Caminos (39)

Cuando entró en la habitación Raquel todavía estaba en la cama...

Cuando entró en la habitación Raquel todavía estaba en la cama, la cunita de la niña al lado y Elisa sentada, tenían unas caras que no eran normales.

OSCAR: ¿Todavía no estás preparada, pensaba que sería llegar y marcharnos para casa?

Raquel miraba a Elisa y se le escapaban las lágrimas, Oscar fue hasta la cuna y cogió a la niña en brazos dándole un beso en la frente.

OSCAR: ¿Se puede saber qué pasa?

Ninguna de las dos decía nada hasta que Elisa se decidió a hablar.

ELISA: Esta mañana cuando te has ido y yo no había llegado todavía, ha venido a verla Marina. La hija de puta debía de estar pendiente del momento que sabía que estaría sola.

OSCAR: No me jodas, ¿qué ha pasado Raquel, estás bien?

Dejó a la niña otra vez en la cuna.

RAQUEL: Eres un hijo de puta cabrón, ¿cómo me lo has podido hacer sabiendo lo que te quiero?

OSCAR: Raquel, te juro que yo no he hecho nada, ¿Qué te ha dicho esa loca?

RAQUEL: ¿No podías aguantarte, no tenías bastante con lo que yo te hacía?, yo pensaba que eras alguien especial y eres un cerdo como todos los hombres.

OSCAR: Raquel por favor, ¿qué ha pasado, qué te ha dicho?, yo no he hecho nada.

Raquel lloraba desconsoladamente con una mano de Elisa acariciándole la cabeza.

OSCAR: ¿Me quieres decir que pasa de una puñetera vez?

Raquel dejó de llorar, se le puso aquella cara tan conocida cuando se ponía celosa perdiendo los papeles.

RAQUEL: ¿No lo sabes?, ¿no es verdad que os visteis y me lo ocultaste?

OSCAR: Me esperó una vez cuando salía del trabajo, el antiguo, antes de empezar en el almacén con Susy. No pasó nada, le dije que no quería saber nada de ella, que se buscara la vida, si hasta le dije que era mala persona, no lo entiendo.

RAQUEL: ¿Por qué no me lo dijiste?, no hace falta que contestes, ya lo sé, para poder follar con ella durante todo este tiempo, mientras yo estaba gorda y fea tú te la follabas disfrutando como un cabrón, me lo ha dicho Oscar, me lo ha explicado todo.

OSCAR: Es mentira Raquel, se lo ha inventado, lo hace para vengarse porque no he querido saber nada de ella.

Raquel cada vez estaba más enfadada.

RAQUEL: Algo así no se lo puede inventar nadie.

OSCAR: Ya la conoces, ¿es que no te acuerdas de los líos en que se metió por su mala cabeza?

RAQUEL: Vamos tío, que tú siempre has mantenido buena relación con ella, si te dejó abandonado como una mierda y todavía le enviabas mensajitos para no perder el contacto.

OSCAR: Te prometo que es mentira lo que te ha dicho.

RAQUEL: Mentiroso tú que me escondes cosas.

OSCAR: No le di importancia, hacía poco que tú la habías amenazado en su casa, pensé que ponerte de mala leche no valía la pena.

Raquel empezó a gritar.

RAQUEL: Mejor follártela cuando te daba la gana, supongo que eso también pensabas que no tenía importancia.

OSCAR: Te prometo por nuestra hija que es mentira…

RAQUEL: NO es tuya.

Se hizo un silencio, Elisa cerró los ojos y apoyó la cabeza en una mano, Raquel no sabía qué cara poner. A Oscar era como si le hubieran tirado un cubo de agua helada por encima.

OSCAR: Co, co, cómo que no es mía, ¿qué has querido decir?

Raquel no sabía cómo reaccionar.

RAQUEL: No, no, Oscar yo…, bueno quería decir que…

Miró a Elisa sin saber cómo continuar, empezó a llorar.

ELISA: Díselo, ya sabe que pasa algo, no puedes seguir ocultándoselo.

A Oscar le empezaron a temblar las piernas, estaba claro lo que había dicho pero su mente se negaba a aceptarlo. Raquel lo volvió a mirar con la cara llena de lágrimas.

RAQUEL: Me quedé embarazada por inseminación, pensé que si me quedaba sola quería tener un bebé de quien cuidar, o era madre ahora o se me hacía tarde…

Oscar no la dejó terminar, miró la puerta y salió despacio, derrotado, aquello era lo último que se esperaba, sentía en la lejanía a Raquel llamándolo llorando, unas voces que no sabía ni lo que decían, ya no importaba nada lo que pudiera decirle. Se fue a casa y metió su ropa dentro de unas bolsas, recibió un mensaje que pensaba que sería de Raquel.

MARINA: “¿Qué, estás contento?, te la debía, te jodes”

Quería contestarle con otro mensaje pero estaba tan nervioso que no podía, optó por llamarla.

MARINA: Solo con ver la cara que ha puesto Raquel esta mañana ya estoy contenta.

OSCAR: Marina eres una hija de puta, me das pena, tu vida será siempre una mierda y no la vas a arreglar, serás siempre una desgraciada porque nadie puede ser feliz a tu lado, todo lo que tocas lo conviertes en mierda, lo destruyes, lo que te pasa te lo mereces por mala persona, la próxima vez no tendrás a nadie que te ayude y caerás en el pozo más profundo del que no podrás salir, lo tendrás bien merecido, hasta nunca.

Colgó el teléfono, lo miró y lo estrelló contra la pared haciéndolo añicos, acabó de recoger sus cosas y se fue.

Elisa y Raquel llegaron a la casa, Raquel se dio cuenta con su hija en brazos que Oscar se había ido y que su móvil estaba destrozado en el suelo, se sentaron en el salón, Raquel no podía parar de llorar, llamaron a la puerta, la abrió Elisa y entró Susy. Raquel la miró.

RAQUEL: ¿Ya lo sabes todo?

SUSY: Sé que Oscar se ha ido, se ha despedido de mí y del trabajo, no me ha querido decir nada, solo que se despedía y que no volvería ver a nadie de los que hemos estado cerca de él.

RAQUEL: Ha roto el teléfono, no podré ni llamarle para hablar con él.

Hacía una cara como ida, no se le veía pensar con claridad.

SUSY: Eso da igual Raquel, tendrás que empezar a asumir que Oscar ya no va estar. Apóyate en Elisa para superarlo, a mí si quieres también me tienes para hablar cuando quieras, piensa que lo más importante lo tienes entre los brazos ahora, ella te necesita.

Se miraron a los ojos, Susy parecía que se iba a ir y se volvió a girar, tenía los ojos llorosos.

SUSY: Me ha dado otra cosa para ti.

Raquel la miraba sorprendida, Susy sacó una cajita y se la entregó, Raquel cerró los ojos llorando más fuerte, la abrió y era lo que estaba pensando, un anillo.

SUSY: Quería pedirte que te casaras con él cuando volvierais a casa con la niña, lo siento Raquel.

Se giró y se fue secándose las lágrimas de la cara, dejó a Raquel y Elisa llorando.

Oscar conducía por la autopista, la mirada fija en la carretera, el brazo apoyado en la ventanilla sujetándose la cabeza. ¿Cómo no lo sospechó?, cómo podía ser tan inocente, Raquel lo manipuló desde el primer día, él se dejó pensando que ella lo quería tanto como él a ella, cada paso que dio fue en su beneficio, y lo peor, le mintió. Se pueden perdonar muchas cosas, pero la mentira, el engaño, es difícil de hacerlo, como iba a seguir con ella enterándose ahora que la niña que durante tantos meses le había estado diciendo que era suya no lo era, y si eso era mentira, en cuantas cosas lo debió de hacer también, ¿qué era Elisa exactamente?, ¿qué relación tenía con ella?

Si Raquel quería que funcionase la relación solo tenía que haber sido sincera desde el principio, Oscar pensaba que lo conocía lo suficiente, diciéndole la verdad la hubiera seguido a cualquier parte, le hubiera dado igual que el embarazo hubiera sido por inseminación o por un lio que hubiera podido tener después de acabar con él. Cuando decidió deshacerse de su vida en la ciudad y desplazarse al pueblo a buscarla ya era consciente que se podía encontrar una sorpresa, Raquel no sabía que el iría a buscarla, podía haber tenido una relación, con un hombre o con una mujer tanto daba, pero esperaba que ella fuera sincera, todavía no tenía claro exactamente qué pintaba Elisa en su vida, ¿era una relación que al ser en un pueblo no se atrevían a salir del armario?, ¿por eso intentó que él estuviera en medio, para disimular?

¿Por qué se empeñó en que follaran los tres?, ¿se había estando acostando con ella sin decirle nada?, una vez pillada en una mentira cuantas otras escondería. Así no se podía seguir, lo mejor era poner tierra de por medio y largarse lejos, muy lejos de todo, empezar una nueva vida en algún sitio donde nadie le conociera, conocer gente nueva. El camino que había recorrido hasta ese momento se acababa, había que coger otro rápidamente y sin titubeos.

A veces pensamos que conocemos a una persona, ¿es posible conocer a alguien totalmente, predecir sus reacciones?, o cada uno de nosotros en nuestro interior guardamos una parte que es capaz de hacer cualquier cosa y hacernos imprevisibles, ¿o simplemente esa persona que pensábamos que caminaba a nuestro lado se ha desviado y no nos hemos dado cuenta?

Pasó tiempo, unos meses, Oscar cuando se fue del pueblo pasó por casa de su familia para ponerla al corriente de los últimos acontecimientos y explicarles sus planes, se compró un móvil con una tarjeta nueva, cambió de teléfono para que no lo pudiera localizar nadie que él no quisiera.

Si en algo no había cambiado nunca era en ser previsor, como una hormiguita siempre guardaba una parte de su sueldo fuera mayor o menor para ahorrarla, no es que tuviera una millonada pero si lo suficiente para estar algunos meses viviendo sin trabajar cuidando los gastos.

La decisión era, ¿Qué hago ahora, dónde voy a empezar un nuevo camino?, algún lugar nuevo donde empezar a caminar una nueva senda limpia del pasado. Curiosamente a donde se desplazó no era “limpio” del pasado, era un lugar donde había vivido uno de los mejores momentos de su vida, donde descubrió muchas cosas agradables para él, Ibiza.

Una vez allí otro dilema, ¿buscaba trabajo en algo que ya tenía experiencia o se lanzaba a una aventura nueva?, fuera de temporada no le costó encontrar un apartamento para vivir todo el año. Conoció a Antonio, un chaval de una inmobiliaria que le ayudó a encontrar un pequeño apartamento no muy caro cerca de un lugar muy bonito de la isla, un lugar alejado del bullicio de la capital, tranquilo y con bonitas playas, eso no era difícil porque todas las playas eran bonitas en la isla. Se vieron varias veces para visitar distintos lugares, fueron cogiendo confianza y más de una vez tomaron algo juntos, hablando con él de cosas a las que se podría dedicar para ganar algo de dinero y poder sobrevivir le hizo una propuesta, conocer a un pariente suyo bastante joven que había trabajado de cocinero en varios chiringuitos, se lo presentó, Oliver era un chaval simpático de buena presencia y que parecía tener las ideas claras.

Había trabajado en varios chiringuitos de playa de la isla, los últimos dos años en uno que tenía buena fama, su sueño era ser propietario de uno, pero tenía un problema, le faltaba el dinero para poder tirar adelante el proyecto. Le enseñó uno en una bonita playa, a primera vista no estaba en muy buenas condiciones pero con las ideas que tenía Oliver si se lo trabajaban podría quedar bien. Fueron viéndose recabando información de los costos para ponerlo en funcionamiento, los permisos, el alquiler de la temporada, en fin, todos los detalles. Oliver parecía de fiar y Oscar pensó en las posibilidades, si aquello salía bien podía ser un buen negocio, no para hacerse millonario, pero si para trabajar seis meses en la temporada de verano y tocarse la barriga durante los seis meses de invierno.

Hizo sus cuentas y habló con el director de la oficina bancaria con la que había trabajado siempre, entre lo que tenía ahorrado y el préstamo que consiguió podrían empezar, llegaron a un acuerdo con Oliver, él ponía el dinero, los dos cobrarían un sueldo durante los meses de trabajo, en los meses fuertes de julio y agosto necesitarían a alguien más que los ayudase, Oliver conocía gente para hacerlo, al final de temporada una vez descontado los gastos, del beneficio cada uno se llevaría un porcentaje, el de Oscar sería más grande hasta que se amortizara la inversión.

Una vez de acuerdo, los dos con mucha ilusión se pusieron a trabajar en su negocio para tenerlo preparado cuando empezara la temporada, consiguieron también la concesión de alquiler de hamacas y sombrillas alrededor del chiringuito, lo arreglaron, pintaron y le dieron otra imagen, compraron algunos aparatos para la cocina y lo justo para empezar a trabajar, si funcionaba bien la temporada de cara al siguiente año podrían mejorarlo.

Estaba todo casi listo, Oscar estaba ilusionado, una nueva vida, todo el día en la playa aunque fuera trabajando, sin saber exactamente como sería por falta de experiencia le parecía el paraíso.

Susy estaba en su casa una noche, ella también había roto con el pasado con Gaby en su momento, estaba sola y tranquila, contenta con los resultados económicos del negocio. Su relación con Raquel cambió a partir de la ruptura con Oscar, sabía que estaba criando a su hija y había conseguido una estabilidad, desconocía si tenía una relación con Elisa o no, nunca quiso hablar del tema con ella. Sí que aclararon al principio cuando Oscar se fue que le pasó a Raquel, le confesó sus temores, lo que ella sospechaba, lástima que no se lo podría decir a Oscar, él que era una persona reflexiva le hubiera gustado saberlo, al menos hubiera entendido el por qué de muchas cosas. Estaba relajada en el sofá con una copa de vino, leyendo en el móvil una red social cuando le entró una llamada desconocida.

SUSY: Sí.

OSCAR: Hola Susy, ¿cómo estás?

Pegó un salto de sofá poniéndose de pie.

SUSY: Oscar, que ilusión, ¿dónde estás, qué es de tu vida?, cuánto tiempo sin saber de ti.

OSCAR: Estoy bien, con un nuevo proyecto que me hace mucha ilusión. Esta noche estoy en mi apartamento y repasaba mentalmente lo que había sido mi vida, y me he dado cuenta de una cosa, que si bien es cierto que nos equivocamos tú y yo en una ocasión, has sido la única persona que siempre has ido de cara conmigo y con los demás, creo que eres la única junto con mi familia que no se merece que me olvide de ella, me gustaría seguir hablando contigo de vez en cuando si a ti no te importa.

SUSY: Pues claro que no me importa, me hace mucha ilusión volver a saber cosas de ti, cuéntame, ¿qué haces, que es ese proyecto que te hace tanta ilusión?

OSCAR: Te lo explico todo pero con una condición, que quede entre nosotros, ni pio a nadie, quiero seguir desaparecido.

SUSY: Sé de qué me hablas, no te preocupes, seré una tumba y quedará entre tú y yo.

Tuvieron una larga conversación, nada de hablar del pasado, todo del presente y del futuro que esperaban, él le explico con pelos y señales su proyecto del chiringuito en la playa, Susy se descojonaba de risa diciéndole que no lo veía todo el día en bermudas sirviendo cervezas, reían y se lo pasaron en grande disfrutando los dos de volver a hablar entre ellos.

Cuando colgó Susy miró al techo con una sonrisa enorme, habían quedado en no perder el contacto e irse llamando cada semana por lo menos, a Oscar siempre lo consideró una persona especial y lo había echado mucho de menos. Oscar respiró profundamente dejando el móvil a un lado, estaba contento, consideró que había tomado una buena decisión al llamarla, tenía la certeza que Susy siempre intentó ayudarlo y había hecho mucho por él, gracias a ella había cambiado su vida y nunca quiso perjudicarlo en nada, él también necesitaba hablar con ella de vez en cuando.

Iniciaron la temporada, al principio no tenían mucho trabajo pero siempre había alguien tomándose una cerveza o comiendo, por las tardes algunos amigos y amigas de Oliver se pasaban por allí a tomarse algunas copas, les hacían buen precio y les invitaban a algo, subían la música de volumen y con la tontería empezaron a hacer un ritual para ver la puesta de sol, apagaban la música, las luces y todos se juntaban en la orilla de la playa sentados mirando el horizonte, el segundo día Oliver tuvo la idea de dejar ir un globo blanco cuando se escondió el sol. Al cabo de dos semanas tuvieron que coger a una chica para que les ayudara a poner copas, a aquella hora se ponía el chiringuito que no cabía un alfiler, gente vestida de blanco para arriba y para abajo tomando copas, la gente venía vestida de blanco sin que nadie les dijera nada, y cuando se iba el sol soltaban cientos de globos blancos, sin darse cuenta les estaba creciendo un monstruo.

Se corrió la voz y cada día había más gente, cuando llegó la temporada fuerte de julio y agosto aquello era una locura, desde primera hora de la mañana con el alquiler de hamacas y sombrillas, los desayunos, a Oscar siempre le extrañó que la gente fuera a desayunar, es que no tenían casa o apartamento para hacerlo pensaba, algunos se notaba que venían de fiesta y lo hacían antes de irse a dormir. Toda la mañana con cervezas y refrescos, al medio día comidas, helados y más sangría, cervezas y refrescos, era un no parar, necesitaban la ayuda de tres chicas para sacar el trabajo adelante, a primer hora de la tarde había un poco de tranquilidad, era cuando aprovechaban ellos para comer y descansar un poco turnándose en la barra. A partir de cierta hora de la tarde empezaba a llegar gente vestida de blanco y aquello se transformaba en algo diferente, venían varias chicas más para ayudarles, y que niñas, jóvenes amigas de Oliver que se vestían de una manera que a Oscar no le extrañaba que la gente fuera a tomarse algo allí, la barra era pequeña y necesitaban a las chicas para que andaran por fuera cogiendo comandas de la gente.

Oliver que tenía veintisiete años se pegaba unos hartones de follar que se ponía fino, Oscar lo había pillado a pleno “rendimiento” más de una vez en un pequeño almacén que tenían, aquellas noches todo el mundo se desmadraba, por suerte el chaval cuando tenía que estar en la cocina era serio y estaba por el trabajo. Le había intentado presentar a más de una chica pero Oscar estaba para lo que estaba, llevar bien el negocio y que salieran beneficios para poder vivir. Alguna vez tuvo algún “rollito” rápido con alguna extranjera que desaparecía y no volvía a saber nada más de ella, no era de piedra y el cuerpo tiene sus necesidades.

La temporada iba mucho mejor de lo que había previsto, llevaba las cuentas al día y los números no engallaban, entraron en septiembre y se fue calmando el ritmo de trabajo, volvía un poco la tranquilidad, cerraban a finales de octubre y las previsiones ya se habían cumplido, más contento no podía estar Oscar con su nueva vida.

Siguieron  llamándose con Susy, la llamaba él cuando tenía un rato libre, sobre todo por las tardes porque por la noche cuando acababa de trabajar no era plan de tocar las narices a la gente de madrugada. Las conversaciones eran amenas y divertidas, como siempre había sido el trato entre ellos.

Llegaba finales de octubre y el trabajo había bajado mucho, en el chiringuito volvían a estar Oliver y él solos, junto con un señor que se cuidaba del alquiler de las hamacas.

Un día a media tarde se levantaba la última mesa en el comedor, Oscar la limpió y le pasó un trapo por encima cuando escuchó que alguien llamaba al camarero, era una señora que estaba de espaldas con una pamela puesta en la cabeza, parecía muy chic toda ella, se había sentado en una de las mesas pequeñas más cercanas a la playa, miraba el mar con la mano levantada, dejó el trapo encima de la barra y cogió una bandeja, Oliver le miraba con una sonrisa.

OLIVER: Venga campeón que esa parece de tú edad y está buena, a ver si pegas un buen polvo que se te va a caer a cachos de no usarla.

OSCAR: Cuando le vea la cara te diré si está buena o no.

OLIVER: Ya sabes lo que dicen, si es fea le pones un trapo en la cara y…

OSCAR: Cállate ya animal, tú como te follas cualquier cosa cuando vas ciego te piensas que todos somos iguales.

Oliver reía y Oscar se acercaba para preguntarle a la señora que querría tomar.

OSCAR: Buenas tardes, que le apetece tomar.

La señora giró la cabeza.

SUSY: Me preguntaba si podría tomar una cerveza servida por un amigo.

Oscar pegó un salto de sorpresa y Susy se puso de pie, se abrazaron con ganas quedándose enganchados. Oliver los estaba viendo desde la barra.

OLIVER: Oscar cabrón, que rápido eres cuando te conviene.

Oscar le levantó un dedo enviándolo a la mierda y le dio dos besazos a Susy.

OSCAR: ¿Pero qué haces por aquí?, que sorpresa.

SUSY: Ya ves, visitar a un buen amigo, ya estaba harta de sentirle solo la voz.

OSCAR (gritando): Oliver capullo, tráenos un par de cervezas sin meterle el dedo dentro.

Oliver se moría de risa tirando la cerveza de barril, se las llevó sin poder parar de reír.

OSCAR: Te presento a una buena amiga, pero a esta ni acercarte o te corto la picha chaval.

Susy se presentó y se dieron la mano.

OLIVER: A ver si es capaz de distraerlo un rato, que este hombre solo sabe trabajar.

OSCAR: De momento hoy ya he acabado, ya te cuidarás tú de cerrar.

Oliver se alejaba.

OLIVER: Sí hombre sí, si sirve para que pilles cacho bien estará.

Oscar y Susy reían.

Después de las típicas preguntas y respuestas del “¿cómo estás?” o “¿cómo va todo?”, se quedaron en silencio, Oscar la miraba a los ojos y Susy se ponía seria.

SUSY: ¿Quieres saber cómo está?

Oscar la entendió a la primera.

OSCAR: Tengo tantas preguntas sin respuesta que no sé si quiero saberlo.

SUSY: Te puedo dar mi opinión, cuando pasaron unos días pude hablar con ella con tranquilidad, y me parece que a ti te vendría bien saber cosas, sino no creo que puedas cerrar esa etapa.

Oscar la miraba bebiendo de la cerveza, mientras tanto pensaba si valía la pena volver a recordar aquellos momentos tan duros y tristes. También sabía que Susy tenía razón, si quería pasar página definitivamente necesitaba entender algunas cosas de las que pasaron.

OSCAR: Vale, soy todo oídos.

SUSY: Primero de todo quiero decirte que yo hacía tiempo que sospechaba algo, no te quise decir nada esperando que me equivocara y todo os fuera bien.

OSCAR: Joder, empezamos bien, venga, dime que sospechabas y se cumplió.

SUSY: Que Raquel no había cambiado…

OSCAR: Hostia si no cambió, Susy, que me tiró a los brazos de su amiga para follar.

SUSY: ¿Y por qué lo hizo?

OSCAR: Pues, pues, porque se volvió liberal o yo que sé cómo se llama eso.

SUSY: Vamos Oscar, tú eres un tío que le da vueltas a las cosas y acabas entendiéndolas.

Oscar se encogió de hombros, no tenía ganas de pensar y volver a recordar.

SUSY: ¿Qué le pasaba a Raquel para no querer reconocer que estaba enamorada de ti?

OSCAR: Se creó una pantalla para rechazar los sentimientos.

SUSY: ¿Por qué todo el tiempo que estuvisteis juntos no acabasteis de cuajar la relación?, los celos, veo algo que no me gusta y me voy sin preguntar, con los cojones que tenía, ¿por qué no te montó un espectáculo cuando te vio abrazado a Marina delante de ella y te pidió explicaciones?, prefirió largarse sin decir nada.

OSCAR: ¡Jooder!, quieres decir que no acabó de traspasar la pantalla, no liberó realmente sus sentimientos conmigo.

Susy respiró mirando al mar.

SUSY: Es mi teoría, pero me cuadra, si quieres a alguien para vivir con él porque lo abandonas con cualquier escusa, ¿por qué sigues con tus demonios?

OSCAR: Podría ser.

SUSY: Ahora te diré lo que sé. Sé que todavía te quiere y se acuerda de ti…

OSCAR: Venga Susy, si quieres a alguien no le haces lo que me hizo ella.

SUSY: Lleva tu anillo, no se lo ha quitado nunca, siempre lo lleva en el dedo.

Oscar se entristeció.

SUSY: Pero también te digo que sabe que no puede estar contigo, ella sabe que no puede confiar en nadie, que nunca se enamorará de nadie más.

OSCAR: Eso es muy triste Susy.

SUSY: Cuando llegó al pueblo después de separarse de ti lo pasó muy mal, se reencontró con su gran amiga Elisa, ella le ayudó a pasar los primeros días, Raquel vio que Elisa con sus hijos era muy feliz, que tenía algo suyo por quien preocuparse, alguien suyo de verdad, que los tendría siempre a su lado, un hijo siempre se preocupará de su madre, y ella tendría a alguien a quien amar sin miedo a que la dejara.

OSCAR: Entonces tuvo la idea del embarazo.

SUSY: Exacto, Elisa le presentó a su ginecólogo que le aceleró todo el proceso y se inseminó. ¿Y qué hizo?, no se contentó con pensar que iba a tener un hijo, para ocultarle la verdad a la familia les dijo que era hijo tuyo, del último novio que tuvo, y para acabar de adornarlo también les dijo que estaba segura que tú aparecerías, y lo acertó.

Oscar se quedó pensativo.

OSCAR: Entonces me mintió desde el primer momento.

SUSY: Ella realmente esperaba no verte más, pero se preparó porque sabía que podía ser que tú la fueras a buscar, ella nunca dudó de que tú la querías mucho. Como el asunto de los celos no tenían sentido se buscó otra estrategia, pasar de todo. Primero se escondió detrás de los celos y después lo hizo resbalándole todo, por eso te empujó con Elisa, mientras consiguiera que tú te follaras a Elisa ella pensaría que lo vuestro no era tan importante, que vuestra relación era de amigos, o de follamigos mejor dicho.

OSCAR: Hostia Susy, me dijo mil veces en momentos muy íntimos que quería vivir conmigo, pasar la vida juntos, habíamos hecho mil planes con la niña.

SUSY: Ese es su problema Oscar, que solo se encontraba segura cuando estaba entre tus brazos, ¿no era así antes también?, antes de separaros la primera vez.

Oscar se tocaba la cabeza.

OSCAR: Joder, así no había cambiado nada, cambió los celos por una interpretación.

SUSY: Hasta que la fue a visitar Marina, ella le sacó lo que había intentado esconder durante meses, los celos, le afectan tanto que aun sabiendo que Marina lo más probable era que le mintiera no puedo soportarlo y explotó, ¿o es que la Raquel de la discusión en el hospital no era la misma que antes?

OSCAR: Dios Susy, que ciego estuve.

SUSY: Solo estabas enamorado y querías que lo vuestro funcionara.

OSCAR: ¿Sabes si sigue con Elisa?

SUSY: Elisa es una amiga, con la que además tienen sexo cuando les va bien pero nada más, no es capaz de entregarle su amor a nadie, sea hombre o mujer, al único que pudo dárselo a intervalos fue a ti, y se contenta con eso.

OSCAR: No sé qué pensar de todo esto.

SUSY: Ella te quiso y te quiere, pero no puede estar con nadie, ya me lo dijo una vez hace mucho tiempo, para ella amar era pasarlo mal, sufrir, por eso nunca se implicó del todo.

OSCAR: Que triste ha de ser no poder estar con la persona que quieres por miedo a lo que pueda pasar.

Se quedaron un rato en silencio, a Oscar le cuadraban muchas cosas y le daba mucha pena Raquel.

OSCAR: Bueno, ¿y tú donde te alojas?

SUSY: Si no tienes sitio en tu casa debajo de un puente, he venido sin reservar nada, pensaba que podría dormir en el apartamento de un amigo.

Oscar reía.

OSCAR: Claro que tienes sitio en mi casa, faltaría más, ya nos apañaremos.

Se fueron al apartamento, se ducharon, cenaron alguna cosa y se sentaron en la terracita a tomar el fresco de la noche.

OSCAR: ¿Cómo va el negocio?

SUSY: De eso ya te hablaré con tranquilidad en otro momento pero va bien.

OSCAR: ¿Sabes algo de Gaby?

SUSY: Está como siempre, sale con una mujer, creo que después de la experiencia con Marina le costará meter a otra en su casa. Por cierto de Marina también tengo noticias.

OSCAR: De esa no quiero saber nada.

SUSY: Se ve que tuvieron una trifulca de puta madre entre ella, Álvaro y Elena, cuando el hermano de Raquel se enteró de lo que había hecho le cantó las cuarenta, Elena la defendió y se lio la de Dios. Total, Álvaro se separó de Elena y Marina volvió a desaparecer del pueblo.

OSCAR: Joder, esta chica es como el caballo de Atila, por donde pisa no vuelve a crecer la hierba.

Decidieron ir a dormir, Oscar le ofreció su cama, él dormía poco y no le importaba hacerlo en el sofá. Cuando se levantó Susy todavía dormía, le dejó el desayuno preparado y una nota con unas llaves del apartamento para que entrara y saliera cuando quisiera. Se levantó Susy y vio que estaba sola, leyó la nota con las llaves al lado del desayuno preparado, sonrió pensando que Oscar seguía siendo tan adorable como siempre.