Caminos (37)

Tony y Rosa fueron hablando tanto de Marina...

Tony y Rosa fueron hablando tanto de Marina cuando tenía su problema que se fueron acercando el uno al otro, Tony buscaba en Rosa a la persona de confianza con quien hablar de lo que él veía en Marina, ella también se preocupaba por la que fue su amiga, y digo lo fue porque desde que apareció Susy a ella la dejó de lado, Marina confió totalmente en hacer lo que Susy le decía y volvió a olvidarse de los amigos, vivía con Tony porque en algún lugar tenía que vivir, los demás, como Rosa no le hacían falta no le daba importancia, ni cuando se estaba recuperando Marina fue capaz de aprender nada. Susy estaba tan dedicada a que ella mejorara que tampoco se dio cuenta, pensó que si tenía que tener una relación con Tony tendría que ser cuando estuviera fuera de su casa, por aquello del agradecimiento y tal, se tenía que haber dado cuenta que Marina no quería una relación ni con él ni con nadie.

Tal como se temía Tony cuando Marina se fue a vivir sola hizo lo que le salió del coño como había hecho hasta ese momento, él seguía confiando en Rosa, y Rosa fue encontrando en Tony alguien que se preocupaba de la gente sintiéndose atraída por él. Cuando Marina se lio con Gaby y se fue a vivir a su casa fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Tony, ¿cómo le podía hacer eso a Susy con todo lo que había hecho por ella?, se le abrieron los ojos, lo vio claro, Marina no era una buena persona, dejó de interesarse por ella, pensó que tal como hacía ella era el momento de apartarse definitivamente. Sus conversaciones con Rosa se intensificaron durante ese mes que Marina estuvo viviendo con Gaby, ellos avanzaron en su relación, fueron avanzando de forma natural enamorándose, a Rosa le gustó que Tony se apoyara en ella, además era guapo porque negarlo. Cuando Marina quiso volver a ver a Tony fue demasiado tarde, ya se había dado cuenta que ella lo tiraba o lo recogía cuando le interesaba y él ya tenía una bonita relación con Rosa, en muy poco tiempo decidieron vivir juntos. Y les ocurrió lo que les pasaba a las personas que rodeaban a Marina, que cuanto más lejos de ella mejor, si ella no estaba en medio todo era más fácil.

Raquel y Oscar, que pensaban que en el pueblo podrían hacer una vida tranquila lejos de todas las personas que les habían hecho daño, se encontraron que les iban apareciendo de nuevo en sus vidas, como si estuvieran predestinados de alguna manera a convivir con ellas, a que se juntaran sus caminos. Entre ellos estaban tejiendo una fuerte relación, muy solida por el amor que sentían, curiosamente era la época que mejor y más unidos estaban entre ellos cuando tenían más gente “en medio”, de momento estaba Elisa, con la que de vez en cuando, no era algo asiduo, pegaban unos polvazos tremendos, y por lo visto Susy también se les iba a acercar. Oscar que siempre había sido el más reflexivo de la pareja no lo tenía muy claro, veía a Raquel muy lanzada en ese tema, como si hubiera descubierto el sexo con las chicas y no quisiera dejarlo, es más, la veía con ganas de ampliarlo con Susy. ¿Sería cosa del embarazo?

Una noche estaban hablando después de cenar y Raquel recibió un mensaje de su hermano.

ÁLVARO: “Raquel, Marina me ha pedido si puedo conseguir que se vea con Oscar”

Raquel lo leyó un par de veces para asegurarse de lo que le estaba pidiendo.

RAQUEL: “¿Sabes para qué?”

ÁLVARO: “Sinceramente, creo que para nada bueno para ti.”

RAQUEL: “Dame su dirección.”

ÁLVARO: “Raquel que te conozco.”

RAQUEL: “Envíamela, sabes que la descubriré igualmente, no me hagas perder el tiempo.”

ÁLVARO: “¿Estás segura?”

RAQUEL: “Que me la pases coño, o quieres que llame a Elena y se la pida yo”.

Recibió la dirección en un pueblecito cercano, cerró el móvil con una sonrisilla.

OSCAR: ¿Todo bien?

RAQUEL: Todo perfecto amor, me siento más leona que nunca.

OSCAR: Huy mi leoncita, ¿quieres que vayamos a la cama a ver si puedo domarte?

RAQUEL: Claro que sí, tú eres el único por quien me dejo domar como si fuera una gatita.

OSCAR: Una gatita preciosa.

La cogió en brazos, ella le rodeó el cuello con los suyos besándolo y la llevó a la habitación, al rato se oían los rugidos de la leona por toda la calle.

Al día siguiente, cuando acabó de trabajar Raquel se dirigió con tranquilidad al pueblo de Marina, llegó a la casa familiar y llamó a la puerta, le abrió un señor mayor.

RAQUEL: Buenos días, ¿está Marina?

SEÑOR: Sí señora…

Raquel puso cara de mala leche y pegó un grito, “Marina, sal que quiero hablar contigo”, el señor la miraba sorprendido y un poco asustado, ella le devolvía una falsa sonrisa de niña buena. Salió Marina, Raquel la cogió del brazo alejándola de la puerta de su casa, se paró, le soltó el brazo y mirándola con unos ojos que se le salían de las orbitas de la rabia…

RAQUEL: ¿Qué coño quieres de Oscar?

MARINA: ¿Perdona, pero tú eres?

RAQUEL: Yo soy la que como te acerques a Oscar, al padre de mi hijo que llevo dentro, te va a arrancar la cabeza y te va a enterrar en medio del bosque donde nadie te va a encontrar. Lo que te pasó con el hijo puta aquel de Javier no va a ser nada comparado con lo que te voy a hacer yo, entendido.

Marina la miraba con los ojos abiertos y sorprendida.

MARINA: ¿Estás embarazada?

RAQUEL: No tienes ni puta idea lo que puede hacer una mujer embarazada por su familia.

MARINA: Pero, ¿embarazada de él?

RAQUEL: Pues claro cacho puta, ¿te crees que todas somos como tú que follan con el primero que pasa?

A Marina se le veía más afectada por que se hubiera quedado preñada de Oscar que de las amenazas.

MARINA: Bueno, yo solo…

RAQUEL: Tú nada, olvídate o tendremos un disgusto. La próxima vez no seré tan amable.

Raquel se largó tensa y echando fuego por las orejas, Marina se quedó en medio de la calle rota. Aquella mujer había conseguido lo que ella estuvo buscando sin éxito, y como debía de ser el “nuevo” Oscar para que la fuera a buscar y amenazarla de aquella manera, ¿cómo podía el muermo de hombre que ella conoció tener así a una mujer?, capaz de matar por él, ¿tan bueno era, tan ciega fue ella que no le vio nada de lo que era ahora?

Cuando llegó Oscar del trabajo, Raquel estaba dando vueltas al salón hablando por teléfono.

RAQUEL: Mira Álvaro, a mí no me va a joder la vida ninguna puta, si está deprimida que le den por culo, y si Elena te está mareando la cabeza por lo que le he dicho a su hermana que también le den a ella, te lo repito, como se acerque a Oscar no se vuelve a acercar a nadie más por mis cojones.

Colgó el teléfono cabreada.

OSCAR: Hola cariño, ¿cómo va la tarde?

Raquel se giró con una sonrisa besándolo.

RAQUEL: Muy bien amor.

OSCAR: Raqueeel, que te he oído hablar con tú hermano.

RAQUEL: Nada importante, ayer me envió un mensaje diciéndome que Marina quería hablar contigo, así que le he ido a hacer una visita esta tarde, hemos conversado un poco y ya está.

OSCAR: ¿Y ya está?

RAQUEL: Buenooo, le he dicho que si se acercaba a ti le iba a arrancar la cabeza y la enterraría en medio del bosque.

OSCAR: ¡Ah!, entonces sí que está. Que animal eres por Dios.

Raquel se enfureció.

RAQUEL: Que nadie nos va a tocar las narices Oscar, como lo intente le arranco los ojos y se los meto en un bote de sal.

OSCAR: Si se los arrancas primero, cuando se los metas en la sal no le van a picar.

RAQUEL: Cállate coño, cachondéate de tú puta madre guapo.

Ella estaba enfadada y él soltaba una carcajada abrazándola levantándola del suelo, le besó los labios y le miró a los ojos.

OSCAR: Que orgulloso estoy de mi leona.

Raquel puso la carita en su cuello besándoselo.

RAQUEL: No voy a permitir que nadie nos haga daño, voy a cortar de raíz la más mínima posibilidad.

Raquel seguía siendo la mujer con carácter que siempre fue, pero ahora lo enfocaba en la dirección adecuada, con Oscar era la mujer más tierna y cariñosa del mundo, cuando estaban juntos en el sofá, ella se tocaba la barriguita y pensaba en su familia, pensaba que daría a luz un bebé de los dos y que en aquella casa podían ser muy felices. Conocía a Oscar y como se dio cuenta tiempo atrás de que ser tan buena persona conlleva ciertos riesgos, ella estaría expectante a que esos riesgos fueran los mínimos. Su familia estaba por encima de todo y no dejaría que ninguna amenaza se acercara.

Las semanas fueron pasando, el negocio estuvo listo, Raquel se despidió de su trabajo para dedicarse al cien por cien, Oscar pactó con la empresa para la que trabajaba un tiempo antes de irse, Susy estuvo pasando una vez a la semana reuniéndose con Raquel para ver cómo iban las cosas. Los resultados eran buenos y cuando pasó el primer mes quedaron qué pasarían un fin de semana juntos para celebrarlo.

Trabajaron el sábado, por la noche antes de la cena estaban tomando algo en el patio, Susy levantó la copa.

SUSY: Vamos a brindar por el negocio, para que sigan aumentando las ventas a este ritmo.

Brindaron y bebieron.

RAQUEL: Otro para que sigamos llevándonos tan bien como hasta ahora.

Volvieron a brindar, Susy se sentó mirando para otro lado, los volvió a mirar seria.

SUSY: Me voy a separar definitivamente de Gaby, personalmente y profesionalmente, él se queda con el almacén de siempre y yo con este. Espero que nos vaya bien o me quedaré en la ruina.

RAQUEL: Eso quiere decir que…

SUSY: Tengo que buscar una vivienda por aquí.

OSCAR: ¿Y Gaby?

SUSY: Estamos los dos de acuerdo, lo nuestro no va a ninguna parte y no tiene sentido que estemos juntos por estar.

RAQUEL: Supongo que será lo mejor para los dos con el tiempo.

SUSY: Seguro que sí.

Raquel la vio triste, se levantó y la abrazó, Susy dejó ir alguna lagrimilla que se secó rápidamente de la cara.

RAQUEL: Te ayudaremos a encontrar algo pronto para que te puedas venir y olvidarte de todo.

OSCAR: Quien nos iba a decir que volveríamos a estar juntos.

RAQUEL: Juntos pero no revueltos, si no quieres que te corte los huevos.

Se morían de risa los tres, cenaron, se tomaron unas copas y se fueron a dormir.

Era de madrugada cuando Raquel se levantó al baño y escuchó un ruido en el salón, Susy estaba sola sentada en el sofá llorando, Raquel se acercó y la abrazó sin decir nada, la levantó y agarrada de la mano se la llevó a su habitación, la acostó en medio de los dos, la abrazó y le dio un beso en la cabeza, Oscar dormido les pasó un brazo por encima a las dos, entre ellas se sonrieron y se quedaron dormidas.

Por la mañana Oscar se iba despertando, tocó a su lado y encontró una espalda que pensaba que era de Raquel, fue bajando la mano y le agarró el culo. Susy abrió los ojos de golpe, Oscar le estaba metiendo mano en el culo, despertó a Raquel.

SUSY: Raquel, Raquel, que Oscar me está tocando el culo.

Raquel reía y Oscar le metía con los ojos cerrados la mano por dentro de las bragas buscándole el coño con los dedos.

SUSY: Raquel que me va a tocar el chichi si no lo paramos.

RAQUEL: Pues páralo tú que eres la afectada.

Susy se dio la vuelta tocando a Oscar en el hombro para acabar de despertarlo, cuando abrió los ojos vio la cara de Susy, pegó un salto que se puso de pie fuera de la cama gritando…

OSCAR: ¡Hostia puta!

Raquel y Susy le miraban aguantándose la risa del susto que le habían dado.

OSCAR: Me cago en mi vida, ¿Qué coño hacéis las dos metidas en la cama?

RAQUEL: Si te parece íbamos a dormir en el suelo.

OSCAR: Joder, ¿pero Susy no tiene su habitación?

RAQUEL: La he invitado a esta para que no estuviera sola. Por cierto, hemos dormido muy bien con tú brazo por encima de nosotras.

OSCAR: Joder que susto me habéis dado cabronas, me voy a preparar el desayuno.

RAQUEL: Espera hombre, no tengas tantas prisas, ven, ponte en medio de las dos.

OSCAR: Raquel no me jodas.

Apartó la sabana y estaban las dos en camisón cortito enseñándole las braguitas.

RAQUEL: ¿De verdad no quieres ponerte un ratito en medio de nosotras?

Susy estaba sorprendida de la reacción de Raquel.

SUSY: Será mejor que vuelva a mi habitación, quedaros vosotros.

Raquel la sujetó de un brazo cuando intentó levantarse.

RAQUEL: No te vayas, estemos un rato juntos.

SUSY: Raquel, vamos a vestirnos y preparamos el desayuno, quiero hablar contigo.

Oscar respiró profundo mirando el techo, alguien parecía tener un poco de coherencia, se vistió y fue a preparar el desayuno mientras ellas se arreglaban. Una vez los tres sentados tomando los cafés.

SUSY: ¿Qué te pasa Raquel?

RAQUEL: ¿A mí?, nada.

SUSY: A ver, querías que estuviéramos los tres juntos en la cama, con él en medio de dos mujeres en bragas. Te he dicho que estaba a punto de meterme mano en el coño y te has quedado igual, te recuerdo que te separaste de él por…

RAQUEL: Follar contigo, ya lo sé.

SUSY: Y hubieras hecho que folláramos todos hace un momento, muy lógico no es.

RAQUEL: Me apetecía.

SUSY: ¿Cómo que te apetecía, ahora haces lo que te da la gana sin pensar en las consecuencias?

Oscar se las miraba a las dos sin decir nada, Susy había empezado una conversación que a él le interesaba.

RAQUEL: Estoy en un momento de mi vida que puedo hacer lo que no me he atrevido a hacer antes, a Oscar le quiero a rabiar, quiero que sea el hombre de mi vida y el padre de mis hijos si podemos tener más. Pero tengo la sensación que ahora es el momento de hacer ciertas cosas que más tarde no querré hacer, y sí, ya sé que me estoy desmadrando un poco con el sexo, pero será temporal, de aquí poco tendré una barriga grande y ya no podré hacerlo.

SUSY: ¿Tienes miedo de perder el atractivo, te crees que nunca más serás atractiva para nadie porque estás embarazada y parirás?

RAQUEL: No es eso.

SUSY: ¿Y no te da miedo poder perderlo?

Raquel miró a Oscar, le acarició la cara.

RAQUEL: Él siempre estará a mi lado.

SUSY: Yo también pensaba que lo estaría Gaby.

Se hizo un silencio bebiendo los tres de las tazas.