Capitán pollax

Las aventuras de un superhéroe muy particular...

CAPITÁN POLLAX

CAPÍTULO 1º

DAMA LASCIVIA

Cae la noche en Villa Coito, una pequeña ciudad situada en plena costa levantina, bañada por el mar Mediterráneo.

Parece una noche tranquila, ¡Pero, ojo! ¡El mal acecha en todas partes! Hasta en una ciudad tan apacible como ésta.

Vemos una joyería y dos figuras acercarse a ella moviéndose sigilosamente entre las sombras.

Son Dama Lascivia y su fiel pero inútil ayudante Hugo, tan fuerte como idiota.

-¡Vamos, Hugo, pedazo de imbécil! ¿Se puede saber a qué puñetas esperas para levantar la persiana? –Dama Lascivia, tan sensual como malvada, acaba de salir de la cárcel tras pasar dos años tras las rejas, y ha vuelto a la ciudad con ansias de venganza.

-Sí, mi Ama. Hugo levantará la persiana tal y cómo usted ordena –Hugo, un desgraciado gigantón hipermusculado de escaso cerebro, se acerca a la persiana del comercio y la destroza al intentar levantarla, provocando nuevamente las iras de su jefa.

-¡Maldito tarado inútil! –Exclama Dama Lascivia blandiendo su látigo de siete colas, espantada ante el destrozo causado por su secuaz-. ¿¡No podías simplemente alzar la maldita persiana sin cargártela!?

-Y-yo… Lo siento, J-Jefa…

-Si no fuera por lo bien que follas y por el tamaño de tu polla… -Finalmente, la voluptuosa criminal lanza un suspiro de pura resignación y camina hacia la puerta del establecimiento.

También su esbirro da un paso hacia la puerta de la joyería.

-¿Quiere que Hugo tire abajo la puertecita de cristal? –Inquiere el hombrón con aire inocente y esperanzado a un tiempo.

-¡No! Basta de destrozos por esta noche, Hugo –se apresura a responde Dama Lascivia mientras da gracias al Cielo porque las alarmas de la tienda no han saltado y manipula la cerradura la puerta con su juego de ganzúas.

-¿Qué buscamos, Jefa? –Pregunta Hugo entrando en la joyería tras su ama, que no parece oír a su secuaz y se dedica a buscar entre las joyas hasta dar con el ansiado botín, una enorme esmeralda que la bella criminal sostiene entre sus delicados dedos mientras contempla extasiada  la belleza de la piedra.

-¡Esto, querido Hugo, esto! –Exclama la súper criminal sonriendo mientras acaricia la hermosa gema con ternura-. Gracias a esto, lograré mi venganza contra esta maldita ciudad.

-¡Oh, qué bonita! –El gigantón toma la piedra y la estudia con infantil admiración mientras su jefa le acaricia la entrepierna y le susurra al oído…

-¡Me he puesto muy cachonda, Hugo! ¡Quiero que me folles!

-¿¡A-ahora!? –Hugo enarca una de sus espesas cejas y queda mirando como su ama comienza a despojarse de su ajustado traje de cuero, dejando libres unas enormes tetas talla 140, para dedicarle luego una lujuriosa sonrisa-. P-puede venir la P-Policía en cualquier momento, Ama Lascivia.

-¡Calla de una vez y dame tu gran polla, jodido inútil! –Exige la perversa y sensual villana mientras se acerca a su subordinado y le desabrocha el ajustado pantalón de licra, dejando al aire una enorme verga de casi 40 centímetros y tan gruesa como un puño, que Dama Lascivia no tarda en empezar a lamer con gran deleite, tanto para ella como para el gigantón.

-¡DIOSSS, AMA LASCIVIA! –Exclama Hugo agarrándose la inmensa verga y comenzando a pajearse antes de penetrar salvajemente a su voluptuosa jefa, que se retuerce al sentir el tremendo pollón dentro de su coño caliente y chorreante.

-¡ESO ES, CABRÓN! –Jadea Dama Lascivia mientras acaricia con sus largos dedos el tramo de polla que queda fuera de su chochito-. ¡ME ENCANTA SENTIRLA DENTRO MÍÍÍ!

-¡AHHH, VOY A CORRERME, AMA! –Exclama de repente el hombretón sacando su pollón del caliente coño de su jefa y empezando a expulsar una ingente cantidad de semen, que chorrea por la cara y entre las enormes tetas de Dama Lascivia.

En ese instante, llega hasta la pareja de criminales el sonido inconfundible de las sirenas de la Policía y ambos se apresuran a largarse del lugar.

CAPÍTULO 2º

FACUNDO RUIPÉREZ, UN HOMBRE ANODINO

Es un Lunes cualquiera, y en la redacción de “La Gaceta de Villa Coito”, un hombre se masturba en el servicio de caballeros pensando en Beatriz, su guapa compañera de tetas pequeñas y firmes, y culito duro y respingón.

Este hombre es Facundo Ruipérez y es, lo que suele decirse, un don nadie.

No puede haber persona más anodina en el Mundo.

Trabajador modélico.

No bebe.

No fuma.

Y, como no podía ser de otra manera, no va con mujeres.

Un muermo, vamos.

Y tan tímido, que a pesar de llevar cerca de dos años trabajando codo con codo con Beatriz Sauquillo, la fotógrafa principal del diario, aún no se ha atrevido ni a insinuarle que siente algo por ella.

Poco después, y una vez ha terminado de masturbarse en el servicio de caballeros, nuestro hombre es llamado por don Evaristo, el redactor jefe, que también acaba de disfrutar de una fabulosa mamada, a cargo de Fanny, su guapa y eficiente secretaria.

-¡Hombre, Ruipérez! –Exclama al ver entrar al reportero en su despacho-. Entre, entre y tome asiento, muchacho –una enorme sonrisa se dibuja en el orondo rostro del obeso y veterano jefe de redacción de “La Gaceta de Villa Coito”, cosa que a Facundo no le gusta un pelo.

-¿M-me mandó llamar, Jefe? –Inquiere Ruipérez con voz titubeante mientras toma asiento frente al caro escritorio de don Evaristo.

-¿Ha oído hablar del “Ojo Esmeralda”? –Pregunta don Evaristo una vez su subordinado se ha sentado.

-N-no… ¿Qué es?

-Una esmeralda. ¿Qué si no? –Bufa el redactor jefe dedicando a Facundo una mirada cargada de paciencia casi infinita.

-¿Y-y?

-¡Pues que la han robado, joder! –Exclama Evaristo con gesto exasperado y comenzando a pensar que quizás llamar a Ruipérez no ha sido una idea tan brillante como había pensado en un principio.- La robaron anoche de la joyería donde su dueño la guardaba.

-I-imagino que se trata de una joya muy valiosa –musita Facundo agachando la cabeza.

-Así es, amigo Ruipérez. Se trata de una joya de gran valor. Por eso quiero que tú y la señorita Sauquillo os hagáis cargo del reportaje y de la noticia. Esto devolverá a nuestro periódico a las primeras posiciones de ventas, por encima de esos mamones de “La Voz de Villa Coito”.

-¿¡L-la señorita Sauquillo!? –Facundo Ruipérez abre unos ojos como platos, mientras nota como su polla se endurece bajo la tela de sus pantalones al oír el nombre de su amor platónico.

-Sí, la señorita Sauquillo –repite don Evaristo con voz paciente-. ¿Tiene algún problema en trabajar con ella, acaso? ¿Prefiere quizás que le asigne otro fotógrafo?

-¡No! –Se apresura a responder Ruipérez con más énfasis quizás del debido-. B-Beatriz es una gran p-profesional, seguro que nos llevamos estupendamente.

-¡Esa es la actitud, Ruipérez! –Don Evaristo se levanta de su sillón reclinable y se acerca a su subordinado que ya se ha levantado de su asiento, y tomándolo por los hombros, lo sacude con fuerza al tiempo que palmea sus escuálidas espaldas.

-¡S-sí, Jefe! –Balbucea Facundo sonriendo mientras se va apartando poco a poco de su inmediato superior.

Antes de salir, el orondo redactor jefe vuelve a palmear la espalda de Ruipérez al tiempo que le susurra al oído…

-Una de estas noches se tiene que venir conmigo de putas. Conozco a un par de chicas guapísimas y con unas tetas enormes.

-C-claro, Jefe –replica Facundo mientras cierra la puerta del despacho tras de sí.

Ahora sólo queda la parte más difícil.

Acercarse a Beatriz y comunicarle la noticia.

CAPÍTULO 3º

EL NACIMIENTO DE UN HÉROE

Cae la noche sobre Villa Coito cuando Facundo Ruipérez, una ver terminada su jornada laboral y haber reunido el valor suficiente para hablar con su compañera, se dirige hacia la parada del autobús que ha de llevarlo a su casa.

Se encuentra caminando cerca de un solar abandonado, cuando algo llama su atención y, aunque no es curioso por naturaleza, algo le dice que puede ser algo importante, y se acerca con paso temeroso e indeciso.

Lo que ve lo llena de intriga y consternación a partes iguales.

Allí, en medio del desierto solar abandonado, yacen dos cuerpos, uno masculino, alto y musculoso y otro femenino, más pequeño y de aspecto frágil.

El primero no respira ni da muestra alguna de vida.

El segundo comienza a agitarse hasta que por fin abre unos grandes y preciosos ojos azules con los que mira al sorprendido Facundo Ruipérez antes de balbucear al tiempo que se incorpora…

-¿D-dónde estoy? ¿E-eres tú el E-Elegido…?

-¿E-El elegido? –Balbucea a su vez Facundo, apartándose instintivamente de la guapa desconocida, no sin antes examinar detenidamente su bien formado cuerpo de medidas de infarto 120-60-90 y una carita dulce de mirada angelical.

-Sí –responde la extraña terminando de incorporarse y echando mano al paquete de nuestro hombre, donde ya puede apreciarse una buena erección-. Soy la agente Put’iya, nombre en clave Chica Virginal, y éste que yace aquí es el último miembro de un equipo de héroes conocidos como la Sexy Patrulla Galáctica. Durante nuestra última misión fuimos derrotados por el malvado Barón Coitus Interruptus y tan sólo quedo yo con vida.

-V-vaya –replica Ruipérez sin poder apartar la mirada de las tremendas tetas de la desconocida quién, por otra parte, sigue acariciándole la polla por encima del pantalón.

-Mmm… -Gime Chica Virginal mientras desabrocha el pantalón de Facundo Ruipérez y saca su tremenda polla de treinta centímetros y comienza a pajearla con ambas manos mientras deja que el periodista le sobe y estruje las grandes y duras tetazas-. Serás un buen candidato para llevar el manto del Capitán Pollax –dice la voluptuosa heroína mientras se mete el enorme falo en la boca y comienza a chupar y a lamer con ganas, para deleite de Facundo que se estremece y convulsiona de placer notando la experta lengua de la sensual y misteriosa Chica Virginal en su enhiesto y duro pollón.

-¡OHHH, SÍÍÍ! –Gime nuestro hombre sin dejar de sobar y pellizcar los duros pezones de la joven y de acariciar sus rubios y cortos cabellos-. ¡QUÉ MAMADA, JOOODER!

También queda fascinado y complacido cuando la llamada Chica Virginal comienza a acariciarle las gordas pelotas mientras las besa, al tiempo que sigue pajeando su tremenda verga con la zurda.

-Mmm… -Jadea Chica Virginal volviendo a lamer el hinchado capullo de Facundo Ruipérez-. ¡QUE GUSTAZO, SENTIR COMO PALPITAN LOS GORDOS COJONES DEL ELEGIDO LLENOS DE LECHE! –Exclama un momento antes de que el periodista eyacule sobre su cara y sus grandes mamellas entre suspiros y gemidos de puro placer.

-¿H-he pasado la prueba? –Inquiere Facundo mientras se vuelve a poner el pantalón una vez que la hermosa desconocida termina de lamer los restos de esperma que todavía quedan en la punta de su cipote.

Al instante, y como respuesta a su pregunta, nuestro hombre nota como una extraña corriente de energía recorre su cuerpo y empieza a sentir como todo su ser se transforma.

Cuando la extraña sensación termina, puede ver como Chica Virginal lo mira con expresión extasiada antes de exclamar…

-¡Por el Poder de la Gran Polla Galáctica! ¡De verdad eres el Elegido!

CAPÍTULO 4º

EL PODER DEL OJO ESMERALDA

Mientras Facundo Ruipérez traba amistad con la misteriosa Chica Virginal, en su guarida subterránea, la malvada Dama Lascivia se estremece de placer contemplando los frutos de su último robo, El Ojo Esmeralda.

-¡Por fin, la venganza será mía, querido Hugo! –Gime la maligna villana mientras se acaricia el sexo con la preciada joya-. ¡Muy pronto, todos los habitantes de Villa Coito se rendirán a mis pies y serán mis esclavos!

-¡Es una piedra muy bonita! –Musita el pobre Hugo intentando tocarla pero sin conseguirlo, pues su ama la aparta del alcance de sus enormes y fuertes manos al tiempo que le dice en tono burlón.

-Lo siento, Huguito querido. No está hecha la miel para la boca del asno.

Dicho esto, lanza un profundo suspiro y comienza a masturbarse acariciándose el coño y las tremendas tetazas con la valiosa joya.

-¿Q-quiere que la folle, mi Ama? –Inquiere el grandote Hugo desabrochándose el pantalón y sacándose su inmenso cipote ya duro y enhiesto y listo para entrar en acción.

-¡Quita de en medio, pedazo de bestia! –Bufa Dama Lascivia fulminando al gigantón con la mirada-. ¿No ves acaso que estoy ocupada?

-Y-yo… Lo s-siento –se disculpa el pobre hombretón apartándose de la cama donde su jefa sigue gimiendo y acariciándose el sensual y voluptuoso cuerpo con la esmeralda robada.

Cuando ha terminado de masturbarse, la malvada mujer se acerca a su guardaespaldas y comienza a hablarle con su voz más melosa…

-Mi pobre Huguito… Tan tonto y tan fuerte a la vez… -Mientras habla va acariciando el paquete de su subordinado hasta lograr que éste alcance de nuevo una brutal erección-. ¿Tenías miedo de que te reemplazase por esta preciosa joyita? –Murmura la perversa villana mientras desabrocha los pantalones de Hugo, dejando libre los casi cuarenta centímetros de verga dura y palpitante.

-S-Señora…, y-yo –logra balbucear el gigantón mientras nota los labios de su ama besar su enorme glande y sus manos acariciar sus gordas pelotas cargadas de semen caliente.

-Sabes que yo siempre estaré a tu lado, mi dulce Hugo –murmura Dama Lascivia en tanto va lamiendo la enorme tranca de carne, desde los enormes cojones hasta la punta del hinchado y morado glande-. Pues sólo tú sabes darme el placer que merezco… Mmm… Me pongo muy cachonda con solo pensar en esta enorme verga tuya, mi querido Hugo –sigue hablando la pérfida criminal mientras sigue también lamiendo el grandioso garrote de carne dura-. Pero como comprenderás, ahora tengo asuntos que atender. Asuntos de máxima importancia, como el lograr que toda esta maldita y patética ciudad se rinda a mis pies y me coma el coño cuándo y cómo yo lo decida. ¿Has entendido, querido Hugo?

-¡SÍÍÍ! –Jadea el bueno de Hugo mientras nota como un torrente de lefa caliente sube desde sus pelotas hasta la punta de su cipote para caer sobre las enormes tetazas de su Ama y Señora, que ríe complacida y se incorpora del suelo donde se había arrodillado para chupar la verga de su subordinado.

-Ahora que ya te has desfogado a gusto con mi mamada, querido Hugo –dice la malvada Dama Lascivia mientras acaricia con sus largos y finos dedos el pollón ya flácido de su ayudante-. Te preguntarás por qué es tan especial esta joya.

-Sí, sí –Hugo asiente con un vehemente cabeceo mientras estira su manaza izquierda para acariciar una de las tremendas tetas de su Ama, que le golpea los dedos y se aparta de él con una sensual sonrisa en sus labios, pintados de rojo pasión.

-Según la leyenda, el que posea esta joya podrá convertir en esclavos sexuales a todo aquel que le plazca.

La pérfida y voluptuosa villana hace una pausa para acariciarse la húmeda y caliente entrepierna antes de añadir…

-No es que a mí me haga falta el uso de ningún objeto místico para tener a mi disposición a cualquier hombre que me apetezca pero…

Dicho esto, lanza una sonora y siniestra carcajada mientras deja que su subordinado le acaricie y lama los duros y enhiestos pezones antes de penetrarla con su enorme y rígida verga.

CAPÍTULO 5º

¡ES DURO SER UN SUPERHÉROE!

Desde que hace unas cuantas noches, Facundo Ruipérez se convirtiera, con la inestimable ayuda de la voluptuosa Chica Virginal en el Capitán Pollax, la vida de nuestro protagonista ha dado un giro de 360 grados, en unos sentidos para bien, y en otros sentidos no tanto.

Ahora folla mucho, casi todos lo días, ya que son decenas las jovencitas y no tan jovencitas, las que desean agradecerle sus servicios cada vez que nuestro héroe les salva la vida o baja a un gatito de un árbol.

Pero nuestro héroe no es todo lo feliz que uno pudiera pensar, puesto que sigue locamente enamorado de su compañera, la fotógrafa Beatriz Sauquillo. Mas ésta, como no podría ser de otra manera, sigue sin hacerle el menor caso, y lo ignora por completo, aun cuando están trabajando juntos en el caso del robo del Ojo Esmeralda.

-Mmm… ¡Qué guapo y apuesto es el Capitán Pollax! –Se encuentran repasando las declaraciones de los pocos testigos del robo, cuando Beatriz hace este comentario-. ¡Y menudo paquetón se gasta! ¡Eso es un hombre y lo demás tonterías!

-¿D-de verás te parece atractivo el tal Pollax? –Inquiere Facundo mirando fijamente a su guapa compañera.

-¡Pues claro! –Beatriz hace un gesto de desprecio ante la pregunta de su compañero antes de añadir mientras lanza un profundo suspiro-. ¡Ojala fuera yo una de esas petardas a las que se dedica a salvar! Le enseñaría como folla una mujer de verdad…

Y el pobre Facundo Ruipérez, que no puede aguantar más, pide permiso para encerrarse en el servicio de caballeros y poder hacerse tranquilo una paja de campeonato pensando en los labios de la señorita Sauquillo lamiendo su tranca de carne dura y enhiesta.

-¿Te encuentras bien, Ruipérez? –Le pregunta Beatriz al verlo salir del excusado con el rostro colorado y sudoroso.

-S-sí, perfectamente –miente Ruipérez mientras clava sus ojos en las pequeñas y perfectas tetas de su compañera y siente como su polla vuelve a endurecerse bajo la tela de su pantalón,  a pesar de que acaba de desfogarse.

-Muy bien –no muy convencida, Beatriz se levanta de su mesa, y cogiendo su cámara de fotos se dirige hacia la puerta de la redacción-. Vámonos entonces, tenemos trabajo que hacer.

Veinte minutos después, ambos periodistas se encuentran con alguien que aseguró haber visto a los asaltantes de la joyería.

-¿Va a salir mi foto en el periódico? –Inquiere el tipo haciéndose el remolón, un individuo de aspecto malencarado que se pasa el rato mirando las pequeña y firmes tetas de la fotógrafa con claro gesto lascivo.

-Claro, señor…

-Perengánez –sonríe el susodicho lanzando una mano al prieto trasero de Beatriz, que le muestra una sonrisa forzada y luego hace un gesto a su compañero para que salga de la salita donde se encuentran reunidos.

-¡P-pero…! –Intenta protestar Facundo ante la insistencia de su compañera, que le guiña un ojo y le susurra lo siguiente al oído…

-Este gañán necesita un pequeño toque femenino para que se le desate la lengua. Confía en mí.

Y así…

-Mmm… Veo que es usted un tipo difícil de convencer.

-Bueno… -Nueva palmada al culo de la guapa fotógrafa-. Todo se puede hablar.

-Seguro que sí –replica Beatriz echando mano a la entrepierna del tipo, donde puede apreciarse una tremenda erección.

Diez minutos más tarde, la guapa fotógrafa se traga hasta la última gota de lefa caliente del testigo quien, tras la fantástica felación, se convierte en un libro abierto para la joven periodista.

Mientras, Facundo ha recibido una llamada urgente de su compañera de aventuras y ha tenido que partir sin poder avisar a su colega.

Poco después, son muchas las personas que se sienten desfallecer al ver sobrevolar sobre la ciudad la apolínea y heroica figura del Capitán Pollax.

-Y bien, Chica Virginal –cuando aterriza lo hace frente a una sucursal bancaria, donde al parecer se han parapetado dos atracadores y a cuyas puertas ya lo espera su guapa y voluptuosa partenaire-. ¿Qué tenemos aquí?

-Dos atracadores se han parapetado en el interior de la sucursal y han hecho varias exigencias a cambio de la vida de los rehenes –explica la guapa joven mientras camina hacia su compañero contoneando sus rotundas caderas con cadencia sensual y felina.

-Déjamelos a mí –sonríe Capitán Pollax elevándose de nuevo en el cielo y volando hacia el edificio de una sola planta donde se ubica la oficina bancaria.

Cinco minutos más tarde, el héroe de Villa Coito sale a la calle, llevando a los dos ladrones inconscientes cogidos por las pecheras de las camisetas.

No bien ha salido, cuando una madura pero atractiva mujer se abraza a él y comienza a sobarle el paquete.

Es la Directora de la sucursal que desea expresarle su agradecimiento de manera muy íntima y personal.

Y así, poco después, en el despacho de la mujer…

-¡DIOSSS, QUÉ PEDAZO DE TRANCA, CAPITÁN POLLAX! –Gime la madura Directora mientras el aguerrido justiciero la penetra con su verga de treinta centímetros desde atrás mientras ella se apoya en su mesa escritorio.

-¡Buf! –Jadea Capitán Pollax mientras saca la polla del coño de la mujer a punto de explotar, y se corre sobre la cara de la Directora bancaria- ¡Qué dura es la vida del superhéroe!

CAPÍTULO 6º

LA VILLANA IDENTIFICADA

-¿Se puede saber dónde diablos te habías metido? –Es Beatriz Sauquillo la que hace esta pregunta al día siguiente en la redacción del periódico al encontrarse con Facundo Ruipérez ya que, como todos sabemos, éste desapareció para atender una llamada de Chica Virginal bajo su personalidad de Capitán Pollax, dejándola sola con el testigo del atraco a la joyería.

-Tuve que atender una llamada. Algo urgente –responde Ruipérez sin poder evitar clavar sus ojos en las pequeñas y perfectas tetas de su compañera, que se limita a suspirar y a encogerse de hombros.

En ese instante, Fanny, la secretaria de don Evaristo, sale del despacho de éste limpiándose restos de semen de los labios con el dorso de la mano.

Luego, con su sonrisa más profesional, se dirige a los dos periodistas.

-Ruipérez, Sauquillo. El Jefe quiere veros.

Una vez en el despacho del Redactor Jefe, éste es directo.

-¡Hola, muchachos! –Saluda estrechando con fuerza la mano de Ruipérez y dedicando una larga y lasciva mirada a Beatriz-. ¡Sois grandes, chicos, muy grandes! –Exclama después lanzando una potente carcajada-.

-¿P-por qué? –Inquiere Facundo con voz trémula e indecisa.

-¡Tenemos los nombres de los ladrones del Ojo Esmeralda! –Replica don Evaristo palmeando con fuerza las escuálidas espaldas de su subordinado-. ¡Y todo gracias a vosotros, muchachos! ¡Sois grandes, muy grandes!

-¿A-ah, sí? ¡V-vaya! –Facundo esboza una tímida sonrisa mientras su compañera, para su placer y deleite, se cuelga de su cuello y le encasqueta un sonoro beso en la mejilla.

-¿Y quiénes son? –Logra preguntar Beatriz, una vez han recuperado la compostura-. ¿Quiénes son los ladrones de la esmeralda?

-Dos viejos conocidos de la Justicia –responde Evaristo frunciendo levemente el entrecejo-. Dama Lascivia y Hugo, su perrito faldero.

-¿Dama Lascivia? –Repite Beatriz enarcando una ceja en actitud sorprendida-. Pensaba que estaba cumpliendo condena.

-Así era –replica el Redactor Jefe-. Pero por lo visto, hace un par de semanas escapó o salió libre por buena conducta o algo de eso.

-Y lo primero que ha hecho ha sido robar el Ojo Esmeralda –termina Ruipérez sintiéndose muy importante por un leve instante.

-Eso es –asiente don Evaristo con un potente cabeceo de su calva cabeza-. Y me gustaría saber por qué es tan importante esa dichosa joya.

Va a añadir algo más, cuando Beatriz lo detiene con un extraño brillo en los ojos, y una aún más extraña sonrisa en sus sensuales labios.

-Creo que yo lo sé, Jefe –dice la guapa fotógrafa muy segura de sí misma.

-¿Ah, sí? –Inquiere el Redactor Jefe del periódico inclinándose hacia delante en su caro sillón reclinable.

-Venga, Sauquillo –pide también Ruipérez, impaciente por escuchar lo que su compañera tiene que decirles-. ¡Cuéntalo de una vez, no nos tengas en ascuas!

-Según una antigua leyenda, aquel que posea el Ojo Esmeralda, será capaz de convertir en esclavo sexual a todo aquel que se cruce en su camino –explica la guapa fotógrafa, bajando el tono de su voz hasta convertirlo en un leve susurro.

Cuando termina, tanto su Jefe como su compañero la miran con expresión de sorpresa dibujada en sus semblantes.

Tras unos instantes en silencio, el primero en hablar es don Evaristo.

-Así que lo que esa puta psicópata quiere es follarnos a todos bien follados… -Dice el Redactor Jefe de la “Gaceta de Villa Coito” lanzando un leve silbido de admiración mientras se lleva la mano a la entrepierna y añade-. Pues ya puede empezar conmigo. ¡Tengo polla para rato!

Tras este ingenioso comentario, prorrumpe en sonoras carcajadas, que pronto son coreadas por sus dos subordinados.

-¡Suerte que tenemos al Capitán Pollax de nuestra parte! –Añade entonces Beatriz, una vez han terminado de reír.

-Sí –sonríe Ruipérez clavando una mirada lasciva en el culito duro y respingón de su compañera-. Seguro que él atrapa a esa maniaca y nos salva a todos de sus maquiavélicos planes.

CAPÍTULO 7º

EL MAQUIAVÉLICO PLAN DE DAMA LASCIVIA

12:00 del mediodía en Villa Coito.

Vemos dos figuras, una femenina y sensual embutida en un carísimo abrigo de pieles de armiño, y otra masculina y tosca, entrar en el Ayuntamiento de la ciudad.

Son la pérfida villana conocida como Dama Lascivia y su fiel secuaz Hugo.

Han decidido poner en marcha su plan para adueñarse de Villa Coito.

Contoneando sus poderosas y rotundas caderas, la pérfida mujer llega hasta el despacho del Alcalde, don Romualdo Chacón.

A su paso, tanto los miembros masculinos como los femeninos del equipo de gobierno de la ciudad se dejan llevar por sus más bajos instintos y comienzan a fornicar y a follar como animales en celo en los pasillos y demás dependencias del Ayuntamiento de la ciudad.

Y todo gracias a la mística influencia del Ojo Esmeralda, que se balancea entre los voluminosos pechos de Dama Lascivia.

-Buenas tardes –saluda con una amplia sonrisa al sorprendido Romualdo Chacón que, dejándose llevar  por los poderes de la esmeralda, se afana por encular a su bonita secretaria, que jadea y gime al notar el gordo cipote del Alcalde en su estrecho ano.

-¿¡Q-quién son u-ustedes!? –Balbucea el sorprendido Alcalde mientras aparta su polla del orto de su secretaria.

-¡Soy Dama Lascivia! –Responde la villana deshaciéndose de su disfraz y mostrando al hombre sus esplendidas mamellas, entre las que brilla la preciada esmeralda robada-. ¡Y he venido a llevar a cabo mi venganza contra esta patética ciudad!

Dicho esto, lanza una siniestra carcajada.

Luego se acerca a su secuaz y le susurra algo al oído al tiempo que, con un ligero cabeceo, le señala a la guapa y asustada secretaria del Alcalde, que aún se espanta más cuando ve a Hugo desabrocharse los pantalones y mostrar su monstruosa verga totalmente enhiesta.

Pronto, el despacho del alto mandatario de la ciudad se llena con los gritos de dolor y placer de su ayudante al ser penetrada por los cuarenta centímetros de tranca dura y caliente del fiel y servicial Hugo.

-Tiene suerte de que mi esbirro no sea gay –sonríe Dama Lascivia mientras acaricia con gesto burlón el sudoroso rostro de Chacón, que traga saliva y asiente con un frenético cabeceo mientras se estremece al imaginar el enorme pollón del gigantón penetrando su culo.

Tras esto, la malévola y voluptuosa mujer se sienta en el sillón del Alcalde y le dice con voz cruel y sensual a un tiempo…

-Ahora toda esta miserable ciudad, empezando por ti, patético hombrecillo, vais a ser mis esclavos sexuales –mientras habla, se abre de piernas y comienza a acariciarse el chumino-. Y para empezar quiero que me comas el coño hasta que  tengas calambres en la lengua.

-¡S-sí, mi Señora! –Exclama Romualdo Chacón arrodillándose entre las abiertas piernas de Dama Lascivia  e iniciando un frenético cunilingus.

Al llegar la noche, la mayor parte de los habitantes de Villa Coito se encuentran bajo los místicos y maléficos influjos de la pérfida Dama Lascivia y su mágico Ojo Esmeralda.

Todos menos dos personas…

Son las 21:30 de la noche, y dos figuras sobrevuelan la ciudad velando por la seguridad de sus habitantes.

Ellos son Capitán Pollax y su fiel ayudante, Chica Virginal.

De repente, la joven y hermosa heroína se detiene a varias decenas de metros sobre el nivel del suelo…

-¡Capitán Pollax! –Exclama visiblemente consternada-. ¿No notas algo raro?

-¡Por todos los Santos! –Responde el héroe deteniendo también su vuelo-. ¡Es verdad! ¡Puedo notar como la líbido de los habitantes de Villa Coito se ha disparado!

Y en ese instante, Dama Lascivia, que todavía tiene entre las piernas al Alcalde Romualdo Chacón, sabiéndose dueña de la situación, lanza una risotada.

CAPÍTULO 8º

EN MANOS DE DAMA LASCIVIA

Los dos guardianes de Villa Coito no tardan en reaccionar, y pronto se lanzan volando hacia el Ayuntamiento, lugar donde el mal se hace más tangible si cabe.

Lo primero que llama su atención es ver a la gente desnuda y tendida por los suelos del edificio consistorial, algunos masturbándose frenéticos y otros, dejándose llevar por sus más bajos instintos, copulando como animales en celo.

-¡Santo Cielo! –Exclama Capitán Pollax visiblemente conmocionado por la dantesca visión de los enloquecidos folladores-. ¿¡Qué demonios está pasando aquí!?

Su voluptuosa compañera se dispone a responder, cuando es atacada y agarrada por detrás por el gigantón Hugo…

Luego, el aguerrido héroe de Villa Coito escucha la burlona y melosa voz de Dama Lascivia…

-Vaya, vaya, vaya… Así que tú eres ese al que todos aclaman y por el que suspiran ser folladas todas las mujeres de esta patética ciudad.

-¿Quién eres tú? ¡Déjate ver, maldita!

-Mmm… He de reconocer que no estás nada mal. Para ser de los buenos, quiero decir –una sonriente Dama Lascivia aparece ante Capitán Pollax y comienza a acariciarle el paquete con sus finos y largos dedos.

-¡Dama Lascivia! –Exclama el valiente héroe al reconocer a la pérfida villana-. ¡Debí imaginar que se trataba de ti!

Acto seguido hace amago de agarrar a la malvada, pero ésta se zafa soltando una divertida y malévola risotada.

-Quieto ahí, hombretón –sonriente, la maligna y libidinosa criminal se acerca donde Hugo mantiene retenida a la indefensa Chica Virginal, a la que empieza a acariciar sus nada despreciables tetas talla 120, hasta lograr que sus pezones se pongan duros como piedras-. Si quieres que tu bonita compañera siga viva y de una pieza, vas a hacer todo lo que te ordene. ¿Me has entendido? ¡Absolutamente todo!

Y el valeroso Capitán Pollax, subyugado por el místico influjo del Ojo Esmeralda y por la amenaza de Dama Lascivia de hacer daño a su compañera, sólo puede hincarse de rodillas en el suelo y agachar la cabeza musitando un…

-Sí, mi Señora…

-¿Qué has dicho, esclavo?

-He dicho sí, mi Señora –repite el héroe alzando la voz.

-Muy bien –Dama Lascivia se aparta de su nuevo lacayo y luego, con una extraña sonrisa en sus rojos y sensuales labios le ordena…

-Muy bien, esclavo. Quiero que robes un banco para mí. Quiero que me traigas la caja fuerte con todo el dinero. Si lo haces bien, puede que luego te deje lamerme el coño.

-Sí, mi Ama.

Dicho esto, el hipnotizado héroe de Villa Coito sale del Ayuntamiento, dispuesto a llevar a cabo su primera misión para la pérfida Dama Lascivia.

Mientras, Hugo se muestra feliz y contento pensando en lo bien que se lo va a pasar con la indefensa Chica Virginal, y en ese momento se dispone a bajarse los pantalones, mostrando su monstruosa verga, que acerca a los labios de la joven heroína al tiempo que le susurra estas palabras, no exentas de cierta ternura…

-Vamos, preciosa. Cómele la polla al tío Hugo, verás como te gusta.

Y así, a regañadientes, Chica Virginal comienza a lamer el enorme tronco de carne con rápidos lengüetazos, haciendo que pronto el despacho de Romualdo Chacón se llene con los gemidos y jadeos de puro placer de gigantón Hugo, siempre bajo la atenta mirada de su ama Dama Lascivia, que se masturba viendo como su secuaz se corre sobre la cara y las grandes mamellas de la joven y valerosa defensora de Villa Coito.

-Mmm… ¡SÍÍÍ! –Gime la villana, lamiéndose los dedos empapados en sus propios jugos vaginales-. Se siente bien esto de ser la dueña de la ciudad.

CAPÍTULO 9º

LA LUCHA INTERNA DEL CAPITÁN POLLAX

Hace una semana que la malvada supervillana conocida como Dama Lascivia se hizo con el control de la tranquila y apacible ciudad de Villa Coito.

Hace también una semana que, gracias al poder de la mística joya conocida como el Ojo Esmeralda se hizo también con el control del aguerrido y valiente héroe del lugar, el Capitán Pollax, convirtiéndolo en su esclavo.

Lo que ignora la pérfida criminal es que nuestro héroe está luchando con todas sus fuerzas por librarse de su maléfico influjo.

En estos momentos, y por orden expresa de Dama Lascivia, el Capitán Pollax está recorriendo las joyerías más importantes de la ciudad y haciéndose con un botín que supera los tres millones de Euros de valor.

-¿¡P-por qué estoy haciendo esto…!? –Se pregunta de repente nuestro héroe, sintiéndose indispuesto mientras, bajo su atenta mirada, la dueña de la última joyería que ha entrado a robar va metiendo todas las alhajas en una bolsa de cuero.

-¿S-se encuentra bien, Capitán Pollax? –Inquiere la asustada mujer dejando de lado la bolsa y saliendo de detrás del mostrador para auxiliar al héroe antes de que éste de derrumbe en el suelo.

-S-sí… -Titubea el Capitán apartándose de la joyera y mirando la bolsa de cuero llena de joyas y relojes de gran valor-. ¿Q-qué hago aquí…? –Inquiere luego mientras clava sus ojos en el amplio escote de la mujer.

-E-entró a robar… -comienza la buena señora, que nota la mirada del paladín en su nada despreciable delantera, talla 110 y comienza a sentir como un extraño calorcillo invade su cuerpo

Entonces, Capitán Pollax hace algo inaudito…

¡Comienza a gritar mientras se acaricia el tremendo paquete de su entrepierna!

-¡VÁYASE! ¡CORRA! ¡NO QUIERO HACERLE DAÑO, PERO ELLA ME CONTROLA!

-¿¡Q-quién!? –Pregunta la madura joyera al tiempo que se desnuda y comienza a acariciarse las tetas y el coño por encima de las bragas y el sujetador para, seguidamente y dejándose llevar por los influjos del Ojo Esmeralda, lanzarse sobre los treinta centímetros de verga del Capitán Pollax y empezar a lamerlos con frenesí.

En ese preciso instante, en el Ayuntamiento de la ciudad, que Dama Lascivia ha convertido en su cuartel general, la malévola villana sonríe y se masturba mientras ve a través de los ojos de su esclavo la escena que tiene lugar en la joyería. Tal es el poder de la mística joya.

-¡Vamos, mi querido semental! –Exclama la malvada acariciándose el hinchado clítoris con los dedos-. ¡Fóllate a esa vieja calientapollas! ¡Cede a tus impulsos! ¡Lo estás deseando!

Pero el Capitán Pollax es más fuerte que eso, y por fin sale de la joyería dejando a la madura propietaria gimiendo y medio desnuda, y más caliente que una perra en celo.

Una vez que nuestro héroe se ha alejado lo suficiente, se detiene a más de mil metros de altura y lanza un grito desgarrador que hace vibrar los cristales de todas las ventanas a casi un kilómetro a la redonda.

Luego, y una vez libre del maligno influjo del Ojo Esmeralda, vuelve a descender a toda velocidad, rumbo al Ayuntamiento de de Villa Coito con una única idea en mente…

Detener a Dama Lascivia y su horrible pesadilla de desenfreno sexual.

-¡A-ama, Ama! ¡El Capitán Pollax viene hacia aquí! ¡Y parece cabreado!

-¿¡Qué coño estás diciendo, maldito imbécil!? –Dama Lascivia alza la mirada y dirige sus ojos hacia la ventana del despacho, desde donde ve acercarse al Capitán Pollax a toda velocidad y con pinta de querer arrasar con todo.

-¡DAMA LASCIVIAAA, PIENSO DETENERTEEE!

CAPÍTULO 10º

EL FINAL DE LA PESADILLA

-¡Te ordeno que sueltes a mi compañera de inmediato, Dama Lascivia! –Esta es la orden que el Capitán Pollax da a la malvada y voluptuosa supercriminal tras entrar como una exhalación en el despacho del Alcalde Chacón-. ¡Obedece o sufre las consecuencias!

Sin embargo, la malévola villana, lejos de amedrentarse se limita a sostener, retadora, la mirada del héroe.

-Estaba segura de que este momento llegaría, mi aguerrido paladín –sonríe la mujer sin desviar la mirada-. Por eso tenía un plan alternativo, por si las moscas.

Entonces, hace un gesto a su fiel Hugo, que asiente con la cabeza y de un tirón desgarra el uniforme de la cautiva Chica Virginal de arriba abajo, dejando ver sus esplendidas mamellas y su sexo, totalmente depilado y virgen.

-Aún tienes tiempo de rendirte si no deseas ver a tu querida amiga morir empalada por la tranca de mi secuaz. Virgen como es, te puedo asegurar que cuarenta centímetros pueden hacerle muuucho daño.

Mientras su ama habla, Hugo se ha bajado los pantalones y muestra su gigantesco miembro totalmente erecto y descapullado.

Sin embargo, y para sorpresa de ambos criminales, la cautiva Chica Virginal no aparenta estar ni asustada ni preocupada. Al contrario, sonríe con expresión tranquila e inocente.

-¡FÓLLATE A ESA GUARRILLA! –Ordena furiosa Dama Lascivia apretando los dientes con rabia.

Entonces, todo ocurre muy deprisa…

Hugo acerca su enorme pollón al coñito de la joven heroína y…

-¡ARGGG! –La descarga eléctrica de cerca de un millón de voltios alcanza al gigantón en su dura y enorme verga, lanzándolo contra una pared y dejándolo tendido en el suelo con la polla totalmente calcinada e inconsciente.

-¿¡Q-qué coño…!? –Musita Dama Lascivia mientras deja que Capitán Pollax la despoje de su preciada joya sin oponer resistencia.

-¿Qué te pensabas, jodida puta? –Inquiere Chica Virginal una vez su compañero la ha liberado de sus ataduras-. No soy virgen por iniciativa propia; lo soy porque tan sólo puedo hacer el amor con machos de mi misma raza. En caso contrario sucede lo que acabas de ver.

Tras esto, los dos paladines de Villa Coito no tienen la más mínima dificultad para apresar a ambos criminales y ponerlos en manos de un confuso Comisario de Policía.

Esa noche, y una vez ha concluido toda la pesadilla, el Capitán Pollax sobrevuela la ciudad en compañía de la siempre fiel Chica Virginal.

De repente, el gallardo superhéroe se detiene en pleno vuelo y guiña un ojo a su partenaire.

-Sigue tú la ronda, querida compañera –pide el Capitán mientras desciende hacia un ático donde puede verse una esbelta figura femenina-. Yo tengo que hacer una visita.

Un instante después…

-Buenas noches, señorita Sauquillo…

-¿¡Q-qué…!? –Beatriz Sauquillo, la guapa fotógrafa de “La Gaceta de Villa Coito” a punto está de derramar el vaso lleno de cerveza que tiene en la mano-. ¡C-Capitán Pollax! ¿Cómo usted por aquí?

-Sobrevolaba la ciudad en mi ronda de vigilancia cuando me dije que ya era hora de conocer a la periodista que tan buenas fotos ha hecho de mí. Y como ya he hablado con su compañero, el señor Ruipérez, he pensado que sería buena idea el dejar que usted me hiciera unas cuantas fotos para el reportaje del periódico.

-C-claro, claro –responde la joven mientras nota como su coño se deshace en jugos vaginales mientras su visitante comienza a desvestirse, dejando libre sus treinta centímetros de polla dura y erecta, que Beatriz se apresta a lamer con ganas…

FIN