Capítulo 1.11 - La psicóloga

Domingo (1/ 2)

Mi despertar fue terrible... sentía náuseas, me dolía la cabeza y todo a mi alrededor parecía dar vueltas como si estuviese montada en un tiovivo... tenía pocas cosas que hacer, la maleta estaba terminada y el vuelo salía por la noche... así que me tomé una aspirina y decidí volverme un rato más a la cama e intentar dormir. Sin embargo no conseguí volver a pegar ojo aquella mañana... todo lo acontecido el día anterior en casa de mi ex-mejor amiga martilleaba mi cabeza, incluso más que el dolor que tenía en mis sienes debido al exceso de coñac ingerido. Ya era consciente la noche anterior que mi ex-mejor amiga tenía razón en algunas de las cosas que me había dicho sobre mi actitud con mi ex-marido, pero no podía creerme ni la mitad de las cosas que me había contado y que habían sucedido a mi alrededor cuando estaba casada... cosas que yo desconocía por completo... ¿serían ciertas?... ¿por qué ese ensañamiento en alabar a mi ex-marido y atacarme a mí y a mis amigas?... ¿tanto rencor y envidia me tenía? Recordé entonces el teléfono móvil que me había dado casi al final de nuestra acalorada discusión, cuando estuvimos a punto de transformar la pelea dialéctica en una pelea física, y donde decía que estaban todas las pruebas de que lo que decía era cierto... me levanté de la cama y me dirigí a mi bolso para coger aquel teléfono móvil... para mi desgracia el teléfono móvil estaba apagado... entonces recordé como ella misma lo había apagado delante de mis narices cuando me acusó de estar más pendiente del trabajo y del teléfono móvil que de mi matrimonio con mi ex-marido... ¡QUÉ ZORRA!... eso era justo lo que pretendía... sembrar en mí la semilla de la duda, seguro que en aquel teléfono móvil no había nada... entrar en él sería la prueba de sus mentiras, pero sin el PIN me era del todo imposible... ¡MENUDA ZORRA! Comprobé que todo estaba preparado para mi viaje... la maleta hecha, los billetes y la reserva del hotel impresos... toda la documentación, el dinero y las tarjetas de crédito en mi cartera... nada que me supusiese tener problemas a última hora... por último fui a comprobar que mi teléfono móvil estaba cargado y fue cuando descubrí que tenía varios mensajes sin leer... recordé que los había recibido en el taxi por la noche cuando volvía a casa, pero no había tenido el valor de abrirlos. Me armé de valor y entré en la aplicación de mensajería... evidentemente los mensajes me los había enviado mi ex-mejor amiga... "De verdad siento que la conversación de hoy haya terminado de esta manera tan desagradable” “Sé que todavía tendrías muchas preguntas que te hubiera gustado hacerme antes de irte, pero como te he dicho hoy, este tema para mí se acababa... también tengo derecho a pasar página” “De todas maneras, voy a aclararte un par de dudas que sé con seguridad que tienes”

“Sí... he hablado con tu ex-marido en persona dos veces más desde que todo sucedió... la primera la semana siguiente a la boda de tu hermana en la puerta de su trabajo y la segunda en el funeral de tu padre... desde entonces no he vuelto a saber absolutamente nada de él”

“¿Por qué tengo el teléfono de tu ex-marido?”

“Tu ex-marido lo dejó olvidado en la habitación del hotel el día de la boda de tu hermana... tardé tres o cuatro días en reunir suficiente valor para poder enfrentarlo... ese día me acerqué a su trabajo para devolvérselo... me dijo que ya se había comprado un teléfono nuevo y que tenía también otro número que yo no tengo... entonces cogió el teléfono móvil que yo le llevaba, introdujo el PIN explicándome su significado, su historia... comprobó algo en él y suspiró decepcionado diciendo en voz alta –“ni siquiera me ha llamado o escrito algo”– entonces apagó el teléfono y me lo dio... me dijo que me lo podía quedar o que podía tirarlo si así lo prefería... también me dijo que sentía lo que había pasado entre nosotros esa noche, que ese día habían pasado muchas cosas que habían nublado su mente y además estaba borracho... me dijo que no quería nada más conmigo, que lo sentía mucho y que esperaba que yo lo entendiese”

“La segunda pregunta que te harás es por qué apagué el teléfono móvil de tu ex-marido delante de tus narices para luego dártelo”

“Lo hice para demostrarte lo egoísta y superficial que has sido siempre con él y en vuestra relación... afirmo con seguridad que no tendrás ni idea del PIN que tenía tu ex-marido en su teléfono móvil y sé que no me voy a equivocar... ojalá lo hiciese... ¿una pista?... es la fecha del día que aceptaste casarte con él... cuatro números: día y mes”

“Suerte e intenta ser feliz... no sé si te lo mereces o serás capaz, pero aunque no me creas, yo no te deseo ningún mal... te traicioné y ya sé que jamás podrás perdonarme... pero te aseguro que nunca quise que nuestra amistad terminara de esa forma... y sí... sé que fue por mi culpa... que se destruyera nuestra amistad es lo único que te ha pasado en la vida que no ha sido culpa tuya”

Recordaba el día que mi ex-marido me había pedido que me casase con él... fue perfecto, me llevó a uno de los restaurantes más exclusivos de las afueras de la ciudad y eligió lo mejor para mí, para nosotros... la comida que más me gustaba y el vino blanco más caro de la carta... hablamos de nosotros, de si tendríamos un futuro juntos e insistió bastante en preguntarme qué esperaba de la vida... tras los postres le dijo al camarero que nos tomaríamos una copa de champán fuera, en los jardines... paseábamos por los jardines con la copa de champán en la mano cuando al llegar junto a una fuente me pidió que cerrara los ojos... cuando los abrí, estaba de rodillas delante de mí con la cajita abierta y el anillo... me dijo que mis esperanzas para el futuro eran las suyas y que si quería casarme con él... ¡fue muy bonito!... me acordaba como si fuera ayer... treinta de junio... introduje los cuatro dígitos en el móvil.... tres... cero... cero... seis PIN erróneo. Quedan 2 intentos

JODER... la ZORRA esta me la había vuelto a jugar... estaba muy cabreada y empecé a llamarla, una vez y otra y otra... pero no había respuesta... insistí e insistí hasta que diez/ quince minutos después completamente frustrada dejé de hacerlo... y envié un mensaje...

“Me has vuelto a engañar, pero es la última vez que te lo permito ZORRA DE MIERDA”

Casi inmediatamente mi móvil empezó a pitar una y otra vez como si fuera una alarma...

“¿Doce minutos?... ¿en serio doctora?... ¿eso es todo lo que te importa tu vida personal?”

“Una hora entera seguida te estuve llamando aquella mañana, el día de la boda de tu hermana, mientras veía impotente como mi mejor amiga tiraba toda tu vida a la basura por egoísta y gilipollas... UNA PUTA HORA... y era tu vida, no la mía... ¿qué habría pasado si yo me hubiese rendido a los doce minutos y enviado un puto mensaje?”

“Bueno... a lo mejor seríamos tan amigas como sois tú y la peluquera”

“Déjame adivinar... doctora... tres... cero... cero... seis... ¿he acertado?... ¿la fuente?... ¿en serio?... ¿tan distorsionada tienes la verdad de lo que ocurrió y ocurre a tu alrededor dentro de esa estúpida y ególatra cabeza que tienes o es que sólo tienes mierda dentro?”

“¿No le has roto el corazón a tu ex-marido?... pedacito a pedacito, empezando por ese día que has debido meter como PIN... ¿ya no recuerdas tu respuesta?”

“ME LO TENGO QUE PENSAR... ¿qué mujer no hubiese llorado y dicho SÍ?... sólo una... la PUTA REINA DE HIELO”

“¡DOS SEMANAS!... doctora... ¡DOS PUTAS SEMANAS!”

“Uno... seis... cero... siete”

“Eso es lo que tardó la PUTA REINA DE HIELO en decirle al hombre que... ¿amaba?... que SÍ, que se casaría con él”

“¿Arrastrarte ante él?... DÉJALO TRANQUILO... no le vuelvas a arruinar la vida... NUNCA TE LO HAS MERECIDO... ni antes, ni ahora”

“Hasta siempre... doctora... ¡disfruta los mensajes de tu hermana y de tu buena amiga la peluquera!"

Cuando el móvil acabó de pitar y leí el último mensaje supe que aquella sería la última vez que hablaríamos en mucho tiempo, quizá no volviésemos a hablar nunca más en la vida... un par de lágrimas brotaban de mis ojos cuando introduje aquellos cuatro dígitos en el teléfono móvil... tras apretar el botón de confirmación, el teléfono móvil se encendió apareciendo de fondo de pantalla una foto mía con mi ex-marido abrazándome... inconscientemente comencé a llorar. Cuando comencé a inspeccionar aquel teléfono móvil me di de bruces con la realidad, una realidad dolorosa... lo que le negaba a mi ex-mejor amiga el día anterior era totalmente cierto... bastó ver las llamadas para darme cuenta de ello, me costó encontrar las últimas llamadas entre mi ex-marido y yo, a pesar de que le había insistido a mi ex-mejor amiga una y otra vez de lo contrario... yo sabía que no era cierto, y ella, si había tenido el teléfono móvil todo el tiempo que afirmaba, también lo sabía... ante mi estaba la prueba que me delataba ante ella y que me negaba a mí misma. Finalmente encontré las últimas llamadas o intentos de llamada entre mi ex-marido y yo... treinta y una veces me había llamado el día de la boda de mi hermana entre el mediodía y unos instantes antes de que comenzara la ceremonia... todas sin respuesta por mi parte... antes y después de ese día, un infinito vacío de comunicación entre ambos. Retrocedí aún más en aquel historial de llamadas hasta encontrar la última vez que yo le había llamado... me avergonzó comprobar que había sido tres semanas antes de la boda... y cuando traté de hacer memoria, ni siquiera pude recordar el motivo de aquella llamada.

Sin embargo, desde las últimas llamadas que él había realizado había muchas llamadas recibidas, muchísimas... en ninguna constaba que se hubieran respondido... la mayoría de teléfonos figuraban como de número desconocido o al menos no constaba el nombre de quién las había realizado ya que los nombres no estaban almacenados en la agenda de contactos del teléfono móvil... ¿de quién serían aquellos números?... ¿serían de otras mujeres, como había insinuado mi ex-mejor amiga el día anterior?

Entré posteriormente en la aplicación de mensajería e inmediatamente busqué mi nombre entre todas las conversaciones... con el corazón en un puño entré en el chat y comencé a leer por el final... aquel último mensaje que había recibido...

"Mi reina, te he llamado y no contestas, supongo que ya estás en el avión... hay dos sorpresas esperándote a tu llegada... te quiero"

Siempre me pregunté qué quería decir con aquel mensaje... las sorpresas que me encontré al llegar fueron a él follándose a mi mejor amiga en la habitación del hotel aquella misma noche y los papeles del divorcio en casa al día siguiente... ¿podía ser que las sorpresas fueran... como el día anterior me había contado mi ex-mejor amiga... que él me estaba esperando en el aeropuerto y la velada romántica que había preparado para los dos en nuestra habitación del hotel?

El mensaje anterior era de una semana antes, del día que me fui al congreso...

"Pásatelo bien en el congreso y ten cuidado con la gente"

Recordaba aquel mensaje, cuando lo leí me enfadé mucho... había estado sin hablarme desde que descubrió que me iba al congreso en lugar de quedarme para la boda de mi hermana... y encima me recordaba, como siempre, que no pecara de ingenua con las personas que pudiera conocer... ni siquiera respondí a aquel mensaje... ¡que se joda!... ¡que me hubiese hablado en casa en lugar de ignorarme!... pensé en su momento.

Viéndolo en perspectiva aquel domingo... aquel mensaje era raro en mi ex-marido, no había en él ni una sola muestra del cariño que siempre me demostraba en sus mensajes... ningún te quiero, ningún te echo de menos... retrocediendo más atrás en el chat me di cuenta de que en anteriores mensajes esas muestras de cariño por su parte eran una constante habitual... sin embargo, eran inexistentes en aquel frío mensaje. En cambio, la mayor parte de mis mensajes, por no decir todos, eran para cancelar compromisos familiares, cenas o actividades con amigos o para nosotros que él siempre me proponía... incluso alguno para anunciarle que llegaría más tarde a casa... ¿mi excusa?... tenía que trabajar u otro compromiso relacionado con el trabajo. Su respuesta siempre era la misma... "no te preocupes reina, otra vez será"... acompañada de algún icono cariñoso... leyéndolo ahora en otro contexto, parecía que una y otra vez se repetía la misma conversación como si fuera un corta y pega... iba retrocediendo y leyendo aquellos mensajes con pena... mucha pena... e incluso un par de lágrimas brotaron de mis ojos cuando advertí que no había una sola muestra de cariño hacia él en los mensajes que le enviaba... ¿de verdad le había tratado así siempre?... no me reconocía en aquellos mensajes, era como si otra persona los escribiera... puede que mis prioridades fueran erróneas, pero yo le quería... ¿de verdad no se lo había demostrado nunca? Seguí leyendo las conversaciones de aquella aplicación por encima y me quedé pasmada con lo que leía... mensajes llenos de insinuaciones, coqueteos, indirectas... y no tan indirectas... especialmente tras el divorcio... cuanta lagarta estaba dispuesta a ofrecerle a mi ex-marido apoyo, comprensión, consuelo y de paso meterlo en su cama... ¿de verdad existían mujeres a las que no se le cayera la cara de vergüenza al enviar aquellos mensajes? Porque a juzgar por las fotos visibles de los perfiles, la mayoría de los mensajes eran de mujeres... no las conocía a todas, pero entre ellas pude reconocer alguna compañera de su trabajo... y con horror comprobé que incluso había mensajes de mis amigas. Decidí entonces entrar a leer con detalle las conversaciones de mi hermana y la peluquera como me había sugerido mi ex-mejor amiga. Entré en la conversación con mi hermana y deslicé hacia arriba... hasta el principio... mensajes ofreciéndose a él descaradamente en todo momento, incluso en algunos casos, llegando a insultarme... es cierto que ella no solía empezar las conversaciones, pero no desaprovechaba ningún mensaje que mi ex-marido le mandaba para justificar nuestra ausencia de algún compromiso familiar o con amigos... todos eran parecidos... “¿Por qué no vienes de todas maneras?” “Yo sabré cuidar de ti, tenerte contento y demostrarte que no soy como mi hermana, que yo puedo ser la mujer que te mereces”

“No sé qué le has visto a la frígida, egoísta y manipuladora de mi hermana... sólo sabe humillarte como hombre y como persona”

“Dame una oportunidad, no te arrepentirás, te lo prometo”

Especialmente ofensivos fueron los mensajes cuando llegué al día de su boda... la hora en la que empezaron a recibirse era posterior a la discusión entre mi ex-marido y mi hermana, de la que me había hablado mi ex-mejor amiga el día anterior, y que había presenciado en el pasillo cuando según ella regresaba a su habitación por su bolso...

“No pensaba que fueras tan imbécil”

"¡CUATRO AÑOS!... en Navidad hará cuatro años del día que nos conocimos, el día que escogiste a la mujer equivocada... yo habría matado por hacerte feliz... ella no te ha querido nunca... NUNCA"

“IMBÉCIL... tú aquí preparando el nidito de amor para mi hermana mientras ella está por ahí follando con otro, como hace cada vez que te dice que se va a uno de esos congresos ”

“¿De verdad piensas que va a todos esos congresos por trabajo?”

“Apuesto a que no te ha llamado en toda la semana”

“No te preocupes, seguro que estará demasiado ocupada para llamar a su maridito... en alguna habitación de hotel con las piernas bien abiertas y la boca también ocupada... dándole a un desconocido o a varios todo lo que seguro que a ti te niega”

“¿No te lo crees?”

“Pregúntale a nuestra mejor amiga... ella lo descubrió hace bastante tiempo y la ayuda, engañándote para que no sospeches”

“Es increíble que no sospeches... pero para mí ya no son sospechas... hoy por la mañana he descubierto la verdad de lo que hace mi hermana en sus congresos cuando he escuchado a nuestra amiga hablando por teléfono en la puerta del bar del hotel”

"Hablaba con la puta de tu mujercita, diciéndole que no iba a ayudarla más a esconderte sus aventuras"

"¿Y ella?... otra IMBÉCIL, enamorada de ti en secreto y engañándote para que tú no te enteres de lo que en realidad hace tu mujercita cada vez que va a uno de sus congresos... ¡SOIS TAL PARA CUAL!"

Dos fotos interrumpían la conversación, aunque más que una conversación era un monólogo de mensajes donde mi hermana escribía y escribía... en la primera foto aparecía mi hermana preciosa con su vestido de boda... en la segunda estaba tumbada en la cama también con su vestido de boda, se había sacado las tetas del vestido y enrollado la falda en la cintura dejando ver unas medias blancas, el liguero blanco que las sujetaba y también su zona íntima, pues no llevaba bragas o tanga...

“Esto es lo que te pierdes por imbécil”

“Llámala... a lo mejor tienes suerte y si no tiene una polla metida en la boca te contesta”

“Corre al aeropuerto... que eres tan inocente que piensas que va a aparecer... aunque puede que tengas suerte y la veas aparecer por la puerta de salida colgada del brazo de su amante de esta semana... a lo mejor si lo ves con tus propios ojos me crees y abres los ojos de una puta vez”

“Seguro que se la ha venido chupando en el baño del avión... ten cuidado, no vayas a tragarte semen del otro cuando le des el besito de bienvenida”

“¡CORNUDO!... ¡IMBÉCIL!”

Todavía había muchos mensajes más... en los primeros mi hermana le felicitaba por haberse divorciado de mí y se ofrecía a quedar con él para consolarle... me parecía increíble lo que leía... tras esas felicitaciones, un par de mensajes en los que le decía que se mudaba a la otra punta del país por trabajo, pero que no dudara en llamarla si necesitaba algo... y ya un poco más espaciados en el tiempo, cada dos meses más o menos, mi hermana le escribía para decirle que viajaba a la ciudad el fin de semana a visitar a mi madre y seguía insistiendo una y otra vez en ofrecerle consuelo... y el confort de su cama...

Mi hermana... mi hermanita pequeña... ¡qué engañada me tenía!... ¡MENUDA HIJA DE PUTA