Cap 09. TERCERA DOSIS

Parte 3 (de 5) de un relato gay de dominación. Andy sigue su perverso plan de someter a Tommy y hacerlo esclavo

Tommy no sabía por qué pero se sentía enamorado. Quería volver a ver a Andy y fue él el que al tercer día buscó a Andy para follárselo. Las cosas no le podían salir mejor a Andy: su víctima iba hacia él sin saber que lo estaba esclavizando.

Andy estaba jugando al baloncesto con sus shorts calados que le llegaban hasta la rodilla. Tommy se acercó a él por la espalda cuando Andy iba a lanzar a canasta.

–Cú-cú ¿qué soy? –le dijo tapándole los ojos

Andy no se esperaba esta sorpresa pero le reconoció por la voz:

–Tommyyyyyy

–Síii ¡¡acertaste!!

Ambos chicos se giraron y se dieron un beso apasionado.

Cómplices se pusieron manos a la obra. Solo pensaban en sexo. Tommy quería ser follado por el gran pene de Andy y con las dos manos le bajó sus pantalones de baloncesto hasta los tobillos dejándole expuesto.

–Oye. Me encantó la sensación, el placer que me dio ayer el lubricante que usaste. Tenía una sensación como de frío y calor que me hizo sentir cada vena de tu pene como nunca me había pasado. ¿Aún lo tienes? –dijo Tommy a Andy.

–Clarooo (Andy bosquejó una sonrisa interna pensando que ya no tenía que poner ninguna excusa ni ocultar la aplicación del gel en el ano para subyugar a Tommy: él mismo se lo estaba pidiendo.)

–Pero luego te lo tengo que poner yo, eh. –añadió Tommy

Andy dijo que sí, que aceptaría. No podía dejar que Tommy sospechase que la crema no era un lubricante sino una droga de la sumisión. De hecho cuando le eyaculara ya irían 3-0 y Andy siempre llevaría dos dosis de ventaja. Y una corrida no le podía afectar si no se repetía una segunda en el tiempo. Además siempre llevaría ventaja con lo que Andy tenía el papel ganador.

Andy lubricó el culo de Tommy y le empezó a follar.

-Ahhh ¡¡qué bien se siente!! Causa sensación -dijo Tommy. Y ciertamente, la crema hipersensibilizaba la zona haciendo que Tommy sintiese perfectamente cada pliegue o rugosidad del pene de Andy, que lo estaba perforando su cavidad anal.

De hecho el gel producía sensaciones de frío y calor, generando el doble de placer por los cambios de temperatura.

La primera dosis sólo había hecho mella, y abierto la puerta al placer anal extremo, pero la segunda había comenzado la tarea de sumisión –por ello Tommy ya quería volver a tener encuentros sexuales con Andy–. La tercera dosis de gel acentuaba e incrementaba los efectos empezando la dependencia del gel. Tras esta dosis Tommy querría volver a ser follado. Su cuerpo empezaba a cambiar y a doblegarse a su amo (aunque esto ya había empezado con la segunda eyaculación) sin que se diera cuenta. Sin embargo la tercera ya acentuaría esa dependencia y la búsqueda continua del placer que Andy le estaba dando. Esa era la sumisión.

Tommy ignoraba por qué 'le gustaba' o 'se estaba enamorando' de Andy. No sabía que la primera vez Andy le había inyectado con su pene una dosis de este gel. Y la segunda también ignoraba que el gel era una droga súper avanzada que modificaba su personalidad y lo estaba convirtiendo en un sumiso adicto al semen de su amo. De hecho creía que era un simple gel lubricante.

Mientras todas estas cosas pasaban por nuestra mente los chicos estaban disfrutando de lo lindo, gozando como nunca habían gozado. Con la pantaloneta de basket en los tobillos Andy se estaba follando de nuevo a Tommy por la espalda hasta que en una de estas se corrió en su interior.

-Ahhh, que me corro, me corro, me corro ahhhhhgggg. -Y se corrió

Una oleada de obnubilación llegó a la mente de Tommy que no sabía qué estaba pasando en su cavidad anal, y respondió:

–Sí, dámelo todo, papi –dijo Tommy sin saber por qué. Estas palabras excitaron aún más a Andy que se corrió de nuevo y con más cantidad en el ano de Tommy, que estaba disolviendo más cantidad de gel, mezcla que estaba siendo absorbida por las paredes intestinales de Tommy que empezó a perder su voluntad y a decir más guarrerías, cosas que pensaba pero que nunca se había atrevido a expresar:

–Sí, ¡¡cógeme!! soy tu guarra, Andy. ¡¡córrete en mi interior!! estoy gozando ¡¡Soy tu puta!!

Tommy oía sus propias palabras y no daba crédito a lo que estaba diciendo. Mientras Andy se sentía aún más excitado y le follaba aún más fuerte impregnando a su esclavo con un séptimo trallazo de lefa que le dejó exhausto cayendo sobre su espalda extenuado de placer.

Tommy seguía debajo y Andy encima suyo con su pene aún clavado en su culo.

La reacción química hizo todo su efecto. La tercera dosis se había inoculado.

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(continuará)