Campanadas y Reyes Magos con CARTUZ

Campanadas, uvas, reyes, sexo y el empoderamiento de las mujeres

He podido escribirlo tan rápido, porque cada día he ido haciendo un borrador para que no se me olvidaran muchas cosas, aunque algunas he tenido que omitir después de verlas escritas, aunque al hacerlo no ha quitado del resto de la narración nada básico.

Esta narración tengo que empezar con una conversación con mi amiga y compañera Valentina (que no se llama así pero como Carlos le puso ese nombre pues con él se queda) lo único que la describiré un poco mejor de lo que lo hizo Carlos. Valentina es una mujer un año más joven que yo. Complexión y figura perfecta siempre lo decimos todas las amigas, es escandalosamente bella. No tenía ninguna duda de que cuando Carlos la viera se quedaría prendado y que de ahí no pasaría porque Valentina estaba super enamorada y enganchada de su marido Santiago que unos años mayor que ella, un marido simpático, alegre y extrovertido, hacia amigos desde el primer segundo de conocerlo. Valentina otras compañeras y yo, trabajábamos ahora en un proyecto para Carlos y Valentina quiso hablar un día conmigo, lo primero que pensé era que quería hablarme de su matrimonio, porque estaban pasando por un pequeño declive sin importancia y de vez en cuando nos desahogábamos juntas, poniendo a bajar de un burro a nuestros maridos. Lo hicimos con una comida en nuestro restaurante preferido.

  • Amiga sé que lo mismo te voy a dar un disgusto. Pero me he acostado con tu amigo Carlos, ya está.

  • Qué me dices? (se me nublaron todos los pensamientos y ella se dio cuenta)

  • Uy, Adri, o tú también te has acostado con él o vas detrás de él. No lo sabía, perdóname. No volverá a suceder.

  • Que va, que dices, somos buenos amigos únicamente y tú puedes hacer lo que quieras. Pero ten cuidado que no se entere Santiago, que no creo que le hiciera mucha gracia.

  • Pues ahí está, por eso quería hablar también contigo. Quería contarte que además de haber cogido con Carlos, esta lo de Santi. Te puedes creer que se lo conté y no se enfadó, es más le puso hiper excitado, me cogió y me hizo contarle todos los detalles. Como la primera vez no fue completo, solo un poco, tocamientos, quería verlo. Te lo puedes creer?

  • Si me lo puedo creer, por qué no?

  • Ya, ya, si eso es lo que me sorprendió, porque lo repetimos y Santiago mirando. No creía que pudiera hacerlo, pero lo hice y como me gusto.

Menos mal que llegó el camarero y paró de hablar, porque cuando se pone no para. Me daban retorcijones en la tripa. Me entraban ganas de contarle lo mío y decirle que era una zorra entrometida, pero sabía que no tenía derecho, no le podía exigir nada a Carlos, era libre y sin compromisos. De todas las amigas me había elegido a mí para contármelo, siempre nos contábamos todo y al final me decidí.

  • Vale Valentina, yo también he estado con él.

  • Si vais en serio yo me aparto.

  • Que va, Carlos no va en serio con nadie. Es simplemente sexo y te entiendo perfectamente porque mi marido como el tuyo.

  • Ya no le busco explicación, pero me excita mirar a mi marido mientras Carlos está cogiéndome. Como me excita.

  • A mí me pasa igual y debe resultar excitante, porque luego Tiano cuando estamos a solas me folla como antes no lo hacía. No sé si me entiendes y francamente lo pasamos mejor que antes.

  • Con Santi pasa lo mismo. Está con el pico dispuesto a todas horas y si se imagina que ha pasado algo con Carlos aunque sea de segundos, viene como un toro.

  • Carlos es un afrodisíaco, mejor que la viagra, Jajaja Jajaja. Y qué es lo que más te gusta de Carlos?

  • Acababa antes diciéndote lo que no me gusta, pero sobre todo lo marcado de sus músculos. Con volumen pero no exagerado y lo que más me pierde, los oblicuos esos que van de la parte lateral hacia la ingle y que llegan hasta ahí, que me parecen que se llaman así, eso me pone.

  • Se los que dices, que no sé si se llaman así, pero a mí me ponen cachonda y Carlos los tiene super marcados y que me dices de… no sé cómo se dice en tu país, polla, nabo, pene, Jajaja Jajaja.

  • A mí me gusta decir poronga, chota, verga, pero como decís acá, polla.

  • En este caso pollón amiga mía. Que no veas como se le pone, uf, solo de pensarlo, Jajaja Jajaja.

  • Lo que impacta es como se le pone de caliente, que da un placer ese calor que madre mía.

  • Es que me gusta todo de él. Cómo controla, como manda como todo.

  • A mi cuando se pone neandertal, con esa fuerza, es vigor y su “bestialidad” en ninguna relación anterior vi a nadie igual. Me gusta como conoce el cuerpo de una mujer, sabe dónde tiene que tocar, acariciar, lamer y de qué manera.

De nuevo vino el camarero y cuando se fue e íbamos a seguir hablando, nos vio una compañera y se nos acoplo. Por ese día ya habíamos hablado lo que teníamos que hablar. Si al principio me dio rabia, luego no me importó, porque está bien desahogarse por aquí, pero sienta muy bien poder hablarlo cara a cara, con alguien y más estando ella en la misma situación. Daniela en una de sus llamadas me avisó de que vendrían a pasar el fin de año con Carlos, que dentro de las limitaciones que habían, querían darle una pequeña sorpresa a Carlos, ya que no había aceptado ninguna invitación para cenar en nochebuena y me animo a que fuéramos nosotros también. Como siempre le dije que tenía que consultarlo con mi marido. Sin embargo a quien llame primero fue a Valentina y le conté lo de la fiesta y si se animaba, ella me decía que estaba muy animada, pero cómo iba a hacer para estar invitada y le dije que me lo dejara a mí.

Con mi marido no hubo ningún problema y hablé con Daniela esa noche. Hablamos y la convencí para que invitara también a Valentina, como no era cosa suya que era de Ray, se comprometió a convencerle. Por la mañana me confirmó que podía hablar con Valentina para que fuera también. La víspera para irnos, Valentina y yo quedamos solas, sin maridos, quería aclarar algunas cosas con ella antes de estar todos.

*Valentina, quiero que no nos mosqueemos si Carlos se va con la otra. Nunca se sabe con él. Pero entre nosotras con buenas artes.

  • Ya te lo dije, que yo me aparto si me lo dices, primero nuestra amistad.

  • Tranquila que si se va contigo lo aceptaré con deportividad.

  • Jajaja Jajaja, que no es una competición, que lo mismo aparece un par de lobas y nos deja por ellas.

  • Pues nos unimos y luchamos contra las demás, Jajaja Jajaja.

  • Lo mismo no puede con dos mujeres como nosotras, Jajaja Jajaja.

  • Ya te digo que si, tú te has fijado en sus manos, son bonitas, grandes y muy fuertes.

  • Jajaja Jajaja, claro que me he fijado y en sus D E D O S.

  • JAJAJA JAJAJA, sí que parecen pollones.

  • Si los tiene más grandes que algunas porongas que me he comido, Jajaja Jajaja.

No parábamos de reírnos y pasamos a hablar de qué ponernos para la noche de fin de año, quedamos en que algo explosivo, para que todos los ojos vinieran hacia nuestras personas, aunque la competencia con Valentina era más que imposible, aunque eso no me amilanaba. Fuimos los cuatro en un mismo coche y al llegar ya estaban Ray y Daniela, Carlos llegaría más tarde si llegaba, que si no lo haría al día siguiente. De forma imprevista nos presentaron a una amiga de ellos Carmen, Valentina y yo nos miramos de forma disimulada, era una más que parida esculpida, se iba a correr y llevaba ropa deportiva ajusta no, lo siguiente. Marcando de forma milimétrica su cuerpo. Era para mirarla. Nos dejaba a las demás en pañales, con ese casi 1,80 que debía de medir y con deportivas, con tacones nos daría capones con la barbilla. Parecía muy maja, nos saludó y después de disculparse repetidas veces se fue a correr.

Nos quedamos solas y Daniela nos contaba de su amiga, sé que no la escuche bien, se había quedado viuda hacía 7 u 8 meses y se le había muerto el padre o la madre por el virus, el marido por un accidente. Que Carlos había sido comprensivo y que había aceptado que fuera aunque no la conocía. Al llegar Carlos a última hora de la tarde, nos saludamos y en cuanto le presentaron a Carmen, aunque lo disimulo, vi que le había encantado. Era un “peligro” para mí, porque reconozco que estaba de rechupete la mujer. Por culpa de Carmen se me olvidaba una pareja que había ido también, Luis y Sonia que tenían más de 40 años y amigos de Carlos y Ray de Alicante, amigos de muchos años. La forma de saludarse Carlos y Sonia y como Luis les miraba, olfateaba que lo mismo habían tenido algo. Aunque los siguientes días me demostraron que me equivocaba. Con una excusa tonta fui a la habitación de Valentina antes de cenar y hablamos.

  • Vaya con la viuda, tu estas bien pero ella está superior. Si se cruza por medio, no nos comemos nada.

  • Ya lo había pensado y hasta Santiago me ha dicho que estando ella no tenía nada que hacer. Pero qué hacemos?

  • Y si nos unimos las dos?

  • Qué quieres decir, un trío con Carlos?

  • No te escandalices, es una idea más, no tenemos porqué hacer nada entre nosotras.

  • Que va, no me escandalizo y antes de estar con Santiago hice algún trío, no me he acostado con tías solas, pero con un tío de por medio sí y me ha dado igual hacer algo con la otra mujer, es más me ha gustado.

  • No, no es necesario, ya te digo que es una idea.

  • Pues como idea me gusta me pone y no me importaría hacerte más de una cosa delante de Carlos para ponerle duro y a ti para que pierdas la vergüenza. Así que si te decides, es con todas las consecuencias. Tú decides

  • Decidido esta y lo mismo te hago yo perder las vergüenzas a ti.

Iba a ser difícil si ella se metía, Carmen es que lo tenía todo, tetas, culo caderas, delgada, una melena redonda por los hombros, que le hacía la cara más de niña y graciosa, más puritana, llevaba unos jeans, unas zapatillas blancas y una camiseta con un slogan escrito que decía “STOP WISHING START DOING” podía ser una frase sin más o una sutil provocación invitando a algo. Lo que más me “molestaba” era que poseía unos labios gruesos, que no parecían artificiales y si los eran se los habían dejado perfectos y muy naturales. Los llevaba pintados de un color vino intenso y la hacían voluptuosa, pues con el mensaje, la camiseta marcando unas tetas increíbles, esos labios de fuego, que tío no se iba a fijar en ella, hasta mi marido se embobada y en él eso era difícil. Valentina se acercó a mi oído susurrándome, “menuda zorrita la viuda, va pidiendo guerra, pues la va a tener” y le respondí, “no vayamos a meter la pata, vayamos con cuidado, que lo mismo aparenta una cosa y luego es otra” Valentina soltando una fingida risa, “que va, tengo razón y si según Daniela lleva sin ningún tipo de contacto con nadie, estará deseando que la monte un semental y que mejor potro que Carlos”

Trataba de hacer ver a Valentina que había que ser prudentes, no quería una guerra con nadie y sabía que Carlos no toleraría ningún destino, que lo cortaría de raíz. Al día siguiente ya no me molestaba nada Carmen, la empecé a ver como una mujer saturada por los acontecimientos sufridos. Era agradable y a valentina le empezó a pasar lo mismo porque me dijo, “si es que me gustaría que no fuera tan simpática y agradable para tener una justificación, pero nada, que al final, nos haremos amigas” y lo que si empezamos es a provocar a Carlos de forma coordinada. Le íbamos a poner cachondo hasta que no se aguantara más.

Entre todos pero la idea fue más mía, le gastamos una broma el día de los inocentes. Llegó de Valencia y habíamos dejado cosas desordenadas y marcas de vaso en una mesa de cristal. Pero lo mejor que eso fue idea de Ray, unos slip blancos manchados con café diluido, una guarrada y sobre un sillón los dejamos, todo para que con disimulo pudiéramos verle desde fuera, parecían otra cosa. Llegó y como siempre, antes de nada vino a saludarnos, después que se iba a cambiar y se metió dentro de la casa. Aunque la mesa no le pillaba a mano, sabíamos que lo vería porque siempre escrutaba con su mirada todo, vimos como movía la cabeza en forma de disgusto y nos teníamos que aguantar la risa, se acercó y pasó un dedo, la marca estaba seca. Se dio la vuelta y vio los slip, vino como una centella y nos pusimos a hablar como si no le hubiéramos visto.

Menuda nos echó hasta que le enseñamos con los móviles como lo habíamos preparado, se echó a reír y nos dijo de todo, fue cuando Ray me echo las culpas a mí. Porque él ganó la apuesta de que no se iba a cortar y nos iba a decir de todo. Me miró y riéndose me dijo que se las iba a pagar. En cuanto le oí decírmelo me moje, ya le iba conociendo y sabía cuál sería mi “castigo” y ya estaba deseándolo. Miré a Valentina y le hice una señal mostrándole que todo iba por buen camino. Una mañana estábamos desayunando y vimos a Carlos llegar de su carrera matinal con Valentina, a Valentina y a mí nos dio un poco de rabia, aunque lo disimulamos bien. No sé si Carmen se estaba prestando al “juego” de alguien de emparejarla con Carlos. Esa mañana se marcharon los chicos a un pueblo cercano y nos quedamos solas las chicas, Valentina me dijo que iba a salir de dudas, que yo anduviera atenta. La tertulia se inició en torno a esa casa de campo y sus alrededores y Valentina en cuanto pudo metió cuchara y no de forma suave.

VAL: Y después de todo lo que te ha pasado, cómo te has enfocado en tu vida? (se dirigió a Carmen)

DAN: Valentina, por favor.

CAR: No pasa nada Daniela. Es bueno hablar de todo. Pues con la filosofía de mirar hacia delante y solo mirar hacia atrás para no olvidar los buenos momentos.

DAN: Pues muy parecido a lo que hace Carlos.

VAL. y CAR: Y eso? que le ha pasado a Carlos?

DAN: He hablado de más, dejarlo.

SON: Pues ya que estamos y de hombres cómo vas?

DAN: Ya te vale Sonia.

CAR: Que no pasa nada Dani si hay algo que me moleste ya lo diré yo, de verdad.

DAN: Vale, vale, no te enfades.

CAR: No me enfado, me gusta que las personas sean naturales y no me vean como una pobrecita desvalida, que no lo soy. Pues de hombres fatal, fatal, fatal.

VAL: No puede ser, eres una mujer perfecta por lo menos la chapa y pintura, Jajaja Jajaja, el motor ya es otra cosa.

CAR: Te lo cuento, en este más de medio año, se me han acercado muchos, pero ninguno da la talla. Pusilánimes totales unos, otros con tripa cervecera y me gustan los hombres que por lo menos se cuidan un poco y los que estaban físicamente bien, una pena, o les faltaba un hervor o no sabían que cultivarse no es solo arar, cavar, etc.

SON: Jajaja Jajaja, es que los hay muy simples, con Carlos encajarías bien, en eso sois muy parecidos. Y a todo esto, qué opináis de Carlos? No lo habéis notado cambiado?

VAL: Pues Carlos está jamón, jamón, para comérselo. Jajaja Jajaja, no me digáis que no, que no se va a enterar nadie. A ver, que decís?

DAN: En eso vamos a estar de acuerdo, físicamente sin tacha, inteligente también, pero tiene un gran defecto lo cabezota que es, nos gana a todas las que estamos aquí.

SON: Siempre tan correcta, esta para tirárselo, si no estuviera casada, Jajaja Jajaja, además es que es muy buen partido. Venga solo quedáis Adriana y Carmen por opinar.

ADR: Es verdad el chico está muy bien y se puede tener una conversación de nivel con él.

CAR: Yo no puedo opinar porque lo acabo de conocer.

VAL: Bueno pero una primera opinión tendrás.

CAR: Si, está muy bien, pero del resto no sé, le veo un hombre, prudente, un tanto distante y autoprotegiéndose de algo.

SON: Y si te tira los tejos?

CAR: Te aseguro que no y antes de que me preguntes porqué lo digo, no le gusto y eso se nota en la primera mirada, la primera impresión.

Lo único que me quedó claro que a todas las demás les gustaba Carlos y Carmen, era una gran duda, porque dijo muy convencida de que no se habían gustado o que ella no le había gustado, me parecía imposible. En su opinión comprendí que no era tonta, aunque parecía un poco cortita no lo era, había calado a Carlos, prudente, distante y con autoprotección, era lista. Fui al aseo y me asuste porque no esperaba encontrarme con nadie en la casa y me encontré con Carlos, como si fuera una aparición. Iba de camino a la cocina, porque en donde trabaja en la casa, se había quedado sin su ansiado café e iba por un paquete. Me puse a hablar con él y a provocarle un poco, de manera suave y me preguntó si quería un café, se lo aceite y me dijo que le acompañara. Estaba con la mesa llena de papeles. Antes de hacer el café y de forma que me sorprendió, me apoyo sobre la mesa, me levanto la falda y me dijo que primero me iba a dar el castigo que me merecería y por una vez, me azotó con sus manos después de levantarme la falda vaquera. Me puso caliente sentir sus manazas sobre mis nalgas, como las hizo arder.

Sabía cómo ponerme cachonda en segundos y después de castigarme, la vez que más tiempo duró, metió sus dedos entre mis piernas y eso fue tremendo, me masturbaba mejor de lo que nadie me había hecho jamás y hasta mejor que yo misma, era un experto, tanto que cuando me iba a correr y sin expresar lo más mínimo que estaba a punto, el CABRONAZO se paró y me dijo que esta era la segunda parte del castigo. No tardo nada en hacerme el café y con un suave beso en los labios se despidió haciéndome salir, dándome una monumental palmada en mi culo. Me dejo cachondísima y casi sin respirar, me cobije en la cocina, me apoye en la isla, quería recuperar la compostura, porque además de sentir ardiendo mi culo, me notaba que me habían subido los colores a la cara y esta así, cuando me pregunto Valentina que me pasaba y le dije parte de la verdad, que me había encontrado con Carlos, claro ella me pregunto qué había pasado, no sé cómo tuve ese atrevimiento, talvez por lo cachonda que estaba o por dar envidia, le di al espalda y me levante la falda solo oí su exclamación, “joder tía, como te han puesto el culo” riéndome sin ver su cara le contesté que desafortunadamente el culo está bien, solo habían sido las nalgas. Al mirarla vi en sus ojos envidia, envidia sana.

Gran noche de fin de año, cena por todo lo alto y todo muy bueno. Nada destacable durante la cena, porque fue muy divertida pero nada de índole sexual, Carlos muy correctos con todos y con quien tuvo menos conexión fue con Carmen, en parte normal porque la acaba de conocer, eso no quiere decir que estuviera distante. Campanadas, uvas, champán, alguien tenía que hacer un brindis y Ray como estábamos en casa de Carlos le pidió o exigió según se mirase que hiciera el brindis. Todos teníamos las copas y quise inmortalizar ese momento con un video. Por eso lo puedo escribir con exactitud, “ES UN BUEN MOMENTO PARA RECORDAR LO QUE NOS HA PASADO EN ESTE AÑO QUE ACABA DE TERMINAR, MEDITAR SOBRE NUESTROS ÉXITOS Y SOBRE TODO SOBRE NUESTRO ERRORES, APRENDER DE ELLOS Y SEGUIR ADELANTE ESPERANDO QUE EL 2021 SEA MEJOR. RECORDEMOS A LOS QUE NOS HAN DEJADO Y HAGÁMOSLO CON UNA DULCE Y GRAN SONRISA, PORQUE ELLOS SE LA MERECEN. DE AQUELLAS PERSONAS QUE NOS FALLARON DE ALGUNA MANERA, ÚNICAMENTE NUESTRA INDIFERENCIA Y EMPECEMOS ESTE AÑO 2021 MÁS ENTUSIASMO QUE NUNCA, LLENOS DE BUENOS PROPÓSITOS Y DE MUCHA ILUSIÓN. NO ME ALARGO MÁS, RECORDAR LO QUE DECÍA CICERÓN, NO PREOCUPARSE EN ABSOLUTO DE LO QUE LA GENTE OPINA DE UNO MISMO, NO ES SOLO ARROGANCIA, SINO TAMBIÉN DESVERGÜENZA. PUES SIGAMOS SIENDO UN POCO DESVERGONZADOS COMO MÍNIMO” Nos fuimos a bailar y había una parte del brindis que nos llamó la atención. Como siempre no dejó indiferente a nadie. Las chicas nos pusimos a bailar y con el sistema de luces que había instalado Carlos, ninguna discoteca ni sala de fiesta tenía que envidiar. De los chicos solo salieron a bailar Ray y Carlos. Sonia me decía que le privaba ver a Carlos bailar sin bailar, que llevaba la música en las venas y en ese momento me fije, estaba parado sin bailar, pero su cuerpo se movía levemente y en perfecta armonía con su cuerpo, hasta que ya se puso a bailar con todas.

El marido de Valentina y el mío estaban sobrepasados con lo que llevaban bebido y antes de que fuera a peor se fueron a dormir, el resto se salió a fumar, dejándonos a Valentina y a mí bailando con Carlos. Se fue a por algo de beber y en vez de volver a bailar, se sentó para mirarnos, sin hablarlo, sin ponernos de acuerdo y no estábamos pasadas de alcohol, nos pusimos bailar las dos y sin más, a provocarle, hacíamos tonterías entre nosotras pero nada mínimamente escandaloso, porque podía aparecer cualquiera y pillarnos, pero lo suficiente para que cualquier tío al vernos, viniera como un corderito junto a nosotras. Claro Carlos no era ni un corderito ni un tío normal, su capacidad de aguantar era demasiado. El ver que no lográbamos nada hizo que después de darnos unos besos pequeños en los labios, no surtió su efecto, Valentina me metió la lengua hasta la garganta y nos dimos uno de mis mejores besos, todo por la calentura que teníamos.

Carlos reaccionó, se fue fuera con los otros. Nos sentó muy mal, nos pillamos un buen cabreo y esta vez la iniciativa la tome yo, mire a valentina, “tu haz lo que yo haga, no lo dudes” fuimos con todos y dije que nos íbamos a dormir, me agrado la cara de Carlos, le habíamos dado una sorpresa que no se esperaba, que es difícil sorprenderle. Al entrar de nuevo en la casa, Valentina se iba para su habitación, que estaba en el otro lado, la agarre por el brazo y la hice que se viniera conmigo a la habitación de Carlos. Me desnude en un momento y fui a asearme al baño, Valentina se quedó mirándome sin hacer nada, hasta que me metí debajo de las sabanas de la cama de Carlos y le dije que a que esperaba, se fue al baño y salió al rato desnuda y hay que ver que cuerpazo que tenía, se metió en la cama también, apague las luces y susurrando le dije que ahora a esperar. Valentina tenía los pies helados y las manos igual, estaba nerviosa, más que yo.

A mí se me estaba haciendo eterno, hasta que oímos unos ruidos, falsa alarma porque nadie se acercaba a esa habitación, que de acercarse alguien nada más podía ser Carlos, porque en ese lado solo había dos habitaciones y la otra estaba vacía. Se enciende la luz del pasillo, entra un poco de luz, nada más puede ser él, nos aguantamos la risita nerviosa y se abre la puerta se enciende la luz y otra vez le hemos sorprendido. Nos mira e increíble, nos dice eso si muy educado, que se va a dar una ducha, en vez de lanzarse sobre nosotras. Se oye el agua, ha dejado la puerta del baño abierta y Valentina se levanta y dice que se acabaron las tonterías. Me levanto con ella y nos vamos a la ducha con él. Vimos que estaba lleno de jabón y también vimos su masculinidad bien rebosante mirando hacia arriba y una de las maravillas, pegada a su estómago, como si tuviera pegamento, quedando erguida de forma desafiante. La primera que se metió en la ducha fui yo, le acaricie, le ayudé con el agua y rápidamente puse el agua caliente, porque estaba helada. Nos besamos y las manos de Valentina que ya se había metido también, nos acaricia a los dos. Carlos cambio y beso a Valentina y luego Valentina me beso a mí, la manera de besar de ella, no era casualidad, no era un esfuerzo, no era la primera vez que estaba con otra chica.

Muy decidida le dije al salir de la ducha a Carlos, que le íbamos a enseñar a follar a esa putita o esa zorrita, ahora no me acuerdo, pero sabía que le gustaría a Carlos oírlo y que valentina lo habría oído también y en cierta manera quedaba por encima. Ni zorrita ni putita, me había tumbado en la cama esperando a Carlos y Valentina se vino sobre mí, se colocó entre mis piernas y que manera de comérmelo, ni dudas ni idioteces, me logro excitar tanto, que no podía contener mis gemidos y fue cuando me revolví en la cama hasta tener mi boca entre sus piernas, Carlos tenía que tener una visión perfecta de cómo nos comíamos las dos. Estábamos desenfrenadas y Carlos venía dispuesto a follarse a valentina que era la que en el 69 estaba arriba, pero Carlos lo que quería era follarle el culo y ella no está muy dispuesta, se quiso quitar. Quise dejar marcada mi posición y agarrándola, no le permití moverse y le ordene que se quedara quieta mientras Carlos hacía lo que quería. Se quedó quieta y acabó recibiendo la embestida del glorioso cimbel de Carlos, que le entró hasta lo más profundo. No deje de comerla, de pasarle mi ardiente lengua por todos los sitios y eso la ayudo mucho. Valentina con lo que le hacíamos los dos no tardó en tener un sonoro orgasmo y una vez se repuso se marchó veloz al baño.

Nos quedamos solitos Carlos y yo, abrí un condón, le quite el usado y le puse uno nuevo. Estaba necesitada de que me follara, me senté encima y me fui dejando caer, a pesar de ese grosor y de cómo lo notaba entrando, no tardé nada en metérmelo todo. Me tenía derretida, le clavaba las uñas en el pecho musculoso y él se levantaba la cintura imprimiéndome unas embestidas fabulosas. Estaba tan a lo mío, que me enteré de que valentina ya estaba allí, cuando sentí su boca lamiéndome un pezón. Se pudo detrás de mí, me acarició mis nalgas y me empujo para que me tumbara sobre Carlos, dejaba de esa manera más expuesto mi culo y eso era lo que Valentina quería, se puso a darme una soberana paliza en mis dos nalgas, era mucho más floja que Carlos, seguro que se estaría destrozando las manos, pero no lo niego me estaba proporcionando un inmenso placer mientras me morreaba con Carlos y estalle en un fastuoso orgasmo.

Mi “venganza” iba a llegar muy pronto. Vendo los ojos de Valentina, me llevó a un armario y de allí sacó un strapon (así lo llamo Carlos) por si alguien no lo sabe, era un arnés con un pene, por cierto un pene enorme. Era todo nuevo. Me dijo al oído que le íbamos a hacer una doble penetración. Me puse cachonda al oírlo, cuando me lo fui a poner me di cuenta de que era doble, para que me follara yo a la vez. Menudos inventos. Me dio también lubricante y quería follarla sin él, pero no me lo permitió y me dijo que lubricara bien mi aparatito. Hizo que valentina se pusiera en la misma postura que tuve yo, después de unas pocas embestidas, hizo que se agachara sobre él y me coloque detrás de ella, no fui tan cuidadosa como Carlos, una vez que empecé a follarme su culo, no pare hasta tenerlo metido todo, contras más la daba, mas me rozaba el clítoris y más se metía el mío. Era una gozada, me follaba a valentina, su soberbio e envidiable culo y me daba gusto a la vez. Si a eso le sumamos que me imaginaba follándome a mi marido de esa manera, me provocó tener varios orgasmos seguidos como le pasó a Valentina.

La única que habló Valentina, “me habéis dejado destrozada, pero de placer, no puedo mover ni una pestaña”y se quedó inmóvil, se había quedado casi dormida o dormida, estábamos acostadas de lado una cara a la otra. Carlos se había ido al baño. Seguía con ganas de marcha y supe cómo hacerlo, para que sin pedirlo Carlos no se lo pensara. Me puse boca abajo y con el culo un poco levantado, no mucho, lo necesario. Tenía los ojos cerrados y de pronto siento su ariete tratando de abrirse paso por mi puerta trasera, estaba tan cachonda que le dije que no era valentina, que mi culo ya estaba más que preparado y que no se anduviera por las ramas. Me volvían loca esas penetraciones en mi culo, de forma salvaje, que me cortaban hasta el aire. Cuando me corrí que lo hicimos juntos fue como si se me fueran las fuerzas, que bien lo había hecho. Me encantaba sentir su aliento en mi espalda, en mi cuello y como bramaba cuando se corría. Se salió y fue como si entrara en una nebulosa, recuerdo que murmuraba algo del amanecer, del tiempo, no lo entendía. Mi marido vino a despertarme y mientras tomaba un café, quejándome porque me despertó tan pronto, llegaron de correr Carmen y Carlos, me maravillaba que tuviera todavía fuerzas para correr. Se fue a dormir y no comió con nosotros.

Las fiestas no habían acabado porque quedaba el roscón, habíamos planificado pasar la noche de reyes todos juntos y en vez de hacer la cena Carlos, ya que siempre corría el con los gastos de las comidas y no permitía nada en ese sentido, quedamos en hacer una buena mariscada esa noche, invitando todos nosotros. Tanto Valentina como yo esperábamos otra noche desenfrenada, pero no se dio y al día siguiente Carlos se había marchado temprano. Nosotras nos bajaríamos a Valencia, porque teníamos que trabajar pero sin falta subiríamos como muy tarde el día 5. Todo se fue por la borda, mi suegra sufrió un accidente doméstico y la ingresaron. No íbamos a poder estar y así lo dijimos, Valentina en contra de lo que le dije, se empeñó en que si no estábamos nosotros ellos no estarían. Dejábamos todo el campo libre a Carmen y estaba convencida que si esa le echaba el guante a Carlos lo perderíamos. Fuimos a ver qué le había pasado exactamente a mi suegra. No nos dejaron entrar a los dos, solo podía entrar una persona y como era mayor, se podría quedar una persona. Apareció mi cuñada y los hermanos se pusieron de acuerdo. Mi marido me insistió para que fuera en reyes a casa de Carlos con los demás, porque decía que de todas maneras estaría sola. No sé si me convenció o deje que me convenciera. De nuevo llame por teléfono para decir que todo seguía sin variaciones, salvo que mi marido no estaría. Después de finalizar una reunión de trabajo con las demás compañeras, Valentina y yo nos fuimos a hablar con tranquilidad a petición mía.

  • Es bueno que hablemos y despejemos dudas, porque no sé tú, yo tengo algunas.

  • Pues empieza tu Adriana, seamos libros abiertos.

  • Para ti no era la primera vez de estar con una mujer, verdad?

  • Pues no. Durante toda mi vida he estado con 4 y ahora contigo con 5. Todas antes de empezar con Santiago. Desde que estoy con él, no había habido ningún hombre ni ninguna mujer.

  • O sea que eres bisexual.

  • Si, lo soy aunque me tiran mas los hombres y si son como Carlos sin ninguna duda. Y tú?

  • Mi primera vez.

  • Pues para ser tu primera vez, fuiste una fenómeno, porque estuviste fantástica.

  • Jajaja Jajaja, gracias. Y ahora qué opinas de Carlos, cómo lo ves?

  • Te diré lo que le dije a Santiago. No me importaría tener en mi vida además de a Santiago a Carlos y vivir de esa manera, incluso los tres juntos. Pero Carlos que sería la pareja ideal, no está hecho ni para ti ni para mí.

  • Qué quieres decir con eso?

  • Estarás de acuerdo conmigo que Carlos, es un hombre fuera de lo común. Si existiera un hombre perfecto para tener de pareja, casi, casi, el ideal. Por eso no es para nosotras, creo que está en su búsqueda y cuando encuentre lo que busca, será la pareja perfecta, el padre perfecto y el yerno ideal. Tiene una sensibilidad distinta, a flor de piel, aunque tiene un caparazón como las tortugas, para protegerse.

  • Es exactamente lo que he pensado desde hace mucho. Qué es lo que menos te gusta?

  • Si hay una cosa, pero no es que me guste menos, es que no me gusta nada y lo he visto trabajando y en otras cosas. Es su sin razón de empecinarse en algo y no variar, se marca una ruta en algo y como no logres desmontarle su idea no cede.

En esta conversación también quedamos que me encargara yo de tantear el terreno con Carmen, porque ella era demasiado directa y no era cuestión de asustarla o de que pensara algo raro de nosotras. Llegué el 5 por la mañana temprano y Valentina lo haría más tarde. Logré quedarme a solas con Daniela, que como ya sabéis estaba al tanto de mis encuentros con Carlos y aunque en algunos momentos me daba algún sermón, me respetaba y no me juzgaba. La tantee porque tenía la percepción de que querían propiciar un acercamiento entre Carlos y Carmen.

  • Si quieres o no puedes no me contestes, pero, estás tratando de emparejar a tu amiga y a Carlos?

  • Yo no, pero Ray sí. Porque dice que es la mujer ideal para su hermano.

  • Tu también lo crees?

  • Pues no lo sé, no creas que lo tengo claro. Pero no me gusta lo que Ray intenta y por eso no estoy colaborando. Solo puede meter baza con Carlos, porque con mi amiga no puede y ya te digo que no le voy a ayudar. Aunque pienso que se pueden complementar muy bien.

  • Y si piensas que se pueden complementar, por qué no ayudas a Ray?

  • Si ella me lo pidiera, si mostrara interés, seguro que la ayudaría. Pero mi amiga es un tanto especial y no creo que a Carlos le gustara.

  • En que es especial?

  • Son confidencias y como son confidencias, no las puedo contar.

Esa última respuesta acrecentó mi curiosidad. No insistí más porque de lo que conocía a Daniela, no iba a decir nada, aunque eso no quería decir que abandonara el saber a qué se refería. La mañana estaba siendo aburrida y al decir que se iban a recoger los encargos que tenían, decidí quedarme porque acaba de llegar y porque Carmen tampoco se bajaría a nada. Era una oportunidad de escarbar un poco en saber de ella. Estaba leyendo un libro y me senté junto a ella, hablamos del libro, de tonterías y una vez que ya estábamos como con más confianza y al preguntarme ella de cuando conocía al resto, le deje claro que no hacía mucho tiempo, que a Carlos y los demás, exceptuando a valentina los conocí por la llegada de Carlos a Valencia. Esa pregunta iba a dar para mucho.

  • Pues para conocerlos de hace poco, se los ve a todos muy integrados.

  • Pues sí, son fáciles de tratar y son muy abiertos.

  • Por lo que estoy viendo sí, yo con quien más trato tengo y tenía es con Daniela, desde niñas. Con Ray también, pero menos, es además muy directo en sus opiniones y tiene pocos filtros. Aunque después de conocer a Carlos, Ray es un aprendiz en eso. Carlos es más frío, o por lo menos lo parece, no sabes por donde va a salir en una contestación y parece en algunos momentos que todo le rebota.

  • Si lo conoces un poco más, verás que es así, pero que tiene muy buen fondo.

  • Todos lo que le conocéis, le hacéis muy buena propaganda. Es tan duro como parece?

  • Te lo he dicho tiene muy buen fondo, pero si, es duro cuando lo es y acogedor cuando lo tiene que ser. Podríais hacer buena pareja, los dos sin compromiso, solteros, muy parecidos y físicamente los dos casi perfectos.

  • Jajaja Jajaja, pareces Ray, que trata de que nos enrollemos Carlos y yo, se pone hasta pesadito, pero ojo, incluso antes de venir. Menos mal que Daniela le frena. Porque sabe que es algo casi imposible.

  • Pero imposible por ti o por él?

  • Por mí y por lo que he visto por él.

  • No te entiendo nada.

  • A ver si me entiendes ahora. Los hombres se me acercan a todas horas, no es por presumir, pero no me interesan, a los que veo que podría tener algo, al tratarlos veo que son como blandos, no sé si me explico. Me gustan los hombres, HOMBRES. Carlos parecía uno de esos, pero aparte de que me ha tratado muy bien desde el principio, ha sido muy cortés y educado, sé que le produzco desinterés o que le doy miedo, Jajaja Jajaja.

  • Eso no lo sé. Miedo te aseguro que no y según en qué Carlos de blandito tiene poco. Jajaja Jajaja.

  • Da igual, tengo unos gustos muy especiales, tardé en encontrar a alguien y se me fue. No pienso estar de nuevo en un limbo esperando y probando, cuando llegue alguien que me de lo que quiero, me decidiré, mientras tranquilidad y a seguir yo sola.

La conversación entró en un bucle, llena de insinuaciones, pero sin nada más. En algunos momentos parecía que nos entendíamos y que hablábamos el mismo idioma, pero luego eso se desvanecía. Hasta que se me ocurrió hacer un pequeño comentario malicioso y que lo mismo no quería decir nada, “puedes que tengas razón con Carlos, porque es más de adiestrar y domar, que de amaestrado y domado, creo que por eso no ha encontrado pareja” el comentario hizo brillar sus ojos, produjo cierta tensión y lo que fue más llamativo, no me preguntó nada, ni una insinuación. Lo que me quitó todas las dudas, de cara al mundo era una fiera pero escondía todo lo contrario. Por lo menos era lo que me parecía, una fiera con disfraz. La próxima vez que hablara con Daniela ya sabía por dónde empezar. La dejé leyendo y me fui a dar un paseo por la casa, eso quería decir a cotillear un poco. Como siempre todo en orden y fui a su despacho o habitación personal como llamaba Carlos. Junto al sillón estaba el libro que le había regalado, uno que ya había leído antes de conocerle y siempre que pensaba en Carlos me lo recordaba, “Tengo ganas de ti de Federico Moccia” y ya se lo había leído, me admiraba la capacidad de lectura que tenía y sabía que lo había acabado, porque Carlos en todos sus libros, tenía una ficha escrita a mano de la sinopsis que él hacía del libro y con comentarios o frases que le habían llamado la atención.

No había ningún rastro de nada interesante. El ordenador encendido pero la pantalla apagada, porque sin querer toque el ratón y se encendió la pantalla. La pantalla principal está llena de iconos de todo tipo. La mayoría de las carpetas de trabajo y algo que hago siempre cuando reviso el ordenador de casa, mirar la papelera, descubro muchas cosas de mi marido que son curiosas. Aquí hice lo mismo y estaba con mucho contenido para borrar. Lo que se veía y sin gafas, porque uso gafas para leer, no veía bien. Lo iba a dejar cuando veo una lupa sobre la mesa, llevaba una dedicatoria que tampoco leía bien. Revisé y había varias fotos, paisajes, con varios hombres, un avión, etc. y una que me llamó la atención. Era de una mujer, me llenó de curiosidad y la restauré. El corazón me convulsiono. A esa mujer la conocía, incluso había hablado con ella. Me puse muy nerviosa, no sabía cómo volver a borrarla, tuve que llamar a un amigo y me ayudó. Mi cabeza no paraba de funcionar, ahora entendía porque no quería ir a un sitio en concreto, sería la mujer X?

En ese momento el mundo se había hecho pequeño y recordaba una frase que decía constantemente Carlos, casualidad llaman los tontos al destino. Hasta que regresaron todos no deje de pensar. Me hice todas las preguntas que había que hacer y se me ocurrieron muchos propósitos por hacer, pero lo mismo me metía en un entuerto del que no poder salir. Valentina llegó a la vez que los demás, menos Carlos, que como siempre estaría trabajando, pero no, me equivoque, porque Ray preguntó si había llegado, que le había dicho que ya venía. Se me olvido todo cuando me preguntó Valentina que como me encontraba y al preguntarle yo a ella, su respuesta me despejo, “con unas ganas tremendas de que me follen” no pude más que reírme y decirle lo bruta que era. Avisaron a Ray de que alguien llamaba en la entrada de la finca. Fue a ver quién era abrió y salió a recibir a quien fuera con una sonrisa. Dijo que era una sorpresa y sí que nos llevamos una sorpresa. Llegó un coche y se bajó una pareja bien conocida. De ellos describiré que son personas simpáticas, ella una mujer con melena y unos ojos muy bonitos. Es un hombre interesante. Les pondré los nombres de Nagore y Vicent y los dos estaban entre los 42 y los 50 años, la edad exacta no la sabia aunque lo podría mirar en internet. Se saludaron con Ray y preguntaron por Carlos, nos presentaron todos y valentina mientras iban a una habitación a dejar sus cosas, me preguntaba alucinada que como es que esos estaban allí y puse la misma cara de ella, que no lo sabía, aunque si sabía que se conocían, hasta qué punto ni idea.

Estábamos dándole al vicio fuera, cuando se veían unas luces de unos faros, pero nada de ruido y nadie había llamado a que abrieran. Era Carlos que traía un coche grande eléctrico. Ray, junto a Santiago se acercaron a ver el coche. Carlos fue directamente a saludar a Vicent, se dieron un abrazo muy afectuoso, duraron un rato y se decían cosas que no oíamos. Salió Nagore y en broma le recrimino de que no la saludara, Carlos llevaba una sonrisa enorme y se fundieron entre besos y un fuerte abrazo. Había mucha complicidad entre los tres. Valentina se me acercó y no dejaba de preguntarme y no le podía dar respuesta a sus preguntas. Durante unos minutos tuvieron en exclusiva la atención de Carlos y todo volvió a la normalidad. Vicente era más agradable de lo que habíamos pensado, rápidamente se hizo un hueco entre todos. Carlos preguntó a Ray si había comprado todo lo que le encargó, que se iba a hacer la cena, fue cuando le dijimos que se olvidara de eso, que ya estaba todo estudiado. Ray estaba haciendo un cóctel, sangría, vete tú a saber, llevaba una hoja con algo apuntado e iba mezclando bebidas y otros elementos. El olor llegaba hasta donde estábamos y ya colocaba.

Vicent debía de conocerlo porque se ofreció a probarlo para saber si estaba en su punto. Se pusieron dos chupitos y se los bebieron a la vez, Ray dijo, “AAUUGGGG, SENSACIONAL” y Vicent, “TE HAS SUPERADO, GLORIOSO, MEJOR QUE NUNCA, AUUUUUGGGGG” y le insistía para que le pasara la receta y Ray decía que era alto secreto, como la fórmula de la coca cola. Había hecho un bidón de unos 50 litros. Vicent ya avisó que de lo que sobrara él se lo llevaba. No permitimos que Carlos preparara nada, no le dejamos colocar ni una servilleta. La cena fue un reír constante, entre Vicent y Carlos, no dejaron de hacernos reír, entre chistes y anécdotas. Algunas de ellas seguro que a Carlos no le hubieran importado que no se supieran, pero aun así bien que se reía y nos reíamos. La bebida que preparó Ray, solo de tomar un chupito, me hizo tambalearme. No sabía que contenía, sólo se distinguía bien un sabor a canela. Los hombres se pusieron a beberlo casi como si fuera agua, todos no, Carlos solo probó un poco y el chupito lo tenía a medias. De las mujeres la única que bebió más fue Daniela.

No había postre por indicación de Carlos, se fue al coche que había quedado fuera y sacó tres cajas con roscones, se los llevó a la cocina y se puso a preparar el chocolate, no sabía si me entraría nada más. El roscón estaba bueno y el chocolate también, cuando nos dimos cuenta Carlos había desaparecido y es que se había ido fuera y había dejado regalos para todos. Por ejemplo, nosotros habíamos comprado un detalle para el resto, menos para Nagore y Vicent. Me excuse y los demás hicieron lo mismo. Ray si les había comprado un regalo, que era el único con Carlos que sabían que vendrían. Carlos había comprado a los hombres el mismo regalo y que todos dijimos que se había pasado un buen móvil que no diré marca. A las mujeres un móvil de esos que se doblan, tampoco diré la marca pero una pasada, a Nagore y a mi nada de móviles, a mi supongo porque me había regalado no hace mucho uno, nos regaló dos joyas, distintas y nada de chapado. Todos alegres por los regalos, besos y abrazos de agradecimiento, todos con todos. Ray se fue y volvió con un regalo, que sin lugar a duda parecía un inmenso cuadro. No se lo permitió ver hasta que se hiciera de día y Carlos lo aceptó.

Nagore lleno todos los vasos del licor de Ray, porque quería hacer un brindis y antes de hacerlo pidió disculpas porque lo iba a dedicar a una sola persona. Levantó su chupito, miró a Carlos, “PORQUE POR FIN ESTE AÑO, LOGRES ENCONTRAR TU CAMINO, QUE NADIE NI NADA TE FRENE Y QUE ENCUENTRES LOS QUE BUSCAS O QUE EL DESTINO TE ENCUENTRE” breve y directo Carlos y los demás no bebimos el chupito de un golpe y como rascaba. Entendía lo que quería decir, aunque el destino no le iba a buscar por lo que yo suponía. A Valentina y a mí se nos hacía que esa noche iba a ser una noche en blanco, sobre todo por los nuevos invitados. Con todo el cachondeo que teníamos montado, parte del chocolate le cayó a Carmen encima por un empujón accidental de mi marido. Esa noche no era como en nochevieja, nos habíamos vestido normal. Tuvo que irse a cambiar. Nada más regresar no la vi y me di cuenta porque Valentina que está a todo vino para decirme en secreto, “vaya hija de puta, habíamos quedado ir normales” no sabía a quien se refería pero mire y la vi. Se había quitado no solo la parte de arriba si no también los pantalones y se había puesto un vestido de punto, de color verde y con estampados navideños, el cuello en pico, que hacía que se notaran mas sus ya abundantes tetas y el vestido le llegaba a mitad de los muslos y para dar un toque mas, se puso unas botas negras, a media pierna y de tacón alto. Mientras Valentina rabiaba, Nagore le decía lo bien que le quedaba.

Vicent tampoco era de bailar, porque una vez nos pusimos bailó por decir algo, un par de canciones y se retiró dejándonos a los demás dándolo todo. Nagore manejaba su melena muy bien con sus movimientos, era la de más edad pero muy atractiva y sabía muy bien que tenía que hacer para atrapar las miradas, Carmen empezó a hacerle la competencia y según se moviera el vestido de punto se le subía más y poco le faltaba para enseñar el culo o las bragas. Nos quedamos como acobardadas las demás y como ocurrió en nochevieja, el marido de Valentina se puso ciego. Era lo que menos nos preocupaba si el resto de lo que sucedió el 31 también se repetía. Acompañamos a su marido a dormir y no pudimos ni desnudarle, era un peso muerto. Habían parado de bailar y estaban fumando fuera los que fumaban y el resto hablando.

Vicent propuso un juego. En cuanto lo explicó, Daniela dijo que ella no jugaba a eso y por lo tanto Ray tuvo que asumir que él tampoco, pero de rebote Carmen tampoco. Como Carlos dijo que por él no había problema, Luis y Sonia dijeron que sí, Valentina y yo pues también. Daniela con un tono irritante se despidió y se fueron a dormir, Carmen dudo un poco y se fue también. El juego se trataba de un póker muy raro. Nos teníamos que poner una cinta en la frente, cada uno escogía una carta que no podía ver y la colocaba en su frente para que todos los demás vieran su carta. Todos veíamos la carta de los demás menos la nuestra. Luis y Sonia, Vicente y Nagore, jugaban como uno la pareja, para ser 5. Pero el que no llevaba carta no podía decir ni hacer señas a su pareja. La apuesta era una prenda de forma automática y luego se podía seguir apostando prendas e ir o no ir. Quién ganara la mano no se quitaba prenda, pero todos los demás como mínimo una prenda. Nos metimos dentro de la casa por el clima. En uno de mis lados quedó Carlos y a su otro lado estaba Nagore.

Primera ronda, estaba perdida porque veía las otras 4 cartas pero él no saber la mía me complicaba mucho. Sonia muy chula se jugó además de la blusa, el pantalón. Si hubiera pasado, se verían las cartas y solo se hubiera perdido una prenda. Carlos aceptó la apuesta y su marido Luis también. Sonia ganó con una pareja de J y por llevar un AS. Su marido, se quitó jersey y camiseta, Carlos camiseta y pantalón, a todas se nos fueron los ojos al bulto de Carlos. Si Carlos no quería quedarse desnudo le iba a tocar ir a todo. Esta vez nadie apostó y gane yo. Carlos sin levantarse apenas se quitó su calzoncillo. Todos los demás se quitaron el jersey y a Sonia le tocó quitarse la blusa, no llevaba sujetador y tenía un pecho muy bonito, una talla 95 por ahí y unos pezones muy rosas. Miré hacia Carlos y me sorprendió ver la mano de Nagore acariciándole el rabo. La temperatura iba subiendo. Empezaron los castigos. Para que fuera más rápido, el que ganara hacia el castigo solo a dos. Había corte y los primeros mandamos besos en los labios y tonterías de niños de 12 años. Hasta que ganó Nagore y todo dio un vuelco.

“Ya era hora de que me tocara, el castigo es para Carlos y para Andrea. Un morreo empitonado” y nadie sabía lo que era, hasta Carlos puso cara de extrañeza. Me mandó ponerme de pie, a Carlos echarse hacia atrás dejando un hueco entre la mesa y el. Me coloco a su lado, ella abrió un poco las piernas, se colocó el rabo en la entrada de su chocho y me hizo que la morreara y sentí perfectamente cuando Carlos la empitonó como ella decía, porque me comió la boca por completo. Tuvieron que decir basta y Vicent se reía, porque decía que si no la parábamos podía estar así hasta mañana. La mirada de esos ojos verdes me derritieron. Todo fue mucho más rápido, no sé cómo acabamos con Vicente valentina y yo, nos fuimos a su habitación y se quedaron Sonia, Luis, Nagore y Carlos, que les oí irse a su habitación, mientras Carlos él decía a Luis que por fin iba a conseguir lo que quería, pero que esta vez no había marcha atrás y el solo miraría. Una vez que estábamos en la habitación, me empecé a sentir incomoda me di algún beso con los dos y no llegue a más, me senté en una silla mientras ellos se daban la paliza y en el momento que se pusieron a follar me marche.

No me apetecía estar con Vicente ni con otro tío, no me excitaba aunque él fuera muy majo. Me fui a mi habitación y mi marido seguía durmiendo. Me puse una bata de seda y me fui a tomar algo caliente, me había destemplado. Vi en el exterior alguien sentado en la oscuridad, porque vi el color rojo de un cigarrillo. Una vez que me preparé el cacao caliente fui a ver quién era. Carmen estaba con las piernas estiradas sobre la mesa fumando, se asustó al verme. Empezamos a hablar y estaba molesta.

  • No me ha parecido bien que nos hayáis dejado tirados y más a vuestros amigos.

  • Nadie os ha dejado tirados. Os podíais haber quedado aunque no hubierais jugado.

  • Ya, para veros restregaros unos con otros.

  • Venga Carmen, que has estado a punto de quedarte, seguro que si Daniela y Ray se hubieran quedado, tú también y estarías metida en alguna habitación.

  • No te digo que no, porque no lo sé. Pero si fuera si, no pasaba nada, yo no tengo compromiso de lealtad con nadie.

  • Jajaja Jajaja, que trasnochado es lo que acabas de decir. Estarías bien pillada, Jajaja Jajaja.

  • Pues no, porque no me gustan ninguno de los hombres.

  • Que mentirosa que eres. Si Carlos te pillara te iba a domar bien domada, ni tu difunto marido te habría hecho lo que te haría él. Te iba a dejar el culo y lo que no es el culo bien apañado y bien colorado o más. Seguro que te has acercado a su habitación y te habrá puesto cachonda oír los gritos por los castigos que les estará dando.

  • Tu que sabrás lo que me pueda gustar a mí.

Tiró el cigarro y se marchó llevándose su soberbia. No la pille en ningún renuncio, si se hubiera acercado a la puerta de la habitación de Carlos, no hubiera oído nada, porque está todo bien insonorizado. Me fui a dormir porque era tontería seguir allí. Me desperté con los bufidos de mi marido, que acababa de llegar y decía que le dolía la cabeza. Se sorprendió al verme y le hice un pequeño resumen. Gruñidos. Quería una aspirina y le dije que no se la tomara con el estómago lleno, que viniera que le preparaba un café. Estaban en la cocina Ray con un careto que le llegaba al suelo, Daniela y Valentina. Daniela no esperaba verme a esas horas y con mi marido. Me enteré que se iban el día 10. Carlos apareció por fuera, venía de correr, es que tampoco perdonaba ese día. Al ver a Ray levantado dijo que ya era hora de abrir su regalo. Nos hizo acompañarle y creía que sería a su rincón, despacho. Pero no fuimos a su habitación. No había nadie, tenía todo abierto y estaba fría. Sobre un aparador estaba lo que tenía que ser un cuadro. Lo abrió, lo vio, apretó la mandíbula, no decía nada, se echó para atrás y lo estuvo mirando un rato. Era como un collage de personas, de momentos sobre un lienzo y que parecía un óleo de verdad y no una impresión digital. Le dio un abrazo y sin palabras.

Lo llevó a su sitio especial y lo dejó allí. Luego se vino a la cocina a preparar su super batido-zumo y se lo fue bebiendo mientras hablábamos. Ya fueron apareciendo el resto de los moradores y traían todos cara de cansancio. Carlos se fue a duchar y una vez que se había vestido se fue a colocar el cuadro, al cerrar la puerta era que no quería que nadie entrase. Pasó una hora y salió, me llamó para que le acompañase y me sentí muy bien, seguro que era algo del cuadro alguna opinión de dónde colocarlo, eso es lo que pensé. Nada más entrar y cerrar la puerta me preguntó si había tocado su ordenador y es más me dijo hasta la hora. Le dije que sí y me dolió un poco lo que me dijo, “sabes que a quien invito a mi casa es como si fuera la suya, lo único que pido es que esta estancia quede al margen del resto de la casa. Si quieres saber algo me lo preguntas, pero así, de esta manera no me gusta y valoro que por lo menos hayas sido sincera” me dolió un poco pero me decidí a preguntarle por la foto de la mujer y me dijo que no era el mejor momento. Volveré a insistir en otro momento y no tardaré mucho.