Camila (Maria Teresa 6)

Conzco a Camila, tenemos nuestras diferencias. Pero pronto, ambas damos un show y terminámos siendo pareja.

Pasaron un par de meses, seguía en el negocio de la prostitución. Ángel nos cuidaba muy bien, siempre conseguía clientes confiables y que dejaban muy buenas propinas. Algunos eran muy caballeros, me llevaban a su departamento y luego me servían licor. Otros, solo me llevaban a algún motel y me follaban como a cualquier perra, incluso me daban de nalgadas y me insultaban. Estos clientes no eran nada como lo que había conocido antes, todos mis novios siempre fueron cariñosos conmigo.

Todo iba excelente, me llevaba bien con mis compañeras de trabajo, las protegidas de Ángel. Daniela era una chica madura, la mas conocida de nosotras. Andrea era la mas extravagante, siempre se vestía como si fuera a asistir a algún desfile de modas. Todas eran lindas, y sabían del negocio, me dieron muchos consejos acerca de la profesión. Muy pronto algo cambiaría, llegaría una chica que primero me haría la vida imposible, pero mas tarde, sería mi compañera inseparable.

Llegó una noche, su nombre era Camila. Tenía mi misma edad: 19 añitos. No tenía experiencia, al igual que yo cuando empecé a prostituirme. Tenía un cuerpo escultural, unas piernas exquisitas, un culo que hacía exitarse a cualquiera con solo verlo. Unos labios carnosos, todo el cuerpo femenino, no parecía que algún día había sido hombre. Su voz era dulce y tenía mirada coqueta.

Una noche llegué tarde, Ángel me reprendió, me dijo que había enviado a Camila con un cliente mío que ya explotaba de cachondo. No me esperó y se llevó a Camila, sentí algo de celos y me enojé. Luego llegó otro tipo, me subió en su auto y me llevó a dar una vuelta, se abrió el pantalón y me puso a mamarlo, cuando acabé me dio $30 y me dijo que no tenía mas. Me bajó del auto y me mandó a caminar hasta mi esquina. Al llegar, Ángel me pidió su comisión y me dijo que Camila otra vez se había llevado un cliente mío (uno muy guapo de gran físico y que pagaba propinas muy buenas), ahí me enojé mucho. Cuando Camila regresó, le reclamé que me estaba robando el trabajo. Ella se ofendió y empezó a insultarme, me dijo que estaba fea y que nadie de cualquier manera se acostaría conmigo ni regalada. Empezamos a gritarnos todo tipo de cosas hasta que Ángel intervino:

A ver muchachas, cálmense. Si siguen peleando aquí, voy a dejar de cuidarlas y podrán irse a donde les dé la gana.

Nos tranquilizamos aunque seguíamos enojadas.

Pasaron las noches hasta que se dio… estábamos solo ella y yo, no nos dirigíamos la palabra. De pronto se paró un auto junto a nosotras. Se bajó la ventanilla y un hombre de gafas nos dijo:

-Chicas, necesito que vengan conmigo. Tienen que hacer un show para mi jefe y sus amigos.

Ángel intervino:

-Vayan muchachas, e intenten no pelearse, me van a cagar el negocio.

Ambas subimos al auto, sin regresarnos a ver, sabíamos que pronto tendríamos que ponernos cariñosas entre las dos

Llegamos a un edificio, subimos a un apartamento, cuando entramos vimos unos 10 tipos vestidos de traje sentados formando un círculo. En medio del círculo había una especie de mesita amplia, donde tendríamos que hacer el show.

-Ya traje a las chicas jefe.

-Gracias Marco – le dijo uno de los hombre de terno. – Vengan chicas, no sean tímidas.

-Están bien buenas Julio. Te pasaste Marco – dijo uno de los amigos.

Mientras caminábamos hacia el centro, nos iban pasando la mano por el culo, otros por las tetas y algunos nos agarraban el bulto.

Apagaron las luces y pusieron luz de color rojo, pusieron música y nos subieron sobre la mesita. Camila empezó a acariciarme, yo le respondí, ambas sonreíamos a pesar de que antes no nos podíamos ni ver. Empezamos a bailar, tocaba su cabello negro y lacio, su espalda y su culo. Se puso de espaldas a mi y empezó a levantar su camiseta. Ella tenía un vestido que parecía de colegio: una faldita verde, una camiseta blanca y un moñito que le hacía juego con la falda, unos zapatos negros y medias, dejaba ver sus hermosas piernas y resaltaba mucho su delicioso culo. Tenía el cabello suelto.

Yo tenía puesto un vestido rojo de una pieza, me hacía lucir bien mi figurita. Tacones rojos y medias nylon, el cabello recogido y alto.

Seguíamos bailando al compás de la música, y de repente le tomé de su hermosa carita de niña y la besé, ella tomó mi paquete y me acarició. Luego me ponía el culo enfrente mío y me sobaba el pene entre sus nalgas. Yo acariciaba ese delicioso culito y su paquete. Le quité totalmente la camiseta, empecé a quitar su falda. Ella fue abriendo mi vestido de espaldas a mi y me lamía desde la nuca hasta el culo. Las dos quedamos en zapatos y ropa interior. Su tanguita era negra y su brasiere muy escotado. Yo tenía una tanga tipo hilo roja y nada mas arriba. Se puso de rodillas y sacó mi pene, lo acarició y empezó a mirar a todos los tipos con cara de inocencia, mordiéndose un labio y luego lamiéndose un dedo, con la otra mano en mi miembro. Finalmente se lo tragó y empezó a mamar aun al compás de la música. Yo me solté el cabello y acaricié su carita.

Me di cuenta que los clientes del show estaban masturbandose lentamente. Decidimos dar una vuelta por el pùblico, les poníamos el culo en la cara y ellos acariciaban, uno intentó meterme un dedo pero no me dejé. Subimos de nuevo a la mesa que hacía de plataforma y empecé a mamarla a ella, Camila gemía y viraba los ojos. Luego se sentó y abrió las piernas mientras le chupaba cada vez mas rápido. Nos quitamos lo que nos quedaba de ropa y seguimos. Luego ella chupo mi ano, y empezó a penetrarme lentamente, luego me levantó y lo hizo mas rápidamente, acariciando mis tetas y mi panzita (plana, por siacaso). Sacaba su pene y yo metía el mío en ella.

Luego nos echamos cara arriba, una a cada lado de la mesa e invitamos a los asistentes a que se acercaran.

-Vengan acá papitos ricos – Dijo Camila.

-Hágannos lo que quieran – Dije yo.

Cinco se tomaron a Camila, uno le penetraba por detrás, dos le daban sus enormes vergas en la boca, otro le chupaba a ella mientras que otro le pellizcaba la teta y se masturbaba sobre ella.

Yo estaba en cuatro ahora. Uno me penetraba por detrás, el jefe me puso la verga en mi boca mientras otro intentaba besarme y besar el pene de su compañero. Otros dos me acariciaban la espalda y los senos mientras se masturbaban entre ellos. Camila y yo nos sonreíamos, los teníamos tan calientes, y nosotras también habíamos quedado a mil luego del baile sensual que nos habíamos dado mutuamente.

Uno por uno empezaron a terminarnos en la cara y los senos. Luego solo faltaba el jefe. Pero nos hizo sentarnos a las dos juntas, poner mi pierna sobre la de ella y empezó a masturbarme a mi y a mamarla a ella. Mientras, nosotras nos besábamos y nos acariciábamos. Finalmente terminamos las dos sobre el jefe, manchando su traje. Nos recostamos y nos abrazámos.

-Felicitaciones chicas, es un excelente show que nos han dado. Aquí tienen su paga – Dijo mientras sacaba un fajo de billetes sin contarlos siquiera.

Camila y yo salimos de ahí, fuimos a mi apartamento. Al entrar nos besamos, otra vez quedamos desnudas y nos fuimos a mi cama.

-Supongo que estaba equivocada contigo Tere. Eres una excelente mamadora.

-Tu también Cami. – Nos hechamos en la cama y nos hicimos un 69.

Despertamos abrazándonos, sin nada de ropa. Y además muy satisfechas. Pronto nos haríamos una pareja inseparable.

Gracias por leerme, los quiero a todos. Les mando un besototote donde mas les guste.

Tere