Cambio rotundo
Yamira era una de las cuatro sumisas de la facultad de ciencias políticas, pero luego de su primer examen reprobado, algo ocurrió que cambiaria su vida para siempre.
Cambio rotundo
Yamira era una chica normal, que tenia muy poco que ver con todas las mujeres voluptuosas, atrevidas y con amplias experiencias sexuales que se describen en estos relatos. Yamira, contrario a esto, era una muchacha no fea, pero tampoco era de las que por cuestión natural sobresalían de un grupo. Nada de eso, Yamira era una mas: Piel morena, pelo castaño y a la altura del hombro, ojos marrones oscuros y labios gruesos, quizás el aspecto más sensual que contenía su simple anatomía. No era una mujer gorda, pero sí podía contar con una importante pancita que acompañada con uno de esos sensuales top que usan las modelos, no quedaba muy estético que se diga, además tenía pechos pequeños y un trasero no demasiado voluminoso, pero si bien parado, (sin lugar a dudas otro aspecto a destacar de su nada extravagante cuerpo)
Un día Yamira, conversando con su pequeño circulo de amistades, que no iba mas allá de tres amigas con características muy similares a las de ella, les confeso que nunca había practicado el sexo oral y que sentía una curiosidad que en los últimos tiempos había crecido notablemente. Mirían exclamó horrorizada y pregunto a su amiga como podía sentir curiosidad de semejante aberración. A su vez las gemelas Aluminé y Giovvanna permanecieron calladas, mas allá de que eran las mas conservadoras del grupo y que seguramente estaban pensando igual que Mirían.
Yamira sintió vergüenza de su confesión e inmediatamente invitó a las chicas a continuar estudiando los módulos de ciencias políticas ya que se acercaba un importante parcial y el profesor Osorio Barreiro se notaba odiosamente inflexible ante la solicitud del alumnado de extenderlo una semana más. Así que sin mas "Las sumisas" (Tal como se las conocía dentro de la universidad) volvieron a sus aburridos apuntes y dejaron de lado la confesión que hacia solo instantes había disparado Yamira y que seguramente las llevaría a puerto mucho mas divertido que los detestables apuntes que con vos clara estaba leyendo Giovvanna y que seguramente deberían leer durante los próximos 7 días, sin embargo a estas jovencitas de 22 años, super conservadoras y tradicionalistas no les pareció adecuado, ya que eran temas que envenenaban el cuerpo y el alma. Y más allá que hacia mucho tiempo que todas habían perdido su castidad, no se por que tenían tantos tabúes, no solo a la hora de hablar de sexo, sino también de hacerlo, ya que en una oportunidad se habían confesado que todas sin excepción lo hacían únicamente en la posición del misionero (El arriba y ella abajo) así que imaginen... de una mamadita, ni hablar!
Yamira continuo con esa idea en la cabeza, aunque por mucho tiempo estuvo sin contárselo a nadie... La semana del parcial pasó y cuatro días mas tarde, en la cartelera de la facultad aparecieron los resultados. Para sorpresa de muchos, quizás de todos, Yamira había dado mal y el severo de Barreiro la había avergonzado ante todos con un estruendoso y horrendo dos... (Olvidaba contarles que Yamira nunca en sus tres años dentro de la universidad había sido reprobada en un examen) Los ojos de Yamira se llenaron de lágrimas, su garganta de pronto se encogió tanto que no daba paso ni a una gota de saliva, sus piernas se aflojaron y pensó que se desmoronaría ante la vista de todos (encarnando ya, el segundo papelón de la jornada)
Quedando atónita por la nota obtenida, tomo algunos de los apuntes que sin querer había dejado caer y se dirigió hacía la puerta de la facultad, no podía estar allí un segundo mas, sentía que todas las miradas se dirigían hacia ella en un gesto de desaprobación e indignación. (obviamente producto de su imaginación) Ya estaba llegando a la puerta cuando se encontró con él. Con eso hombre de mirada fría y cabello negro engominado hacía atrás. Allí estaba el señor Osorio Barreiro, un tipo de unos 40 años que algo le debió haber pasado en la vida para estar siempre con el entrecejo fruncido. Algunas veces, con las chicas, especulábamos al respecto, pero siempre terminábamos hablando de alguna otra trivialidad. A decir verdad, el profesor de ciencias políticas, era un hombre atractivo, de no ser por esa cara de pocos amigos que desgraciadamente siempre portaba y por ese peinado a la gomina... símbolo de u inquebrantable estrictez. Bueno, como les contaba, ahí estaba Barreiro, con la misma expresión de siempre en el rostro, aunque se que particularmente a Yamira, le pareció que su entrecejo contenía tres arrugas más. Miró despectivamente a Yamira y sin más dijo: "Señorita Nicosia, haga el favor de acompañarme a rectoría" Olvidaba decir que además de profesor de Ciencias Políticas, Barreiro era también el temible rector de la facultad, aunque vaya a saber uno por que había obtenido mas popularidad como "el de Política", tanto que a veces a uno se le olvidaba que también era el rector de la Facultad.
Yamira entró al despacho del señor Barreiro y con vos muy tímida, en realidad toda la personalidad de Yamira era tímida, le pregunto a "el de Política" cual era el motivo de que la haya citado en su despacho sin preámbulo alguno. Osorio miró a Yamira de arriba abajo, sin embargo algo había cambiado en la expresión de su rostro. Ya no era esa expresión de severidad y rigidez, sino que miraba a Yamira con ojos diría que libidinosos. Por primero vez en toda su vida, la sumisa Yami vio al profesor Osorio sin esas odiosas arrugas que se dibujaban constantemente en la parte central de su frente, y cuando este se desaflojó la corbata y se desacomodó el engominado, irrumpió un hombre que parecía increíble que pudiese existir bajo la figura del temido Osorio. Inmediatamente, Yamira pudo descubrir que su profesor de ciencias políticas estaba mas cerca de los treinta que de los cuarenta y que era mucho mas atractivo y sensual que lo que ella en algún momento pudo haberse imaginado.
Manteniendo esa mirada libidinosa, que hora parecía haber contagiado también a los ojos de Yamira, Osorio de acerco a la alumna Nicosia y habló irónico : "Alumna, que sorpresa me he llevado con usted" al mismo tiempo que la miraba desde el pelo hasta la punta de los zapatos, recorriendo con sus ojos negros cada centímetro del cuerpo de Yamira, deteniéndose en aquellos labios carnosos e indiscutiblemente hermosos, perdiéndose por el escote de la blusa de Yami y fijando sus ojos en esos dos pequeños pechos, que por alguno razón llamaban notablemente la atención del profesor. A todo esto, la recatada Yamira (que para ese entonces creemos que ya había perdido la cordura, inmersa en el deseo incontrolable por aquella criatura recientemente descubierta) contesto a Osorio pasándose la lengua por los labios y rozando una mano por uno de sus apenas elevados pechos: "La sorpresa a sido mía querido profesor"
A todo esto, Osorio ya había olvidado la oferta que le iba a hacer a Yamira que consistía tan solo en masturbarlo por el lapso de unos minutos a cambio de él reconocer que había cometido un error al corregir los exámenes. Paralelo a esto, Yamira también había olvidado el maldito dos que Barreiro había estampado en las planillas de calificaciones sin reparación alguna. Todo había pasado a una dimensión mucho más allá del plano del chantaje, ahora existía entre alumna y profesor un deseo prohibido, pero también, un deseo lamentablemente incontrolable.
Osorio tomo a Yamira del culito, notándolo duro y parado; la apretó contra su verga completamente erecta bajo su pantalón y la beso en el cuello de una manera tan salvaje y pasional, que en otra oportunidad ella hubiese rechazado al candidato. En un instante, el profesor, arrancó la blusa de Yamira dejándola en un simple sostén de algodón blanco que también fue, en el lapso de un segundo, desprendido del cuerpo de la joven universitaria que para ese entonces gozaba indescriptiblemente. Sin dejar de besar aquellas pequeñas protuberancias que emergían del torso de Yamira, Barreiro comenzó a desprenderse la camisa, a la vez que ella le desabrochaba el pantalón, quedando en instantes casi desnudo, cubriendo su virilidad la débil tela de un slip negro. Al verlo Yamira, se excitó aún más, pues nunca había tenido sexo con la luz prendida, ya que sentía vergüenza no solo de la situación sino también de su cuerpo. Osorio la despojo inmediatamente de su pulcro pantalón descubriendo debajo un bombacha que cubría casi la totalidad del culito de Yamira, seguido a esto y sin dudarlo, le retiro endemoniadamente su bombacha que ya estaba terriblemente mojada y se deleito con el manjar que irrumpía delante de sus ojos. Una enorme selva negra inundada en flujos femeninos! Que deleite, que hermoso cuadro.
El pene del profesor, que se encontraba cruelmente encerrado entre esos apretaditos slip aumentó aún mas de tamaño casi como si se tratara de un joven adolescente con ansias de debutar. Sin embargo el profesor parecía tener resistencia porque no atinó a penetrar a Yamira, sino a relamerse con aquellos deliciosos jugos que continuaban emergiendo de la profunda cueva. En el instante justo en que Osorio introdujo la lengua en la concha de Yamira esta pareció venirse en un instante, sin embargo pudo sostenerse sin acabar por algunos minutos hasta que sin lugar a dudas no aguanto mas y llenó la boca del profe con sus sustancias calientes.
Yamira estaba completamente fuera de si, y sin pensarlo se bajo de un salto del escritorio de Barreiro, bajo suavemente los slip del mismo y comenzó a lamer lentamente, y con la inexperiencia de las novatas, el pene duro y de cabeza roja del excitado profesor. Poco a poco se fue animando a mas, seguramente impulsada por la excitación, y empezó a chupar con mas vigor el miembro que poseía en sus manos, un paquete verdaderamente enorme y repleto de leche, que pronto estaría depositada en la boca de Yamira.
No se realmente por cuanto tiempo continuo mamado la verga, ya no tan dura, del profesor Osorio, pero si puedo decirles que Barreiro tubo dos venidas dentro de la boca de Yamira impresionantes y que esta las disfrutaba como nunca había disfrutado ninguna experiencia sexual.
Demás esta decir, que luego de esta vivencia en la oficina del rector, nada quedo de aquella Yamira sumisa y recatada, al cabo de un tiempo, perdió a su eterno grupo de amigas, que por supuesto, jamás supieron lo ocurrido aquella tarde entre Barreiro y Yamira, mas allá que fue este el punto de partido para que Yamira pudiese disfrutar del sexo sin ninguna clase de tabúes. Por esa razón dos por tres, Yamira entra a escondidas en la oficina del rector para agradecérselo!