Campamento en Recoleta

Revisando mis relatos, me di cuenta que me faltaba contarles cuando me conocí con Ricardo, uno de mis lectores y ahora gran amigo con derecho a mimos… Esos amigos que de vez en cuando hay que tener cerca para compartir una buena noche.

Campamento en Recoleta.

Revisando mis relatos, me di cuenta que me faltaba contarles cuando me conocí con Ricardo, uno de mis lectores y ahora gran amigo con derecho a mimos… Esos amigos que de vez en cuando hay que tener cerca para compartir una buena noche.

Bueno, el no se si se imagina que nuestro encuentro terminaría en un relato, pero no creo que le moleste y sino ya se con que extorsionarlo para que me perdone

Todo comienza con un mail que el me envía para hacer contacto conmigo, ya que había leído mis relatos y le gustaron.

Comenzamos a hablar y jugar en el msn cada vez mas seguido, luego seguimos con una comunicación diaria telefónica y claro que todo resulto en una muy buena relación que aun conservamos.

Pero como siempre me pasa, estábamos lejos así que tuvimos que ver en que oportunidad nos podíamos encontrar. Justo me surge un viaje a Buenos Aires y me ofrecieron quedarme en mi antiguo departamento, ahora desocupado y sin muebles. Un amigo me facilito un colchón y como era cuestión de unos días no necesitaba nada más que eso.

Bueno, como estaría un fin de semana lo invite con anterioridad a quedarse conmigo a dormir el sábado a la noche. No teníamos más que disfrutar lo que se diera entre los dos. Sin ningún compromiso ni promesa de nada en particular y eso relajaba mucho la situación.

Acepto en quedarse conmigo a pasar el finde y en su casa dejo el avisó que salía de campamento con un amigo. Esa excusa aun en día nos resulta cómica ya que su campamento era real por las condiciones edilicias pero no por el lugar ya que era en pleno barrio de Recoleta.

Bueno, llego la nochecita y al sonar el timbre ya sabia que era el. Baje un poco nerviosa porque no sabia, como siempre, con que tipo de persona me iba a encontrar.

Al verlo parado en la puerta con un bolso gigante pensé que se quedaría toda una semana.

Al intercambiar el saludo ya me tranquilice porque me resulto una persona muy agradable, muy dulce, educada y divertido. No se si estaba nervioso pero no se le noto y fue como encontrarse con un viejo amigo.

Subimos y le pedí que se instalara, saco las cosas que yo le había pedido prestada por esos días y además de su propia voluntad trajo una radio. Muy acertado pensamiento que estaría bueno tener un poco de música.

Pedimos una pizza, charlamos, charlamos y charlamos y llego un momento que ya no dábamos más de sueño.

Mientras conversábamos surgieron algunas situaciones de contacto físico donde se dejo en claro que estábamos mas que cómodos entre los dos y que podría pasar todo lo que en alguna ocasión jugamos por el msn.

Cuando yo me dirigía a la cocina preguntándole a Ricardo si tenia sueño sentí que me abrazaba por detrás para responderme que si. Yo no me moví ni lo rechace, lo tome como un gesto amoroso y gesto de incitación a que buscara estar con el.

Nos acomodamos en el colchón los dos, yo busque quedar metida entre sus brazos y con su carita muy cerca. El se acomodo como para abrazarme y en todo ese trámite de acomodación surgieron los besos.

Besos suaves, naturales, no tímidos ni escondidos. Besos correspondidos por los dos.

Y claro que cuando me besan me desatan las manos y los instintos.

Seguido fui empujándolo para dejarlo boca arriba y comenzar a recorrer su cuerpo que estaba tapado por su remera y un bóxer blanco.

Fui subiendo su ropa y bajando con mi lengua y varicitas recorriendo su piel parte por parte.

En mi vida encontré un aroma más rico que el que tiene esa piel. No tiene comparación con ninguno de todos los que he probado hasta ahora, y que no han sido pocos.

Maravillada con ese aroma recorrí todo su cuerpo, comenzando por su cuello, pecho, yendo a una tetilla primero, recorrerla con mi lengua humedeciéndola y luego a la otra.

Seguí mi camino, fui acomodándome entre las piernas de Ricardo que solo estaba distendido disfrutando lo que tantas veces le había descrito en el msn y ahora probaba las sensaciones verdaderas.

Ahí entre sus piernas me atrinchere y me apodere de ese bóxer blanco, invadiéndolo por una de las piernas buscando con mi manito curiosa explorar que encontraría dentro de el.

Encontré un cosito durito, suavecito y tibiecito. Mi mano lo toco suavemente, lo acaricio y no se detuvo para seguir su camino encontrando mas abajo unos huevitos suavecitos y también tibios.

Era demasiado embriagador el aroma de esa piel y sacando mi mano de la piernita comencé a bajar ese bóxer molesto.

Tenia todo ese panorama mas que apetecible para disfrutar y no teniendo oposición de Ricardo me dedique a recorrer, lamer, oler, acariciar, besar y mordisquear suavemente toda lo que encontré al paso de mi boca.

Podría decirse que le confeccione un bóxer nuevo de mimos y demarcado bien por mi lengua y labios.

Luego tomo mi cara y besándome nuevamente me giro y ahora el se apropio de mi cosita. Que además de estar mas que mojada estaba mas que deseosa que la acariciaran.

Ricardo me acaricio suavemente con sus manos, sus labios, su boca y su lengua por toda mi cosita dejándome a punto de explotar de placer.

En esa situación mas que desesperante para mi lo tome de la cara y arrastrándolo hasta mi, mientras lo besaba, lo acomode con mis piernas aprisionándolo y haciendo que su cosita quedara en la entrada de mi mas que caliente cosita.

Con movimientos de mi cadera fue haciendo que me penetrara y una vez que logre que su cabeza entrara Ricardo se empujo el bien adentro mío, arrancándome un suspiro y el comienzo de una ola de gemidos.

Gemidos provocados por como me penetraba cada vez mas rápido y mas intensamente.

Los besos se hicieron algunos mordiscos y las caricias se hicieron sujetaciones.

No dejaba de penetrarme y los dos estábamos a punto de acabar pero yo le pedí que no lo hiciera. Que quería algo más aun.

Ricardo pregunto que deseaba en ese momento y mi respuesta era la que esperaba seguramente: -quiero que me hagas la cola

De inmediato se detuvo, me giro y poniendo su cosito en mí colita comenzó a empujarse dentro de mí. Primero fue despacio hasta que logre relajarme, pero despacio no discontinuo.

Se metió por completo dentro de mi colita y dejándome unos segundos para que me acomodara comenzó a bombearme. Metió su mano por debajo de mí y se apodero de mi clítoris y comenzó a acariciarlo. Eso me excito cada vez más y logro que al cabo de unos minutos, entre gemidos, le pidiera que me acabara dentro de mi cola.

El no se hizo rogar y en unos instantes mas estaba llenando mi cola de su leche caliente.

Nos recostamos unos segundos para reponernos los dos. Estábamos los dos abrazados enfrentados y mi manito había quedado apoyada sobre su colita.

Mis caricias en su cola fueron tornándose cada vez mas cerca de su rayita y mi boca apoyada en su pecho comenzó con una sesión de besos chiquitos que Ricardo solo disfrutaba distendido.

Mi boca entonces fue yendo para su lateral y mi mano llegando a recorrer toda la rayita de su cola. Había pasado unos minutos de la anterior contienda pero yo ya estaba repuesta.

Gire su cuerpo y me quedo su cola mas que perfecta toda para mi.

El aroma tan delicioso de su piel era igual en todo su cuerpo.

Comencé a bajar por su rayita y suavemente le abría la colita con mis manitas. Mi lengua llego a ese hoyito tan delicado y lo rodeo empapándolo

Mis manos además de sostener su cola la apretaban con la intensidad producidas por el nivel de excitación que me provocaba escucharlo gemir tímidamente.

A Ricardo nunca lo habían penetrado en su colita así que suavemente fui metiendo mi lengüita primero, con sumo cuidado y preguntando siempre si estaba bien lo penetre con toda mi lengua.

El estaba excitadísimo y se notaba porque su cosito volvía a ponerse durito nuevamente.

Yo no abandone su colita y esta vez quise ir un poco más. Apoyando un dedito en su colita el hacia gestos para ser penetrado así que lo tome como que eso quería y despacio pero continuado le metí mi dedito.

Le dolía un poco pero lo hacia gozar y a mi me excitaba mas aun. Comencé a bombear con mi dedito en su colita y el comenzó a respirar entrecortado y a gemir.

Ahí estábamos los dos cumpliendo todos los juegos que habíamos disfrutados en lo virtual ahora en la realidad.

El clima era más que intenso y gozábamos los dos como nunca.

En un momento se detuvo y se paro contra la pared y yo incorporándome y estando arrodillada frente a el, tenia su cosito otra vez duro y con esa deliciosa gotita de su juguito. Sin dudarlo lo aprisioné con mi mano y mientras lo masturbaba se lo comencé a chupar intensamente. El ruido del chupeteo lo enloquecía y gemía ahí parado.

Mi boca alternaba saborear su cosito y sus huevitos, y como tenia una mano libre comencé a buscar ese hoyito dilatadito que había quedado a mi alcance, por sus piernas abiertas, y comencé a penetrarlo con mi dedito rápidamente.

Ahí estaba Ricardo apoyado contra la pared con sus piernas abiertas y mientras que lo chupaba todo como a el le gustaba, disfrutaba del placer adicional de su colita.

Ahí estuvo unos minutos y cuando no se aguanto mas le pedí que me acabara en mis tetitas.

Así lo hizo y me encanto recibir su lechita calentita en mis tetitas para que después con ellas terminara de mimar su cosito agotado.

Al terminar esa contienda nos volvimos a recostar. Pero claro que la noche siguió y las fantasías que habíamos tenido uno con el otro habían sido más.

En esa noche, aquella mañana siguiente y toda la tarde posterior las cumplimos todas.

A la tardecita del día siguiente Ricardo se volvió a su casa, había culminado su campamento y su cuerpo estaba rendido.

Antes de que yo volviera para mi casa nos juntamos una vez mas para despedirnos y a pesar de algunos malentendidos hoy en día tenemos una buena amistad con derecho a mimos.