Camera Café - Cañizares y Marimar

Cañizares lee un estúpido estudio sobre orientación sexual en una revista y acaba liando a Marimar

Comienza un nuevo día en la oficina. Junto a la maquina de café se encuentra Cañizares, leyendo una revista. Del ascensor sale Marimar que se acerca a ella.

Buenos días Maricarmen. ¿Qué tal el fin de semana?

Ah! Hola Marimar. Pues nada, muy bien, en casa y eso.

¿Qué estás leyendo?

Pues esta revista. Es que he leído un artículo que me tiene dándole vueltas todo el fin de semana. Dice que casi el 100% de las mujeres tiene o ha tenido alguna vez fantasías eróticas con otra mujer y que más del 70% lo han probado. Oye Marimar ¿tu alguna vez has pensado en estar con otra mujer?

¡Que dices, Maricarmen!

Es que yo llevo todo el fin de semana pensando en el tema. A ver, yo tampoco lo he pensado nunca, pero como aquí dice que todas las mujeres lo han sentido alguna vez….pues estoy preocupada, ¡a ver si voy a ser la única mujer del mundo a la que no le pasa!

No se. Yo tampoco lo he probado nunca y no creo que pase nada.

Ya, si no pasa nada; pero seguro que Sofia o Mónica si lo han hecho y nosostras no. Siempre nos toca ser las raras de la oficina.

Pero es que no se. A mi la idea de estar con otra mujer no me atrae mucho.

A mi tampoco, pero lo que no quiero es ser la única que no lo ha hecho, así que he decidido que lo voy a probar.

¿Siiii? ¿Y con quien lo vas a hacer?

Pues verás….había pensado que como tú y yo somos amigas

¡¡¡Maricarmen!!!!

No te pongas nerviosa Marimar. Vamos a ver, me has contado muchas veces que desde que te dejo tu marido, en cuestiones de sexo te tienes que arreglar tu sola ¿A que si?

Pues si, pero….

¿Y no te apetecería probar algo nuevo?. En vez de ser tu sola la que te masturbes ¿no te gustaría probar con una mano amiga recorriendo tu cuerpo y acariciándote en esas zonas que las mujeres conocemos tan bien?

Mientras decía esto, Cañizares iba recorriendo la espalda de su amiga con un dedo, llegando desde el cuello y acariciándole el pelo.

Además no sería con una desconocida, sino que sería con tu compañera de trabajo. Yo te quiero mucho y creo que lo podríamos pasar genial. – dijo Cañizares.

Marimar estaba poniéndose muy nerviosa. Por un lado sentía el pudor o el miedo a probar esta experiencia. Le asustaba la idea de "convertirse en lesbiana", pero conforme las caricias de Cañizares iban de un sitio a otro empezaba a pensar en lo mal que lo había pasado cuando su marido se largó, y las noches tan solitarias que pasaba desde entonces, en las que acababa auto compadeciéndose después de masturbarse. Recordó que una vez ya durmió con Cañizares, en un viaje organizado de la empresa, en el que hubo un lío con las reservas de hotel y acabó en una cama de matrimonio con su amiga. Tenía un recuerdo agradable de esa noche. Dormir junto a alguien le gustaba y ya que con un hombre le era muy difícil, a lo mejor debía probar con una mujer.

¡Venga vale! – exclamó Marimar – Vamos a probarlo, pero solo una vez ¿eh?

¡Genial! Ya verás como lo pasamos muy bien.

Oye, ¿y cuando lo vamos a hacer? ¿este fin de semana? – preguntó Marimar.

Pues la verdad es que yo había pensado en hacerlo ya.

¿Yaaa? ¿Te refieres a hacerlo aquí?

Claro. ¿No te has masturbado nuca en la oficina?

Pues claro que no.

Yo si. Verás, cuando los días se hacen muy pesados y aburridos, a veces me escapo hasta el cuarto del material de oficina, me escondo tras unas cajas y me meto el dedito un rato. ¡Para pasar una mañana más divertida….jejeje!

¿Y nunca te ha pillado nadie?

No, allí solo entramos tu y yo. Cuando alguien quiere material de oficina siempre nos mandan a las secretarias. Además lo hago detrás de las cajas del fondo, en un viejo sofa que hay allí, así que aunque entrase alguien no me verían. Venga, vamos que te enseño el sitio.

Cañizares agarró a su amiga de la mano y se la llevó al cuarto. Como había dicho estaba lleno de cajas de folios, bolígrafos y demás material de oficina. Se dirigieron a la parte del fondo donde había un montón de cajas apiladas y se sentaron en el sofá.

Bueno, ¿y ahora que? – preguntó Marimar

Pues no se. Soy nueva en esto de ser lesbiana – dijo Cañizares – ¿Por que no empezamos por darnos un beso?

Vale – respondió Marimar, y le dio un beso en la mejilla a su compañera.

¡No mujer! ¡Un beso con lengua! Ven acércate.

Rodeando el cuello de su amiga, Cañizares aproximó sus labios a los de ella y suavemente introdujo su lengua en la boca de Marimar. A esta le pareció un poco raro al principio, pero enseguida se dejó llevar y comenzó a responder a los movimientos de la lengua de Maricarmen, metiéndola cada vez más adentro, moviéndola en todas direcciones y sintiendo el calor que emanaba de su húmeda boca.

¿Qué te ha parecido? – preguntó Cañizares - ¿Te ha gustado?

Si, si que me ha gustado – respondió Maricarmen un poco avergonzada – hacía mucho que nadie me besaba con lengua.

A mi también me ha gustado mucho. Bueno, ahora vamos a tocarnos las tetas.

Diciendo esto Maricarmen se levantó y se quitó el jersey de colorines que llevaba. Desabrochó los botones de su camisa y luego el cierre de su sujetador de color rosa. Quedaron al aire sus pequeños senos. Tenía unos pechos muy bonitos, no eran muy grandes, pero si muy firmes, con unos pezones pequeñitos que se habían puesto muy duros.

Marimar estaba con la boca abierta, no tanto por ver a su amiga en topless, sino más bien por la mezcla de nervios y excitación al estar haciendo esto en la oficina. Cañizares levantó el jersey de su amiga y la tranquilizó recordándole que no iba a entrar nadie y que en el caso improbable de que alguien lo hiciese, no las podría ver.

Marimar ya estaba solo en sujetador y las palabras de su amiga la habían tranquilizado, así que sin más se deshizo del sostén.

Cuando se lo sacó, sus tetas quedaron moviéndose levemente. Tenía unos pechos muy grandes, mucho más que cañizares. Estaban un poco caídos, pero se conservaban muy bien. Una gran areola coronaba cada una de aquellas mamas con unos pezones oscuritos más que apetecibles.

Cañizares una vez más tomo la iniciativa. Se acercó a su amiga y la abrazó con fuerza, mientras con una mano tomaba uno de sus senos. Casi no le cabía en la mano y se entretuvo en apretarlo y manosearlo. Invitó a su amiga a recostarse sobre el sofá y acercando su lengua a sus pechos; comenzó a lamerlos. Pasaba la lengua por un pezón mientras que pellizcaba suavemente el otro. Enseguida consiguió lo que estaba buscando: los pezones de Marimar se pusieron durísimos y por primera vez la escuchó gemir. Y es que Marimar no se lo había contado, pero lo que más le gustaba del mundo cuando estaba casada era que su marido le chupase las tetas. Le encantaba acostarse en su cama a recibir los lametones de su pareja en las domingas y ahora lo estaba disfrutando como hacía años que no lo hacía. La lengua de Cañizares era pequeñita y la movía como una loca, jugueteando con sus pezones, de arriba abajo, una y mil veces. Mientras tanto ella había comenzado a devolverle las caricias a Cañizares, recorriendo sus lolas con las manos y rozando sus rosados pezones. Era una sensación muy agradable y fue el momento en que se le olvidaron las dudas que aún conservaba. No habría permitido que Maricarmen se detuviese aunque entrase en ese momento el mismísimo presidente.

El continuo masaje que estaba recibiendo en sus tetas la estaba poniendo por las nubes. Empezó a notar como se le mojaban la ropa interior, y ahora si que ya no podía resistirse, así que le susurro a Maricarmen:

  • ¿Nos bajamos las braguitas? Marimar se puso en pie de un salto. Dejó caer su falda al suelo. Llevaba unas medias oscuras con unas bragas a juego que Cañizares agarró hasta llevarlas a sus tobillos.

Maricarmen se quedó mirando los pelitos que coronaban el sexo de su amiga.

Nunca había visto un chocho tan de cerca – rió

Pues con lo bien que lo estoy pasando el mio puedes volver a verlo siempre que quieras – comentó Marimar mientas ayudaba a levantarse a Maricarmen.

Los leotardos que llevaba descubrieron al caer, unas bragas blancas adornadas con gatitos. A Marimar siempre le había hecho gracia la divertida ropa de su amiga. Agarró sus braguitas y le ayudó a sacárselas. Se dio cuenta entonces de que Maricarmen iba depilada. Su conejito se veía muy suave y sin poder evitarlo pasó un dedito por los labios.

Las dos se sentaron en el sofá, se abrazaron nuevamente y ambas entrecruzaron sus lenguas a la vez que cada una llevaba una mano al chocho de la otra y comenzaba así una sucesión de besos y dulces caricias. Marimar empezó deslizando un dedo en la vagina de Maricarmen para a continuación introducir un segundo y empezar un suave movimiento, entrando y saliendo de ella.

Por su parte, Cañizares le devolvía el favor rozando con suavidad los labios del chichi de su amiga, separándolos en busca de su clítoris. Cuando pasó un dedito por encima de este una descarga recorrió a Marimar de arriba abajo.

Estaba muy lubricada, así que agarró la mano de su amiga y la invitó a que la penetrase con uno de sus dedos. Ninguna de las dos aguantó mucho más. Las dos se convulsionaron en el viejo sofá y quedaron abrazadas un buen rato después de terminar.

Bueno, ¿qué te ha parecido? – preguntó Cañizares

Pues la verdad es que me ha encantado – dijo Marimar un poco avergonzada.

Estoy seguro que a partir de ahora ya no nos aburriremos más en la oficina – decía Cañizares.

Las dos se abrazaron de nuevo y empezaron a reir.

Espero que os haya gustado.

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