Camino sin retorno (03)
Inicios de mis aventuras con Andrés en el dapartamento que arrendabamos con amigos de la facultad.
CAMINO SIN RETORNO III
Al iniciar un nuevo año de estudios en la Universidad, gracias a las mejoras en los ingresos económicos de mis padres, abandoné la casa donde residí el año anterior y de la cual tenía sólo recuerdos confusos y la imagen de Miguel, de quien debo reconocer, un tiempo estuve enamorado.
Este año llegué a un departamento que arrendaban tres compañeros de la facultad. Era un departamento amplio con tres dormitorios y la idea era prorratear los gastos. Ninguno de mis amigos sabía de mis inclinaciones sexuales, yo creo que ni se lo imaginaban. Aunque yo había tenido relaciones con un hombre (sólo con Miguel), mantuve y mantengo mi conducta 100% masculina (me refiero a que no soy amanerado, y tengo ligue con algunas chicas). No sabía cuanto duraría esta situación.
Mis compañeros de departamento eran mis amigos. Roberto, un año mayor que yo, no era muy buen alumno (había repetido el semestre), algo gordito, no muy atractivo pero si muy simpático. Generalmente me solicitaba ayuda en las materias. Andrés, un tipo de muy buena estampa, un galán, de la misma edad mía (20 en ese año), y con muchas historias con mujeres, y finalmente Marcos, un poco mas retraído, algo tímido, de poca personalidad, pero buen amigo. Profesaba una religión muy estricta en lo ético y moral.
Cuando llegué al departamento tuvimos que repartir los dormitorios, ya que éramos 4 y sólo habían 3 piezas. Sorteamos las ubicaciones y a mi me tocó compartir la pieza matrimonial con Marcos. Este dormitorio tenía la ventaja de ser más amplio, con dos camas y tenía un baño independiente. A los restantes le correspondió un dormitorio más pequeño con una cama y con el otro baño a su disposición. Estuvimos todos de acuerdo con el resultado, aunque debo confesar que yo prefería un dormitorio para mi solito. Pero bueno, así es el azar. También sorteamos las labores hogareñas. Haríamos un fondo de dinero en común para todos los gastos y a mí correspondía preparar la comida los fines de semana, cuando todos estuviésemos presentes.
Si bien compartíamos dormitorio con Marcos, nunca pude verlo desnudo. Era bastante reservado. Se cambiaba en el baño antes de dormir. Yo en cambio era un poco más irreverente. Me desnudaba y cambiaba de ropa en su presencia sin problemas y acostumbro a dormir sólo con slip. No tenía mayor interés por Marcos, era como un hermano. Quien era objeto de mis sueños húmedos y de unas cuantas pajas semanales era el bien dotado y atractivo Andrés.
Durante la semana nos levantábamos apurados para ir a la Universidad y volvíamos tarde, así que generalmente no nos relacionábamos mucho. Distinto era los fines de semana. Añoraba los fines de semana con la intención de poder observar en paños menores a Andrés. Siempre era el primero en levantarme y preparaba el desayuno. Andrés se levantaba en interiores y desayunaba, luego se duchaba, según él por la costumbre, ya que en su casa siempre le servían el desayuno en la cama. Yo esperaba que se abriera la puerta de su dormitorio y se dirigía al baño. Se podía distinguir su leve erección matinal. Luego venía a la cocina en camisa de dormir y su bóxer que resaltaba su paquete y unas nalgas de envidia. Lo miraba de reojo para que no sospechara nada. Soñaba con tan sólo algún día verlo desnudo. Roberto en cambio era más descarado. Se levantaba tal cual dios lo echó al mundo y gustaba de pasearse por el departamento antes del desayuno. A Marcos y Andrés no le agradaba esa conducta, "....va, que tiene si a todos nos mandó así tatita Dios" ironizando con la religión de Marcos, y yo celebraba su humor matinal. A mí no me parecía tan complicado, aunque no era muy estimulante verlo con su incipiente pancita y su sexo colgando y meciéndose de un lado a otro. Era un nudista en potencia y no tenía reparos con las partes íntimas de su cuerpo. De los cuatro era el único que tenía pareja estable, una novia en su provincia. Andrés no tenía novia oficial, pero era conocido por andar con varias jovencitas de la universidad "...hay que regar todas las plantitas de jardín", reía cuando se le preguntaba por su comportamiento. Muchas veces llegaba a dormir con muchachas a la casa y permanecían encerrados hasta el día siguiente. Debo reconocer que me provocaba un poco de celos verlo salir del dormitorio con esas brujas, mas aún cuando me los imaginaba revolcándose en su cama. Marcos y yo no teníamos pareja.
Las fiestas en el departamento requerían del consentimiento de todos, así que normalmente no ocurrían. Marcos siempre salía con le excusa de su religión, el estudio o una enfermedad, por lo cual normalmente salíamos a parrandear fuera de casa, principalmente Andrés, el más fiestero.
En una oportunidad Andrés me pidió que lo acompañara a un cumpleaños. Había conocido a una chiquilla en la facultad quien le puso como condición que fueran con su amiga, o sea los cuatro. Yo acepté. Tomamos un taxi y llegamos a casa de Laura, la pareja de Andrés, que estaba bastante bien "para comérsela" decía Andrés, y Alicia (la amiga) que no era muy atractiva, un poco gordita y usaba frenillos en su dentadura. Total, era para divertirse un rato. Fuimos donde un primo de Laura. Todo marchaba bien hasta que Alicia se sintió mal del estomago y le pidió a Laura que se fueran a casa. No quisieron que las acompañáramos porque la fiesta estaba recién empezando, así que nos quedamos "..total, hay más mujeres, comida y trago", dijo Andrés. Un rato más tarde los dueños de casa nos solicitaron cortésmente que nos retiráramos debido al estado en que se encontraba Andrés, bastante ebrio y haciendo escándalos.
Para salir de la casa y dirigirnos al departamento, tuve que abrazar a Andrés quién no se podía en pie. Eso no me molestaba, al contrario, incluso aprovechaba de palparle el pantalón sobre el paquete, claro que muy disimulado. Teníamos que atravesar un parque para buscar locomoción a casa. En el trayecto un par de veces caímos al suelo, loa que para mí era estimulante, más cuando Andrés repetía que estaba empalmado porque se acordaba de Laura, lo que pude corroborar al manosear su bien dotado paquete. Continuamos al departamento y al llegar le pedí que no hiciera ruido para no despertar a los otros que a esa hora deberían estar dormidos. No se si intencionalmente o no, se puso llamar a gritos a Laura "...Laurita, donde estás, te necesito ahorita para que me desahogues". A duras penas lo llevé a su dormitorio y lo puse sobre su cama. Reaccionó y me pidió que lo ayudase a desvestirlo, a lo cual accedí de inmediato. Aparentemente estaba dormido. Era un sueño. Le retiré la chaqueta y la camisa. Pude apreciar su bien formada musculatura, resultado de varias sesiones en el gimnasio, y sus tetillas rodeadas de pelos que me hacían agua la boca. Procedí a retirarle las zapatillas y el pantalón. Divino, la musculatura de sus muslos estaba muy marcada, hasta los pies los tenía hermosos. Era un adonis. Mi vista se fue hacia su entrepierna, que estaba cubierta por un bóxer ajustado. En ese momento yo ya estaba a full. De sólo contemplarlo se me erizaban los pelos. Me acerqué lentamente y lo acaricié. Mis dedos palparon su pecho, las tetillas, fui bajando por su abdomen, llegué a sus bóxer, acaricié su miembro sobre él, decidido a seguir, le bajé su bóxer y apareció el objeto de mis pasiones, era hermoso, un poco más oscuro que el color de su piel, y se podía apreciar la punta del glande salir del prepucio. Estando en reposo debía tener como 10 cm. Lo toqué tímidamente y me acerqué a olerlo, era fascinante, me atreví a introducirlo en mi boca, su sabor no era para nada desagradable, y comenzaba a reaccionar. Andrés se movió y me retiré. Esperé un momento y pude apreciar que su tamaño había aumentado. Me atrevía a todo, era mi oportunidad, así que nuevamente dirigí mi boca a esa hermosa polla. Lo succioné y creció en forma considerable. Llegué hasta el fondo. En eso estaba cuando siento pasos y alguien entra al dormitorio. Alcancé a subirle su bóxer y cubrirle el miembro, era Marcos - "¿qué están haciendo...?", - "nada, sólo estoy ayudando a desvestir a Andrés quien llegó pasado de copas de la fiesta...". "Ya, pero deben saber que en esta casa habitamos otros que queremos dormir" rezongó enojado . Cubrí a Andrés con un cobertor, apagué la luz y me fui a mi dormitorio. Marcos se había acostado nuevamente. Fui al baño y me masturbé pensando en lo ocurrido. Fue genial.
Al día siguiente Andrés no se levantó por la resaca propia del día después de una gran tomatera. Marcos y Roberto estaban molestos por el ruido y los gritos de Andrés. Discutimos y les aclaré que éramos jóvenes y que sólo habíamos disfrutado de una noche de juergas. Algo resultó a mi favor. Marcos dijo que ya no quería compartir el dormitorio conmigo, porque no soportaba el olor a trago. "Bueno, qué hacemos", Roberto no iba a dejar su pieza, así que la única solución era trasladar a Andrés y dejar su dormitorio para Marcos. El asunto ya estaba resuelto. Cuando se le comunicó a Andrés, al principio se negó a dejar su cuarto, pero las presiones de Marcos y Roberto fueron mayores. Finalmente se trasladó a mi dormitorio. Ahí comienza mi perdición.
Andrés ocupó la cama que pertenecía a Marcos. Esa noche se acostó temprano. Cuando llegué al dormitorio me imagine que estaba dormido. Procedí a denudarme, apagué la luz y me acosté. " Luchito (así me llamaba), estás dormido" , - "no, le respondí", -"oye, gracias por acostarme anoche", -"no te preocupes, espero que algún día tu hagas lo mismo por mí", guardó silencio un momento y prosiguió "Yo no tendría problemas en desvestirte, pero no esperes que te mame la verga". Se me vino el mundo encima, quedé paralizado, tratando de buscar una explicación convincente, obviamente Andrés se acordaba de lo sucedido. "dime algo, no te quedes callado" insistió Andrés. No se me ocurrió nada más que pedirle disculpas, que no sabía que me había pasado. " te disculpo con una condición", -"¿cuál?", pregunté, -"que continúes con el trabajito inconcluso de la noche anterior", y retiró sus tapas. En la penumbra pude advertir que estaba desnudo y con su polla erecta. "qué esperas", insistió. Me levante y lentamente acerqué mi boca a su polla, el tomó mi cabeza en sus manos y la dirigió a su verga, empezó a presionar y sentía su polla en la entrada de mi garganta. Podía sentir sus gemidos, pero no emitió palabras, nada, incluso acabó en mi boca sin advertencia, y fue tan espontáneo que no me quedó más que saborear y tragar su leche. Retiró su miembro, se volteó y me dijo "te portaste bien, mañana hablaremos, ahora vete a dormir". Seguí sus instrucciones y fui a mi cama, un poco desconcertado pero feliz.
Al día siguiente me despertó y dijo "eh pensado en lo sucedido, y de ahora en adelante estarás a mi disposición para lo que yo te pida, sino, toda la facultad se va a enterar que luchito es gay y le gusta mamar la polla de los amigos cuando están ebrios. Yo no soy gay, pero en cuestiones del sexo, todo puede ser bienvenido cuando uno está necesitado". Yo no dije nada.
Durante la semana siguiente todo transcurrió con normalidad. Nos comportábamos como que nada había pasado, hasta el fin de semana.
Andrés salió a bailar con Laura y yo me quedé en casa jugando naipes con Roberto y Marcos. Ya bien entrada la noche, Andrés llegó y nos encontró aún jugando "cómo te fue con la Laura" le preguntó Roberto, -"mal, esa mijita no da la pasada, le gusta dar besitos y se deja acariciar pero no entrega el coño", jajaja, reímos todos, -"ahora me voy a dormir", me miró fijamente y guiñó un ojo. Yo entendí el mensaje. Cada uno fue a su dormitorio. Cuando entré al dormitorio, Andrés me toma en sus brazos, me aprisiona de espaldas contra la pared y me dice al oído "no sabes lo caliente que me dejó la Laurita, y necesito descargar", y comienza a acariciarme el trasero. "anda al baño, lávate bien y vienes a mi cama". Yo sólo obedecí. Me desnudé en el baño, me lavé el hoyito y por propia iniciativa me lubriqué con unas cremas que estaban en la repisa, ansioso de lo que me esperaba. Salí del baño y fui directo a la polla erecta que estaba esperando por mí, la engullí completa, -"se nota que sabes hacerlo" me dijo Andrés, -"mamas mejor que muchas que han pasado antes que tú, luchita". Me extrañó que me llamara luchita, pero lo acepté. Estuvimos en esa un rato, y de pronto Andrés se para y comienza a manosear mis nalgas en busca del agujero. Yo estaba de espaldas en la cama y le facilitaba el trabajo con movimientos ascendentes. Era un verdadero placer sentir los dedos de Andrés hurgueteando en mi interior, primero uno, luego dos y tres, y con la otra mano acariciaba mis pezones. Ya no podía más y le rogué que me ensartara, tomó un condón y comenzó lentamente "eres todas un putita mi luchita.." Debo reconocer que dolió y bastante, pero pronto el dolor se fue transformando en goce infinito. No hay nada más placentero que sentir un miembro rozando en la próstata. Luego me tomó por las caderas y continuó en posición de perrito, y con las manos acariciaba mis pechos y colocaba sus dedos en mi boca, y sentir sus gemidos de placer...."me voy, ahhg,..", pude sentir sus espasmos y cómo se corría en mi interior. Ni siquiera tuve que tocarme y exploté. Por suerte tenía un condón puesto, sino habría manchado toda la cama. El quedó extasiado sobre mí, respirando en mi cuello, -"ahhh, que bien, tengo muchas ideas para nosotros luchita, que te van a encantar"...., pero esas serán narraciones de otro relato.