Caminos (5)

Al medio día comieron juntos...

Al medio día comieron juntos, a primera hora de la tarde Susy le dijo a Oscar de ir a su casa para instalarse. Guardó la ropa en los armarios, se duchó, se puso cómodo para estar por la casa y descansó un rato en la cama. Cuando volvió al salón escuchó ruido en la cocina, miró desde la puerta y vio a Susy con un vestidito cómodo bastante corto enseñando casi todas las piernas, le vino a la cabeza su imagen desnuda gritando de placer de la noche anterior siendo empotrada con fiereza por su marido.

SUSY: ¿Has descansado?

OSCAR: ¡Eh!, sí, ¿quieres que te ayude?

SUSY: No hace falta, ven, siéntate que hablaremos un rato.

Oscar se sentó en una mesa que tenían en la cocina mirándola a ella como se movía.

SUSY: ¿Has pensado que harás a partir de ahora?

OSCAR: No lo sé, creo que es muy pronto para pensar en el futuro.

SUSY: Es precisamente lo que tienes que ir haciendo Oscar, olvidarte del pasado y pensar que te conviene de ahora en adelante, cuanto más tiempo estés dándole vueltas a lo que pasó o pudo pasar es tiempo perdido, la vida es corta y hay que aprovecharla. Con Gaby lo hemos hablado muchas veces, si algún día no estuviéramos bien uno con el otro lo hablaríamos lo antes posible, buscaríamos una solución buena para los dos lo más amigable posible.

OSCAR: A veces es difícil, los engaños, las traiciones, esas cosas ya sabes.

SUSY: ¿Esas cosas, qué puede pasar, que te ponga los cuernos?, será porque ha encontrado a alguien que le conviene más, pues ya está, si él cree que estará mejor con otra pues que se quede con ella.

OSCAR: Eso ha sonado muy frio, también están los sentimientos, contra eso se puede hacer poco.

SUSY: Contra eso se puede hacer mucho hombre, es lo que te intento explicar, los sentimientos se tienen mientras te corresponden, yo quiero a Gaby porque sé que él también me quiere, si algún día deja de hacerlo que voy a hacer, ponerme histérica y discutir con él exigiéndole explicaciones de por qué me ha dejado de querer, pues no, me gustaría cambiar esos sentimientos de pareja a amigos.

OSCAR: Si hombre, así de fácil, pasarás de ser su pareja, quererle, amarle, fo…, eso, a ser amigos, o te refieres a ser amigos con derechos.

Oscar reía pensando que Susy parecía tener las cosas muy claras pero le gustaría verla en la situación real a ver si pensaba igual.

SUSY: ¿Por qué no?, Gaby folla muy bien, un polvete si él quisiera no me importaría aunque no tuviéramos nada.

OSCAR: Si acabaras la relación, ¿follarías con él igualmente si tuvieses la oportunidad?

SUSY: Pues claro, ¿no follaría con cualquier otro si me apeteciera, por qué con él ha de ser diferente?, y más conociéndolo y sabiendo que me lo iba a pasar bien.

OSCAR: Desde luego piensas muy diferente a mí.

SUSY: ¿Crees que estoy equivocada?

OSCAR: No lo sé, lo veo muy fácil de decir y difícil de hacer cuando toca.

SUSY: Cada persona tiene su manera de ver las cosas supongo. Bueno esto ya está.

Abrió la nevera sacando dos cervezas y cogió dos vasos.

SUSY: Vamos a sentarnos al sofá y nos las tomamos mientras no llega Gaby.

Se sentaron y brindaron antes de darle el primer sorbo a la cerveza.

OSCAR: Si lo que me dices lo entiendo, lo que veo difícil es comportarse así de civilizados si llega una separación.

SUSY: Ya te lo he dicho, nosotros lo hemos hablado mucho, estas cosas las tenemos claras, igual que tenemos claro que no queremos aburrirnos uno del otro y buscamos situaciones morbosas.

Oscar abrió los ojos mirándola sorprendido, ella se reía al verle la cara.

OSCAR: Eso no me lo esperaba, ¿qué quieres decir?

SUSY: Pues cosas como…, espero que no te asustes, si no quieres que te siga contando me lo dices.

OSCAR: Cuenta, cuenta.

SUSY: Ponernos a follar en algún lugar sabiendo que nos están viendo, hacer cosas que Gaby me pide para excitarse, cosas así.

El pobre con la cara pagaba, no entendía que pudieran hacer esas cosas, él siempre había sido muy pudoroso en el tema del sexo. Igual ese fue uno de sus fallos, debería haber sido más abierto de ideas y probar cosas nuevas pensó. Susy le veía la cara y se daba cuenta que se estaba sorprendiendo.

SUSY: Esas cosas se hacen con el consentimiento de los dos claro. Yo creo que con el tiempo la pareja tiene que irse reinventando…

OSCAR: ¿Reinventando?

SUSY: Sí, buscar emociones nuevas, hacer cosas diferentes, todo menos caer en la monotonía.

OSCAR: ¡Joder!, eso es lo que nos pasó a nosotros, todos los días eran iguales y lo peor es que yo me encontraba a gusto así, a veces Marina me había pedido para salir, como en fin de año, pero yo no sé por qué me sentía seguro en casa y no quería.

SUSY: Ves, ya empiezas a ser positivo y a analizar los errores, lo importante es no volver a caer en lo mismo, aprender, aprender Oscarito, tenemos que aprender de los errores cometidos.

Oscar pensaba y Susy reía de verle la cara. Se abrió la puerta de la entrada y apareció Gaby, Susy le saludó con un beso en los labios y entró en la cocina para sacar los platos y cenar, Oscar seguía sentado pensando. Cuando Gaby se ducho y se cambió le avisaron para sentarse en la mesa.

GABY: ¿Qué pasa tío, te he visto muy pensativo?

OSCAR: Hemos tenido una conversación con Susy que me ha roto los esquemas.

GABY: Ya, es una de las cosas que tiene mi niña, te rompe los esquemas cuando menos te lo esperas.

Susy reía pasándole la mano por la espalda a su marido.

GABY: Espero que no te haya contado muchas intimidades.

Oscar giró la cabeza mirándole fijamente.

GABY: Susy cariño, que le has dicho que está medio asustado este hombre.

SUSY: Nada, que nos gustaba buscar situaciones morbosas para calentarnos y pasar un ratito bueno.

GABY: Ah vale.

OSCAR: ¿Ah vale?, ¿no te da corte que yo sepa esas cosas?

GABY: No hombre no, la vergüenza ya hace tiempo que la perdí.

SUSY: Eso le decía yo, que se tiene que espabilar, darse cuenta de los errores que pudiera haber cometido y aprender de ellos, que no se puede cerrar en él, tiene que abrirse de ideas y disfrutar de la vida.

GABY: Haz le caso que tiene razón chaval.

OSCAR: Ya, ya.

Aquella noche y hasta irse a dormir Oscar tuvo argumentos en los que pensar. Se metió en la cama y no podía dormir, salió a una terraza que daba la vuelta a media casa y pensó que un cigarrito se lo hubiera fumado en aquel momento tan a gusto, giró la cabeza y vio luz en la ventana de la habitación de Gaby y Susy, pensó en lo que había visto la noche anterior, se fue acercando a la ventana despacio y con cuidado de no hacer ruido, tal como pensaba la persiana estaba levantada y se podía ver perfectamente, se iba aproximando y cada vez veía más dentro de la habitación, se veía el comienzo de la cama y cada pasito que daba se abría el campo de visión hasta que se paró en seco, volvían a estar los dos desnudos, Gaby estirado boca arriba en la cama y Susy, que por cierto tenía un cuerpazo, sentada encima de su cara con “to” el potorro en la boca de su marido, ella movía las caderas lentamente frotándose el coño con la boca de Gaby que se lo lamía y succionaba con la polla tiesa, Susy tenía en una mano una especie de correa de la que iba estirando suavemente, la otra punta de la correa rodeaba los huevos de Gaby y la base de la polla, en cada tironcito su amigo levantaba las caderas de la cama y la polla le palpitaba de lo excitado que estaba. A Oscar se le salían los ojos de las orbitas y la polla del pantalón de cómo se le había puesto mirándolos.

Apoyó la espalda en la pared apartando la vista de dentro de la habitación, se tocó el paquete comprobando lo tiesa que la tenía, pensó que era un cerdo por estar espiando a sus amigos con lo bien que se estaban portando con él, se giraba para irse y sintió un fuerte gemido de Susy que delataba que estaba a punto de correrse, le vino a la cabeza lo que le había dicho que le gustaba que los vieran follando, rápidamente volvió a mirar por la ventana tocándose la polla por encima del pantalón del pijama, Susy se movía excitada a punto de correrse, sin querer pegaba tirones de la correa apretándole la polla a Gaby que a la vez pegaba unos botes que parecía que le estaba dando algo, la corrida de Susy fue espectacular chafándole con el culo la cara a su marido, Oscar pensó que se lo cargaba por asfixia. Susy respiraba acelerada recuperándose del orgasmo, Gaby se puso de pie en la cama quitándose la correa de los cojones, se acercó a su mujer que le agarró la polla excitada, se la metió en la boca pegándole unas chupadas enormes metiéndosela entera dentro, Gaby gruñía como un animal, Oscar se pajeaba sin darse cuenta por encima de la ropa, Susy movía la cabeza adelante y atrás hasta que se la agarró su marido moviendo las caderas follándole la boca, y de qué manera, se la metía casi entera y se la sacaba hasta la punta, Oscar pensaba que se la iba a sacar por la nuca de los golpes que le daba en la boca con su cuerpo, los dos estaban muy excitados y Oscar caliente como una estufa, de golpe Gaby gruñó parándose en seco, pegándole un lechazo en la boca a Susy que le cayó por los lados de los labios encima de las impresionantes tetas que tenía, ella siguió metiéndosela y sacándosela chorreando semen sobre sus pechos mientras Gaby gemía moviendo las piernas que parecía que se le doblarían. Oscar se volvió a girar apoyando la espalda en la pared y se dio cuenta que tenía la mano y el pantalón mojado, se había corrido sin darse cuenta poniéndose perdido, miró a la calle por si alguien lo había visto haciendo el guarro espiando por una ventana y se volvió a su habitación, se metió en la ducha y se volvió a hacer otra paja pensando en lo que había visto haciéndolo con Marina, se corrió pensando en la boquita y los labios de Marina llenos de su leche que le iba cayendo por la barbilla.

Por la mañana estaban los tres desayunando cuando…

SUSY: Anoche oí una ducha muy tarde, ¿pasó algo Oscar?

OSCAR: Eeeeh, no, no podía dormir y pensé en ducharme a ver si me relajaba.

GABY: ¿Y lo conseguiste?

OSCAR: Sí, sí, me fue muy bien.

Él disimulaba y a la pareja se le escapaba la risilla mirándose. Fueron para el trabajo, Susy insistió en que dejara su coche y fuera con ella en el suyo para volver juntos a primera hora de la tarde, Oscar no se encontraba muy cómodo pero aceptó por la insistencia de los dos. Después en el trabajo, cuando Gaby apareció por la tienda habló con él.

OSCAR: Escúchame una cosa Gaby, si te molesta que tú mujer me lleve arriba y abajo con su coche, o que esté con ella por la tarde antes de que tú llegues me lo dices y esperaré que acabes tú para volver contigo, es tú mujer y no quiero que pienses mal.

GABY: ¿Pero qué dices hombre?, no te preocupes en absoluto, tengo plena confianza en ella,  además si le hacemos caso estará más contenta y nos conviene a los dos, no quieras verla cabreada.

En ese mismo instante Susy estaba llamando a Marina.

SUSY: Hola Marina, ya nos hemos enterado de vuestra movida, quiero que sepas que para mí no ha cambiado para nada nuestra amistad, si algún día te apetece ir a tomar un café juntas y hablar, por mí no hay ningún problema.

MARINA: Gracias Susy, me imaginaba que ya lo sabíais y me daba apuro llamarte, no sabía cómo te lo habrías tomado.

SUSY: Son cosas que pasan, no sois los primeros ni seréis los últimos, después de tantos años me daría pena perder la amistad contigo, eso es todo.

MARINA: ¿Quieres que comamos juntas?, a las tres acabo.

SUSY: Me encanta la idea, te paso a buscar y vamos algún sitio cerca de donde trabajas.

A la hora Susy le dijo a Gaby que había quedado para comer con Marina y que se iba. Gaby fue a buscar a Oscar para comer juntos disculpando a Susy por no poder comer con ellos. Se encontró con Marina y fueron a un restaurante cercano a comer algo.

SUSY: ¿Cómo estás Marina?

MARINA: No ha sido fácil, pero al final me atreví a hacerlo, no podía aguantar más tiempo viviendo de aquella manera.

SUSY: Supongo que encontrarías una buena escusa para hacerlo.

MARINA: Que cabrona que eres, ya te lo imaginas ¿no?

SUSY: Nena que ya sé de qué va esto, algo te debió pasar para decidirte, ¿es guapo?

Marina reía nerviosa, conocía a Susy y sabía que no le podía mentir porque la descubriría.

MARINA: Sí que es guapo, mucho, pero de momento no tenemos nada serio, y te aseguro que antes de separarme de Oscar no habíamos hecho nada importante.

SUSY: Que a mí me da igual cuando follasteis, lo que me preocupa es que estés bien.

Marina se quedó en silencio un momento pensativa.

MARINA: ¿Cómo está él?

SUSY: Está pasando unos días en casa, lo vimos muy tocado y pensamos que mejor estar cerca de él para animarlo, cuando esté mejor le dejaremos volver al apartamento.

MARINA: ¿Lo está pasando muy mal?

SUSY: Mujer, ¿cómo quieres que esté?, le cuesta hacerse a la idea que no estés en casa, ya lo conoces, pero no te preocupes que no tardará en estar bien.

MARINA: No ha sido fácil y sé que le he hecho daño.

SUSY: Lo que tendrías que hacer es hablar con él la semana que viene, no tenéis porque acabar mal.

MARINA: Es que no me gustaría que pensara que podemos volver.

SUSY: Por eso, hablarlo tranquilamente con todos los detalles, y si tienes una relación díselo, se sincera, ¿o prefieres no volver a hablar nunca más con él?

MARINA: A ver, le tengo cariño, son muchos años juntos, claro que me gustaría saber de él, pero no sé si él querrá saber de mí.

SUSY: Pues que mejor que preguntárselo a él ¿no?

MARINA: Puede que tengas razón, por lo menos habrá que probarlo.

SUSY: Claro mujer, y dime, ¿follas mucho?

MARINA: ¡Ay Susy!, que cosas de preguntar.

Rieron y acabaron de comer como amigas que eran.

Volvió a la tienda y antes de irse con Oscar para casa puso al corriente a su marido de la conversación con Marina. Se repitió lo del día anterior, ducha después de trabajar, un poco de descanso y hacerle compañía a Susy en la cocina ayudándola a pelar patatas para la cena.

SUSY: ¿Qué?, has reflexionado sobre la conversación que tuvimos ayer.

OSCAR: Sí, y creo que tienes razón, tengo que levantar la cabeza y tirar para adelante, si ella es más feliz que antes conmigo seguro que yo también lo puedo hacer.

SUSY: No te veo muy convencido.

OSCAR: Joder tía, no se te escapa ni una coño.

SUSY: A mí no me engañas, sé que estás mal todavía, pero poco a poco lo iras superando seguro. Tendrías que hacer un cambio de imagen, te ayudaría.

OSCAR: ¿Cómo?

SUSY: Que pareces un ermitaño salido de una cabaña en medio de la montaña que no ha tenido contacto con la civilización en medio siglo hombre.

OSCAR: Cómo te pasas tía.

SUSY: Mañana vamos a ir a la peluquería, tienes que hacerte un corte de pelo más moderno…

OSCAR: Si hombre.

SUSY: Ni hombre ni “na”, y después te llevaré a mi estética para que te arregle la piel de la cara y las manos con algunos tratamientos.

OSCAR: Joder, si la tía me va a convertir en metrosexual a estas alturas.

SUSY: Y después iremos a comprarte ropa, hay que cambiarte ese vestuario pasado de moda que llevas.

OSCAR: Anda ya, pues ya me estáis pagando doble este mes con todo lo que quieres que me gaste.

Susy se giró mirándole.

SUSY: Mira que llegas a ser tacaño, si no salíais para nada, todos los días encerrados en el apartamento, debes de tener una morterada de dinero en el banco, ¿para qué lo quieres, para ser el más rico del cementerio?

OSCAR: Para cambiarme el coche, o para una urgencia, yo que sé.

SUSY: Eso es una buena idea, porque llevas un coche que da pena de lo viejo que es el cabrón.

OSCAR: Hostia puta Susana, tú me desplumas en un momento.

SUSY: Como vuelvas a llamarme Susana te giró la cara de un ostión, como odio ese nombre.

OSCAR: Vale perdona, pero déjame respirar un poco.

SUSY: Que no, que tienes que espabilar, lo que te ha pasado es una oportunidad para ser un hombre nuevo, sentirte mejor contigo mismo, coger confianza, yo te voy  ayudar.

OSCAR: Tampoco hace falta que te preocupes tanto por mí, yo creo que a mí manera lo conseguiré.

SUSY: Que harás lo que yo te diga y punto, y no te envío al gimnasio porque la verdad es que no te veo.

OSCAR: La madre que te pario.

SUSY: Tú déjame a mí y verás lo guapo que vas a acabar, vas a ser otro.

Por supuesto acabó haciendo todo lo que Susy le dijo y se dio cuenta que le hacía falta un cambio, se gustó más con ropa nueva y moderna que junto con el corte de pelo se veía hasta más guapo, cuando antes nadie le había mirado ahora veía que algunas chicas lo miraban con otros ojos. Se convirtió en rutina los paseos por la terraza para espiar a sus amigos por las noches calentándose viéndolos follar como animales.

La siguiente semana se dio una vuelta por varios concesionarios mirando modelos de coche que le gustaban, después Susy le descartaba los que veía demasiado clásicos o familiares, le decía, “Qué tienes que escoger algún modelo más deportivo para impresionar a las tías tonto, ¿tú te crees que con este que parece una furgoneta vas a cazar a alguna?, se van a creer que tienes familia numerosa y van a salir corriendo joder”, el bajaba la cabeza y le hacía caso con Gaby muriéndose de risa a su lado.