Capítulo 07: Un trago amargo

Una vez más sentía esa presión en mi pecho; la cual creía haber controlado, sentía en mis ojos otra presión que intentaba por todos los medios apaciguar, en mi garganta se había formado un nudo que me hacía difícil continuar con mi respiración...

Hola a todos... Aquí les traigo un nuevo capítulo. Aquí la punta del iceberg sale a la superficie... Espero sus comentarios y valoraciones tanto por aquí como por email. Disfruten el relato…!

Saludos,

Derek W. Johnson

Capítulo 07: Un trago amargo

REBECA

-¿No te parece la más baratas de las mentiras?-dijo David después de una considerable pausa desde el ataque de desahogo que había tenido instantes atrás.

-¿Cómo? No entiendo… vamos hacer una cosa, primero explícate y segundo intenta calmarte que ya veo que estas algo; corrijo, muy alterado- conteste mientras lo hacía sentar en mi cama- ahora sí, habla-.

-¿Sabes lo que hizo ese imbécil esta mañana?- me preguntó- pretendía que con un par de besos y una declaración de teatro de mala muerte, yo me tragara el cuento de que no puede vivir sin mí - contestó a su pregunta- es que no se si más imbécil soy yo por haber llegado a creer; por un segundo, ese montón de palabrerías-

Me quede sin palabras.

-¿No vas a decir nada?- pregunto.

  • ¿Que puedo decir?... es que, no me imagino al Fabián que yo conozco, al extrovertido, al viril, declarando su amor a un hombre, ¡a ti!- conteste con la mirada perdida-… es que como tú dices, ¡es una locura!-.

-¡Que locura!- comento por lo bajo.

-¿Qué fue lo que te dijo?... porque debieron ser palabras muy convincentes para que le creyeras en ese momento… o... ¿es que te convencieron?- dije esta vez mirándolo-.

-No lo sé…- respondió hundiendo la cara entre sus manos-… ¡no lo sé!... estoy hecho un mar de dudas, no sé qué creer-.

-Cuéntame… -.

Tras escucharme se enderezo y comenzó hablar, relatándome lo acontecido esa mañana. También me contó lo sucedido en la cafetería, dándome la razón de su enojo ese día. Al concluir con sus palabras, solo pidió que cerráramos el tema de una vez por todas y no le pidiera detalles.

-Está bien, no te voy a preguntar detalles, pero solo para cerrar el tema te quiero hacer una pregunta- me acerque un poco más e hice que me viera a los ojos- ¿te gusto?-.

-¿Que tiene que ver eso con lo que estamos hablando?- respondió claramente para desviar la conversación-.

  • Tiene que ver mucho, porque eso cambiaria muchas cosas-.

-Si quieres saber si me gusto, pues… creo que sí, sabes que fue mi primer…- se detuvo como señal de que era obvio lo que me quería decir.

-Si lo sé- dije asintiendo.

  • Pero no significa nada- reafirmo una vez más.

-Dices que no significara nada… pero conociéndote sé que movió algo dentro de ti y por eso estas así- comente- no tengas miedo… ¿Y si en verdad está siendo sincero? Al parecer según me cuentas sus palabras fueron sinceras-

-O muy bien ensayadas…- dijo- Por favor Rebeca, ya creo que la vida me ha dado bastantes lecciones como para saber que personas como el no dan un paso sin cojear…- pauso -… lo que debo hacer es calmarme, hacer como si nada hubiese pasado y convencerme a mí de que cada una de esas palabras fueron solo un montón de mentiras, que quien sabe que oscuras intenciones tienen-.

-Por Dios David, por primera vez enfrenta la situación y no escapes de ella como las demás veces, sé que lo que te paso con Santiago te dolió pero no fue para tanto, como para que sigas resentido de ese modo- ya estaba cansada de su actitud, sé que me había prometido a mí misma no tocar el tema nunca, sin embargo ya se me estaba haciendo exagera da la actitud de David- ¿O es que acaso paso algo que yo no sé?- luego de mi pregunta paso un largo momento de silencio donde mantuvo su mirada perdida - ¿No vas a contestar?-.

Luego de mi pregunta, David fue víctima de un ataque de sinceridad y narró la escena vivida con Narissa. Eso sí cambiaba las perspectivas de la situación. Ahora entendía lo que el sentía. Por un lado sentí ira y rabia, quería desquitarme de alguna manera, pero por otro sentía el mismo miedo de confiar en los demás, el mismo miedo del cual era víctima David en esos momentos.

De alguna manera esta vez tenía que ayudar, debía hacer algo.

FABIAN

Me encontraba completamente desorientado, sin saber qué hacer en esos instantes posteriores de las palabras dichas, mejor dicho de las verdades dichas. Porque eso eran verdades que me había atrevido a confesar, por primera vez había dejado que mi corazón hablara… era una experiencia nueva ya que nunca había experimentado ni dejado salir a flote nada de lo que para mí, eran un motón de cursilerías que hoy me invadían hasta la última de mis células, estaba completamente embobado… por… el amor.

Si, el amor, una palabra que se había estrenado en mi léxico, con la que logre entender que ese montón de sensaciones que habitaban en mi eran simple y llanamente amor. Si me hubieran dicho en un pasado que yo algún día me le estaría declarando a alguien, posiblemente me le reiría en su cara por semejante disparate, sin embargo eso es lo que ahora estoy viviendo.

No soy alguien que se da por vencido así de fácil y más aún luego de que ese segundo beso con David me confirmaba que sentía algo por mí, no sé si lo mismo que yo, pero sé que es algo por lo menos, y por ello haría cualquier cosa por conquistarlo para así descubrir el significado de ese temblor en su interior; que por más que intentara, no podía ocultarlo cuando estaba cerca de él… no obstante ese día preferí no acercármele, prefería dejar que las aguas bajasen un poco.

Salí una vez más del ensimismamiento del cual había sido víctima; que ya se habían hecho costumbre los últimos días, y entre en la considere por los últimos años mi hogar. No había nadie, como siempre a esa hora del día, mi tía Alicia de seguro estaba en su trabajo como secretaria, por lo que debía repetir la misma rutina de todos los días.

Todo hubiera transcurrido normalmente si no hubiese sido por el mensaje de Rebeca, en este me preguntaba si podíamos encontrarnos esta tarde. Por un minuto pensé a negarme, pero no lo hice, decidí quedarme esa tarde a esperarla y quizás así de algún modo lograr que fuera mi mediadora con David, en estos momentos cuando me estaba acercando más a ella. A causa de que Rebeca no tenía ni idea donde vivía, tuve que ir hasta la avenida donde la había dejado el taxi, para luego llevarla hasta mi casa. La  invite a pasar, y tras negarse a mi ofrecimiento de algo deber comenzó hablar desde el sillón en el que había tomado asiento.

-¿Que te traes entre manos?-.

-¿De qué hablas?- exprese algo confundido.

  • De ese repentino amor por David-  estaba seria.

-Ya te conto-.

-Somos amigos - respondió

Estuve en silencio por unos segundos buscando que decir pero no sabía por dónde comenzar, si confesándole la verdad o intentar averiguar que buscaba con la especie de interrogatorio que se propuso a iniciar, sin embargo deje que las palabras fluyeran- Por la actitud que tienes veo que; al igual que David, crees que pretendo algo oscuro con todo esto, pero siento decepcionarte porque no es así-

-Por favor Fabián… quien le va a creer esa historia al Fabián que al que se intenta hacer respetar por todos, al que cambia de novias como de calcetines, al mega-híper- heterosexual… por favor déjate de juegos- era evidente la ironía en su voz.

  • Sabes que… no te voy a dar un discurso que te explique a detalle todos mis argumentos, porque de seguro ya te lo contaron, solo te voy a decir esto- pause para acercarme y mirarla fijamente a los ojos- lo amo… y no me importa si tu o a quien le interese lo crea, lo que me importa es que él lo crea- concluí.

-Eso veremos- dijo- porque toda mentira cae siempre por su propio peso-.

-Eso es cierto- conteste- pero toda verdad siempre sale a la luz y esta es una de esas que por más que intente esconder, jamás lograre ignorar-Ante mis palabras solo soto una mirada que me hacía saber que estaba a prueba- ¿algo más?-.

-No… por ahora- respondió mientras se ponía de pie- pero quiero que sepas que David no está solo, y si intentas cualquier cosa que cause cualquier tipo de daño, te las veras con migo… y no creo que me quieras conocer como enemiga-

-Tranquila que eso nunca pasara- dije

  • Eso veremos-.

Le abrí y se fue de la misma manera tan rápida como llego.

DAVID

La vida es una vía de un constante transitar donde a diario debes decidir qué camino tomar, tienes muchas opciones, pero eres tu quien decide cual tomar… o por lo menos esa es mi percepción de lo que es la vida.

Actualmente se  me ha hecho costumbre analizar cada paso que voy a dar, con el miedo a no equivocarme, porque las equivocaciones que he cometido la vida siempre me las ha cobrado con un alto precio, y así estaba en ese momento, dubitativo con respecto a qué hacer y cómo actuar ante lo que me estaba pasando con Fabián, porque por más que me esforzara por creer mis afirmaciones de que todo era una gran mentira, existía algo que me impedía convencerme completamente a mí mismo de esa teoría. Quería creer que sus palabras solo eran dichas con la intención de que cayera a sus pies, pero al analizarlas constantemente cada vez las sentía más sinceras y al recordar su mirada la sentía convincente. De esa manera estaba completamente inmerso en mis cavilaciones metales, cuando tuve conciencia de que ya había amanecido… en el instante en que vi la hora de mi celular, salí corriendo hasta el baño, una vez dentro tome una las duchas más rápidas de mi vida. En el momento que estuve listo ya eran casi las siete de la mañana por lo que llevaba los minutos contados para llegar temprano, era jueves, esa mañana tendría una práctica de Física con el profesor Noel; para la cual ni siquiera había estudiado, a pesar de que el profesor sabía que era uno de los mejores de la clase, eso no sería excusa para llegar tarde dado que su reglamento con respecto al horario de entrada era excesivamente estricto… y lo último que quería era que por haber llegado retardado se me negara la entrada y tuvieran que llamar a mis padres una vez más por mi problema de impuntualidad, así que por mi bien era mejor que llegara temprano, que por suerte conseguí.

Di un respiro cuando me encontré con Rebeca en la entrada del laboratorio, al parecer al profesor le faltaban varios instrumentos para comenzar con la práctica, por lo que tuvo que ir a buscarlos hasta el almacén del colegio.

-Te quedaste dormido- dijo Rebeca al momento de darme un beso en forma de saludo.

-No tengo culpa, al parecer la alarma de mi celular confundió AM con PM- conteste con esa tonta excusa.

-Si claro- comento con volteando los ojos y con una sonrisa.

Una vez dentro me senté a su lado en el escritorio que debíamos compartir, como siempre sin mirar a los lados y concentrándome solo en la clase, cosa que en ocasiones me costaba demasiado hacer. Durante la práctica fue Rebeca quien trabajó y se ocupó de que todo se hiciese correctamente ya que yo no tenía ni idea de lo que se buscaba con la actividad, la que aprobamos con la mejor de las calificaciones.

Juro que me sentí como un ex-presidiario a punto de salir de la cárcel en el momento que se nos informó que la clase había terminado. Luego de terminadas las clases mi intención era regresar hasta mi casa, para alistarme y así ir al gimnasio; del cual estaba prácticamente desaparecido. Desde que comenzaron las clases mi asistencia a él había sido bastante inconstante a pesar de que ya tenía el resto del mes pagado. Inicialmente ese era mi plan pero dado que Rebeca necesitaba que la acompañara hasta el hospital para retirar los resultados de los estudios de su madre; quien por cierto había regresado a trabajar como si nada después de su percance, tuve que aceptar a su petición con la condición de que llegaría temprano a mi casa.

-¿De qué se tratan los exámenes que vamos a buscar?- pregunte apenas nos montamos en el taxi.

-No lo sé… creo que de seguro es un estudio general para descubrir si padece de hipertensión o algo por el estilo- contesto encogiéndose de hombros.

-Bueno… ojala y no sea nada grave- comente.

-No lo creo, mi madre siempre ha sido muy saludable, sin embargo a ella le da por hacer dramas de la nada…- expresó algo aburrida-…desde que murió mi papa, todo lo que tiene que ver con hospital y enfermedades es un tema difícil de llevar en mi casa, no sé como si estuviera maldito o algo por el estilo… es más, hasta yo sufro de esos efectos porque el solo hecho de imaginarme entrar a un hospital me trae recuerdos desagradables-.

Durante el resto del camino no hablamos mucho y si lo hicimos fue sobre temas sin mucha importancia. Una vez dentro del hospital llegamos hasta la recepción donde nos indicaron en qué lugar se suponía que tendrían los resultados, no obstante sabiendo cual era el camino tuvimos que hacer una parada en el baño, si no lo hacíamos la vejiga de Rebeca era capaz de explotar en plena recepción. Por obvias razones tuve que esperar afuera del baño; este se encontraba solo a unos cuantos metros del mostrador en donde se entregaba los resultados. En un principio opte por unirme a la fila y así acortar tiempo mientras mi amiga salía del baño, pero al solo dar el primer paso, mis ojos se percataron de una presencia que hizo que retrocediera, escondiéndome detrás de pared que sobresalía de la entrada del baño.

¿Pero que hacia ella aquí? según lo que sabía Narissa no había enfermado últimamente, es más las últimas semanas entró a todas y cada una de las clases; claro era obvio que no lo hacía para ser responsable sino con otros fines, y tampoco se había quejado de malestares, ni dio excusa alguna a los profesores al momento de presentar los trabajo o lo exámenes… es más ni siquiera en Deporte; donde nos obligaron a ejecutar un entrenamiento que parecía creado para un atleta olímpico, ella se quejó, así que ¿Qué hacía aquí? intente buscar una respuesta y la más coherente me pareció que al igual que nosotros buscaba los resultados de exámenes hechos por algún familiar, por lo que no le preste mucha atención, hasta el momento en que escuché a la enfermera encargada de atender en recepción, llamar a uno de los doctores y sin que ella lo pudiese evitar todos escuchamos- Doctor al parecer hubo un error y se traspapelo una prueba de embarazo que no es de esta señorita - dijo señalando a Narissa. El resto de la conversación no se pudo escuchar dado que la enfermera, a petición de Narissa bajo la voz y porque en ese instante salió Rebeca del baño.

-Listo, ya puedo respirar tranquila- cerro la puerta- Hola…- me miro- ¿Qué te pasa, que tienes cara de haber visto a un muerto?- preguntó agitando su mano enfrente de mi rostro, intentando obtener mi atención.

-Narissa está embarazada- conteste.

REBECA

-¿De qué hablas?- pregunte completamente confundida, pero al no obtener respuesta de su parte tuve que tomarlo con de los hombros y sacudirlo un poco- David… ¿de que estas hablando?-.

-Tengo que salir de aquí- dijo con la mirada perdida y tras sus palabras salió caminando en dirección contraria a la que se supone que nos dirigíamos.

-David… ¡David!- trate de llamarlo mientras lo perseguía, pero fue inútil… parecía como si mis palabras fuesen inaudibles para sus oídos. Quise seguirlo pero en ese momento mi prioridad era primero retirar los exámenes… por lo que preferí primero ir por ellos, claro estaba que no lo dejaría solo, ya lo buscaría después con más calma para que me explicara que significaban las palabras que parecían delirios.

Pasaron varios minutos tras mi estancia en la fila para que me atendieran; una vez enfrente de aquella mujer encargada de la atención de las personas, solo le di los datos de mi madre y mostré la página que contenía sus datos con la firma del médico, que según sus instrucciones era necesaria para el momento del retiro de los estudios de sangre, hecho que ocurrió así… y tras mirarla con algo de desinterés procedió a la entrega de los respectivos estudios. En ese instante mi ingenio se puso a trabajar al máximo… necesitaba saber si lo que decía mi amigo era cierto.

-Señorita – la llame- mi amiga Narissa Kreubel me comunico que vendría a retirar una prueba de embarazo… y yo como siempre tan descuidada apague mi celular… así que no sé si ya los retiro… ¿por casualidad usted no sabe si ya vino por acá?- concluí con la tan ansiada pregunta tras una introducción que sonara creíble.

-Creo que la acabo de atender…- dijo mientras buscaba en el monitor que tenía enfrente-… ¿estás hablando de una chica alta, pelo negro, nariz perfilada y ojos azules?- asentí con la cabeza en señal de respuesta- ella se encuentra en el laboratorio, al parecer hubo un error con los nombres y está retirando la prueba que le pertenece- dijo mientras dejaba de buscar y me señalaba con el dedo la dirección.

¡Entonces era verdad!... claro no estaba confirmado aún pero el punto estaba en que cabía la posibilidad de que Narissa pudiese estar embarazada, algo que desee con todas mis ansias que no fuera cierto. Ya mi curiosidad había sido despertada por lo que no dejaría el hospital sin haber comprobado si la hipótesis del embarazo era cierta o no, de modo que sin perder tiempo y siguiendo las indicaciones de la enfermera comencé a caminar hasta pasillo donde me había señalado, busque con la mirada y luego de un par de segundos intentando leer los nombres de las distintas puertas, di con el laboratorio. Una vez ya ubicado el sitio, seguí con mis pasos hasta cruzar en una de las esquinas que conectaban hasta otro de los pasillos que hacían parte de aquel laberinto, espere por varios minutos, en donde tuve que explicarle a más de una enfermera que no me sucedía nada y que me encontraba perfectamente bien. Pareció una eternidad el tiempo en que espere que la chica saliera por la puerta de aquel laboratorio, señal que me indico que tenía el camino libre.

Dubitativa aun con respecto a qué hacer, me acerque hasta la puerta y sin acobardarme llame. Mientras oía el sonido de los pasos acercándose cada vez más, intente esbozar en mi cabeza un texto que pudiese decir, con el cual lograra conseguir la información que me había propuesto en obtener. Espante toda señal de temor en el instante que vi abrirse la puerta ante mis ojos.

-¿Desea algo?- pregunto muy amablemente el doctor.

-Em – dude por un instante, sin embargo tome valor ya que si no me arriesgaba no ganaría nada- Mi amiga... – comencé -  la que acaba de salir, necesita su número celular… ya sabe por si tiene algún contratiempo con el embarazo-  rogué que no hubiese metido la pata con mi atrevimiento.

-Claro no hay problema… aquí tienes…- dijo mientras sacaba una tarjeta de uno de los bolsillos de su bata y me la facilitaba-… y recuérdale que es importante que venga a su primer control prenatal-.

Era consiente que esta noticia dejaría a más de uno con la boca abierta y más que ser una bendición sería una calamidad.

DAVID

Una vez más sentía esa presión en mi pecho; la cual creía haber controlado, sentía en mis ojos otra presión que intentaba por todos los medios apaciguar, en mi garganta se había formado un nudo que me hacía difícil continuar con mi respiración; la que se había agitado de manera tremenda, sentía ira, rabia, coraje, furia… al igual que cansancio, cansancio por seguir en el mismo circulo de dolor, en el que al parecer había caído. Estaba harto de ser al que siempre le va mal en la vida, estaba harto de todo… quería escapar. Escapar de todo y de todos, quería huir hasta un sitio donde lograra drenar todo y lograr respirar la paz que tanto anhelaba, sin embargo de nuevo algo me lo impidió o al parecer alguien en el momento que sentí que me tomaron del brazo y me arrastraron bruscamente hasta la acera.

-¿No te enseñaron que al cruzar la calle primero debes mirar a ambos lados?- no me hizo falta alzar mi vista para saber de quien se trataba.

  • Ahora me estas siguiendo -  le conteste.

-Primero no te estoy siguiendo… vine con Christian – dijo mientras lo señalaba a escasos metros de nosotros- y segundo… si fuera porque te aparte del camino, en este momento estuvieras de nuevo al hospital, pero en una camilla-

-¿Y qué quieres?... ¿Qué te agradezca?-.

-Es lo menos que me debes- contesto Fabián con una media sonrisa.

-¡Déjame en paz!... alégate de mí- le ordene mientras me soltaba- olvídate que existo- le termine de decir secamente mientras me alejaba, pero como era de esperarse no entendió mi mensaje y me siguió.

-No te puedo dejar en paz - pronunció a mis espaldas al momento de alcanzarme de nuevo, luego de haber volteado en una esquina- me importas demasiado-

Esa frase sirvió para que la última gota de paciencia que había en mí se extinguiera- De una vez por todas… ¡dime que quieres de mí!- casi grite, acción que atrapo la mirada de más de uno- dime… ¿qué quieres? verme por el suelo, arrastrándome, suplicándote piedad, humillarme…- no aguanté más y comencé a llorar, el solo se acercó para abrazarme- dime… ¿qué quieres?- pregunte entre lágrimas, ya sin fuerzas.

-Que me ames como yo a ti- acabo contestando.

FABIAN

Verlo así me hacía que toda mi seguridad cayese por completo, verlo y sentirlo tan frágil me provocaba unas ganas tremendas por apaciguar su sufrimiento… no sé cómo decirlo, pero sentía el deber de ayudarlo a que ese dolor se esfumara, sin embargo al mismo tiempo mi curiosidad me forzaba a averiguar que le causaba ese tormento, aunque quizás ya en el fondo conocía su causa.

Luego de haber pronunciado aquellas últimas palabras, el silencio hizo acto de presencia… solo me quede allí, en medio de la calle junto él. No me importaba que los demás nos viesen, no me interesaba lo que pensaran y tampoco me intereso lo que pudo pensar Cristian cuando lo deje solo en medio de aquella acera, para poder ir tras David… ya le inventaría alguna historia después, que de seguro acabaría creyendo o dando por cierta, ya que siempre fue muy despreocupado con respecto a la vida de los demás; cosa que agradecía. Nunca le ha interesado averiguar más allá de lo que sus amigos quisieran compartir con él, así era el… solo se interesaba por las cosas que eran de su incumbencia. De modo que no me preocupe.

Transcurrieron varios minutos para que David se tranquilizara y repusiera, pensé que seguiría estando a la defensiva, no obstante no fue así, solo ladeo su cabeza para reposarla mejor en mi pecho, lo que era posible gracias a que nuestras estaturas se prestaban para que ello.

-¿Por qué estas así?- pregunte tímidamente.

-Sácame de aquí- murmuro ignorando mi pregunta.

Sin formular más preguntas, le hice caso a su petición y llame un taxi. Una vez adentro le comencé a dar instrucciones al chofer para que tomara la carretera que se dirigía a las afueras de la ciudad. Sin tener muy claro lo que estaba haciendo, pensé en llevar a David a la pequeña propiedad que poseía mi padre en las inmediaciones de la cuidad, lugar que siempre me trajo muy buenos recuerdos a causa de que era un sitio donde te podías relajar fácilmente, al cual no volvió mi familia desde la muerte de mi madre. Mi padre solo se preocupó por contratar a alguien que fuese semanalmente a verificar que todo estuviese en orden y nada más. En pocas palabras no le interesaba volver al lugar, sin embargo nunca procuro vender dicha propiedad.

*<<<

Tras conducir por un corto camino pedregoso; el cual era la única conexión con la carretera, le indique al chofer que habíamos llegado. David me hizo un gesto el cual denotaba confusión… pero en vez de tratar de explicarle solo lo tome de la mano e intente hacerlo bajar, él no se resistió. Al bajarnos me quede por varios segundos contemplando aquel portón de metal, del cual ya se comenzaba distinguir el óxido acumulado por los años de descuido. Comenzamos a avanzar; aun tomados de la mano, y luego de llegar hasta la puerta ubicada en el lateral derecho de la estructura, inserte la llave que aún conservaba, rogando que a mi padre no se hubiese ocurrido la brillante idea de cambiar la cerradura, por un instante pensé que había sido así, pero mis preocupaciones se esfumaron cuando mi mano logro girar la manilla.

Todo se encontraba prácticamente igual que la última vez que estuve allí… el mismo camino de piedra, las mismas macetas en sus laterales, el mismo color verde del pasto, el mismo sonido del agua al caer, todo era completamente idéntico que hace ocho años. Hasta el mismo aire se respiraba en la zona. Mientras caminábamos por esa especie de calzada que nos dirigía hasta la puerta de la modesta casa ubicada solo a unos escasos metros, David no pronuncio palabra, estaba como ido… se encontraba tan inmerso en su mundo que apenas se dio cuanta cuando habíamos llegado hasta la puerta, pensé que entraría conmigo pero no fue así. Sin mediar palabra salió caminando en dirección del sonido que producía el agua del pequeño rio que atravesaba la propiedad.

Solo tenías que escuchar atentamente el sonido de la pequeña cascada para poder llegar hasta el caudal de agua, por lo que no le fue difícil llegar hasta él. Muy en el fondo sabía que en esos momentos él quería estar a solas, por lo que preferí no ir tras él, en vez de eso opte por entrar en la casa, donde al igual que el exterior todo se encontraba en las mismas condiciones como se había dejado; quizás con un poco más de polvo, pero todo seguía idéntico a como lo recordaba. Lo único diferente en el sitio era que la cama del que se suponía era el dormitorio de mi hermano y yo, no se encontraba, solo se hallaba la cama de la habitación principal. Seguí recorriendo la casa y sin buscarlo me topé con un par de fotos de mi madre, que inevitablemente hizo que la melancolía me invadiera y los recuerdos de los días de felicidad llegaran de nuevo, haciéndome extrañarla, sin embargo no deje que estos me aturdieran.

Sabía perfectamente que el obrero contratado por mi padre dormía allí todo los fines de semana, no fue sorpresa encontrarme con varios productos de comida en la alacena de la cocina, que sumado a las pocas pero variadas hortalizas; que esperaba aun siguieran en el jardín, bastaba para alimentarse.

Una vez terminado mi especie de tour por esa sencilla pero valiosa casa, me dirigí hasta donde creía que se encontraba David y no me equivoque… lo encontré sentado contra uno de los árboles a orillas de aquel arrollo, en una posición que se asemejaba a la fetal, su barbilla estaba posada entre las manos colocadas encima de las rodillas. Pude percatarme de las lágrimas en sus ojos. Cuando estuve cerca solo me senté a su lado sin hacer nada más que mirarlo.

-¿Te sientes mejor?- intente acabar con el tan incómodo silencio.

-No creo que me vuelva a sentir mejor- dijo con desgano.

-¿Qué sucede?- .

-Nada- contesto.

-No se está así por nada… tiene que haber una razón de peso- .

-No creo que me puedas ayudar- mascullo mientras se levantaba.

-Si puedo- dije acercándome.

-¿Cómo?... si ni siquiera sabes lo que es el dolor-.

-Te equivocas, si lo conozco y créeme te entiendo perfectamente…- le hice saber.

-Creo que fue un error venir hasta acá- comento mientras intentaba alejarse, pero le detuve.

-No huyas por favor… quédate –  le pedí –… por lo menos hasta que te calmes y estés mejor-

-¿Para qué?... no importa lo que hagas o intentes hacer, nada ayudara- expreso fijando su mirada en el suelo.

-¿Qué…o quién te tiene así?- pregunte posando mi mano bajo su barbilla y haciéndole que me viera.

  • Si en verdad quieres ayudar, no preguntes- respondió tras un breve silencio. Luego de eso entendí que era mejor no indagar por esos temas, quizás después con más calma y cuando se sintiera en confianza me contaría todo.

El resto de la tarde estuvimos frente al arrollo, sin más que disfrutar de la naturaleza… claro después de convencerlo, lo que dio pie a que poco a poco; y con mucho esfuerzo de mi parte debo decir, entabláramos una conversación, de temas triviales, música favorita, experiencias y cosas por el estilo, creando un ambiente de confianza entre ambos. Mientras más conocía a David, más me convencía de que en el fondo era una excelente persona y que toda esa  personalidad de chico duro, arrogante y sin sentimientos que pretendía adoptar; era solo una máscara para ocultar su verdadera esencia.

-Entonces tu madre murió cuando eras niño- resumió en esa frase toda la historia que le relate.

-Sí, la extraño como no tienes idea-

-Lo siento-  dijo en señal de compasión.

-No lo sientas… esos son hechos de la vida, a los cuales te tienes que acostumbrar afrontar constantemente-

-Sí, es cierto- me dio la razón.

-Pero a pesar de todo, aprendí una cosa de toda esa experiencia-

-¿Cuál?- pregunto.

-Que debes aprovechar cada instante para decirle a las personas que aprecias cuanto las quieres y…- pause-…te quiero-

-No empieces otra vez, por favor- se quejó.

-Es que… es la verdad, te quiero- fui sincero. Pensé que me respondería cualquiera de sus frases ácidas, pero no fue así… solo volteo a verme y se quedó así por varios segundos.

-Tú y yo nunca podríamos…-

-Inténtalo por lo menos- lo interrumpí – déjate querer- le dije mientras me acercaba a él.

-No entiendes que…- no lo deje terminar me acerque y sin pensarlo junte sus labios a los míos. Fue un beso suave pero tierno… y aunque me pareciera mentira él estaba respondiendo, a pesar de que su asombro ya había pasado. Cada vez que lo besaba me invadía una sensación única e inexplicable. A ciencia cierta no sabía que estaba haciendo, solo cerré mis ojos mientras colocaba ambas manos en su cuello  y me deje llevar. Estuvimos así por varios minutos… no sé cuántos, pero sé que fueron unos cuantos.

  • No tengo pruebas físicas para convéncete- comencé hablar luego separarme por un instante – mi única prueba es este sentimiento… y el único discurso que tengo para que me creas es este- dije mientras lo besaba de nuevo. El acto se prolongó por unos minutos más, hasta que creo más obligados por la necesidad de respirar, que por otra cosa. Después de cortar ese contacto, nos unimos en un abrazo… el posó su cabeza en mi pecho, mientras que  reposé mi barbilla en su cabello. Así nos mantuvimos por otro periodo considerable de tiempo… siendo nuestro deleite sentir el calor que nos lográbamos transmitir.

-Gracias- escuche su voz resonar en mi pecho.

-No me agradezcas… lo hago porque te quiero-

  • No hablemos de eso ahora…- se separó - ¿lo sentiste? -  pregunto extendiendo su mano y mirando el cielo – creo que lloverá- al parecer la naturaleza escucho sus palabras, porque inmediatamente después de haberlas pronunciado la lluvia comenzó a caer a borbotones contra aquel césped.

  • Parece una tormenta pasajera- comente algo agitado por el trote que tuvimos que emprender para refugiarnos en la casa y no mojarnos.

-No lo creo… mira –señaló el rayo que en ese instante apareció por la ventana al ya estar adentro.

-Parece que tendremos esperar-

-Al parecer si- soltó la cortina para fijar su vista en la cocina.

-¿Tienes hambre?-

  • Si… pero no mucha- contesto.

-Voy a ver qué hay de comer- le avise señalándole la cocina.

*<<<

Sin poderlo evitar el silencio se hizo presente luego de que David consumiera su último bocado, ya perecía que se había hecho costumbre entre nosotros. Mire por la ventana y confirmé ya era de noche y aun llovía, pero ahora más fuerte aun. Temía que no pudiéramos salir esa noche de allí. Iba hacer un comentario con respecto al tema pero en el momento que abrí mi boca todo a mi alrededor se tornó oscuro, para luego sentir que una mano se aferraba a mi brazo… por un segundo me desoriente, pasaron varios segundos para que entendiera lo que estaba pasando.

-Tranquilo solo se fue la luz- le calme en vista de su sorpresiva reacción.

-Perdón… me asuste- se disculpó mientras me soltaba y se enderezaba. Pero ese distanciamiento solo duro un poco, a causa de que un muy estruendoso rayo catapultó a David una vez más hacia mí.

-Por lo visto esta noche no piensas soltarme- comente con una sonrisa que a pesar no era visible por la oscuridad, se notaba a leguas en mi tono de voz.

-No te rías-

-No me estoy riendo- le corregí – Ven – dije mientras lo tomaba del brazo- vamos al cuarto-.

-¿Vamos a dormir aquí?- pregunto mientras caminábamos por el pasillo que daba a la habitación principal.

-Es lo más probable- le insinué.

Fue algo torpe nuestra entrada en aquella habitación dado que la falta de luz nos dificultaba el avance, haciéndonos indispensables el tocar las paredes al momento de dar un paso, a pesar de que se pedían distinguir las siluetas, la luz era insuficiente para trasladarse despreocupadamente. Cuando pudimos visualizar de entre las sombras la silueta de la cama, caminamos ya tranquilos hasta ella, fue en el momento cuando palpe las sabanas que David soltó mi brazo.

-¿Ahora qué hacemos?- pregunto.

-Acostarnos, supongo- dije mientras me recostaba entre aquellas telas.

-¿No hay otra cama?-

-No… esta es la única, tranquilo yo no como gente… creo que ya te lo había dicho-

-Deja de usar ese tono burlón- me pidió mientras se recostaba a mi lado ya resignado.

-Lo siento… es que a veces me da risa tu actitud- admití.

-Bueno intenta drenarla de alguna otra manera, porque tus bromas no me causan ninguna gracia-

-Tranquilo… no te pongas a la defensiva- le pedí- no quiero que peleemos de nuevo-

-Mientras tú estés tranquilo yo estoy…-no término de hablar ya que un rayo se lo impidió y como las demás veces, su reacción fue abrazarse a algo.

-Ves… no te conviene pelearte conmigo…- le advertí riéndome un poco.

-No es gracioso- se quejó.

-Si lo se…- dije enseriándome-… tranquilízate solo son… rayos- le calme sin poder evitar bostezar por el sueño- solo duerme-.

No me fue difícil quedarme dormido, primero porque estaba demasiado cansado y segundo porque tenerlo entre mis brazos era maravilloso me producía una paz tremenda, un sentimiento de comodidad.