Caos

Mezclas de sentimientos y pensamientos.

Hoy fue un día de reflexión y de recuerdos, con esta guinda final y apoteósicamente dolorosa. Un estado de nerviosismo e inquietud hizo de un absurdo un estallido en forma de lágrimas rabiosas y recuerdos morriñosos. Un sin fin de hipótesis golpeando en mi masa gris haciendo que mi vista se nublara aun más de lo que ya estaba.

"Era la cuarta vez que la veía. La primera en mi bar: pidió un café solo, sin azúcar, frío. La segunda vez cuando murió mi abuela, solo me miraba. La tercera fuimos a cenar los cuatro magníficos y tonteamos mucho, diciéndonos las tonterías mas grandes que se pueden decir, resultaba gracioso. La cuarta y fatídica fuimos al cine, con el tercero en discordia. La película era mala. Salimos del cine y fuimos a reunirnos con la novia del primo, el tercero. Nos quedamos un poco aisladas y comenzamos a charlar, entre tonteos y demás palabras para provocar. Nuestra bebida de esa noche era cerveza acompañada de orujo de hierbas".

Cerré los ojos, trate de cerrar el grifo, mi caja de Pandora particular, y, aun ahora, hay una brecha que no puedo tapar.

¿Por qué? ¿Por qué no llega el final de esta situación? ¿Acaso no puedo? ¿Acaso no quiero? ¿Acaso no me dejan?

"Cada vez las miradas se hacían mas intensas, pero no puedo jurar que no fueran causadas por el alcohol. Teníamos ganas de fiesta a pesar de que al día siguiente debíamos trabajar. Me estaba divirtiendo con esa nueva amistad que acababa de hacer. Me sentía cómoda y ella sabía responder a las flechas que yo lanzaba, algunas en serio y otras en broma.

¿Qué quieres tomar?

Lo mismo que antes, me gusta esa dieta.

Aquí hay una cerveza que se debe tomar con tequila.

Uff, si me das tequila te metes en la boca del lobo.

Me arriesgaré.

Pues tu misma, la que avisa no es traidora."

No se si ya es tarde y un ideal inexistente está clavado en mi mente. Si el hecho de ser buena con uno, convierte mi vida en la inestabilidad hecha realidad. Ya no lo se.

"Empecé a bailar con el primo, luego con la novia, pero no la podía sacar de mi campo de visión. Estaba parada en medio de la pista mirando como bailábamos. Tenía el abrigo puesto y yo estaba en manga corta. Supuse que necesitaba un empujón para desinhibirse.

Me acerqué y la agarré de la cintura. "¿Por qué no te sacas la chaqueta? Estas sudando" "No estoy sudando, y prefiero no sacarla". Empezamos a forcejear de broma. Ya habíamos tomado dos cervezas con sus respectivos tequilas. Y cuando me quise dar cuenta la estaba besando ante la atónita mirada de su primo".

La normalidad me gusta, la rutina, hasta cierto punto, también. Pero este caos mental no. La claridad de mi pensamiento se ve afectada y eso afecta a todo lo que hago. A algunos les gusta, a otros no. A mi me agota.

"Me quedé tan sorprendida por el beso que tarde varios minutos en reaccionar. La miraba a los ojos, no podía dejar de hacerlo, pero no articulaba palabra. Ella no dejaba de mirarme y decir "No me lo puedo creer". Me acercó el vaso de tequila y la botella de cerveza. Brindamos y volvimos a besarnos. No eran besos sexuales ni sensuales. Eran besos tiernos, con ganas, poniendo toda la ternura que podíamos.

No me lo puedo creer.

¿Por qué dices eso?

Me he pasado los últimos nueve años evitando todo tipo rollos. El tiempo que llevo sola y

Y llega la lesbiana loca esta y en tres días sin pedirlo

Es increíble

Eso si que lo puedo decir yo, es increíble…"

Agotada, maltratada, cansada, sin fuerzas, castigada, acabada. Ojalá que alguien se prestase a cambiar su mente conmigo, aunque fuese durante un solo día.

"No pudimos separar las bocas durante lo que quedó de noche, aguantando algunas de las estupideces dichas desde la felicidad de su primo. No pudimos separar las manos, una vez que lo intenté se enfadaba. Su boca se transformó en un gran vicio para mi, y empecé a plantearme si conseguiría dejarlo.

La acompañamos a casa, eran las 5 de la madrugada. Íbamos las dos en el asiento trasero del coche entre miradas y besos. Llegados al destino bajé del auto con ella para despedirme. Una despedida de 30 minutos de besos y caricias. Me gustaba, me gusta. Quedamos en vernos dos días después".

Alguien que me explicara todas las dudas que me rondan, que diera respuesta a mis preguntas y que, después, me abrazara, me besara en la frente y me dijera que todo va a salir bien.

"Dos días después le entró la congoja y no quería verme. Maldita la hora en que insistí hasta conseguirlo. Maldita la hora en la que la llevé a mi casa para ganar tiempo mientras pensaba en que le iba a decir. Maldita la hora en que no hice caso de que me dijo sobre dejar la situación en los besos del primer día.

Una vez en mi casa se desencadenó aquel momento sensual sin llegar a nada mas que a calentarnos mutuamente para, unas horas después, acabar liadas en todos los sentidos posibles".

No se si maldecir o no aquel momento, no se si maldecir o no a esa mujer, no se si maldecir o no a todas las mujeres o maldecirme a mi misma por quererla y por no olvidarla.

Una cosa tengo clara: si la vida te da limón, tú pide tequila y sal.