope
Justin, contento con este polvazo que había echado, no se dio por satisfecho, y se dirigió a las canchas de baloncesto, donde el equipo deportivo estaba acabando el partido. A Justin le gustó un chico morenito de piel (más blanco que negro, pero mulato), de pelo rizado, altote, y algo definido. Este tenía un pecho sin vello y un largo paquete que saltaba en los holgados pantalones de baloncesto, cada vez que rebotaba la pelota.
Aaron, que era el nombre de este chaval, de 19 años, lanzó a canasta, la pelota dio en el aro, pero no consiguió entrar y de repente sonó una bocina.
Piiiiiii -Final de partido
Los chicos se juntaron en el centro de la cancha para felicitarse en corrillo brazos en alto, dieron el grito de equipo, y se fueron a los vestuarios a cambiarse de ropa y ducharse (a veces por el complejo iban desnudos y a veces toda la ropa que llevaban era un speedo o un ceñido bañador de lycra). Justin se coló de nuevo en los vestuarios, y admiró como todos aquellos chicos, había un rubio de pelo lacio, otro de pelo rojo, todos ellos bien formados. El rubiajo de nombre Maik (Maikel, Maik para los amigos) estaba super bueno. Tenía una polla super larga poblada de pelo liso y largo (otros la tenían con pelo rizado), cuerpo lampiño, cara aniñada y pelo con largo flequillo, tapándole los ojos. Maik se estaba quitando el pantalón pero Aaron ya estaba desnudo caminando contoneando sus perfectos glúteos color café con leche, yendo hacia los cubículos de duchas individuales. Justin iba desnudo, y fue detrás de Aaron. Y cuando Aaron se metió en la ducha y encendió el agua Justin lo cogió por detrás, le sujetó sus brazos, y se lo folló fuertemente contra la pared mientras caía el agua sobre su pelo. Aaron era un chico atlético de mayor edad que bien se podía haber quitado fácilmente a Justin de encima, haberlo apartado e incluso haberlo agredido o habérselo follado, pero se sintió a gusto con esa situación y se dejó follar. Además estaba bajo de semen y bien le iba a venir una buena follada, y por lo que había notado en su culo, Justin tenía una buena polla.
Justin, a pesar de que hacía poco menos de media hora que se había follado a Rubén, vertió en el ano de Aaron otra gran corrida. Y tal y como lo hizo, se salió, salió del vestuario y se marchó. El rubio Maik quizás para otra ocasión. A veces los chicos preferían encuentros rápidos y frugales sin ser reconocidos. Y Justin no quería que muchas de sus víctimas supieran quien les había follado, para así evitar represalias.
Justin a pesar de sus 19 años aún no se había decantado a qué tribu pertenecer, si a la de folladores (dadores), o a la de recibidores (los que preferían ser follados). Dentro de ‘el complejo’ los dadores se creían superiores, porque se follaban a quien querían y lo dominaban. Sin embargo tanto de lo mismo ocurría dentro del clan de los recibidores. Recibir semen no era mal visto, y es más, la gente de este grupo siempre estaba feliz y disfrutaba de cada follada. Es más, se decía que la gente del grupo ‘recibidor’ siempre era más joven y aunque tuviesen más edad tenían un aspecto aniñado. Y es que si bien los dadores se creían los dueños del cotarro, lo cierto es que los recibidores, al recibir más cargas de semen que las que daban, siempre parecían más guapos, porque lo que muchos ignoraban (sobre todo muchos de los dadores no sabían), es que el semen, además de liquido vital, era rejuvenecedor, y que el truco para vivir más y ser más guapo teniendo una piel más tersa y que pareciese que por tí no pasaban los años, era adquirir mucho líquido de la vida (el néctar vital era el semen).
Justin, por su polla grande, podía pertenecer al grupo de los dadores. De hecho, como ya habéis visto, le encantaba follar, frugal y rápidamente… pero tampoco le hacía ascos a ser follado. Aunque aquella mañana tenía las hormonas a 100 y tras estos dos polvazos Justin fue a ver al equipo de natación. Estaban los chicos entrenando. Era el equipo de 14-16 años, pero entre los chicos que emergieron del agua había uno bien formado. Se llamaba Unai y tenía unos dientes perfectos que enseñó cuando salió del agua y se sentó al borde de la piscina sonriendo. Sus miradas se cruzaron. Unai tenía unos ojitos achinados preciosos, una cara perfecta con un poco de barbita que lo hacían parecer mayor (Justin pensó que igual tenía 16 pero sólo tenía 14 años: el color marrón de su bañador lo confirmaba). Unai no vestía speedo, llevaba un bañador corto que mojado le marcaba todo el paquete, formado por pelos morenos y largos y una buena polla que Justin quiso meter a lo hondo de su garganta… Unai y Justin se cruzaron unas miradas. Justin esperó que el esbelto chaval terminara su entrenamiento, metiéndose en el agua. Mientras el equipo entrenaba en una mitad de la piscina separada por corcheras, los demás usuarios podían nadar en las calles restantes. Unai hizo unos cuantos largos pero salió del agua en dos ocasiones, una para ponerse aletas y otra para saltar del poyete (que es como un trampolín pequeño que lo usan para lanzarse a la piscina a empezar una carrera). Fue entonces cuando Justin, al borde del agua, pudo admirar el pecho de Unai bien formado y con casi ningún pelito, su impresionante espalda, su hermoso paquete, grande para su edad, que se marcaba en su bañador mojado por el agua, insinuándolo todo, y su culito respingón y regordete.
Unai le soltó una sonrisa cuando Justin le echó una mirada. Había feeling. Y es que Justin era muy guapo. Pelo lacio, rubiajo, un poco largo, pecho sin vello, y un hermoso paquete que se le notaba a través de sus shorts blancos que se había puesto para nadar –en el vestuario de la piscina, donde dejó los azules oscuros que marcaban su edad (la gente en los vestuarios podía ponerse ropa de color blanco que, mojado, le transparentaba sexualmente el paquete)–. Justin no tenía pecho formado pero no tenía ni pizca de grasa. Tenía aspecto aniñado lo que le hizo creer a Unai que sería de su edad (con el short blanco universal con el que vestían en la piscina no había nada que delatara su edad).
Justin aún tuvo que esperar una hora en el agua a que Unai y su equipo terminasen su entrenamiento. En ese tiempo Unai salió dos veces del agua e intercambiaron miradas y sonrisas cómplices. Justin creyó ver que a Unai se le hinchaba el paquete tras la última mirada.
–Unai, 20 largos y terminas! -le gritó su entrenador
Y Unai se lanzó de nuevo al agua ofreciendo a Justin, que estaba parado al borde de la piscina, en la mitad donde no había entrenamiento, una perfecta visión de su bien formado abdomen, paquete y culete respingón.
–Chavales, hemos terminado por hoy!! Gritó el entrenador al equipo de natación diciendo sus nombres minutos más tarde, tras las últimas series, y fue narrando los tiempos de cada nadador, llamándolos por su nombre, y diciéndoles las décimas de segundo que habían perdido o ganado (unos chicos mejoraron sus anteriores tiempos y otros los agrandaron), mientras salían del agua tras su última serie de largos. ¡¡A los vestuarios chicos!!
Esas palabras hicieron a Justin saltar fuera de la piscina y seguir al equipo a los vestuarios. Allí se volvió a cruzar con Unai, entre muchos otros chavales desnudos. Era un espectáculo de culos y pechos bien formados y penes de todos los tamaños… pero Justin quería sólo uno: el de Unai, que lo había hechizado. Justin se quitó su bañador mojado, del que se transparentaban los pelos de su polla y su enorme paquete, cuando Unai entró en su campo de visión. Se estaba pavoneando para él. Unai hizo lo propio con su bañador, bajándoselo sensualmente. Justin se fue a las duchas comunes, y le siguió Unai. Y allí siguió el juego de miradas. Justin observaba el paquete de Unai y su cuerpo modelado. Unai, sabiendo que estaba siendo observado, cogió jabón y se untó el culo y el paquete formándosele un montón de espuma al contacto con el agua de las duchas. Unai fue frotándose el paquete, que comenzó a ponerse erecto… y después, como si nada (incitando a Justin sexualmente con un juego de miradas), se metió un dedo por la raja del culo enjabonándose sensualmente. La polla de Justin no pudo más y se puso totalmente tiesa y babeando presumen. Justin se abalanzó sobre Unai, al que empotró contra la pared de las duchas, y de una estocada, favorecida por la espuma de baño que se acababa de echar Unai y el pre-semen que le manaba de la punta del pene a Justin, Justin perforó al niño metiéndole su gran polla hasta el fondo.
-Aggggg, Diosss. Gimió de placer Unai
Justin le siguió cabalgando brutamente. Parecía un conejo en celo. Mientras los demás chicos reían y hablaban, jugando dándose latigazos en el culo con sus toallas, aunque en la zona de bancos.
La zona de duchas, con las duchas de agua caliente encendidas de Justin y Unai, no se veía ya lo que los chavales estaban haciendo por la neblina de vapor blanco que se estaba formando.
Zas, zas, zas, -siguió Justin encolando a Unai contra la pared de las duchas.
En pocos minutos, besándole su espalda, su cuello y la oreja de Unai, Justin dio una estocada final, más rápida y profunda, y se la dejó clavada dentro…
-Ohhhhhhggggggg ¡¡qué corrida!!.
Unai miró hacia atrás. Tenía a ese precioso rubiajo aplastándole contra la pared con su polla que parecía hierro de lo dura que estaba, en el fondo de su ojete, manando un chorreton de semen.
Justin no se separó de Unai hasta que terminó de eyacular. Aún así esperó unos minutos con la polla dentro de Unai para que el intestino de este absorbiera su semen. Después con la polla flácida se salió de su amante, le giró, y le dio un profundo morreo intercambiándose saliva. Unai empujó a Justin hacia su pene, que por la situación, se estaba empalmando. El pene del nadador era grande, grande. Justin, tras tres polvazos, se arrodilló y se abalanzó a comerle el pene a Unai. Unai se dejó mamar mirando hacia el cielo. El agua caliente seguía formando una cortina de vapor blanco, que seguía saliendo de las duchas. El resto del equipo de natación no se había percatado de la pareja de tortolitos disfrutando del sexo a tan solo dos metros de ellos.
Cuando la polla gorda de Unai, que estaba siendo mamada por ansiedad por Justin, que ya había perdido tres cargas, estaba a punto de eyacular en la boca de Justin parándole en seco y diciéndole con su mirada ‘levántate, tengo miedo a que seamos pillado’.
Empezaron a entrar otros chavales del equipo de natación en las duchas. Unai abrazó a Justin por el cuello y por los hombros y le miró con esos ojillos pizpiretos y esa sonrisita de niño que no ha roto un plato incorporándole de pie. Ahora había tres chicos del equipo de natación ya duchándose y entraron otros cuatro jóvenes bien dotados. Ambos chicos –Unai y Justin– se abrazaron y en un gran beso y abrazo a Justin por la espalda, pero Unaí tenía vergüenza de que sus compañeros de equipo le viesen teniendo sexo, y apartó a Justin como diciéndole que quería más con él, pero que con tanta gente alrededor no se atrevía. Así que Justin se despidió de Justin con una gran sonrisa y ojitos de pena como diciendo ‘lo siento: querría correrme en tu boca pero no delante de mis compañeros de equipo’. Justin lo entendió y salió de las duchas, secándose, poniéndose su bañador, y abandonando rápidamente el vestuario que seguía con el jolgorio de los chicos del equipo, que tras el entreno, y tras jugar a guerras de toallas, se habían empezado a meter en las duchas.
Unai no salió de la ducha en donde se había empezado a enjabonar antes de que Justin le follase. Se había quedado a medias, con ganas de más.
Había ya 9 chicos en las duchas comunes enjabonándose. Unai tenía una empalmada tremenda, y quiso terminar su fantasía sexual, e imaginando a Justin y protegido por la neblina de vapor de agua de las duchas, se pajeó y corrió contra la pared, soltando unos grandes trallazos de lefa que cayeron por la alcantarilla de las duchas junto al resto de agua.