Campamento del Lago Tahoe - II La Sorpresa

Lo tomo entre mis manos y sin pensarlo dos veces lo llevo hacia mi cara, ¡Dios, que olor a macho! Huele a una mezcla de leche, sudor y orina que no es para nada desagradable...

Campamento del Lago Tahoe – La Sorpresa

Quiero agradecer a todos los que comentaron y me dieron ánimo para seguir escribiendo este relato, un agradecimiento a tavo03, Fernny, joseles22, Albany, porbago, Marino Díaz Rodríguez y Ludavagi este capítulo está especialmente dedicado a ustedes.

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Zac:

-       ¿Te gusta? –dice Alejandro, yo sólo lo veo y me quedo en shock.

-       ¿Qu-qu-e? –es lo único que logra salir de mi boca tartamudeando-

-       ¿Qué si te gusta? –no puedo creer que esto esté pasando, no sé cómo reaccionar-

-       S-si me gusta –no puedo más con esta situación, quiero lanzarme a comerle la polla ya mismo-

-       Lo sabía, ella es muy linda, jamás había visto a una pelirroja como ella, seguro que ella también siente algo por ti, se nota –siento un nudo en la garganta que no me permite hablar, siento que me falta el aire-

-       Bueno ya me voy, es muy tarde, nos vemos mañana galán –lo veo alejarse de espaldas mientras una lagrima corre por mi mejilla.

Esto te lo buscas tú –pienso- ni de coña ese chico se fijará en ti, no sé qué hubiera pasado si no menciona que se refería a Amanda, seguramente me habría lanzado a su entrepierna y me habría rechazado para después golpearme él y todo el equipo de football. Me quedo un rato mirando a la nada cuando me llega un mensaje de un número desconocido, ¡Pero que demo…! ¿Cómo ha conseguido mi número?

Alejandro:

Ese chaval me cae muy bien, será una lástima que tenga que competir contra él en el evento final, me cae muy bien como para derrotarlo, pero bueno, es una competencia y tiene que haber un vencedor. Ya quiero ver la cara de Bruno cuando le confirme que Zac es su rival de amores, hoy puso una tremenda cara cuando vio que me dirigía a hablar con él y se dio cuenta que seguía con Amanda desde el desayuno, parecía Ebenizer Scrooge jaja sólo le faltó decir ¡Bah, paparruchas! Pero como en el cuento ojalá que termine queriendo a Zac pase lo que pase con Amanda, él es un buen chico. Bruno es mi mejor amigo de prácticamente toda la vida, es un poco golfo pero como no serlo con esa cara y ese cuerpo que se carga, no me malentiendan, no soy homosexual ni nada por el estilo, las cosas como son, aunque yo también tengo lo mío que me ha servido para liarme con varias chicas aunque debo confesar que no he llegado a tercera base con ninguna, más por mí que por ellas, porque la verdad algunas eran bastante atrevidas. Llego a la cabaña y me encuentro a Bruno masajeándose por el móvil.

-       ¿A quién le escribes cabroncete? Apaga eso ya quiero dormir.

-       Espera, en cuanto Amanda me conteste le envío otro mensaje y lo apago, hoy se está tardando más de lo normal en contestar.

-       Pues si yo fuera tú le enviaría más de un mensaje.

-       ¿A qué te refieres con eso? –pregunta intrigado-

-       Tus sospechas resultaron ser ciertas mi querido Watson  –finjo acento inglés imitando a Sherlock Holmes- Zac sí tiene interés en Amanda –puedo notar la rabia en sus ojos, creo que no debí decir eso-

-       Ese maldito hijo de puta se arrepentirá del momento en que puso sus ojos en mi querida Amanda, pero la culpa de todo esto la tienes tú –lo miro sorprendido, no sé de qué habla- si no te hubieras tardado tanto desempacando tus cosas nos habríamos sentado en la mesa de Amanda y Amber en lugar de que lo hicieran él y su amigo.

-       Wow, wow, wow, tranquilízate, él hubiera no existe, además no la has perdido, sólo significa que tienes que poner más empeño en ganarte su amor, además un poco de competencia no le hace mal a nadie, ya hacía falta alguien guapo que te hiciera competencia –Joder no pensé lo que dije-

-       ¿Acabas de decir que él es guapo? –Demonios, no sé porque dije eso, no sé ni porqué lo pensé, seguro es el cansancio-

-       Sólo te estoy cabreando, anda ya vamos a dormir.

-       JA-JA-JA, seguro como tú no tienes competencia.

-       Sí pero se te ha olvidado que yo no estoy interesado en nadie.

-       No estas interesado porque no quieres, ahí afuera hay varias tipas que se les moja la vagina por estar contigo.

-       Sí, tipas superficiales y huecas, yo estoy esperando a alguien especial –digo ya un poco molesto-

-       Bueno ya, no le demos más vueltas al asunto, sólo le mando a Amanda un mensaje de buenas noches y nos vamos a dormir que ya es tarde.

Me voy a la cama y a los 5 minutos Bruno apaga su móvil y se dispone a dormir, yo hago lo mismo pero hay algo que me inquieta, no sé qué es pero no es nada desagradable, todo lo contrario, lo inquietante es que no sé qué lo produce.

Zac:

Hola Zac, soy Amanda sólo quería desearte buenas noches, mañana nos vemos en el centro del campamento para ir a desayunar ¿te parece? Besos.

Pienso que Alejandro tiene razón, noto cierto interés de Amanda por mí, no sé si contestarle o no, oh vamos Zac es sólo un mensaje, seguro que Alejandro exagera

-pienso, finalmente me decido por una respuesta-

Hola Amanda, igual te deseo buenas noches, te veo ahí.

Espero que ese mensaje seco le haga entender mi desinterés hacia ella, será mejor que me vaya, ya es muy noche, tomo mi linterna y mis cosas cuando noto algo en la banca donde tenía sus cosas Alejandro.

-       ¡Es su suspensorio! –Pienso en voz alta-

Ya saben, la ropa interior que usan los deportistas para proteger sus partes pero que está descubierta por atrás, lo tomo entre mis manos y sin pensarlo dos veces lo llevo hacia mi cara, ¡Dios, que olor a macho! Huele a una mezcla de leche, sudor y orina que no es para nada desagradable, incluso tiene aún un vello púbico, lo guardo entre una servilleta que tengo en mi bolso deportivo y continuo olfateando, saco mi polla que en ese punto y ha alcanzado su máxima medida, me masturbo mientras huelo y lamo ese suspensorio imaginando que es la polla de Alejandro, escupo sobre mi polla para darle mayor lubricación, noto como se marcan las venas en mi polla y comienzan a salir pequeñas gotas de líquido pre seminal que después se convierten en chorros, llevo mi dedo índice a mi boca y lo lleno bien de saliva, enseguida lo dirijo a la entrada de mi ano virgen y comienzo a darme placer, lo  hago por dos minutos para después retomar el trabajo con mi polla sólo que esta vez lo hago con el suspensorio en mi mano, no logro contenerme más y uno, dos, tres, cuatro trallazos de lefa van directo a la suave tela, durante unos minutos de éxtasis después de correrme sólo cierro los ojos y pienso en Alejandro, entro en razón y abro los ojos y no creo lo que hice, rápidamente tomo el suspensorio, lo lavo como puedo y lo meto a mi bolso, me dirijo a la cabaña, abro la puerta sin hacer ruido y entro a mi cama con una sonrisa de oreja a oreja, mi mano aún huele a la polla de Alejandro y quedo profundamente dormido con ese celestial olor.

Despierto al escuchar el clásico toque de trompeta que indica que nos despertemos, soy el primero en hacerlo, busco dentro de mi bolso y lo veo… el suspensorio de Alejandro, no fue un sueño fruto de mis más bajos instintos, fue real, REAL, y así como eso fue real yo vuelvo a la realidad y recuerdo lo que me dijo ayer de Amanda, ¡JODÉR! Amanda, olvidé que había quedado de desayunar con ella, me visto lo más rápido posible, me peino, me arreglo abro la puerta y salgo de la cabaña.

Amanda:

Tranquila Amanda sólo han pasado cinco minutos, seguro que ya viene.

-       Amber ¿Cómo me veo?

-       Por enésima vez Amanda te vez bien, tranquila sólo es un chico, relájate.

-       ¿Cómo me voy a relajar si no llega aún? Seguro me dejo plantada.

-       Son ideas tuyas seguro que el sólo se qued… Mira allá viene.

Volteo y Amber tenía razón, viene corriendo y se nota preocupado por llegar tarde, eso significa que sí le importo.

-       Hola Amanda, hola Amber –su voz suena agitada-

-       Hola Zac, que bueno que ya estás aquí.

-       ¿Y Víctor? –pregunta Amber inquieta-

-       ¿Víctor? –Zac parece confundido-

-       Sí, ustedes dos iban a desayunar con nosotras, les mandamos mensajes a ambos, Amber se lo mandó a Víctor y yo a ti –parece que comprende-

-       Lo siento chicas, me duche tarde y cuando llegue a la cabaña Víctor ya estaba dormido.

-       Perdón, estoy acostumbrado a que éste tonto me despierte –es la voz de Víctor-

Víctor llego por detrás de nosotros aún más preocupado de lo que llego Zac.

-       Pues ya que estamos todos podemos irnos –dice Amber tomando de la mano a Víctor y caminando hasta el comedor-

-       Y bien qué estamos esperando –tomo a Zac de la mano aunque se muestra un poco reacio a hacerlo al principio al final cede-

Creo que ya lo tengo, sólo espero no encontrarme con Bruno, es un chico guapo lo admito, pero me abruma demasiado con su insistencia, si se tiene que dar se dará, es lo que él no entiende, es lo que pienso de esto con Zac, si se tiene que dar se dará, confío en que se dé.

Zac:

Me sorprendí cuando Amanda me tomó de la mano, al principio intenté resistirme pero ella no me soltaba, finalmente no tuve opción y caminamos así hasta el comedor. Abro la puerta para pasar y justo en la mesa frente a la entrada esta Alejandro, lo veo, me ve, sonreímos, y me levanta el pulgar como signo de felicitación, es ahí cuando entiendo, me felicita por verme tomado de la mano de Amanda, tomado con la misma mano con la que tomé su suspensorio y que por la prisa de hoy no lave, me siento la mierda más grande del mundo por lo que le estoy haciendo a Amanda, será mejor que le haga saber que ella no me interesa antes de que salga más herida. Volteo a su lado y veo al chico que ayer me miro con desprecio, si ayer lo hizo con desprecio hoy lo hace con rabia, odio y coraje absoluto, esto me perturba. Amanda jala de mi mano y me lleva a la mesa donde están Víctor y Amber platicando.

-       Llegamos –dice Amanda-

-       Oye Amanda parece que alguien está celoso –dice Amber-

Volteo hacia donde voltean las chicas y es la mesa de Alejandro y su amigo, en cuanto se percata que lo estamos mirando me devuelve una mirada asesina, rápidamente por instinto nos volteamos los tres.

-       ¿Quién es él? –pregunto a las chicas-

-       No es nadie –responde Amanda-

-       Es Bruno, el chico que está obsesionado con Amanda –dice Amber causando que Amanda le dé un ligero tirón de cabello-

-       ¡Calla Perra! –Inmediatamente se lleva las manos a la boca arrepentida de lo que le dijo a Amber-

-       Hay ya, no seas dramática, de un modo u otro se tenía que enterar –dice Amber volteándome a ver-

-       ¿Pero porque me ve como si quisiera matarme? –pregunto desconcertado-

-       Son cosas tuyas Zac, simplemente debe estar de mal humor –dice Amanda con un tono que hasta el más despistado se da cuenta que está mintiendo, finjo no darme cuenta de ello-

-       ¿Él es amigo de Alejandro? –pregunto-

-       Su mejor amigo, Ja! Él es como su hermano, son amigos desde que tengo memoria –responde Amber-

El resto del desayuno transcurre normal, hot cakes con miel de maple y puré de arándanos, jugo de naranja, leche achocolatada y leche normal. Apenas y toque mi plato, este asunto de Bruno el amigo de Alejandro me tiene muy inquieto. Me percato de que Alejandro sale antes que su amigo del comedor y voy a buscarlo para ver si él puede explicarme que sucede con Bruno, me levanto de la mesa y voy a la salida.

-       ¿A dónde vas? –escucho la voz de Amanda-

-       Me siento mal, creo que me hará bien tomar un poco de aire fresco.

Salgo lo más rápido que puedo y alcanzo a Alejandro cerca del asta bandera.

-       Alejandro, Hola

-       Hola Zac, ¿Qué sucede amigo?

-       Bueno quería hablar contigo de… -en ese momento vi que Amanda estaba buscándome- ¿podemos hablar en un lugar más privado?

-       Claro.

-       ¿Conoces uno?

-       Sí, sígueme.

Lo sigo hasta un pequeño risco con un gran pino en él que tenía una vista perfecta del lago. El lugar es sencillamente hermoso, perfecto para estar con alguien especial, y lo estoy, tal vez yo no soy especial para él pero él sí que lo es para mí.

-       Bueno ahora si dime –Me sonríe, eso me hace sentir mejor y me anima a preguntar-

-       Bueno creo que no le agrado a tu amigo Bruno y me gustaría saber el porqué.

-       Bueno Zac, me siento mal por hacerlo pero me sentiré aún más mal si no te lo digo, Bruno quiere a Amanda y ayer después de que me dijiste que ella te gustaba yo se lo dije a él, espero y me perdones –note que su remordimiento era sincero, la verdad no puedo estar enojado con él, y menos si pone esos ojos de niño arrepentido-

-       No te preocupes, no hay nada que perdonar –me sonrió y me dio un abrazo, pude sentir sus músculos pegados a los míos, sus enormes brazos rodeándome, su olor, no  tenía perfume pero olía muy bien, el calor que me transmitía su cuerpo era magnífico desearía estar así por el resto de mi vida, me dejó de abrazar y nos veíamos fijamente a los ojos-

-       Gracias Zac, eres un gran chico, me alegra ser tu amigo, porque somos amigos ¿verdad?

-       Por supuesto que lo somos, tú también eres un chico genial.

Alejandro:

Zac me pidió hablar en privado, seguro que Bruno ya le habrá dicho algo, lo llevare a mi lugar favorito del campamento, generalmente voy sólo pero no sé Zac me cae muy bien y me gusta estar con él, ya estando ahí le cuento todo lo que causo que abriera mi boca, le pido que me perdone y él lo hace, ¡este chico es genial! No sé por qué pero instintivamente lo abrazo, se siente tan bien, no sé, me siento protegido en cierta manera, lo miro ojos y noto que está feliz, yo también lo estoy, termino el abrazo pero mi cuerpo aún quiere seguir abrazándolo, ¿Qué me pasa? Hoy estoy muy sentimental.

-       Gracias Zac, eres un gran chico, me alegra ser tu amigo, porque somos amigos ¿verdad? –siento la necesidad de saber si le agrado tanto cómo el a mí-

-       Por supuesto que lo somos, tú también eres un chico genial. –siento una sensación de gusto y felicidad cuando dice eso-

-       Bueno me gustaría conocerte mejor, cuéntame de ti –mi mirada es interrogativa-

-       Pues mi nombre completo es Zac Villalba, tengo 15 años, recién acabo de terminar la secundaria, pues como ya sabrás estoy en el equipo de natación, me gusta hacer deporte, me gusta conocer personas y soy muy leal con mis amigos.

-       Sorprendente, aprecio muchas de tus cualidades –le revuelvo el cabello como muestra de afecto-

-       Bueno, yo también quiero saber sobre ti –no me gusta hablar mucho sobre mí, pero con Zac no sé, me siento libre de poder decir lo que sea, es curioso, nunca me había sentido así con nadie, ni siquiera con Bruno-

-       Pues mi nombre completo es Alejandro Gallegos, tengo 17 años, aunque sólo voy un grado arriba que tú, repetí el curso, que puedo decir soy un cabeza dura, me gusta mucho el football y generalmente todos los deportes excepto uno, la natación.

-       ¿No te gusta? Pero es genial, te sientes libre en el agua.

-       No es que no me guste es sólo que… no sé cómo decirlo.

-       Anda dime –me dice Zac mirándome a los ojos-

-       Está bien yo… yo no sé nadar, ya lo dije.

-       Pero, ¿de niño nunca te enseñaron?

-       Intentaron, cuando estaban haciéndolo casi me ahogo y desde entonces le tengo miedo al agua –me invaden los recuerdos y me pongo triste, Zac lo nota y pone su brazo en mi hombro, se siente tan bien estar a su lado-

-       Tranquilo, ya paso, si quieres yo puedo enseñarte.

Lo miro a los ojos, sé que los míos están vidriosos pero no me importa, no sé cómo lo ha hecho pero me ha animado.

-       ¿Seguro que puedes? –pregunto limpiándome los ojos-

-       Claro, vamos no es tan difícil, además si te da miedo yo siempre estaré a tu lado –cuando dice eso siento un escalofrío en el cuerpo, no es una sensación desagradable, es en gran medida reconfortante-

-       Está bien, acepto, ¿cuando empezamos las clases?

-       Mañana mismo si quieres

-       Me parece perfecto, ya está haciendo mucho calor te parece si vamos a mi cabaña a seguir charlando.

-       Por mí está bien pero no sé si a tu amigo Bruno le guste que esté ahí.

-       No te preocupes, incluso hasta pueden arreglar las cosas, digo no tiene nada de malo que les guste la misma chica. Al final la última palabra la tiene ella.

Zac:

Estoy contra la espada y la pared, no sé si aclarar todo este asunto de Amanda y decirle a ella, a Bruno y a Alejandro que no me gusta, sí lo hago tendré que darle una explicación a Alejandro de a que me refería cuando me pregunto si me gustaba y no creo que le guste la respuesta, pero si no aclaro todo Amanda se hará falsas ilusiones conmigo y terminará con el corazón roto, sin mencionar que Bruno me seguirá odiando.

-       Bueno está bien, vamos, pero si las cosas no van bien con Bruno no dudes en intervenir

-       Está bien, tú tranquilo, no pasará nada –yo no creo que eso sea así-

Nos dirigimos a su cabaña y al entrar Bruno no está ahí.

-       Bueno parece que no tengo porque preocuparme –digo soltando una pequeña risa-

-       Y si Bruno estuviera tampoco tendrías porque hacerlo.

-       Jaja no lo creo.

-       Jaja oye es mi mejor amigo, tampoco es una bestia –dice Alejandro dándome un ligero golpe en el brazo y riendo-

Yo le respondo con otro igual, Alejandro me toma del cuello y me derrumba en el piso, se sienta encime de mí en un juego de ver quien es más fuerte, entre risas y empujones yo ya no aguanto más, está situación está poniéndome caliente, se acerca cada vez más a mi rostro, y pega su pecho al mío, siento toda su fuerza, sus músculos y su peso haciendo presión sobre mí, empiezo a tener una erección, al estar a unos centímetros de mi cara puedo sentir su cálido aliento, finalmente habla.

-       Jaja perdiste, tal vez tú me enseñes a nadar y yo a pelear, voy por unos refrescos.

Sale de la cabaña dejándome en el piso con una erección que por suerte no es muy distintiva pero tampoco pasa desapercibida. Me pongo a ver unas fotos que tiene Alejandro de cuando era niño, es tan tierno que quiero comerlo a besos como hace un momento, escucho un grito y volteo.

-       ¡LARGO DE AQUÍ! –Bruno se encuentra realmente furioso, maldición dónde está Alejandro-

-       Yo, solo vine aquí con Alejandro –no bajo la mirada ni por un momento-

-       Me vale una mierda con quien hayas venido LAR-GA-TE  juro que te parto la cara si no lo haces.

-       Tranquilo, yo no vengo a causar problemas sólo vine a conversar.

-       Tuviste tu oportunidad.

Siento un tremendo dolor en la cara que hace que pierda el equilibrio y me pegue contra un mueble en la cabeza antes de caer al piso, mi visión se vuelve borrosa, lo último que alcanzo a ver es a Alejandro tomando por la fuerza a Bruno de los brazos, después todo se vuelve oscuro.

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Bueno hasta aquí el capítulo, espero estar publicando cada dos días, gracias por sus comentarios y su apoyo. Pueden escribirme a mi correo enviando sugerencias, críticas y todo lo que ayude a mejorar este relato.