Caminos (16)
Por la tarde Raquel estaba buscando...
Por la tarde Raquel estaba buscando información de hoteles y apartamentos para reservar uno, apuntó varias posibilidades para hablarlo con Oscar, al día siguiente era viernes y habían quedado en salir, sería un buen momento para comentarlo. Se vieron en el trabajo, a media mañana hacían un pequeño descanso y Oscar fue a buscarla.
OSCAR: He pensado que está noche podríamos ir a mi casa, siempre estamos en la tuya, esta vez podríamos cambiar.
RAQUEL: ¿Para qué?
OSCAR: Coño Raquel, tengamos un poquito de paz, ¿para qué va a ser?, ya lo hablamos una vez y me dijiste que vendrías y cocinaría yo.
RAQUEL: Tenemos que hablar de las vacaciones.
OSCAR: ¿Eso también va a ser un problema?
RAQUEL: No, te quiero enseñar los alojamientos que he encontrado, pero si te quieres cuidar tú ya me dirás algo.
OSCAR: Pues eso, esta noche lo miramos en mi casa con tranquilidad.
RAQUEL: Joder que “pesao”, dame una razón para no ir a la mía como siempre.
OSCAR: Voy a cocinar para ti.
RAQUEL: Si hombre, tú me envenenas, con lo patoso que eres no quiero ni imaginarme lo que debes hacer tú en la cocina.
OSCAR: Déjame demostrártelo.
RAQUEL: Vale, ¿a las ocho me pasas a buscar?
OSCAR: A las seis que tengo que hacer la cena.
RAQUEL: Venga.
OSCAR: Y tráete algo de ropa para pasar la noche, si quieres.
Se sonrieron y se despidieron hasta que la fuera a buscar. A la seis y diez iban los dos en su coche con una bolsa de Raquel en el maletero, llegaron al apartamento de Oscar y se sentaron en el sofá.
OSCAR: ¿Quieres que veamos una película?
RAQUEL: No me dijiste que tenías que cocinar.
OSCAR: Sí, pero lo que tengo que hacer no va a tardar más de una hora.
RAQUEL: Que cabrón, me has jodido la siesta para nada.
OSCAR: Para nada no, para estar juntos.
RAQUEL: ¿Qué quieres decir con eso?
OSCAR: Que podemos hacer algo juntos antes de cenar, solo eso.
RAQUEL: ¿Que quieres, que nos comportemos como si fuéramos novios?
OSCAR: No, como dos amigos que van a pasar una vacaciones juntos, me estoy empezando a acojonar con esas vacaciones Raquel. Enséñame lo que has encontrado.
Se estuvieron mirando las diferentes alternativas y decidieron alquilar un apartamento cerca de la playa, irían con el coche en el barco para poder visitar la isla. Estuvieron un buen rato con todo eso, cuando acabaron Oscar se metió en la cocina, ella se quedó fuera sentada en el sofá. Pasó un rato y entró Raquel en la cocina.
OSCAR: ¿Quieres una copa de vino?, ábrelo por favor.
Abrió la botella y sirvió dos copas, le acercó una a Oscar que estaba liado con los fogones, brindaron y bebieron.
RAQUEL: Huele bien.
OSCAR: Ya me dirás si te gusta.
RAQUEL: Oscar, yo me quiero disculpar por estos últimos días, sé que he estado muy impertinente.
OSCAR: ¿Tú impertinente?, no me lo creo.
RAQUEL: Menos cachondeíto anda.
OSCAR: Nena lo raro es que no lo seas, siempre estás de una mala leche.
RAQUEL: Que es por la regla hostia…
OSCAR: ¿La regla?
RAQUEL: Si coño, me tiene que venir la semana que viene y se me revolucionan las hormonas.
OSCAR: Tú siempre vas revolucionada, no pasa nada tranquila.
RAQUEL: Claro como tú no la tienes, por eso me dices que tranquila, a ti me gustaría verte cada mes con ella.
OSCAR: ¿Qué quieres, que me disculpe también por no tenerla?
RAQUEL: Pues sí.
Se separó de los fogones la agarró por el culo y le dio un beso metiéndole la lengua dentro de la boca, ella le pasó los brazos por la espalda abrazándolo, se comían uno al otro, Oscar se giró para apagar el fuego, la cogió en brazos y sin dejar de besarla la llevó a la habitación, la dejó caer en la cama tirándose encima volviendo a cazarle los labios, se desnudaban con prisas el uno al otro, las manos se acariciaban todo el cuerpo, con la ropa a medio quitar le metió la mano por debajo de la falda agarrándole el coño, ella levantó el culo del gusto, con una mano le bajó las bragas, se desabrochó el pantalón bajándoselo un poco sacándose la polla, se colocó en medio de sus piernas y se la clavo hasta el fondo, Raquel pegó un grito con las bragas en los tobillos abriendo las piernas lo que podía, Oscar le daba golpes de caderas rápidos y fuertes, los dos estaban medio enloquecidos gimiendo y gritando, Raquel puso los ojos en blanco y se empezó a correr agarrándose fuerte a Oscar que no paró de moverse hasta correrse. Se quedaron jadeando mirándose a los ojos.
OSCAR: ¿Esto es lo que te hacía falta para tranquilizarte?
Raquel se descojonaba de risa.
RAQUEL: Me parece que sí.
Cenaron mucho más relajados, perfilaron detalles de las vacaciones y cuando se metieron en la cama volvieron a follar, con mucha más tranquilidad, alargándolo para disfrutar de cada momento. Ella apoyó la cabeza en su hombro para dormir y él la miraba de reojo con una sonrisilla.
Sábado, Raquel se despierta y ve a Oscar a su lado, la está mirando con el codo apoyado en la cama sujetándose la cabeza, con un dedo le quitó el pelo de una mejilla y ella puso mala cara.
RAQUEL: ¿Qué haces mirándome cómo un pasmarote?
OSCAR: Desde luego nena eres toda una romántica, no sé si será porque te tiene que venir la regla o porque ya llevas la mala hostia de serie, pero podrías cortarte un poquito, no sé de qué tienes miedo, tú lo dijiste, los dos estamos igual de jodidos, no tengo ninguna intención de pedirte una relación seria, eres libre de hacer lo que quieras, pero cuando estamos juntos si te pediría que fueses un poco menos arisca, te recuerdo que la primera vez que nos acostamos me pediste que sobre todo fuera cariñoso, lo entiendo porque estamos muy escaldados de la vida y de vez en cuando necesitamos que alguien nos trate bien, solo te pido que por favor tú también correspondas. Voy a hacer el desayuno.
Se iba a levantar de la cama y Raquel le puso la mano en la nuca llevándole la cabeza a su cuello, le pasó el otro brazo por la espalda.
RAQUEL: No, no, no te levantes, perdóname, ya sé como soy y que a veces me paso, no llevo el mal carácter de serie, me lo instalaron o me lo instalé después, no puedo evitar reaccionar así. Intentaré calmarme, tú no me hagas mucho caso vale.
Oscar aprovechó que le puso la cara en el cuello para besárselo varias veces, le besó la cara y los labios.
OSCAR: Nunca te hago caso, ¿no te has dado cuenta?
Los dos rieron mirándose a los ojos, bajó a lamerle las tetas, le fue pasando la lengua por encima del pezón mientras se las acariciaba suavemente, Raquel cerró los ojos jadeando por el gustito que le daba.
Pensó que Oscar tenía razón, no pudo tener a un follamigo nunca después de separarse, en cuanto notaba que alguien se le acercaba demasiado su cuerpo y su mente lo rechazaban, era extraño, por un lado sentía la necesidad de que le dieran cariño pero en cuanto lo conseguía lo rechazaba, no quería correr el más mínimo riesgo de que alguien pudiera intentar enamorarse de ella, se les ponía un poco borde y salían corriendo, Oscar no, él le contestaba y se ponían a parir los dos si hacía falta.
Dio un fuerte gemido, la lengua había llegado a su coño y se lo estaba comiendo con tranquilidad, como había cambiado ese hombre desde el principio y como le hacía disfrutar del sexo ahora. Si algo había aprendido Oscar en ese tiempo con respecto al sexo era que tenía que tomarse las cosas con calma siempre que pudiera, si se ponía a comerse un coño como en esa ocasión con la intención de hacer que se corriera no podía tener prisas, las reacciones de su cuerpo y sus gemidos ya le indicarían cuando tenía que hacer más presión con la lengua o acelerarla. Raquel pensaba que le conocía demasiado bien el coño, el cabrón sabía jugar con él y cuando tenía que lamerlo o succionarlo, le vino un buen orgasmo, se tapó la cara con la almohada ahogando los gemidos mientras se corría. Oscar se levantó con la boca llena de flujos y se metió en el cuarto de baño a ducharse, cuando salió de la ducha se encontró con Raquel en pelotas, lo abrazó.
RAQUEL: Gracias por este despertar tan bonito.
OSCAR: Bueno, el despertar en sí no ha sido muy bonito, lo hemos podido arreglar después.
Ella le acariciaba la polla.
RAQUEL: ¿Quieres que te devuelva el favorcito?
OSCAR: No te preocupes, puede que más tarde, esta mañana ha sido para ti. ¿Café?
Raquel le sonreía.
RAQUEL: Con leche por favor.
Marina se despertó entre los brazos de Javier, le dio un beso de buenos días al que ella respondió pasándole el brazo por el cuello, la levantó de la cama y la puso de cara al ventanal que llegaba hasta el suelo, se sujetaba con las dos manos con el culo para atrás, él por detrás arrodillado le metió la cara en el culo comiéndoselo, después siguió con el coño, ella levantaba la cabeza gimiendo, le gustaba su ímpetu y como la ponía de cachonda con cualquier cosa que le hacía, se levantó buscándole la entrada a la vagina con la polla y se la metió de un golpe haciéndole gritar, abrió los ojos mirando para afuera, si cualquier vecino se asomaba a la ventana la vería allí desnuda apoyada mientras se la estaba follando, le importaba una mierda, el placer que sentía estaba por encima de esas tonterías, se estaba excitando mucho y no tardaría en correrse de seguir así, se la sacó y cambió de agujero apretándole con la punta en el culito, se la fue metiendo lentamente pero sin parar hasta el fondo, ella dio un grito de dolor que se fue convirtiendo en placer con cada embestida de su amante, se corrió notando como Javier le llenaba el culo a lechazos. La giró y la besó.
MARINA: ¿Era necesario que me lo hicieras en la ventana donde nos podía ver todo el mundo?
Él le acariciaba la cara mirándole a los ojos y ella no le apartaba la mirada, le pasó un dedo por los labios.
JAVIER: ¿Sabes que me parece que me estoy enamorando de ti?
Marina le miró con una sonrisilla y le besó los labios.
MARINA: ¿Me avisarás cuando ya no te lo parezca?
JAVIER: Que morro tienes, tú ya sabes que lo estoy, las mujeres os dais cuenta de estas cosas.
Se volvieron a besar. Marina no se había dado cuenta de nada, al decírselo pensó que si quería tener una relación él era la persona perfecta, guapo y con dinero, como la broma que le hacía su abuela cuando era jovencita, “Niña, el día que te busques un novio que sea guapo y con dinero”, le decía, pues parecía que se podía cumplir. Volver a enamorarse no lo tenía en sus planes pero con un tío como aquel no era difícil hacerlo.
Se ducharon juntos, desayunaron y estuvieron tomando el sol en un solárium muy bonito que tenía en su casa. Al medio día se vistieron y la llevó a comer a un restaurante caro y romántico, Javier sabía cómo tratar a una mujer y ella se sentía en otro mundo con él.
JAVIER: Tú no me has dicho nada.
MARINA: ¿De qué?
JAVIER: De lo que piensas sobre el amor.
MARINA: Que es muy bonito cuando lo encuentras.
JAVIER: ¿Y tú, lo has encontrado?
Lo miró sonriendo.
MARINA: Lo tengo delante.
JAVIER: ¿Quieres hacer algo especial cuando acabemos de comer?
MARINA: Volver a tú casa para hacer una buena siesta.
JAVIER: Esa es mi niña bonita.
Marina sonreía, estaba encantada de haber salido de la vida que llevaba con su ex y haber encontrado a alguien como Javier, le decía cosas bonitas, la cuidaba y además sexualmente la tenía satisfecha.
Pasaron un buen fin de semana, Marina acercándose al amor y Oscar intentando conseguir una relación con Raquel algo más amable.
Después de bastante tiempo fue el primer fin de semana que Raquel y Oscar se atrevieron a pasarlo juntos, la idea de Raquel de irse de vacaciones juntos lo precipitó, Oscar quería saber cómo sería la convivencia con ella, no se quería jugar encontrarse juntos en un apartamento y no poder soportarle el mal carácter teniendo que largarse al segundo día dejándola sola.
Pasaron la semana un poco más cerca uno del otro, no se les pasó por alto a Susy y Gaby que los invitaron el viernes para que se quedaran en su casa, querían saber si habían avanzado en su relación. El viernes se juntaron, las chicas estaban hablando en el sofá y ellos en la cocina donde habían ido a buscar unas cervezas para los cuatro.
OSCAR: Quiero decirte una cosa para que no os pille por sorpresa si pasa, estoy entrando en la sala de las máscaras y sé que vosotros también vais algunas veces, podría ser que coincidamos alguna vez, os he visto tanto en pelotas que seguro que os reconocería.
GABY: ¿Todavía vas por allí?
OSCAR: Cada dos semanas más o menos, aquel sitio me cambió desde el primer día que me llevaste.
GABY: Esa era la idea, pero ya te avisé, no te ofusques con ese sitio, aquello es sexo, nada más.
OSCAR: Lo sé Gaby, pero me gusta.
GABY: ¿O la que te gusta es Miriam?
OSCAR: Miriam es una Diosa, una tremenda Diosa para adorar y ya está.
GABY: Estás como una puta cabra tío, lo que tienes que hacer es adorar a Raquel que hacéis muy buena pareja.
OSCAR: ¡Eh!, que con Raquel me arrodillo muchas veces delante de ella, para comerle el coño mayormente, pero me arrodillo. Creo que estamos consiguiendo ser amigos, lo de pareja me parece que ninguno de los dos estamos por la labor.
Soltaron una carcajada sacando las cervezas del frigorífico.
SUSY: ¿Cómo lo lleváis?, cada día se os ve mejor juntos.
RAQUEL: Juntos no estamos Susy, no nos interesa a ninguno de los dos, vamos cogiendo confianza, tenemos buen sexo, muy bueno diría yo, y sobre todo nos hacemos compañía, nos vemos sobre todo el fin de semana, es cuando tenemos más tiempo libre y mejor pasarlo en compañía que solos.
SUSY: Si os vais viendo puede ser que en algún momento salte alguna chispa.
RAQUEL: Las únicas chispas que saltan es cuando nos metemos en la cama nena.
Se morían de risa las dos escuchando como los chicos reían también en la cocina. Los cuatro se lo pasaban bien, Susy y Gaby eran muy divertidos y les hacían reír, sino reían de las discusiones de Raquel y Oscar que no perdían la costumbre. Ya sentados en la mesa cenando.
SUSY: Yo los veo muy bien, ¿no te lo parece Gaby?
GABY: Y tanto, solo hay que verles la cara.
Raquel se miraba con Oscar, girando la cabeza los dos con cara de paciencia.
OSCAR: Que pesaditos sois con intentar emparejarnos por narices.
RAQUEL: Dejarnos tranquilos, que nosotros sabemos dónde estamos y lo que queremos.
SUSY: Perdonar que lo dude, vosotros no sabéis lo que queréis, yo espero que algún día os deis cuenta.
GABY: Suerte que os veis en el trabajo porque sino que haríais, ¿veros solo el fin de semana?
RAQUEL: ¿Por qué no?
OSCAR: Lo llevamos bien, no os preocupéis.
SUSY: Podríais intentar hacer algo juntos, no sé, cualquier cosa para veros más.
RAQUEL: Ya vamos a hacer algo juntos.
GABY: Coño, no me digas, ¿qué?
OSCAR: Nos vamos a ir de vacaciones juntos este verano.
Gaby y su mujer se miraron riendo.
SUSY: Eso es estupendo.
RAQUEL: Pensaba hacerlo yo sola, pero me dio pena y le dije si quería acompañarme.
OSCAR: ¿Que te di pena?, si cuando te dije que no te pusiste como una fiera, tuve que aceptar para que se tranquilizara.
RAQUEL: Que tonto eres niño, te crees que me haces falta para estar por Ibiza, con el “ganao” que hay por allí en verano no me faltaría la compañía si me lo propusiera, y seguro que más guapos y con mejor cuerpo que tú “atontao”.
OSCAR: Oye que puedes hacerlo igualmente, no seré yo quien te lo impida, “ganao” como tú dices hay para todos.
RAQUEL: El primero que llegue se queda con la habitación, el otro al sofá, así que prepárate que no vas a dormir en un colchón en todas las vacaciones listillo.
OSCAR: También me puedo ir a su apartamento y no tengo porque verte la cara a ti.
RAQUEL: ¿Qué pasa, no te gusta mi cara?, a ver si vas a dormir esta noche en la otra habitación y así te vas acostumbrando.
OSCAR: Pues yo no tengo ningún problema en hacerlo.
RAQUEL: Claro, porque sabes que tengo la regla y no vas a mojar hoy.
OSCAR: Y seguro que te has puesto las bragas de color carne para redondearlo.
RAQUEL: Cállate la boca anda.
OSCAR: Cállate tú.
Gaby y Susy los miraban de un lado para otro, como si estuvieran de espectadores en un partido de tenis de mesa descojonándose de risa.
GABY: Parecéis más un matrimonio que nosotros, que barbaridad.
RAQUEL: ¿Un matrimonio?, sino lo aguanto diez minutos que estamos juntos como para tenerlo en casa todo el día.
SUSY: No quiero ni pensar como podéis acabar en las vacaciones.
OSCAR: Para eso nos estamos entrenando, pasamos juntos el fin de semana pasado y espero que este.
RAQUEL: Pues que acabemos este no estés tan seguro, que te estás poniendo muy borde y te voy a tener que poner a raya.
OSCAR: Sí bouana.
RAQUEL: Y no me des la razón como a los locos que te la lio.
Los cuatro se partían de risa, acabaron la velada y se fueron a las habitaciones, ellos entraron juntos, Raquel delante, al llegar en medio de la habitación se giró.
RAQUEL: Ya te puedes ir a la otra habitación.
OSCAR: También podrías irte tú.
RAQUEL: Pues me voy yo.
Iba a recoger la bolsa.
OSCAR: Ya me iré yo.
Se giraba para irse cuando Raquel le puso la mano en el hombro parándolo.
RAQUEL: No seas tonto, ven aquí.
Le cogió la cara y lo besó, un beso dulce mirándole a los ojos, él le pasó los brazos por la cintura volviendo a besarla.
OSCAR: Como te gusta ponerme a prueba.
RAQUEL: Me encanta.
Se desabrochó el vestido quitándoselo, se descalzó y se quedó delante de él con unas braguitas muy sexis.
RAQUEL: Y las braguitas no son de color carne.
OSCAR: Que cuerpo más bonito tienes Raquel.
Ella le miraba los ojos.
RAQUEL: Ven aquí.
Le acompañó estirándolo en la cama desabrochándole el pantalón.
OSCAR: ¿No tienes la regla?
RAQUEL: Sí, pero hoy te mereces algo por las cosas bonitas que me has dicho.
Oscar sonreía y ella acababa de quitarle el pantalón y la ropa interior, se subió encima de la cama besándolo mientras le agarraba la polla pajeándolo, se puso en medio de sus piernas pasándole la lengua por encima de la punta de la polla, fue bajando por un lado hasta meterse un huevo en la boca succionándoselo, luego el otro, se la puso a reventar de tiesa, subió la lengua por el otro lado y se metió la mitad succionando fuerte a la vez que le amasaba los huevos con la otra mano, él gemía mirando lo que le hacía, ella chupaba, succionaba y le follaba con la boca sin dejar de levantar los ojos para mirarlo, la polla se tensó, ella apretó los labios subiéndolos y bajando, él gritó y eyaculó, Raquel siguió moviendo su cabeza arriba y abajo dejando que se le llenara la boca de semen, Oscar levantaba el culo de la cama del placer que estaba sintiendo, dejó que la leche le fuera cayendo por los lados de los labios encima de la polla sin dejar de pajearlo despacio lubricándola, le sacó hasta la última gota dejándolo estirado mirando el techo.
OSCAR: Que bien lo haces, me pones a cien.
Raquel se fue a lavar con una sonrisilla, él se dio una ducha rápida y se estiró a su lado en la cama, Raquel le cogió la cabeza poniéndola en su hombro.
RAQUEL: Ahora a dormir relajadito cabroncete.
Se les escaparon unas risillas y apagaron la luz.