Camino de perversión (2: El inicio)
Todo empieza a cobrar sentido, pero a la vez, empezamos a ver un sometimiento real a la esposa cachonda que no lo había probado antes y conocemos a la red que se ocupa de emputecer y denigrar a las de su nivel...
No podía creerme en la situación en que había sido acorralada, lo mucho que había fantaseado con alcanzar ciertas situaciones y ahora que estaba en una de las más atrevidas mi cuerpo temblaba de incertidumbre, todo era raro y con una cierta carga de morbo pero que ante las miradas de los que a través del cristal nos miraban y la posición desconcertante de Christian, mi ex amante y Ana mi amiga, temía que todo me superara.
No sabía qué hacía allí y lo que me esperaba, ni podía intuir lo que me quedaba por delante, pero era consciente que estaba dando un paso, que quizás fuera irreversible y cambiaría mi vida.
Veía como la gente en el exterior decía cosas, pero no lograba entender el qué y para qué de todo, mientras Christian y el otro chaval me miraban con gesto desafiante como degradándome con la mirada; al rato Ana entró con un mensaje de fuera, y les dijo a ellos: "la apuesta la ha ganado la opción 5".
Ellos reaccionaron rápido, se bajaron los slips y dejaron al aire sus pollas, que todavía no estaban erectas, pensé que me iba a tocar a mi realizar esa labor y, cuando estaba preparada para recibir una orden en ese sentido, veo que ellos mismos están trabajándoselas para levantarlas con premura, estaba ensimismada viéndoles hacerse ese trabajo de manera propia, pero pronto apareció Ana frente a mí y me dijo que me abriera bien de piernas que ella iba a echarme una mano; pero no me convenció su postura, no quería nada complicado, quizás si me apeteciera mamar las pollas y excitarles, pero más sería mucho para mí y encima con una mujer; pero ella con la cara sonriente me dijo, lo de menos es lo que yo te voy a hacer, solo prepararte para ellos, ante lo cual pregunté ¿qué es lo que pensaban hacer? y encontré la siguiente respuesta: "afuera han pujado por decidir que te iban a hacer ellos y ha salido ganadora la puja de sexo anal, así que antes de que tu culito no tenga tiempo para reaccionar déjame que te lo dilate y lubrique".
No os puedo contar mucho, porque mi cuerpo quedó paralizado, mi mirada se quedó fija en un punto intentando interiorizar sus palabras, tan solo cuando mi culito empezó a sentir el frío de la crema lubricante y los dedos de Ana que con cierta prisa intentaban introducirse con cierta saña en el interior, solo entonces empecé a involucrarme en su acción y acerqué los míos para ayudarla, pero Ana rechazó con un gesto tal acción, se veía capacitada para hacerlo sola o aprovechar el poco tiempo que nos quedaba.
Cuando empezaba a notar los primero síntomas de dolor por la presión de los dedos de Ana, vi como Christian respetuosamente la apartaba, su polla ya preparada no dejaba duda de que por él todo podía comenzar y al ver cómo me agarraba el pelo y me levantaba para ponerme contra la pared y cogerme del abdomen para forzarme a sacar mi culito para afuera y así poder disponer de él mejor supe que había llegado el momento de la acción.
Sus manos comenzaron a tantear mi rajita y notar la humedad que allí había, para acto seguido avanzar hacia mi culito e introducir con fuerza varios dedos, luego escupió sobre él para poder realizar con más libertad una fricción del mismo; con calma empezó a apartar mis nalgas para que quedará todo al descubierto como intentando mostrar a quienes estaban detrás el espejo el estado que tenía y al oído me dijo que lo moviera de forma insinuante para exhibirlo como una guarra.
Cuando mi culo ya era de visión pública y me había puesto en situación, quizás olvidando que esos eran los preliminares de lo que después me venía encima, Christian agarró su pollón y tras escupir en él comenzó sin piedad a insertarlo en mi culito y como imaginareis tal miembro no entraba ni a la de tres en él y solo consiguió que gritará como una posesa de dolor y el otro chaval se acercase para cogerme por delante y agarrarme para que no me fuera al suelo y Christian pudiera realizar su cometido.
Sus embestidas poco a poco insertaban su carne en mi agujero anal, a la fuerza iba entrando y yo parecía estar a disposición de sus embestidas que gracias a la sujeción del otro chaval evitaba empotrarme contra la pared; me ardía mi culito y por la posición no podía impedir que siguiera, era algo que me iba taladrando sin poder evitarlo, que una vez que se insertó de modo notable, paró lo justo para desde dentro comenzar a aprovechar su posición y iniciar un movimiento brusco para hacer de mi culito su objeto de placer, para friccionar su polla destrozando el interior de mi agujero.
Cuando más o menos se había ajustado su pollón a la dilatación lograda la sacó con fuerza para dar el relevo a al otro que al no tener el mismo pollón que Christian no tuvo los mismos problemas, aunque fue brutal desde el inicio todo lo que realizó, aprovechando mi dilatación, ambos buscaban provocarme en poco tiempo una apertura total de mis agujeros que casi no pude resistir.
Se intercambiaron los papeles de uno a otro, mientras el uno con agresividad introducía su polla el otro cuidaba que no me desplomara o de una embestida resultada dañada por el golpe contra la pared, hasta que Ana se acercó a ellos y les dijo que la dejaran, fue como oír la campana en un combate de boxeo, pensar que todo se había acabado.
No pude moverme, espere que Ana me ayudara a recomponerme, pero la cuestión fue que en vez de notar sus manos sobre mis brazos o espalda, la note en mi culito, y no para analizar su estado sino para directamente introducir algo en él, sin resistencia por mi parte por el agotamiento que tenía, lo más que pude es notar como introducía algo que me causaba un dolor intenso y casi podía conmigo, para al momento calmarse pese a tenerlo dentro, y así repetidamente, lo que me llevó a deducir que dentro iban una bolas chinas de un tamaño tal que mi culito, aún tan dilatado no podía casi tolerar.
Cuando fueron extraídas con el mismo cuidado con el que fueron introducidas, ninguno, pegue un grito y me revolví de tal forma que porque fui sujetada por los dos chavales, sino hubiera salido despedida.
Ya no sentía nada, era tal el dolor que calmaba y anulaba mi sensibilidad, y cuando las pollas volvieron a introducirse para correrse dentro no pude diferenciarlo, habían logrado destrozarme el culito, como habían advertido.
Ana entonces me sacó a duras penas de la habitación mientras ellos se colocaban los slips y recogían todo.
Me tumbaron en una cama donde descansé por agotamiento físico y pero no pude caer rendida, ya que el dolor que invadía todo mi cuerpo desde el culito no daba tregua.
Pese a ser la hora de comer, mi cuerpo no pedía comer ni nada, estaba noqueada y tal experiencia me había dejado molida, pese a ello Ana, Christian y el otro chaval me obligaron a levantarme porque había que abandonar el local; cuando salí y la luz del sol me pegó de lleno en la cara, tenía la sensación de haber llevado varios días allí dentro, pese a no haber transcurrido ni tres horas la experiencia tan dura me había alterado demasiado.
Cuando iba andando Ana se preocupó de llevarme medio agarrada, sabía los dolores y el escozor anal que llevaba, mi poca movilidad y el riesgo de caerme o no poder seguir su ritmo; su actitud de amiga ya fuera me hacía confundir sentimientos: o insultarla por haberme metido en esa degradación o agradecerla que ahora me cuidara así; al rato accedimos a un restaurante de barrio donde debían acudir de vez en cuanto ya que saludaron de manera coloquial a los dueños y nos situaron en una zona reservada sin tener que juntarnos con otra gente.
Ya sentados en la mesa, todas las miradas se concentraron en mí, esperaban que montara el cólera por todo y pidiera explicaciones, no lo hice, no por falta de ganas, sino porque no sabía cómo expresarlo, quizás habían jugado conmigo y con mi cuerpo; pero algo de culpa tenía yo; en esas que estaba yo pensativa y deliberando, Ana rompió el fuego: "seguro que piensas que no hemos sido honestos contigo, pero es nuestra estrategia, no ha sido algo contra ti sino nuestra forma de actuar con vosotras; nos gusta descubriros y llevaros donde no os atrevéis por vosotras solitas, sabemos lo que os gusta pero no lo lleváis a la práctica; las jovencitas suelen salir de ellas mismas en cuanto lo descubren con su pareja o con un amigo, pero vosotras vivís en la vida perfecta de señoras casadas y sacar la sumisa que lleváis dentro os cuesta. Lo primero sobra decirte que Christian me puso sobre tus pasos al coincidir en su gimnasio y pronto nos comentó como encajabas en nuestro modelo de sumisa, por ello entenderás justificado y comprensible todo.
Nuestro fin era tenerte sometida y ahora lo hemos conseguido, sin dificultad, porque las guarras como tú son fáciles de fichar..."
Christian tomo la palabra entonces, Ana regenta una red de dominación, nos dedicamos al intercambio y promoción de sumisas y sumisos; somos una empresa vamos, pero no quita que nos atraiga lo que hacemos, de siempre he gozado con vosotras de la misma forma que os sentimos inferiores, por eso os usamos, porque habéis nacido para eso y estáis obligadas a participar sin tabúes; ahora nuestra labor es buscar tus limites, explorar tus posibilidades y una vez acreditemos que eres una buena ejemplar preparada, Ana te buscará un buen sitio y", no le dejé acabar, y le repliqué que eso sería si yo quisiese, pero el otro chaval, del que pese a conocer bien el tamaño de su polla no sabía ni su nombre, dijo: "no se si después de haberte mostrado como una zorra en todos los sitios por donde has pasado y haber confesado a Ana tus necesidades, nos vengas con la tontería del matrimonio o tu vida privada, eres lo que eres, y aunque te pongas muy estrechita ahora, sabemos que vuelves provocando y pidiendo más guerra, de nada serviría extorsionarte con decírselo a tu marido ya que en tu caso nuestra mejor aliada eres tú que no puedes controlarte tus instintos, así que déjate llevar y acepta tu nuevo papel en la vida, que seguro vas a gozar de él más de lo que te piensas".
Quede callada, por dos razones: primero saber que me conocían demasiado, que me habían observado y que yo les había chivado todo lo que necesitaban saber para definirme de esa manera tan dura, y la segunda porque quizás estuviesen en lo cierto de que recurriría a ellos nada más sentir un poco picor en mi cuerpo, porque ya me iba conociendo y recordaba mis recaídas, como el ardor me hacía perder los estribos y quizás sino con ellos, al perder el miedo a todo esto, acabara en el mismo lugar, al que quizás con un poco coraje hoy podría renunciar; me subió un escalofrío por todo el cuerpo, los tres habían conseguido anularme, mi cabeza no generaba razones o impulsos para contradecirles, estaba quieta cuando note algo por mi cuerpo.
Era la mano de Christian, estaba buscando mi rajita para excitarme, no lo vi, pero conocía esos dedos, ese tacto rápido y experto en lograr en poco tiempo una sensación de placer inmediato, pese a no haberle dejado en nuestros encuentros tocarme mucho, sus manos cogiendo mis pezones en el gimnasio la primera vez o su intento de ir más allá de las mamadas habían dejado impronta de su forma de actuar en mi.
Al momento la retiró y se la mostró al resto, estaba húmeda, en toda la mañana me había logrado correr y en el fondo, pese a no poder moverme mi cuerpo estaba poco a poco bajando el calentón que había tenido; era una realidad que había disfrutado y él, como un tesoro de guerra lo exhibían, por lo que Ana no tardó en decir: "no te quedan excusas, tu cuerpo tenemos que explotarlo, porque sabes disfrutarlo y nos pertenece a nosotros ese privilegio, después de habérnoslo currado no vamos a dejar que otra persona venga y se aproveche, así que desde ahora quedas a nuestra disposición...", aunque había sido clara no pudo seguir porque llegó un camarero para servir la comida y dirigir a ella nuestra atención.
No podía comer, tenía el estomago cerrado, mientras ellos no tenían problema alguno; a los pocos minutos, al estar allí solos y no poder fijarme en nadie más sino en sus caras ajenas a mi situación, les dije que bastante les importaba yo que ni se fijaban en que no tenía estomago ni para comer, entonces Christian se levantó y llamó al camarero para que acudiese y le dijo: "oye tenemos un problema, quiere cambiar la comida, no quiere lo le has puesto de la cocina sino lo otro, ya sabes" y bajó su cabeza para seguir comiendo.
El camarero se acercó a mí y en vez de quitarme el plato, me miró y me dijo que empezara; al verme parada Ana le dijo; "perdona pero esta no está enseñada todavía" y me dijo que me tocaba comer pero su polla, y así, mientras ellos comían, yo tuve que arrodillarme y bajar la cremallera de su pantalón para sacar la polla que tuve que mamar durante cinco minutos para luego tragar su semen; me agarraba a sus nalgas para no tener que hacer fuerza con mis piernas que agudizaban el dolor de mis partes, y así lograr tragar una cantidad importante de polla para no desagradar al camarero.
En cuanto tragué todo su liquido y le deje limpia la polla, él hizo un acto reflejo de querer seguir por abajo, pero yo le aparté de manera instintiva como un resorte, era tal el dolor de mis partes bajas que hubiera sido más suave clavarme un alfiler que jugar con sus dedos cerca de mi culito; en cuanto Christian se percató de su movimiento le dijo: "lo sentimos esta gastada de esa parte, la hemos usado ya hoy demasiado lo sentimos", el otro comprendió el mensaje y procedió a marcharse.
Cuando acabó la comida, acudió otro camarero a cobrar y retirar los últimos platos, cuando Ana le dijo que porque no procedía como otras veces y él otro fue directo: si no podemos meter nada abajo no os vamos a invitar a comer, pero Christian rápidamente dijo: no os apetece que os haga una cubana con sus pechos, esos los tiene intactos, entonces el se quedó pensativo y les dijo que iba a consultarlo.
Yo no me podía creer lo que estaba oyendo y menos que pese a estar allí nadie contara conmigo; Ana rápidamente me dijo: "desnúdate y prepárate para que vean bien el producto y no se arrepientan", entonces el otro chaval que comía con nosotros se levantó rápidamente para casi arrancarme la ropa, debía de tener pocas ganas de pagar la comida, aun así me subió a una mesa y me mandó ponerme de cuclillas para lucir mejor mis encantos y me dejo las manos posadas sobre mis pechos.
Cuando entraron los dos camareros, al que le había hecho una mamada dijo: "me has dejado con ganas" y mirando a estos les dijo: "por hoy vamos a aceptar vuestra oferta" y rápidamente cerraron la puerta de la habitación donde estábamos para bajarse los pantalones y acercarse a mis pechos para que empezara uno tras el otro a realizarles una cubana; pajear con mis tetas no era mi especialidad pero no parecían quejarse.
Uno tras otro se turnaban hasta que mis pechos acabaron llenos de su leche, y me toco con la boca dejarles limpios los sables.
Ana se acercó por detrás y sin dejarme tiempo para limpiarme me vistió con el semen debajo, me dijo que había prisa y podíamos quedarnos a eso; fue incomodo salir de allí en ese estado y oliendo a sexo, como solo pensaba que podían hacerlo las putas.
Ya en la calle, Christian y Ana se despidieron y se marcharon con prisa, quedé con el otro chaval que mientras andábamos en la dirección en que habíamos venido me dijo: "sé que sobre las nueve tienes que estar en casa para recibir a tu marido y aunque hoy no creo que le dejes pinchar nada en tu cuerpo, no queremos que levantes sospechas, a esa hora estarás allí pero el resto de la tarde lo vas a pasar conmigo" y tras localizar su coche y antes de subir me dijo: "mi nombre es Daniel".
Durante el camino no me dirigió la palabra al principio, luego empezó a preocuparse por el estado de mi culito y luego comenzó a presentarse un poco más: primero me dijo que iba para policía (su cuerpo fibrado me había dado a entender que se cuidaba mucho) pero que cuando empezó con esto y conoció lo bien que se lo pasaba y que ganaba más dinero, decidió quedarse temporalmente en este mundo, cuando iba a entrar más a fondo sobre lo que le gustaba hacer, llegamos al destino que teníamos previsto.
Era un chalet de lujo a las afueras, de esos de catalogo de diseño e interiores, pensé en que demasiado bien le había ido para tener esa casa, pero más alucinada me quedé cuando salió servicio a recogernos, como podía permitirse empleados domésticos, que le abrieron la puerta de la casa con uniformes de los de nivel, eran dos una chica latinoamericana y un rumano; dentro la casa estaba amueblada de lujo, pero no para un chaval de su edad, al rato le dijeron que la señora acudiría ahora mismo, entonces empecé a entender que estábamos en casa ajena.
Cuando bajo el tiro de escaleras de madera que había en el centro del hall, vi a una mujer de unos 50 años, rubia y con mucho estilo, se veía a la vista que era la verdadera propietaria, de esas que ves por la calle y piensas que son de la jet set; bajo con estilo el tiro de escaleras, mientras abajo le esperábamos nosotros y los sirvientes. Cuando llegó abajo se dirigió a Daniel y, ante mi sorpresa, la agarró del pelo y la gritó en la cara diciéndola: "porque me haces esperar, encima que traigo visita", ella paralizada no sabía que decir; dirigí mi mirada a los criados que parecían no inmutarse.
La situación me superaba, como habíamos acudido a su casa nos podíamos permitir el lujo que humillarla así, ante mi cara de sorpresa Daniel me dijo: "ella es una de las tuyas, no te preocupes" y le dijo a al criado llévatela y traemela preparada, mientras me cogió a del brazo y me llevó al salón.
Como si estuviera en su casa, comenzó a desnudarse hasta quedarse en slips y y tumbarse en el sofa, al momento apareció la criada con una bandeja dorada con un cubata y un aperitivo que le sirvió, entonces él me dijo; " ya que dice Christian que eres tan buena con la lengua y he sido tan malo con tu culito, quiero que mes des placer mientras esperamos con un buen cunnilingus.
Mientras el tomaba su cubata se abrió de piernas y señaló su slip, con unas nalgas bien prietas se veía bien el lugar donde tenía que actuar, y me arrodillé para apartar el trozo de slip que cubría su esfínter para empezar a jugar de manera pícara en él, lo que hace unos días me podía haber parecido repugnante ahora me hacía sentir excitada, pronto noté como su cara reflejaba placer, me daban ganas de decirle que a mí me hubiera gustado que usaran así mi culito y haber estimulado esa zona de esa manera, pero seguí a mis labores, cuando note como se quitaba la parte del slip que cubría su polla para liberarla y obligar a la criada para que le masturbase mientras yo seguía estimulándole el culito.
Me mandó parar en el momento que se iba a correr, para depositar todo su semen sobre mis pechos, que liberé para que recibieran esa corrida junto a las que llevaba de antes.
Nada más acabar me di cuenta que ya estaban allí la señora y el rumano, pero tuve que mirar dos veces para asimilar lo que veía, ella estaba desnuda, con los pezones anillados y unidos por una cadena, llevaba tacones altos, un collar de perro a lo largo del cuello e insertado en el culo un dilatador del que sobresalía una parte; parecía todo menos la señora que había conocido.
Daniel allí tumbado con la polla todavía algo erecta por fuera, me dijo: "fíjate en tu compañera de degradación, ella es ya de un nivel muy alto, tanto como a lo que tú puedes llegar; te voy a resumir su curriculum para que te vayas familiarizando con ella; un día comenzó como tú, a experimentar cosas, y un día logré hacerla algo similar a lo que Chritian y Ana han hecho contigo, ella se estrenó en una obra con unos albañiles sedientos de ser aliviados por unos pocos euros, contigo hemos sacado hoy muchísimo más dinero, pero ella tuvo más trabajo que tú. Poco a poco sacamos la zorra que llevaba dentro, y por resumirte: pusimos una trampa al marido que tuvo que darla un divorcio millonario por una infidelidad que nosotros provocamos y así tomamos parte de su fortuna nosotros, ella tiene que mantener hacía el exterior la imagen de divorciada víctima y decente, así que despedimos al servicio y contrate a Darío, un compañero rumano del gimnasio que estaba sin trabajo y sin papeles, que como ves se encarga de custodiármela y de paso tiene casa y sueldo asegurado a cargo del marido que quedó en la sentencia obligado a mantener dos criados, y Raquel es brasileña, en este caso, fue sumisa como vosotras pero no dio la talla y como logramos también apartarla del marido la metimos aquí para que trabajase atendiendo la casa y fuera de confianza para así siempre que vienen visitas o para el resto del vecindario ella siga figurando como la señora".
Daniel se rascó los huevos, en señal de la comodidad de la situación y mirando a la señora dijo: "como sabes, en esta casa, siempre serás lo más bajo, aunque haya otra sumisa, así que vamos a ponerte a prueba que si no te olvidas de tu condición, acércate a nuestra invitada y limpia el semen que he esparcido por su pecho, es lo mínimo que puedes hacer por ella, ¿verdad?".
No dudó en afirmar con la cara, para dejar claro que iba a cumplir con la orden y sin rechistar se acercó y lamiendo mi pecho con el semen recién caído y con el que me echaron los camareros, eso debió descubrirlo mientras notaba la sequedad de uno frente a lo caliente del otro. En esas estábamos cuando Daniel le dijo a Darío que en cuanto estuviera bien limpia me tenía que acercar a mi casa, pero que me quedara con mi dirección porque a primera hora me tendría que recoger para traerme de nuevo aquí, que mañana tocaba hacer lo que ya sabía..., fue un mensaje en clave, pero tanto Darío como la criada brasileña, pese a saberlo, se alteraron un poco; la señora no, porque estaba lamiendo como una posesa sabiendo que no podía hacerlo mal, quizás porque ya había pasado por lo que mañana pasaría yo, aunque eso ya os lo cuento en el siguiente capítulo, si os interesa...