Cambios Afortunados (4a parte)
Todo sigue cambiando en la vida de nuestra protagonista
Después de mi encuentro con Mateo, muchas cosas más seguirían cambiando. Aunque cómo había dicho regresé con mi familia para pasar las fiestas, no hubo nada interesante que contar, todo fue cómo siempre, aunque la verdad disfruté mucho verlos una vez más.
Finalmente el periodo vacacional había terminado, regresé al trabajo y ver a mis amigas y por supuesto a Mateo, habíamos comenzado ya una relación, aunque por obvias razones la manteníamos en secreto. Una tarde mientras visitaba a Joanna comenzamos a retomar el tema de la terapia hormonal, me ilusionaba comenzarla, pero a la vez me limitaba el terrible temor al rechazo familiar, charlamos durante horas sobre el tema. Cuando regresé a casa llamé a Mateo y le pedí que me diera algunos días de descanso, quería alejarme de todo para aclarar mis ideas y tomar una de las decisiones más importantes de mi vida. Esa noche tuve un sueño muy extraño, pese a que me veía cómo un chico, todo mundo me trataba cómo una princesa, usaba inclusive vestidos cómo de cuentos de hadas y una delicada corona sobre mi cabeza. Mentiría si digo que no disfruté el sueño que tuve. A la mañana siguiente llamé a mi mamá, le dije que iría un día o dos a casa, ella recibió la noticia con mucho gusto.
Preparé un par de maletas, en una coloqué mi ropa, la que siempre debí usar y en la otra la ropa que tenía que llevar en casa de mis padres para evitar el escándalo y al medio día ya iba de camino. Llegué cuando estaba atardeciendo, notaron mis perforaciones en las orejas pero no hubo mayor espaviento por eso y luego de platicar acerca de algunas banalidades esperé paciente a que mi papá se fuera a su acostumbrada partida de póker semanal, que era los miércoles, cuando finalmente se fue, mi mamá estaba en la cocina, acomodando la loza que había lavado de la comida, me senté a la mesa y empezamos a platicar nuevamente, tonterías simplemente, lo más relevante fue la charla sobre cómo elaborar un flan de coco con fresa, pero bueno, mamá notó que algo pasaba.
-¿qué tienes?-
-nada mami, todo está bien-
-no me puedes engañar-
Apenas conteniendo un temblor nervioso le mostré una fotografía que llevaba en mi bolsillo, la puse sobre la mesa y se la acerqué a mi mamá.
-¡qué linda muchacha! ¿quién?... eres tú- su semblante se tornó serio y sorprendido ¿me puedes explicar?-
-mami, es que yo… mami yo quiero ser mujer, así me siento-
-¿quién más sabe de esto?-
-algunas amigas solamente-
-supongo que ellas te ayudaron a lucir así-
-en parte, pero pues, yo desde hace años que me visto cómo mujer a escondidas-
-pero veo que ya haz dejado de esconderte-
-sí, cuando me mudé por el trabajo hice muchos cambios en mi vida, tenía que decírtelo-
-por ahora no quiero hablar del tema, será mejor que me dejes sola-
Yo me levanté de la mesa y subí a la que era mi habitación, pero me resultaba muy extraña, ya no encajaba allí, no había nada de mí en esa recámara, era de alguien más, de un desconocido, no era mía. Escuché cuando llegó papá, esperé en silencio, muerta de miedo, pero nada, solamente el silencio de mi habitación interrumpido por alguno de mis sollozos en la oscuridad. A la mañana siguiente me despertaron los primeros rayos de sol, nuevamente esperé en silencio, pero nada, escuché los ruidos habituales de la mañana, en fin, lo intenté, así que comencé a preparar mis maletas para irme y no regresar jamás.
Eran casi las diez de la mañana cuando decidí abrir la puerta y apenas puse un pie fuera de la habitación mi mamá me llamó, apenas queriendo fui a su encuentro, estaba sentada en la sala mientras ojeaba una revista.
-siéntate, quiero que me hables con toda la sinceridad ¿de verdad quieres ser mujer?-
-sí, no puedo seguir así, cómo ahora-
-¿comprendes lo que eso significa?-
-sí, lo entiendo perfectamente-
-sabes que habrá rechazos, señalamientos y comentarios, sin mencionar los altos costos del proceso para convertirte en mujer-
-ya lo tengo contemplado, pero no soporto vivir cómo alguien que no soy-
-supongo que no traes ropa ¿verdad?-
-pues… la verdad sí, pues bueno, es que pensé que para regresar podía, tú sabes, cambiarme-
Ella sonrió de una manera que nunca había visto, me tomó de la mano y me acercó hacia ella, entonces me hizo sentar a su lado y mientras me tomaba de las manos me dijo:
-yo ya sabía, lo supe desde hace años, una vez te vi cuando tenías 14 años, sin querer te descubrí-
-pero… ¿cómo?, ¿porqué nunca dijiste nada?-
-la verdad, muchas veces noté que mis cosas no estaban acomodadas cómo las dejaba, al principio pensé que quizás alguien buscaba robar algo del efectivo que guardábamos para depositar en el banco, bueno, la verdad sospechaba de Eugenia (una dulce mujer que ayudaba a mi mamá con las labores de la casa), por lo que a escondidas coloqué una cámara de video en una de nuestras salidas, pero encontré algo más, vi a mi hijo vestirse y comportarse cómo toda una señorita, la verdad al principio me sentí mal, ver a mi hijo así, pero la verdad yo siempre supe que tú eras diferente, desde muy pequeñito eras demasiado delicado, digamos que no eras ni siquiera amanerado, eras muy femenino por así decirlo, no sabía si decirle a tu papá, aunque muchas veces hablamos de lo diferente que eras al resto de los chicos, odiabas los juegos rudos y no pudiste soportar por mucho tiempo callar tu deseo de usar vestidos, así que me fui haciendo a la idea de que posiblemente tenía la hija que siempre quise, por eso cambié un poco mi guardarropa y procuré que tuvieras a tu alcance ciertas cosas y me complacía cuando me daba cuentas que las aprovechabas, pero la verdad me tomó por sorpresa cómo te veías en esa foto-
-mami, ahora yo no sé que decir…-
-pues no digas nada, ok, aún es muy pronto para decirle a tu papá, él piensa que eres gay, pero debemos darle más tiempo para que asimile todos los cambios-
-ok mami, cómo tú digas-
-por lo pronto, vamos a pasar un tiempo juntas ¿quieres?-
-¡¡¡¡siiiiiií!!!!-
-bueno, pero tranquilízate ¿cuánto tiempo te dieron de vacaciones?-
-pues puedo conseguir algunos días más, no te preocupes-
-ok, mira durante semanas tu tío se la pasa insistiendo en que tu papá lo acompañe de pesca, ya sabes, esos viajes de hombres-
-jijiji pues no mami, ni idea de que sea eso-
Ambas reímos por un instante, me sentía mucho más cómoda ahora, entonces mi mamá continuó.
-entonces podemos convencerlo de que vaya, serían dos días más solamente para el viaje, luego se irá por dos semanas y podemos decirle si quiere que vayas que te sientes un poco mal de salud o algún pretexto, así no habría problema-
-mami me encanta la idea, hagámoslo-
Durante la cena, mi mamá insistió en que ahora que estaba mi papá podía hacer el viaje con mi tío, que me encontraba un poco mal del estómago y que pasaría más días en casa con ella, así no se quedaría sola, mi papá lo meditó por unos segundos pero aceptó.
Finalmente llegó el día del viaje, que a mí se me hizo eterno, mi papá se fue antes del amanecer con mi tío y algunos de sus amigos de la infancia, yo estaba durmiendo aún, entre los nervios no pude dormir y finalmente el sueño terminó por vencerme.
Era aún temprano cuando la voz de mi mamá me despertó –despierta dormilona, ya es de día-
-hola mami, buenos días-
Le di un beso en la mejilla y la abracé cómo si no la hubiera visto en varios meses, ella me correspondió con la misma efusividad.
-bueno veamos tu maleta, acomoda tu ropa y luego desayunamos-
-mami ¿te adelantarías sólo por ésta vez?-
Ella sonrió y asintió con la cabeza, luego me aclaró que si necesitaba algo la llamara. Apenas salió de mi habitación me paré de un salto de la cama, abrí por fin abrí la maleta con mi ropa, que previamente bajé del auto la noche anterior, entonces puse manos a la obra, corrí al baño, me di creo que la ducha más rápida de mi vida e inmediatamente comencé a arreglarme, pensé que lo más adecuado era buscar un look lo más parecido al de la foto que ella había visto, así que me puse una blusa con detalles café y dorados, de manga 3/4 y cuello redondo sin escote, con una falda beige recta apenas arriba de la rodilla con unas pumps color chocolate, entonces recordé que mi mejor amiga me aconsejó una vez que cuando me mostrara con mi mami, le diera una imagen más aniñada y tierna, pero al no tener la ropa adecuada no pude seguir su consejo, aunque lo lamenté, no había marcha atrás. Después me maquillé, peiné un poco mi peluca, me puse un par de aros dorados, algo de perfume, me puse al fin la peluca y con algo de miedo bajé a la cocina.
-¿mami?, ¿dónde estás?-
-no conozco esa voz ¿quién es? Jijiji-
-Brenda Alexia, tu hija-
En ese momento mi mami se salió de la cocina, me abrazó feliz de que tomara su nombre cómo propio, me miró de arriba abajo, me hizo ver cómo caminaba con los tacones, elogió cómo me arreglé y nos sentamos a desayunar, fruta y un omelet vegetariano, charlamos, reímos y me contó más cosas de cuando descubrió quien era yo en realidad, aunque corrigió algunos modos de mi vocabulario que ella consideró no propios de una señorita, obviamente yo lavé la loza cuando terminamos de desayunar, mientras ella subió a arreglarse, también se arregló muy linda. Me dijo que era una pena estar tan arregladas y quedarse en casa, así que salimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad, vimos algunas tiendas, compramos algunos accesorios, nos detuvimos a tomar algo en una pequeña cafetería al aire libre, pasamos por algo para comer y luego regresamos a casa. Cómo habíamos salido desde temprano la casa había quedado hecha un desastre, así que luego de ponernos algo más cómodo y comer, limpiamos y ordenamos la casa, la dejamos reluciente cómo una espejo, disfrutaba cuando por cualquier insignificancia me llamaba hija o cariñosamente me decía Brenda, ya por la tarde vimos la novela jijiji y una película, mientras yo me deshacía en atenciones y mimos para ella. Por la noche le dije que no quería dormir en esa habitación tan ajena a mí, ella bromeó que si tenía miedo de quedarme sola sin un hombre en casa y yo sonriendo asentí con la cabeza, así que me instalé con ella en su recámara.
Al otro día me dio una pequeña lección sobre higiene femenina, lo que disfruté mucho la verdad, creo que de alguna manera eso me causaba más morbo del que pueden imaginar, luego preparé el desayuno y también limpié la cocina, apenas dejé que ella hiciera algo en el resto de la casa, luego volvimos a arreglarnos, preparamos la comida, vimos la novela pero en esa ocasión salimos al cine, conforme pasaban los días era más notorio el vínculo madre e hija, ella me contó algunas cosas que cómo chico nunca me hubiera confiado. Cuando había casi terminado la primer semana mi mamá recibió una llamada telefónica, era Lorena, una amiga de sus años de secundaria que se había ido a vivir al extranjero hacía varios años y aunque seguían en contacto por diferentes medios no se habían visto, mi mamá se puso muy contenta cuando supo que estaría un par de días en la ciudad y quería verla, mi mamá la invitó a comer, yo me puse algo nerviosa.
-mami ¿entonces si viene Lorena yo voy a tener qué…?-
-no hija, no te preocupes, pero debes prometerme que vas a hacer lo que yo te diga-
-sí mami-
Al otro día desde muy temprano arreglamos la casa, preparé todo para que únicamente la comida estuviera lista en unos pocos minutos, luego cuando me iba a bañar mi mami me indicó la ropa a usar, me ayudó a peinar mi peluca y me dijo que me pusiera un blusón rojo de ella, con mis leggins negros y unas sandalias negras con ligera plataforma y tacón de aguja, muy femeninas, me regaló una bolsa negra de charol tipo concha, con un cinturón ancho de charol a juego, al final me prestó algo de su bisutería para culminar mi look.
Veía a mi mamá muy emocionada de ver a su amiga de tantos años, entonces me dijo que si no había problema si salía sola, yo le dije que no, entonces ella me pidió que fuera a comprar una botella de vino tinto, que no importaba la marca pero debía ser español, inmediatamente recordé el pequeño mini súper donde me hice mujer, así que fui directo hacia allá, pero no encontré ningún vino español, así que tuve que ir a un centro comercial, mientras caminaba por los pasillos, notando cómo me miraban algunos hombres sonreía para mis adentros, recordando aquella niña tímida que le aterraba ser vista en público, ahora era completamente segura y me sentía hermosa, tanto que di una vuelta más en el auto libre y feliz de caminar en el mundo por fin cómo mujer, aunque fuera sólo por unos días, antes de que regresara papá.
Cuando llegué a casa, escuché a mi mamá que reía, Lorena ya había llegado, inmediatamente mi mamá se levantó y me presentó cómo Alexia, su sobrina, yo me sorprendí pero recordé que me hizo prometer hacer todo lo que ella me indicara, así que le seguí el juego.
-hola, mucho gusto ¿cómo está?-
-muy bien gracias, que guapa estás-
-gracias, que linda- miré a mi mamá aún sonriendo complacida de no ser descubierta y más por una mujer cómo Lorena, pese a que era de la misma edad de mi mamá conservaba una figura esbelta y vestía a la moda de acuerdo a su edad –tía, traje el vino que me encargaste-
-gracias Alexia, ponlo en la mesa, ¿te parece que empecemos a comer?-
-sí tía, pero no te preocupes, yo me encargo, tú charla con tu amiga, con permiso señora-
-ay, llámame Lore y tutéame que me haces sentir vieja jijjiji-
-está bien Lore, si me disculpan voy a la cocina-
Comencé a preparar todo mientras escuchaba apenas una que otra risita que intentaba ser disimulada. Cómo dije antes ya había preparado todo previamente, así que solamente mezclé un poco la ensalada, calenté un poco el risotto y coloqué en la plancha los filetes de pescado que previamente había marinado en mostaza y pimienta. Comencé a servir la mesa y mi mami, bueno mi tía falsa jijiji, me advirtió de quitarme el delantal que me había puesto al entrar a la cocina. Nos sentamos a la mesa, mientras comíamos ellas charlaban de cuando eran estudiantes, apenas tuve una pequeña intervención en parte porque no podía entrar en el tema y porque apenas podía contener la risa con todo lo que narraban, luego la plática comenzó a tornarse más actual y bastó una pequeño elogio a los zapatos de Lore que de verdad eran lindos, un par de stilettos color vino, para que nos enfrascáramos en una deliciosa charla sobre uno de mis temas favoritos, los zapatos, pero tuve que hacer una pequeña pausa muy a mi pesar para ir al baño, aproveché para tomar mi bolso y retocarme los labios, mientras pasamos a los cotilleos sobre las amistades y la familia, en donde Lore elogió mi comida y preguntó más de tres veces si tenía novio o estaba ya comprometida, aunque mi mamá intervenía para evitar o sortear las preguntas que tendrían que ver con mi vida personal. Mi mamá me pidió un poco de café, que inmediatamente ofrecí a Lore, ella aceptó y nuevamente me vi en la cocina, preparando una charolita con el servicio para el café, aunque no tardé mucho cuando regresé a la mesa yo era el tema de la charla, Lore comentaba lo femenina y guapa que era, luego siguió la charla sobre los conocidos y la familia, entonces justo cuando terminé de servir el café, cuando vino la pregunta.
-amiga, es verdad, ya no me contaste de tu hijo-
Para mi fortuna iba hacia mi silla y me encontraba detrás de Lore, así que no vio mi cara de estupefacción, cómo pude me controlé y me senté, pero mi mamá con toda tranquilidad respondió.
-ay sí, ya no te dije, me tiene muy orgullosa, se mudó hace casi un año por un trabajo muy bueno, diseña ropa para dama-
-¿entonces es gay cómo pensabas?-
-se puede decir que más bien tengo una hija-
-jajaja me encantaría conocerla-
-ya lo hiciste amiga, ella en realidad es mi hija Brenda Alexia-
-no me lo creo ¿es una broma verdad?-
-no es ninguna broma-
-no Lore, no lo es-
-pero es que no puedo creer que en realidad seas…- mi mami interrumpió a Lore antes de que terminara de decir lo que todas sabíamos que iba a pronunciar -yo la veo cómo mi hija y así será siempre-
-sí amiga, lo entiendo, pero bueno, mira lo tarde que es, me dio mucho gusto verte y conocerte Alexia-
-llámame Brenda por favor Lore-
-está bien Brendita, un placer conocerte-
Lore se fue prometiendo llamarnos al día siguiente antes de irse, mi mamá y yo estábamos seguras que no lo haría, yo le pregunté a mi mamá porque hizo todo ese teatro, entonces ella me explicó que quería que viera lo que iba a enfrentar, que muchas personas me rechazarían, algunas lo harían pacíficamente cómo Lore, otras podrían ser más violentas, entonces volvió a preguntarme si ser mujer era lo que de verdad quería, yo sin dudar le dije que sí.
A la mañana siguiente nos levantamos algo tarde pero hicimos casi la rutina normal, mi mamá salió a comprar algunas cosas que hacían falta para la casa mientras yo terminaba de arreglar la casa, el teléfono sonó y yo instintivamente contesté cómo mujer, para mi buena suerte no era otra más que Lore, me saludó muy amable, me preguntó por mi mamá, le dije que había salido, entonces nuevamente comenzamos a charlar, se disculpó conmigo por la forma en que se fue, pero me dijo que de verdad se retiró porque era tarde, que de ninguna manera fue por causa mía, empezó a preguntarme algunas cosas acerca de mi transexualidad, preguntó de todo un poco, pasé un buen rato hablando con ella, hasta que llegó mi mamá, me despedí de Lore y se la comuniqué, charlaron unos minutos y colgaron.
Mi mami me dijo que nos había invitado a comer a su hotel, lo primero que me preguntó fue si me sentía cómoda para ir, le dije que sí y ambas subimos a arreglarnos, el día era caluroso, así que mi mamá me sugirió llevar un vestido y a mí me encantó la idea, pero cómo no llevaba ninguno ella me prestó uno. Era un vestido mostaza, un poco serio, de tirantes anchos y sin escote, largo a la rodilla, con un cinturón café de piel delgado, complementé el atuendo con mi peluca caoba, bisutería y unas zapatillas nude. Fuimos donde Lore y todo transcurrió normalmente, cuando terminamos de comer me pidió le acompañara al baño, en el camino me felicitó por mi valor y recibí cómo regalo un dije de oro con mi nombre BRENDA, al regresar a la mesa se la mostré a mi mamá a ella le encantó el regalo, mientras yo pensaba que ahora, oficialmente era Brenda.
El resto de la semana pasó sin contratiempos y con la rutina y salidas habituales entre mamá y yo. Me sentí muy rara al tener que usar ropa de chico en casa con la llegada de mi papá, pasé un día más y alisté las maletas para regresar a casa, pero la verdad es que con algunos de los regalos de mi mami, me vi obligada a tener que llevarme una maleta extra, la verdad es que me fui feliz, además de la promesa de mamá de dejar todo listo para que mi papá también conociera y aceptara a Brenda Alexia cómo su hija, cosa que ahora me parecía mucho más sencilla.
Durante el regreso a casa llamé a Joanna, solamente le dije que estaba lista y ella comprendió perfectamente a qué me refería, luego llamé a Mateo y le dije que necesitaba verlo.
A los pocos minutos de llegar al departamento, miré todo lo que había logrado de pronto, de la nada, de ser ese muchachito tímido y retraído a convertirme en una mujer extrovertida, segura y bella, pero el camino aún era largo, me detuve un minuto a mirarme en el espejo del pasillo y odié lo que vi en él, ese muchachito seguí estando allí, atormentándome, recordándome que aún no lograba la felicidad total, no resistí esa imagen e inmediatamente corrí a cambiarme, acomodé parte de mi ropa y luego con mucho cuidado seleccioné la ropa a usar, aún debía reunirme con Mateo, me puse un vestido negro corto, con las mangas en encaje negro y detalles de flores bordadas, me cubría hasta el cuello, pero apenas alcanzaba a cubrirme unos pocos centímetros debajo de los glúteos, no me puse medias, pero cómo siempre, unos tacones altísimos, eran de 15 cms, color aqua, claro que con plataforma, tipo pumps, me maquillé, me puse una peluca rubia y cuando estuve lista llamé a Mateo para decirle que lo esperaba en el departamento.
No tardó mucho en llegar, apenas entró me besó profundamente, un beso que casi compensó los días de solamente llamarnos por teléfono.
-te escuchabas algo alterada ¿qué pasa? Creía que todo fue de maravilla con tu mamá-
-sí, demasiado bien- sonreí tímidamente -pero hay algo que quiero decirte, es más bien sobre el trabajo-
-¿tienes algún problema? Ser la novia del jefe ayuda mucho jajaja-
-sí jijiji lo sé, pero es que ya no tengo fuerzas para acudir cómo chico, quiero comenzar mi terapia hormonal y comenzar a vivir a tiempo completo cómo quien en realidad soy-
-entiendo, a mí me parece perfecto, pero aún así debemos mantener nuestra relación en secreto-
-eso también lo sé, no lo entiendo ahora, pero lo acepto, bueno, trato-
-creo que debemos solucionar algunas cosas además, ¿confías en mí?-
-sí, claro que confío en ti-
-pues entonces haz lo que yo te diga ok?-
-sí, pero explícame primero-
-mañana lo haré, por ahora hay cosas más importantes…-
Nuevamente me besó y así las caricias fueron en aumento, hasta que terminé desnuda gimiendo de placer recostada en el sillón con el pene de Mateo dentro de mí, yo con palabras entrecortadas le decía lo mucho que lo amaba y cuanto necesitaba que me hiciera sentir su mujer una vez más, mientras que él respondía aumentando la velocidad y fuerza de sus embestidas, hasta que terminó por correrse dentro de mí cómo siempre, pero yo esperaba una noche de quedarnos juntos y no fue así, apenas se recuperó se marchó.
Me quedé pensativa, quizás era algo de la empresa ó alguna situación familiar, quería convencerme a mí misma que no estaba terminando lo nuestro.
Al día siguiente me levanté más temprano que de costumbre, me duche creo que con más consciencia que nunca, luego de revisar mi depilación y aplicarme algunas cremas, le llamé a Amalia y le dije que si podía pasar por mí, ella aceptó inmediatamente, pese a todo lo que había vivido me sentía más cómoda si no llegaba sola al trabajo. Cuando colgué respiré profundo y fui directo al cajón de la lencería, escogí todo en color rosa, luego me puse un traje sastre aperlado, unas zapatillas fuicsa, me maquille discreta y pinté mis uñas en un tono rosa pálido, me puse unos pendientes dorados y una mascada casi del mismo tono que los zapatos, decidí ponerme una peluca castaña, ondulada y luego de respirar otra vez muy hondo, guardé algunas cosas en mi bolso y bajé a la calle.
Amalia llegó algunos momentos después, entre su asombro al verme así para ir a trabajar y los días que estuve con mis papás solamente atinó a decirme hola y guardó silencio, fue hasta que yo hablé que comenzamos a charlar.
-¿estás segura?-
-sí, creo que ya basta de rumores en la oficina, voy a empezar mi tratamiento hormonal y creo que es mejor empezar a demostrar lo serio que es todo esto-
-muy bien Ale, cuentas con mi apoyo y creo que con el de todas-
-las demás no lo saben, pero creo que será mejor llamarlas y por cierto, Alexia es mi segundo nombre ahora prefiero que me llamen Brenda-
-muy bien Brenda, pero llámalas pronto que estamos por llegar a la oficina-
Rápidamente llamé a mis amigas y lo mejor y más breve que pude les expliqué lo que pasaba, cuando llegamos Karina y Belinda estaban afuera en el estacionamiento esperándonos, así que entré al trabajo escoltada por mis amigas, escuché uno que otro murmullo pero nada serio, todo iba cómo siempre.
Empezamos a trabajar y de vez en vez interrumpíamos la charla para que les contara lo que pasó en casa de mis papás, hice también una pausa para llamar a mi mami y contarle lo que estaba haciendo, pero creo que solamente conseguí angustiarla, me hizo mil recomendaciones y colgamos después de que me deseo suerte.
Al final del día recibí una llamada, Mateo quería verme en su oficina, el resto de los directivos estaban allí, mi móvil sonó y fue el propio Mateo quien me insistió en responder, era un mensaje suyo, que decía “CONFÍA EN MÍ”, luego de leerlo mientras bajaba el teléfono Mateo comenzó a hablar.
-para la empresa su trabajo ha sido muy satisfactorio, se podría decir que de excelencia, pero debe comprender que existen ciertas reglas que debe observar no solamente aquí, también en cualquier otro lugar, su apariencia no es la adecuada, resultaría absurdo y hasta ilegal despedirle por éste incidente, pero es algo que no podemos pasar por alto ¿me comprende?-
Yo lo miraba extrañada, furiosa, pero algo en dentro de mí me hacía recordar el día anterior y el mensaje, CONFÍA EN MÍ.
-sí señor, comprendo-
-muy bien, por eso hemos decidido transferirla a otra sucursal, una donde no se comprometa la imagen de la empresa, aunque le repito su trabajo es excelente, por el momento no podemos proyectar una imagen cómo la suya, así que debo pedirle que desocupe su escritorio y esperé a que se le indique su nueva ubicación-
-está bien señor-
Aunque quería confiar una lágrima rodó por mis mejillas, traté de controlarme lo mejor que pude, pero al no conseguirlo me levanté y salí casi corriendo del lugar, pero no sin antes escuchar a Mateo decir al resto de los directivos que se encargaría personalmente del asunto, no lo entendía, era un imbécil, me estaba enviando a no sé donde, solamente por querer ser a tiempo completo la mujer que según él lo enloquecía, corrí al baño y temiendo alguna otra reprimenda entré al baño, vi que no hubiera nadie y cerré con seguro y comencé a llorar sin control, estaba devastada, Mateo me había traicionado, pero cuando estuve a punto de decir algunas maldiciones en su contra, un nuevo mensaje me llegó TE AMO, GRACIAS POR CONFIAR EN MÍ, ahora sí que no entendía nada, me seque las lágrimas y fui donde mis amigas, les conté lo que pasó, se indignaron también, una lluvia de consejos sobre demandas legales me aturdieron, quisieron hablar con Mateo pero yo las disuadí, finalmente me acompañaron a casa y estuvieron conmigo casi toda la tarde.
Aún estaba en compañía de mis amigas cuando nuevamente mi móvil volvió a timbrar, era Mateo, decidí no contestarle la primera vez, luego volvió llamarme, una vez más le ignoré, pero no dejaba de insistir.
(continuará)