Canción solitaria.

Fiona es un alma solitaria, refugiada en su propio mundo. Algo egocentrica, aunque muy introvertida. Su vida es un libro, una saga. Conoce a Lisa y a sus amigos, aun no sabe que hacer o como comportarse con ellos. Algo si sabe, Lisa es su Sansa.

Estaba sentada en el El Muro, una inmensa muralla de hielo que se extiende de este a oeste en el norte, me encontraba a más de 213 metros de alto, contemplaba la soledad, 400 kilómetros y solo estaba yo, herida, pero no sangraba, sentía dolor, no sabía dónde, no comprendía nada. Vientos gélidos soplaban hasta calarse entre los huesos y devorar todo sueño y cada bocanada de aire era como una cuchillada de dolor. Frio y dolor. Pensé en desfallecer, rendirme ante tal sufrimiento, quizás todo acabaría si dejaba de luchar, encontraría la paz que me ha sido arrebatada desde mi uso de conciencia, nadie sabría de mi hasta terminado el frio invierno, mi madre, pensara que estoy llegando días después como le habría prometido días atrás, todo se estaba acabando, una última bocanada, un último aliento.. Un ultimo...

-Fiona! Fiona! ¡Levántate que ya es tarde! ¡El desayuno está listo!

Abro los ojos y me encuentro en mi cama, sin rastros de cobija alguna, con el aire acondicionado en su mínima temperatura y un clima exterior poco favorecedor, el frio no me deja moverme, me encuentro en posición fetal temblando un poco del frio. Me levanto y poco a poco voy recordando aquel sueño enloquecedor que llevaba días perturbándome, desde que nos mudamos de casa, de ciudad, mi madre y yo, he tenido esos sueños recurrentes, todos referidos a mi novela favorita, últimamente mi vida se había basado en leer y leer aquellos libros como si solo existiéramos ellos y yo, son parte de mí, yo soy parte de ellos.

A menudo nos estábamos mudando ya que mi madre es de esas que cuando termina una relación amorosa decide dejarlo todo atrás y empezar desde cero, a mis 19 años ya me había acostumbrado a ese estilo, o quizás era eso lo que pensaba y quería creer, todo estaba bien para mi, toda sensación y emoción me eran indiferente, todo a mi alrededor se perdía mientras yo me encontraba leyendo algo que me desconectaba por completo. Sentía que esa, era mi verdadera pasión.

  • Hola madre.

  • Hola Fiona, ¿por qué te tardas tanto en bajar? Anoche entré a tu cuarto y te vi sin cobija, estabas temblando, apague el aire acondicionado y me gritaste, ¿recuerdas eso?

  • No madre, ¿qué te dije?

  • Me asustaste tanto, que tuve que encender el aire nuevamente Quizás en tu otra vida eras guerrera porque me gritaste ¡¡¡EL NORTE RECUERDA!!! Jajajajaja!

  • No recuerdo nada madre ¿me pasas la leche?

  • Fini hoy es tu primer día, me gustaría que hicieras más amigos, que hables y socialices un poco más. ¿Sabes que te amo verdad? ¿Y que todo es por tu bien, verdad?

-…

Agarré el carro de mamá porque se hacía tarde, normalmente uso la bicicleta o transporte público, pero aun no me acostumbraba a esa nueva ciudad, mamá es una mujer acomodada económicamente gracias a una herencia de su padre a quien nunca conoció, al igual que yo con el mío, mi abuelo a pesar de nunca darle su apellido, le había dejado gran parte de su riqueza, eso también incluía una madrastra resentida y 2 medio hermanos celosos. Al fin y al cabo, madre estaba satisfecha, nunca había aspirado a nada de su padre a pesar de que sabía que era un señor de gran nombre e influencia.

Sumergida en mis pensamientos, me desvió del camino que debí tomar para llegar a la universidad, tenía planeado el camino, lo recorrí unos días antes para precisamente no pasar por esto, me gusta tener todo calculado, tener siempre un plan B, y ese caso no fue la excepción, días antes había tomado fotos de todo el camino prácticamente y de sus desvíos también, nombres de calles, avenidas, todo, fotos que me sirvieron para ese entonces.

Finalmente llegué, muy tarde a decir verdad, pero sentía cierta satisfacción conmigo misma por haber salido de ese apuro sin necesidad de nadie. me lo repetía una y otra vez.

Era una estructura hermosa, algo antigua, restaurada, bien cuidada. Me imaginaba un castillo de esos que tanto mencionaba mi saga, mi obsesión, quería vivir en una época medieval donde yo era una mujer independiente que no precisaba de ningún caballero que me salvara. La amé, amé mi universidad sin siquiera conocer que me esperaba dentro de ella.

Como era normal en mi, busque por internet los planos de esta, tome los horarios, las materias, hice todo lo que debía hacer sin necesidad de pedir ayuda a nadie. Mientras menos gente veía, mejor. Guiándome por mi teléfono, subiendo miles de escalones, llegue al primer salón. Primera materia. Primera profesora. Primer grupo de gente.

Hago un recorrido rápido con los ojos para saber cuánta gente había, y encontrar un espacio para mí, no eran más de 30 personas, me puse algo tensa. Tome mis cosas y me senté, sentía las miradas de algunos y la indiferencia de otros. Me llene de inseguridades, casi entraba en pánico, hasta que empezó la clase, tome mis libros y me sumergí en ella.

Ya en el primer descanso, almorzaba sola, las clases transcurrieron normal, siempre y cuando me mantenga ocupada haciendo algo y deje de pensar, me encontraba tranquila, todo lo hacía con fluidez, me gusta estudiar, es lo que mejor hago, podrían considerarme una “cerebrito” ya que algo que no se me da muy bien es socializar, eso de hablar con extraños, mi madre dice que por eso es que me refugio en los libros. No lo sé. Quizás.

Comida saludable. Siempre cuidaba mi comida. Había acostumbrado a madre a que cuide su comida también, por lo tanto en casa entraban más vegetales que carnes. Solía caminar bastante y recorrer en bicicleta. Son los únicos “deportes” que practicaba.

Mirando mi bocado de brócoli, pensando en lo que me dijo madre acerca de socializar, miro a mi alrededor, me siento vacía, insignificante, solo quería irme a casa a escuchar algo de Strauss o de Wagner mientras buscaba por internet los museos o galerías de la ciudad. Me gustaba conocer todo lo que no implicara conocer gente.

  • Hola, ¿es tu primer año, cierto? No te había visto antes.

Un grupo se sienta a mi lado en el comedor, un chico entre ellos me saluda. Desconozco la razón. No debo tener cara de que quiero ser saludada.

  • Si

  • Soy Julián, ellos son Landon, Sara, Margareth, y Esteban.

Todos me saludan. Algo alegres. Demasiado diría yo.

  • Fiona

  • Sara: Que genial tu franela, muy original, ¡Lo sabía! ¿Te gustan esas cosas? Te vi desde lejos y me llamó la atención. Mi hermana me tiene loca de tanto hablarme de eso, incluso hasta me hizo ver la serie con ella. ¡Dos veces!

-La diseñé yo misma.

-Sara: ¡Awesomeee! ¡Meeee encanta! A Lisa le encantaría si la ve. Ah mira, ahí viene. ¡¡Lisaaaa!!

Al hablarme de su hermana supuse que habría más gente. Más gente implica hablar más y ya me estaba incomodando la situación.

-Fiona: Quizás en otro momento, debo irme a clases.

Estaba por pararme de la mesa cuando veo a la hermana de Sara.

-Lisa: Hola Sara, chicos

-Sara: ¡¡Ella es Fiona, mira su franela!!

  • Lisa: Hola Fiona. Vaya nombre, que peculiar, ¿eres extranjera? calma Sara, intimidas a la chica. Soy Lisa.

  • Landon: A mí me recuerda a la esposa de Shrek. Pero solo el nombre, ¡porque tú eres mucho más guapa!

  • Margareth: ¡Eres un tonto! ¿Cómo pretendes compararla con la Fiona de Shrek? No le hagas caso. El no sabe hablar.

  • Landon: Entonces eres la princesa Fiona cuando se vuelve humana jajaja ¿QUEE? ¡Era hermosa! ¡Auch!

Todos reían menos Margareth y Lisa.

Ignoré aquellos dos, mis pensamientos aun estaban en la hermana de Sara, quien ya estaba sentada tomando un jugo de limón. Mi seriedad me consumía, me sudaban las manos y me sonrojé sin querer. No controlaba la situación, entré en pánico y dispuse a irme.

  • Sara: ¿Tan rápido? Te ha molestado Landon? Es un pervertido jajajaja pero lo llegas a conocer y termina cayendo bien jajaja

  • Landon: ¡¿Aah es que ya todos dan opinión de mi?! Que abuso jajaja

-Fiona: Adiós chicos.

Aquel pensamiento me había borrado la sonrisa nuevamente. Fui breve.

Llegué a clases y nuevamente me sumergí en los libros. Hasta que se me acerca alguien y dice...

-Si me gusta tu franela, Sara no dejaba de hablar de ella, hasta que te vi ahorita, la pude detallar. Me parece muy interesante.

-Lisa...

-Si, veo que me reconoces Apenas y dijiste algo en el comedor, estamos en esta materia juntas, quizás aquí te escuche mas

Se sentó a mi lado. Presté toda la atención que pude. Trate de abrir mis libros para no pensar en nada. Así como me gusta. No pensar en nada a mi alrededor. Pero esta vez no podía. Algo me llamaba a voltear hacia ella cada cuanto. Al finalizar el día en la universidad me fui, no me despedí de ella. No quise hacerlo. ¿Qué le iba a decir? ¿Adiós? ¿Hasta luego? … ¿Chao? No supe, no quería despedirme. No de ella. Así que me fui sin decir palabra.

Al llegar a casa no hice nada de lo que quería hacer, mamá seguro estaba en una de sus empresas, la verdad nunca pregunto mucho, solo me bañé y me acosté a pesar de ser aun temprano. Quería pensar en todo lo que pasó. En las materias, en los profesores, en mi castillo medieval, al que luego de un rato lo denominé Bosquespeso, sonreía a solas pensando en esa ocurrencia, esa era mi universidad. Mi nueva vida.

Pero sobretodo, quería pensar en la gente que vi, que conocí, jamás había tenido un grupo de conocidos. Cerré los ojos para recordar sus rostros y en las cosas que pude haber dicho o hecho, pero no, eso no se me da. Las brillantes ideas se me ocurren cuando ya es tarde.

En ningún momento deje de pensar en Lisa, por más que me lo negaba pensando en otras cosas, su imagen seguía en mi mente. Su cabello castaño rojizo, sus ojos azules y sus pómulos altos no habían pasado desapercibidos en mí, recordaba cada detalle, a pesar de ser breve en mis miradas.

Desconocía que era lo que me atraía de ella, de donde vengo todas las personas tienen características físicas casi igual. Pero ella no era igual. Era su sonrisa. Su manera de hablar.

Abrí mi libro y empecé a leer un capitulo cualquiera, ya me sabia el libro de memoria así que leía aleatoriamente...

Luego de un rato lo entendí. Ella era mi Sansa.

¿Mi Sansa? Pensé que es una locura. Sonreí a mis adentros. Me sentí atrevida. Jamás me había fijado en alguien, no más de lo normal, no sabía que podían gustarme las chicas pero sabía ciertamente que los chicos no llamaban mi atención. No de la manera en que dicen debe ser.

Quise saber más de ella, pero gracias a mi forma de ser, poco pude saber de ella. Me llené de inseguridades. Quise buscar su nombre en internet pero recordé que no conozco su apellido. Pensaba todo eso mientras miraba la pantalla de la laptop apagada.

La cerré. Pensé un rato mas en mi Sansa Quizás mañana le hable. Quizás no. Quizás solo me dedique a mirarla. ¿Qué podría decirle yo?


Bueno, esta es la primera entrega, quizás algo lenta, algo aburrida, pero era necesario dar a conocer a mi primer personaje, Fiona, como ya se han dado cuenta, Fiona está algo obsesionada con la saga, con Canción de Hielo y Fuego. Traté de no entrar en muchos detalles en cuanto a eso para que quienes no conozcan Juego de Tronos tambien puedan leer la historia y entenderla. Para quienes no saben, Sansa es un personaje de la saga, muy hermosa, muy risueña, tierna, inocente e importante de cierto modo.

Espero sus comentarios, cualquiera será bienvenido, a medida que pasa el tiempo vamos conociendo una Fiona que va descubriendo como es el mundo mas allá del caparazón que ella misma se habia creado, un mundo en el que existen personas jajaja desarrollamos mas acerca de Lisa y sus amigos.

Espero que les guste. Es mi primer relato.