Caminos (27)

Oscar y Raquel entraban en su apartamento llegando del trabajo...

Oscar y Raquel entraban en su apartamento llegando del trabajo, en el ascensor se habían besado con pasión, él cerró la puerta y apoyó a Raquel en ella, se arrodilló y le fue desabrochando el pantalón del uniforme.

OSCAR: ¿Te acuerdas de cuando me hiciste comerte el chumino aquí y después no me dejaste ni entrar?

Raquel le acariciaba la cabeza riendo.

OSCAR: Pues ahora voy a hacer lo mismo, te lo voy a comer y luego te echaré sin dejarte entrar.

Ella se moría de risa, risa cortada por un beso de Oscar en el coño al bajarle los pantalones y las bragas, con una mano le ayudaba a quitarse una zapatilla y los pantalones y con la otra le abría el chichi con dos dedos metiéndole la lengua dentro, Raquel cerraba los ojos del gusto agarrándose a su cabeza, Oscar le buscaba el clítoris con la lengua lamiéndolo, ella abría las piernas agachándose un poco para que se lo pudiera comer como quisiera, Raquel se excitaba, él no paraba, le metió un dedo follándole el coño sin dejar de lamer y ella dio un grito corriéndose, la levantó llevándola al sofá.

RAQUEL: No me has dicho que me ibas a echar sin dejarme entrar.

OSCAR: Cállate coño.

Raquel reía y Oscar tenía la polla a punto de reventar, la puso a cuatro patas encima del sofá apoyando los brazos en el respaldo, todavía con los pantalones y las bragas colgando de una pierna y la camisa puesta, se puso detrás desabrochándose el pantalón con prisas, se sacó la polla, se la apuntó y se la metió de un golpe que hizo que se moviera todo el sofá, Raquel pegó un grito y él follaba dándole un golpe detrás de otro, cada día la deseaba más, ella gritaba sin parar, era uno de aquellos días que estaba tan excitada que le venían orgasmos uno detrás de otro, gritaba de placer, un placer enorme que le daba el ser humano que más quería en su vida sin importarle que los vecinos pudieran estar oyéndola como se corría, el coño le chorreaba notando los muslos mojados, nadie había conseguido que se corriera y se mojara de esa manera, de pronto Oscar se separó cuando estaba a punto de correrse, ella sabía por qué, se dio la vuelta poniendo la boca abierta delante de la polla y se la agarró pajeándola a buen ritmo, le llenó la boca y la cara a lechazos que ella recibía con una sonrisa, le encantaba verlo así, corriéndose para ella, tener en la mano bien agarrada su polla mientras le temblaba y notaba la tensión muscular sacando el semen al ritmo que ella quería, lo pajeaba y se la chupaba hasta sacarle la última gota y dejarlo cansado con aquella carita de buen niño.

Ellos ya habían hecho todo el tortuoso y lento camino sin ganas de mirar a atrás, estaban en un momento muy dulce. La vida te da momentos dulces y otros amargos, este era dulce, y mucho, Raquel confiaba en él, estaba enamorada hasta las cejas y le gustaba compartirlo con Oscar que la adoraba. Habían conseguido dejar libres los sentimientos y compartirlos, decirse a la cara y sin tapujos lo que sentían, fue una liberación para los dos que los llevó a amarse y disfrutar de sus cuerpos como nunca.

Por Susy tenían noticias de los avances de Marina, seguía en el apartamento de Tony, ella creía que no tardaría mucho en poder buscar un trabajo, Gaby que tenía algunos amigos empresarios ya les había hablado de ella y era muy probable que le consiguiera uno cuando estuviera preparada, el siguiente paso sería que se buscara un apartamento para vivir. Lo habían hablado con Tony, Susy sabía que él estaba enamorado de ella, ni con las cosas que le hizo consiguió que él dejara de estarlo, pero no podía empezar una relación con ella estando viviendo en su casa, si quería hacerlo con una buena base no podía estar con Marina por agradecimiento, tenía que dejarla volar, salir de allí e instalarse en otro lugar y luego ver si ella libremente quería una relación con él y poco a poco seguir el camino juntos.

En algún momento Oscar le había dicho a Raquel para ir a visitar a Marina, a ella no le hacía puta gracia y así se lo decía, a otra que tampoco le gustaba la idea era a Susy, ella hablaba con Marina y sabía como estaba, creía que debía de pasar más tiempo, todavía estaba en un momento débil agradeciendo demasiado a la gente que le ayudaba, después de lo que vivió en el momento que la fueron a rescatar, la seguridad con la que él actuó, Susy creía que lo estaba mitificando como al príncipe salvador, mejor sería dejar pasar un tiempo que Marina viera las cosas de manera más natural, cuando viviera sola por ejemplo y no necesitara a nadie, entonces se podrían ver de tú a tú.

Una tarde salieron de compras Susy y Raquel, les gustaba tener sus momentos a solas por cualquier escusa para hablar entre ellas, a Raquel para explicarle cosas de la relación con Oscar que delante de él y de Gaby no le diría por vergüenza, y a Susy para valorar como estaba Raquel, si había conseguido dejar a un lado sus miedos.

Aquella misma tarde Tony y Marina salían a dar una vuelta en coche, llevaban un rato cuando ella le pidió si podían visitar a Oscar, lo vio la última vez el día del rescate y tenía ganas de agradecérselo, Tony intentó persuadirla, ya lo haría más adelante cuando estuviera mejor, ella cogió el móvil.

MARINA: Hola Oscar, ¿cómo estás?

OSCAR: Bien, ¿y tú cómo sigues?, me dicen que estás mejorando mucho.

MARINA: Sí, gracias a todos vosotros, vamos con Tony en el coche y estaba pensando si podíamos ir a tú casa a visitarte.

OSCAR: Vale, como queráis.

MARINA: ¿Sigues viviendo en el mismo lugar?

OSCAR: No, te paso la dirección por mensaje.

Colgó y miró a Tony con una sonrisilla, a él no le hizo nada de gracia, tenía un pálpito con Marina, que estaba enamorada de Oscar, su mirada cuando lo reconoció, una mezcla de admiración y no haberlo olvidado aunque su vida con él fuera una mierda.

Llegaron al apartamento, estuvieron hablando un buen rato, Marina se sinceró con Oscar, le llegó a explicar detalles de su vida una vez separados que Tony no sabía, en el momento de despedirse Marina se abrazó a Oscar, Tony se dio cuenta en el tipo de abrazo, era algo más, como lo estrechaba contra ella, su cabeza apoyada en el hombro con los ojos cerrados, no sabía lo que Marina debía estar pensando pero sintió celos.

MARINA: Muchas gracias por todo, te estaré agradecida siempre, por lo que me cuidaste antes y por lo que has hecho por mí ahora.

OSCAR: No nos tienes que agradecer nada, cuídate de ti, de mejorar y poder llevar una buena vida.

MARINA: ¿Tú crees que podré ser feliz algún día?

Oscar le puso la mano en el hombro.

OSCAR: Nos merecemos ser felices Marina.

MARINA: Y, ¿y tú crees que nosotros algún día podríamos…?

OSCAR: No Marina, tuvimos nuestra oportunidad y no supimos aprovecharla, ahora las circunstancias han cambiado, nunca más volverán a ser las mismas y nosotros tampoco, dejemos las cosas como están.

Se quedaron abrazados un rato, Marina se separó y le miró a los ojos agradeciéndole otra vez que la hubiera ayudado.

Volviendo en el coche Tony confirmaba lo que tanto se temía, cómo estuvo mirando a Oscar durante aquella tarde la delataba, en los ojos se le notaba la admiración por él, le preguntó mil veces como había podido cambiar tanto, Oscar le respondió pacientemente y a ella le brillaban los ojitos escuchándole.

Oscar fue preparando la cena para cuando llegara Raquel, fue avanzando el reloj, eran las nueve y Raquel no aparecía, demasiado tarde para una tarde de compras, llamó a Susy.

OSCAR: Hola Susy, ¿Raquel está contigo?

SUSY: No hombre, la he dejado en la puerta sobre las siete y media.

OSCAR: No me jodas, a casa no ha llegado.

SUSY: Es imposible, la he visto entrar en el portal con las bolsas de la compra.

OSCAR: Pues arriba no ha llegado.

Se preocupó, salió a las escaleras y las bajó por si había subido sin ascensor y le había pasado algo, salió a la calle, la llamó por teléfono sin respuesta, le envió mensaje sin respuesta. Estuvieron en contacto otra vez con Susy y Gaby que también la llamaron sin respuesta, Oscar estaba histérico y fue a la policía, le dijeron que era demasiado pronto para poner una denuncia, lo que si hicieron fue dar un aviso por si estuviera ingresada en algún hospital, pasaba la noche y ninguna noticia. Llegaron a su apartamento Susy y Gaby, se pasaron la noche en vela sin noticias de Raquel.

Los amigos se fueron a trabajar y Oscar se cogió el día libre para seguir buscando, aunque la verdad es que no sabía por dónde empezar, fue a la desesperada al centro comercial donde habían estado con Susy buscándola, sabía que era una tontería, había entrado en el edificio para qué coño iba a volver allí, pero tenía que hacer algo, tenía el corazón en un puño.

Al medio día le llamó Susy, había hablado con Raquel.

Quedaron en el apartamento de Oscar, tenían que hablar con intimidad, les esperó de pie sin poder sentarse por los nervios, en cuanto entraron.

OSCAR: ¿Qué ha pasado, dónde está?

SUSY: No sé donde está Oscar, ha sido muy escueta…

OSCAR: ¿Pero que te ha dicho?

SUSY: Que eres un mentiroso, que ella confiaba en ti y la habías traicionado, ¿qué pasó Oscar?

Él se dejaba caer en el sofá destrozado.

OSCAR: Nada, no pasó nada entre nosotros ayer, estábamos perfectos.

Raquel bajó del coche de Susy con las bolsas de la compra, se despidió de ella con un beso y entró contenta en el bloque de apartamentos, subió en el ascensor, tenía ganas de verse con Oscar, había estado unas horas sin él y lo había echado de menos, quería besarle, abrazarle y enseñarle algunos conjuntos de ropa interior que se había comprado para él, para que disfrutara quitándoselos como tanto le gustaba. Entró en el apartamento con una sonrisa y escuchó voces, se asomó al salón y lo vio abrazado a Marina y de qué manera, por si fuera poco le estaba diciendo que volverían a ser felices, se le cayó el mundo encima, volvió a salir y deambuló sin rumbo, se lo habían vuelto a hacer, le habían roto otra vez el corazón y esta vez no veía posible recoger los trozos.

SUSY: Algo debió pasar, piensa.

OSCAR: No sé, me vinieron a visitar Tony y Marina, pero no sé qué tiene eso que ver.

SUSY: ¿A qué hora?

OSCAR: Se fueron más o menos a la hora que dices tú que dejaste a Raquel en la calle.

Susy suspiró mirando a Gaby.

GABY: Y si la vio y pensó más de la cuenta, se hizo su película y le volvieron las inseguridades.

Oscar estaba otra vez con el teléfono intentando hablar con ella, no sirvió de nada, le envió dos mensajes más y se desesperó. Algo le debió de pasar, ¿pero porque no lo habló con él, que fue tan fuerte para que desapareciera sin querer verle?

GABY: ¿No sabes dónde puede estar?, su familia, ¿sabes donde viven?

OSCAR: Me habló de un pueblo, íbamos a ir en navidad para presentármelos. Esta tarde mismo voy.

Se despidieron, Oscar puso gasolina en el coche y salió de viaje, ni comió. Casi cuatro horas más tarde llegaba a un pequeño pueblo, suerte de eso porque no tenía ni idea por dónde empezar a buscarla, paró en un bar preguntando si conocían a la familia, alguien le indicó por donde llegar a otro bar que había en la otra punta del pueblo, tal vez allí sabían algo. Le preguntó a varias personas en el otro bar y pudo saber la calle donde uno creía que podía vivir la familia, dejó el coche entrando a pie en la calle llamando a varias puertas hasta que le dijeron la casa que era.

Llamó al timbre, esperó un rato y volvió a llamar, le abrió la puerta un hombre de su edad más o menos.

OSCAR: Perdone, vive aquí Raquel.

HOMBRE: Raquel hace mucho tiempo que no vive en esta casa.

OSCAR: ¿Pero no está ahora?, por favor ayúdeme, la quiero más que a mi vida…

No soportó más la tensión y se puso a llorar, el hombre bajó la cabeza serio.

HOMBRE: Lo siento, no puedo ayudarle, márchese por favor.

Oscar se dio la vuelta roto, era la última esperanza que tenía.

El hombre entró en el salón, se sentó en el sofá al lado de Raquel que estaba llorando hecha polvo, ella le puso la cabeza en el pecho y él la abrazó para consolarla.

HOMBRE: Ese hombre te quiere Raquel, no cometas otro error dejando a alguien que está tan enamorado de ti.

RAQUEL: No es verdad Álvaro, es un mentiroso y un cabrón.

ÁLVARO: ¿De verdad te crees que si no te quisiera habría venido hasta aquí a buscarte?

RAQUEL: Sabía que me haría daño y no ha tardado en pasar.

Oscar volvió, cuatro horas más de viaje en coche, por el camino habló con Susy. No sabía si estaba o no en aquella casa, pero que no quisiera verle si estaba quería decir mucho, si no había valorado que se desplazara hasta allí le hacía dudar si no se equivocaron, si no cometió otro error queriendo una relación con ella cuando todo parecía tan difícil.

A Susy se le amontonaba el trabajo, primero iba a ver a Marina, estaba un rato hablando con ella y luego iba a ver a Oscar, el pobre estaba roto, no entendía que había pasado y eso era lo peor, por lo menos cuando se separó de Marina tenía claro los motivos. Susy se arrodillaba en el sofá de lado y Oscar se dejaba caer, le abrazaba con su cabeza en el pecho y lo consolaba como podía, ¿que podían hablar si no sabían los motivos de Raquel?, conjeturar sin pruebas no era bueno, Susy también intentaba llamarla pero no le cogía el teléfono, parecía que quería romper con todo, olvidarse de todo.

Pasaron varios días, la escena del sofá se repetía, Oscar la estrechaba más con sus brazos y Susy le besaba la cabeza de vez en cuando, para Oscar era el único momento del día que se sentía bien, entre los brazos de Susy, por la mañana trabajando solo hacía que mirar la sección donde debería estar Raquel. El viernes cenó con los amigos y todos notaban un gran vacío, Susy lo abrazó varias veces cuando lo veía a punto de llorar y Gaby lo intentaba animar sin perder de vista los abrazos de Susy.

El sábado cuando Oscar se fue de su casa Susy llamó una vez más a Raquel, esta vez le contestó, por la voz estaba claro que lo estaba pasando tan mal como Oscar.

SUSY: Escúchame, tengo que hablar contigo, mañana voy al pueblo y comemos juntas.

RAQUEL: No quiero ver a nadie, sé que vas a intentar convencerme de que me he equivocado  y no tengo ganas de escucharte.

SUSY: Mira, empiezo a estar un  poco harta de vuestras relación, me da igual lo que hagas con tú vida, yo quiero hablarte de otra cosa.

Raquel se quedó sorprendida, ¿de qué tendría Susy que hablarle si no era de su “problema” con Oscar. La curiosidad le pudo y quedaron.

Raquel la llevó a un restaurante típico de la zona, se sentaron y se miraban a los ojos, estaba intrigada por lo que tuviera que decirle y aquella mirada no la entendía.

SUSY: ¿Me quieres explicar que te pasó?

RAQUEL: Lo enganché abrazado con Marina diciéndole que serían felices, yo no pinto nada en su vida, solo me utiliza hasta que pueda volver con su ex mujer.

SUSY: ¿Y eso no lo puedes hablar con él?

RAQUEL: No tengo nada que hablar, sé lo que vi y oí.

SUSY: ¿Así has acabado con vuestra relación para siempre?

RAQUEL: Desde luego que sí.

SUSY: Somos amigas, o por lo menos lo éramos hasta ahora, por eso no quiero esconderte nada, me gusta decir las cosas a la cara y cuando es alguien a quién aprecio más.

RAQUEL: No te entiendo Susy, ¿de qué me quieres hablar?

Susy respiró profundo.

SUSY: Mira Raquel, he respetado vuestra relación, he tenido paciencia intentando que estuvierais juntos, pero está claro que no estáis hechos el uno para el otro, seguramente tenías razón y no teníais que haber empezado lo vuestro.

RAQUEL: ¿Ahora me vas a dar la razón?

SUSY: No es eso, antes de que pase te quiero avisar, estos días he estado visitando cada día a Oscar para consolarlo, es un hombre muy tierno, cariñoso y fiel. Lo que quiero saber es que si tú te apartas tengo el camino libre para ir a por él.

A Raquel le cambió la cara, estaba jodida pero se le olvidó al momento.

RAQUEL: No te entiendo, ¿ir a por él, qué quieres decir?

SUSY: Creo que lo has entendido perfectamente, siempre me ha gustado, pero desde que ha cambiado tanto me tiene loca, me estoy enamorando de él.

A Raquel se le cayeron las bragas del susto, como le podía estar diciendo que se estaba enamorando de Oscar.

RAQUEL: ¿Pero qué dices?, ¿y Gaby?

SUSY: Con Gaby tenemos una relación muy madura, ayer por la noche lo hablamos, estamos en un momento delicado pero hablando llegaremos a un acuerdo.

RAQUEL: No me lo creo, me lo dices para que coja celos y vuelva con él.

SUSY: Ya te lo he dicho, me da igual lo que hagas, lo que quiero saber es si tengo el camino libre o vas a volver, porque sé que él te quiere y ahora no tengo oportunidades, pero si te pierde te aseguro que sabré conquistarlo y hacerle feliz. Te voy a decir algo que no sabes, cuando se separó de Marina, estuvo en mi casa un par de semanas, de acuerdo que entonces estaba muy ‘apollardao’, el tío nos espiaba a Gaby y a mí cuando follábamos, pues le hice que se hiciera una paja delante de mí enseñándole el coño, me puso caliente como una estufa, ¿te crees que me costaría volver a hacerlo?

Raquel se puso colorada de la rabia.

RAQUEL: Eres una zorra, confiaba en ti y tú queriéndome quitar el novio, menuda hija de puta estas hecha.

Susy no le dijo nada más, acabaron de comer mirándose a los ojos desafiándose, a Raquel la cabeza le iba a mil, no podía ser, la estaba engañando seguro. La acompañó hasta la puerta de la casa familiar con el coche.

SUSY: No quiero que me puedas decir algún día que hice las cosas a tus espaldas, he sido clara, si en una semana no me dices nada voy a intentar follarme a Oscar con todas mis fuerzas.

RAQUEL: Como te odio hija de la gran puta, así te estrelles por el camino.

Pegó un portazo que lo movió todo con Susy dentro, arrancó y desapareció al final de la calle con la vista de Raquel clavada en el coche.

Oscar estaba en su apartamento cuando llegó Susy, entró y lo abrazó dándole un piquito en los labios, Oscar la cogió de la mano sentándola en el sofá.

OSCAR: Esta tarde he hablado con Gaby, me dice que no estáis muy bien, ¿qué os pasa?

SUSY: Es por mí culpa, no tengo las cosas tan claras como antes.

OSCAR: Vamos Susy, si conozco a una persona que tenga las cosas claras esa eres tú.

SUSY: Pues ya ves, también tengo mis demonios internos.

OSCAR: ¿Qué te pasa con Gaby?

SUSY: Déjame que me lo guarde de momento. Abrázame por favor.

Oscar le cogió la cabeza poniéndosela en su pecho y le pasó los brazos por detrás abrazándola, ella se apretó acariciándole la espalda, le dio un beso en el cuello y se quedaron en silencio.