Campo de trabajo para convictas (1/3)

Esta es una de las tres crueles historias que voy a contar de las muchas que existen sobre la vida de las prisioneras de un campo de trabajo, que es una cantera de piedra en un lugar de Africa, con condiciones muy duras y de por vida.

Campo de trabajo para convictas (1/3)

Historia 1.- Kayla viaja a la ciudad para recoger prisioneras

Kayla, es una matrona joven del campo 14, que tiene un status superior al resto de matronas… Ahora estaba de pie con su bolsa de viaje y cubierta con un chador negro sobre su elegante uniforme, esperando el camión de transporte de la prisión.

Su jefe le había ordenado que hiciera este viaje a la ciudad costera, para recoger a un nuevo grupo de prisioneras que esperaban en la cárcel local.

Fuera del campo de prisioneras, ella es sólo una mujer como todas las demás y tiene que ir cubierta, si no está en un servicio especial.

El camión se detuvo y ella subió y se sentó al lado del conductor… Él la conoce bien pues a menudo es enviada a la ciudad en busca de nuevas esclavas… Es un largo viaje y cuando llegan ya es tarde.

Ella se registró en su hotel habitual… La cárcel local sólo tiene nueve turistas detenidas para ella, así que tiene que usar la noche para encontrar una más y poder regresar con la carga completa de diez mujeres.

En su habitación, se quitó el chador negro y cambió su uniforme blanco por un vestido corto de flores y medias negras… Después de cepillarse el pelo castaño oscuro para que brille, y dejar que caiga por su espalda, se puso maquillaje, pendientes y joyas… Se puso unos zapatos rojos de tacón alto y salió a cazar.

Esa noche, al salir a la calle, sintió la agradable y fresca brisa del mar, algo muy diferente del calor y el polvo opresivos del campo de prisioneras… Aquí las jóvenes y las mujeres huelen a jabón y perfume, no a sudor, ni a suciedad como en el campo de prisioneras.

Solo tiene unas pocas horas para tener éxito, por lo que camina directamente hacia ‘ Pink Blossom ’, un coto de caza seguro.

Muchos occidentales, especialmente mujeres, van a los centros de lujo en sus vacaciones para el sexo, y para algunas no significa buscar hombres.

Ella se sienta en el bar, y la camarera le sonríe… Se conocen… Poco después, oye a la camarera decirle algo a una chica que acaba de entrar, y un momento después, esa chica, bastante normal, pero agradable, se sienta a su lado y Kayla le pregunta si le gustaría tomar una bebida.

Hablan un rato, y una hora después, Kayla deja el ‘ Pink Blossom’ junto con una rubia… Alice, dice que se llama, mientras que la chica de aspecto normal, con la que había hablado al principio se queda sola, maldiciendo su mala suerte, sin saber la gran suerte que ha tenido.

Una hora más tarde, desnuda en la cama del hotel, Kayla siente una excitación mientras besa y siente que los grandes pechos de Alice se refriegan con los suyos... Ella huele y sabe muy bien y le gustaría continuar, pero sabe que se meterá en problemas, si lo hace.

Contrariada, se acerca al teléfono y levanta el auricular... Tan pronto como la chica en el mostrador de recepción ve que la lámpara roja se enciende, da una señal a los policías que esperan, y cinco minutos después, Alice se ruboriza y llora y se ve obligada a recoger su ropa del suelo… Sin darle tiempo a vestirse, la esposan y se la llevan.

Kayla se queda en cama hasta que la policía se ha ido… Luego, piensa en ponerse el camisón pero termina quedándose desnuda en la cama mientras huele el olor del perfume de Alice en la almohada... El resto de la noche se siente muy mojada, muy excitada y muy sola.

En la cárcel de la ciudad una chica llamada Ellen se despierta por el sonido de la gente que iba por el pasillo… La puerta de su celda se abre para que salga… Dos días en la cárcel no es la experiencia más agradable en lo que debería haber sido unas vacaciones de baño al sol… Se quejará a la agencia de viajes en cuanto regresara a casa.

Hace dos días que llegó al hotel y le dijeron que estaba todo lleno... Cuando preguntó dónde podría dormir, la chica de la recepción le dijo que ese no era su problema, pero que al día siguiente podría intentar llamar a la guía local de la agencia de viajes.

  • "¿Qué quiere decir?... Pagué por adelantado… ¡Quiero que me den una habitación ahora o que busquen otro hotel para mí!", exigió.

Discutieron, y todo terminó con la recepcionista llamando a la policía… La arrestaron y la llevaron a la estación de policía local y quedó encerrada en una pequeña celda donde había estado desde entonces… Guardaron su maleta, su bolso y le mandaron quitarse el reloj de pulsera, el collar, los anillos y los pendientes… De ese modo nadie se los robaría, le dijeron.

Con la puerta de la celda abierta, dos hombres entraron en ella… Uno era un oficial de policía uniformado, el otro parecía ser un abogado... Sin darle tiempo para decir nada, le dijeron que la llevaba a la Corte de Juzgado acusada de causar problemas.

Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, la esposaron y la llevaron por el pasillo, a lo que parecía ser una sala de tribunal… Otras nueve  mujeres ya estaban allí… Se les dice que las diez mujeres serán juzgadas al mismo tiempo… Cuatro de ellas están, como Ellen, con ropa normal… Una lleva lo que parece ser un vestido de fiesta caro y tacones altos… Otra, con gafas, lleva un vestido gris liso y un jersey de lana, y parece que es una bibliotecaria… Otra sólo lleva un traje de baño y las dos últimas, que parecen hermanas, están descalzas y llevan pijamas, uno verde y el otro azul.

De repente, una mujer vestida con un chador negro entra en la sala.. En perfecto inglés ella les dice a todas que se alineen... Luego camina lentamente por la línea, estudiándolas, antes de dirigirse al abogado y decir algo en árabe... Un anciano con una larga barba entra, aparentemente el juez, y toma su lugar detrás de un escritorio... El abogado le dice unas palabras en árabe, le da un montón de dinero y se hace a un lado... El juez dice algo también en árabe, luego se levanta y abandona la sala… Todo pasa en unos minutos.

Ellen y las otras mujeres se miran confundidas y preguntan:

‘¿ Que significaba eso?... ¿No se nos permite hablar?... ¿Por qué seguimos esposadas?

  • "¡Silencio!... Me llamo Kayla… Estoy aquí para vigilaros... Todas habéis sido declaradas culpables y ahora vais a la cárcel!", les grita la mujer del chador negro.

  • "¡¡¡Qué!!!... ¿Culpable de qué?... ¿Por cuanto tiempo?... Exijo hacer una llamada telefónica!", le dijeron.

Kayla hace una señal, y cuatro policías de aspecto corpulento cogen una cadena larga y la cierran alrededor de las cinturas de cada mujer… Encadenadas y protestando son conducidas a través de una puerta y directamente a un camión de transporte de la prisión, donde la cadena de su cintura queda sujeta a anillos detrás de un angosto banco a cada lado, por lo que se sientan cinco y cinco, unas frente a las otros… La puerta del camión es cerrada y bloqueada… A través de las estrechas ventanas con barrotes, Ellen ve a Kayla entrar al lado del conductor, quien arranca el motor y comienza a conducir el vehículo blindado a través del tráfico de la ciudad.

Debe haber pasado horas desde que dejaron la ciudad y giraron hacia el polvoriento camino del desierto.

  • "¿A dónde demonios nos están llevando?... Mi hermana es Sara y yo soy Mónica… Me dijeron en el hotel que tenía exceso de reservas, pero que les quedaba una habitación individual por si queríamos compartir una cama… Por supuesto, aceptamos eso, que era mejor que vagar por las calles toda la noche esperando que aparezca el guía… Pero en medio de la noche, la puerta se abrió repentinamente y una horda de policías entró... Quedamos bajo arresto por lesbianas... Tratamos de decirles que somos hermanas… Pero luego dijeron que también estábamos bajo arresto por incesto… Y como veis, ni siquiera nos permitieron vestirnos", nos dijo una de las chicas con pijama rompiendo el silencio y con voz cansada.

Ellen dijo su nombre… La chica del traje de baño dijo que se llamaba Patricia... La mujer alta con el cabello rubio tintado con el vestido de fiesta dijo que su nombre es Alice... La bibliotecaria gris dijo, con voz tímida, que se llama July.

  • "¡Silencio ahí dentro!... ¡No se te permite hablar!"

Era el altavoz que debe estar conectado con la cabina... Pueden oír que es Kayla la que habló y que está sentada delante... Ella y el conductor pueden oír todo lo que dicen las reclusas.

Siguen conduciendo por el desierto... De cuando en cuando se cruzan con camiones cargados de grava en dirección opuesta… Al mirar al sol, Ellen cree que deben ser las primeras horas de la tarde cuando el camión de transporte comienza a disminuir la velocidad y puede ver torres con luces de búsqueda e interminables filas de alambradas… El camión se detiene… Se mueve de nuevo y pasan a través de una primera puerta con barrotes pesados ​​y, poco después, otra… Luego se detiene junto a unos edificios grises.

Kayla sale, e inmediatamente se quita su chador negro, mostrando un elegante uniforme blanco y un pelo liso de color marrón oscuro que le llega hasta la mitad de la espalda... Lleva gafas de sol y en su mano izquierda sostiene una sombrilla blanca que la protege del ardiente sol y en su otra una caña larga y delgada.

  • "¡Afuera!", ordena tan pronto como algunos guardias, las han desbloqueado de los anillos de acero del camión… Ellen salta hacia abajo, casi tirando de la siguiente chica debido a la corta cadena que tienen entre ellas… El sol aún cae sobre ellas con intensidad… No se puede comparar con el agradable y cálido sol de los centros turísticos en el mar.

  • "Seguirme, y no habléis!", dice con voz dominante… Y comienza a caminar hacia una puerta en una pared alta de ladrillos con puntas puntiagudas en la parte superior… Un guardia armado la abre para ellas y entran en un largo camino que atraviesa lo que parece ser una gran cantera de piedra.

Ellen está asombrada por lo que ve... Todo esta lleno de miles de mujeres, llevando vestidos sucios a rayas, martillando, cargando y arrastrando rocas y grava…. Todas están calvas y encadenadas.

  • "¿Qué es esto?... ¡Oh Dios mío!... ¡Son mujeres!", dijo Mónica horrorizada por lo que veía.

Antes de que ella pueda decir nada más, Kayla se dio la vuelta y la golpeo con fuerza con el bastón... Mónica dio un grito corto y se queda callada, excepto un pequeño quejido que tanto ella como su hermana emitían al tener que caminar descalzas sobre la grava ardiente.

Cuando pasaron junto a un grupo de convictas que trabajaban cerca del camino, Ellen intentó verlas bien... Estaban empapadas de sudor y suciedad… La mayoría de ellas estaban hambrientas, parecían como esqueletos y tenían llagas abiertas en las rodillas y otros lugares.

El grupo de mujeres está encadenado con cadenas sobre lo que parecen botas de goma verdes… Sus pechos se balanceaban y rebotaban bajo su sudor aferrándose a los uniformes con cada movimiento... Para su horror, ella ve que todas tienen un número impreso en sus frentes.

‘¿Qué han hecho estas pobres chicas, que son tan castigadas de esta forma tan cruel?’, pensó.

Ellen no quiere ver más de esta miseria... En su lugar, se concentra en mirar a Kayla… Piensa en el bonito uniforme que lleva y como se mueve de una manera sexy a cada paso que da.

Por fin entran en un edificio... Se siente fresco después de caminar a través de la cantera… Un guardia les quita la cadena de la cintura y las esposas… Ellen espera que pronto les den algo de beber.

  • "Poneros en línea y escuchad!... Todas habéis sido sentenciadas a cadena perpetua con trabajos forzados, por vuestros crímenes… Pasaréis toda la condena aquí, en el Campo de Prisioneras 14… No penséis nunca en escapar… Nunca abandonaréis este lugar vivas… Y es una sentencia de muerte si lo intentáis!", les dijo Kayla en voz alta.

Ellen no puede creer lo que está oyendo... Se escucharon jadeos… Algunas comenzaron a llorar y una se desmayo y cayó al suelo… Una matrona se le acerco y le puso una botella de amoníaco debajo de la nariz y ella se reanima de inmediato y pronto volvió a la fila.

  • "Ahora, os quitaréis toda la ropa y la dejaréis en el suelo... Cualquiera que no esté completamente desnuda en dos minutos, será castigada con el bastón... ¡Comenzad ya!"

Después de algunos jadeos y protestas silenciosas, las mujeres comenzaron a desvestirse... Todas saben que no hay salida.

Tratando de no mirar a ninguna de las personas que la rodean, Ellen se quita toda la ropa y se queda totalmente desnuda… Luego cruza los brazos sobre sus pechos, tratando de cubrirlos lo mejor que puede y mira a su alrededor... La mayoría de las otras mujeres ya están desnudas como ella.

Los ojos de Ellen se fijan en otra reclusa, July. Ella acaba de quitarse toda la ropa y la ve, preciosa… Su cuerpo perfecto es suave y atlético al mismo tiempo... Sus senos sobresalen grandes y firmes y sólo tiemblan un poco cuando se mueve… Todos la miran.

Hace un mes, en una reunión, pronunció un discurso en contra de los inmigrantes árabes que obligaban a sus hijas a contraer matrimonios arreglados… Dos semanas después, ella fue obligada a entrar en una camioneta cerrada y la drogaron… Cuando se despertó se encontró encerrada en una celda en una estación de policía de un país extranjero.

Pusieron a July en el primer transporte al campo de prisioneros, asumiendo que ella ya no era nadie.

Como todos los demás, Kayla se queda atónita por un momento. Acercándose a ella, pasó su bastón por el suave y firme cuerpo blanco lechoso de la mujer y le ordena que sea la primera en sentarse en el banco.

Segundos después, la máquina eléctrica se abre camino a través de su pelo y en menos de un minuto su cabeza queda calva... Luego, le afeitan sus cejas… Cuando la siguiente mujer se sienta en el banco para ser esquilada, July se ve obligada a sentarse en una mesa baja… Dos matronas mantienen las piernas bien separadas mientras que una tercera la afeita totalmente el coño.

Ellen tiembla viendo como a las otras mujeres, una a una, les quitan el pelo… Ella siempre pensó que una mujer con la cabeza calva se veía muy mal y ahora ella la tendría... La joven delante de ella, con la cabeza ya rapada, se levantó y caminó hacia la mesa baja.

‘Oh, no… ¡Qué horror!… Ahora me  toca a mí!’ , pensó.

Ella mira el banco... Está salpicado de pelo en todos los colores diferentes y mojado con sudor viejo y nuevo y sangre menstrual… Ya se había dado cuenta de que al menos tres de las mujeres tenían sus períodos menstruales.

Tratando de no pensar, ella se sienta y, de manera inmediata, la matrona agarra su cabello… La máquina eléctrica golpea su frente y corre sobre su cabeza… Se está quemando, porque ha esquilado a seis mujeres antes que a ella… El zumbido y las vibraciones llenan su cabeza.

La matrona es hábil en su trabajo y sólo un minuto después de sentarse en el banco, Ellen siente una fuerte palmada en el muslo izquierdo… Ella se levanta a toda prisa... Siente frío en el cuero cabelludo, al ver a la chica delante de ella, con las piernas abiertas y el triángulo totalmente afeitado… Ahora es su turno.

La mesa está tan sucia como el banco, excepto que los pelos aquí son cortos y muy rizados... Se sienta en el borde y se recuesta en la mesa, sintiendo el vello púbico de las otras mujeres haciéndole cosquillas en la espalda.

Dos matronas agarran cada una de sus piernas, y una tercera comienza, sin usar ningún tipo de jabón, a afeitarle la entrepierna con una navaja de afeitar… ¡¡¡Duele!!!... Cuando termina, sus labios y la piel no sólo no tienen vello, sino que también están raspados y sangrando.

Cuando la fila de mujeres desnudas se den cuenta, todas van a ser tatuadas con sus números de prisión, al igual que las mujeres que vieron en su camino hacia el bloque de ingreso… Algunos de ellas comienzan a rebelarse, pero las matronas, con la ayuda de algunos guardias, restablecen rápidamente el orden.

Una tras otra, las recién llegadas, dos de ellas llorando de dolor después de una fuerte paliza, mostrando ronchas y nuevos moretones en las nalgas y los muslos, son obligadas a sentarse y tener la cabeza sujeta con correas a un marco.

Ellen se siente enferma mientras observa a la chica antes de ser liberada, con el número 341704 impreso en la piel de su frente.

‘¡Bzzzzzzzz!... ¡Duele!... ¡Es como una picadura!... ¡Es horrible!’ , pensaron todas.

Ellen se sienta con la cabeza amarrada al marco, mientras que la aguja imprime la tinta azul en ella, marcándola para siempre como una convicta… Incluso si alguna vez lograba salir de aquí, todos la reconocerán de inmediato como una fugitiva y volverán a castigarla.

  • "¿Qué he hecho mal?... ¡Lo único que quería era una semana de tomar el sol, y nada en lo que pensar, excepto relajarse!", sollozaba.

Cuando la soltaron de las correas, y la siguiente chica fue empujada a la silla, la identidad futura de Ellen, es número 582408, que ahora está tatuado en su frente… Es la 58 mujer, de 24 años, encerrada aquí en 2008!

Cuando las diez mujeres están tatuadas, las llevan a la habitación de al lado, donde las esperan dos matronas con guantes y delantales de goma… Se les dice que serán revisadas ​​y despiojadas y se les ordena que levanten los brazos y separen las piernas.

Primero les miran la boca... A continuación palpan sus pechos, para ver si tienen algún implante. Muchas mujeres norteamericanas y europeas tienen sus pechos operados... Esta vez sólo hay una... La matrona sonríe y le dice en voz alta a Kayla, mientras le aprieta sus grandes tetas a la número 643308.

“¡Sus tetas se verán muy divertidas cuando pierda peso!”

Luego los dedos bajan hacia las vaginas… Por fin July pierde su virginidad, pero no de la manera que siempre había soñado porque la matrona le mete bruscamente tres dedos dentro de su coño virgen… Al final, todas tienen que agacharse para ser penetradas, por dos dedos, por su orificio anal.

En el suelo hay una gran bañera, llena de una masa amarillenta que huele mal… Es una grasa desinfectante… Se les dice que todas las mujeres que hay aquí tienen piojos, por lo tanto, tienen que meterse totalmente en ella… Las protestas comienzan a levantarse de nuevo, pero un golpe del bastón a una de las mujeres sobre sus nalgas, dejándole una gruesa ralla roja a la vista de todas, es suficiente... Sollozando, las diez mujeres se meten en ella y con sus comienzan a frotarse por todo el cuerpo.

Ellen también lo hace y se frota por todo el cuerpo… Ella no puede evitar mirar a las demás mujeres... Todas están desnudas y calvas... Sus orejas sobresalen y sus bocas se ven mucho más anchas de lo normal debido a la falta de pelo y cejas.

Ella mira a los ojos a una de las chicas... Es July… La reconoce por sus ojos azules y sus grandes pechos firmes apuntando directamente hacia ella… Y de repente se siente muy consciente de sí misma... Sus pechos también son firmes y se destacan como dos conos, con pezones puntiagudos en los extremos.

Pronto son interrumpidas por los gritos de Kayla para que se den prisa… Unas a otras se ayudan mutuamente… Ellen mancha la cabeza calva de July con grasa, mientras siente sus manos grasientas deslizarse sobre su propio cuero cabelludo.

De pie en la fila, las mujeres desnudas, relucientes con grasa amarilla, se visten con sus nuevos uniformes… Consiste en un par de botas de goma verde baratas, donde se han quitado los cordones, y un vestido pesado de algodón, con franjas verticales azules... No hay ropa interior.

Ellen mete sus delgados pies descalzos en un par de botas y se pone su nuevo vestido... Le llega a sus muslos... Se les ordena que se lo abotonen todo hasta el cuello, por razones morales... En la parte delantera y trasera de los vestidos llevan los mismos números que tienen tatuados en la frente.

Tan pronto como se visten, se les ordena pasar a una tercera habitación… Aquí, tienen que sentarse, por turno, en una silla y poner los pies en un banco... Un hombre de aspecto corpulento coge una corta cadena de hierro, de 40 cm de larga, y encaja los anillos de los extremos a los tobillos, sobre sus botas de goma, y ​​con unas tenazas los aprieta fuertemente... No se van a quitar nunca a menos que la chica muera.

Ellen siente que sus pies están hechos de plomo cuando los levanta del banco y, con un sonido de traqueteo, arrastra por el suelo la cadena que los une hasta ponerse junto a las chicas que ya están encadenadas.

Se les da una lata vieja a cada una con un comentario acerca de ser cuidadosas con sus fluidos… ¿Qué demonios significaba eso?... Lo que más le preocupa en este momento es su dolor de cabeza por el tatuaje que le han hecho y cuándo van a tomar algo para beber.

  • "¡Fuera!... ¡Vamos!... ¡Tú!... ¡Muévete!... ¡Ponte en fila!"

Las matronas comienzan a gritarles, mientras las golpean y patean a aquellas que no reaccionan de inmediato.

Ellen tropieza, repentinamente cegada por el sol… Los hierros de los tobillos son pesados ​​y la cadena se mueve con cada paso... Una matrona la agarra, le da una patada con fuerza sobre su pierna izquierda y la coloca a empujones como número tres de la fila entre July y Patricia.

El sol ya ha comenzado a quemar su cabeza calva, y ella siente la grava ardiendo a través de las suelas de sus botas... Ellen está cada vez más sedienta, y mira a su alrededor a ver donde hay algo para beber.

Kayla estudia a las diez nuevas prisioneras frente al bloque de admisión… Están alineadas de acuerdo a sus alturas... la más alta a la izquierda y el más baja a la derecha... Una niña adolescente sostiene una sombrilla blanca sobre la cabeza de Kayla, protegiendo su rostro del sol ardiente.

Ahora lo único que queda, es distribuirlas en las cadenas de prisioneras en donde faltan algunas mujeres... Luego, un largo día habrá terminado y ella podrá ir a sus aposentos, tomar un largo baño y relajarse antes de ir a cenar.

Kayla mira la lista de los nuevas prisioneras y señala a qué cadena deben ir... Comenzando por la más alta, a la izquierda… En su bloc de notas se puede leer:

Núm. de campamento: 14

Núm. de transporte: L 3048

Fecha: Jueves 15 de julio de 2004

Responsable: Kayla A…

33 32 04 Alice K ... Cadena Ucraniana 305

68 20 04 July T ... Cadena británica 318

56 23 04 Ellen E… Cadena británica 318

70 19 04 Patricia D… Cadena italiana 109

72 25 04 Monica B… Cadena danesa 215

57 23 04 Sara B… Cadena danesa 018

34 17 04 Jeanet C… Cadena francesa 103

36 26 04 Heidi H… Cadena alemana 119

73 25 04 Karina S… Cadena sueca 214

58 21 04 Tanya R… Rusia Cadena 317

Ellen y July corren tan rápido como pueden avanzar llevadas por una matrona... Al no estar acostumbradas a usar cadenas en los tobillos, tropiezan constantemente… Si les resulta bastante difícil correr con cadenas, con los pies metidos en botas de goma sudorosas con ese calor, es casi imposible.

Pasan por delante de fila tras fila de mujeres sudorosas que levantan pesados ​​martillos y las dejan caer de nuevo sobre las rocas… Otras mujeres están llenando la grava en sacos grandes para cargarlos en sus espaldas.

Cuando llegan a una cadena con sólo dieciocho chicas, se les ordena detenerse… Mientras que las otras chicas están de pie con sus manos sobre sus cabezas, primero July, y luego Ellen, son atadas a la cadena como número dos y número siete con cuatro chicas entre ellas.

La chica de su derecha le da un martillo y le muestra cómo usarlo.

Ellen agarra el desgastado mango de madera con ambas manos… Usando toda su fuerza, la levanta sobre su cabeza y la empuja sobre la roca tan fuerte como puede… El mango rebota en sus manos, resbaladizas de la grasa que tienen, y sólo corta una pequeña pieza de la piedra.

Ella lo intenta de nuevo, y otra vez, el mismo resultado... Ya está agotada, cuando intenta levantar el pesado martillo de nuevo.

Entonces, de repente, siente un dolor ardiente en la espalda... Es la matrona que la ha golpeado con su bastón… También le dio un golpe a las chicas a cada lado de ella, antes de golpearla de nuevo.

Con toda su espalda ardiendo, Ellen levanta el martillo de nuevo y lo empuja hacia abajo... Ella continúa haciéndolo una y otra vez, hasta que la matrona se marcha a otro sitio.

Su cuerpo está dolorido... El sol se quema sin piedad en su cabeza calva, haciendo que su dolor de cabeza se intensifique… Está tan sedienta que su saliva espesa está llenando su boca… De repente, la chica de su derecha mira a su alrededor, y al ver a matrona que no la mira, pone rápidamente su lata sobre su coño y hace pis… Ellen no puede creer lo que ve, ya que la chica se pone la lata en la boca y se bebe toda su orina que termina de mear.

  • "¡Tú también lo harás, o morirás de sed!... Nunca tenemos nada para beber aquí… ¡Sólo papilla con algunos trozos todas las noches!... ¡Y sólo si hemos completamos las cuotas de trabajo!", le dice con los labios agrietados ante los incrédulos ojos de Ellen.

La chica reanudó el trabajo… Ha tenido mucha suerte de que la matrona no se haya dado cuenta de su pequeño descanso... Ellen la mira, mientras sigue trabajando.

Ella esta terriblemente delgada… Las partes más gruesas de sus piernas son sus rodillas y tiene una grave erupción en la piel que le da pequeñas heridas y costras abiertas, también en la cabeza y en la cara… Una larga gota de moco cuelga de cada una de sus fosas nasales y cuando sonríe, Ellen puede ver que sólo le quedan unos pocos dientes... Ella tiene el número 341588 impreso en su frente… Eso dice que ella tiene sólo 21, dos años menor que Ellen… ¿Se verá ella misma dentro de seis años?, se pregunta horrorizada.

Sus pezones están empezando a dolerle... Cada vez que levanta el martillo sobre su cabeza, sus dos pezones tiesos presionan el vestido y el áspero algodón húmedo los frota cada vez… Ella puede sentir que están empezando a hincharse, pero no hay nada que pueda hacer al respecto... Esta prohibido despasarse los botones de sus vestidos… Tienen que permanecer abotonado hasta el cuello, ocultando sus curvas femeninas, para que ninguna mujer prisionera corra el riesgo de tentar a ninguno de los guardias o matronas.

Ellen mira a la izquierda, y puede ver a July... Es fácil de reconocerla por su nuevo uniforme de prisión azul y blanco, entre los vestidos desgastados y desgarrados empapados de sudor y suciedad que llevan el resto de chicas.

Ella también está martillando con toda su fuerza y Ellen no puede evitar ver sus grandes pechos firmes sacando su vestido antes de cada golpe con el martillo... ‘¿ También le frotarán los pezones? ’, se pregunta.

July gira la cabeza y Ellen le envía una sonrisa triste… July le devuelve la sonrisa... Incluso en estas condiciones miserables, ella es muy hermosa.

De repente ella escucha una voz fuerte, un golpe y un grito... Es la matrona que golpea a July y le grita que es una vaca gorda inútil y que es demasiado fea como para convertirse en una prostituta callejera... Ellen puede oírla llorar, mucho después de que la matrona se haya ido otra vez.

Ella trata de calmarse un poco, recuperando el aliento, mientras la matrona está alejada... Tina, ahora número 341588, le dice que vigilará a la matrona y la avisará, si Ellen quiere beber.

Pero beber, qué?... Tiene tanta sed ahora que bebería cualquier cosa… Se pone su lata en el coño y comienza a orinar... Tina y la chica que está a su izquierda, llamada Susan, la miran con envidia.

La lata está casi llena y la orina es de color amarillo claro... No es el líquido marrón amarillento oscuro que mean habitualmente las prisioneras y que sólo lo llena un cuarto, como máximo.

Ellen lo bebe… ¡Sabe horrible!... Después de tomar unos cuantos tragos, siente que va a vomitar… Tina y Susan la miran con ojos suplicantes… Ella sabe que no puede beber más y dejar que las dos chicas beban el resto…. Lo tragan en unos segundos… Es lo mejor que han probado durante años y Ellen tiene dos nuevas amigas.

La orina de Ellen ha aclarado las gargantas de Tina y Susan… Cuando la matrona no está cerca de ellas, susurran juntas, mientras todos siguen trabajando.

Tina dice que ella, junto con su madre Emma y su hermana menor Tonja, están en trabajando aquí… Los primeros ocho meses había estado corriendo con una sombrilla sobre diferentes matronas para protegerlas del sol… Pero el día en que cumplió los dieciséis años, era ya una adulta según las normas de la prisión, y la pusieron en un grupo de la cadena.

Sólo ocasionalmente ve a su madre y a su hermana, porque todas están en grupos de cadenas diferentes... Había visto a su madre ayer, cuando había pasado cerca, corriendo delante a una joven matrona que la golpeaba con su bastón, mientras una niña la protegía del sol con una sombrilla sobre ella.

A su hermana Tonja, la había visto por última vez hace cinco días, cuando ella y otras chicas de su edad, volvían al trabajo después de su afeitado mensual en el bloque de admisión.

Tonja, junto con otras diecinueve chicas, que formaban la cadena, habían estado trabajando antes cargando uno de los carros que  transportan rocas desechadas a los vertederos... La había reconocido por el número de prisión tatuado en su frente.

Cuatro matronas habían estado ocupadas golpeándolas con sus bastones, mientras cargaban el carro con las pesadas piedras.

Y aquí termina la información que me han enviado para poder redactar esta historia…

Continuará....