Candy Candy. Nuevo Dueño.- Cap 02 Culpa

Candy pasa la noche presa de un sueño impuro, mismo que le hace gozar pero a la vez le llena de culpa, sin saber que el pan de su casero para poseerla sigue su curso.

CANDY CANDY. EL NUEVO DUEÑO.

CAP 02 CULPA

-¡AAAH!-Candy deja escapar un gemido de placer mientras cierra los ojos, esta recostada en su cama, su mano acaricia su clítoris de manera suave, de arriba hacia abajo de arriba hacia abajo sin detenerse; respira agitada, agotada tratando de contener los suspiros que esa sensación electrizan te le producen.

-No luches...dejate llevar - musita una voz suave, firme y cálida. Se trata del señor Scott, el casero de la enfermera que sostiene con con una de sus robustas manos la de Candy haciendo que ella se estimule.

-Porque...porque es malo...- responde con una voz baja esforzándose por detenerse, sin ser consciente de que ese hombre pelirrojo era quien realmente estaba haciendo que se masturbara- ¡Es...es...pecado! ¡La hermana María dice que una ...no debe...no debe!

¡Snap! Fue el sonido de chasquido de los dedos que resonaron cerca del rostro de la rubia pecosa y en segundo después sus ojos se abren, pero sin brillo, pero sin detenerse en darse satisfacción, su cabeza se mece ligeramente de atrás a adelante.

-Eso es...relajate, dejate llevar...- ordeno de manera suave Scott viendo como Candy miraba con atención al al vacio, dejándose llevar por su la voz y ritmo de las caricias-recuerda que mi voz te relaja, mi voz te guía.

-Si...siii la voz me relaja ...me guía- responde la rubia cuyo hermoso cabello luce desordenado, pero ella no podía dejar de ver a la nada con sus verdes ojos vidriosos y escuchar su propia voz, ya que en su nublado cerebro se escucha diciendo esas palabras, convencida de que se toca y acaricia por su propia cuenta.

El antiguo estibador de puerto incrementa las caricias sobre aquel botón de placer lo que hace que Candy se estremezca, su corazón late muy acelerado, la piel blanca decorada con pecas muy sutiles se pone roja ante esa sensación, el del cuerpo completamente entregado a la excitación carnal ansioso, deseoso por llegar al clímax.

-¡No, quiero parar...esto no es correcto!- dijo en un murmullo suplicante, lo que sorprende a Scott, otras mujeres ya se habían rendido ante tal masaje y le pedían más y más-Quiero que..que Terry sea el primero, así no...

Las caricias paran, la joven y desnuda pecosa jadea, su respiración profunda denota ansiedad, urgencia por la interrupción de aquello. Scott ya sabe de la historia de Terry, le había sonsacado la información al doctor Martín cuando el pelirrojo visito el sencillo hospital, invitándole algunos tragos, se entero del hogar de Pony, de Terry Ganchester, de que Candy es hija adoptiva de una rica familia, y aunque solo ha averiguado todo de manera muy breve, le fue suficiente para conocer los puntos fuentes de su carácter, sobre todo la rigurosa moral que le fue inculcada, pero como él bien sabe, cuando las reglas son muy rígidas la tentación es igual de fuerte.

-Tocate, desnudate, cada día a las seis de la tarde y te masturbaras, el reloj y tu voz te relajan, nos relaja; sentir placer te encanta, lo necesito, quiero y merezco el placer- Candy escucha su propia voz hablando y cada frase es seguida por un chasquido que golpea su mente colocando la de nuevo en ese estado relajado y vacío.

-Si...lo merezco...merezco el placer...si- Candy jadeaba mientras tendida en el lecho esta vez de manera voluntaria lleva uno de sus dedos a su clítoris y reanudo sus caricias- Me...desnudare...cuando el reloj de la seis de la tarde cada día, explorare mi cuerpo...me daré placer... me...desnudare...cuando el reloj de la seis de la tarde cada día, explorare mi cuerpo...me daré placer, explorare mi cuerpo...me daré placer......aaahhhh...hiiiii...

La voz de Candy, se pierde entre esos suspiros y chillidos , intenta callarlos tapando su boca y estando en posición fetal. Scott la observa, le era bastante claro que ella no suele masturbarse, tal vez siendo aun muy joven la curiosidad natural le hizo probar, pero sus madres tal vez le reprendieron por ello. Sin pensalo mucho tomo a la joven de los tobillos, abre sus piernas y admira el himen de ella, ese delicado sello de virginidad, el cual aun le cuesta creer que se hay mantenido intacto por tanto tiempo.

Candy completamente absorta en repetir ahora sus nuevas ordenes sigue jugando con su clítoris cuando el pelirrojo sin más comienza a lamer su vulva pasando lenta y suavemente su lengua saboreando la piel, el vello y la humedad que manaba, regocijándose de ser el primero en chupar, jugar y besar la intimidad de ella, de hacer suyo su himen.

-¡AAAAGGUUUGGHH!- la desnuda enfermera de pecas se retuerce, sufre de un espasmo eléctrico que le recorre- ¿QUEEEE...MMMMMAAAAAA IINNGGGG...HA HA HA!

Scott sin nada de contemplación continua, es la primera vez que puede hacer eso con una virgen; su cabeza entre las blancas y bien torneadas piernas, siente como las mismas lo apresan, el cuerpo de Candy pide mas y más.

-¡Sigue que siga asiii siiii!- la excitada muchacha ya no tiene noción de nada, solo de temblor y los choques en todo su cuerpo, sus caderas se empujan para que ese hombre no se detenga y solo cuando se rompe el limite arquea su espalda y chilla en un grito de éxtasis y gozo al tener no solo un orgasmo, sino varios de ellos, como si tanta necesidad frustrada se desbordara al destruirse la de las reglas y las normas.-¡DIIIOOOS MIO AAAAAAHHH!

-¡Por todos los diablos, que mujer!- dijo Scott que al fin se separa de ella, la mira convulsionar en la cama babeando y con la mira en blanco; él que saca su miembro el cual sin nada de esfuerzo expulsa sobre ella el caliente semen- Si así fue con un con solo probar su clítoris y su himen, cuando te posea te volverás loca.

El casero se viste y se retira dejando a Candy musitando en voz susurrante “ más...más...quiero más”, empapada en su propios jugos y bañada en la cara de el semen de su futuro dueño.

Cuando despierta ya es más de medio día, lo descubre al ver su reloj en la sala. Esta devastada, la culpa la sacude y atormenta, esta sin ropa mientras trata de poner en orden su mente; tuvo lo que le enseñaron era un sueños impuro; había tenido varios donde Terry aparecía antes, pero nunca como éste último, tan salvaje e impropio.

Se había tocado de tal forma, tan sin sentido y traicionando todos los principios del pudor que le enseñaron. ¡Hasta imagino que alguien!...El solo recordarlo le hace negar con la cabeza; siente la vergüenza más grande de toda su vida. ¿Como explicar al Doctor Martín su falta? ¿Que son esos rastros de liquido seco en su rostro?

-¡¿Que me esta pasando?!- se pregunta, pero antes de intentar encontrar una respuesta racional, alguien llama a la puerta...

CONTNUARA.