Caminos (38)

Oscar salía del almacén donde trabajaba una tarde...

Oscar salía del almacén donde trabajaba una tarde y se encontró con Marina que lo estaba esperando, intentó hacerse el despistado pero ella lo llamó y corrió a su lado.

OSCAR: ¿Qué quieres Marina?, me parece que Raquel ya habló contigo y te lo dejó todo claro.

MARINA: A mí me da igual lo que me diga la fiera esa. Quiero hablar contigo.

OSCAR: Yo no.

MARINA: Por favor Oscar, solo será un momento, por favor.

Y salió la parte educada y de buena persona de Oscar.

OSCAR: Esta bien, dime.

MARINA: Me he dado cuenta de tantos errores que he cometido, lo mal que me he portado con tanta gente, sobre todo contigo.

OSCAR: Conmigo no te tienes que disculpar de nada, intenta no volver a cometer los mismos errores y ya está, adiós.

MARINA: Espera hombre.

Caminaba a su lado intentando seguirle el ritmo de los pasos.

MARINA: Solo dime que no fuiste tú quien la dejó preñada.

OSCAR: Claro que fui yo.

MARINA: ¿Y por qué no funcionó con nosotros?

OSCAR: Yo que sé Marina, lo probaríamos poco o te la metería por otro agujero, como era tan desastre.

MARINA: Pues si tienes sentido del humor y todo ahora, si que has cambiado sí.

OSCAR: Lo suficiente para saber que si estás aquí es por algo que te interesa, ¿por qué te fuiste de la ciudad?, tan desesperada estabas.

Marina se puso seria.

MARINA: No me quedaba nadie, estaba sola, me quedé sola por mis estupideces, pensé que aquí con la familia podría empezar algo nuevo.

OSCAR: Te quedaste sola porque eres incapaz de querer a nadie, te quedaste sola porque solo piensas en ti, y si solo piensas en ti no puedes hacerlo en otras personas, es tú estado natural, o sola o tomándole el pelo a alguien pensando en tú interés, como ahora, si estás hablando conmigo es por qué te interesa algo.

MARINA: No, no, yo solo quiero no perder el contacto contigo.

OSCAR: Ya teníamos el contacto, y fuiste tú quien lo abandonaste, eso sí, el último contacto fue para pedirme el divorcio, después de eso se acabó.

MARINA: Pero tú me ayudaste cuando lo necesité, eso quiere decir algo, ¿no?

OSCAR: Quiere decir que no quería que te hicieran daño, y tú como me pagas, buscando volver conmigo en cuanto me ves sin importarte que yo fuera feliz con mi vida, ¿cómo le pagaste a Susy con todo lo que hizo por ti?, follándote a su marido y echándola de su casa, eres mala persona Marina, no te deseo nada malo, pero eres muy mala persona, ojalá encuentres tú camino algún día.

MARINA: Fóllame, fóllame y te dejaré en paz.

OSCAR: Vete a la mierda, me vas a dejar en paz te guste o no, acéptalo de una puta vez, no voy a verte nunca más, no me interesas para nada, haz tú vida y olvídame.

Marina se quedó quieta viendo como Oscar subía al coche y desaparecía, en los ojos y la cara se le podía ver la rabia que le corroía por dentro.

Susy se veía con Raquel, el día de la inauguración se acercaba y seguía hablándole del tema que a Raquel no le gustaba que le hablase.

SUSY: ¿Cómo llevas lo de Elisa?

RAQUEL: No quiero hablar de eso.

SUSY: Si quieres a Oscar no puedes dejar que se meta en medio de vuestra relación, os acabará pasando factura.

RAQUEL: Ella no se mete en medio.

SUSY: Ya, la metes tú que es peor.

RAQUEL: Ella me necesita, está sola y se apoya en mí.

SUSY: Para eso no hace falta que os folléis a Oscar las dos, ¿no crees?

RAQUEL: ¿Y a ti no te parece que te estás metiendo demasiado en nuestras vidas?

SUSY: Haz lo que quieras solo faltaría, pero intento que te des cuenta de un error que estás cometiendo.

Raquel acababa cambiando la conversación, Susy sabía que algo le pasaba, no era la Raquel que conocía de tantos años, por mucho que reflexionase sobre su vida no le cuadraba que quisiera estar con Oscar y a la vez experimentar en el sexo de aquella manera, ella sabía que hombres como Oscar no se encontraban tan fácilmente, tal vez ese era el problema.

Unas semanas más tarde supieron que esperaba una niña, la barriga ya se le notaba claramente, se encontraba bien y ya trabajaba con Oscar en la tienda de Susy. Por las noches estirados en el sofá hablaban del futuro, del color que quería pintar Raquel la habitación de la niña, barajaban los nombres que les gustaban para ponerle y la vida les volvía a sonreír.

Los encuentros con Elisa eran muy de vez en cuando, Oscar intentaba no participar pero entre las dos lo conseguían calentar y acababan follando los tres como locos.

Oscar hablaba con Susy, le explicaba su idea de poder alejar a Elisa de Raquel, conseguir que fueran amigas y ya, en poco tiempo serían padres de una niña, que Raquel se comportara de según qué manera con Elisa le preocupaba, él quería una familia unida sin “influencias” externas.

Susy encontró una casa de pueblo que le gustó muy cerca de donde vivía Elisa, para celebrarlo a Raquel se le ocurrió la “brillante” idea de invitarla a cenar y presentarle a Elisa, Susy sabía de ella pero no la conocía en persona.

Se encontraron todos en casa de Raquel y Oscar, Raquel las presentó y se dieron dos besos, hablaron un rato tomando una cerveza todos juntos, cuando Oscar y Raquel fueron a la cocina para preparar los platos de la cena Elisa miró fijamente a Susy.

ELISA: Así que tú eres la que estás intentado alejarme de Raquel.

SUSY: Y tú la inconsciente que no se da cuenta que son una familia y debes dejarles tranquilos.

ELISA: No te metas donde no te llaman.

SUSY: Eso tú querida, que te has metido hasta el fondo en medio de ellos.

Las llamaron para cenar y aflojaron la tensión para disimular, lo intentaron pero Raquel se dio cuenta.

RAQUEL: Ahora que os conocéis podríais salir algún día juntas, las dos estáis libres de compromisos.

SUSY: Creo que no es mi tipo.

Elisa le echó una mirada que Oscar reconoció, era como las que le hacía a él al principio, la mirada de la asesina había vuelto.

ELISA: Yo no soy su tipo pero vosotros me parece que sí, esta lo que quiere es liarse con vosotros en exclusiva.

SUSY: Como hiciste tú a la que te dieron la oportunidad, perdona pero yo no soy así.

ELISA: Ya conozco a las tías como tú, yo no soy así, yo no soy así, y luego sois las peores y las más guarras.

Susy se puso de pie.

SUSY: Bueno chicos, os agradezco la invitación pero no estoy acostumbrada a que me insulten sin conocerme de nada, que os lo paséis bien, yo me voy.

Se dirigía a la puerta con Raquel detrás.

RAQUEL: Susy por favor, no ha querido ofenderte, no tiene mala intención.

Susy se giró hablándole muy de cerca.

SUSY: Sí Raquel, sí tiene mala intención y tú lo sabes, lo de esta chica no es normal, es tú amiga, si quieres aguantarla tú, hazlo, pero no pretendas que la aguantemos los demás. Y déjame que te de un consejo, aléjate de ella o acabarás mal con Oscar.

Mientras Oscar hablaba con Elisa.

OSCAR: ¿No puedes controlarte y ser agradable con nuestros amigos?

ELISA: No cuando me atacan.

OSCAR: ¿Te ha atacado?, o has empezado tú con alguno de tus comentarios.

ELISA: ¿Qué pasa, todavía te gusta?, a ella sí que te la follarías sin miramientos, ¿verdad?

OSCAR: Mira Elisa, cuando empiezas así eres insoportable.

Oscar también se levantó cruzándose con Raquel que venía de despedirse de Susy.

RAQUEL: ¿Y tú dónde vas?

OSCAR: A dormir, acaba de cenar con tú amiga, está insoportable.

Elisa que se encontró sola en la mesa se puso nerviosa y también se levantó.

ELISA: No os preocupéis que yo también me largo.

RAQUEL: Espérate y acabamos de cenar los tres.

OSCAR: Yo ya tengo suficiente cena por hoy.

Elisa pasó por su lado mirando a Oscar con mala leche.

ELISA: Imbécil.

Salió dando un portazo.

RAQUEL: ¿Qué le has dicho?

OSCAR: Le he afeado su actitud con Susy, cuando se han quedado solas alguna cosa le ha dicho, lo mismo que hizo conmigo cuando me conoció.

RAQUEL: Oiiisss, esta Elisa.

OSCAR: Se pasa, se pasa mucho con gente que no conoce y que son amigos nuestros, un poquito de educación hombre.

RAQUEL: Va, vamos a acabar de cenar tú y yo, no desperdiciemos la comida, además tú tienes vino para rato, eso de no poder beber por el embarazo es un fastidio.

Oscar le tocó la barriguita y Raquel le abrazó.

RAQUEL: ¿Sabes que te quiero mucho?

OSCAR: Yo también mi amor.

Se volvieron a sentar en la mesa.

OSCAR: Sigo sin entender tu cambio, eras muy controladora y celosa, ¿cómo puedes haber cambiado tanto?

RAQUEL: Tú también cambiaste mucho en poco tiempo, ¿no te acuerdas cómo eras cuando nos conocimos en casa de Susy?

OSCAR: Es diferente, yo tenía que aprender mucho, solo era cuestión de ponerle ganas, pero de carácter creo que siempre he sido igual.

RAQUEL: Siempre has sido adorable amorcito.

OSCAR: Pero tú nunca has sido así, al menos desde que te conozco, ¿por qué ahora sí?

RAQUEL: No sé Oscar, me he dado cuenta de muchos errores que cometía, los celos no llevan a nada bueno, y por lo demás ya te lo dije, me apetece probar cosas nuevas.

OSCAR: Pues si me pides que busque a otro tío para hacer un trío ya te avanzo que no me va a gustar, no quiero verte follar con otro.

RAQUEL: No te preocupes, yo tampoco quiero probarlo, tú eres mi único hombre, ¿te quedas más tranquilo?

OSCAR: La verdad es que sí, últimamente me estaba viniendo esa idea a la cabeza y no me gustaba nada.

RAQUEL: Además, no has visto que barriga se me ha puesto.

OSCAR: Esa barriga se irá y volverás a ser como siempre no te preocupes.

Raquel se levantó y le besó, le cogió la mano y lo llevó al sofá, lo desnudó lentamente pieza a pieza de ropa, él le fue quitando el vestido ancho para el embarazo dejándola en sujetador y bragas, la estiró en el sofá y le quitó las braguitas, se metió en medio de las piernas y le comió el coño hasta tenerla a punto de correrse, se incorporó arrodillándose y le metió la polla lentamente, Raquel le miraba los ojos gimiendo, follaron muy despacio con la mano de Oscar acariciándole la barriguita, se corrió Raquel, Oscar le sacó la polla y ella se la agarró haciéndole un paja hasta que se corrió tirándole la leche por encima del coño. Se besaron y fueron a ducharse juntos.

RAQUEL: ¿Todavía te sientes atraído por mí?

OSCAR: Siempre me sentiré atraído, estés como estés, eres algo más que tú físico. Te quiero, te quiero a ti, lo que tienes aquí dentro.

Le apoyaba un dedo en la cabeza, Raquel le miraba a los ojos sonriendo y lo abrazó.

RAQUEL: Ahora mismo me arrodillaba y te hacía una marranada.

OSCAR: ¿Puedes aplazarla hasta mañana al despertarnos?

Raquel reía.

RAQUEL: Mañana vas a empezar el día con una buena corrida, y no te preocupes que a ti en la cuarentena no te va a faltar de nada.

El lunes Susy habló con Oscar, estaba preocupada por lo que vio en la cena, no veía clara la amistad de Raquel con Elisa ni el apego emocional que Elisa tenía con ellos. Oscar intentó quitarle hierro al asunto, le dijo que era amiga de Raquel desde siempre, que fueron cuñadas y era como si fuera de la familia. Susy le avisó que tuviera cuidado, no lo veía claro, el comportamiento de Raquel había cambiado, no sabía si sería por la influencia de Elisa o porque algo en su cabeza no estaba igual que antes, o por las hormonas revolucionadas por el embarazo, pero algo había cambiado en ella.

Fue pasando el tiempo y a Raquel le quedaba poco para salir de cuentas, todo parecía estar tranquilo, el embarazo lo llevaba muy bien y seguía trabajando en la oficina con Susy, Oscar se cuidaba de la logística y el negocio funcionaba. Elisa mantenía las distancias y hasta parecía más agradable, Oscar estaba contento y nervioso a la vez pensando en el parto de Raquel.

Susy que veía desde la distancia la relación de Oscar y Raquel sospechaba que todo estaba demasiado tranquilo, ellos parecía que estaban bien pero tenía un pálpito, una sospecha que no podía hablar con Oscar por miedo a perder su amistad, él era el más inocente de todos, siempre fue con la verdad por delante y no era rebuscado, veía las cosas de frente sin pensar que algo podría haber por detrás, el tiempo, como siempre el tiempo, demostraría si lo que ella intuía era verdad o no.

Llegó el día del parto, Oscar estuvo con Raquel en todo momento, sacó a la niña en brazos para que la viera la familia le felicitaran y le dijeran lo bonita que era, en fin, lo típico en estos casos. Raquel todavía en el paritorio tenía a su niña encima y a su amor cogido de la mano, tenía todo lo que había soñado, se miraba a la niña y miraba a Oscar sin poder parar de reír y de llorar de emoción, Oscar disimulaba pero alguna lagrimilla también dejó ir.

Oscar esperaba que aquel acontecimiento fuera tan importante para Raquel como para que se olvidara de sus “tonterías” y se centrara más en la familia, una bonita familia que podían llegar a ser los tres. La habitación de la niña ya la tenían preparada con todos los detalles y alguna cosa más que no hacía falta pero les hacía ilusión de tenerla.

Parió bastante tarde, así que aquel día cuando la subieron a la habitación le dieron algo de cenar y se durmió, la niña dormía, que bien se está portando de momento pensó Oscar viendo a las dos mujeres más importantes de su vida durmiendo a la vez, a él le costó dormir por las emociones. Al día siguiente fueron pasando los amigos y familiares para darles la enhorabuena y entregarles algún regalito para la peque, Elisa llegó pronto y se quedó al lado de Raquel casi todo el día, bueno, salió un rato cabreada, cuando llegó Susy con ropita para la niña, estuvieron hablando un buen rato Oscar, Raquel y Susy, cuando se fue entró otra vez Elisa con cara de pocos amigos, ellos no le dieron mucha importancia, en esos momentos no estaban para las desavenencias de aquellas dos.

Oscar estuvo dos días sin casi salir acompañando a sus dos “niñas”, por la edad de Raquel y ser primeriza el médico le aconsejó que se quedara tres días para controlarlas y que todo fuera bien, al notarle que tenía un poco de fiebre. El tercer día por la mañana Oscar le dijo a Raquel que quería pasar por la tienda un rato para controlar que todo se hiciera bien con un camión de material que tenía que llegar, al medio día pasaría a buscarlas para llevarlas a casa, aquella mañana el médico tenía que darle el alta, a Raquel le pareció bien, lo había visto estar atento a ellas dos días casi sin descansar, que se distrajera un poco le vendría bien, no faltaba mucho para que llegara Elisa y ella ya le haría compañía.

Oscar llegó al trabajo, habló un rato con Susy esperando el camión, le dijo que ya estaba ella pendiente y que no hacía falta que hubiera ido, hablaron un rato de cómo se planteaba la vida en adelante, una hija cambiaba cosas en la familia. Estuvo atento al trabajo para que todo se ordenara bien y se despidió de Susy para ir a buscar a sus “mujeres” al hospital.

Durante el camino en coche pensaba la suerte que tenía, después de tantas cosas que le ocurrieron en el pasado por fin se le aclaraba el futuro, una estabilidad, un camino menos pedregoso, una familia de la que poder estar orgulloso, claro que incorporar a la niña necesitaría un proceso de aprendizaje y cambios entre Raquel y él, pero los dos lo deseaban tanto que confiaba en que todo se haría de forma natural y sin incidencias.

La nueva experiencia le parecía apasionante, ver crecer a su hija, celebrar los cumpleaños, las navidades, preocuparse por ella como hacen todos los padres, tal vez podría tener un hermanito o hermanita, si había pasado una vez porque no podía volver a repetirse y que Raquel se volviera a quedar embarazada. Raquel, Raquel, la mujer de su vida, la que lo cambió de arriba abajo, la que despertó en él sentimientos tan grandes que fue capaz de deshacerse de sus miedos y amarla como no lo había hecho con nadie, claro que no era perfecta, como nadie lo es, pero para él era la mujer que necesitaba, la madre de su hija, la pareja perfecta para llevar el proyecto de la vida adelante con ilusión, seguir el camino juntos y disfrutar de cada recodo, de cada paso dado sin prisas, cuidando de su hija allanándole el suyo todo lo que pudieran hasta que decidiera seguirlo sola, su camino tenía que ser mucho más largo que el de ellos por ley de vida, “solo” tenían que intentar que los tropiezos le fueran leves y ella lo disfrutara con todas sus fuerzas.