Cap 47: follandome a Denis
Denis (nombre imaginario que le puse yo porque me recordaba a Denis Lamalice), era otro de los 8 muchachos que me estaba dispuesto a follar en aquella primera orgía
Como habéis visto la vida en la isla no se detenía. Los chicos seguían fuera follando en las instalaciones de ‘El Complejo’, otros follando en los vestuarios o probando dildos, otros ligando en la playa. En la isla pasaban muchas cosas a la vez y habría decenas de historias que contar (pero yo sólo os estoy escogiendo unas cuantas)
Como habéis leído en los dos capítulos anteriores en un flash back, John y yo habíamos pasado las pruebas para ser dadores / hombres de negro, a la par. Cada uno había escogido unos animales. John eligió dos diferentes a mí: el zorro –que me daba a mi mucho morbo también ser follado por un zorro–, y el robusto oso. Yo ahora, recordando aquellos viejos tiempos (en pasar las pruebas para ser dador y llegar a este nivel tardé casi 2 años), no me arrepentía de mis decisiones. Es más, a veces soñaba con volver a la granja y ser penetrado por otros nuevos animales. Y ahora ambos éramos dadores de nivel 1. Cada uno teníamos nuestro soleado apartamento en lo alto de una torre, con vistas a las instalaciones de la isla, a los verdes prados donde los muchachos retozaban. Y teníamos nuestros pasillos donde venían demandando semen. Aquello era un no parar. Porque cada poco iban entrando y saliendo chicos, teniendo nuevas experiencias sexuales.
Yo acababa de follarme al chico oriental. Estaba recordando todas las pruebas que tuve que pasar para llegar aquí mientras él yacía con su culo lleno de semen en mi primera corrida ya como ‘hombre de negro’ (dador de nivel 1 de la isla). Salí del cubículos dejando al chino echado boca abajo en su camilla. Presioné el botón que cerró la puerta del cubículo del chino nada más que yo salí. El chinito aún estaba boca abajo en la camilla con su culo al aire en pompa absorbiendo mi semen (que es a lo que había venido, a reponerse). Aún tardaría unos minutos en abandonar el cubículo. Podía tomarse el tiempo que quisiera y luego pulsar el botón que le abriría la puerta que le haría salir de la zona de ‘recibidores’ de ‘El Complejo’, que es a donde acudían para recargar su culo de semen tras hacer perdido sus 5 dosis vitales (bien porque habían follado a 4-5 chicos, bien porque se la habían mamado, bien por placer porque ellos querían, bien porque les habían robado su semen otros chicos más vivarachos.)
Aún tenía a los 7 chicos restantes en el resto de cubículos en sus camillas recostados. Les había penetrado a todos pero quería correrme dentro de otro muchacho. Volví a meter mi polla en el culo del negro. Luego en el árabe. Luego en uno de los morenazos. Luego en el pelirrojo, y luego en el pecosito… pero cuando llegué a Denis, el rubio de pelo lacio, decidí que ese sería quien recibiría mi segunda dósis de semen.
Casi no me había recuperado de mi primera gran corrida y ya estaba embarcado en mi segunda aventura sexual aquella primera mañana como ‘hombre de negro’ de El Complejo.
Denis tenía pinta de travieso y eso me excitaba. Tanto que mi verga se puso de nuevo a cien.
Normalmente los chicos acudían a esa zona de el complejo si no encontraban a nadie que les diese una recarga vital de semen. En el complejo había una serie de ‘dadores’ (dador eran los que daban, y recibidor los que recibían), que ese encargaban de insertar sus penes en los ojetes de los muchachos o darles una dosis de semen oral.
Era un privilegio para los muchachos poder ver al ‘hombre de negro’ que les iba a follar. Normalmente esto no ocurría ya que entraban todos en un cubículo y se recostaban en la camilla boca abajo. Normalmente eran penetrados por detrás, a lo perrito, o ellos inclinados en 90 grados con los pies en el suelo y el pecho apoyado en la camilla, o también podían ser follados ellos debajo tumbados totalmente en la camilla y el hombre de negro encima tal y como yo había terminado de follarme al chino. Sólo si el hombre de negro / dador, quería, podrían verle la cara. Y a mí me daba mucho morbo Denis así que le giré en la camilla y le puse boca arriba. Tenía un cuerpo perfecto. Era pequeñito, y tenía un minúsculo pene. Su flequillo rubiajo liso cayéndole sobre un ojo le daba un aspecto de traviesillo. Me puse sobre él y le dí un beso en la boca. Me pareció super excitante. Y all también.
Él no se movía. Se quedó estupefacto en la camilla mirándome (antes no le había girado, sólo le había metido mi pene en su lubricado ojete). Bajé y le besé el cuello, el pecho, las tetitas… el ombligo y el pene. Me metí su penecito en mi boca. Denis dio un respingo y soltó un suspiro de placer.
Con mi lengua le comí el glande lo cual le excitó su pene que se puso tieso. Le descapullé y salivé lubricando todo su pene que me lo comí con ansia.
Ohhhh, ohhhhhh, -gimió Denis
Su pene estaba hacia arriba enhiesto totalmente, y él muriéndose de placer.
–Ohhh, ohhh, Dioosssss…. Gritaba
Una vez lo tenía así relajado aproveché para meterle un dedo en su culete, lleno de crema lubricante
Denis sólo gemía porque yo seguía dándole placer a su pene con mi boca.
–Ohhhhh, ohhhh….. ohhhhhhhhhhhggg
Y sin que se diera cuenta le agarré los pies y se los puse sobre mis hombros, dejándome completo acceso a su culete. Y sin que le diera tiempo a reaccionar metí mi pene en su culo lubricado viendo la cara de sorpresa y dolor que puso Denis. A mi me salió una sonrisilla malévola de moflete a moflete al ver su carita. La postura esta me daba acceso a una profunda penetración, y le clavé mi estoque en lo profundo de su ano y ahí se lo dejé.
Le estaba haciendo sufrir a Denis con mi impás.
Le saqué mi pene lentamente y zasss se lo metí al fondo por sorpresa. Y me volví a sonreír mientras él me miraba expectante.
Ahora se lo saqué poco a poco y se lo metí lentamente. Así no sabía cómo iba a obrar y estaba en confusión, que es lo que yo quería. Se la saqué y se la metí ahora más rápidamente. Luego lentamente.
Le puse a lo perrito le senté en mi regazo levantándole en el aire y viéndole cómo por su propio peso se insertaba mi pene hasta lo más profundo… Le levantaba y le dejaba caer una y otra vez repetidamente hasta que en una de estas veces con mi pene en lo hondo de su culo le tiré hacia atrás apoyándole su espalda en la camilla, y poniéndome yo encima de él penetrándole más profundamente al tenerle flexionado en cuclillas… Le puse ahora en el suelo. Hacía como el puente levantándome con la fuerza de mis brazos y dejándome caer sobre él clavándole el pene… hasta que en una de estas acometidas eyaculé dentro de él.