Cansada de su monótona vida sexual I
Cansada de tanta monotonía, he sugerido a mí marido hacer cosas distintas en la cama, respondiéndome que eso no propio de una mujer responsable, madura y madre, acabando por acusarme de tener algo por ahí, pues según él estas ideas no eran propias de mí.
Cansada de su monótona vida sexual I
Comenzare mi manifiesto de una manera diferente, comenzare por dejar claro que no busco amistad, pero no cierro puerta a alguna, pues hoy en día y como está el patio, vamos a lo que vamos pues no hay persona que no necesite a un amigo/a cerca. Como todo hombre o mujer vamos en busca de sexo, buscamos ese “follamig@” que nos de aquello que en casa no tenemos, buscamos esa adrenalina que nos haga volver a estar vivo, buscamos morbo donde no lo hay. Yo no me considero un semental… Dios no lo quiera, simplemente aprovecho las ocasiones que me surgen, no me considero una persona con suerte, simplemente un oportunista. Pues no ha habido mujer con la que haya estado que no me haya tirado los tejos, no soy un adonis ni mucho menos, simplemente dicen que soy esa persona con la cual se puede hablar… aun siendo hombre. Lo mío como la que todas, es tener algo esporádico, uno de eso de los que cuando acabas… ya no te acuerdas de la persona, cosa que en verdad no es así, pues raro es la mujer que no pide volvernos a ver una última vez. Bueno dicho esto comenzare, vale.
Mirad de esto no hace muchos años la verdad, si me paro a pensar quizás haga cuatro desde que nos conocimos, circunstancias de la vida y del momento hizo que coincidiéramos, no la busque y creo que ella a mí tampoco, aunque sí fue ella la que me pidió el favor de ayudarla. Recuerdo que conocí a Carmen (así es como se llama) sin querer en la oficina del INEM, aunque piensen algunos que es un lugar raro o extraño para conocer a alguien, os debo decir que os equivocáis, pues en verdad he conocido a un par de mujeres más, siendo encima estas más mayores que jóvenes.
Antes de nada debo confesaros que la experiencia con esta mujer, son de esas que me reportan unos recuerdos tan sensuales como morbosos que no puedo evitar acabar masturbarme… mmm. Sí… vale, sé que leyendo aquí esto parece inverosímil, pero es la pura verdad, pues no he conocido mujer como ella que no haya sido tan directa. Me explico, otras dada su edad comienzan poniendo impedimentos, ella no solo no ha puesto impedimento sino que fue directa, mediante la seducción y todo para buscarse claro está la satisfacción. Bueno dicho esto, continuare.
Todo fue a raíz de pedirme ayuda con la máquina de sellar o buscar empleos, máquina que según ella era negada para aparatos informáticos. Cuando comencé a explicarle el funcionamiento, cosa que finalmente acabe por rellenárselo yo en vez de hacerlo ella, acabe por saber de su nombre y algunos datos personales… cosa que parece que no le importo, como si estaba casada, hijos, etc. Acabando ella por invitarme a desayunar como medida de agradecimiento.
Mientras desayunábamos, íbamos hablando de cosas cotidianas, siendo ella la que comenzó a soltarse. Contándome cosas más personales, llegando a coger su propio móvil e ir enseñándome fotos suyas e incluso de sus hijos. Soltándome...
- "No sé porque te enseño esto, quizás porque me has caído bien, tengo la sensación y el presentimiento que puedo confiar en ti”.
A medida que me contaba cosas cotidianas, como la dificultad del día a día entorno a la informática, dificultad a encontrar trabajo para alguien de su edad (cincuenta y cuatro años), cuyo listón ponen muy alto y es prácticamente difícil de alcanzar. Mirándome y suelta…
- “Perdona que te haya contado estas cosas, espero que no te moleste mi confianza, pero me gustas como eres, pocos hombres de los que conozco son como tú, pues de primera ya me hubiera abordado en otro plan”.
Yo escuchaba atento, sonriente le conteste…
- “No pasa nada mujer, tu tranquila que tus palabras estarán guardadas en mi cabeza con cerrojo, nadie sabrá de lo que me cuentas”.
Sonríe, me mira con esos hermosos ojos de color azul y tras dar un sorbo al café, me pregunta…
- “¿Qué edad tienes?”.
Contesto…
- “Treinta y nueve años, aunque en pocos días hago los cuarenta”.
Respondiendo ella…
- “Venga ya… treinta y nueve años, mientes seguro… pero si pareces más joven”.
Respondiéndole al tiempo que sonrió…
- “Que va… para nada te miento, pero gracias por lo que parezco más joven”.
Ella no deja de mirarme, su mirada atenta deja entrever que busca algo más, no aparto la mirada de sus ojos, pero tampoco del escote de su camisa, donde puedo apreciar el color de su sujetador… mmm. Volviendo ella a decirme primero y preguntar después…
“Sabes una cosa, me gustan los hombres mayores… mayores me refiero a mayor de cuarenta y cinco años. Perdona… me explico, me gustan en referencia a como amigos, debo puntualizar que luego se confunden… ya sabes, pero tu pareces por tu forma de hablar más serio que la mayoría de chicos de tu edad”.
“Eres casado… no tienes que contestar si no quieres, perdona que sea tan curiosa”.
Respondiéndole…
“Para nada debes de disculparte, estás en tu derecho de preguntarme, ya que yo lo sé de ti”.
“Pues mira… sí, si estoy casado”.
Volviéndome a preguntar, primero normal y la segunda algo más personal…
“Y tu mujer como es, ¿qué edad tiene?”.
“Como estáis, habéis llegado ya a la parte del matrimonio que os aburrís con tanta monotonía, es activa o ya no le interesa el sexo…”.
Calla rápidamente al darse cuenta del su comentario, queriendo atajar con otro comentario, como si deseara poner un parche pero en el fondo deseaba saberlo, respondiéndole…
“Mi mujer tiene un año menos que yo. No es muy alta… no pasa del metro setenta y cinco, morena de piel, castaños su cabellos con vetas rojas, cuerpo normal aunque ya entrada en carnes… cuyo volumen ha sido los cri@s”.
“Estamos bien, creo que aún no hemos llegado a esa parte del matrimonio, aunque tampoco lo afirmaría, pues ha rachas que lo parece”.
“Activa… a día de hoy no (ojo… este comentario se refiere a aquel entonces, pues ahora es muy activa), aunque al principio sí lo era y sobre todo muy curiosa en referencia al sexo. Ahora el sexo depende del tiempo que podamos estar, pues con los cri@s es a veces difícil hacerlo”.
En este tira y afloja de preguntas cada vez más personales… tirando a intimas, donde una cosa fue a la otra, no siendo tan claro el rumbo que iba tomando la conversación, como si fuéramos amigos de toda la vida. No siendo yo en ningún momento el que preguntaba, pues dejaba ese papel a ella, pues daba la sensación que estaba en “celo”… mmm.
Acabando por enseñarme nuevamente fotos suyas, primero fotos antiguas de como era antes de casarse, pasando por un repertorio de los cambios que ha pegado hasta a día de hoy, como si fuera algo normal. Llegando a enseñarme algunas veraniegas en diferentes prendas de baño… bañador, trikini, bikini, llegando incluso a pedir mi opinión, pues me enseño uno en el cual su marido estaba en contra y era algo normal. Ya que era un bikini de corte alto y de cuello en v profundo, cuya parte inferior era en forma de tanga, no es que estuviera en contra pero prácticamente dejaba todo a la imaginación… mmm. Luego continúo con algunas fotos más, cotidianas algunas y enseño algunas en que aparecía en ropa interior o con solo una prenda tapándose… ya sabéis una toalla, cuando enseño estas fotos se disculpó rápidamente excusándose y diciendo que había sido sin querer, acabando por preguntarme…
· “Y tú… no te haces fotos, pues estas muy bien para que vea como te sienta la ropa”.
Viendo lo que deseaba, cogí mi móvil y comencé a bichear a modo de ver alguna que pueda enseñarle, mirando sobre todo en la nube donde podría encontrar alguna, pues antes no era muy de fotos. Tras encontrar algunas, comencé a enseñárselas, donde estaba de vacaciones, apareciendo en la playa en bañador y en diferentes lugares, donde ella no dejaba de mirarlas y soltar comentarios que daban que pensar… mmm.
Miramos el reloj y nos dimos cuenta de lo tarde que se nos había hecho, pues claro esta cada uno teníamos más cosas que hacer, tras pagar yo todo como un caballero… cosa que ella no deseaba, pues dejo claro que me invito ella. Vino la despedida, donde pensé que allí quedaría todo, pero me equivoque, pues ella antes de marcharnos me pidió que intercambiáramos los números de móvil, pues no deseara perder la amistad. Comenzando de esta manera una amistad sobre todo por whatsap, cuyas conversaciones eran eternas, sumado a esto la foto de cada día de cómo estábamos y que llevábamos, acabando por ser más personal al pedir intercambiar fotos de nuestra ropa interior que llevábamos. Quedando una vez por semana o cada dos semanas, cuya cita era normalmente para desayunar, basando nuestra amistad a raíz de ese encuentro y que a medida que nos conocíamos. Ella iba intimando por momento, confesándome incluso cosas intimas de su pareja o sobre sexo. Un día me soltó…
- “Tengo celos de tu mujer”.
Respondiéndole…
- “Y eso porque “.
Confesándome ella…
“Quizás sea ya por la edad, mi marido es muy monótono en la cama, va a lo que va, sin pararse a pensar tan siquiera sí estoy disfrutando o no. Acabando por conformarme, cuando me deja a medias una vez que él sea venido”.
“Además es muy reacio a hacer nuevas cosas en el sexo”.
“Y a ti que tal te va, espero que tu mujer sea más abierta de mente”.
Contestándole…
- “Pues mi relación sexual con mi mujer, ha ido por etapas como ya te dije”.
Soltando ella ansiosa…
- “Cuenta… cuenta”.
Comenzando yo a contarle…
- “Cuando la conocí era virgen, solo había tenido sexo oral con su anterior novio y poca cosa más. Comenzando a enrollarnos poco a poco, luego durante la época de novios fuimos haciendo cosas, avanzando a medida que su curiosidad aumentaba. Bajando un poco el listón una vez que nos casamos, siendo peor una vez que nacen los cri@s”.
Le comente que nosotros hacíamos el amor tantas veces como podíamos, pero el miedo por parte de ella a que los cri@s nos descubrieran le cortaba todo. Sabiendo ella de sobra que una relación sexual sin sexo no es solo aceptable, sino que es aconsejable si queremos funcionar, saliendo de la rutina y de lo tradicional. Mientras le hablaba ella no dejaba de mirarme, atenta a mi conversación, llegando de vez en cuando a humedecerse los labios… mmm.
Le recomendé que hablara con su marido, llegándole a sugerir que le diga a su marido… “Que le deje a ella tomar las riendas”, llegado el momento y siempre que su marido acepte. Que introduzca ella la variante de ser ella quien domine, pero siempre con saber qué hacer y divertirse. No teniendo piedad de él, demostrándole lo que sabes hacer, haciéndole comprender que tú también sabes hacerle disfrutar. Pero advirtiéndole que no se pase. Recuerdo que días después de nuestra conversación, comencé a tener una serie de whatsap suyos, WhatsApp con comentarios alarmantes y que al no tener respuestas mías, acabo por llamarme al móvil. Recuerdo que al contestar, ella me soltó…
- “Porque no me respondes los WhatsApp, ya no te intereso o as conocido a otra que te pone más que yo”.
Lógicamente mis respuestas fueron a modo de explicarle que no podía al estar ocupado, acabando ella por disculparse al tiempo que me pedía quedar, pues deseaba verme y poder hablar. Quedando precisamente para el jueves entorno a las 10:30 de la mañana, día en que cuando aparecí tuve que esperarla algo más de un cuarto de hora. Nada más llegar se me acerco a modo de darnos los besos en las mejillas, cosa que ella torció algo más de la cuenta y mis labios se pegaron a los suyos… mmm, quise disculparme por mi atrevimiento, pero comprendí por su cara que ha sido cosa suya y apropósito… mmm. Nada más separarnos, me sugirió ir a otra cafetería algo más alejada, pues al vivir ella cerca, no deseaba ser reconocido, cosa que acepte y me llevo a otra cafetería, donde tras entrar nos situamos en una mesa más alejada del resto.
Tras pedir el desayuno, comenzó ella a hablarme, sobre todo respecto a lo que hablamos el ultimo día, diciéndome que hablo con su marido cosa que fue en vano, pues le acuso de cosas que no deseaba repetir al tiempo que le acuso de tener algo por ahí, pues estas ideas tan revolucionaria respecto al sexo no eran propia de ella. La conversación se hizo un silencio en el momento en que la camarera apareció con el desayuno, tras esta ella continua…
“Sabes no ha habido día en que no se me ocurriera buscar algo por ahí, no te digo que no he tenido pretendientes, pero la verdad ninguno me han gustado para dar píe, ninguno hasta ahora”.
“Tú me has gustado, tanto que te he abierto mi corazón y me gustaría algo más, no sé si voy muy directa, no quiero que pienses que soy una cualquiera, pues no estado con más hombre que mi marido”.
“No quiero ir despacio, pues no tenemos edad para ello”.
“¿Qué opinas?”.
Contestándole…
- “Pues yo hace tiempo que deseaba preguntártelo, pero no ha habido ocasión para entrarte, ya que no dejaba de hablar con tus problemas matrimoniales, no viendo yo momento”.
Mientras le hablaba me envalentone, primero posando mi mano derecha sobre su pierna izquierda, viendo su cara asustada y al mismo tiempo asombrada, quizás no lo esperaba aunque lo deseaba. Comenzando a deslizarla a lo largo de su muslo, su cara era un poema, impresionada como una quinceañera ante su primera caricia, no dejaba de mirar a nuestro alrededor, incluso intento apartarse cosa que se lo impedí… mmm. Deslizando mi mano por su muslo hasta su rodilla y dejarla caer hacia la parte interna de su muslo, dando ella un sobresalto y todo, apartándome la mano finalmente al tiempo que me soltaba…
“Chiquillo… para, para… hombre que me vas a meter en un lio”.
“No vez que hay gente, para hombre”.
Yo intentaba continuar, avanzando por sus muslos hasta su entrepierna, intentando ella cerrarlas, pero la verdad es que afán no ponía, rozando finalmente sus braguitas con la yema de mis dedos, dando ella un nuevo sobresalto y decirme…
- “Aquí no José… aquí no”.
Sonreía mientras me tomaba el café al tiempo que movía las yemas en círculos, yemas pertenecientes a los dedos que habían rozado sus braguitas, yemas que estaban húmedas de estar ella empapada… mmm. Tras acabar de desayunar nos marchamos, caminando calle abajo hasta donde habíamos quedado, tomando yo la calle paralela al estar esta sin locales comerciales. Mientras caminábamos la rodee por la cintura apartando ella mi mano, dejando caer mi mano de vez en cuando desde su cintura hasta sus nalgas, acariciando su nalgas e incluso deslizando mis dedos entre sus glúteos… mmm. Soltándome ella…
- “Estate quieto hombre, no vez que alguien no puede ver”.
Sonrió y le suelto…
- “No decías tu que deseabas hacer locuras”.
Contestándome ella…
“Sí, pero aquí no”.
Replicándole…
- “Pero al menos me tienes que dar un beso, no te pido que me comas la boca, pero sí que me des un pikito”.
Ella me mira, sonríe, se gira, asegurándose que nadie nos vería, acabando por acercarse y unir sus labios a los míos, mientras aprovecho para cogerle uno de sus senos… mmm. Sintiéndolo en mi mano, rodeándolo con mis dedos y apretar suavemente su pezón entre mis dedos, soltando ella un leve quejido a modo de jadeo… aaahhh!!!. Acabando por convertir ese pikito en una comida de boca, cuya lengua recorrió mi boca en busca de mi lengua, pegando mi cuerpo al suyo de manera que mi pelvis se pegara a su vientre, notando ella mi erección… ooohhh!!!. Acabando por separarse al notarlo, soltándome…
“No me digas que la tienes así por mí… uuummm!!!”.
“Pobrecito, no te puedo dejar así… pero no puedo, no tengo más tiempo, si tardo más podrían sospechar”.
Me dice mientras no deja de magrear mi miembro sobre la tela de mi pantalón, sintiendo su mano deslizarse a lo largo de mi tronco una vez tras otra… aaahhh!!!, deseando meterla en algún portal y hacerla mía… uuuffff!!!. Siendo ella, quien tras darme un muerdo, acaba marchándose al tiempo que me dice…
- “Ya hablamos luego por WhatsApp”.
Se marchó dejándome en semejante estado, estado que tuve que llamar a mi mujer para poder quedar y que ella pueda bajármelo. Recuerdo que esta se asombró de la propuesta, pero acabó por aceptar, pues decía…
- ”Como me recuerda a las locuras que hacíamos de novios, recuerdas aquellas veces que antes de dejarme en mi casa, follábamos en la escalera… mmm”.
Lo asombroso de eso, no era que íbamos a recrear viejos tiempos, sino que precisamente lo íbamos a hacer donde ella trabaja. Su empresa se encuentra por la zona cercana a Viapol, empresa cuyas oficinas están en la quinta planta y nosotros, habíamos quedado para no levantar sospechas en el rellano de la cuarta, lugar que hemos estado en más de una ocasión… mmm.
Donde nada más encontrarnos no vamos a los preminilares sino a tiro hecho, comenzando eso sí con besos, caricias y magreos. Donde mi mujer una vez posa su mano sobre mi miembro, comienza a acariciármelo por encima del pantalón… ooohhh!!!, mientras yo comienzo a hacerle un dedo, no es plan hacerlo a saco y hacerle daño en su coñito… mmm (cosa que me dejaría sin sexo al menos una semana). Entre magreo, caricias y demás, acaba ella por subirse la falda y hacerme sentar sobre uno de los escalones, acabando por montarse sobre mi polla y soltarme…
- “Ve despacio, no seas bruto… aaahhh!!!”.
Comenzando en verdad a ser ella la que se mueve, ella es quien marca el ritmo… uuuffff!!!, mientras yo beso, lamo y chupo sus pechos y pezones… uuummm!!!. Comienza a moverse lentamente, pues dice que el grosor de mi miembro la puede lastimar… mmm, a medida que se nota que está más lubricada va aumentando el ritmo. Aprovechando no solo por acariciar su espalda, sujetarla por la cintura, sino que comienzo a magrear sus nalgas e incluso a penetrar su orificio anal con uno de mis dedos… aaahhh!!!, cosa que le pone como una moto… ooohhh!!!.
Comenzando a acelerar cada vez más fuerte, agarrándome fuertemente de mis hombros, hincándome las uñas incluso, mientras gemía suavemente, no deseando de que nadie se percatara de nuestra presencia, no deseando que nadie nos descubriera… uuuffff!!!... aaahhh!!!... uuummm… uuuffff!!!. Comenzando a decirme…
“No pares… aaahhh!!!, no pares… aaahhh!!!”.
“Sí… sí… aaahhh!!!, sigue… sigue… sí… si… ooohhh!!!”.
Entre espasmos comenzó a venirse… mmm, no pudo aguantar ni un minuto más, estaba deshecha, estaba hermosa cuando se le ve cuando obtiene el orgasmo… uuummm!!!. Había llegado al orgasmo, respiraba con dificultad mientras sonreía, pues aunque avergonzada por la locura, sabía que yo no me había venido, cosa que tras levantarse y sin dejar que yo me moviera, se arrodilla a mi lado y tras coger mi polla con su mano… mmm. Acaba llevándosela a la boca, comenzando a darme una mamada que tras unos minutos acaba por hacerme correr, corrida que en verdad fuerzo a favor suya, pues se desespera cuando se lleva un cuarto de hora chupando. Acabando por correrme y que ella traga en su totalidad, no porque sea muy devota del semen, sino por evitar dejar marcas de haber mantenido allí sexo… mmm. Luego, arreglamos nuestras ropas y nos marchamos, cada uno a nuestras tareas, siendo la suya más pesada, pues como dice ella…
- “Ahora tengo hambre y aún faltan dos horas hasta la hora de almorzar”.
Bueno continuo, recuerdo que más tarde comencé a recibir los WhatsApp de Carmen, cuyos mensajes me agradecía mis actos y se disculpaba por cómo me había dejado… mmm, continuando por decirme que deseaba fotos mías con menos ropas y hacer posible videos, donde me encontraría duchándome o secándome para poder verme más al natural, cosa que yo le pedí que la cosa fuera recíproca… mmm. Ella continuo con el elevado tono de sus WhatsApp, pidiéndome que cuando le cuente mis aventuras con mi mujer, debo de contárselo literalmente sin poner censuras, llamando a cada cosa como debe de ser, aunque estas sean muy fuertes. Cortándole yo su petición, pidiéndole que sea más explícita, soltando…
- “Vamos a ver José, mira no quiero que digas pene, vagina o hacer el amor, quiero que me hables como una mujer y que seas más directo, quiero que lo llames por su nombre o sea… polla, coño y follar. Vale…”.
Tras su explicita explicación, continúe por hacerle saber cómo acabe con la tremenda erección, detallándole con pelo y señales lo ocurrido con mi mujer. Respondiéndome ella…
- “Pero esa erección era mía, no debía de habérsela llevado tu mujer que tiene mucha cara. José… esa corrida era mía… mmm”.
Rio y contesto…
- “Pero tú no querías Carmen seguir, te acuerdas no dejabas de poner impedimento”.
Volviendo a quedar en vernos, siendo ahora el lugar de encuentro esa cafetería, pidiéndome que fuera elegante al tiempo que yo le pedí…
- “Pues tu vente con falda y debajo de esta ligueros si tienes”.
Contestando ella…
- “De qué color te gustan, yo tengo dos… uno blanco y otro negro”.
Contestándole…
- “Tráete el de color negro, vale”.
Volviéndonos a ver un jueves más, siendo ahora nuestro lugar de encuentro esa cafetería, volviendo a quedar a las diez y media. Entramos y tras echar un vistazo, volvemos a sentarnos en esa mesa tan alejada, mientras ella se sienta… yo pido en la barra. Carmen se sienta en la esquina y cuando yo llego me siento a su vera, me cuenta que se ha llevado toda la semana nerviosa, hablándome de cosas cotidianas, mientras yo poso mi mano derecha sobre su rodilla.
Voy a avanzar cuando veo la camarera acercarse, momento que sigilosamente aparto la mano, fingiendo que hablamos y aparentando que cojo algo del bolsillo de mi pantalón, nada más marcharse la camarera, volvemos al ataque, posando nuevamente mi mano sobre su rodilla, notando en esta ocasión el temblor de su pierna, cosa que no me hace detenerme, dejo caer como la vez anterior mi mano por la parte interna de su muslo, ascendiendo por la suavidad de su media hasta notar los encajes de la liga… mmm. Ella separa sus muslos como invitación a continuar, cosa que hago, mira ella de un lado hacia el otro, no desea que nadie nos descubra, asombrándome ahora ella a mí al darme un beso en la boca… mmm.
Bien recuerdo la escena, pues era una situación cantada. Mirad, continúe avanzando hasta que mi mano llego a su entrepierna, notando sus braguitas empapadas… mmm, comencé a deslizar las yemas de mis dedos a lo largo de su rajita… mmm. Ella estremecía y tornaba sus ojos, acercándose a mi oído y decirme…
- “No me seas malo José que una no es de piedra… aaahhh!!!”.
Continúe jugando con su rajita y sobre todo con sus labios vaginales por encima de sus braguitas… aaahhh!!!, mientras Carmen no se corta y acaba posando su mano izquierda sobre mi entrepierna… mmm. Recuerdo que cuando un señor apareció a la barra, Carmen quiso apartar su mano de mi entrepierna, cosa que no le deje, descubriéndonos el hombre y llego a soltar una sonrisa, dejando que Carmen continuara. Ella en ese momento se encontraba muy caliente, tanto que notaba como de encharcado tenía su coñito, mientras me envalentone y comencé a acariciarle sus senos por encima de su camisa. Volviendo esta acercarse y decirme…
- “Paga y vámonos a otro sitio más discreto… mmm”.
Volvimos a caminar por la calle del otro día, no siendo está que la calle Gabriela Sánchez Aranda, calle que en esta ocasión fue dejándose acariciar sus nalgas, mientras no había momento en que se detenía y nos comíamos la boca… mmm. Acabando por decirme…
- “Sabías que en la cafetería has logrado que me venga”.
Me separo de ella, mirándola sorprendido y le suelto…
- “Como”.
Respondiéndome ella…
- “Sí, no he podido evitar, estaba muy excitada y más aún, cuando ese hombre apareció y se quedó mirando, acabando por venirme como si fuera una chiquilla… uuuffff!!!. Lo siento cariño, no he podido evitar… mmm”.
Sonrió y le digo…
- “Bueno y ahora que, te dejo que te marches a tu casa y ya quedamos para otro día”.
Contestándome ella…
“Que dices… hombre, no pienso dejarte de semejante manera… ja ja ja”.
“Ahora me toca a mí recompensártelo, no voy a permitir que tu mujer se lleve por segunda vez, aquello que he logrado yo”.
Creo que lo vamos a dejar aquí, os lo voy a dejar el resto para una segunda entrega, pues la verdad es que se alarga un poco, no os dejare de esta manera. Bueno os dejo hasta una nueva entrega, cuya entrega por parte de Carmen es total, convirtiéndose en esa amiga y aunque madura todos queremos tener, siendo a día de hoy mi mayor de mis confidentes y claro está, yo soy el suyo. Bueno no me enrollo más, espero que os haya gustado tanto como a mí, espero vuestros comentarios. Mi email es… Jhosua 1974 @ Gmail . com