Cancion solitaria X

¿Que pasó anoche?

Lisa

Despierto con un dolor terrible de cuello y espalda, mi estomago me arde y siento los huesos triturados, estoy mareada, me encuentro en una posición nada favorable, me doy cuenta de que desperté en el piso, no sabía por que, no recordaba nada, mis piernas colgaban encima de una silla y mi cabeza sobre un montón de sabanas. Me levanto despacio para no empeorar el dolor de cabeza, al hacerlo siento el dolor punzante en las costillas, me pregunto dónde estará Fiona, hago memoria de lo que pasó anoche, sigo sin recordar. Tres botellas vacías a mi lado y una cama enorme desocupada. Me siento entre las sabanas del piso. Desorientada. Sigo haciendo intento de recordar.

  • Que bien, ya estas despierta.

  • Fiona, ¿qué pasó anoche?

  • ¿Segura que no recuerdas nada?

  • ¿Bebí mucho?

  • No realmente, pero fueron golpes duros. Menos mal tampoco terminaste presa. – Me decía mientras me limpiaba el ojo -

  • ¿Qué tengo en el ojo? ¿Qué paso anoche? Fiona, ¿Dónde están Liliana y Helena?

  • Si que no recuerdas nada entonces. ¿Recuerdas la esposa de mi abuelo? Cuando llegó con la policía. Se llevaron a madre y a Lena. Intentaste protegerme de uno de ellos, pero te devolvieron el golpe, te dejó paralizada toda la noche. Ni siquiera pude subirte a la cama. Estas muy delicada.

  • ¿Yo hice eso?

  • También estabas algo tomada, bebías con Lena aquí mientras madre y yo preparábamos la cena abajo cuando pasó todo eso. ¿Por cierto, de que hablaban?

¿De qué hablábamos? Estoy demasiado confundida como para saber ahorita de que hablaba con la señora Helena. Mi cabeza va a explotar, sigo tomando de la leche tibia con manzanilla. Vuelvo a sentir sueño, casi pierdo conocimiento, pero regreso en si cuando Fiona me coloca el algodón con alcohol en la nariz. Despierto sobresaltada. Trato de mantener la calma.

  • ¿Dónde están ahorita? ¿Fuiste con ellas?

  • Luego de que te golpeara el policía, madre pidió que te dejen quieta, que no es nuestra culpa. La señora Eugenia también pidió que me dejaran libre solo esta noche. Para cuidar de ti. No fue fácil lograr que ella lo haga. Pero aquí estamos. Ellas siguen detenidas. Tenemos citación a la 1 pm. ¿Puedes levantarte?

  • Eh si, si puedo. – Hago ademan de levantarme y solo logro marearme nuevamente. Me siento bruscamente en la cama- Bueno, dame un poco más de tiempo.

  • Ven, yo te ayudo. Tenemos que ir a la comisaría. Debes comer algo también. Tomate esto – Me da dos aspirinas-

A pesar de seguir mareada, me sentía en una especie de cielo, ella me levanto con una fuerza en sus brazos que realmente desconocía. Me llevó al baño luego de llenar su bañera. Adoro cuando hace eso. Lo mejor de todo es que permaneció en todo momento conmigo en el baño. Me frotó la espalda. Me fijé que miraba únicamente la esponja cuando me recorría los brazos y el cuerpo, le resté importancia… Ya sabía que en el fondo ella siente lo mismo que yo. De no ser así, no me estaría cuidando de esta manera… ¿Verdad?

Me coloco la ropa torpemente, el dolor de cabeza estaba desvaneciéndose. Fiona llega con el desayuno caliente. Le doy un beso en los labios y le repito que todo saldrá bien, aunque no recordaba el porqué la querían meter presa. Mantengo la calma para no alertarla. Llamo a Sara y le comento parte de lo sucedido, le imploro que no le cuente a mis padres y le pido que esté con nosotras en nuestra cita.

  • ¿Puedes contarme un poco más de lo que pasó anoche? –Ya en el carro ella manejaba mi carro camino a la comisaria-

  • La señora Eugenia Berbesi era la esposa de mi abuelo, madre habría heredado buena parte de su fortuna, causando su ira, juró vengarse, pero ya han pasado tres años desde entonces. Entre ella y sus otros dos hijos, de alguna manera han logrado convencer a las autoridades de que madre habría falsificado algunos documentos, sobornado algunos jueces, entre otras cosas, junto a Lena, quien la acusa de ser su amante.

Trago en seco. Ahora recuerdo todo, Helena y yo estábamos en el cuarto de Fiona anoche, bebiendo a petición de Helena quien me contaba de la vida que tenia con la mamá de Fiona, pidiéndome que quizás yo pueda ayudarlas a darle la noticia a Fiona. Trato de recordar un poco más, no había tenido oportunidad de hablar con Liliana aun, eso me mantenía intrigada.

  • Amor, todo saldrá bien – Le beso la mano-

  • No Lisa, hasta yo se que nada está bien, de no ser falsas esas acusaciones, están en serios problemas.

  • ¿Llamaste al abogado?

  • Ya está allá con ellas.

  • ¿Estas molesta con ellas?

  • ¿Por qué habría de estarlo?

  • Ehmm no lo sé, ¿quizás por haberte mentido?

  • Todavía no sé si me han mentido o no.

  • Hablo de sus vidas privadas. Lamento que te hayas enterado de esa manera. – Traté de escoger las palabras adecuadas para no decir nada de más.

  • Creo que es algo que tenía que saber por mi misma desde hace mucho tiempo.

Trato de seguir hablando con ella pero se había bloqueado totalmente, ya no dejaba de mirar hacia delante mientras ignoraba mis palabras. Había prendido la radio, cosa que nunca hace, subió el volumen, tuve que entender que la conversación había terminado. Me sentía fatal, mi chica estaba sufriendo y no sabía cómo hacerla sentir mejor. Toda esta situación me tenía mal. Necesitaba llorar y no podía hacerlo en los brazos de ella. Tenía que ser fuerte, estar para ella.

Llegamos al lugar y ya vi el carro de Sara estacionado, Fiona no quería ni mirarme, se bajó e inmediatamente entró sin decir palabra, yo me encontré con Sara quien me abrazó con tanta fuerza que solo pude soltar el llanto que ya tenía rato acumulando.

  • ¿Qué tienes en el ojo?

  • No quiero hablar de eso – Le decía entre llantos-

  • Calma calma, ya hablé con Alfredo, en cualquier momento está aquí.

  • ¿Alfredo? ¿Alfredo Oquendo? –Dejo de llorar inmediatamente- ¿Qué ya no existen más abogados en el país?

  • Lo siento, lo siento. ¡No se me ocurrió a quien más llamar! No querías que le dijera a papá. ¡¿Qué querías que hiciera?!

  • Espero que no lo hayas hecho porque estas soltera y quieres estar cerca de tu amor platónico.

  • Me ofendes hermana, ¿Cómo podría?

  • Te creo. Genial, ahora Cindy se va a enterar de esto también.

  • Recuerda que no tiene buena relación con su hermana.

  • ¿Qué sabes tú? ¡Si teníamos años que no sabíamos de él!

Entramos a la hora, ya junto a Alfredo, mi abogado, Fiona se encontraba junto a su madre quien la abrazaba repitiendo en silencio que la ama. Su rostro inexpresivo no cambiaba, ni una mueca, ni un gesto, solo escuchaba las palabras de su madre mientras miraba al vacío. Un nuevo dolor me apuñalaba en el pecho, sintiendo su indiferencia nuevamente, esa por la que tanto había luchado para que deje atrás.

Liliana

Llegamos de nuestras vacaciones, las primeras desde hace tanto tiempo, me encontraba tan tranquila y serena, que nada en el mundo podría arrebatármelo. Extrañaba tanto a Fiona, pero Lena me ayudó a convencerme de que la dejamos en buenas manos. Ya Lisa me estaba demostrando que su interés por mi hija era puro, me recordaba cuando era adolescente y luchaba por mis metas y por lo que realmente quería. Es una chica impecable, y estaba siendo parte de la familia.

Una vez en casa saludamos a las chicas, abrace a mi pequeña con tanta fuerza, que sentí como mis manos rozaban sus hueso, primera vez que la alejaba de mi, pero se encontraba tranquila y solo eso podía hacerme sentir mejor. Abrace a Lisa también, a quien como muestra de gratitud, le había traído un hermoso regalo de Buenos Aires.

Ya pasada la noche, Lisa pidió irse a casa, nos despedimos de ella con tristeza, la estábamos pasando bien. Una vez en la puerta volví a agradecerle todo lo que hizo por mi hija y le recordé que teníamos una charla pendiente. Quedó en volver a la semana siguiente.

Una vez solas en casa, esa noche dormí con mi Fiona en su cama. Había pedido una cama enorme para ella, solo para cuando pueda dejarme dormir ahí, ya que no le gustaba que nadie se le acercara.

Primero Fiona y segundo mi trabajo, de eso trataba mi vida cuando Cesar me abandonó, nuestra hija tan solo contaba con 4 años y ya le habían diagnosticado su condición. Era un recuerdo que gracias a Helena pude suprimir de mi memoria, quien estuvo conmigo incondicionalmente, era mi amiga de la universidad y nos habíamos hecho socias para formar nuestra primera empresa. Ahora cuento con la maldición de la herencia, Eugenia no perdía una oportunidad para acosarnos desde entonces, por lo que he tenido que mudarme constantemente para perderle el rastro. La única vez que encontramos la paz fue en Lyon, donde tuvimos que regresar por petición de mi hija

La semana transcurrió con tanta normalidad que ni me di cuenta que había pasado, las cosas en el trabajo iban de maravilla, estaba garantizándole el futuro a mi tesoro más preciado y nada ni nadie podía detenerme.

.Una vez con Lisa en la casa, habíamos pasado las cuatro una tarde muy amena, a la hora de la cena aproveché el momento para que Lena tome las riendas y le cuente a Lisa de los nuestro, quien quizás nos pueda ayudar a decírselo a Fiona con mas sutileza, una vez que ellas terminen y tengan unas cuantas copas encima, era mi turno de hablar con ella. Si quería ser parte de la familia, debía saberlo todo.

Me encontraba en la cocina ya casi terminando la comida con Fiona, a quien trataba de distraer lo suficiente para que Lena se tome su tiempo. Suena la puerta, no esperábamos a nadie, miro hacia la cámara, era la policía, tratando de mantener la calma le pido a Fiona que suba a su cuarto con las demás. Abro, aparece ella, Eugenia, llegan 4 policías detrás de ella, y uno de mis medio hermanos, Jaime, quien era con quien más o menos me llevaba mejor.

  • ¿Qué pasa aquí?

  • Queda detenida, Liliana Williams. Usted tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra ante un tribunal. Tiene derecho a consultar a un abogado y/o a tener a uno presente cuando sea interrogada por la policía. Si no puede contratar a un abogado, le será designado uno para representarla. –Mientras me esposaban sin darme tiempo de nada-

  • ¿Pero qué es esto? ¡Helenaaaa! ¡Helenaaaaa!

Permanezco abajo con un policía mientras todos suben al cuarto de Fiona, entro en pánico e intento subir con ellos deprisa, no podía dejar a mi niña sola, aun con esposas en mano logro zafarme antes que me capturen y llego al cuarto donde Jaime me detiene, veo como uno de los policías intenta arrestar a Fiona, grito fuertemente y al mismo tiempo Lisa empuja al policía e intenta darle un golpe, Fiona permanece inmóvil mientras esta vuelve a golpear al policía, esta vez con una patada en su entrepierna. Los otros dos la agarran y la golpean en la cara y en el estomago.

  • ¡DETENGAN ESTO!

Nadie me oye, me he convertido en nadie, cuando en tan solo hace 20 minutos aun era Liliana Williams, la heredera legitima del invencible Oliver de la Vega, dueña absoluta de Vegas&Vargas quien gozaba de una imponente presencia. Temida y respetada, todo eso se hacía trizas en fracciones de segundos. Segui gritando mientras mi voz se apagaba por el dolor. No sé por cuánto tiempo la estuvieron golpeando hasta que Eugenia lo detuvo todo, me desmayé al ver a mi hija sola e indefensa, la agarraba un policía, temí por ella, su vida corría peligro y era gracias a mí. Helena permanecía esposada y Lisa tendida en el piso, quien se había llevado la peor parte solo por estar a la hora y el lugar equivocados. Trataba de defender a mi bebé, mi Fiona.

Despierto ya en la cárcel, con la cabeza recostada en el regazo de Helena, quien trataba de calmarme, quería pensar que todo era un sueño, viendo a mi alrededor me doy cuenta que no lo fue.

  • ¡Fiona!

  • Calma, calma, ella está en casa, está bien, cuida de Lisa.

Siento una impotencia tan grande, nuevamente exploto en llanto, Eugenia se había salido con las suyas y mi hija y su amiga estuvieron presentes para ser parte de las consecuencias. La odiaba, se había metido con lo más sagrado que tengo.

  • ¿Lisa está bien?

  • Estará bien. Logramos que Eugenia detenga todo y retire los cargos a Fiona, quien no tiene nada en contra. Pero citaron a Lisa por haber agredido contra un funcionario de la ley.

  • Sin ella presente, Fiona estaría aquí con nosotras sufriendo – No podía detener mi llanto- es un ángel. Ella no merece nada de esto, ambas no lo merecen, primera amiga de mi Fiona y casi la golpean a morir. Vaya desastre estamos hechas.

Finalmente Helena logra calmarme. Nos habían dejado claro que Lisa estaba bien, aunque no la llevaron a un doctor, la dejaron en casa. Todo esto es obra de la arpía, no puedo creer lo bajo que ha llegado. Que mi padre no le haya tenido el suficiente amor y confianza como para dejarle toda su fortuna, no tenía que ser mi culpa. Tampoco culpa de Lisa, no tiene nada que ver en el asunto y es quien más salió herida. Lisa, no pude dejar de pensar en ella toda la noche.

Lisa

Una vez transcurrida la audiencia, y gracias a la habilidad de Alfredo quien pudo lograr persuadir a Eugenia Berbesi para retirar los cargos contra mi, salí libre de esta, aunque como el caso era también de agresión a un agente policial, no salí totalmente impune, debo hacer 180 horas de servicio comunitario y un curso de 8 horas de manejo de ira con evaluación clínica, no me molesta, con tal de salir de esto y no tener que pasar ni una noche en la calle ya nada me importaba. Fiona no me había mirado en ningún momento, me sentía más devastada por eso que por el dolor físico que sentía o por la situación en la que me encontraba. No lograba entender nada.

Alfredo me recomendó salir sin decir una palabra ni hablar con nadie, Fiona se encontraba aun con su madre y no me era permitido acercarme, contra mi voluntad y a petición de Sara, me llevó a que me tratara un doctor, pasamos el resto de la tarde en la clínica recibiendo todo tipo de tratamiento. Ya entrada la noche por fin nos fuimos al apartamento a descansar, no sin antes pasar por la heladería, necesitaba toneladas de helado de limón para poder llevar la situación.

Al día siguiente no podía moverme bien, el dolor era aun más fuerte que el día anterior, Sara ya me había comprado todos los medicamentos y empecé a tomarlos, necesitaba reunir fuerzas para ir a ver a Liliana y hablar con ella, tenía tantas dudas, pero por alguna extraña razón, tenía miedo de las respuestas.

Ese día no pude pararme de la cama, tampoco el siguiente. Una fuerza sobrenatural me enterraba cuando trataba de sentarme. No supe nada de Fiona hasta el tercer día, quien vino a visitarme con una caja de helado y una rosa con una pequeña carta. Pude sentir que cobraba el aliento nuevamente, verla ahí al pie de la cama y una rosa en la mano. Tantos sentimientos encontrados. No sabía cual sentir exactamente.

  • ¿Cómo estas, Fiona?

No dijo palabra, permanecía inmóvil, mirándome fijamente, como pocas veces lo ha hecho, sus ojos grises se mostraban tan claros que podía ver su alma a través de ellos, vuelvo a sentir en su rostro una mueca de dolor, de angustia, pero seguía sin decir palabra. Le sostuve la mirada por un largo rato. Hasta que nuevamente le pregunté…

  • ¿Estás bien?

Quise preguntarle por su madre y Lena pero no me salieron palabras, no termino de preguntar cuando ella se abalanza hacia mi cama, dejando la caja y la rosa a un lado y me abraza con tanta furia que por un momento olvidé el dolor de costillas, hunde su rostro en mi cuello y la escucho repetir unas palabras, no lograba distinguirlas, su tono era muy bajo y su boca la tapaba la almohada. Le devolví el abrazo como pude y al poco tiempo le agarré por los cachetes como tanto me encantaba hacerlo, la mire de cerca, sus ojos por primera vez denotaban algo, brillaban.

  • No tienes que decir nada, lo entien…

Su boca invade la mía antes de que pueda terminar la frase, no era la misma Fiona que conocí hace tantos meses, esta me está besando y puedo sentir que lo hace diferente, con ansias, con ternura, con… ¿amor?

No quería que terminara nunca el beso, pero el dolor nuevamente se hizo evidente y la aparté de mí, su mano me apretaba una costilla. Al hacerlo, por fin habló, se disculpó conmigo, seguía sin entender nada y sus disculpas me tenían aun mas confundida.

  • No tienes nada de que disculparte. Yo fui quien tomó la decisión de meterme con el policía, Fiona, si tu estas bien, yo estoy bien.

  • No lo entiendes… Tengo muchísimo más por lo que disculparme.

  • No tiene que ser ahora.

  • Tiene que ser ahora, estas así por mi. Y no tuve el valor de venir a verte antes, toma… - Me entregaba la carta con la rosa- Escribirte me ayuda a explicarme mejor.

No quería abrir la carta en ese momento, empezaba a sentir miedo, tanto miedo que sin darme cuenta una lagrima ya recorría mi mejilla. Ella estaba ya de pie junto a la cama mirando hacia la ventana.

  • ¿Qué voy a encontrar en esta carta?

  • Te dejo sola para que la leas tranquila.

  • No te vayas por favor.

  • Estaré afuera en la sala, no me voy a ir.

Al verla cerrar la puerta intento normalizar mi respiración y me siento en la silla de mi escritorio, efectivamente sentía más fuerzas que hace unos días, pero estaba tan nerviosa que las piernas me empezaban a fallar. Leo la carta mientras con la otra mano me llevo la rosa a la nariz. Sabía ya con certeza que su sentimiento hacia mí es mutuo, se disculpaba por cada detalle que ha pasado desde el día que la conocí, cada mínima palabra, gesto, todo lo que siempre me dejaba en duda, se disculpaba por ello. Luego me agradecía por toda la paciencia que le he demostrado, nuevamente me nombra los detalles que por descuido mío había olvidado.

Fiona se está abriendo en una carta y ella se encuentra a una puerta de mí.

Vuelvo a leerla ya con alegría en el pecho, me tomo un baño, me visto lo mas cómodo que podía y salgo a la sala donde ella estaba sentada mirando hacia el televisor apagado. Apenas me ve salir se pone de pie y me explica que Sara había salido aprovechando que ya yo no estaba sola. Me detengo a unos pasos de ella y le escribo en la misma carta por la parte de atrás un te amo grandísimo que cubre toda la hoja, me acerco mas y le doy un beso en los labios.

  • Te amo mi Finini.

  • Y yo te amo a ti mi Sansa.

Ese momento fue mágico tal como era, no se necesitaban muchas palabras, estábamos claras en que nos amábamos y nada mas importaba. Una vez acostadas en el sofá, abrazándola procurando no hacer mucha presión contra mis costillas, le pregunto por su madre.

  • Permanecen encarceladas, nuevamente habrá un juicio mañana.

  • ¿Dónde estuviste estos días entonces?

  • Con ellas. Pero dormía en mi casa.

Quería preguntarle por qué no vino a verme antes, pero no quería dañar el momento y supuse que no se atrevía a hacerlo antes, que se yo. Lo mas importante es que está aquí.

  • Quiero ir a verlas, llévame ahora Finini. – Le decía mientras le daba besitos en el cuello y le acariciaba el cabello-

  • ¿Estás bien para salir ahorita?

  • Estoy bien – Le sonrío, su pregunto me hizo dudar si aun sentía dolor-

Al cabo de una hora mientras me cambiaba la ropa con ayuda de Fiona, comíamos y con el camino, logramos llegar, ya casi se acababa el tiempo de visita, por lo que solo me dieron 15 minutos con Liliana mientras Fiona aprovechaba y visitaba a Helena.

  • Lisa, niña, discúlpame todo lo que había dicho, me demostraste ser mas capaz de lo que quizás yo algún día pude.

  • ¿De qué habla señora Williams?

  • Llámame Liliana por favor, eres como mi hija. Mira como estas, fuiste valiente y tonta a la vez, por salvar a mi hija te ganaste un ojo morado y mucho mas…

  • Se lo agradezco mucho… Liliana, pero estoy bien.

  • Lisa – Sonríe, con dolor y amargura- Se que tienes tantas preguntas, lamento no poder haberte dicho nada cuando pude.

  • No se preocupe, habrá tiempo para todo.

  • Eso no lo sabes, tampoco lo sé yo, y detrás de estas rejas mucho menos podré saberlo.

  • Señora, tiene…

  • Liliana.

  • Liliana, tiene razón, pero quiero que esté segura de que voy a estar con su hija siemp…

  • Policia encargada: Se acaba el tiempo, vayan despidiéndose.

  • Lisa escúchame – Decía mientras miraba a la policía- Se que vas a estar con mi Fiona, de eso ya no tengo duda, te voy a pedir algo, todo lo que yo te pueda decir no va a ser suficiente, necesito que te comuniques con alguien que te podrá dar todas las respuestas. ¿Tienes lápiz? Anota su teléfono.

  • ¿Quién es? No la entiendo.

  • Llama a Norma Delacroix, es importante, llamala y haz una cita con ella. Hazlo mi niña. Ella te lo va a explicar todo.

  • Policia encargada: Se acabó el tiempo.

  • Regreso mañana con Fiona, ¡se lo prometo!

  • No hace falta, ve con Norma mañana mismo si puedes.


Capitulo 10! Variando un poquito (demasiado) el rumbo de la historia, porque como saben, los dramas hay que disfrutarlos. Y era como que un poco necesario entre tanto amor.

Muchas preguntas en este capitulo. ¿Sera cierta la acusacion de Eugenia? ¿Liliana y Helena seran una especie de Thelma y Louis? ¿Donde estaba Fiona esos días? ¿Quien es Norma? ¿Lisa va a estar bien? ¿Les gustó este capitulo?

Nuevamente gracias por todos los comentarios y puntuaciones. Me alegra que la entrega anterior haya sido bien aceptada. Gracias Artwork en especial, no te dedico este capitulo porque es muy dramatico. Por cierto, si tuvieses Twitter sería genial.

Gracias a mi linda lectora, que ahora hago sufrir mostrandole algunas lineas del borrador para dejarla con la intriga o capturas de 3 segundos en Snapchat con una hoja importante de la historia. Ya puedes leerla y espero que esta te haya gustado.

Ya tengo mas o menos clara la proxima entrega asi que espero no tardar mucho en publicarla.

Saludos desde Venezuela.

PD: Agreguenme al Twitter @PinkReactions que yo soy chevere.