Caminos cruzados (14)

CAPITULO XIV – Las cosas que no vemos (tercera parte).

CAPITULO XIV – Las cosas que no vemos (tercera parte).

Myriam se sentó por un momento con Soraya, quien acariciaba el cabello de Zoe. Ella dormía en sus piernas. Algo la inquietaba, y la prolongada ausencia de Ofelia intensificaba esa sensación.

En ese momento, recibió un mensaje en el cual le notificaban la captura del padre de Zoe. Le mencionó la noticia a Soraya y fue a buscar a Ofelia para notificarle, pues debían iniciar los procedimientos legales.

Al recorrer el pasillo, pudo escuchar la voz alterada de Ofelia en uno de los cubículos que había en esa área, discutía con Giacomo. Se mantuvo cerca para escuchar lo que sucedía.

- Giacomo, ¿estás loco?, es una irresponsabilidad muy grande lo que hiciste hace un momento.

- Ofelia, el corazón no reaccionó, no hay nada qué hacer.

- Mientras esté conectada a un soporte NO ESTA MUERTA, así que vas a llamar y vas a impedir que apaguen las máquinas.

- ¿De dónde vas a sacar un corazón?, Ofelia, acepta los hechos.

- Si la desconectas, olvídate de tu licencia médica, Giacomo. Quisiste hacer lo mismo con Myriam, no me hagas pensar de más.

Ofelia salió hecha una fiera, al ver a Myriam, se aferró a sus brazos.

- Mi amor, Eva…

- Escuché, vamos a mantener esto de este tamaño mientras pensamos qué hacer.

Giacomo salió y vio a las mujeres. Se acercó a Ofelia y se dirigió a ella algo apenado.

- Llamé a quirófano, seguirá con soporte. – Sin más, se dio la vuelta y volvió al cubículo.

Myriam miró a Ofelia, se entendieron sin hablar. Ambas retornaron y dudaron hacer pública la información, pues, si necesitaban un corazón, sería más fácil invocar un unicornio.

Soraya notó la actitud de ambas, y las conminó a acercarse, Zoe estaba despierta pero persistían en ella los efectos de la sedación.

- Sus caras son un poema, ¿qué sucede? – Preguntaba Soraya, con una mirada inquisidora en su rostro.

- Bien. Primero, mantengan la calma… al parecer Eva está técnicamente viva.

El rostro de Zoe se tornó expresivo nuevamente, Soraya añadió un par de cosas a la conversación que hicieron devolver las esperanzas por un momento.

- Justamente eso quería decirles, estaba hablando por teléfono con Sofía, contándole lo ocurrido, y me dijo que era imposible, me había pedido que averiguara si ella estaba conectada a soporte circulatorio mientras llamaba a su abuelo, al parecer el señor es una eminencia en cardiología. Estoy esperando su llamada.

- Vamos a mantener las cosas así hasta que sepamos que hay oportunidad, no quiero alimentar esperanzas de algo que no sabemos si va a suceder.

El teléfono de Soraya sonó, apenas respondió, pudo escuchar la agitada voz de Sofía.

- Soraya, mi abuelo va en camino, nosotras también vamos para allá, ¿averiguaste lo que te pedí?

- Sí, está conectada y nos acabamos de enterar.

- Manténganse alertas, posiblemente mi abuelo llegue primero, preguntará por Ofelia. Su nombre es ArjanSneijder. Lo llamaré para avisarle.

- Te agradezco mucho, Sofía.

- Nos vemos al rato.

Soraya abrazó a Zoe, Mía, quien volvía con bebidas calientes, notó el ánimo reinante y quiso participar de la conversación. Sin embargo, Soraya mantuvo la discreción, para evitar generar falsas expectativas.

- Ven, cariño, busquemos a Giacomo. – Myriam se levantó, llevando de la mano a su mujer. – Soraya, no dejes sola a Zoe.

Myriam era una ternura con Zoe, bueno, era una ternura con todas, era una mujer muy especial. Mientras caminaban, Myriam conversaba con Ofelia, necesitaba desahogar sus inquietudes.

- ¿No te parece raro todo esto?, ¿Qué más te dijo Giacomo?

- Sé que es raro, él empezó a hablar de los órganos y yo ingenua pregunté que cómo, si tenía tanto tiempo muerta, y viene con su cara de Katniss a decirme “la conecté apenas la tuve en quirófano”, pese a que yo le pedí que la conectara y no me dijo que ya lo estaba.

- Esto tiene otro trasfondo, mi amor. Hay que esperar al abuelo de Sofía y ver qué sucede. – Respondió Myriam.

Las mujeres entraron, vieron a Giacomo hablando por teléfono y lo interrumpieron.

- Giacomo, solo para que sepas, consultamos con un cardiólogo, viene en camino a ver a Eva, te sugiero que prepares todo para su llegada.

- ¿Qué? – Giacomo se puso nervioso.

- ¿Conoces a Arjan Sneijder? – Preguntó Myriam.

Giacomo palideció, ambas mujeres notaron su actitud. Ofelia iba a encararlo pero escuchó una voz bastante peculiar pronunciar su nombre. Salió de inmediato, y a juzgar por el aspecto, reconoció de inmediato al hombre. Era alto, fornido, exageradamente rubio, a pesar de tener algunas canas. Su expresión era muy varonil, y venía con una actitud bastante alegre, piropeando a cuanta mujer se le cruzaba por el frente.

- Doctor Sneijder. – Ofelia se acercó a toda prisa.

- ¿Es usted Ofelia? – El hombre extendió su mano, en un gesto de genuina caballerosidad. – Las amigas de mi amada nieta son todas unas hermosuras, así da gusto atender emergencias.

- Sí, señor, soy la abogada de la familia, mil gracias por venir. – Ofelia le sonrió. – Giacomo, ven de inmediato.

- ¿Él es el médico tratante? Si solo es un intensivista, lo conozco. ¿Por qué no llamó al cardiólogo? El de aquí es muy bueno. En fin, basta de charla, lléveme con la paciente, y póngame al corriente con los procedimientos, doctor.

- En seguida, doctor. – Respondió Giacomo, algo avergonzado.

Ofelia lo tomó del brazo antes que él se retirara con Giacomo.

- Por favor, sálvela, se lo ruego.

- Ore, ore mucho, yo solo soy un instrumento del altísimo. – El hombre sonrió, y se retiró a toda prisa.

Ofelia se abrazó a Myriam y comenzó a llorar, ella besaba su frente y la consolaba.

- Vamos a avisar a todos, creo que es prudente que sepan lo que sucede.

La madre de Eva permanecía inconsciente, pero, su padre estuvo atento a lo ocurrido. Se acercó a las mujeres y esperó los anuncios.

- Tendremos una segunda opinión médica, un cardiólogo va a evaluar la situación. El problema en sí, es que el corazón no reacciona, pero…

- Eva estuvo conectada todo este tiempo. Una máquina ha estado manteniendo la circulación de su sangre, y está conectada a un respirador. – Ofelia complementó las palabras de Myriam.

Todos quedaron pasmados. El padre de Eva se veía disgustado. Ofelia se adelantó a cualquier conjetura, porque ni ella misma sabía la razón tras las acciones de Giacomo y no quería generar matrices de opinión erradas.

- Posiblemente Giacomo declaró una muerte cardíaca, porque el corazón no respondió al tratamiento, y… en conocimiento de las dificultades que implican conseguir un corazón compatible…

- Tiene sentido, pero, ¿qué motivó a ese médico a intervenir?

- Que es una eminencia. – Irrumpió Sofía en la sala.

Todos voltearon a verla, María Fernanda venía con ella, era notorio que había llorado. Myriam fue a abrazarla, le tenía mucho cariño.

- Encantada de conocerlo, señor. – Sofía extendió la mano al padre de Eva. – Le pido, con sinceridad, confíe en mi abuelo, es el mejor. Si él no la trae de vuelta, nadie en este país lo hará.

La madre de Eva despertó, Francisco se acercó a ella a toda prisa, se veía esperanzado. Ambos se abrazaron y lloraban.

- Sofía, eres toda una caja de sorpresas. – Ofelia le sonreía.

- Lo que es importante para María Fernanda, lo es para mí. Si la hubieras visto cuando me escuchó hablando con Soraya, se puso histérica. Le dije a Soraya que le comentaría a mi abuelo, es el mejor cardiólogo en este país.

- Ha sido una dulce coincidencia, ya estábamos haciendo arreglos para su funeral, qué se haría con sus órganos, todo eso.

- Me parece raro que la trajeran aquí.

- Es que mi primo trabaja aquí, es intensivista, era la única persona que tenía en mi mente en ese momento.

- Entiendo, pero, lo más probable es que mi abuelo la saque de aquí, por cierto, viva. – Sofía acomodaba su cabello de forma coqueta.

- Le tienes fe. – Ofelia sonreía.

- Él es el de la fe, yo solo soy testigo de lo que ha logrado.

Todos se mantuvieron a la expectativa de lo que sucedería, la tranquilidad de Sofía, era esperanza para todos. María Fernanda se levantó y llamó a Zoe aparte, ella miró a Myriam y ésta le hizo señas de aprobación.

Zoe caminó lentamente hacia ella, María Fernanda la rodeó por los hombros y se la llevó a la cafetería. Sofía la observó y sonrió. Luego siguió conversando con el grupo.

María Fernanda pidió dos manzanillas, Zoe la esperaba sentada en una de las mesitas. Una vez estuvieron sentadas, ella comenzó a conversar con la afligida jovencita.

- Zoe, Myriam me contó lo que sucedió y, lejos de concentrarme en pensar en Eva, lo primero que me vino a la mente fue…

- Si mi padre era un abusivo. Sí, lo es. – Zoe comenzó a llorar.

- ¿Eva sabía esto?

- Nunca se lo dije.

- Estoy segura que ella habría hecho cualquier cosa por tenerte a salvo, mira lo que hizo ahorita. – María Fernanda hablaba con nostalgia.

Zoe la observaba en silencio, aún no entendía lo que María Fernanda quería al hablar con ella, pero, no quiso parecer ansiosa, más le preocupaba saber que la única oportunidad de que su amor se salvara, dependía de algo tan complejo.

- Sé que no hice las cosas como debía, y me arrepiento. No quería ser una carga para ella.

- Vamos, Eva te ama, si esto no te lo demuestra, nada lo hará.

- ¿De qué me sirve?, si no vuelve, ¿qué haré sin ella? – Zoe rompió a llorar.

- Sofía está muy tranquila, yo creo en ella. Yo también me desesperé, pero, si ella dice que su abuelo la traerá de vuelta, yo me aferro a eso.

Zoe no respondió, solo giraba el vaso y seguía con la mirada el vapor que se elevaba por los aires.

- Sé que te extraña que te haya traído hasta aquí, solo quería disculparme por lo que pasó aquella vez en la disco, yo no estaba bien, fue un error y puse en riesgo lo que ustedes tienen.

- No fue así. Jamás dudaría de ella. Pero agradezco tu sinceridad.

- Yo no supe valorar lo que tenía, pero, espero redimirme con Sofía, que me ha dado la oportunidad de formar una familia con ella.

- Esas son buenas noticias, me alegra por ti. – Zoe sonreía débilmente.

- Gracias. Zoe. Espero que podamos mantener una relación cordial entre nosotras, yo quiero mucho a Eva, y…

- No tengo nada en tu contra. Sé lo que pasó con Eva, pero, eso quedó atrás.

María Fernanda estaba algo sorprendida por la actitud de la joven mujer. La expresión de su mirada al hablar de Eva la superaba.

Ambas mujeres regresaron con el resto a la sala de espera. La tensión era estresante, todos querían que el tiempo transcurriera de prisa, necesitaban noticias pronto.

Pasarían dos horas, hasta que el elegante hombre apareciera. Todos se levantaron al mismo tiempo, pero, solo Francisco, Sofía y Ofelia, se acercaron a conversar con él.

- Bueno, ya lo peor pasó… necesito sacar a esta criatura de este lugar. Sofía, llama a mi secretaria y dile que envíen una ambulancia de terapia intensiva, con urgencia. Señor, ¿es usted el padre?

- Sí, soy su padre. – El hombre estaba nervioso.

- Su hija es dura, pero, su estado es delicado. De haber tardado más, no habría nada qué hacer. Supe que alguien le suministró RCP, eso hizo la diferencia. Fue necesaria unapericardiocentesis, lógicamente, esto es algo que realiza un cardiólogo, ellos solo trataban de hacer latir un corazón obstruido, sin eliminar la causa del taponamiento. Suena obvio, pero, la primera opción debió ser llamar a un especialista. Tiene una sonda pericárdica, por eso necesito llevármela, requiere cuidado especial. Por favor, firme las cosas que le soliciten, yo me adelantaré para preparar todo.

Ofelia volteó, hizo señas a todos indicando que todo salió bien y la algarabía estalló, todos se acercaron a agradecer al médico. Luego, él llamó aparte a Ofelia.

- Señorita, sé que parecerá imprudente de mi parte decir esto en este momento, pero, sugiero que inicie un procedimiento de demanda, no es primera vez que pasa esto aquí, habría sido negligencia si dejaban morir a esa niña, teniendo oportunidad. Sé que el joven es su pariente pero…

- No, no es imprudente, al contrario, tenía mis sospechas, le agradezco su franqueza. Prepararé todo.

- Bien, yo me retiro, que presten toda la colaboración al personal que viene por ella, se lo encargo, señorita.

La madre de Eva se acercó tambaleante.

- Doctor, ¿Puedo ver a mi hija?

- Mi señora, nada me haría más feliz, pero, no va a ser posible. Permítame estabilizarla y la tendrá por muchos años más. Es mi promesa para usted.

El abuelo de Sofía era verdaderamente gentil con todos. Él se retiró y todo quedó en silencio.

- Myriam, ven. – Ofelia la llamó, su rostro dejaba ver su enojo.

- Cielo, ¿Pasó algo?

- Teníamos razón, el abuelo de Sofía me dijo que la iban a dejar morir, pero, ¿por qué?

- Los órganos. – Sofía las escuchó.

- No entiendo. – Myriam se dirigió a ella.

- Sí, esto hacen en los hospitales, dan por muertos a los pacientes y luego venden los órganos, es un negocio. Vamos, ¿qué médico no va a llamar a un especialista en un caso tan obvio?

- Entonces, cuando fuiste tú…

- ¿Qué?, ¿Ya había pasado antes? – Sofía reaccionó con sorpresa.

- Myriam estuvo al borde de la muerte, él insistía en que debíamos desconectarla, y pensar que estuve a punto de ceder. – Ofelia se abrazaba a Myriam.

- Entonces, él está implicado, eso es un hecho. – Sofía concluyó de manera firme.

- Hay que mantener esto lo más discreto posible, no queremos ánimos caldeados hasta que tengamos evidencia fuerte. – Añadió Myriam.

En ese momento, llegó el equipo de cuidados intensivos, entraron a toda carrera, ya tenían instrucciones del abuelo de Sofía. Uno de ellos se quedó, preguntando cosas relacionadas con el traslado.

- Buenas tardes, ¿están firmadas las autorizaciones?

- Aquí tiene, joven. – Francisco las entregó tembloroso.

El joven conocía a Sofía, se acercó a saludarla.

- Tu abuelo luchando por la justicia. – Decía sonriente.

- Esta paciente es especial, me la tratan como vaso de cristal, ¿entendido? – Sofía sonreía con el muchacho.

En breve, se escucharía el alboroto de los aparejos y cosas que tenían a Eva con vida, la llevaban con prisa, pero con cuidado. Ese momento, transcurrió en cámara lenta, Zoe se acercó, Sofía hizo señas al camillero para que parara un instante. Por tratarse de la nieta del jefe, lo permitió. Zoe le habló a Eva, antes que la sacaran.

- Te estaré esperando, te amo. – Zoe se acercó tanto como pudo y besó su rostro. Ahí, rompió a llorar.

Myriam la tomó en sus brazos y la consoló, los hombres siguieron el trayecto y todos quedaron con una sensación de vacío.

Sofía indicó a todos la dirección de la clínica donde estaría Eva. Ofelia pidió a Lucas que llevara a Zoe, los padres de Eva se irían por su lado, al igual que Soraya y Mía. Lucas ofreció llevar a Victoria, ella aceptó.

- Ofelia, mantenme informada, por favor. – Sofía se despidió de ambas.

- Estamos agradecidas, de no ser por ti…

- Mi abuelo, mi abuelo hizo todo. Ahora solo tenemos que esperar. Llega hasta el fondo de esto, quién sabe cuántas personas habrán muerto así, pudiendo estar vivas en este momento. Vamos, mi amor. – Sofía extendió su mano a María Fernanda. Ella se despidió rápidamente de ambas mujeres.

Cuando todos se fueron, Myriam y Ofelia fueron tras Giacomo, pero, no estaba por ningún lado.

Ofelia salió del hospital con Myriam, llamó al bufete para iniciar el proceso de demanda contra el hospital, y, muy a su pesar, contra su primo.

Un evento fortuito habría sido detonante de algo mucho peor.

¿Qué sería de Eva? ¿Habría consecuencias negativas derivadas de la negligencia de la cual fue víctima?

Continúa…