Caminos (13)

Por la mañana estaba Oscar ordenando unas estanterías...

Por la mañana estaba Oscar ordenando unas estanterías cuando se le acercó Gaby.

GABY: ¿Qué te pareció lo de ayer, si quieres mañana podemos volver?

OSCAR: He pensado que si quiero puedo ir solo, ahora ya sé cómo funciona.

GABY: Vale tú mismo, solo déjame que te de un consejo, no te ofusques con ese lugar, no es barato y las chicas intentan que te enganches, ellas cobran de eso.

OSCAR: Ya sé lo que son Gaby, soy inocente pero no tanto.

Gaby se fue y él siguió con lo suyo, pensó en lo que le había dicho su amigo, sabía que tenía razón pero él tenía ganas de volver para ver a Miriam, tomó la decisión de volver él solo aquella misma noche.

Al rato se cruzó con Raquel.

RAQUEL: ¿Qué, hoy no te vas a poner pesado para que nos veamos?

OSCAR: Pues hoy no, mira por dónde.

Raquel reía, se estiró de las bragas enseñándole la goma de unas de color granate.

OSCAR: Muy bonitas, ¿qué es un código, si las llevas de un color sí y si las llevas de otro no?

Raquel le hacía un gesto coqueto confirmándoselo. Él se estiró de los calzoncillos enseñándoselos.

OSCAR: Pues hoy soy yo quien los lleva del no, lo siento, mañana probaremos suerte otra vez.

Ella cambió de coqueta a ponerse de mala leche.

RAQUEL: Eres un cerdo, esto no quedará así, me la vas a pagar.

OSCAR: Huy sí, ¿me vas a castigar con otro día sin vernos?

Raquel se giró caminando diciendo algunas cosas que no se le entendían pero bonitas no debían de ser.

Aquel mismo día Susy volvía a comer con Marina.

SUSY: ¿Hablaste con Oscar?

MARINA: Sí, no supimos que decirnos, pero mantuvimos una corta conversación por lo menos educada y sin tirarnos nada en cara. Supongo que mantendremos algún contacto.

SUSY: Me alegro, él está mucho mejor. A ti se te ve radiante, ¿has conocido a alguien?

Marina bajaba la cabeza sonriendo.

MARINA: A ti no se te puede esconder nada, te das cuenta de todo. De momento no es nada serio, pero sí, he conocido a alguien especial.

SUSY: ¿Muy especial?

MARINA: Ay Susy, ya te he dicho que de momento no hay nada serio, solo que con este si él me propusiera una relación, no sé, creo que le diría que sí.

SUSY: Es bonito que te vuelvas a enamorar.

MARINA: Eso suena muy fuerte, enamorarme, enamorarme, no sé si llega a tanto.

SUSY: Ostia Marina, me acabas de decir que tendrías una relación con él y ahora que no sabes si estás enamorada, en qué quedamos, lo estás o no lo estás, me parece que tú todavía no tienes las cosas muy claras.

MARINA: Ya está bien de analizarme, haré lo que me dé la gana, lo que me apetezca, lo que estoy haciendo desde que me he liberado y me va muy bien.

Susy cambió de conversación porque veía que se incomodaba y acabaron de almorzar. Si algo vio es que Marina no tenía las cosas tan claras como ella creía, la conocía de hacía mucho tiempo y estaba haciendo un papel que no era el suyo, aquella imagen que quería dar de persona liberal y que hacía con su vida lo que quería no era la Marina que ella conocía, el tiempo diría si se equivocaba.

Oscar llegó a su casa, se preparó algo para comer y se estiró en el sofá para descansar un rato, le avisó el teléfono, lo miró y era un mensaje de Raquel.

RAQUEL: “¿No te lo has pensado mejor?”

OSCAR: “Hoy tengo planes, lo de esta mañana era por hacerte enfadar, ya sabes, mantener la tensión”

RAQUEL: “Pues felicidades porque me has puesto de muy mala leche”

OSCAR: “No será tanto cuando me has enviado un mensaje ahora”

RAQUEL: “Te estaba dando la oportunidad de disculparte imbécil. ¿Te crees que no hago otra cosa que pensar en salir contigo?”

OSCAR: “No sé de qué me tengo que disculpar. Y sí que pareces un poco obsesiva en buscarme para salir la verdad.”

No le contestó, al ratito le volvió a sonar un mensaje recibido, lo abrió y Raquel le había enviado un puño cerrado con el dedo medio levantado, una peineta en toda regla. Le cogió la risa y le envió una carita dando un beso, el que le sale un corazón de la boca. Dejó el móvil y se durmió un rato.

Marina estuvo tomando el sol por la tarde en su terraza, estaba encantada con su apartamento, se duchó y le envió un mensaje a Tony.

MARINA: “Hola, ¿quieres que cenemos esta noche y hablemos un rato?”

TONY: “¿A qué hora te va bien?”

MARINA: “A las 9 en mi casa”

TONY: “Ahí estaré”

Marina sonrió mirando el móvil y se estiró en el sofá.

Oscar cenó pronto y se vistió buscando una ropa que le sentara bien, pasó por un cajero para sacar dinero en efectivo y se dirigió al paraíso que le parecía que era aquel local. Entró y fue directo a la zona privada, lo paró uno de seguridad, le dijo que había estado allí la noche anterior y si no se acordaba de él, el segurata lo miró como si hubiera matado a Kennedy negándole el acceso, por suerte pasó por allí Miriam cogiéndole del brazo, habló con el de seguridad y le hizo entrar, buscó un reservado libre y se sentaron los dos, le hizo una señal a una camarera y le pidieron dos copas.

MIRIAM: ¿Qué haces aquí hoy también?, por lo visto te traté muy bien ayer.

OSCAR: El trato perfecto, pero creo que nos quedó algo pendiente.

MIRIAM: Caramba, directo al asunto. Te lo vas a tener que ganar, antes tendrás que ser tan amable conmigo como lo fuiste ayer.

Les dejaron las copas encima de la mesita, Oscar se las pagó a la camarera dejándole una propina, Miriam se le volvió a sentar encima presionándole el paquete con su culo, le había asegurado el polvo y no haría falta calentarlo demasiado, como la noche anterior se fueron besando, acariciando, bebiendo y riendo. Cuando se acabaron las copas Miriam le habló al oído diciéndole el precio por un polvo.

OSCAR: ¡Joooder!, ya me habían avisado que no era barato.

MIRIAM: Te aseguro que vale cada euro que pagues.

Le decía acariciándole el pecho por dentro de la camisa, se levantó cogiéndolo de la mano y caminaron entrando por una puerta, había una sala oscura, el suelo y las paredes negras, las cortinas y las puertas de color rojo y una luz tenue, abrió una de las puertas y entraron en una habitación muy grande y muy limpia según le pareció a Oscar, delante, al lado de la ventana había una cama enorme, la luz que entraba la iluminaba lo suficiente, Miriam lo acompañó con una sonrisa hasta los pies de la cama, se besaron, se fueron desnudando lentamente, cuando le quitó el tanga bajándoselo despacio se quedaron los dos en pelotas, Miriam lo volvió a coger de la mano, abrió otra puerta y entraron en un baño, abrió el agua de la ducha y entraron los dos.

MIRIAM: Higiene ante todo.

Oscar no decía nada, solo admiraba el cuerpo de diosa que tenía delante, ella se enjabonó y luego lo hizo con él por todas partes, le agarró la polla pasándole bastante jabón y le frotó los huevos incluso pasándole un dedo por el culo, se quitaron el jabón y se secaron, volvieron a salir, Miriam sacó un condón de un cajoncito dejándolo encima de la mesita de noche, lo besó y se dejaron caer encima de la cama, lo puso boca arriba y le recorrió todo el cuerpo con la lengua mientras él le acariciaba las tetas o el culo dependiendo de la posición que ella tenía, lo giró lamiéndole el cuello, pasó por la espalda y llegó al culo dándole besos y lamidas, le abrió las nalgas con las manos y fue bajando la lengua por el medio, se paró en el agujero pasándole la lengua, Oscar respiró profundo, ella iba despacio pero lo estaba poniendo a mil.

Lo giró y mirándole a los ojos se metió la polla en la boca amasándole los huevos, él se agarraba a las sabanas disfrutando de cada uno de los movimientos de la lengua de Miriam, le recorría el miembro por un lado dejándoselo lleno de saliva, llegó a los huevos pasándole la lengua y se los chupó metiéndoselos en la boca, primero uno y después el otro, Oscar gemía lentamente con los ojos cerrados sintiéndolo, le aguantó la polla y fue subiendo la lengua por debajo hasta llegar a la punta metiéndose la mitad en la boca pegándole una succionada sacándola lentamente, apretó los labios en la punta y despacio fue bajando hasta metérsela entera volviendo a sacarla, le estaban haciendo la mamada más espectacular que le habían hecho en la vida, se había puesto de una manera que le dejaba el culo cerca a Oscar para que pudiera pasarle los dedos por el chichi, aceleró poco a poco los movimientos de cabeza follándose la boca a la vez que él le metía dos dedos dentro del coño, los dos gemían.

Miriam cogió el condón y se lo puso, se subió encima de él, levantó el culo y le agarró la polla, se fue dejando caer metiéndosela lentamente, se miraban a los ojos, ella apoyaba sus manos en su pecho y se movía lentamente encima, él le acariciaba las tetas, le pellizcaba los pezones y se los ponía duros, Miriam se inclinó acercándoselos a la boca para que se los chupara y succionara con cuidado, cerraba los ojos mientras él se perdía en medio de aquel par de tetas que lo tenían loco desde el primer momento que las vio.

Estuvo un buen rato cabalgándolo, le fue aumentando el ritmo y no consiguió que se corriera, se giró poniéndose a cuatro patas, Oscar se acopló detrás y se la metió de golpe, ella gritó, el siguió dándole golpes con su polla y ella cada vez gritaba más, él pensaba que nunca sabría si los gritos de Miriam serían fingido o no, se distraía y no se corría, ella pasó una mano por debajo agarrándole los huevos amasándoselos, el seguía sin correrse, adelantó el culo sacándosela, se mojó un dedo con los flujos del chocho y se lo pasó por el culo, le agarró la polla y moviéndose para atrás se la apuntó en el agujero apretando un poco metiéndose la punta, Oscar alucinó de lo estrecha que le entraba, la fue metiendo con ella animándole a hacerlo hasta llegar al tope, la sacó lentamente y la volvió a meter, poco a poco fue cogiendo ritmo y acaba dándole unos buenos golpes con su pubis en su culo corriéndose a gritos, ella le acompañaba gritando también haciendo volver a pensar a Oscar sobre si fingía o no.

Se volvieron a duchar, le pagó lo estipulado y lo acompañó a la salida. Volvió a su casa contento de haber superado el correrse demasiado pronto, y de haberse tirado a la mujer más espectacular que se había follado jamás.

Marina recibió a Tony con una camiseta larga que le llegaba a medio muslo, se dieron dos besos y fueron conversando mientras se acababa de hacer la cena, destapó una botella de vino y cuando acabaron se sentaron en el sofá escuchando música, él apoyó la cabeza en el hombro de Marina y ella le acariciaba el pelo por detrás, iban hablando y poco a poco la cabeza iba bajando llegando a dejarla encima de su regazo, ella seguía acariciándole el pelo, se miraron a los ojos.

TONY: Ya sé que te dije que no te volvería tocar…

Le dio un beso en un muslo, Marina no dijo nada, le dio otro más arriba, intensificó la caricia en la cabeza dándole pasó libre, le lamió entre los muslos, ella abrió las piernas y él metió la cabeza besándole el coño por encima de las bragas, sintió su olor perdiendo la cabeza, se arrodilló delante de ella, estiró de las bragas quitándoselas y se tiró a comerle el coño, ella gimió fuerte apartándole la cabeza, se puso en el suelo, le quitó los pantalones con la ropa interior y le hizo seguir comiéndoselo en un sesenta y nueve, se metió la polla en la boca y se la chupo con vicio, se lo comían uno al otro apasionados, él le metió dos dedos en el coño sin dejar de lamerle el clítoris, Marina cerraba los ojos pensando que Tony se la follaba y ella se la comía a Javier, los gemidos se aceleraban, los cuerpos se movían y en la cabeza de Marina estaba haciendo un trío con los dos, se imaginaba a Javier penetrándola como sabía hacerlo y ella le pegaba unas mamadas a la polla de Tony que le estaba haciendo gritar sin dejar de darle lametazos en el clítoris, se corrió Marina y justo después le empezó a entrar tiros de semen en la boca, tragó todo lo que pudo y el resto le salió por los lados de los labios resbalándole por la cara.

Se lavaron, se despidieron con un beso en los labios y Marina se fue a la cama pensando que eso del trío la había puesto muy cachonda.

Oscar después de la experiencia con Miriam calculó que dos veces al mes se podría permitir ir a verla, en su casa pasaba tiempo pensando en el futuro como le había dicho Susy en su momento, estaba convencido que anímicamente se encontraba bien pero lo único que tenía claro era poder ver a Miriam, sabía que era prostituta y que con ella no buscaría ninguna relación, seguramente por eso lo tenía claro, pensar en convivir con otra mujer ni se le pasaba por la cabeza.

Se había equivocado tanto en su matrimonio, tanto, llegó a acomodarse de una manera tan bestia que no supo ver lo que pasaba delante de sus ojos, se amargó él y amargó a Marina, seguramente ella también puso de su parte conformándose pero se sentía culpable él, ella le había propuesto de hacer cosas y se las fue negando para quedarse en casa, si hasta cuando ella se empezó a poner más guapa fue incapaz de decírselo, de regalarle algún piropo y decirle lo bien que le sentaba lo que se compraba, entre los dos habían matado el deseo, el amor y la convivencia, se sentía fracasado e incapaz de pensar en hacer feliz a una mujer, le daba pánico pensar en otra relación. La cabeza le engañaba, le decía que ya lo había probado y había salido mal, para que volver a tropezar con la misma piedra, cuando algún compañero de trabajo le decía que ya conocería a alguna persona que le volvería a enamorar y que podría rehacer su vida, él le seguía la conversación pero desconectaba, no y no, no quería rehacerla, como estaba ahora no había dolor, hacía lo que quería sin responsabilidades.

Salía con Raquel de vez en cuando, no paraban de discutir y eso le distraía, a ella le iba ese rollo de picarse uno al otro y con sus enfados y conversaciones más serias se lo pasaba bien, le estaba agradecido por lo que había hecho por él, por preocuparse e intentar ayudarle para como mínimo no hacer el ridículo con las mujeres. Por otro lado tenía  a sus amigos con los que siempre había podido contar, no estaba de acuerdo de la manera que ellos llevaban su relación, pero quien era él para decir como se había de llevar una pareja cuando había fracasado como un cabrón con la suya. Entre sus encuentros con Raquel y la diosa de Miriam el tema sexual lo tenía resuelto y aprendiendo.

Una mañana cuando llegó al trabajo lo llamó Susy, se sentó delante de su mesa y ella lo miraba, parecía que quería adivinar cómo le iba la vida, Oscar se ponía nervioso.

OSCAR: ¿Qué?, me has llamado para mirarme la cara.

SUSY: Estoy intentando averiguar si has cambiado algo, si te has dado cuenta de tus errores y eres mejor que antes.

OSCAR: Pues solo mirándome la jeta no sé si serás capaz de hacerlo.

SUSY: Dime, ¿cómo os va con Raquel?

OSCAR: ¿Cómo nos va qué?

Susy lo miraba fijamente sin decirle nada.

OSCAR: A Raquel le estoy muy agradecido porque me está ayudando mucho, pero no tenemos nada entre nosotros, bueno, tenemos unas discusiones de puta madre, eso sí, cuando nos picamos nos ponemos a parir, luego hacemos las paces y salimos algunos días, eso es todo Susy.

SUSY: ¿Eso es todo, qué piensas hacer con tú vida?, tener amigas para follar y de vez en cuando ir de putas, así piensas seguir viviendo el resto de tú vida.

OSCAR: Joder Susy, ni mi madre se mete en mi vida, ¿lo tienes que hacer tú?

SUSY: Alguien tiene que hacerlo o serás un desgraciado toda tú vida, mira, ya sé que no hace tanto tiempo que te separaste y es posible que todavía estés afectado, ya te lo dije, tienes que pensar en tú futuro, como vives ahora no tienes futuro.

OSCAR: ¿El futuro tiene que pasar por estar en pareja?, porque si ese ha de ser mi futuro no lo quiero, ya he tenido una y acabó fatal, y lo peor es que seguramente por culpa mía, así que no, viviré como pueda, pero nunca más pienso tener otra pareja.

SUSY: Oscar, toda la culpa de lo que os pasó no es solo tuya, ¿lo entiendes no?

OSCAR: Mucha parte sí, sinceramente no creo que esté hecho para vivir en pareja.

SUSY: No seas cobarde, te puedes volver a enamorar.

OSCAR: No quiero enamorarme, duele fracasar.

SUSY: Me parece que estás peor de lo que pensaba, todavía no estás preparado para ser feliz, ¿o no será porque esperas volver con Marina?

OSCAR: Susy, te agradezco de verdad que te preocupes por mí, pero ya te lo he dicho, no quiero ninguna pareja, ni Marina ni nadie, a ella ya le he hecho daño una vez y no quiero volver a hacérselo.

SUSY: ¿Habéis hablado verdad?

OSCAR: ¿Y tú cómo lo sabes?

SUSY: Porque quedo con ella de vez en cuando para almorzar y nos ponemos al día, es amiga mía por si no te acuerdas.

OSCAR: ¿Ella está bien?

SUSY: Llámala y pregúntale tú, la primera vez lo hizo ella.

OSCAR: Lo haré, así quedamos, no hablamos mucho pero los dos mostramos interés en mantener el contacto.

SUSY: Hazlo, estaréis más tranquilos los dos.

Oscar salió del despacho pensando, cada vez que tenía una conversación con Susy profunda le hacía tambalear todas sus ideas. Si eso no era suficiente cuando bajó a la tienda Raquel no paraba de mirarle en la distancia, se pasaron media mañana mirándose sin acercarse uno al otro, al final coincidieron.

RAQUEL: ¿No piensas decirme nada hoy, te has levantado con mal pie?

OSCAR: Que mañana te voy a buscar a tú casa para salir a cenar y tomar una copa.

RAQUEL: Será si yo quiero.

OSCAR: Tú precisamente me dijiste que tenía que tomar mis decisiones, pues he tomado una.

RAQUEL: Eres tonto de capirote, ¿me lo tendrás que pedir antes no?

OSCAR: ¿Para qué, para que te estires de las bragas y depende del color que salga seguir con tus tonterías?, mañana me confirmas si te va bien.

Oscar se iba a ir.

RAQUEL: Me lo podrías pedir por favor por lo menos.

OSCAR: Si quieres me arrodillo, mejor queda conmigo mañana y me arrodillaré para hacerte otra cosa.

RAQUEL: Eres un cerdo que siempre piensas en lo mismo.

Él se alejaba riendo y ella se giró con una sonrisilla. Oscar aquel día había tomado la decisión de pasar la tarde haciendo cosas en su casa, poner lavadoras, planchar algunas camisas y cosas así, cuando acabó cogió el móvil y le envió un  mensaje a Marina, Susy tenía razón, ella dio el primer paso llamándolo y si como se dijeron no quería perder el contacto tenía que decirle algo, pensó que tal vez enviándose mensajes podrían alargar algo más la conversación.

OSCAR: “Hola Marina, ¿cómo vas?

MARINA: “Bien, ¿y tú?”

OSCAR: “Intentando mejorar como persona, quiero disculparme, creo que si estamos así es por culpa mía.”

MARINA: “No es culpa tuya, en todo caso lo sería de los dos, no supimos darle la vuelta a la situación.“

OSCAR: “Para eso tendríamos que haber hablado y perdimos la comunicación hace tiempo, la comunicación y muchas otras cosas.”

MARINA: “Yo pensé que separados volveríamos a vivir, lo que hacíamos no era vida.”

OSCAR: “No era vida la manera que me llegué a apalancar, ahora me tengo que espabilar y estoy intentando ser un tío más “normal””.

MARINA: “¿Sales y te comunicas más con los amigos?

OSCAR: “Sí, no te preocupes por mí que estaré bien. No hemos hablado nada del tema divorcio, que sepas que si te interesa no te pondré ningún problema”.

MARINA: “Me da igual el divorcio, al menos de momento, si tú lo quieres me lo dices y lo firmo cuando quieras.”

OSCAR: “Si vamos hablando ya lo concretaremos cuando nos interese. “

MARINA: “Me parece bien. Bueno Oscar tengo cosas que hacer, es buena idea escribirnos, por lo menos no nos hemos quedado como tontos sin saber que decirnos.”

OSCAR: “Eso pensaba yo, por eso te he enviado un mensaje, hasta la próxima, cuídate. “

MARINA: “Tú también, adiós.”

Los dos quedaron contentos y aquella manera de hacerlo no era tan violenta como hacerlo hablando, daba más tiempo a pensar y responder con más tranquilidad.