Camino de la excitación

Camino de una gran sala de BDSM, su puta le proporciona placer a su amo para que él se lo agradezca en forma de intercambio de pareja... pero eso no es todo...

Él echado en la cama, desnudo, esperando a que ella llegara. Entró con sigilo, sin querer alterar la tensión sexual que se respiraba en aquel dormitorio. Su cuerpo se entreveía bajo una bata de seda blanca. El pelo recogido en un moño y su largo cuello vacío. Fue en lo primero que él se fijó. “Ponte tu collar de puta que es lo que vas a ser a partir de este momento, mi puta”.

Ella obedeció colocándose el collar en el que se podía leer la palabra “bitch”. Se quitó el lazo que cerraba la bata y la dejó caer al suelo, mostrando su cuerpo. Llevaba escrito en la piel, con un rotulador negro, la frase “Soy toda tuya Jose”. Las palabras estaban puestas desde sus tetas y bajando hasta su sexo, remarcando el nombre de él en su coño.

Él empezó a sentirse muy excitado, no se esperaba aquello. “A ver qué sabes hacer para darme placer, zorra”. Estaba apoyado en el cabecero de la cama y ella se puso encima de él a cuatro patas, dándole un beso provocativo, mordiéndole el labio inferior, jugando con su lengua y saboreando sus labios. Se apartó y bajo hasta sus pies. Le miró y sonrió con picardía.

Pasó su lengua por su pie derecho, dejando toda su saliva bien repartida. Zigzagueando por la planta llevó su lengua hasta el dedo gordo. Lo lamió y se lo metió en la boca entero. Empezó a meterlo y sacarlo de su boca como si fuera su polla. Mientras lo hacía le miraba a los ojos. Iba pasando de un dedo a otro, metiéndoselos bien en la boca, saboreándolos.

Después le cogió el pie izquierdo, su dedo gordo, y le pasó la lengua muy despacio, por todo el dedo. Le hacía cosquillas al mismo tiempo que lo excitaba, su polla estaba dura mientras miraba como se movían sus tetas al estar a cuatro patas, una postura que le hacía imaginarse cómo se la follaría.

Le chupó el dedo gordo como si le hiciera una mamada y comenzó a subir su lengua por la pierna izquierda. La recorría dejando su rastro de saliva. Su mano derecha ya jugueteaba con sus huevos. Al llegar a su muslo le dio pequeños mordiscos en su entrepierna, notando en su mejilla como seguía creciendo su polla. Se la metió en su boca, hasta el fondo, notando bien como la penetraba. Se la sacó, y continuó su camino por la otra pierna, bajando de nuevo hasta su pie.

“Puta, bésame la polla”. Ella subió hasta tener su boca a la altura de la polla. Los pezones rozaban sus piernas en aquel ascenso. Se  mojó los labios con la lengua mirándolo con cara de zorra.

Sin previo aviso él le agarró fuerte la cabeza metiéndole su polla hasta la garganta. Ella aguantó la embestida con gran excitación y empezó a mamársela al ritmo que él le marcaba. Dentro, fuera, dentro, fuera… Le tiró del pelo para levantar su cara, “zorra dame más placer”, y le escupió resbalando la saliva por su mejilla. Ella volvió a centrarse en su polla, pasó su lengua lamiéndola, jugó con sus huevos y se la metió en la boca, esta vez despacio, casi acariciándola con sus labios.

Se la sacó y buscó su culo. De rodillas ante él empezó a recorrerlo a mordiscos, dándole lametones… jugó con su lengua en su raja y poco a poco fue metiéndola hasta que empezó a follarle su ano.

Su lengua se movía dentro mientras con una mano le masturbaba la polla. La tenía muy dura, ella lo sentía muy cachondo. Decidió ayudar a la lengua con un dedo. Él gemía de placer. Jodeeeeeeeeeer. Ella no paraba, le encantaba darle placer y notaba su polla a punto… “puta ven aquí que te vas a beber mi leche”… eso la calentó mucho. Giró sobre él y se la metió en la boca, bruscamente. Nada más entrar empezó a recibir su leche… ahhhhhhhhhh, diossssssssss. Le rebosaba la boca, le dio toda su corrida… se la bebió con ganas, saboreándola y excitándola.

“Ahhhhhhh, muy bien zorra, has hecho disfrutar a tu amo”.

Ella empezó a ponerse de nuevo la bata… “no te vistas, ponte un abrigo que nos vamos”. Uffff, no podía creérselo, él tenía algo preparado y no se lo había dicho… empezó a notar como los nervios le formaban un nudo en el estómago… pero era su puta, su esclava, y llevaba su collar… haría TODO lo que él le pidiese.

Montaron en su coche y comenzaron el camino. ¿No me vas a decir dónde vamos, verdad? Él rio y la miró, “claro que no. Pero no se me ha olvidado que me has hecho disfrutar y tú aún no me has regalado los oídos con tus gemidos, así que…

Diciendo esto él alargó su mano al muslo de ella. Empezó a acariciárselo, a apretárselo. “Tócate las tetas para tu amo” Obedeció y girándose un poco hacia él para que la viese mejor, mientras conducía, se abrió el abrigo y empezó a acariciárselas. Él, entre cambios de marcha, le tocaba el coño. Le excitaba su clítoris y ella empezó a gemir. “Gime fuerte puta, quiero escucharte”. Ahhhhhhh, siiiiiii. Se revolvía en el asiento mientras los dedos de él ya le follaban el coño.

Pararon en un semáforo, no había ningún coche en la calle, era muy tarde. “Escúpete las tetas”. Ella le miró sonriendo, sabiendo bien lo que quería, y bajando la mirada se las escupió. La saliva caía por su teta derecha así que volvió a escupir, cubriendo la teta izquierda. Recogió su saliva con los dedos y jugó con sus pezones. Él estaba muy caliente y metió su cara entre sus tetas, mezclando salivas con su lengua… el semáforo se puso en verde y ella gemía muy fuerte. Él la follaba ya con tres dedos dentro y ella se pellizcaba fuerte los pezones. “Me corro…” No paraba de moverse. “Eso zorra, dame tu corrida”. “Siiiiiiiiii, joderrrrrrrrrr, me corro!!!” Uffff, qué pasada. Él sonrió satisfecho y se centró en la carretera.

Entraron en un bar pequeño, un poco sucio. Había poca gente, y demasiado mayor para lo que ella hubiera deseado. “¿Seguro que es aquí dónde querías traerme?”. “Claro que sí, pero espera, no seas impaciente”. Se sentaron en la mesa de la esquina y llegó el camarero. “¿Qué quieren tomar?”. “Buenas noches, soy Jose, y quiero tomar a ella, a mi puta, y que el resto la disfrute también”.

Joder, no podía ser. Ella no se creía lo que acababa de escuchar. Se agarró bien el abrigo, tapándose más, sintiéndose más desnuda.

Pero el camarero sonrió, “muy bien, síganme”. Pasaron a través de una puerta situada tras la barra, encontrándose una sala bastante lujosa,  muy bien decorada. Las paredes claras y una gran lámpara que caía del techo. Había un gran perchero a un lado. “Por favor, dejen aquí sus ropas y pasen cuando estén preparados”. Ella lo miró y se abrazó a él una vez que el camarero se había marchado. “No sé dónde estamos, pero estoy muy nerviosa”.

“No te preocupes y sólo haz caso a lo que yo te diga, todo irá bien. Vas a pasar una noche inolvidable y vas a ser una buena zorra. Ahora quítate el abrigo”.

Estando los dos desnudos, se besaron apasionadamente cogiéndole él fuerte el culo, “confía en tu amo”, y cogidos de la mano, atravesaron la siguiente puerta.

Era una sala impresionante. Había mucha gente y, enseguida, repararon en ellos. En el centro había una gran cama redonda, y allí estaban haciendo una orgía. Veía muchos cuerpos entrelazados, gemidos y gritos. Un hombre sodomizaba a una mujer mientras esta le comía la polla a otro. Uno se pajeaba al lado de una pareja que follaban, simplemente disfrutaba observando. Dos mujeres se daban placer mutuamente… No sabía cuántos eran, pero demasiados.

En los laterales de la sala había varias camas repartidas, también redondas y grandes, aunque no tanto. En ellas había parejas, tríos o incluso gente sola disfrutando del espectáculo.

Él la guio hacia una de esas camas, donde había una pareja. “Hola, cómo estáis”. “Si queréis apuntaros, ya sabéis”. Ella lo miró dudando. Eran bastante mayores. Ella tenía unas grandes tetas con unos pezones oscuros. Regordeta pero guapa de cara, debía de rondar los 50. Él era más mayor, al menos lo parecía. De cuerpo delgado, pero con una gran polla…

“Muy bien zorra, demuéstrame lo que eres capaz de hacer por tu amo. Y no te olvides de mirarme, no quiero perderme ni un momento esa cara de puta”.

Se fue hacia la mujer, y empezó a besarla mientras le sobaba las tetas. El hombre se acercó a ella, y le susurró al oído, “hola, soy Lucas, y estaba esperándote”. La besó pero sus labios bajaron rápidamente a sus tetas. Empezó a chuparlas, lamerlas y morderlas. Ella gimió, le gustaba eso. Mientras se dejaba hacer lo miró a él. Jose estaba ya follándose a la otra mujer, a cuatro patas. “Túmbate boca arriba” le dijo Lucas. Ella miró a Jose y éste asintió para que obedeciera. En esa postura empezó a comerle el coño. Su lengua pasaba por su sexo y la excitaba muchísimo. Sabía hacerlo, no había duda. Aquello era demasiado, demasiadas experiencias en un momento. Jose azotaba el culo de la otra mujer mientras esta gritaba que quería más. De fondo se escuchaba al resto de la sala gimiendo. Era todo muy excitante. Entonces notó cómo una polla se introducía en su coño. Lucas la estaba follando, mientras su dedo no dejaba de jugar con su clítoris. Ahhhhhh, siiiiiiiii, me voy a correr, joder. Gemía sin parar mientras veía cómo la otra mujer se corría con la polla de Jose dentro. Se fijó en la cara de Lucas y le puso muy caliente el gesto que tenía de cachondo, de salido. “Me corro, Jose, me corro…”. “Eso es puta, córrete para nosotros”. Lucas le azotaba las tetas mientras ella llegaba al orgasmo… siiiiiiiiiii. Fue todo increíble, jamás se hubiese imaginado ella en un sitio así.

“Esclava, cómele el coño”. Ya no pensaba, sólo se centraba en su voz, en las palabras de su amo. Estaba muy cachonda y quería seguir disfrutando. La otra mujer, Inés, estaba boca arriba, así que puso su lengua en su clítoris y empezó a acariciárselo. Inés empezó a disfrutar, se tocaba las tetas poniendo duros sus pezones. Ella empezó a notar una lengua en su culo pero, levantando la vista, vio a su amo metiéndole la polla en la boca a Inés. Era Lucas el que estaba jugando con su culo. Eso la ponía, e hizo que aumentara el ritmo en el clítoris. Notó como un dedo le follaba su culo, así que hizo lo mismo y le introdujo uno en el coño a ella. “Muy bien puta, haz que te de su corrida”. Inés gemía con la polla dentro de su boca, se estremecía.

Ella ya tenía dos dedos dentro de su culo, lo notaba excitado, preparado. Y notó la embestida. La polla de Lucas le estaba follando. Diosssssss, cómo le gustaba. Levantó la cabeza hacia su amo, pidiéndole el visto bueno. Él le escupió en la cara, “sigue zorra, no te he dicho que pares”. Ufffffffffff, estaba muy caliente. Siguió comiéndole el coño a Inés que gemía fuerte ahora, ya que no tenía nada en su boca. Jose se había apartado y ahora le follaba a ella el coño con tres dedos… Ahhhhhhhhhh, estaba siendo follada por dos sitios a la vez mientras le daba placer a otra mujer… era demasiado. Su coño estaba muy mojado, al igual que su culo, que estaba siendo follado por Lucas y a la vez, azotado por Jose. No podía hablar, ni gemir, pero se corrió… ahhhhhhhhhhh, siiiiiiiii, joderrrrrrrr. Fue una gran corrida. Y justo cuando se cuerpo dejó de convulsionar, le vino la corrida a Inés. Siiiiiii, putaaaaaaaaaa, muy biennnnnnnn.

“Tumbaos juntas”, dijo Lucas. Ella miró a su amo y encontró su aprobación. Así que se tumbaron, cabeza con cabeza. Ellos empezaron a masturbarse delante de ellas, sin parar de decir guarradas. “Sois una buenas zorras, ahora vais a recibir vuestra recompensa”. “Abrir bien esas bocas, putas”. El primero en correrse fue Lucas, y tras él, Jose. Ambos apuntaron sus corridas hacia ellas, en sus caras, sus bocas, sus tetas. Sus leches se entremezclaban en sus cuerpos, mojándolas por completo…Ahhhhhhhhhhhhhh.

“Y ahora no os podéis quedar así, limpiaos”. Inés no se lo pensó y empezó a chuparle el cuerpo, las tetas, saboreando el semen que caía por todos lados, por su cara, besándola para compartir las lenguas. Cuando hubo terminado, ella hizo lo mismo, y la limpió a lengüetazos, saboreando las leches mezcladas. Ellos las observaban, satisfechos de sus putas.

Se despidieron con largos besos, y Jose la cogió de la mano avanzo a través de la sala, dejando la orgía detrás.

Estaban ante otra puerta, pero no la abrió. La puso en una esquina, de rodillas.  “Quiero que entres ahí sintiéndote la más zorra, preparada para recibir placer y dolor, y dejar que te use a mi antojo. Quiero comprobar si estás preparada”. Y diciendo esto, le apuntó con su polla a la cara, y le meó encima. Le regaló su lluvia dorada en su cara, en sus tetas, metiéndosela en la boca para que se tragara todo, cada gota…

Ella se sentía una guarra, y se masturbaba mientras recibía esa lluvia.

“Siiiiiii, muy bien zorra, es el momento de entrar”.

CONTINUARÁ…

Esperamos que os haya gustado nuestro relato, somos nuevos en este juego de la dominación y sumisión. Nuestros relatos son la expresión de nuestras fantasías que esperamos hacer algún día realidad. Os mandamos nuestra dirección por si queréis poneros en contacto con nosotros para comentarnos cualquier cosa o hacer cualquier tipo de proposición: amoyesclava4228@hotmail.com