Cap. XIII: Agradecido
Ray ¿alguna vez has sido el sumiso? Mete mi pene en su boca dándome una chupada descomunal. Ver sus labios subir y bajar alrededor de mi erección tan violentamente, provoca un corrientazo hasta la punta de mi cabeza. ¡Ya para niño! Tienes razón... Ray, en serio quiero hacértelo...
En este momento me encuentro en mi pequeña Grecia; una construcción con estilo minimalista a orillas de la playa. Sería genial poder esfumarme en la Grecia real, pero ya que no puedo hacer un viaje internacional cada vez que me estreso, decidí adquirir este sitio con playa privada y simular que estoy allá ¡Genial cierto!
¡Amo desaparecer a solas en este lugar!
Sin embargo, hoy no estoy solo. Ese chico con preciosos ojos verdes, parado allí frente a una de mis obras favoritas, temblando cual cachorro es Johan. Mi chico oso que finalmente y gracias a la vida, volvió a mí.
Entra al baño y de inmediato se oculta tras la puerta, usándola como defensa entre ambos. Solo me deja ver su rostro sonriendo provocativamente a través de la abertura.
—Ray, necesitaré una toalla. —dice intentando sonar serio.
—Te gusta jugar conmigo niño —Sonríe traviesamente con la malicia en su mirada—. Como quieras.
Regreso con su toalla y abre la puerta sin camisa. Me mira tan lascivo el condenado ¡Dios! Realmente me vuelve loco este mocoso.
—Gracias Ray —contesta en tono sexy— ahora necesito ropa debido a tu imprudencia. —Me hace reír y muerdo mi labio intentando evitarlo.
—Lo que desees, veré que te consigo —Intento acercarme a su boca y de nuevo cierra la puerta.
Vuelvo con algo de ropa.
—¿Pijama?
—Tendrás que quedarte niño —vira sus ojos y sonríe de medio lado.
Cierra la puerta.
Segundos después vuelve a asomarse.
—Llévate esto.
¡Termina de desnudarse delante de mí!
¡Su mirada me hechiza!
Me paraliza por completo.
Patea su ropa hasta mi pecho sacándome así de la hipnosis, luego se girar y entrar a la ducha contoneándose.
¡¿Cómo diablos este mocoso me manipula?!
—¡Ray! —asoma su cabeza desde la regadera— ¿Te quedarás allí o vas a venir?
Y esa invitación es suficiente para hacerme correr, me desvisto y entro con él.
—Johan definitivamente eres un pequeño pervertido.
—¡Uf! Y tú definitivamente ¡estás demasiado bueno! —esa respuesta me saca del campo.
Me hala hasta el agua antes de poder decir cualquier cosa. El chorro de lluvia nos baña a ambos, nuestras bocas no se despegan, lo abrazo fuerte, quiero sentir su cuerpo, su calor, su piel junto a la mía. Él se aferra a mi cuello, acariciando mi nuca y espalda.
Poco a poco va llevándome hacia la pared y una vez acorralándome allí, aparta sus labios de los míos. Me observa con el fuego ardiendo en sus ojos, sonríe tan insinuante. Realmente me vuelve loco este niño.
Comienza a lamer y chupar mi cuello, clavícula, muerde con fuerza mis hombros «¡ah!».
—Ray ¿alguna vez has sido el sumiso?
Pregunta en tono sensual y me deja sin habla... ¿Dónde rayos está el chico tímido que conocí? ¡Wao!
—Creo que eso es un no... —lo observo pasmado— descubrirías nuevas formas de placer —Susurra a mi oído.
—Niño pervertido, ciertamente me desconciertas —Vuelve a besarme.
—¿Lo serías para mí? —lo miro atónito, realmente no esperaba eso— Prometo ser dulce contigo.
Nos miramos en silencio por algún tiempo, al no tener respuesta sonríe y vuelve al agua.
¿Qué demonios puedo contestarle a eso?
Me distraigo con su cuerpo, ¡es hermoso! No puedo dejar de mirarlo. Se voltea hacia mí envuelto con la espuma del champú, teniendo sus manos sobre la cabeza, deja al descubierto un bonito tatuaje, es una especie de salpicadura de pintura que se vuelve arcoíris y está oculto bajo su tríceps izquierdo, ha de tener una interesante historia.
—Ray creí que sería divertido el baño contigo aquí, pero solo te gusta mirar —Me observa fijamente y siento que sus gemas de jade penetran mi alma—. Después dices que el pervertido soy yo. —agrega sonriente.
¡Este mocoso es el diablo!
Sin siquiera tocarme me tiene flipando y lo peor es que no puedo responder.
Cierra el agua, toma la toalla y solo me da un tierno beso antes de salir del baño, dejándome con una sensación confusa en mi interior.
«¿Lo serías para mí?» Esa pregunta sigue rondando... ¿Qué demonios?
Cuando finalmente consigo reaccionar, tomo una ducha veloz y salgo a buscarlo.
—Niño ¿Dónde estás?
Sin respuesta.
No está en la sala, tampoco lo encuentro en la cocina.
Definitivamente, no está en la planta baja. Subo a las habitaciones «¿Dónde rayos está este niño endemoniado?»
Entro a la soledad de mi recamara.
—¿Dónde se metió?, ¿Acaso se ha ido?
De pronto el reproductor bluetooh sobre mi mesa empieza a sonar al ritmo de Truly, madly, deeply . ¿Qué rayos? Entonces el pequeño pervertido aparece en la puerta llevando únicamente el camisón de mi pijama cubriendo su torso y una picara sonrisa y mirada sugerente en su rostro. Siento mi corazón precipitarse.
¡Está haciendo un baile sexy!
No puedo mover ni un músculo.
Se acerca hasta mí, desplazándose lentamente con la música y entonando la canción...
— I'll be your DREAM, I'll be your WISH, I'll be your FANTASY...
Me empuja a la cama y acabo sentado en el borde...
—¿Juegas conmigo Ray?
Solo puedo asentir en silencio mientras este mocoso sigue seduciéndome con sus pasos.
— I will be STRONG, I will be FAITHFUL 'cause I'm counting on a new BEGINNING.
Siento mi respiración acelerarse con cada movimiento.
Uno a uno va desabotonando el camisón...
—Ya que disfrutas mirando, quise hacer esto para ti... —muerde su labio y me guiña.
—Niño definitivamente eres satanás. —ríe con fuerza.
—Ray, tú provocas demasiadas sensaciones en mí... Intento hacerte sentir igual que yo. —sonríe y siento mi rostro encenderse— Creo que lo estoy logrando.
—Mocoso ¿No lo has notado? ¡Tú me vuelves loco! —tomo su mano y lo traigo hasta mí. Me aferro a sus caderas y beso su hermoso vientre— Ha sido así desde que te conocí.
Se agacha para besarme tiernamente y luego se gira.
Sigue cantando y meneando su trasero frente a mi rostro ¡Dios niño!
— I want to bathe with you in the sea. Aunque ya me obligaste a hacerlo ¡Con todo y ropa!
Eso me hace reír.
Gira nuevamente, me lanza una mirada de puro deseo cuando se arrodilla entre mis piernas. Acaricia y muerde mis muslos, mi exitación crece cuando va acercándose poco a poco hasta mi palpitante erección.
Tira de mi toalla, el fuego en su mirada es casi palpable. ¡Dios!
Empieza a lamer todo alrededor de mi miembro.
—Ray... no pensaba hacerlo... pero confieso que soñé contigo —continúa masajeando con su mano.
—¿Ah sí? —jadeo— ¿Qué soñaste pequeño pervertido?
—Algo así...
Mete mi pene en su boca dándome una chupada descomunal.
Este niño pervertido es asombroso.
Ver sus labios subir y bajar alrededor de mi erección tan violentamente, provoca un corrientazo hasta la punta de mi cabeza.
—¡Ya para niño! —libera mi pene y ríe divertido.
—Tienes razón.
Se levanta apoyándose en mis muslos y nos besamos frenéticamente.
—Ray en serio quiero hacértelo —susurra a milímetros de mis labios...
No aparta su hechizante mirada de mis ojos.
Sigo sin saber qué responder y vuelve a besarme.
—No le des tantas vueltas, déjate llevar...
Me empuja hasta tumbarme en la cama y se sienta a horcajadas sobre mí.
Muerde y chupa mi cuello, pasa a los hombros, bíceps, pectorales.
—Estás demasiado bueno hércules.
¡Dios! Cada sensación que me provoca es increíble. Niño infernal es todo un experto.
Observo su hermoso cuerpo «la natación ha hecho maravillas» mientras sigue canturreando y contoneándose encima de mi abdomen...
—I'll make a wish send it to heaven then make you want to cry
The tears of joy for all the PLEASURE and the certainty.
Me guiña tan seductoramente antes de pararse entre mis piernas. Ni idea en qué momento sacó el lubricante y condón de mi armario, pero la cosa es que los tiene. Unta sus manos con suficiente gel...
—Respira hondo Ray, no te tenses...
—Si lo dices fácil mocoso infernal —ríe ante mi reacción.
Sus dedos encuentran mi ano.
Juguetea en mi hendidura dando golpecitos hasta introducir la punta del primero.
¡Esto es extraño!
—Johan...
¡Yo debería estar jugando con su trasero!
—Shhh solo déjate llevar Ray...
No sé si esto me gusta.
El asunto es que, lentamente y gracias al lubricante, el pequeño satanás consigue meterlo por completo. Una vez dentro, lo gira y siento cosquillas.
—¿Todo bien por allá? —Pregunta intentado disimular su ironía y solo asiento en silencio.
Se entretiene un rato, luego al no recibir quejas, introduce el segundo. Se mueve lentamente y el gel sí que ayuda.
Viene a mi boca y me besa rápidamente...
—¿Te gusta?
—Ni idea... es raro.
Toca en algún punto demasiado sensible y no se siente mal debo admitir, sonríe al ver que mi respiración se acelera contra sus labios.
—Te lo dije —susurra a mi oído.
Entierra sus dedos hasta el fondo al tiempo que muerde mi labio inferior.
¡Oigo mis propios gemidos! No me lo creo.
Saca los dedos y vuelve a meterlos de golpe.
—¿Te duele?
Mi respuesta es un suspiro y él sigue sonriendo.
Juega con mi trasero como le place, hasta que siente que todo está listo para el siguiente paso.
¡Dios! Ahora sí me siento nervioso.
—Ray, solo respira...
Empuja su cadera hacia delante.
¡No puedo creer que en serio esto está pasando!
Vuelve a presionar suavemente y mi cuerpo se ensancha recibiéndolo.
Jadeo con fuerza, grito y empuño las manos estrujando las sábanas mientras el pequeño pervertido sigue empujando para meterse en mi interior.
—¡Para Johan! —Suplico. La cosa debería ser a la inversa...
—¡Shhh! No te tenses... respira hondo, en serio... —susurra.
Sella mi boca con la suya ahogando un grito con su beso.
Y poco a poco lo consigue.
¡Dios! Esto es un placer completamente inexplorado, pero sorprendente.
—¿Te gusta que esté dentro de ti?
—Sí... creo...
Y entonces se hunde por completo.
¡Dios!
—¿Todo bien? —puedo percibir la ironía en su pregunta, pero ¡qué rayos!
—Sí...
Aumenta la velocidad. ¡Me vuelve loco!
—¿Y ahora?
—Siii.
Me besa apasionadamente mientras sigue clavándose, aferrándose con fuerza a mi cintura.
¡Definitivamente me encanta este niño!
Siento que exploto.
—Ray ¿Quieres más? —me pregunta con su seductora voz.
—Sí...
Johan gruñe y me penetra aún más profundo.
Saca su erección y la introduce de golpe, de forma impulsiva. Una y otra vez repite su ataque.
¡Increíble lo que estoy sintiendo!
—Niño sí que sabes lo que haces... —sonríe de medio lado.
Cada movimiento resulta extraordinario.
Mi abdomen se moja con líquido pre seminal.
El pequeño pervertido vuelve a salir de mi cuerpo, se agacha y besa mi vientre, paseando su lengua por doquier.
—Adoro tu sabor.
Vuelve a darme un oral salvaje.
—¡Dios detente niño!
Suelta mi pene y se acerca a mi oído.
—Ray, también me gusta ver... tócate...
—Niño, de verdad eres un depravado. —me guiña y sonríe ampliamente.
Toma mi mano y la lleva a mi entrepierna, la aprieta junto a la suya y ambos frotamos mi erección.
Nuevamente me penetra con más fuerza.
En cada embate deja claro que mi cuerpo es suyo.
—Johan, voy a acabar. ¡Niño!
Acelera sus embestidas mientras continúo masturbándome con más intensidad. Gime descontroladamente a la vez que su cuerpo se tensa.
Jamás había experimentado un orgasmo de esta magnitud.
¡Dios! ¡Este niño del demonio es increíble!
—Jo... han... me... vengo...
—¡Hazlo! —grita entre jadeos...
—¡Dios!
Me besa tan desesperadamente al tiempo que su cadera continúa empujando con demasiada vehemencia.
El mocoso infernal, hace una arremetida final hasta acabar.
Y así mi cuerpo estalla en millones de sensaciones, es el orgasmo de los orgasmos ¡maldito mocoso!
—Ray... ¿estás... bien? —pregunta con su respiración entrecortada.
—Sí... eso... fue... otro nivel. —respondo igual y me sonríe agitado.
Ambos estamos sofocados, sudorosos. Johan sigue respirando con dificultad y puedo sentir su corazón con un ritmo errático junto al mío.
Lo acerco a mi boca y nos besamos apasionadamente.
—Niño eres increíble —susurro y él sonríe.
—Me gustas Ray... —volvemos a besarnos.
Definitivamente este niño es una caja de sorpresas y cada una de ellas me desconcierta y encanta por igual.
Se acerca a mi oído y me susurra:
—¡Gracias!
—¿Por qué?
Mueve su cabecita y apoya su frente encima de la mía.
Sus hechizantes ojos verdes se clavan sobre los míos y sonríe antes de contestar:
—Por cumplir mi fantasía.
Despierto y el pequeño pervertido no está en la cama, ni siquiera en la habitación.
Bajo a buscarlo y lo encuentro en la cocina preparando de cenar mientras baila al ritmo de Shake It Off. Me quedo observándolo un rato. Parece contento, está tan concentrado que no se percata de mi presencia hasta que da un giro y me ve.
—¡Qué bien bailas niño!
—¡Hey! Despertaste —sonríe ampliamente—. Te vi durmiendo tan tranquilo que no quise molestarte.
Me acerco a él y lo abrazo.
—Entonces además de ser un puto amo del sexo también cocinas. —ríe a carcajadas.
—Bueno tengo hambre, además debo alimentarme bien si quiero ser tu puto amo del sexo —nos carcajeamos juntos—. A propósito, ya conseguí la lavandería y ¿qué crees? ¡Mi ropa está a punto de salir de la secadora! —me mira fingiendo sorpresa.
—¡Wao! ¿en serio? —respondo en su mismo tono— Igual estás secuestrado así que de aquí no vas a salir.
Nos besamos.
—¡Mierda! —grita.
Brinca a la estufa porque su salteado de verduras casi se quema. Eso consigue hacerme reír.
—Sí que comes sano niño.
—¿Ahora tú también vas a criticarme? —Niego enarcando una ceja y sonríe— Mi hermana mayor siempre se burla ¿y sabes que es lo más loco? ¡Ella solo come dulce!
—En realidad se ve delicioso lo que estás preparando. —Me mira mostrando toda la dentadura.
Sirve la cena y nos sentamos a comer.
—Niño esto está verdaderamente sabroso —sonríe de oreja a oreja acodado sobre la mesa—. Es raro ver a un chico tan joven comiendo así, casi siempre disfrutan zampándose una hamburguesa, pizza; en fin, alguna comida rápida.
—Adoro todo eso. Pero luego de un desgaste físico —ríe divertido moviendo sus cejas— es necesaria una alimentación más completa.
—Hablas como alguien mayor. —se carcajea.
—Debe ser culpa de mi entrenador.
—¿Has vuelto a practicar? —asiente en silencio mientras mastica— ¡eso es genial! Me encantaría verte competir niño. —me mira y sonríe ladeando su cabeza.
—Después de nuestra platica en el bar. Decidí ir un rato a la piscina, luego el entrenador me pidió que pensara volver al equipo y pues me estoy preparando para dar las pruebas en otoño. —Eso es una gran noticia.
—Me alegra escuchar eso Johan. ¿Significa que ya no te veré en el bar? —afirma débilmente con la cabeza.
Terminamos de cenar en silencio.
Me quedo en la cocina lavando y limpiando todo, hasta que Johan reaparece, vestido y arreglado. Me acerco a él y lo abrazo.
—¡Hey! Es tarde, ya debo irme. —dice. Lo aprieto fuerte y él sonríe.
—Niño quédate.
—No puedo.
—¿Te regaña tu mamá o qué? —ríe fuerte.
—La verdad, algo así —lo miro confundido—. Vivo con mi mamá Ray. Si no llego se preocupará.
—Llámala o escríbele y dile que te quedarás.
No quiero que se vaya, no quiero volver a perderlo de vista.
—Otro día. Mira, ella sabe que salí en una cita. Así que tampoco es que pueda inventarle algo.
—No dije eso, dile que te quedas en casa de tu novio.
—¡Uy sí, claro! ¿quieres que se infarte verdad?
—¿No sabe que eres gay?
—¡Claro que sí!
No entiendo por qué tanto problema...
—¿Entonces? —pongo ojitos de cachorro suplicante y el ríe.
—¡Está bien! Tú ganas, le avisaré —me besa—. Espera, ¿Somos novios?
—¿Crees que voy por ahí entregando mi cuerpo a cualquiera? —ríe a carcajadas, luego yo también y volvemos a besarnos.
Gracias Dios, gracias destino por traerlo de vuelta.