Cap 10. REVANCHA

Parte 4 (de 5) de un relato gay de dominación. Andy sigue su perverso plan de someter a Tommy y hacerlo esclavo pero antes tendrá que pasar él una prueba

Cap 10. REVANCHA (parte 4 de la historia de Tommy y Andy) (lee las 3 primeras partes en los 3 capitulos anteriores)

Los chicos permanecieron largo tiempo tendidos uno encima del otro. De hecho se durmieron, agotados, y cuando despertaron no sabían cuanto tiempo había pasado. Andy seguía, con su pene ya lacio, dentro del culo de Tommy, que había recobrado la consciencia y no se acordaba de nada de lo que había pasado ni de las palabras groseras que había dicho dando rienda a sus más ocultos deseos de ser poseído y follado como una perra.

–¿Cómo estás?

–Estoy bien, Andy. No recuerdo nada de lo que ha pasado, sólo que vinimos a follar y que tenía yo un gran deseo.

–Eso es -le respondió Andy sacando su lacio pene de su ano.

–Bueno, ahora me toca a mí. Me lo prometiste.

–Eso es –respondió Andy.

Tommy cogió el tarro de crema y embadurnó el culo de Andy y comenzó a follárselo. Andy disfrutaba de la polla de Tommy. Tommy era un chico guapo y deportista, fibrado, y estaba bien dotado. Por eso Andy lo había escogido con la mirada para el primer encuentro sexual, y por eso quería hacerlo suyo.

Andy gemía de placer mientras Tommy lo follaba por detrás. Andy se dejaba.

Tommy se puso detrás de él y lo folló con ímpetu.

Andy tenía ahora una postura sumisa, genuflexionado, con las manos sobre sus rodillas y la espalda encorvada, dejando a Tommy fácil acceso a su ano.

–¡¡Que bueno estás!! -gritó Tommy mientras le follaba con más ímpetu

–Ahhhg, ahhhg, -gemía Andy de placer. El gel lubricante/droga de dominación, uno de los primeros efectos era hipersensibilizar la zona donde se aplicaba para favorecer la absorción tanto del gel como del compuesto que se formaba al mezclarse con el semen. Por eso, al permeabilizarse las paredes intestinales para favorecer la absorción del compuesto químico un efecto secundario era que el pene de tu penetrador se notaba más intensamente.

–Diosss, síii…. sí… –clamaba Tommy follándole rudo

–Ohhggg, ohhhg -gemía Andy de placer, lo cual a la vez excitaba más a Tommy, su penetrador.

–Ahhgggg ¡¡me corrooo!!! ¡me corro!! –clamó Tommy poco antes de empezar a eyacular en el interior del ano de Andy que sumiso empezó a notar los primeros efectos de la droga de dominación, que estaban haciendo efecto en su ano.  Andy no había dicho nada a Tommy para no levantar sospechas, y le había hecho creer que se trataba de un simple lubricante y se dejó ser follado.

Tommy se terminó de correr en el interior del ano de Andy y la mezcla de semen y gel empezó a surtir efecto en Andy. Afortunadamente sólo sería una dosis que al no tener continuación, perdería su efecto.

La primera corrida de Tommy con el gel

incubus

yacía en el ano de Andy y empezaba a hacer efecto… pero Andy tenía ventaja, y tenía que ser más rápido para esclavizar a Tommy. Y esta descarga de semen en su ano no hizo otra cosa que agudizar sus fuerzas y rabia, así que sacándose del ano el pene de Tommy le cogió de las muñecas y se las llevó hacia atrás de su cabeza inmovilizándolo sensualmente. Poniéndose de rodillas sobre el suelo entre sus piernas Andy sujetó a Tommy, tumbado cabeza arriba frente a él, de los pies, y le respondió feliz con una voz de niño entre inocente y malvado:

–¿sabes qué?

–¿Qué? -preguntó Tommy inocente, aunque por la polla de Andy que había engrosado tamaño y se había erectado ya podría intuir qué.

–Que ahora me toca a mí –le respondió Andy con una sonrisa pícara.

Andy levantó las piernas de Tommy sobre sus hombros lo cual le daba acceso a su ano e impedía que Tommy viera que se estaba untando la punta del rabo con la famosa crema. Crema que se echó de forma abundante embadurnando todo su glande. Lo que sobró de la crema se lo aplicó al ano de Tommy lubricándolo. Con una sonrisita malvada que Tommy interpretó picarona y coqueta, Tommy se dejó lubricar sin saber lo que estaba pasando y lo que Andy estaba tramando.

Cuando Andy se había preparado cogió los pies de Tommy y los echó hacia atrás de su cabeza exponiendo completamente el ano del musculoso deportista a su pene, que lubricado como estaba y en aquella postura tan expuesta, lo penetró con suma facilidad. De hecho el simple peso de la gravedad hacía que lo hubiera penetrado profundamente como nunca antes lo habían penetrado.

Tommy gimió de placer cuando la puntita de Andy le penetró. Hasta ahora Andy sólo le había follado por detrás, o a lo perrito. Pero ahora estaban cara a cara viendo sus caras de placer.

Su chico estaba encima de él, y él, con su ojete completamente expuesto, estaba notando que la larga polla de Andy le penetraba más profundamente que nunca había llegado en aquella postura de sumisión. Sabía que Andy la tenía larga pero no recordaba nunca que le hubiera lastimado aquellos 21 centímetros de polla, y puso una mueca de dolor.

Andy, que estaba a dos palmos de su cara y le acababa de dar un beso, le vio la mueca, y sádico, le espetó.

–¿Qué? ¿Te duele?

–Sí. En esta postura me penetras más profundamente.

–Je je je ¡¡qué larga polla tengo! –exclamó Andy, macabro. La respuesta de Andy confundió del todo a Tommy que no sabía qué estaba pasando. Andy se echó hacia atrás sacando casi todo su pene de Tommy, y Tommy creyó que le hacía caso. Pero Andy no sólo no paró, no salió de Tommy sólo sacó la parte larga de su pene dejando sólo dentro de él la punta del glande. Se fue hacia atrás cogiendo fuerza para penetrarlo más profundamente. Y con todas sus fuerzas cogiendo impulso le dió un arreón y le clavó de golpe con fuerza los 21 centímetros de pene llegando incluso más profundo que antes por el impulso que había tomado.

–Ay! -gimió Tommy de nuevo– ¡¡para!! ¡¡Me duele!!

El dolor le excitó a Andy más y sacó su vena oculta: –¿cómo que te duele? ¡¡Puta estúpida!! Vas a ser mi esclavo. Y yo seré tu señor. Acostúmbrate a este pene, y a que te penetre, puta escoria!

El cerebro de Tommy estaba confuso con estas palabras. Su chico lo estaba maltratando. Le había pedido que parara, que le dolía, y no sólo no paraba sino que lo follaba con más fuerza y dureza.

–Andyyy, por favorrr…. Paraa. No es broma. Mi culo arde.

–¿Cómo que Andy? –le arreó una bofetada a mano abierta que le dolió la cara– ¡¡A partir de ahora te vas a referir a mi como amo!! Puto perro de mierda.

Tommy no sabía qué estaba pasando. Aquel que creía su amigo, su compañero de sexo, lo estaba violando con gran fiereza. Y cuando le pidió que parara no sólo no paraba sino que le penetraba con más fuerza y más rapidez enrojeciéndole el culo, que ahora ya le escocía. A Andy le excitaban más los gritos de dolor de Tommy, y se le puso más duro el pene. De hecho ahora parecía que le estuvieran metiendo a Tommy un hierro ardiendo por su ano. Andy nunca había estado tan excitado. Su joven y largo pene era siempre un garrote, pero nunca había estado tan tieso y duro como ahora. Las palabras de dolor y los sollozos de Tommy, el poder de dominación que estaba experimentando, le estaban excitando como nunca.

Andy se volvió loco y follaba como loco a su deportista favorito que no paraba de gritar, jadear y sollozar mientras lo estaba penetrando con más y más fuerza. Ambas situaciones se retroalimentaban: a más quejidos de Tommy más se empalmaba Andy, que follaba más duro a Tommy, que gritaba más de dolor.

La situación agónica no se prolongó muchos más minutos. En una de estas Andy le miró profundamente y yendo hacia atrás para coger carrera le clavó su pene hasta las tripas y se corrió.

La cuarta dosis ya se había inoculado.

–Ya eres casi mío, cabrón –dijo Andy a un Tommy derrotado, víctima de una violación. El semen de Andy inundaba el ano de un Tommy que se estaba convirtiendo en esclavo.

(continuará)