Caminos (29)
Llegó el día que Tony acompañó a Marina a su apartamento...
Llegó el día que Tony acompañó a Marina a su apartamento con sus pertenencias, la ayudó a colocar unas cuantas cosas y tomaron algo antes de que él se despidiera, Marina lo abrazó.
MARINA: Te lo vuelvo a decir, te estoy muy agradecida de todo lo que has hecho por mí, espero que no perdamos el contacto.
TONY: Sabes que no me tienes que agradecer nada, lo hice porque me preocupas.
Marina le miró los ojos.
MARINA: Siento no poder darte más, no es un buen momento para pensar en esas cosas.
TONY: Nunca te he pedido nada, solo espero poder seguir viéndote.
MARINA: Lo haremos, déjame un par de días para que me acostumbre a estar sola.
TONY: De acuerdo, llámame para cualquier cosa que necesites.
Se volvieron a mira a los ojos, Tony se giró y se fue, Marina se entristeció, lo valoraba mucho como amigo pero no sentía nada, en realidad hacía mucho tiempo, ni se acordaba de la última vez que sintió algo por alguien. ¿Cómo podía ser tan fría en las relaciones humanas?, tuvo su desengaño con algunos novios hacía mucho, pero a partir de casarse con Oscar, un gran error porque lo hizo sin estar enamorada de él, fue perdiendo la capacidad de enamorarse, de sentir algo por alguien, por Javier pensó que sentía algo cuando la verdad es que solo le atraía su ritmo de vida, el dinero. ¿Tanto se llegó a acostumbrar a vivir así con Oscar?, ¿tanto se dejó llevar por aquella manera de vivir que había perdido los sentimientos?, ¿y por qué la única vez que se impresionó por alguien sin ser por algo material, fue precisamente por Oscar cuando la rescataron?, tal vez fue por el cambio de carácter que le demostró, o tal vez, si que había sentido más de lo que pensaba cuando estaba con él, fue por la única persona que se preocupó al hacerle daño, intentó minimizar los daños al separarse, de todos los demás le había importado poco como se sentían.
Una noche Raquel se había ido a dormir y Oscar se había quedado mirando la televisión, le llegó un mensaje.
MARINA: “¿Cómo estás.”
OSCAR: “Yo bien, ¿y tú?, cómo vas.”
MARINA: “Bien, ya estoy independizada en mi apartamento. Pensaba en si algún día podríamos vernos. “
OSCAR: “Mejor que no, lo nuestro acabó y cada uno tiene que buscar su camino.”
MARINA: “Vale, me ha gustado saber de ti.”
Estaba claro que Oscar había cambiado mucho, volvió a escribir otro mensaje a Susy.
MARINA: “Podremos vernos algún día, ya estoy en el apartamento y me encuentro un poco sola.”
SUSY: “Mañana vendré a verte y salimos a tomar un café.”
Salieron y se pararon en una terraza a tomarse algo.
SUSY: Me alegro que empieces tú vida de nuevo, ahora por favor contrólate y no quieras correr demasiado.
MARINA: No te preocupes, ya he aprendido la lección. Me gustaría pedirte algo, háblame de Oscar, ¿cómo es que ha cambiado tanto?
SUSY: Puede que no haya cambiado tanto, a lo mejor es que tú no supiste sacarle todo el partido que podrías haberle sacado.
MARINA: Vamos Susy, sabes igual que yo que era un verdadero desastre.
SUSY: Y sigue siéndolo, igual de adorable, solo que una mujer ha sabido ponerlo en su sitio y está enamorado, muy enamorado.
MARINA: Psss, ya será menos, si era un muermo.
SUSY: Pues Raquel no dice lo mismo, está con él que no caga de contenta de cómo se la folla, será por algo.
Marina se quedó en silencio pensando, ¿esto que sientes son celos?, pensó, no puede ser.
SUSY: ¿Quieres que te explique más cosas?
MARINA: Mejor que no.
Cambiaron la conversación pero a Marina se le quedó algo dentro, le jodía que otra mujer estuviera disfrutando de Oscar, cuando había sido suyo durante casi diez años y no fue capaz de hacerlo ella.
Unos días más tarde Marina invitó a Tony a cenar, se sentaron en la mesa hablando de cómo le había ido a ella el nuevo trabajo, la conversación fue derivando en otros temas cuando se sentaron en el sofá a tomar una copa.
MARINA: Tendría que confesarte algo.
TONY: Huy que miedo me das.
MARINA: Una noche en tú apartamento me levanté a beber agua, al volver vi luz en tú habitación, pensé que estarías despierto, que no podías dormir como yo, tenías la puerta un poco abierta y te vi…
Se quedó callada con una sonrisilla.
TONY: ¿A quién ibas a ver sino?
MARINA: No es que te viera, es como te vi, te estabas haciendo una paja.
Tony se puso colorado desviando la vista.
MARINA: Va tonto que no es para tanto, ¿te tengo que recordar que tú y yo habíamos hecho algunas cosillas antes?
TONY: Marina por favor no sigas por…
MARINA: Me gustaría hacerte una.
TONY: No me jodas Marina, tú quieres volverme loco, sabes que siento algo por ti, no me puedes hacer esto y luego pasar de mí.
MARINA: Déjame por favor, quiero volver a hacer algo, como cuando empezamos, te acuerdas de las primeras veces que fui a tu casa.
Se le iba acercando para besarlo y Tony pensaba en si sería bueno hacer o no hacer algo, cuando se dio cuenta se estaban besando con la lengua de ella dentro de su boca y le estaba cogiendo el paquete, él estiro la mano y se la metió por el medio de las piernas agarrándole el coño, Marina suspiró.
MARINA: Así, así, tócame por favor.
Sin dejar de besarse se desabrocharon los pantalones para meterse las manos dentro y masturbarse piel con piel, estuvieron un rato, él con la polla tiesa a reventar y ella gimiendo por las caricias de Tony en el chumino. En un movimiento rápido Marina agachó la cabeza y se metió la polla en la boca chupándosela sin dejar de meneársela, él llevó la cabeza para atrás del gusto acariciándole el pelo, un ratito más y acabaron con Marina encima suyo follándoselo, lo cabalgaba con fuerza y a buen ritmo, los dos gemían como locos, Tony se mojó un dedo y agarrándole el culo se lo metió dentro, Marina pegó un grito y se corrió arrastrándolo a él, se quedaron quietos sin decir nada.
Tony se levantó, se subió los pantalones y se dirigió a la puerta, antes de irse miró a Marina estirada en el sofá con los ojos cerrados y los pantalones y las bragas colgándole de una pierna, se fue cerrando la puerta, había vuelto a caer, le tenía donde le daba la gana solo con desearlo.
Raquel y Oscar volvían a tener una buena relación, se complementaban bien en el día a día y no les faltaba sexo, sobre todo por parte de Raquel por aquello de que si lo tenía contento en casa no buscaría nada fuera.
Susy y Gaby seguían juntos, se respetaban y se lo pasaban bien, tampoco les faltaba sexo pero sabían que su relación no estaba en el mejor momento, Susy tenía dudas, había intentado analizar el por qué de aquel cambio, siempre había estado bien con Gaby, lo había amado muchísimo y no sabía por qué ya no era lo mismo. Podía haber sido por ayudar tanto a Marina que la había desestabilizado, o por sus palabras con Raquel que habían hecho que ellos estuvieran juntos y bien pero que ella perdiera a una amiga de confianza, no era de extrañar, como iba a tener confianza con ella cuando le había dicho que se follaría a su pareja como se despistase, y tenía otra duda, ¿por qué quiso ayudarlos diciéndole a Raquel que le quitaría a Oscar si ella no lo quería?, ¿por qué?, la podía haber convencido de otra manera, ¿de dónde le salió la idea de follar con Oscar?, lo conocía de casi toda la vida y nunca le habían venido esas ideas a la cabeza, sí que le enseñó el coño una vez para ver como se hacía una paja, pero fue más por una broma al enterarse que la había visto follar con Gaby que otra cosa. Era consciente que Oscar estaba enamorado de Raquel y era feliz con ella, ni pensaba ni tenía ninguna necesidad de follar con él, ¿por qué lo dijo?
Gaby salió a visitar a un proveedor, estuvieron negociando unos productos y cuando se iba a ir se acercó a saludar a la nueva secretaria.
GABY: Hola Marina, ¿cómo te van las cosas por aquí?
MARINA: Muy bien, el ambiente es agradable y nos tratan bien, ¿quieres que comamos juntos?, ya es la hora y prefiero hacerlo acompañada.
Fue pasando el tiempo, una noche dieron una noticia, la policía había hecho una redada en el puticlub, alguien había dado un chivatazo explicando donde podían encontrar drogas, por lo visto existía un sótano donde la trabajaban, la encontraron y cerraron el local, el propietario estaba en busca y captura, salió una foto de Javier en la televisión declarada como persona peligrosa y posiblemente armada. Oscar tragó saliva, no sabía con quién se encaró cuando fue a sacar de allí a Marina, Raquel le dio un golpe en una pierna.
RAQUEL: ¿Has visto lo que hiciste?, y si te llega a pasar algo ¿qué?
OSCAR: Yo no lo sabía, pensaba que era un tío cabrón, pero no tanto coño.
RAQUEL: Desde luego te metes en cada lío, con lo tonto que eres no entiendo cómo te pasan esas cosas.
OSCAR: Raquel por favor.
Se le subió encima abrazándolo.
RAQUEL: Solo de pensar que te hubieran podido hacer daño me da algo.
OSCAR: Ahora entiendo porque nos dejaron salir de allí al decirle que iba a montar un pollo.
Raquel le besaba el cuello mientras él le acariciaba la espalda.
RAQUEL: ¿Tú quién crees que se habrá chivado?
OSCAR: Prefiero no pensarlo Raquel.
Una mano de ella bajaba metiéndose por dentro del pantalón agarrándole la polla.
RAQUEL: Eso, tú mejor no pienses mi vida y deja que yo cuide de ti.
Se besaron, Oscar la puso de pie, se arrodilló delante de ella y le bajó el pantalón y las braguitas metiéndole la lengua en el chichi, Raquel gimió con una risilla sujetándole la cabeza con una mano.
OSCAR: Me gusta tanto hacerte esto, desde el primer día que me enseñaste a hacértelo.
A Raquel se le escapaba una risilla recordando aquellos primeros pasos conociéndolo, que diferente era todo, era un hombre roto que se dejaba llevar, ahora le estaba comiendo el coño otra persona, una que supo volverse a componer siendo mejor y le ayudó a ella a caminar a su lado, descubriendo los dos juntos un camino muy bonito al que no se le veía el final, alguien que al principio era para reírse de lo desastre que era y ahora no podía vivir sin él.
La cogió en brazos y la llevó a la habitación estirándola en la cama, se arrodilló a su lado y le fue quitando la ropa lentamente, estiró de las braguitas para acabar de quitárselas y se puso en medio de sus piernas para desnudarse él, la atenta mirada de Raquel que le clavaba la vista en sus ojos le demostraba el amor que sentía por él.
Se estiró besándola a la vez que fue penetrándola, con suavidad, como si fuera algo delicado que se tenía que cuidar para que no se rompiera, sus brazos lo rodeaban, sus manos le acariciaban la espalda y algo que le gustaba mucho, el culo, una postura que desde el principio era muy íntima para ellos, Raquel con las piernas muy separadas apoyada sobre los talones, las rodillas un poco dobladas y Oscar encima penetrándola lenta y profundamente, él le acariciaba la carita besándola con mucho amor y ternura, ella le apretaba suavemente la espalda y le agarraba el culo. Les encantaba esa postura a los dos, se sentían unidos, él controlaba el ritmo y ella se dejaba llevar, podían estar mucho tiempo subiendo y bajando la intensidad, gimiendo fuerte volviendo a jadear mientras se besaban entregándose las lenguas, alguna vez Raquel había tenido varios orgasmos sin que él dejara de follarla, de hacerle el amor, aquellas palabras que tanto les costó aceptar. Un profundo orgasmo a dúo hizo que Raquel sintiera su semen en lo más profundo de su ser, se besaron hasta la saciedad antes de cenar.
Al día siguiente por la tarde Oscar y Raquel saliendo de la tienda fueron a buscar el coche, al salir del parking una persona se cruzó teniendo que pegar un frenazo para no atropellarla, llevaba una gorra ocultando su cara, Oscar levantaba las manos reprochándole que se metiera delante del coche cuando al pasar por su lado le vio la cara, abrió la puerta trasera metiéndose en el coche, Raquel pegó un grito del susto que se pegó.
RAQUEL: Su puta madre.
Oscar se giraba para mirarla bien.
OSCAR: ¿Qué haces aquí?
RAQUEL: ¿La conoces?
OSCAR: Es Miriam.
RAQUEL: Suuuu puuuta madre, lo que nos faltaba.
MIRIAM: Llevarme algún lugar seguro por favor, no lo han encontrado y es un tío muy peligroso, no puedo estar en mi casa, sabe donde vivo.
Oscar y Raquel se miraron, ella puso cara de resignada y se la llevaron al apartamento. Cuando llegaron Miriam les agradeció que la ayudaran y le pidió a Raquel si se podía duchar, la acompañó al cuarto de baño, Miriam se desnudó y Raquel entendió porque Oscar la iba a ver de vez en cuando antes de comprometerse con ella, le sacaba casi una cabeza de altura, tenía un cuerpazo y por si fuera poco era guapísima la cabrona. Le prestó algo de ropa mientras le lavaba la que llevaba. Se sentaron en el salón y Raquel le preparó una “tila” para que se tranquilizara.
MIRIAM: Yo era modelo, no muy buena por cierto, pero muy ambiciosa, conocí a Javier, un tío amable y guapo que me llevó a su casa y me enseñó a vivir una vida de lujos…
Reconocieron la historia porque era la misma que había explicado Marina.
MIRIAM: Al principio me dejó que yo pudiera escoger los clientes, después me metió en el local, fue la época en que te conocí y hace poco me dijo que haría otros servicios, entrar en la sala y dejar que me follaran a saco. Tenía que hacer algo y lo hice, que le den por culo, pero mientras esté suelto no me fio, esa noche no fui a trabajar, si investiga un poco se dará cuenta y seguro que sospechará de mí.
Se puso a llorar y Raquel le pasó un brazo por encima para consolarla, Oscar preparó algo para cenar y mientras lo hacían mirando las noticias saltó la sorpresa, aquel mismo día lo habían detenido intentando cruzar la frontera de un país que no estaba en la comunidad europea, todos respiraron aliviados. Miriam durmió en su casa, por la mañana se despidió de ellos muy agradecida por la ayuda y no la volvieron a ver más. Raquel miró a Oscar con una sonrisilla.
RAQUEL: Menudo pibón te tirabas cabrón.
OSCAR: ¡Raquel!
RAQUEL: Cállate sinvergüenza, que me metes en cada mierda que ya te vale.
Le tocó la cara riendo y lo abrazó.
RAQUEL: La suerte que tienes es que te quiero más que a mi vida.
Llegó Gaby a su casa, Susy le esperaba con la mesa puesta para cenar, se miraron a los ojos y Susy supo que tenían que hablar, se sentaron en el sofá, Gaby le tocó la cara con cariño preocupado.
GABY: Tengo que decirte algo.
SUSY: Pues venga, dispara, siempre lo hemos hablado todo ¿no?
Él apretó los labios mirándole a los ojos.
GABY: Susy, hace casi un mes que estoy liado con Marina.
Susy abandonó la casa, la hipoteca la pagaba Gaby y siempre había entendido que era suya, se trasladó a un apartamento. No quiso darle muchas vueltas al asunto de Marina, ¿cómo podía ser tan imbécil y desagradecida?, no había aprendido nada de todo lo que le había pasado ni de lo que ella intentó inculcarle, en cuanto tuvo la oportunidad pensó con el coño y se lio con Gaby sabiendo que era su marido, no quiso ni hablar con ella, la ignoró para siempre. Siguió trabajando con Gaby manteniendo una relación laboral correcta, siempre habían tenido claro que si les pasaba algo se mantendrían juntos en el negocio. Oscar y Raquel la ayudaron en todo lo que pudieron, ella se había volcado con ellos cuando les hizo falta y no podían dejarla en la estacada en aquellos momentos. Gaby se lo había pedido a Oscar preocupado por Susy y Raquel olvidó sus desavenencias para poner lo mejor de su parte.
Gaby se fue a comer con Marina en su primer encuentro cuando empezó a trabajar para uno de sus proveedores principales, aquella comida llevó a otro encuentro, a conversaciones más intimas, al reconocimiento de Marina que siempre le había gustado, que no podía evitar en las ocasiones que salían las dos parejas cuando estaba con Oscar compararlo con su marido, que a él siempre lo había visto como un buen follador, todo lo contrario que Oscar.
Saliendo de una de las comidas antes de entrar en el coche se pararon uno delante del otro, se miraron a los ojos y Marina le atacó los labios comiéndoselos, se besaron con pasión, Gaby le agarró el culo con fuerza y de allí fueron al apartamento de Marina. Se desnudaron uno al otro con prisas al entrar, la estiró encima de la mesa y le bajó las bragas, se amorró al coño comiéndoselo, Marina gritaba de gusto y Gaby se ponía cachondo por la novedad, nunca le había sido infiel a su mujer, tal vez fue por las dudas que últimamente detectaba en Susy, o simplemente cayó en las redes de Marina porque le ponía cachondo pensar en ella en medio de un puñado de tíos follándosela, no se paró a pensarlo.
Cuando se lo dejó mojado que le caía su saliva junto con los flujos encima de la mesa, se incorporó y le estiró de las piernas sacándole el culo al borde, se la cogió apuntando y le pegó un pollazo que movió la mesa, los dos gritaron y follaron duro, cuando Marina se corrió la levantó llevándola a la cama, la puso a cuatro patas volviéndola penetrar, se oía un ruido tremendo del choque de sus cuerpos en medio de los gritos y gemidos. Gaby había perdido la cabeza de lo cachondo que lo había puesto, Marina se volvió a correr, él la empujó estirándola, se tiró encima mojándose la mano pasándosela por el culo para lubricarlo y se la metió haciendo volver a gritar a Marina medio por dolor medio por placer, siguieron follando duro, a Gaby le venía la imagen de ella en medio de varios tíos follándosela y se ponía cardiaco, se acabaron corriendo por última vez.
Gaby encontraba muy morbosos los encuentros con Marina y los fueron aumentando, para Marina follarse a Gaby le creaba una contradicción, le gustaba él pero por otro lado sabía que había sido muy cabrona con Susy que se desvivió por ella para ayudarla.
Cuando se lo confesó a su mujer ya habían hecho planes para vivir juntos, no pasaron muchos días que Susy salió de su casa que entraba Marina.