Caminos (6)

Una mañana le sonó el teléfono...

Una mañana le sonó el teléfono y vio que era Marina, le dio un vuelco el corazón contestando nervioso.

OSCAR: Hola.

MARINA: Soy Marina, perdona si te molesto, he pensado en llamarte para saber cómo estás.

OSCAR: Bueno, te lo puedes imaginar, pero mejorando poco a poco, ¿y tú?

MARINA: Bien, trabajando como siempre.

Se hizo un silencio, ninguno de los dos sabía que decirse.

OSCAR: Pues nada, me alegro.

MARINA: ¿Podremos hablar de vez en cuando?, me gustaría no perder totalmente el contacto.

OSCAR: A mí tampoco me gustaría hacerlo, nos vamos llamando vale.

MARINA: Vale.

Colgaron y pensaron que la primera conversación había sido una mierda estando los dos cortados por la situación, pero que seguramente lo irían mejorando si seguían en contacto.

Dos semanas más tarde Marina estaba más tranquila, el paso de los días y haber hablado con Oscar sabiendo que lo cuidaban sus amigos le hacía tomarse la vida con más humor. Con Tony se veían para tener sexo y estaba contenta de vivir sola haciendo lo que quería sin tener que dar explicaciones a nadie. En el trabajo se unió más a las compañeras con las que se juntaba saliendo con ellas de fiesta cuando le apetecía.

En una de estas salidas se levantó de donde estaban sentadas para ir a buscarse algo para tomar a la barra, esperando el Gin Tonic se puso a su lado un hombre.

HOMBRE: Hola, ¿me permites que te invite?

Marina le miró al principio con desconfianza, vio a un hombre bien vestido al que en un rápido vistazo le pareció atractivo, sin pensárselo mucho le aceptó la invitación, ¿por qué no?, pensó, puedo hacer lo que quiera, si este guapetón me quiere invitar no le voy a hacer un feo. Se presentaron y se quedaron en la barra sentados en los taburetes hablando, al cabo de un rato a ella le pareció un tío simpático y educado, mantenían una conversación agradable y reían mucho, en algún vistazo que les echaba a sus amigas le levantaban el puño cerrado con el dedo para arriba animándola. Cuando acabaron las copas él le miró los ojos tocándole una mano.

EL: ¿Quieres otra copa aquí o la tomamos en mi casa?

Marina se quedó muy parada, era el primer ligue de su nueva vida, el primer hombre sin contar a Tony que se interesaba por tener sexo con ella, lo primero que le vino a la cabeza fue que ni hablar, que conversar estaba muy bien pero otra cosa no, nunca se había ido con un tío a tener sexo así de pronto solo al conocerlo. Pero entonces pensó, ¿por qué no?, eres una mujer libre que hace lo que quiere, la cuestión es si te gusta y tienes ganas.

MARINA: Tú casa no, pero, ¿tienes coche?

EL: Claro que tengo coche.

MARINA: ¿Me llevarías algún sitio donde podamos tener intimidad?

El tío se levantó al momento ofreciéndole la mano, se la agarró y salieron del local en busca de su coche, la llevó a un polígono industrial con algunos lugares apartados de las miradas, paró el coche y miró a Marina a los ojos. Ella se mordía un labio algo nerviosa, le acarició la cara y se besaron, una mano le fue subiendo acariciándole la espalda pasando a la parte delantera agarrándole una teta amasándosela, le desabrochó los botones de la camisa metiéndosela por dentro del sujetador tocándosela con suavidad, Marina se empezó a calentar y se soltó, le agarró el paquete apretándoselo, notó una buena polla, le desabrochó el pantalón, le apartó la ropa interior y se la agarró pajeándola, cuando creció pensó que debía de ser la polla más grande que había tocado, el tío había tirado el asiento hacía atrás estirándose, ella bajó y se metió el glande en la boca sin dejar de hacerle la paja, se la fue metiendo poco a poco más profundamente, tenía curiosidad por saber hasta dónde le cabría y se la fue metiendo hasta notarla casi en la garganta y darle una arcada, la sacó y volvió a metérsela succionándosela, él gimió y ella se la agarró con más fuerza, se la pajeó un poco chupándole el capullo y levantó la cabeza.

MARINA: ¿Tienes un condón?

Sacó uno del bolsillo poniéndoselo, ella se desabrochó el pantalón bajándoselo, sacó una pie y se lo dejó colgando del otro, pasó una pierna a su lado y después la otra sentándose encima de la polla dándole la espalda, levantó un poco el culo y se bajó las bragas a medio muslo, le agarró la polla y apuntándosela se la metió poco a poco, notó como le iba entrando lo más gordo que le había entrado nunca, como se deslizaba entre sus paredes vaginales hasta llegar al tope, suspiró, se agarró al volante y se empezó a mover adelante y atrás notando como la polla le salía y entraba, aceleraba sus movimientos dándose placer, él le agarraba y sobaba las tetas desde atrás, Marina sin verle mirando la calle a través del parabrisas se movía para darse gusto ella, no le importaba quien tenía debajo, solo pensaba en ella y su satisfacción, y lo estaba consiguiendo, gemía más fuerte y el coño le estaba chorreando, fue acelerando buscando que le acabara de subir el orgasmo y el tío gruñía moviendo las piernas, Marina se corrió como una bestia pegando unos gritos de puta madre, siguió moviéndose un poco más para que él también se corriera y salió de encima suyo poniéndose bien la ropa, él tiró el condón por la ventanilla vistiéndose, se sonrieron y la llevó donde tenía el coche. Se intercambiaron los teléfonos y se fue.

A Marina aquel frio encuentro le gustó, era como masturbarse pero con un hombre, más excitante y placentero que hacérselo sola con la mano, además le daba una sensación de libertad poder hacerlo, se confirmaba a ella misma que era una persona libre que podía hacer lo que quisiera.

Oscar seguía viviendo en la casa de Gaby pero estaba pensando en volver pronto a su apartamento, una tarde hablando con Susy se lo comentó.

OSCAR: No creo que tarde muchos días en volver a casa, esto está muy bien y me siento acompañado con vosotros pero creo que ya es hora de enfrentarme yo solo a la vida que me espera.

SUSY: Está bien, pero espérate a pasar el fin de semana con nosotros, así nos despedimos.

OSCAR: Como quieras, pero tengo ganas de hacer mi vida.

SUSY: Aquí también puedes hacerla eh, nosotros no te la vamos a limitar en nada.

OSCAR: Ya, pero creo que estaré mejor en casa.

SUSY: O es que tienes ganas de hacerte pajas con más intimidad.

OSCAR: Susy por favor, que cosas dices tía.

SUSY: Coño, no me dirás que no te masturbas, o es que no te funciona.

OSCAR: Claro que me funciona, ¿tú crees que tenemos que hablar de esas cosas?

SUSY: Son cosas naturales, ¿por qué no hablar de ellas?

OSCAR: ¿Y tú, te pajeas mucho?, a no claro, para eso ya tienes a tú marido que te pega buenos polvos, porque no veas como fo…

Se quedó callado poniéndose rojo de vergüenza. Ella le miraba con la boca abierta sorprendida.

SUSY: No me jodas que nos has espiado cuando follamos, ¿cómo lo has hecho mamón?

OSCAR: No, no, yo no…

SUSY: Oscar, dime la verdad, ¿nos has estado mirando follando?

Bajó la cabeza, Susy se dio cuenta que lo había hecho.

SUSY: Dime como lo haces, cuéntamelo todo.

OSCAR: No por favor, no me hagas explicártelo.

SUSY: Serás cabrón, puedes mirarme en pelotas como me la mete tu amigo pero no puedes explicármelo, va, déjate de ostias y suéltalo.

OSCAR: La primera vez fue al salir del baño, vi que teníais la puerta abierta y me acerqué, por el espejo del armario os vi.

SUSY: ¿Y las demás veces?

OSCAR: Bien, pues, por la terraza, como dejáis la persiana abierta se ve todo.

SUSY: ¿Y cuántas veces lo has hecho?

OSCAR: Pocas, muy pocas…

SUSY: Cada día ¿no? cabroncete.

Oscar volvió a bajar la cabeza.

SUSY: O sea que te has estado haciendo pajas en mi honor sin yo saberlo.

OSCAR. Susy por favor.

SUSY: ¿Me vas a decir que no?

Oscar volvía a bajar la cabeza. Susy reía.

SUSY: Que golfillo estás hecho, y yo pensando que te tenías que espabilar, si ya te espabilabas por tu cuenta.

OSCAR: Lo siento, si quieres me voy a mi casa, no sé que me pasó.

SUSY: ¡Ah no!, de eso nada, quiero que te hagas una paja delante de mí.

A Oscar le saltaron todos los fusibles, se le quedó una cara de boniato para alucinar.

SUSY: ¿Qué pasa?, que tú puedes verme en bolas follando y corriéndome y yo no puedo verte como te haces una paja. Va, sácate la polla que quiero verla, todavía tenemos tiempo antes de que llegue Gaby.

OSCAR: Susy, yo no puedo hacerle esto a mi amigo, es una falta de respeto.

SUSY: Falta de respeto es espiarnos, si por lo menos nos hubieras pedido permiso. Mira, o te haces una paja ahora, o cuando llegue Gaby se lo explico y tendrás que hacértela con él delante.

OSCAR: ¿Pero qué coño dices tía, serías capaz de decírselo a Gaby?

SUSY: Gaby se va a enterar no te preocupes, pero puedo ocultárselo algunos días si te masturbas ahora.

OSCAR: Ni hablar.

SUSY: Va hombre, que quiero verte la polla, tú me has visto el chumino.

OSCAR: Que no coño, como voy a hacer eso, es de enfermos.

Susy se puso de pie.

SUSY: Si quieres te ayudo.

Se acercaba donde estaba él que se levantó con prisas saliendo de la cocina, Susy le seguía riendo, Oscar se quedó en el salón y ella entró a un baño saliendo con una toalla.

SUSY: Va, ponte como quieras pero quiero verlo.

Se sentó en un sillón mirando seria a Oscar que no sabía qué hacer nervioso. Se miraban en silencio, él tenía una vergüenza que no se atrevía ni a moverse, ella movió un poco una pierna separándola, Oscar cerró los ojos para no mirar lo que se estaba imaginando que le estaba enseñando.

SUSY: Abre los ojos y mírame.

Oscar los abrió y le miró la cara sin querer bajar la mirada.

SUSY: Ya sabes donde quiero que mires, no seas crio y compórtate como un hombre.

Fue bajando la mirada despacio hasta verle las piernas un poco abiertas dejándole a la vista por debajo de la faldita el triangulo con unas braguitas blancas que se lo marcaban perfectamente.

SUSY: Sácate la polla y hazlo o lo haré yo.

Se bajó un poco el pantalón de deporte y los boxes, lo justo para sacarse la polla medio flácida. Susy la miró decepcionada, esperaba verla tiesa y aquello parecía cualquier cosas menos una polla, puso una pierna encima del apoyabrazos del sillón abriendo las piernas de una manera que le dejaba ver la forma del coño debajo de las bragas, Oscar abrió los ojos y la polla empezó a moverse.

SUSY: Venga ánimos que me está gustando, te voy a ayudar un poquito.

Se metió dos dedos por dentro de las bragas y las apartó dejándole a la vista todo el coño a Oscar que volvió a cerrar  los ojos para acelerar la paja con la polla ya tiesa, lo estaba poniendo a cien, los volvió a abrir rápidamente para no perderse detalle. Susy con una mano se aguantaba las bragas apartadas del chichi y con la otra se lo acariciaba abriéndolo para que Oscar se enterara bien de cómo lo tenía, él aceleraba la paja resoplando.

SUSY: Dime que me follarías.

OSCAR: No.

SUSY: Vamos, dime que te mueres de ganas de metérmela hasta el fondo y follarme hasta correrte chillando como un cerdo.

Oscar no pudo volver a contestarle, puso la toalla delante y se empezó a correr tirando lechazos, gemía y seguía mirándole el chocho a Susy que no paraba de pasarse un dedo arriba y abajo para excitarlo, ella le miraba con una sonrisilla cachonda mientras él acababa de dejar caer las últimas gotas con la cara desencajada del gusto, se tapó con la toalla para ir a su habitación.

SUSY: Eh, prométeme que esta noche te harás otra mientras nos miras por la ventana, quiero follar sabiendo que tú estarás allí masturbándote mirándome.

OSCAR: Eres una viciosa, la madre que te pario.

Se fue y ella se descojonaba de risa poniéndose bien las bragas. Se volvió a duchar y se quedó en la habitación para no tener que ver a Susy. Cuando Salió ella estaba poniendo la mesa para cenar, le miró y se descojonaba de risa de verle la cara.

SUSY: Ya te dije que yo a ti te iba a espabilar.

OSCAR: Cállate anda.

En ese momento entró Gaby, Oscar estaba de pie mirándolo tieso como si le hubieran metido un palo de escoba por el culo, Susy se moría de risa.

GABY: ¿Qué habéis hecho ya, que estáis así?

Susy se reía más fuerte, Oscar no sabía dónde mirar.

SUSY: Explícaselo Oscar.

OSCAR: Calla cabrona.

Gaby ya se imaginó que su mujer había hecho una de las suyas y se empezó a reír, Oscar buscaba un sillón para sentarse para disimular.

SUSY: Tú no te sientes y ayúdame a sacar la cena mientras Gaby se cambia.

Se levantó metiéndose en la cocina cruzándose con Gaby que le tocaba el hombro riéndose, Oscar pensó que tenía suerte de que su amigo conociera tan bien a su mujer y tuviera esa actitud de pasar de todo. Entró en la cocina y se puso delante de Susy esperando que le dijera que tenía que hacer.

SUSY: ¿Qué haces ahí parado “pajillero”?

OSCAR: Tú, tú, eres un poco hija de puta eh.

Susy se moría de risa.

SUSY: Saca a la mesa la ensalada, supongo que te habrás lavado las manos.

Cogió la ensalada mirándola que la quería fundir, sin decir nada la puso encima de la mesa y volvió.

SUSY: Va, tranquilo que ya no me meto más contigo, es que ver la cara que pones me hace mucha gracia.

OSCAR: Coño Susy, que me estoy recuperando de un disgusto mujer.

SUSY: Sí, sí, mucho disgusto pero te vas haciendo pajas por los rincones espiando a tus amigos follando, que poca vergüenza tienes. Abre el vino anda.

Oscar volvió a poner cara de cabreo y Susy se seguía riendo. Llegó Gaby.

GABY: ¿Se puede saber que os pasa a vosotros que estáis así?

SUSY: Ahora te lo explica Oscar cenando.

Oscar le hecho otra mirada asesina y llevó la botella a la mesa, detrás suyo salieron los dos llevando lo último que faltaba y se sentaron a cenar.

GABY: ¿Quién me va a decir que pasa?

Susy masticaba levantando las cejas moviendo la cabeza señalando a Oscar, los dos se reían mirándolo fijamente.

OSCAR: Pues le estaba diciendo a Susy que me voy a ir para mi casa, que os estoy muy agradecido por lo que habéis hecho por mí pero creo que ya me to…

SUSY: Ya le he dicho que se quede el fin de semana para hacer una fiestecilla y despedirnos, pero eso no es lo más importante.

Se quedó callado atravesándola con la mirada. Gaby se dio cuenta que su amigo estaba preocupado por algo.

GABY: Susy, ¿qué le has hecho al pobre Oscar?

SUSY: ¿Yo?, nada, que te lo explique él.

La tía se descojonaba de risa y a Oscar se le veía más preocupado.

GABY: No Susy, cuéntamelo tú, ¿no ves como está?, mira que llegas a ser cabrona cuando quieres.

SUSY: Pues nada, que Oscar es un…

Oscar se iba a levantar de la mesa dejando la servilleta encima, ya era demasiado que ella se lo dijera así de golpe delante de él, ¿qué quería?, ¿humillarlo?, ya tenía bastante con lo suyo para que se le estuvieran riendo en la cara tan descaradamente. Gaby le agarró la mano.

GABY: Por favor Oscar, no te preocupes, la conozco y sé que te ha hecho algo para avergonzarte, siéntate por favor.

SUSY: Que tú amigo es un pajillero…

OSCAR: Y tú una hija de puta.

SUSY: Calla pajillero.

OSCAR: Cállate tú joder, que cada vez que abres la boca es para ponerme de mala leche.

SUSY: El pajillero se ha hecho una delante de mí.

OSCAR: Por qué tú me has obligado.

SUSY (poniendo voz de tonta): Huy sí, le he puesto una pistola en la cabeza. Eres un marrano.

OSCAR: Y tú una zorra.

SUSY: Eh, a mí no me insultes pajillero, anda que has tardado en correrte cuando te he enseñado el coño.

Oscar se puso de pie cogiéndose la polla por encima del pantalón.

OSCAR: ¿Quieres que me haga otra ahora mismo?

Gaby y Susy se descojonaban de risa, él los miró hasta los cojones de los dos. Susy se levantó y lo abrazó clavándole las tetas en el pecho.

SUSY: Era una broma hombre, va perdóname, nos hemos reído un poco y ya está.

Le dio un beso en los labios que dejó a Oscar sorprendido y le acarició la cara.

SUSY: Ya no me voy a meter más contigo, de verdad, siéntate por favor.

Gaby los miraba aguantándose la risa, Oscar se volvió a sentar y Susy volvió a su silla, se miraron los tres haciéndose un corto silencio.

SUSY: Pajillero.

Los tres explotaron en una carcajada, Oscar no podía parar de reír y no entendía la manera que hacían las cosas aquella pareja. Acabaron de cenar, se tomaron unas copas y rieron sin parar, cuando decidieron ir a dormir Gaby se quedó apagando las luces y los dos subían las escaleras.

SUSY: Acuérdate de lo que tienes que hacer esta noche, quiero ver que estás ahí mirándome.

OSCAR: Pervertida.

SUSY: Pajillero.

Se volvieron a reír y cada uno se fue para su habitación, Cuando pasó un rato salió a la terraza y vio luz en la habitación de ellos, se acercó y asomó la cabeza, no había nadie, pensó que había llegado demasiado pronto, se giró para volver a su habitación y se pegó un susto de la ostia, estaban los dos delante suyo aguantándose la risa para no hacer ruido.

GABY: Así es como nos miras cabroncete.

Se quedó de piedra cortado por tenerlos delante, Susy se la acababa de jugar de nuevo diciéndoselo a su marido para pillarlo con las manos en la masa, encima los dos cabrones se estaban muriendo de risa a su costa.

OSCAR: Sois unos degenerados y unos guarros.

GABY: Es una broma hombre, puedes mirar cuando quieras, y si quieres entra en la habitación que estarás más cómodo, a mirar solo eh.

Caminó pasando por el medio de los dos cabreado.

OSCAR: Puta pareja pervertida, pero que tipo de amigos tengo yo joder.

El matrimonio se descojonaba  y el desapareció metiéndose en su habitación. Por supuesto se acabaron las visitas nocturnas por la terraza. Pasaron el fin de semana comiendo, bebiendo y sobre todo riendo.