Caminos (28)

El lunes después de trabajar Oscar se duchó en su apartamento...

El lunes después de trabajar Oscar se duchó en su apartamento, miró los armarios y abrió el que sabía que Raquel guardaba su ropa, cogió un vestido y lo olió, le recordaba a ella, lo bien que le sentaba puesto, volvió a llorar y preguntarse por qué se había ido, que tipo de mierda había pisado en su vida para salirle todo tan mal con las mujeres, desengaño tras desengaño, se había dado cuenta que él no se podía esconder de sus sentimientos, tarde o temprano tenía que sacarlos, si quería a alguien se lo tenía que decir, había intentado ser de otra manera, esconderlos y vivir al día, pero no podía, él no era así.

Estaba cenando mirando las noticias cuando sonó el teléfono, Raquel.

OSCAR: ¿Raquel?

RAQUEL: Eres un cerdo cabrón y un mentiroso, no te tenía que haber hecho caso, solo me querías para pasar el rato antes de volver con tu ex mujer, te odio, me has destrozado la vida…

OSCAR: Raquel, Raquel, tranquila, ¿dónde estás?

RAQUEL: ¿No has hablado con Susy?

OSCAR: Me viene a ver cada día para animarme, ¿pero de qué teníamos que hablar, dónde estás?, tenemos que hablar tú y yo.

Raquel se dio cuenta que Susy no le había dicho nada, se habían visto el día anterior y la tía no se lo había dicho, ¿a ver si sería verdad lo que le dijo?

RAQUEL: Contéstame a una cosa sin mentirme, con Susy os tratáis con cariño.

OSCAR: Con Susy siempre nos hemos tratado con cariño Raquel, ¿A dónde quieres llegar?

RAQUEL: Pero, cariño de abrazaros y besaros.

OSCAR: Dime dónde estás, quiero verte…

RAQUEL: Que me respondas coño, os abrazáis y os dais besitos.

OSCAR: Te digo que siempre lo hemos hecho, ¿no me dirás que te has ido por eso?, tú lo has visto muchas veces.

RAQUEL: ¿Con besos en los labios?

OSCAR: Algún piquito de amigos…

RAQUEL: Que zorra.

OSCAR: ¿Qué?

RAQUEL: Que nos tenemos que ver y hablar.

OSCAR: Pero si eso te lo estoy diciendo desde el principio y no me escuchas coño.

RAQUEL: Mañana sal puntual del trabajo, te estaré esperando en casa, ¡ah!, y no le digas nada a Susy, es una cosa entre tú y yo.

Le colgó el teléfono dejándole con la palabra en la boca, ¿por qué no querría que se lo dijera a Susy?, todo era muy raro, pensó Oscar.

El día siguiente intentó disimular con sus amigos, Susy le preguntó durante la mañana varias veces si pasaba algo, lo veía nervioso, él le contestó que no pasaba nada y todo seguía igual, pero Susy era mucha Susy y se olía algo. Y tanto que estaba nervioso, solo el pensamiento de volver a ver a Raquel lo ponía y mucho. Salió lo más puntual que pudo, llegó corriendo al apartamento, entró al salón y vio la mesa muy bien puesta para cenar con dos velitas, todo muy romántico. Salió de la cocina Raquel, lo agarró por el cuello y lo besó con pasión, Oscar le devolvía el beso sin entender a qué venía aquello, Raquel lo empujaba en dirección al sofá con la mano agarrándole el paquete.

RAQUEL: ¿Por qué eres tan cerdo, hijo de puta?

OSCAR: ¿Pero qué estás diciendo loca del coño?

Se estaba bajando el pantalón y la ropa interior dejándosela por debajo de la rodilla sentándose en el sofá.

RAQUEL: Respóndeme cabrón, ¿no es verdad que abrazaste a Marina?

OSCAR: Sí, ¿y?

Le metía las manos por debajo de la falda agarrándole el culo, Oscar puso una cara rara, le agarró las bragas por los lados y se las bajó de un tirón, eran de color carne y de algodón, parecían las de su abuela, que feas coño, pensó Oscar.

OSCAR: ¿Cómo coño puedes llevar estas bragas por Dios?

RAQUEL: Para joderte, las más feas que encontré en el mercadillo. Y no te despistes, ¿no es verdad que le dijiste que ibais a ser felices los dos?, ¿y a mí qué?, que me den por culo cuando vuelvas con ella.

Se las había quitado de una pierna dejándolas enganchadas a la otra a la altura del muslo para que él las pudiera ver, le agarró la polla, se frotó la punta en el agujerito de la vagina lubricándolo y se sentó metiéndosela, los dos gimieron mirándose a los ojos encendidos de pasión.

OSCAR: Le dije que los dos merecíamos ser felices, pero no juntos gilipollas, cada uno por su lado, pregúntale a Tony que estaba delante.

Raquel daba golpes secos de cadera follándoselo, lo dos seguían gimiendo.

RAQUEL (sorprendida): ¿Tony estaba aquí?

OSCAR: Claro, ¿eso no lo vistes?, solo lo que te convenía ver, estás loca.

Le dio dos culazos metiéndose la polla de forma violenta haciendo que los dos gritaran de gusto, le agarró el cuello con fuerza.

RAQUEL: No me vuelvas a llamar loca que te mato cabrón.

OSCAR: Te quiero mi vida.

RAQUEL: Cállate mentiroso.

OSCAR: Si la verdad te jode te aguantas, es lo que hay.

Raquel aceleró moviéndose encima de él como una bestia, se corrieron a gritos y ella se desplomó encima de él.

RAQUEL: Si no fuera por estos polvazos te enviaba a la mierda.

OSCAR: Si no fuera por la puta manía que tienes de ponerte bragas tan feas serías perfecta.

Se quitó las bragas de la otra pierna y se las estampó contra la cara sujetándolas con una mano.

RAQUEL: ¿No te gustan?, pues toma.

Oscar podía olerlas y se estaba volviendo a calentar, tantos días sin ella la deseaba más que nunca, le dio la vuelta sin sacarle la polla y la estiró en el sofá con él encima empezando a moverse dentro de ella.

RAQUEL: ¿Pero qué haces lobito?

OSCAR: Volver a follarte, que me tienes loco cabrona.

Ella reía, le sujetó la cabeza con las dos manos y le miró a los ojos, se volvieron a besar con más tranquilidad, saboreándose los labios.

RAQUEL: Cuando te vi en sus brazos diciéndole que volveríais a ser felices se me giró el cerebro, no te puedes imaginar cómo me sentí, traicionada, engañada, arrastrada, como una mierda, pensé que me había vuelto a pasar lo mismo, otro cabrón que me la había vuelto a jugar. Me fui con mi familia para apartarme de todo.

OSCAR: Entonces cuando fui estabas allí, ¿me oíste y no saliste?, que cojones nena.

RAQUEL: Lo siento, estaba muy desilusionada contigo.

OSCAR: Venga va, me pegué cuatro horas para llegar y otras cuatro para volver el mismo día y tú, ¿estabas desilusionada conmigo?, ¿no supiste valorar eso?

RAQUEL: Me lo dijo Álvaro, mi hermano, pero estaba tan jodida que no le escuché.

OSCAR: Ya, tú solo escuchas lo que te conviene.

Empezaban a gemir otra vez por los movimientos pélvicos de Oscar metiéndosela.

RAQUEL: Me estás dando gustito bandido.

OSCAR: ¿Para qué te crees que estoy encima de ti metiéndote la polla, para bailar un tango?

Raquel le agarró el culo con fuerza subiendo las piernas rodeándole la espalda con ellas para que las penetraciones fueran más profundas.

RAQUEL: Fóllame mi amor.

Se movían lentamente, besándose con dulzura, sintiéndose, amándose, tenía el coño totalmente empapado por su flujos y la corrida anterior, la polla totalmente tiesa entraba y salía con un ruido por el roce con los flujos que los estaba poniendo a mil, se volvieron a correr con una mano de Raquel en el culo de Oscar y la otra en la espalda, él la abrazaba pasándole los brazos por debajo de su cuerpo, las caras juntas gimiéndose en los oídos, cuando acabaron se quedaron quietos, relajados.

RAQUEL: Perdóname, perdí los papeles.

OSCAR: Está claro que no tienes confianza conmigo, tenías que haber entrado y te lo hubiera explicado todo en aquel momento, largándote lo único que conseguiste fue que lo pasáramos mal los dos sin saber la verdad.

En ese momento alguien llamó a la puerta, Raquel miró a Oscar.

OSCAR: Será Susy que viene a visitarme pensando que estoy solo.

Raquel se levantó quitándose la ropa, miró por la mirilla asegurándose que era ella y le abrió la puerta en pelotas, con el pelo alborotado de la follada y los flujos cayéndole por la pierna abajo. Susy la miró sorprendida, Raquel le cerró la puerta en los morros y Susy se giró con una sonrisilla marchándose. Llegó donde estaba Oscar.

OSCAR: ¿Has abierto la puerta desnuda?

RAQUEL: También me vas a tener que explicar qué coño pasa con Susy.

OSCAR: ¿Era ella?

RAQUEL: Sí, se ha ido, supongo que no me esperaba ver aquí.

Oscar le cogía una mano para ir los dos a la ducha.

OSCAR: Con Susy no pasa nada, estaba mal y me pasaba a ver, hablábamos un rato y se iba.

RAQUEL: Y supongo que a ella también la abrazabas y algún besito os dabais.

Él estaba abriendo el agua de la ducha…

OSCAR: Por favor no empieces con tus celos, no hicimos nada que no hiciéramos antes delante de ti o Gaby.

Se metieron debajo del agua enjabonándose uno al otro.

RAQUEL: Es que se te olvidó explicarme un pequeño detalle, que te habías hecho una paja delante de ella mirándole el coño.

OSCAR: Cuando pasó eso a ti no te conocía, bueno, solo de vista de la tienda ya lo sabes.

RAQUEL: Te quiere follar Oscar, me lo confesó el otro día, está enamorada de ti y por eso tiene problemas con Gaby.

OSCAR: No hombre no, los problemas con Gaby los solucionaran ya lo verás, ¿cómo va a estar enamorada de mí, nos hemos vuelto locos o qué?

RAQUEL: Te juro que es verdad, ¿por qué te crees que he venido?, he visto que te perdía para siempre si no me movía, esa tía se las sabe todas.

Oscar pensaba mientras se secaba.

OSCAR: ¿Así que ella te dijo todo eso y tú perdiste el culo para venir a verme?

RAQUEL: Mas o menos.

OSCAR: Que crack la tía, pues parece que nos ha vuelto a echar una mano.

RAQUEL: Que no, que conozco a las mujeres y no mentía cuando me lo dijo.

OSCAR: ¿Vamos a cenar en esa mesa tan bonita que has preparado?

RAQUEL: Claro que sí mi vida.

OSCAR: Y cámbiate las bragas por Dios.

Susy llegó a su casa y se sentó al lado de Gaby que estaba mirando la televisión, la apagó y miró a los ojos a su mujer subiéndole una mano por un muslo.

GABY: ¿Qué te pasa Susy, te sientes atraída por algún hombre?

Ella le miraba a los ojos confirmándoselo con la cabeza. La mano subía por debajo de la falda.

GABY: ¿Te gustaría follártelo, estás enamorada de él?

SUSY: No es el momento de intentarlo.

Ella cerraba los ojos notando dos dedos de Gaby acariciándole las braguitas.

GABY: ¿Y qué quieres que hagamos?

Los dedos apartaron la braga acariciándole el coño, ella gimió.

SUSY: No lo sé, no te puedo asegurar nada, puede que algún día pase algo.

GABY: Puede que algún día te toque como lo estoy haciendo yo ahora y tú lo disfrutes.

SUSY: Síí.

GABY: ¿Y te gustaría que te metiera los dedos en el coño para darte placer?

SUSY: Sííí.

Estiró la mano bajándole el pantalón agarrándole la polla, los dedos de Gaby dentro de su vagina la estaban poniendo a mil.

GABY: ¿Te estás imaginando que os hacéis una paja el uno al otro como dos adolescentes?

SUSY: Sí, me estás poniendo muy cachonda.

Le metió más profundamente los dedos y con la palma de la mano le frotó con fuerza el clítoris, Susy pegó un grito aumentando la velocidad de su mano pajeándolo.

GABY: Quiero ver cómo te hace correr ese tío, como gritas follándote con los dedos, como te meas de gusto.

Susy gritaba con los ojos cerrados, su marido movía la mano muy rápido masturbándola y follándola, se corría sintiendo la polla en su mano, él no paraba de mover los dedos rápidamente estimulándole el punto G, Susy pegó un grito lanzando una eyaculación vaginal que parecía que se meaba, las piernas le temblaban y aflojaba la paja de Gaby perdiendo fuerza. Él se puso de pie poniéndole la polla delante, Susy se la agarró metiéndosela en la boca succionándola con fuerza y excitación, se la metió entera y la sacó unas cuantas veces y un primer lechazo le entró en la garganta, la sacó y la fue pajeando tirándose el resto de semen por la cara, los labios y la boca, Gaby se corría gruñendo mirando como estaba poniéndole la carita a su mujer.

Marina encontró un apartamento y estaba a punto de hacer una entrevista con unos amigos de Gaby para empezar a trabajar. Estaban cenando con Tony y los dos sabían que no le quedaba mucho tiempo para hacer el traslado y marcharse del piso, hablaban pero se notaba una cierta tristeza en el ambiente. Marina había encontrado un lugar seguro para recuperarse, y a Tony le gustaba verla en su apartamento, le gustaba egoístamente que necesitara de él aunque solo fuera para hacerle compañía, darle ánimos y hablar con ella de cosas cotidianas, si se iba a vivir y a trabajar a otro lugar perdería el contacto con ella, no estaba seguro que hubiera mejorado tanto como para que quisiera verse con él, tendría la escusa perfecta para desaparecer otra vez de su vida.

Raquel volvió al trabajo con un sentimiento de amor odio por Susy, no estaba segura si lo que le dijo en la última conversación era verdad o para conseguir que volviera con Oscar, si lo hizo para que se pusiera las pilas estaba claro que lo consiguió, que lo hiciera para que ella reaccionase o si se lo dijo en serio no estaba claro. El primer día no vio a Susy, estaba nerviosa por si eso ocurría y pudo pasar el día tranquila.

El segundo día nada más llegar una compañera le dijo que la estaban esperando en el despacho, cuando entró Susy sin mirarla le señalaba una silla para que se sentara, se miraron a los ojos, Raquel con la incerteza de saber de qué le iba a hablar y Susy seria.

SUSY: Bueno, has estado varios días sin venir a trabajar sin causa justificada.

RAQUEL: Vamos Susy, lo sabes de sobra.

SUSY: Cómo amiga puedo saber cosas, pero como jefa no me has comunicado nada, si los cogías a cuenta de las vacaciones, o preferías que te los descontara del sueldo a fin de mes, no sé, creo que la empresa se merecía una explicación y no que desaparecieras del trabajo sin decir nada. ¿O es que prefieres perder el empleo?

Raquel bajó la cabeza, ¿sería capaz la tía de echarla del trabajo para quedarse a solas con Oscar?

SUSY: Es broma coño, que susceptible estás, quería pedirte que vinierais a cenar el viernes como siempre, y te lo quería decir para que veas que no tengo nada contra ti, si tú haces feliz a Oscar yo estoy contenta.

Raquel suspiró, que susto.

RAQUEL: Sí claro, no podemos perder las buenas costumbres.

Se lo dijo a Oscar, el viernes él estaba ya preparado sentado en el sofá jugando con el móvil, esperaba que saliera Raquel que se estaba retrasando más de lo normal. Cuando salió se quedó boquiabierto, se había puesto un vestido que le había enseñado dos días antes cuando se lo compró, de tirantes marcándole unas tetas impresionantes, ceñido al cuerpo y con vuelo en la falda que le llegaba a medio muslo, rematado con unos zapatos con un tacón importante. Oscar se puso de pie de golpe.

OSCAR: Cariño, estás impresionante.

RAQUEL: Es para que valores lo que tienes en casa.

Oscar se acercó poniéndole las manos en la cintura, le miró a los ojos dándole un piquito para no estropearle el pintalabios.

OSCAR: Estas preciosa y yo siempre te valoro.

Le metió la mano por debajo de la falda tocándole el tanga.

OSCAR: Me tenía preocupado que te hubieras puesto las bragas de tú abuela.

Raquel le retiraba las manos riendo.

RAQUEL: Pórtate bien y esta noche te dejaré que las veas y me las quites como quieras.

Se cogieron y salieron del apartamento riendo.

Cuando llegaron a la casa de sus amigos les abrió Susy, Oscar se fue con Gaby que estaba en el salón y Raquel entró con ella a la cocina, Susy la miró de arriba abajo con una sonrisa.

SUSY: Te has puesto muy guapa hoy.

Raquel se puso a su lado para hablarle con el tono bajo.

RAQUEL: Es para que no se distraiga con “otras” y mire donde tiene que mirar.

Susy se giró poniéndole un dedo en la cara, hablándole desde muy cerca.

SUSY: Como desaparezcas otra vez sin decirle nada, cuando vuelvas, y seguro que volverás porque sabes que tienes a un hombre que no te lo mereces, yo tendré la pipinilla del coño gastada de los lametones que me habrá dado, no te preocupes que te lo mantendré muy bien folladito, me lo follaré hasta reventarlo cada día que tú no estés. Así que ya lo sabes, no hagas más estupideces que le hagan daño o te pondré unos cuernos que no vas a pasar por las puertas.

Raquel estaba en shock, Susy le dio un piquito en los labios que la hizo reaccionar tapándose la boca con la mano.

SUSY: Tranquila que eso no es nada, te recuerdo que tú me metiste dos dedos en el coño.

Salieron las dos una delante de la otra al salón, Raquel le rodeó la cintura con sus brazos a Oscar apretándose a él besándole en los labios.

GABY: Has visto Susy que pareja más enamorada.

SUSY: Ya lo veo, y creo que lo estarán de por vida.

Oscar sonreía y Raquel miraba a Susy como si fuera el mismísimo diablo.

Cenaron, tomaron una copa y se fueron, les pidieron que se quedaran a dormir como tantas veces habían hecho, pero Raquel con la excusa de que le tenía que ver el tanga y lo que iban a hacer después convenció a Oscar para irse. Mientras volvían en el coche…

OSCAR: Me lo ha parecido o estabas un poco tensa con Susy.

RAQUEL: Será muy amiga tuya pero es una mala puta.

OSCAR: No exageres, sabes que siempre nos ha echado una mano cuando ha hecho falta.

RAQUEL: Pues a mí me parece que la mano te la quiere echar en otro sitio.

OSCAR: Que cosas tienes, hace muchos años que somos amigos y nunca se me ha insinuado para nada.

RAQUEL: Mejor, que siga así.

Se quedaron en silencio, Oscar pensaba que eran cosas de celos, seguro que Susy se lo había dicho para que volviera con él y lo había conseguido. A Raquel algo dentro de su interior le decía que todo eso no iba a acabar bien.