Cap 04. la isla. academia de sumisión

En aquella remota isla perdida, llena de muchachos desnudos que follaban al aire libre, se sometía a todos a la dependencia del semen desde La Academia. Eran educados en que el semen era líquido vital y ahí radicaba la importancia de mamar o ser follado.

A los chicos, desde pequeños, se les enseñaba en La Academia su dependencia del semen (nadie se cuestionaba si era verdad que si perdían cinco dosis de semen al día morirían, todo el mundo era sumiso y lo aceptaba como gran verdad y principio de la vida en la isla).

También, los maestros, les enseñaban cómo conseguirlo.

Ya que al principio no lo producían lo tenían que mamar del pene de los mayores. Esta era una etapa conocida como de Lactancia. Durante los primeros años de existencia en la isla, los residentes dependían de los mayores y que les dejasen mamar su semen, en un acto de solidaridad y dependencia. Los mayores también eran conscientes de que si les dejaban sin 5 dosis de semen morirían, por lo que si bien apadrinaban a los chicos que aún no lo producían, se limitaban a dar de mamar a uno o dos chavales o se tendrían que dejar follar muy a menudo para recuperar su semen. Así que la vida en la isla, en todos los tramos de edad, se basaba en relaciones de dependencia. Mamar y ser mamado. Follar y ser follado. Eso sí, podías follar 5 veces con tan sólo ser penetrado o mamar el pene a otro, una.

El depender los primeros años del semen de otro creaba vínculos y relaciones de dependencia. Aún así superado el primer nivel uno podía elegir ser dador o recibidor. Había quienes preferían ser follados, y quienes querían follar sin serlo (aunque todos tenían que mamar o chuparlo de donde fuera, para recuperar semen).

Ser follado parecía más fácil que follar pero también requerían sus tácticas. La más habitual era mamar el pene de quien querías que te follase para que, sin correrse, lograras que se empalmase tanto que te la ansiase meter y se corriese en tu interior (eso daba más puntos. Y era mucho más positivo para ser mejor absorbido que te dejasen el semen en tu cavidad anal que digerirlo por la boca, porque perdía características).

En La Academia se enseñaba a los chicos técnicas de seducción para ser follado, ya que ese acto requería robar semen y no era fácil que cualquiera te lo quisiese dar. Para esto había trucos, tácticas, engatusamientos, aunque bien es cierto que si poseías un físico fabuloso tendrías más oportunidades de ser follado.

Sin embargo había muchos chicos que tenían muchas ganas de follar (a pesar del riesgo de perder su líquido vital). Se sospechaba que en el comedor de los dadores se les administraba algo con la comida o la bebida que aumentaba su líbido, sus ganas de follar. De hecho en algunas zonas de la isla –sobre todo por donde moraban los dadores-, era un riesgo andar sin bañador, porque simplemente quitártelo para follar a otro podía conllevar ser follado por detrás de alguien que apareciera, mientras estabas follando, sin que te dieras cuentas. Por eso algunos dadores, que no querían ser follados por un depredador sexual, se metían un tail (un but plug en forma de cola de animal) en el ano, dejándolo así ocupado, pudiéndose desnudar para follar, sin ser penetrado por un tercero. (aunque los había a los que no les molestaba ser penetrados mientras follaban y formar así un trío o un trenecito)

Los chicos andaban desnudos o con su bañador de color. El speedo era la prenda de ropa más habitual en la isla. Era bastante ajustado y no dejaba nada para  la imaginación. Era muy sexy ya que se ceñía a la piel marcando paquete y culo, aunque los chavales tenían también a su disposición jocktraps, pantalones cortos de futbolista, pantalones hasta la rodilla de baloncestistas, bañadores varios, y petos de lycra ajustados, aunque estos últimos sólo los solían usar los futbolistas, baloncestistas, nadadores y miembros del club de lucha. Lo más habitual, como hemos narrado, era llevar speedo o no vestir nada. El clima cálido favorecía ir desnudo en cualquier lugar, incluso en el exterior, aunque en los edificios se solía llevar el speedo para identificar tu rango o nivel.

El bañador o speedo te daba la seguridad de que no ibas a ser follado (si no te inclinabas 90 grados), pero en cuanto te desnudaras, aunque sólo fuera para follar a otro, tu ano quedaba despejado y también te podían follar. Afortunadamente todo el mundo apreciaba mucho su semen y no se lo solía meter, así como así, a cualquier extraño, aunque se daban arrebatos de pasión si un muchacho te atraía bastante.

Para que no pasase eso estaban los reservados en los vestuarios, donde sólo te follabas a la pareja que acababas de galantear. Como podías ser follado en cualquier momento, si eras sólo dador o no querías que te hiciesen un trío, te podías tapar el ano con un tail, que era un but plug con forma de rabo de animal, muy sexy, que te daba placer y evitaba que te pudiesen follar a la vez que estabas follado a otro chico en el exterior, porque había gente que se cogía en mitad del césped, sin pudor. Así que tampoco era raro ver en zonas de la isla a muchachos completamente desnudos -sin speedo-, con un rabo o cola saliendo de la parte de atrás en forma de cola de perro, caballo o cualquier otro animal.

No todos iban a los vestuarios o lugares apartados. Y había dadores que les daba igual follar y ser follados, por lo que no se metían en su ano el but plug, con lo que mientras estaban follando a un pasivo podía pasar cualquiera por el lugar y sumarse a la fiesta follando tu ano haciendo un trío o un tren, si se incorporaba más gente.

Los folladores también tenían un truco para hacer depender a los chicos de ellos. Consistía en hacer que se corriesen cuando estaban siendo follados para que necesitasen ser follados otra vez. Y los más listos hacían que el muchacho follado se corriera encima de donde él (dador) lo pudiera lamer, así los dadores podían aprovechar ese semen que los muchachos perdían cuando se corrían, lamiéndolo de su cuerpo o del skay del sofá o de donde se corrieran, y lograban mantener su fortaleza y seguir follando sin necesidad incluso de mamar el pene a otro (que en el clan de los dadores, a algunos, también les parecía un acto de sumisión).

Hacer que el chico al que te estabas follando se corriera era seguirlo debilitando y hacer que dependiera de tí y que te pidiese que le follases con más fuerza y más profundamente.